El enemigo está en casa: Felipe Calderón
En el PAN “hay liderazgos cómodos con y gracias a la derrota”,
afirma el Presidente, hablando del proceso de renovación del partido
Pascal Beltrán del Río / Enviado
Felipe
Calderón fue entrevistado por Pascal Beltrán del Río, director
editorial de Excélsior, a bordo del avión presidencial. Foto Especial
CÁDIZ, ESPAÑA, 18 de noviembre.— El
PAN necesita un “cambio revolucionario” en sus estructuras, si es que
quiere regresar a gobernar a México en 2018, afirmó el presidente Felipe
Calderón a menos de 15 días de que termine su mandato.
En una entrevista a bordo del avión presidencial, donde reconoció el
derecho del presidente electo Enrique Peña Nieto a realizar cambios en
la administración pública federal, Calderón advirtió que existen
liderazgos en el propio PAN que frenan la transformación que el partido
necesita.
“Ese cambio no conviene a muchos de los intereses que se fueron
generando dentro del Partido Acción Nacional. Es decir, hay liderazgos,
diligencias que están muy cómodas en el statu quo, no sólo dentro de la derrota, sino incluso gracias a la derrota misma”, señaló.
Dijo que en 12 años el PAN fue incapaz de renovar sus cuadros y
liderazgos, y se alejó de la sociedad, “lo que explica en buena parte la
decisión electoral de los ciudadanos”.
Durante la conversación en la que abordó diversos temas, adelantó que
después de entregar el cargo tomará unos días de descanso para resolver
su futuro; tiene pensado fundar una asociación vinculada al desarrollo
humano sustentable.
“Estaré en el acto de protesta del nuevo Presidente, y después iré con mi familia, con algunos amigos, quizá.”
“Hay panistas que están cómodos con la derrota”
El Partido Acción Nacional tendrá la oportunidad de regresar a la
Presidencia de la República siempre y cuando realice un “cambio
revolucionario en sus estructuras”, afirma Felipe Calderón.
Sin embargo, el Presidente de la República no se muestra muy confiado
en que la cúpula del PAN esté dispuesta a tal transformación, pues en
ella hay “intereses creados” a los que conviene el statu quo.
Hay liderazgos panistas que no sólo están cómodos con la derrota sino
que le deben a ella su permanencia, dice el mandatario, en entrevista
con Excélsior. “Quizá no les convendría un cambio como
el que el PAN necesita para sacudirse y estar en condiciones aptas para
ganar la Presidencia de la República en 2018”, señala.
A menos de dos semanas de dejar el cargo, Calderón comenta que su
sucesor tiene “el derecho de plantear las estrategias que considere más
pertinentes”. No le molesta que el Presidente electo, Enrique Peña
Nieto, hable de modificar las prioridades en el combate al crimen
organizado ni que haya propuesto desaparecer la Secretaría de Seguridad
Pública para que sus funciones sean asumidas por Gobernación.
“La clave es que se entienda bien la importancia de contar con una
fuerza pública de carácter civil a nivel federal, que era prácticamente
inexistente antes de este gobierno”, afirma.
Respecto de los temores sobre el retorno de una secretaría poderosa
en Bucareli, apunta: “Yo hago votos por que cualquiera que sea el cambio
en esa estructura se haga en el sentido de fortalecer una institución
pública y civil de seguridad que le hace muchísima falta a México... Y,
por supuesto, que ese cambio no implique la utilización de la
inteligencia policiaca para propósitos políticos”.
Calderón asume con tranquilidad el nivel de popularidad que encontró recientemente una encuesta de Excélsior sobre su persona: 49%, la más baja para un Presidente al término de su gestión, desde que se levanta dicho dato.
“Para como han estado las cosas
—dice—, francamente pienso que es
un nivel bastante razonable de aceptación... De hecho, es de los
niveles más altos de aceptación (en América Latina)”, sostiene. La
comparación con sus antecesores en ese terreno es injusta, infiere,
“pues soy el primer Presidente de la República, desde que existe la
televisión, que tuvo prohibido aparecer en propaganda publicitaria del
propio gobierno”.
Le pregunto su impresión sobre quienes lo juzgan por el número de muertos por la violencia en los últimos seis años.
“Pues independientemente de la cifra, el hecho mismo de que haya
gente que pierde la vida por la violencia desatada por los criminales me
deja, por supuesto, una sensación de dolor y tristeza... También me
queda clara la gran incomprensión respecto del fenómeno que ocurrió en
México en la última década: una espiral de violencia que nos fue común a
todos los países, prácticamente sin excepción, desde los Andes hasta
Estados Unidos, una violencia asociada con el crecimiento del crimen
organizado y el narcotráfico”.
El siguiente es el texto de la entrevista.
—Ahora que está por cumplirse el plazo constitucional de su
Presidencia, usted debe saber muchas cosas que no sabía antes de asumir
el cargo. De acuerdo con lo aprendido, ¿qué puede hacer un Presidente y
qué no puede hacer?
—Bueno, todavía en México el Presidente de la República tiene un
poder importante, tiene un cúmulo de facultades verdaderamente notables
respecto de otros regímenes constitucionales.
“De las cosas que puede hacer un Presidente, pienso que la facultad
más notable con la que aún cuenta es la de nombrar y remover a sus
colaboradores, y me parece que es una facultad que debe ejercerse a
cabalidad; yo lo ejemplifico con un juego de futbol, por ejemplo…”
—Hacer los cambios...
—Si un entrenador tiene la posibilidad, prácticamente sin límite, de
hacer cambios, probablemente podrá desarrollar mucho mejor toda la
potencialidad que tenga un equipo, en el caso concreto del futbol. Eso
es una cosa que sí puede hacer el Presidente.
“La otra que sí puede hacer es disponer de la fuerza pública, que,
finalmente, es un determinante del Estado mismo, de la capacidad de
establecer el imperio de la ley a partir del monopolio de la coacción,
pues sigue siendo una de las causas que explican la existencia misma del
Estado y que da una idea de la magnitud de la potencialidad del
Presidente de la República, en este caso del jefe del Estado mismo y del
sentido mismo de la integridad del Estado.
“¿Qué no puede hacer el Presidente? El Presidente no puede, primero,
tener un comportamiento despótico. Afortunadamente hay una sociedad
extremadamente informada, un Estado de derecho que establece un código
de garantías, particularmente valiosas e importantes en el caso
mexicano, pienso yo que superiores y mucho más amplias que otros países.
“Un Presidente tampoco puede hacer lo que le corresponde a otros
niveles de gobierno, señaladamente a gobernadores y alcaldes, ni en
materia de educación ni en materia de salud ni en materia de seguridad
pública, por ejemplo, y estas limitantes son rara vez entendidas por la
población que sigue considerando, a pesar del avance político que ha
habido en el país, que todos los males y todos los bienes provienen del
Presidente y que éste tiene facultades ilimitadas para realizar unos y
otros.
“En otras palabras, esta pregunta de ¿qué cosas no puede hacer un
Presidente? es una pregunta todavía imposible o inexistente para
millones y millones de mexicanos que creen que el Presidente puede hacer
absolutamente todo y eso pues, definitivamente, no es cierto.”
—Por la gobernabilidad del país, ¿convendría que algunas de
esas limitaciones dejaran de serlo o estamos bien así? En términos del
federalismo, en términos de lo que usted ha comentado...
—Yo estimo que en ciertas circunstancias debiera haber la posibilidad
de que el Poder Ejecutivo federal asumiera directamente no sólo las
responsabilidades del cargo y los costos del mismo, sino también las
posibilidades de ejercerlo a cabalidad.
“Yo pienso en materia de seguridad pública, un tema muy, muy
relevante de esta administración. Lo comparo, por ejemplo, con el caso
que típicamente se compara a México: Colombia. A final de cuentas, el
general (Óscar) Naranjo, director de la Policía Nacional de Colombia,
podía remover libre y fulminantemente a cualquier funcionario de la
Policía Nacional de Colombia, en cualquier punto del territorio
colombiano, con su sola indicación. En mi caso, por ejemplo, siendo
Presidente de la República, yo no podía y no pude, remover a un agente
de tránsito de ninguno de los más de 2 mil 500 municipios, aunque
supiera o se supiera que tenía vínculos con el crimen organizado, por
ejemplo. Siempre tendría que ser una facultad del gobernador, del
alcalde, pero no del Presidente de la República.
“En determinados casos en que se exige toda la responsabilidad al
Presidente, también debiera poder ejercer, de manera mucho más amplia,
sus atribuciones. Y en otros casos pienso que el poder presidencial,
también, debiera acotarse o por lo menos establecerse una regulación que
fuera más compatible con el régimen federal democrático y republicano
que tenemos los mexicanos.”
—¿Cuál es para usted el legado más importante de estos 12 años del PAN en la Presidencia, y qué es lo que queda a deber?
—El legado más importante, probablemente, es en materia social y
tiene que ver con el derecho a la salud, que es algo no trivial. El
derecho a la salud, finalmente, es un derecho fundamental y de los más
importantes en materia de dignidad humana.
“Si el principio toral del humanismo político de Acción Nacional es
el respeto a la dignidad humana, probablemente el haberla garantizado o
respetado a través del acceso universal al derecho a la salud es
probablemente uno de los legados más importantes en materia social.
“El otro es haber avanzado en la transformación del país con respeto a
las libertades y los derechos políticos y democráticos de México. En
otras palabras, es jamás haber restringido las garantías individuales o
la democracia. Ha sido, por el contrario, haber ensanchado siempre de
manera constante los derechos políticos, las libertades de los mexicanos
que creo que es algo inherente y característico de lo que el PAN
siempre hubiese querido hacer o hubiese exigido como cualquier gobierno.
“¿Qué faltó a los gobiernos de Acción Nacional en estos 12 años? Me
parece que una mucho mayor vinculación social y política con la sociedad
misma. Claro que una mayor vinculación social y política sólo puede
realizarse a través del partido político mismo. Dicho en otras palabras,
creo que la pregunta de qué faltó en estos 12 años de gobierno de
Acción Nacional tiene mucho que ver con respuestas que sólo quizá el PAN
mismo per se pudiera contestar.”
—El PAN, lo han dicho muchos, es un partido que sigue siendo de oposición y no ha sido suficientemente un partido de gobierno.
—Por varias cosas. Yo siempre he sostenido que el carácter de partido
de oposición o partido en el gobierno obedece a las circunstancias de
Acción Nacional, no a su sustancia o a su esencia.
“Digamos, la esencia o la sustancia del PAN la define su propia
identidad ideológica y el código de principios y valores que lo sostiene
y que le da razón de ser, ésas son sus circunstancias esenciales; sin
embargo, sus circunstancias existenciales tienen que ver con el momento
político que vive o en la circunstancia política que vive en un momento
determinado.
“Esa circunstancia política puede ser de oposición, como la que ha
vivido desde 1939 al año 2000, o la que vivirá a partir de 2012 hacia
adelante, yo espero que por breve tiempo, y la circunstancia de gobierno
que vivió de 2000 a 2012.
“Esta distinción entre esencia o circunstancia, o entre sustancia y
existencia, no pudo nunca ser bien manejada por Acción Nacional. Para
muchos quizá el ser de oposición era elemento esencial y creo eso fue
una equivocación.
“Otro punto es, habría que revisarlo a través de la evolución misma
del PAN en 12 años, qué ha cambiado de Acción Nacional en 12 años, en
qué es mejor ahora y en qué no, y creo que la gran paradoja es que
muchas de las respuestas que buscamos estarían ahí... Cómo se compara el
PAN de 2012 con el del año 2000, y decidir si ese PAN es mejor ahora
que el de hace 12 años explica en buena parte lo que pasó.”
—¿Para usted es mejor?
—Creo que pudo haber sido mejor después de 12 años. Lo veo en muchas
cosas que incluso pueden parecer triviales, por ejemplo la edad promedio
de sus miembros.
“Yo tenía una preocupación: que cuando fui presidente del PAN, lo fui
relativamente joven, a los 33 años, el PAN tenía una edad promedio muy
superior a la edad promedio del país. La edad del país era más o menos
de 20-21 años en promedio y el PAN tenía una edad promedio de 35 años, e
hicimos un esfuerzo entonces por renovarlo generacionalmente y de ahí
se explica el enorme esfuerzo que hicimos en su tiempo con la entrada de
muchos cuadros jóvenes.
“Sin embargo, ahora el PAN tiene una edad promedio que creo que ya
rebasa los 50 años, por ejemplo. Definitivamente en estos 12 años no
fuimos capaces de renovar ni los cuadros ni los liderazgos ni las
prácticas mismas del Partido Acción Nacional. Y eso también explica una
buena parte las decisiones electorales de los ciudadanos…
“Creo que en otra cosa que el PAN pudo haber funcionado mejor es… ¿el
PAN de ahora es más cercano o más distante a la ciudadanía y al
electorado mismo?
“Definitivamente creo que el PAN no desarrolló una capacidad de
acercamiento mucho más nítida con los electores mexicanos y los
ciudadanos y, por otra parte, sí exacerbó los mecanismos de
distanciamiento respecto de la sociedad y el electorado; es decir, fue
mucho más restrictivo en la incorporación a su membresía activa que iba
por parte de la ciudadanía, fue mucho más exclusivista en la designación
de candidatos, fue mucho más distante de la posibilidad de que
cualquier ciudadano viera al PAN como un instrumento de participación
ciudadana, es decir, más que ser el PAN un partido de ciudadanos como
siempre el PAN debiera ser, se convirtió en un partido de los panistas.”
—Este PAN, como está, como usted lo ve, con los cuadros que
posee, en las circunstancias políticas actuales del país, ¿tiene
posibilidades de ganar la Presidencia en seis años?
—Sí, el PAN tiene posibilidades de ganar la Presidencia dentro de
seis años, clara y rotundamente lo creo. Pero necesita un proceso de
transformación y de reafirmación muy profunda que debiera haberse dado
al día siguiente de la derrota electoral de 2012, y, como es claro y
evidente, no se ha dado.
—¿Por qué se retrasó el proceso de reforma?
—Yo alguna vez, en el Consejo Nacional, parafraseaba un brillante
ensayo de Efraín González Morfín que sacudió la vida política nacional y
al PAN mismo, por ahí de 1969 y 70. El documento, que en su origen,
tengo entendido, se llamaba Cambio revolucionario de estructuras,
Efraín ponía esta alternativa muy provocativa para las circunstancias
de la época. Él decía: ‘La disyuntiva entre reforma y revolución
—entendiendo como reforma cambios en la medida en que los intereses
creados sean capaces de soportar, y revolución que es cambio profundo y
sustancial de las estructuras de la sociedad—, claramente el PAN se
inclina por un cambio revolucionario a las estructuras’, una frase que
escandalizó a muchísimos dentro y fuera del PAN.
“Toda proporción guardada, eso no deja de pasar ahora. Entre reforma
—cambio en la medida que los intereses creados sean capaces de soportar—
y revolución —cambio profundo y sustancial de las estructuras
panistas—, claramente el PAN lo que necesita es un cambio profundo y
sustancial, cambio revolucionario a las estructuras.
“Sin embargo, ese cambio no conviene a muchos de los intereses
creados que se fueron generando dentro del Partido Acción Nacional. Es
decir, hay liderazgos, dirigencias que están muy cómodas en el statu quo, no sólo dentro de la derrota, sino incluso gracias a la derrota misma.
“Claramente el PAN sigue conservando más de una cuarta parte del
electorado, buena porción del poder a nivel estatal… y hay una serie de
intereses creados en las estructuras de poder interno y con capacidad
excesiva, que finalmente quizá no les convendría un cambio como el que
el PAN necesita para sacudirse y estar en condiciones aptas de ganar la
Presidencia de la República en 2018.”
—Presidente, acaba de darse a conocer una encuesta sobre el
nivel de popularidad suyo, y surgieron inmediatamente las comparaciones
con otros Presidentes. ¿Usted cómo se siente respecto de esta
calificación?
—Pues como han estado las cosas francamente pienso que es un nivel
bastante razonable de aceptación… De hecho, aun comparado con otros
niveles de aceptación en América Latina, es un nivel bastante bueno. De
hecho, es de los niveles más altos de aceptación en la región.
“Y en cuanto a México, también hay cosas que reflexionar: soy el
primer Presidente de la República, por lo menos en el México moderno, o
el primer Presidente de la República desde que existe la televisión que
tuvo vedado o prohibido aparecer en propaganda publicitaria del propio
gobierno. Tuvo vedado el uso de imagen y voz, o incluso el nombre en la
propaganda gubernamental.
“Dada esta circunstancia, la crisis económica que nos tocó vivir, la
virulencia y la violencia de los criminales que tanto han afectado al
país, y muchos otros factores, me parece que el grado de aceptación que
las diversas encuestas reflejan, incluso la de Excélsior, pues tienen un grado importante de benevolencia y comprensión respecto del gobierno.”
—Presidente, la cifra de los asesinados y los desaparecidos,
¿qué sensación le deja cuando está a 15 días de terminar la gestión de
gobierno?
—Pues independientemente de la cifra, el hecho mismo de que haya
gente que pierde la vida por la violencia, y yo sí enfatizo, por la
violencia desatada por los criminales en México, por supuesto, deja una
sensación y sentimiento de dolor y de tristeza.
“Pero por otra parte, me queda muy claro que quienes son responsables
de todas esas muertes son los delincuentes, y tienen que pagar por
ello.
“También me queda claro que hay una gran incomprensión respecto del
fenómeno que ocurrió en México en la última década en general, y el
sexenio, desde luego. Y que es el surgimiento de una espiral de
violencia que, por cierto, nos fue común a todos los países,
prácticamente sin excepción, desde los Andes hasta Estados Unidos, o de
los Andes hasta México, un fenómeno que acompañó a toda Centroamérica, a
todo el Caribe, y que está asociado, o más bien vinculado a la
violencia asociada con el crecimiento del crimen organizado y el
narcotráfico.
“En otras palabras, se trata de una violencia y de unos homicidios
que son responsabilidad de una delincuencia que se prohijó, se toleró y
se permitió, y que cuando brotó como una terrible supuración, cuando
ésta estalló, pues había sido verdaderamente mucho tiempo perdido para
hacerle frente.
“Para mí fue algo así como un volcán que acumula una gran energía y
de repente entra en erupción. Una infección en alguna parte del cuerpo
que un buen día se satura y estalla por todos lados. Yo se lo decía hace
poco al secretario de Gobernación, y creo que la metáfora tiene algo de
sentido: es como haber entrado a una casa y de repente ver cómo pasan
un par de cucarachas por el piso y cuando uno le sigue la pista y
encuentra su nido o su agujero, se da cuenta de que todo el tapiz, toda
la pared y el piso están plagados o infestados de cucarachas y de
termitas. Y lo que queda no es simplemente recubrir el tapiz, lo que
queda es prácticamente limpiar toda la casa. Eso fue lo que me tocó
hacer.
“Y una de las consecuencias de esta infestación del crimen en México,
de esta penetración brutal de organizaciones criminales a lo largo y
ancho de territorio nacional, en diversas estructuras de la sociedad y
del gobierno, es la causa eficiente y clara de la violencia, más que de
la clara acción del Estado mexicano.”
—Cuando escucha decir al Presidente electo que habrá un
cambio de enfoque en la lucha contra la delincuencia, ¿qué sensación le
deja?
—Que tiene el derecho de plantear las estrategias que considere más
pertinentes. Y también creo que entre todos los mexicanos, trae el
derecho de saber exactamente en qué consiste ese cambio. Creo que
cualquier Presidente tiene el derecho de plantear el sentido de la
estrategia que a su juicio es la que más convenga.
—Acaba de anunciar Enrique Peña Nieto una iniciativa para
regresar la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública a
Gobernación. Más allá de que cada Presidente tiene el derecho de
plantear las cosas que mejor crea convenientes, ¿qué piensa usted de la
desaparición o la fusión de la SSP, que fue una secretaría creada por el
PAN?
—Yo creo que el tema de la seguridad tiene una importancia
indiscutible. La clave es que se entienda bien la importancia de contar
con fuerza policiaca de carácter civil a nivel federal, que era
prácticamente inexistente antes de este gobierno.
“México necesita urgentemente una policía nacional sólida, una
Policía Federal que fue la que nosotros construimos, por lo menos. Y que
en la medida que se le dé más fuerza a esa policía, y más autonomía,
con los controles internos sociales debidos, se generará un bien público
mucho mayor.
“Yo hago votos por que cualquiera que sea el cambio que se haga en
esa estructura, se haga en el sentido de fortalecer una institución
pública y civil de seguridad que le hace muchísima falta a México. En
otras palabras, es increíble que en México no se haya contado con una
fuerza civil capaz de hacer cumplir la ley, distinta del Ejército mismo.
“La carencia de una policía nacional, de origen civil, bien
estructurada, explica la indispensable presencia de las Fuerzas Armadas
en labores de seguridad pública y respaldo a los estados y municipios.
Mientras no se abandone esa premisa se pueden hacer los cambios
administrativos que se quieran.
“También hago votos, por supuesto, para que ese cambio no implique la
utilización de la inteligencia policiaca para propósitos políticos. Una
inteligencia policiaca que costó un enorme trabajo construir, que por
cierto tampoco había.”
—Presidente, una de las acciones que se van a recordar de
este último tramo de su sexenio fue haber utilizado la iniciativa
preferente, producto de la reforma política. ¿Qué conclusión saca usted
del debate de la reforma laboral?
—Primero, sobre la forma: creo que la iniciativa preferente resucitó
un extraordinario instrumento constitucional para estimular la capacidad
decisoria de los órganos del Estado, que estaba de alguna manera
bloqueada.
“Dicho en otras palabras: que la iniciativa preferente haya permitido
la aprobación de dos reformas de gran envergadura como la reforma en
materia de la Ley de Transparencia y Gastos Gubernamentales y la reforma
a la Ley Federal del Trabajo, indica que creo que son de los avances
más grandes en el diseño orgánico de los poderes en México, del diseño
constitucional.
“Por otra parte, la reforma a la Ley Federal del Trabajo, la reforma
laboral, permite que México vaya avanzando en la imperiosa necesidad de
modernizar sus arquetipos, las estructuras jurídicas que mucho le hacen
falta.
“Me parece que es un gran avance la reforma laboral, y aunque se
pierde en todo este fenómeno de la transición política misma, me parece
que es uno de los avances más importantes en materia legislativa,
vinculado a lo económico, que se hayan tenido en mucho tiempo.”
—La alianza que se anunció entre el PAN y el PRD, aunque haya
sido para algo muy concreto y no sepamos a estas alturas si va a
perdurar, ¿le tomó a usted por sorpresa? ¿Qué impresión le dejó?
—Bueno, el PAN tuvo, ejerció o realizó unas alianzas muy audaces con
el PRD, sobre todo en el año 2010, que, en términos del objetivo
buscado, que era el cambio de gobierno, resultaron exitosas. Pero como
en toda alianza, siempre lleva implícito el riesgo de pérdida de cierto
grado de identidad política e ideológica. En otras palabras: mientras el
PAN sea capaz no sólo de mantener, sino de acrecentar su identidad
política con los electores y de establecer mecanismos diferenciadores
que le hagan saber a cada votante que el PAN es una opción distinta y
mejor que todas las demás, mientras sea capaz de preservar eso, creo que
puede diseñar las tácticas o las estrategias electorales que considere
pertinentes y éticamente válidas.
“Ahora bien, aquí hay dos preguntas que habrá que hacerse dentro del
panismo. Una es ¿las alianzas contribuyen a fortalecer esa identidad y
esa diferenciación? Probablemente no. Y dos: ¿el PAN es ahora una opción
nítida y claramente identificable para los ciudadanos, como opción
política y mejor de otros partidos políticos? Quizá no. Y de esa
respuesta depende en gran parte la explicación de los resultados
electorales.
“Yo hago votos para que el PAN pueda posicionarse en el futuro
inmediato como una opción política distinta y mejor. Distinta y
distinguible del PRD, del PRI, del Verde y de muchas otras opciones. Y
no sólo distinguible sino mejor; mejor por sus propuestas, mejor por sus
dirigentes, mejor por sus candidatos, mejor por su comportamiento
público y, desde luego, mejor por su gobierno. En la medida en que el
PAN no sea distinguible y notoriamente superior en términos de
alternativa política, le costará mucho más trabajo regresar a gobernar
al país.”
—Por último, Presidente, cuénteme cómo ve usted estos últimos
15 días de su gobierno, y, después, lo que sigue para usted, para su
familia.
—Bueno, los últimos 15 días los veo de mucha intensidad, hay una gran
cantidad de programas y de obras públicas que quedan por inaugurar, por
concluir, etcétera, y lo veo claramente desde hace prácticamente dos
semanas, desde fines de octubre concluimos el diseño de la agenda para
todo noviembre y es una de las agendas más intensas que pueda tener no
sólo un Presidente, sino cualquier servidor público y, dos, por otra
parte lo veo como un periodo de 15 días llenos de realizaciones y
satisfacciones personales, de cosas logradas, de ciclos concluidos, en
fin.
“También en lo personal y en lo familiar es un… todos estos meses,
después de la elección sobre todo, ha sido un periodo de preparación mía
y de mi familia para una nueva etapa de nuestra vida. Hemos trabajado
mucho por asumir estos días como una vuelta, un cambio de página,
positivo en el sentido de que siempre lo que viene implicará nuevos
retos, nuevos desafíos, y cosas siempre interesantes y dignas de
vivirse.
“En ese sentido estamos muy contentos con lo hecho, pero es muy
difícil decirse satisfecho en un país con tantas necesidades y problemas
como México. Siempre hay un elemento que viene de la filosofía que
compartimos y que es la llamada tranquilidad y satisfacción, más que de
las cosas realizadas en sí mismas, la tranquilidad de conciencia del
deber cumplido. Ésa la tenemos.
“¿Qué viene en el futuro? No lo sé todavía con certidumbre, pero
tengo varias opciones. Una claramente para mí, lo que viene en el futuro
en México es consolidar un proyecto personal, que es fundar y
desarrollar una asociación civil vinculada al desarrollo humano
sustentable, una fundación que tenga por objeto, primero, hacer un
recuento de los hechos, de las acciones, de las obras y las políticas
públicas del humanismo político, ya no sólo desde una perspectiva
teórica y abstracta, sino desde un recuento práctico y concreto en obras
de gobierno.
“Quiero dedicarme a sistematizar la obra y las políticas públicas que
realizamos, ponerlas en la perspectiva de principios filosóficos e
ideológicos mucho más trascendentes que la obra misma, que yo las
enmarco en el desarrollo humano sustentable. Y que la experiencia de
gobierno pueda sistematizarse de tal manera que sean útiles las buenas y
las malas experiencias. Entonces, una parte muy importante de mi propia
actividad personal la voy a dedicar a ello, a la fundación, a hacer la
fundación de desarrollo humano sustentable y convertir tal cosa en un
instrumento útil para la vida de México.
“Desde luego, también tengo la perspectiva muy importante para mí de
escribir la propia experiencia de gobierno, insisto, las políticas
públicas realizadas, su concreción en obras y programas públicos, la
experiencia misma de gobierno, mis propias memorias, aunque pienso que
eso lo podría hacer muchísimo después, pero está en mi propio plan.
“Está también pendiente el desarrollo mismo de la vida personal y
profesional, la vida política de Margarita (Zavala), que de alguna
manera quedó encapsulada, suspendida a lo largo de estos seis años, y
tengo algunas invitaciones académicas, algunas en México, otras fuera de
México, otras que tienen que ver con organismos internacionales que
tengo, por supuesto, que ponderar y valorar, pero así veo un poco mi
futuro, al menos inmediato, con una gran cantidad de tareas que
realizar, y vinculado básicamente al análisis y a la sistematización de
las experiencias vividas.
—¿Qué hará el 1 de diciembre?
—No lo sé. Primero, desde luego, voy a apoyar al próximo gobierno y
al Presidente electo con todas las tareas inherentes a la transición
misma, probablemente hacia la medianoche y en la transición, es decir,
entre el 30 de noviembre y el primero de diciembre haré una entrega
inmediata del mando de la fuerza pública, que creo que es una de las
lagunas constitucionales que fuimos despejando en mi propia transición
con el presidente Fox. Estaré en el acto solemne de protesta del nuevo
Presidente y posteriormente iré a estar con mi familia, con algunos
amigos quizá, en fin, no lo tengo bien claro, pero empezaré… tomaré unos
días de descanso y terminaré de resolver mi futuro inmediato.
2012-11-18 04:44:00