“Adiós, Pepe”… “Adiós, Benito” (¿regresará Peña el óleo de Juárez?)
Derechozos, vengativos y con cerebros de chorlito,
Fox y Calderón sacaron de Los Pinos el óleo de cuerpo entero de Juárez
que presidía uno de los salones de esa residencia mandada construir por
Lázaro Cárdenas, para que el Castillo de Chapultepec dejara de ser
morada de los presidentes. Maximiliano y Carlota sí lo habitaron en la
creencia de que el imperio de los panistas de entonces perduraría; pero
Juárez con los liberales y la nación los derrotaron, expulsando al
ejército francés de Napoleoncito III, con las victorias de Zaragoza y Escobedo.
Ese
Maximiliano (en cuyo honor Diego Fernández se dejó crecer la barba)
nunca fue emperador de nuestro país, pues como escribió Gastón García
Cantú en El pensamiento de la reacción mexicana, siendo Juárez el presidente de la República, el austriaco y los franchutes
no pasaron de invasores y precursores del vandalismo político que, casi
3 siglos después, practicaron Mancera, Peña y Ebrard contra los
estudiantes que protestaron el 1 de diciembre pasado.
No importa el retrato sino lo que
representa: Estado y gobierno laicos, que con Fox y Calderón sufrieron
ataques clericales desde el poder, en complicidad del Sindicato Nacional
de Trabajadores de la Educación (SNTE), de la señora Gordillo, los
Claudio X González (padre e hijo) y la iglesia de Rivera Carrera,
mensajero de El Vaticano. Ahora Peña, educado en colegios católicos,
rematando en la universidad del Opus Dei y sus lazos políticos con la
clerecía, podría tramar contrarreformas al Artículo 3 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el pretexto de rescatar
el control educativo; y el señor Chuayffet a toda costa lo servirá. Pero
una cosa es arrebatarle el poder al SNTE-Gordillo y otra mermar el
carácter laico institucional y educativo.
Peña tal vez no regrese a Los Pinos el
óleo de Juárez. Pero los mexicanos, con sus diferentes religiones e
iglesias, deben estar alertas para defender la libertad de creencias y
la tolerancia. Ya hubo muchos retrocesos con ese par de presidentes del
Partido Acción Nacional (PAN), quienes en lugar de asumir sus
responsabilidades, invocaron a sus dioses y creencias para asegurar que
obraron según lo que dios les mandó,cuando Fox tomó posesión se
fue a la iglesia; y antes de irse, Calderón se confesó y comulgó con
Rivera Carrera, en gran alarde publicitario.
José Alvarado (1911-1974) fue rector
de la Universidad de Nuevo León, periodista combatiente por el laicismo
educativo e institucional del Estado y apoyó la candidatura de un
Vasconcelos laico que terminó en la metafísica religiosa… A Alvarado sus
amigos le jugaron una broma cuando pasaba frente al colosal Monumento a
Juárez, en la Alameda Central de la Ciudad de México. Detrás de éste,
uno de ellos dijo: “Adiós, Pepe”, como si fuera la voz de Benito
Juárez. A lo que Alvarado contestó viendo la estatua del ilustre
estadista: “Adiós, Benito”. La anécdota viene al caso porque los
presidentes del PAN y sus periodistas (Televisa y Tv Azteca) vulneraron
el laicismo y trataron de hacer a un lado a Juárez por lo que
representa. Y porque el peñismo puede estar impulsando la continuidad
religiosa y la intolerancia si mete demasiado la mano en el Artículo 3 constitucional.
*Periodista
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