Las pruebas sobre la forma en que una conspiración logró la
prohibición del cáñamo de marihuana en buena parte del planeta a partir
de 1937 son abrumadoras y ya bien conocidas. A esta altura de los
acontecimientos, el debate sobre si un porro es adictivo o no parece
ingenuo, sobre todo si se toman en cuenta los poderosos lobbys que están
manejando la opinión pública en un tema que genera polémica:
la despenalización de la tenencia de estupefacientes y el tratamiento que debe darle el Estado a los adictos a las drogas.
Desde legislación tendenciosa hasta atentados y encarcelamientos
injustos de activistas han dado más de un argumento a los defensores del
libre consumo del cannabis a lo largo de la historia para sostener que
una injustificada persecusión se lleva adelante en su contra. La
persecusión genera presión que tarde o temprano estalla en expresiones
populares, ya sean espontáneas o inducidas.
Que el narcotráfico es un
flagelo, no cabe la menor duda. Ver a un tranquilo e intelectual
director de la revista THC, Sebastián Basalo, y a un descontrolado
Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la
República Argentina, acusándose mutuamente de “narco” y
alimentando el alicaído rating televisivo de Gerardo Rozín
en
C5N, bastan para ver la seriedad del asunto: en el tema de la
legalización, nadie quiere estar del lado de las bandas organizadas que
cortan cabezas en Tijuana, ni del lado de los que cavan fosas comunes en
Cali, ni de los vendedores de paco minoristas en las villas.
El debate está planteado e incluye a diferentes actores que van desde
pequeños emprendimientos editoriales a grandes conglomerados
agroindustriales, sin pasar por alto la mirada disimulada del gobierno
frente al avance de la despenalización, que parece inexorable. Más aún
en un año electoral.
La revista y el ministro
La iniciativa 7.258 es un proyecto de modificación a la ley 23.737
del Código penal, que establece las condenas a quienes realicen
actividades relacionadas en mayor o menor medida con el consumo,
tenencia y comercialización de estupefacienentes.
Esta iniciativa fue presentada por las diputadas Victoria Donda y
Cecilia Merchán, de Libres del Sur, el partido de Humberto Tumini, quien
a principios de este año fue catalogado de “estúpido” por el jefe de
Gabinete, Aníbal Fernández, durante un (muy de moda) cruce de
declaraciones en la red social Twitter por el caso del narcoavión en
Palomar.
Una de las principales características de la propuesta es la
despenalización de la tenencia de estupefacientes y la derogación de
artículos e incisos de la
ley 23737 que
preveen la asistencia médica pública a los adictos condenados por
delitos. Otra sutil modificación deroga la penalización de la
comercialización de semillas para cultivar plantas utilizables para
producir estupefacientes aunque no así de la planta en sí misma. Es
decir: según esta modificación, se podrá comercializar semillas pero no
plantas vivas. Este dato es muy importante si se observa cómo se
desarrolla el entramado más adelante.
El proyecto de modificación de ley está disponible online en el sitio web de la Revista THC,
cuyos realizadores colaboraron con la redacción de la propuesta. La
revista salió a la calle en diciembre del 2006, anunciando en tapa la
cercanía de la despenalización en una tirada de 8.000 ejemplares. El
último ejemplar de la revista muestra la imagen de 8.000 jóvenes (de 30
mil en todo el país) que marcharon el pasado 11 de mayo de Congreso a
Plaza de Mayo para pedir que la policía ya no los moleste por fumar
porro en una plaza sin molestar a nadie.
“Despenalización ya, no a la tenencia simple”, fue la consigna de los manifestantes que se encolumnaron detrás de la bandera de la revista.
Sin exagerar, es difícil encontrar casos de personas que bajo los
efectos del cannabis hayan cometido felonía mayor que la de quedarse
dormido en una plaza y, a lo sumo, roncar. Sin embargo,
al ser
considerado como puerta de entrada a otras drogas entre otras cosas, los
detractores del cannabis tienen su punto de apoyo.
En la última THC se lee un mensaje setentista y de barricada, tan
reiteradamente gastado en los atriles del gobierno: 30 mil jóvenes
luchando por sus derechos oponiendose al poder. No es irrelevante saber
que antes se luchaba por condiciones laborales, hoy se combate por ¿el
porro? Cosas de esta época de kirchnerismo cristino anibalista.
Y resulta que Aníbal, jefe de ministros de Cristina, a pesar de sus
encontronazos con Tumini, está de acuerdo en una cosa con el referente
de Libres del Sur:
la despenalización de la marihuana es un camino a seguir.
La semana pasada el jefe de Gabinete afirmó respecto al debate de la despenalización de la tenencia de marihuana, que
“debemos ir por los derechos humanos de segunda generación” y que
“se debe apuntar a tratar la salud de los adictos, no reprimirlos”. En el programa 6,7,8, de la TV pública, Fernández señaló que
“el lugar para recuperarse no es la cárcel, ya que en la cárcel terminan consumiendo de la misma manera que lo hacían afuera”.
El funcionario agregó que
“la represión al usuario no consiguió nada y las redes de narcotraficantes proliferaron más que nunca en el mundo” y sostuvo que
“toda
la visión sobre este tema está cambiando en el mundo y se está
encaminando a no reprimir al usuario, sino ayudarlo a recuperarse y
apuntar a los vendedores”.
Con buenos ojos, sus declaraciones son una especie de mea culpa,
sobre todo si se tiene en cuenta que Fernández estuvo durante años a
cargo del servicio penitenciario a través de sus funciones como Ministro
del Interior primero y Ministro de Justicia después.
La relación entre la revista y el ministro espadachín radial fue
sugerida en algún momento por Christian Sanz desde Tribuna de
Periodistas. Sanz propuso que existe una connivencia entre el movimiento
de “harm reduction” que plantea el multimillonario banquero de la costa
este de USA, George Soros, la funcionalidad de Fernández en el tema y
la “folletería” planteada por la revista THC.
Ante la sugerencia, Sebastián Basalo, responsable de la THC,
repondió en julio del 2008 en una entrevista radial en FM Palermo con
la misma altura que Izaguirre cuando la semana pasada casi se va a las
manos con el joven editor: “Eso es cualquier pelotudez”. Al mismo tiempo
desestimó iniciar acciones legales contra Sanz y ofreció su registro
accionario para probar que cuatro socios invirtieron en los primeros 8
mil números editados por la revista.
Harm Reduction
La relación entre los grupos que buscan la despenalización de las
drogas en el mundo y el multimillonario George Soros es notoria y se han
escrito numerosas páginas al respecto. El movimiento agrupa diferentes
ONG’s, financiadas por la fundación
Open Society de Soros y enfocan la problemática de la droga con una visión de “reducción de daños”.
Los argumentos esgrimidos por Soros para buscar la despenalización son simples:
hacer del consumo de drogas un tema privado para desentender a los estados del cuidado que debe procurar a los adictos. Para
unos se trata de derechos civiles, para otros de la privatización del
consumo de estupefacientes. Dado que el flagelo de la droga existe, hay
que reducir los daños que esta provoca a las arcas públicas y al sistema
de salud en general.
En ese sentido, el multimillonario trabajó en USA junto a miembros de
diferentes sectores del complejo industrial militar en la propuesta 19,
que el año pasado rechazaron los californianos en un plebiscito. La
propuesta 19 buscaba la despenalización de la marihuana en el estado de
la costa oeste de USA y
era impulsada por una organización denominada DPA (Drug Policy Alliance) de la cual
Soros es el director.
Actualmente, su poder de propaganda consiguió la despenalización en el estado de Connecticut, USA.
Además de Soros, entre los miembros de la DPA se encuentran algunas reconocidas figuras del stablishment de USA:
Frank Charles Carlucci III,
miembro del Consejo de Relaciones Exteriores hasta por lo menos 1995,
ex asistente del Director de la CIA entre 1978 y 1980 y director de
United Defense Industries (el mayor contratista de defensa de USA);
Nicholas Katzenbach, miembro del Consejo Mayor de la Corporación IBM;
Mathilde Krim, de la
Fundación Rockefeller; y
Paul Adolph Volcker, quien se desempeñó en la Reserva Federal de USA del 79′ al 87′.
“Casualmente” Volcker, participó en la redacción del
informe que preparó la Comisión Global de Políticas de Drogas para la ONU. La Comisión está integrada además por 19 referentes entre ex presidentes y funcionarios de organismos internacionales.
El documento comienza con un párrafo crucial en donde se menciona que
“La
guerra global a las drogas ha fracasado con consecuencias devastadoras
para individuos y sociedades alrededor del mundo. Cincuenta años después
del inicio de la Convención Única de Estupefacientes, y cuarenta años
después que el Presidente Nixon lanzara la guerra a las drogas del
gobierno norteamericano, se necesitan urgentes reformas fundamentales en
las políticas de control de drogas nacionales y mundiales.”
En otras palabras,
Soros está virtualmente comprometido con los movimientos de despenalización alrededor de todo el mundo y la simple idea de una labor filantrópica es descartada si se recuerdan los casos de
Warren Buffet y
Bill Gates, que decidieron donar la mitad de su fortuna: uno declarando que pueden
investigar vacunas en busca de reducir la población mundial y el otro pensando en un
seguro contra pandemias en medio de la psicosis producida por la gripe A post crisis financiera en 2009.
Entonces, ¿qué es lo que moviliza a Soros?
Monsanto
Uno de las cinco principales inversiones de Soros en el planeta es Monsanto, donde es el segundo mayor accionista. No parece haber mucho para decir acerca de Monsanto que no se haya dicho.
El principal productor de alimentos y agroquímicos de practicamente todo el mundo tiene en su prontuario la producción del Agente Naranja, las semillas terminator, el herbicida
Round Up y se le acusa de
perseguir a granjeros con contratos leoninos por el uso de sus semillas patentadas.
El valor de la planta de cannabis como una industria, sin tener en
cuenta el valor del cannabis como alimento o medicina, se estimaba en
miles de millones en 1938 según un artículo publicado por la revista
Popular Mechanics en ese momento, por lo que no es de extrañar por qué
un de los principales accionistas de Monsanto tenga interés ser uno de
los principales impulsores de la Proposición 19 en USA, que es
“producir cannabis para fines científicos, médicos, industriales y de investigación” y de
“adoptar un sistema de regulación a nivel estatal para un comercio de la industria canabica”.
En ese sentido, la Proposición 19 es nada menos que la apertura de
las posibilidad para Monsanto, otros petro-químicos y las empresas
farmacéuticas para comercializar, regular, controlar y gravar los
impuestos sobre el cannabis a través de ingeniería genética, patentes y
licencias en USA.
Monsanto y la Drug Policy Alliance no son las únicas entidades
encabezando la tarea de regular el cannabis a través de ingeniería
genética. Como se publicó en septiembre de 2009 en el Journal of
Experimental Botany, investigadores de la Facultad de Ciencias
Biológicas de la Universidad de Minnesota han identificado los genes en
la planta de cannabis que producen
tetra-hydro-cannabinol (THC), afirmando en un comunicado de prensa que es
“un primer paso hacia la ingeniería de una planta de cannabis libre de drogas”. George Weiblen, profesor asociado de biología vegetal y co-autor del estudio, dijo que
“la genética de cannabis puede contribuir a mejorar la agricultura, la medicina, y lucha contra las drogas”.
George Weiblen lleva a cabo su investigación en virtud de una autorización otorgada por la
DEA a
la importación de cannabis dentro de USA. Las dos fuentes de las que
estas importaciones proceden son Kenex con sede en Ontario, Canadá y la
corporación Hortapharm con sede en Amsterdam. Estas dos empresas son de
las pocas entidades que
han adquirido un permiso de la DEA para la importación de cannabis en USA.
La historia y el papel de estas corporaciones ilustran el potencial de
la ingeniería genética en el mercado mundial de cannabis.
La Corporación Kenex inició su programa de investigación sobre el
cáñamo industrial en 1995 en cooperación con Ridgetown College de la
Universidad de Guelph en Ontario. La licencia de investigación fue
otorgada por Health Canada para continuar con el programa. El alcance
del proyecto se amplió en 1996 por lo que es el proyecto de
investigación más grande del cáñamo en Canadá.
Es interesante notar que el programa Kenex de la investigación sobre
el cáñamo se inició en la Universidad de Guelph, que es también el hogar
de 24 instalaciones de investigación de biotecnología agrícola, y es en
gran medida financiado por la industria de la biotecnología, incluidos
los fondos de investigación de
Monsanto, Bayor Incorporated, Dupont, Syngenta y la empresa Dow Chemical, por nombrar algunos.
El Estudio de Impacto de la Universidad de Guelph en el año 2007
establece que junto a Monsanto se asociaron para modificar genéticamente
una ambrosía resistente al glifosato, y que el gigante de los
agroquímicos ha contribuido con importantes investigaciones y desarrollo
en ingeniería genética de cepas de cultivos de soja.
La otra pata de las investigaciones, Hortapharm, fue fundada a finales de 1990 por un hombre llamado David Watson.
David Watson ostenta el honor de haber desarrollado algunas de las
más utilizadas cepas de cannabis en el mundo, incluyendo su famosa Skunk
# 1, que fue importada y utilizada en la investigación de George
Weiblens para desarrollar cepas de cannabis en la Universidad de
Minnesota.
Una nota publicada en el sitio especializado en cannabis, Cannabis Farmer,
denuncia a Watson por sus intenciones de crear genéticas de plantas que
no sacaran semillas ni fueran pasibles de clonación mediante esquejes.
Watson, también conocido como Dr. Frankenbeanstein, tuvo apoyo de la
DEA, lo que permitió que su investigación en Holanda tuviera prioridad e
incluso fuera financiada por el gobierno holandés.
En la nota se asegura que Monsanto a través de Hortapharm está usando la
tecnología terminator,
que mata a las semillas de las plantas de cannabis una vez que estas
están en condiciones de producirlas. Como objetivo final, HortaPharm
investigaría todas las secuencias genéticas posibles para tratar todas
las enfermedades posibles, patentarlas y acusar de fraude a cualquiera
que use comercialmente la marihuana para fines medicinales. Algo similar
a lo que ocurre con la soja (ver documental
“El mundo según Monsanto”).
Sin posibilidad de clonarse ni producir semillas, los cultivadores,
esos 30 mil militantes que marcharon por todo el país en reclamo de su
derecho a tener su propia planta y llevarle flores a un amigo libremente
por la calle, quedarán presos de la genética de Monsanto. Igual que los
productores agropecuarios pequeños, cada plantación implicará una nueva
compra de semillas y probablemente a precio dólar.
Cuesta creer que los fundadores de THC, 4 lectores asiduos de
publicaciones sobre la cultura cannabica mundial, de los primeros en la
Argentina, no conocieran esta historia, reproducida en diferentes medios
relacionados con el tema. Más teniendo en cuenta que están impulsando
una ley que busca despenalizar la tenencia de estupefacientes, cosa que
sería prácticamente un favor caído del cielo
para los planes de Monsanto sobre el cannabis. Ah, ¿lo hacen de onda nomás?.
Soros en la Argentina
El multimillonario George Soros fue uno de los pocos afortunados que
logró licuar justo a tiempo sus activos practicamente horas antes de que
estallara la crisis del 2001 en la Argentina.
Su relación con nuestro país ha sido de idas y vueltas. Con los
Kirchner tuvo un período de gracia en el que, según publicaba Perfil en
julio del 2008,
el banquero consiguió alquilar campos del Ejército para plantar soja mientras Cristina de Kirchner despotricaba contra los pooles sojeros y la
“timba de alimentos” en otra de sus tantas demostraciones de doble discurso.
El 6 de agosto del 2009, la Fundación
Open Society llegó al Congreso Nacional para disertar sobre las bondades de la despenalización de la tenencia de drogas.
El acto, organizado por la Fundación Intercambios, contó con el apoyo de la Embajada Inglesa y de Holanda. El detalle, fueron sus dos únicos oradores: el jefe de gabinete,
Aníbal Fernández y el juez de la Corte Suprema,
Eugenio Zafaroni.
Dos días después, la Corte Suprema dicta el fallo que despenaliza la
tenencia de drogas. A las semanas, el jefe de gabinete, Aníbal
Fernández, crea el Comité Cientifico Asesor, bajo la dirección de la ex
fiscal Mónica Cuñaro.
Al día de hoy, la relación es distante y
hasta por el canal oficial se vislumbra algún que otro palo a los negocios que Soros pretende
desarrollar en Entre Ríos junto al vicepresidente del Grupo Clarín,
José Antonio Aranda, en uno de los tantos rounds que el gobierno mantuvo
con el multimedio de Ernestina de Noble.
Sin embargo, el empresario mantiene en el país inversiones
estratégicas en los sectores de salud y agro, además de
telecomunicaciones (Motorola). Soros incluso mantiene acciones en
Adecoagro.
Adecoagro está en el negocio de la agricultura y la agroindustria en
América del Sur. Soros abrió una nueva participación en esta compañía
con la compra de más de 27 millones de acciones. El precio objetivo
medio de la acción es de US$ 15,9. La inversión total en la empresa es
de unos US$ 430 millones.
Adecoagro dispone de una serie de campos y plantas agroindustriales en la Argentina, Uruguay y sur de Brasil.
Al sur de Brasil tiene plantaciones de caña de azúcar y dos plantas de
producción de etanol (biocombustibles). En Uruguay mantiene sólo dos
plantaciones y en la Argentina concentra buena parte de sus cultivos.
Leche en Córdoba, arroz en Entre Ríos y Corrientes, silos en Santa Fé
y Buenos Aires y diferentes plantaciones en Salta, Santiago del Estero y
Formosa conforman parte de la
infraestructura agraria que Adecoagro mantiene en el país y que estaría completamente preparada para la entrada de nuevos productos al mercado.
La encuesta 2010 de la Secretaría de Prevención de la Drogadicción y
la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) de Argentina, reveló que 8,4%
de los adolescentes informaron haber consumido marihuana en el último
año; en el 2001 esa cifra era 3,5%. Eso se parece mucho a un mercado
latente y en crecimiento.
Si bien en la marcha del 11 de mayo se reclamó por una asistencia
médica gratuita para los adictos, nada de eso figura en la propuesta de
ley. De hecho, uno de sus artículos prevee la derogación de todas las
alusiones al tratamiento de los enfermos por parte del estado. El fin de
SEDRONAR y el comienzo del “harm reduction”. Suena bien para George
Soros, que por estos días tiene a
Monsanto tratando de firmar un convenio con agricultores para el uso de otra de sus semillas de soja transgénica.
La “cripa” es una nueva especie de marihuana que proviene
de Holanda y de USA y
que llegó a Colombia por vía aérea en forma de semilla para ser
cultivada en el departamento del Valle y ahora se encuentra en casi
todos los departamentos de Colombia.
La palabra “Cripa” proviene de la palabra inglesa creep
(arrastrarse), llamada así por los fuertes efectos que produce en el
organismo. Una de las grandes novedades de
esta hierba alterada genéticamente en los laboratorios es que tiene un efecto 15 veces mayor al de la marihuana criolla. Efectos que en la misma proporción aumentan los riesgos para la salud de aquellos que enamoran de ella.
Se considera por los estudios que han realizado los toxicólogos sobre este alucinógeno, que
esta
droga tiene un 70% de sustancias cancerígenas más que el cigarrillo y a
corto plazo produce alteración de la memoria, de la concentración y de
las funciones superiores como el cálculo y las matemáticas.
Los médicos advierten que esta planta es mucho más concentrada, más potente por la gran cantidad de
Tetrahidrocanabinol (THC) que desarrolla. Eso la hace tan peligrosa.
Según las investigaciones de la Policía Nacional de Colombia esta
nueva planta por sus altos costos es consumida especialmente en el
estrato medio y en el estrato alto, en las zonas rojas y en fiestas
universitarias.
Según afirma el Doctor Hugo Alberto Gallego, médico toxicólogo de la
Clínica de las Américas en Medellín, que uno de los efectos que es
inevitable en el consumo de esta sustancia es el denominado
Síndrome Motivacional, que aparece en personas que llevan muchos años de consumo, o sea que
el paciente pierde la motivación por todo, no le importa ni su forma de vestir, solo quiere estar fumando.
Un químico del Laboratorio de Investigación Científica de la Fiscalía en Medellín añadió que “son
semillas muy costosas, pero los vendedores de otros países les
garantizan el éxito a los compradores. Como la marihuana tiene plantas
machos y hembras, les mandan las hembras que producen más follaje,
tienen mejor tallo y floración, no producen semillas y dan buen peso.
Las siembran en cultivos hidropónicos dentro de casas o apartamentos
elegantes para evitar sospechas entre las autoridades”.
Fuente: http://republica.com.uy/preocupa-marihuana-transgenica-desarrollada-por-monsanto/
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Eladio Fernandez
El cannabis GMO, modificado genéticamente y
producido por George Soros y la banca Rockefeller en Uruguay,
tiene efectos paralizantes y mortales en muchos casos.
Es un gran plan de eugenesia para acabar principalmente con la juventud, y alienados sociales.
La idea es que con la excusa de tratamientos, lograr modificar
el ADN a través de nanochips contenidos en sustancias como drogas,
medicamentos, alimentos, y bebidas.
La cocaína GMO flexible e insípida:
La cocaína modificada se descubrió
por la policía de Bolivia el
25 de abril del 2014. Pero se descubrió líquida en enero. Y ha sido el
motivo principal del intento de bloqueo de Bolivia en los mercados
financieros, y el intento de bloqueo de su salida al mar.
“Dicho método fue descubierto en enero en Bolivia, donde las mulas
de droga tragaban pequeñas bolsas de cocaína líquida -que se pueden
llevar en grandes cantidades y son mucho más difíciles de detectar por
los rayos X- con el fin de evadir la seguridad del aeropuerto”.
Desde septiembre la Guardia Civil dejará por Ley, de confiscar
cocaína en los aeropuertos por la modificación de la Ley que permitirá
que
George Soros tenga el monopolio de venta de Cannabis GMO y
Cocaína GMO en sus supermercados DIA y se pueda pedir, distribuir y
entregar a domicilio a través de su compañía
AMAZON, MICROSOFT, y GOOGLE.
Las nuevas enzimas
encontradas para
tratar la adicción a la cocaína, dejarán de tener efecto con la cocaína
sintética, que no se degrada biológicamente con esta enzima.
La compra y almacenado de semillas originales de
MICROSOFT Y ROCKEFELLER en
la BÓVEDA DEL FIN DEL MUNDO en SVALVARD, NORUEGA. Permitirá arrasar las
semillas originales de los cultivos de todo el mundo con la lluvia
ácida de las estelas químicas, chemtrails para reproducir los capítulos
del apocalipsis dónde anuncia hambre y miseria. Y posteriormente
negociarán en el mundo con la semillas orginales como si fueran pepitas
de oro.
La venta de droga sintética GMO (cannabis y cocaína), además de la más mortal que venderán: un derivado de otras,
LA DROGA CANIVAL. Les permitirá seguir investigando en
los laboratorios de la Universidad Rockefeller en Nueva York,
la modificación definitiva el ADN para hacer más primitivo al ser humano, y de otra parte el desarrollo del robot con cerebro humano modificado artificial.
“La adicción a la cocaína
altera más de 400 genes,
según investigadores de la Universidad de Emory (EE UU)”.La idea es que
con la excusa de tratamientos, lograr modificar el ADN a través de
nanochips contenidos en sustancias como drogas, medicamentos,
alimentos, y bebidas.