MOSCÚ (Sputnik) — Pekín reiteró su rotundo rechazo al empleo de la fuerza militar en Siria, en un abierto desmentido a las afirmaciones sobre su apoyo al ataque de Washington contra la base aérea del país árabe
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© Mikhail Voskresenskiy / Sputnik
Los restos de aviones destruidos en la base aérea de Shayrat en Siria
"China siempre se opuso y continúa oponiéndose al uso de la fuerza militar en las relaciones internacionales y aboga por el respeto a la soberanía e integridad territorial de otros Estados, pues consideramos que la solución política es la única vía de superar la crisis siria", dejó claro la portavoz de la Cancillería china, Hua Chunying. El viernes, el secretario de Estado, Rex Tillerson, aseguró que el presidente chino, Xi Jinping, al enterarse del ataque de EEUU dijo que "entiende la necesidad de esa respuesta cuando matan a niños".
China en contra
En su elocución de este lunes, Hua instó a que "una agencia competente de la ONU lleve a cabo una investigación exhaustiva de todos los episodios del uso de armas químicas", y exhortó a hacer "conclusiones a partir de pruebas irrefutables", llamamiento que hizo Rusia al solicitar a las autoridades estadounidenses pruebas de sus acusaciones contra el Gobierno de Bashar Asad.
Para justificar el ataque, Washington culpó a Damasco del uso de sustancias tóxicas en la ciudad de Jan Sheijun, provincia de Idlib.
También las declaraciones hechas por la portavoz china el pasado 7 de abril, el mismo día del ataque estadounidense, refuerzan las dudas de que Xi lo haya podido apoyar.
La portavoz manifestó que Asad fue elegido por el pueblo sirio y Pekín respeta su derecho de "elegir a su propio líder y su propia vía de desarrollo".
"Respetamos la decisión tomada por el pueblo sirio, creemos que es el pueblo sirio el que debe determinar el destino" de Asad, dijo pocas horas después del ataque.
Más tarde el embajador de China en la ONU, Lui Jieyi, apuntó que la agresión norteamericana "complica la situación".
"Debemos permanecer en alerta, seguir criterios uniformes contra las organizaciones terroristas" en Siria, remarcó.
Contradicciones en Washington
Entre tanto, tampoco queda clara la posición de Washington sobre su participación en la solución del conflicto sirio.
El domingo pasado la embajadora de EEUU ante la ONU, Nikki Haley, declaró en una entrevista con CNN que "no hay opciones que hagan posible una solución política con Asad a la cabeza del régimen" sirio.
La diplomática norteamericana incluso igualó en prioridad la tarea de "deshacerse de Asad" con la lucha contra el yihadismo en Siria.
No obstante, ese mismo domingo Tillerson afirmó lo contrario en una entrevista con la cadena CBS.
El secretario de Estado sostuvo que Washington confía poder "impedir la continuación de la guerra civil, sentar a las partes (del conflicto) a la mesa e iniciar el proceso de discusiones políticas".
"Es evidente que esto requiere la participación del régimen" de Asad, admitió.
Tampoco el presidente Donald Trump aclara los planes de EEUU.
Por un lado, durante su campaña electoral y en los primeros días de la presidencia aseguraba que no heredará la obsesión de su predecesor, Barack Obama, por derrocar al mandatario actual de Siria.
Por otro, 59 misiles de crucero Tomahawk fueron disparados desde buques de EEUU contra las tropas gubernamentales sirias.
Según el mismo Trump, su "postura sobre Siria y Asad cambió mucho" tras el ataque químico en Idlib del 4 de abril, que causó al menos 84 muertos y 545 intoxicados.
Sin embargo, ese ataque sigue sin ser investigado.
La única afirmación del líder norteamericano que podría explicar su estreno como comandante en jefe, la hizo en una entrevista a la cadena ABC, el 26 de enero, quinto día de su presidencia, cuando prometió que sus planes en la política militar los comentará después de cumplirlos.
"Quiero que las acciones sucedan antes de que la charla tenga lugar", dijo entonces Trump.
Así lo hizo en la madrugada del 7 de abril.