miércoles, 12 de abril de 2017

¿Político o veleta? Por qué Trump cambia su estrategia cada dos por tres

Donald Trump, presidente de EEUU

¿Político o veleta? Por qué Trump cambia su estrategia cada dos por tres

© REUTERS/ Carlos Barria

"En cuanto a la acción militar, no me gusta hablar de lo que planeo hacer y cómo planeo hacerlo". Estas son las palabras que el presidente de EEUU pronunció en una conferencia de prensa conjunta con el rey Abdalá de Jordania celebrada el 5 de abril.

Dos días después, la Marina de Estados Unidos lanzó 59 misiles de crucero contra una base aérea siria, algo que para muchos fue una prueba de la imprevisibilidad del nuevo ocupante de la Casa Blanca.
La decisión del mandatario estadounidense ha sido considerada como una prueba más de que Trump ni siquiera tiene una estrategia en cuanto a qué política exterior debe seguir su país.
La publicación rusa Lenta.ru trató de averiguar si realmente el republicano tiene un plan y qué relación hay entre las promesas de Trump durante la campaña electoral y sus acciones como presidente.
Relaciones con China
"No podemos permitirle a China que viole nuestro país, ¡y precisamente a eso se dedica! Esta es la mayor estafa en la historia de la humanidad", así hablaba Trump del gigante asiático durante su campaña electoral, a la vez que prometía devolver a los trabajadores de EEUU los empleos "robados" por Pekín.
Xi Jinping, presidente de China
© Sputnik/ Sergey Guneev
El tono anterior contrasta bastante, sin embargo, con las palabras que el presidente estadounidense pronunció tras su primer encuentro con el presidente de China, Xi Jinping. "Hemos establecido una relación de amistad. Creo que a largo plazo vamos a tener una relación perfecta, y ya estoy esperando este momento", afirmó.
Pero este no es el único ejemplo de promesas incumplidas. Anteriormente, por ejemplo, había amenazado con declarar a China como un país manipulador de divisas e introducir un impuesto del 45% sobre todas sus exportaciones a EEUU. No obstante, más tarde, el secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, afirmó que su país conoce la definición de lo que es un manipulador de divisas y China todavía no entra en ella.

Antes de la investidura, Trump insistía en que podía abandonar fácilmente la política de 'una sola China' y reconocer la soberanía de Taiwán, pero después de mantener su primera conversación telefónica con Xi Jinping se contradijo y se opuso a ello.

"Creo que Putin y yo nos vamos a llevar muy bien, eso es lo que me parece"; "Empujamos a los rusos a los brazos de China, algo que también es bastante horrible. Nunca se puede permitir que Rusia y China se acerquen".
Vladímir Putin, presidente de Rusia
© Sputnik/ Alexey Druzhinin
Durante la campaña electoral, Trump expresó en repetidas ocasiones sus esperanzas de establecer una relación personal cálida con el presidente ruso y una cooperación estrecha entre Moscú y Washington. Sin embargo, el ataque contra las fuerzas del Gobierno sirio dio a entender que el presidente de Estados Unidos es capaz de desafiar a Rusia, aunque las autoridades del país eslavo no se desesperan y todavía consideran que es posible cooperar con EEUU en varios temas, entre los que se encuentra la lucha contra el terrorismo.
Relaciones con Israel
Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel
© REUTERS/ Dan Balilty
"Soy lo mejor que le puede pasar a Israel", se jactaba Trump en un foro de republicanos judíos celebrado en Washington en diciembre de 2015. También se comprometió a ser el mejor amigo de Tel Aviv e incluso a reconocer a Jerusalén como la capital del Estado judío. Tras las declaraciones del entonces candidato republicano, en los círculos de la derecha israelí esperaban que el nuevo presidente de Estados Unidos hiciera la vista gorda con la construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania, que comenzó pocos días después de que Trump asumiera el cargo. Pero justo después de haber sido investido, dijo que la construcción de asentamientos no contribuye a la causa de la paz y aconsejó a Tel Aviv que pensara más en cómo mejorar las relaciones con los palestinos.
Relaciones con Irán
El presidente de EEUU, Donald Trump, y la primera ministra de Reino Unido, Theresa May
© REUTERS/ Kevin Lamarque
Quizás la posición más coherente de Trump es la que mantiene hacia Irán. El presidente estadounidense considera que Teherán es "una amenaza global", a pesar de que una de sus promesas electorales estrella, la del abandono del acuerdo nuclear que afecta al país persa, todavía no ha sido cumplida. No obstante, a raíz de las pruebas de misiles balísticos realizadas por Teherán, Washington impuso nuevas sanciones contra individuos y empresas de este país. La volatilidad estratégica y sus razones
El cambio de los puntos de vista de Trump sobre cómo comportarse con los demás países se debe a diversas razones, considera el director del Centro de Análisis Político-Militar del Instituto Hudson, Richard Waitz.
Misil estadounidense Tomahawk
© AFP 2017/ US Navy
En primer lugar, los comicios han terminado y ya puede dejarse atrás la retórica provocativa. En segundo lugar, como jefe de Estado, Trump dispone ahora de mucha más información acerca de quién son los aliados y quién los rivales de Estados Unidos. Por último, los altos cargos de su Administración prefieren mantener enfoques tradicionales por lo que respecta a sus respectivas áreas de gestión. En general, la política exterior de Trump parece bastante impulsiva. Las decisiones inesperadas y espontáneas a corto plazo pueden dar buenos resultados, pero a la larga son un foco de problemas, considera el experto. Si EEUU, en el futuro próximo, no traza una línea clara que defina su política, se quedará sin socios, dado que nadie quiere colaborar con alguien en quien no puede confiar.

Waitz también cree que la falta de una estrategia no es tanto una elección consciente de Trump, sino una consecuencia de su falta de experiencia. La cuestión está en cuándo el líder de EEUU se dará cuenta de que la política de un Estado no puede ser sustituida por tacticismos y demostraciones de músculo.

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