domingo, 13 de enero de 2013

“Adiós, Pepe”… “Adiós, Benito” (¿regresará Peña el óleo de Juárez?)

“Adiós, Pepe”… “Adiós, Benito” (¿regresará Peña el óleo de Juárez?)

Derechozos, vengativos y con cerebros de chorlito, Fox y Calderón sacaron de Los Pinos el óleo de cuerpo entero de Juárez que presidía uno de los salones de esa residencia mandada construir por Lázaro Cárdenas, para que el Castillo de Chapultepec dejara de ser morada de los presidentes. Maximiliano y Carlota sí lo habitaron en la creencia de que el imperio de los panistas de entonces perduraría; pero Juárez con los liberales y la nación los derrotaron, expulsando al ejército francés de Napoleoncito III, con las victorias de Zaragoza y Escobedo.
 
Ese Maximiliano (en cuyo honor Diego Fernández se dejó crecer la barba) nunca fue emperador de nuestro país, pues como escribió Gastón García Cantú en El pensamiento de la reacción mexicana, siendo Juárez el presidente de la República, el austriaco y los franchutes no pasaron de invasores y precursores del vandalismo político que, casi 3 siglos después, practicaron Mancera, Peña y Ebrard contra los estudiantes que protestaron el 1 de diciembre pasado.
 
No importa el retrato sino lo que representa: Estado y gobierno laicos, que con Fox y Calderón sufrieron ataques clericales desde el poder, en complicidad del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), de la señora Gordillo, los Claudio X González (padre e hijo) y la iglesia de Rivera Carrera, mensajero de El Vaticano. Ahora Peña, educado en colegios católicos, rematando en la universidad del Opus Dei y sus lazos políticos con la clerecía, podría tramar contrarreformas al Artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el pretexto de rescatar el control educativo; y el señor Chuayffet a toda costa lo servirá. Pero una cosa es arrebatarle el poder al SNTE-Gordillo y otra mermar el carácter laico institucional y educativo.
 
Peña tal vez no regrese a Los Pinos el óleo de Juárez. Pero los mexicanos, con sus diferentes religiones e iglesias, deben estar alertas para defender la libertad de creencias y la tolerancia. Ya hubo muchos retrocesos con ese par de presidentes del Partido Acción Nacional (PAN), quienes en lugar de asumir sus responsabilidades, invocaron a sus dioses y creencias para asegurar que obraron según lo que dios les mandó,cuando Fox tomó posesión se fue a la iglesia; y antes de irse, Calderón se confesó y comulgó con Rivera Carrera, en gran alarde publicitario.
 
José Alvarado (1911-1974) fue rector de la Universidad de Nuevo León, periodista combatiente por el laicismo educativo e institucional del Estado y apoyó la candidatura de un Vasconcelos laico que terminó en la metafísica religiosa… A Alvarado sus amigos le jugaron una broma cuando pasaba frente al colosal Monumento a Juárez, en la Alameda Central de la Ciudad de México. Detrás de éste, uno de ellos dijo: “Adiós, Pepe”, como si fuera la voz de Benito Juárez. A lo que Alvarado contestó viendo la estatua del ilustre estadista: “Adiós, Benito”. La anécdota viene al caso porque los presidentes del PAN y sus periodistas (Televisa y Tv Azteca) vulneraron el laicismo y trataron de hacer a un lado a Juárez por lo que representa. Y porque el peñismo puede estar impulsando la continuidad religiosa y la intolerancia si mete demasiado la mano en el Artículo 3 constitucional.
 
*Periodista

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