Con el TPP, Chile entregará su soberanía a las multinacionales
Publicado el 8/04/15 •
ANDREA PEÑA / El Ciudadano – El
TPP, que se negocia en estos días en absoluto secreto, es la última
versión de los tratados de libre comercio y obliga a los estados
firmantes a cambiar sus leyes para resguardar las inversiones
extranjeras. Acceso a recursos naturales, propiedad intelectual,
internet y áreas financieras, entre otras, se verán afectadas para
beneficio de las grandes corporaciones. Activistas llaman a exigir
transparencia en las negociaciones.
Chile había pasado un tiempo sin acuerdos de libre comercio tras el
déficit financiero que sufrió en 2008 Estados Unidos. Sin embargo, a
partir del 2010 parece haber superado el recelo y abrirse incluso a
tratados que transa a espaldas de la ciudadanía.
El Acuerdo Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés), es un
contrato económico entre doce países que tiene 29 capítulos, liderado
por Estados Unidos y que, según ese gobierno, “busca proporcionar un
nuevo y significativo acceso a mercados para los productos y servicios
estadounidenses”.
El TPP es uno de los tratados más oscuros y secretos que está
suscribiendo nuestro país en los últimos años y del que hemos sido
advertidos mediante organizaciones sin fines de lucro y hackers a nivel
mundial. Todo lo que sabemos de él, es lo que se ha filtrado a través de
WikiLeaks y que ha podido difundirse a través de medios independientes.
Este tratado multilateral es considerado peligroso porque se negocia
en secreto y otorga un poder nunca antes visto a las grandes
corporaciones. En los tratados de libre comercio, los únicos que siempre
salen beneficiados, son las grandes economías y sus corporaciones, más
allá de lo que anuncien las distintas páginas gubernamentales de los
países involucrados.
El TPP ha sido suscrito por doce países que incluye a Japón,
Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Canadá, y
en América, además de Estados Unidos, lo han hecho México, Perú y Chile.
Sara Larraín, directora de la ONG Chile Sustentable, declaró que
“este es un tratado tremendamente peligroso ya que a diferencia de los
tratados anteriores, en que al menos los personajes de gobierno podían
dar a conocer las minutas de negociación, este es un tratado casi
absolutamente secreto y, por lo tanto, ni los sectores ni menos la
ciudadanía saben lo que se está negociando. Los capítulos no se están
dando a conocer antes de la negociación y todo lo que conocemos de las
negociaciones del TPP es porque ha habido filtraciones de algunas
organizaciones que se han conseguido a través de algunas personas los
borradores de negociación y los han filtrado vía WikiLeaks. Eso es lo
único que conocemos del TPP. Este tratado es el símbolo de una
negociación a espaldas de la ciudadanía y de las naciones. Nosotros
creemos que algo que no es transparente, algo esconde y, por lo tanto,
implica una negociación absolutamente autoritaria que obviamente va en
beneficio de los negocios y de los inversionistas y no de los ciudadanos
“. Para Larraín “es absolutamente inaceptable que Chile se haya
prestado para una negociación de este tipo”
Chile es el país de la región más integrado a la economía de EE.UU.
La directora de Chile Sustentable agrega que es fundamental que la
ciudadanía tenga en cuenta que el TPP es una iniciativa principalmente
impulsada por el gobierno de Estados Unidos con el objeto de abrir su
comercio hacia la zona asiática del Pacífico y para ello está utilizando
a Chile, Perú y México con los cuales ya tiene acuerdos anteriores: con
México tiene el NAFTA de la década de los 90 y con Chile tiene un
acuerdo bilateral bajo el mismo modelo de acuerdo de Libre Comercio de
Norteamérica que se extendió a Canadá y México y a través del cual están
todos vinculados a la economía norteamericana. Chile dentro de la
región es el país que está más integrado a la economía de Norteamérica.
Hacia una liberalización total del comercio de servicios
Asimismo, aclara. “Estados Unidos con este acuerdo está incluyendo
doce países particularmente de la zona del Asia-Pacífico y en América
latina México Perú y Chile y el objetivo de fondo es extender una
liberalización total del comercio en las inversiones de los servicios,
que no solamente están vinculados al agua y la electricidad, sino
también los financieros y legales profesionales, además que a través del
TPP se está tratando de incorporar las capacidades y servicios de
recursos naturales y de propiedad intelectual de los países que lo están
suscribiendo para que sean funcionales a la economía norteamericana”.
Para la directora del programa Chile Sustentable “es absolutamente
inaceptable que el gobierno de Chile se haya prestado para una
negociación de este tipo además sin dar ninguna cuenta a los países de
la región y por lo tanto generando un bloque que obviamente va ser
absolutamente pernicioso para la economía nacional. Es decir esto es muy
bueno para Estados Unidos y pésimo para nosotros, Perú y México”.
Lo más incómodo de este acuerdo, para la activista, es que es una
estrategia en la cual Estados Unidos quiere ingresar por una vía
“multilateral” a Asia porque obviamente, ese continente tiene una
tremenda desconfianza con Estados Unidos y no quiere abrir la puerta a
su política interna.
Por tanto, agrega que “el TPP tiene dos problemas muy graves: el
primero, es que finalmente va obligando a cambiar la legislación
nacional, vinculada al acceso de recursos naturales, propiedad
intelectual y todo lo que tiene que ver con derechos del inversionista
que son los capítulos más brutales, ya que implican, incluso, que el
inversionista no sólo entra como si fuera inversionista nacional, sino
que tras cualquier desacuerdo con la política de Chile, puede recurrir
al tribunal internacional y, por lo tanto, hay una pérdida absoluta de
soberanía en relación a las reglas que se han establecido en nuestro
marco legal y constitucional.
Un nuevo colonialismo
El segundo, creemos que es tremendamente serio y tiene que ver con el
ámbito de servicios ya que fomenta una apertura total del Estado, el
cual deja de ser autónomo contra ofertas internacionales. En el caso de
la salud, los medicamentos y los distintos servicios tendrán que estar
abiertos a las empresas trasnacionales y obviamente, eso significa un
golpe brutal, no sólo para la industria de los recursos naturales o
agricultura, sino que también para la salud, la educación, la medicina y
los medicamentos. Eso significa colonialismo, no solamente en el ámbito
de los recursos territoriales sino que también en el marco de tener que
cambiar la legislación vigente para que sea funcional a la
competitividad de Estados Unidos”, sentencia.
Así las cosas, en relación a los inversionistas privados, el TPP
expresa que estos tienen derecho a exigir un marco regulatorio que se
ajuste a sus expectativas, además de otorgarle a las empresas
extranjeras la misma categoría que un gobierno nacional en cuanto a la
expedición de leyes y la conformación de tribunales para la solución de
controversias. Aun así, esto no es lo más preocupante de este acuerdo.
El TPP se vuelve espeluznante en su capítulo sobre propiedad
intelectual: los informes filtrados revelan la intención de
“proporcionar protección más extensa” en patentes, al tiempo que se
refuerzan las medidas que restringen el acceso a medicinas, internet, y
diseños industriales. Se otorgan derechos de autor hasta por 70 años y
se toman decisiones en contra de la posibilidad de asimilar y transferir
tecnología para el desarrollo industrial en los países subdesarrollados
y en contra de la libertad de expresión, con consecuencias civiles y
penales.
María Isabel Manzur, parte del directorio de Chile Sustentable,
especialista en temas de biodiversidad y propiedad intelectual, destaca
que a través de este acuerdo “nos quieren imponer patentes sobre plantas
y animales, lo cual es inaceptable y un atentado a nuestra agricultura.
Al mismo tiempo, nos exigen implementar UPOV 91, que otorga sistemas de
patentes muy estrictos para proteger las variedades nuevas de las
compañías semilleras, y todo eso atenta contra los derechos de los
agricultores quienes se verán limitados a la hora de usar, intercambiar y
comercializar libremente las semillas como lo han hecho siempre. Por
otro lado, Chile no ha resguardado su patrimonio de semillas
tradicionales para darle alternativa a los agricultores a usar semillas
no patentadas, por lo que los obligas a comprar semillas patentadas a
mayor precio y con prohibición de usarlas en la temporada siguiente;
deben comprar semillas año a año.”
María Isabel destaca que “al aumentar el comercio con once países, es
obvio que el medio ambiente y los recursos naturales van a estar más
exigidos, por lo que es completamente insuficiente exigir que cada país
cumpla sus propias normas ambientales; se requiere mucho más resguardo.
Además con las normas existentes ya tenemos situaciones ambientales muy
difíciles, como las contaminaciones, la sobreexplotación y el colapso
pesquero, especies y ecosistemas amenazados, la escasez de agua, etc.
Nos faltan normas ambientales para proteger nuestros recursos naturales y
el proyecto de ley de biodiversidad, o de glaciares, por ejemplo, no
avanzan”.
El TPP está imponiendo sistematizar lo que Estados Unidos ya ha hecho
con los tratados bilaterales que han firmado los países involucrados en
este acuerdo, pero además, trata de cerciorarse de que las leyes
nacionales estén en comunión con el tratado internacional. Eso significa
que Estados Unidos estaría, sin hacerlo directamente, redactando
nuestras propias leyes para ajustar la interpretación de la ley a lo que
el acuerdo necesita.
Para Manzur esto permitiría que “Estados Unidos pase a llevar nuestro
Congreso Nacional y nuestra democracia”. Agrega que “ el TPP está
imponiendo un tribunal internacional ISO. Eso significa que, por
ejemplo, si una trasnacional quiere vendernos algún alimento tóxico y
nosotros tenemos una ley que prohíbe ese alimento transgénico, la
trasnacional puede llevar al país a un tribunal internacional con jueces
fuera del país y multarlo, es decir, esto daría una posible entrada a
Monsanto” y aclara que “ esto sería un atentado a nuestra democracia ya
que tiene que ver con la alimentación y la calidad de alimentos. Este
tratado está interpretando un estándar para poder vender alimentos de
cualquier calidad. ISO significa que también corremos el riesgo de ser
obligados a importar alimentos tóxicos o de baja calidad” . El TPP no
promueve los alimentos orgánicos porque serían un estorbo al comercio.
¿Beneficios para Chile con el TPP?
Para Manzur y Larraín, pensar en qué beneficia a Chile este tratado
es una gran pregunta que no encuentra respuestas específicas y claras.
No hay nada que salte a la vista en los archivos desclasificados que
muestre un beneficio que ya no tenga con los tratados firmados con
anterioridad. De hecho, es tal la peligrosidad que ven en este acuerdo
que han dirigido la pregunta a los parlamentarios quienes convocaron a
Heraldo Muñoz para que diera las explicaciones al respecto y cuya
respuesta fue: ”Tengo confianza en los negociadores y sabemos bien lo
que están haciendo y cuáles son los beneficios para Chile con este
tratado”
Chile tiene acuerdos de libre comercio con cada uno de los once
países que son miembros de este esta negociación. Para las activistas,
este acuerdo no va a tener beneficio para Chile, sino que por el
contrario, solamente va a significar más obligaciones por sobre la
obligación que ya sostiene con los tratados que ha firmado con los otros
países suscritos al TPP. María Isabel destaca. “Dudamos mucho que
exista un beneficio directo para el país; al contrario pensamos que este
tratado, que no está transparentado y que no conocemos sus textos, sólo
implica abrir nuestro sistema de leyes y nuestra economía aún más, para
recibir todos los productos tóxicos que nos quieran vender”
Desde la organización declaran: “Nos preocupa que Chile pudiera estar
efectuando concesiones adicionales a aquellas ya efectuadas en los
tratados bilaterales ya firmados y pudiera estar aceptando imposiciones
abusivas que perjudiquen a los ciudadanos”