En 2009, el entonces presidente de
la República, Felipe Calderón Hinojosa, inició un proyecto de educación
superior a través de internet denominado Educación Superior Abierta y a
Distancia (ESAD), cuyo propósito era atender a la gran cantidad de
jóvenes rechazados de las instituciones de educación superior públicas
del país, y así ofrecerles una educación integral y de calidad en la
modalidad a distancia, según señaló el segundo secretario de Educación
Pública en la administración calderonista, Alonso Lujambio (www.sep.gob.mx/wb/sep 1/bol2010809#Mi0_WfvrPs). Recuérdese que Josefina Vázquez Mota fue la primera en ocupar ese cargo en dicha gestión.
En 2012, ya el tercer encargado de la
educación, José Ángel Córdoba Villalobos, indicó que el ESAD estaba
consolidado y, por ello, se expidió un decreto el 19 de enero en el Diario Oficial de la Federación.
En éste se le otorgaba el nivel de institución de educación superior
como órgano administrativo desconcentrado de la Secretaría de Educación
Pública (SEP), con autonomía técnica, académica y de gestión (www.unadmexico.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=671%25%3Bcatid=44%253Alo-mas-relevante-&Itemid=57).
Simplemente fue una maniobra de cambio
de nombre en un intento por finalizar el sexenio con un logro educativo
que Calderón pudiera anunciar, pero que en la realidad es un fracaso en
materia educativa y laboral.
Ahora se denomina Unadm (Universidad
Abierta y a Distancia de México). Mas no importa como se llame: desde su
origen, este instituto se ha caracterizado por enormes carencias en el
aspecto académico y por las desfavorables condiciones laborales y abusos
cometidos contra sus trabajadores.
Las quejas sobre las fallas técnicas
del aula virtual, la deficiencia de los programas de estudio y el alto
grado de deserción de los estudiantes han sido constantes. La plataforma
virtual en la cual coordinadores, supervisores, facilitadores
(profesores) y alumnos deben trabajar en la revisión de contenidos,
realización de actividades y sobre la que interactúan, es un espacio que
cotidianamente presenta fallas, falta de acceso a los contenidos de
estudio, vínculos o ligas (links) que redireccionan a los
participantes a páginas [virtuales] equivocadas y a contenidos de
asignaturas que no corresponden a las actividades solicitadas. Las
fallas llegan a bloquear la entrada a los alumnos y facilitadores por
horas y en ocasiones durante días. Los errores son resueltos tras un
engorroso procedimiento en el que el alumno debe demostrar con
evidencias (copias de páginas) a su facilitador el error que ha
observado; el facilitador lo turna al supervisor y éste, a su vez, a su
coordinador, quien lo remite al área técnica en un perfecto sistema
burocratizado, pero “virtual y a distancia”. Para cuando el error es
solucionado, el alumno ha perdido varios días que difícilmente recupera,
y el facilitador habrá acumulado grandes cantidades de trabajo de los
demás alumnos que sí tienen acceso a la plataforma. Lo anterior indica
que el área técnica no hace su labor, pues no está al pendiente del buen
funcionamiento del aula virtual y reiteradamente se les debe señalar
dónde y cuál es la falla.
En cuanto a los programas de estudio
por asignatura, éstos son simplemente contenidos vaciados en la página
virtual que llevan al alumno de la mano página tras página en la lectura
de información que debe tomar como un dogma de fe y memorizar,
para después contestar cuestionarios de múltiples respuestas, resolver
juegos de memoria (memoramas), identificar imágenes que se correspondan
con alguna frase, en un ejercicio que bien se puede equiparar a los
niveles de educación básica. Asimismo, los programas tienen gran
cantidad de faltas de ortografía, errores de redacción y falta de
coherencia (se tienen copias de páginas y diversas evidencias de estos
errores). Es de todos sabido en la Unadm que los programas de estudio no
fueron planeados antes del arranque de actividades en 2009, y sí, en
cambio, han sido elaborados a marchas forzadas durante la
evolución de los alumnos a través de los cuatrimestres. Baste mencionar
que al inicio del cuatrimestre 2012-02 de mayo a agosto, ya cuando José
Ángel Córdoba había señalado la consolidación del proyecto educativo,
los alumnos del sexto cuatrimestre, al ingresar al aula virtual, se
encontraron sin el programa de estudio y sin los ejercicios que debían
realizar con base en éste. Ante la gran deficiencia de los programas o
la carencia de éstos, los coordinadores solicitan a los facilitadores
más destacados corregirlos o elaborarlos, obviamente sin remuneración
alguna, actividad que no se encuentra estipulada en el contrato laboral
que se les otorga. Además, debe señalarse que la Unadm cuenta con
presupuesto y especialistas para la elaboración y corrección de los
programas de estudio, y que realizan anualmente una reunión de varios
días en sedes alternas para tal efecto. Si es así, ¿por qué solicitan a
los facilitadores realizar esta actividad?
En cuanto a los criterios de
evaluación, en ocasiones los supervisores requieren a los facilitadores
hacer una nueva valoración de los resultados académicos de los alumnos
reprobados; solicitan la aprobación de aquellos cuyas calificaciones
estén cerca del 6 (se tiene copia de la solicitud), en un desprecio
total por la calidad de la educación y al promover la aprobación de
alumnos cuyos méritos académicos niegan su paso al siguiente nivel de la
“licenciatura” que cursan.
Es una práctica recurrente de los
coordinadores y supervisores solicitar a los facilitadores, además de
enviar constantes correos electrónicos a los alumnos que no entran al
aula virtual, el que se les llame por teléfono; obvio, sin que se les
proporcione ningún monto económico para tal requerimiento, con lo que se
pretende también que los facilitadores cubran el costo de las llamadas
telefónicas a sus alumnos, que incluyen largas distancias, ya que muchos
de los estudiantes radican en el interior de la República (se tiene
copia de dicho requerimiento), con el propósito de buscar alumnos que no
les interesa estudiar… Por favor, estamos hablando de una
“universidad”, no de la primaria para obligar a los alumnos a asistir a
clases.
Por otro lado, existen gran cantidad
de páginas en internet donde los alumnos hacen públicas e intercambian
sus tareas, pues los programas de estudio y las actividades no se
actualizan, lo que promueve entre la comunidad estudiantil recurrir al copy-paste para armar sus trabajos (www.scribd.com/doc/93123123/Portafolio-Contexto-Socioeconomico-de-Mexico-ESAD es sólo una dirección de las muchas que existen en la red).
En cuanto a las condiciones laborales,
los facilitadores seleccionados para el cuatrimestre que comienza son
convocados mediante un correo electrónico, y aquellos que son
seleccionados deben trabajar todo el cuatrimestre sin haber firmado un
contrato laboral. Cuando acaba el cuatrimestre y después de varios meses
de retraso, el facilitador es avisado de que puede ir a recoger su pago
al Centro de Acceso y Apoyo Académico Universitario (CAAU), de los que
hay 139 en toda la República, la mayoría adscritos a universidades o a
institutos tecnológicos; o bien, deben asistir a la sede central en el
Distrito Federal, y sólo al momento de recibirlo firman su contrato, por
lo que se le niega al trabajador desde el inicio su estatus legal como
tal. Así, la Unadm se evita cualquier reclamo por incumplimiento de
contrato en una clara violación a los derechos laborales de sus
trabajadores.
La deficiente administración económica
y académica deriva en retrasos, de hasta 10 meses, en los pagos a los
facilitadores, y cuando esto sucede, el facilitador debe ir a recoger su
pago al CAUU al que esté asignado o a la sede central. Este sistema
supone enviar a los trabajadores a realizar su cobro a la institución
más cercana a su lugar de residencia, pero la realidad es otra, pues hay
casos en los que facilitadores asignados a la Universidad Tecnológica
de Netzahualcóyotl deben ir a cobrar a la Universidad Tecnológica Fidel
Velázquez, en Villa Nicolás Romero, al otro lado de la ciudad y con
carretera de por medio, e incluso en ocasiones su pago es dividido en
dos sedes muy lejanas entre sí. En otros casos es todavía peor, pues los
pagos de otros facilitadores del área metropolitana deben ser cobrados
en el estado de Morelos y en otros lugares del interior de la República
(o viceversa). Testimonios de administradores de pagos de diferentes
sedes (omito nombres para evitar represalias) señalan que les han
llegado pagos de facilitadores adscritos en Quintana Roo y en Michoacán.
Al cuestionar sobre estos despropósitos al licenciado Héctor Luna, jefe
del Área de Planeación y Administración de la Unadm, su mejor respuesta
fue que ellos no son responsables de esas decisiones, que la culpable
es la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), pues esa
dependencia firma los convenios con las sedes de pago y asigna los
presupuestos “en un esfuerzo por agilizar los pagos de los
facilitadores”, y que él y su equipo solamente asignan los sueldos a los
facilitadores de acuerdo con el presupuesto. En resumidas cuentas, el
licenciado Luna –como administrador en jefe de la Unadm– no puede
corresponder en el más simple ejercicio matemático de asignar a una sede
el monto necesario para pagar a los facilitadores adscritos a la misma.
¿Entonces para qué la Unadm cuenta con un área administrativa si la
responsable de los pagos es la SHCP?
En otros casos, a algunos
facilitadores se les ha informado que su pago será parcial debido a que
no trabajaron la totalidad del cuatrimestre, cuando existen evidencias,
por segundo, en el aula virtual de su desempeño. El Área Académica sólo
les ha indicado que no cumplieron con el tiempo de trabajo estipulado, y
ante la solicitud de los facilitadores de que se les muestre la
evidencia de su incumplimiento sólo reciben negativas, incluso cada
facilitador también cuenta con las pruebas de su desempeño y con las
actas de calificaciones finales de sus grupos, firmadas de recibido por
su coordinador al concluir el cuatrimestre. Los facilitadores afectados
han propuesto contrastar las evidencias del Área Académica con las
suyas, a lo que las autoridades de la Unadm simplemente se han negado, y
aun así se les ha indicado a los afectados que recibirán sólo una parte
de su salario (se tiene copia de dichas comunicaciones).
Algunos trabajadores de la Unadm
(omito sus nombres para evitar represalias) señalan que los retrasos en
los pagos a los facilitadores se debían a que la anterior coordinadora
académica, la maestra Soila del Carmen López Cuevas, retenía las
procedencias de pagos sin razón alguna.
Afortunadamente dicha coordinadora fue
removida de su cargo después de que, el 21 de agosto de 2012, más de
120 facilitadores le enviaron una carta al director de la Unadm, el
maestro Manuel Quintero Quintero, en la que detallaron las
irregularidades académicas y administrativas (de la cual se tiene
copia). Se integró en ese puesto al maestro Carlos León Hinojosa. Cabe
señalar que la maestra López Cuevas fue promovida a la División de
Investigación y Posgrado (supongo que por su excelente desempeño en
licenciatura).
Por otro lado, a mediados del segundo
cuatrimestre de 2012, fueron despedidos en su totalidad los 40
supervisores asignados a la sede central, para posteriormente
recontratar a 12. Las autoridades académicas y administrativas aducieron
que se les reincorporaba por su gran capacidad. Pero ahora, para
mantener su empleo, su tarea implicaría realizar la labor de los 40
originales. Además, en las sedes de la “universidad” en la Ciudad de
México (Puebla 143, Roma, Cuauhtémoc, o Azafrán 386, Granjas de México,
Iztacalco), los supervisores contratados deben llevar su mobiliario y
equipo de trabajo: silla, mesa y computadora portátil, al más antiguo
estilo de la escuelita de pueblo olvidada por la SEP. Asimismo,
han señalado que son muchas las demandas que diversos trabajadores han
interpuesto contra la Unadm (antes ESAD), por los retrasos de los pagos
y, en general, por las múltiples violaciones a los derechos laborales.
Estos mismos trabajadores, por órdenes de la administración, tienen
prohibido el paso a las instalaciones de la Unadm.
Es preciso señalar que en 2009 el
programa inició con 12 mil estudiantes, y que para 2012 se contaba con
63 mil inscritos, de los cuales solamente 49 mil estaban activos (Héctor
Rojas, http://educa cionadebate.org/38752/oficializa-sep-creacion-de-la-universidad-abierta-y-a-distancia-de-mexico/),
es decir, cerca de 14 mil estudiantes habían abandonado sus estudios,
una cifra mayor a la matrícula inicial del programa y eso sólo
representa a los estudiantes registrados como inactivos durante 2012,
sin contar a los que desde 2009 han ido desertando.
Además de todas las irregularidades
académicas y laborales, así como la gran deserción estudiantil, la Unadm
supuestamente se originó como una opción para los jóvenes que no logran
acceder a las universidades públicas, lo cual es otro fracaso del
programa, pues incluso el coordinador académico Carlos León Hinojosa ha
reconocido que, de la matrícula del programa, sólo el 20 por ciento
tienen entre 18 y 24 años, y que al menos el 70 por ciento tiene un
promedio de 36 años de edad, lo que descubre que a los jóvenes
simplemente no les interesa ese modelo educativo (Laura Poy Solano, La
Jornada, 28 de octubre, 2012).
Finalmente la Unadm no puede
considerarse una respuesta a la falta de cobertura educativa, pues de
acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, solamente
un 22 por ciento de los mexicanos cuentan con internet. Además de que su
oferta académica es en administración de empresas, biotecnología,
desarrollo comunitario, desarrollo de software, energías renovables,
logística y transporte, matemáticas, mercadotecnia internacional,
seguridad pública, tecnología ambiental, telemática y técnico superior
en urgencias médicas, con lo que evidentemente no se cubren las áreas de
filosofía, letras, ciencias sociales y artes. En resumidas cuentas, la
Unadm es hasta ahora uno más de los fracasos del calderonismo. Esperemos
que con los cambios en el Área Académica, y en adelante, se corrijan
todos los errores, se privilegie una educación de calidad y se mejoren
las condiciones laborales de sus trabajadores, pues es una realidad que a
muchos mexicanos no les queda otra opción educativa.
El nuevo secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, deberá tomar cartas en el asunto
y corregir el rumbo del proyecto educativo virtual, aunque lo más
probable es que con la (nueva) llegada del Partido Revolucionario
Institucional al gobierno federal la educación no será una prioridad.
Cabe señalar que la Universidad Nacional Autónoma de México cuenta con
un excelente programa a distancia, y que el Instituto Politécnico
Nacional ha integrado esta modalidad a nivel bachillerato.
*Maestro en ciencias; arqueólogo subacuático; diseñador gráfico; integrante del taller Madre Crónica
Fuente: Contralínea 317 / enero 2013