viernes, 29 de marzo de 2019

¿Adiós al neoliberalismo?


rebelion.org

¿Adiós al neoliberalismo?

 

 


Como antecedente habría que recordar que durante la campaña el ahora presidente evadía llamar por su nombre al modelo recién abolido, por sus implicaciones electorales también se cuidaba de no atacarlo frontalmente. Fue hasta su toma de protesta en el Congreso de la Unión que lo mencionó como tal por su nombre responsabilizándolo de la desgracia del país. Las búsquedas en google de la palabra neoliberalismo alcanzaron ese día cifras récord.
El 17 de marzo durante la clausura del foro Planeando Juntos la Transformación de México, en Palacio Nacional, el presidente no sólo decretó la abolición del modelo económico neoliberal, sino de su política, a la que caracterizó como “de pillaje, antipopular y entreguista". Las afirmaciones pudieron haberse interpretado como una broma más u otra ocurrencia de esas a las que ya nos tiene habituados durante sus conferencias mañaneras, sin embargo, como la declaración también se realizó en el marco de la presentación del Plan Nacional de Desarrollo no pudo pasar desapercibida.
Incluso los apologistas e intelectuales orgánicos de la 4T ignoraron la declaración o en el mejor de los casos la minimizaron diciendo que se trataba de un buen propósito, de una utopía que debemos construir entre todos. Sin embargo, basta una revisión panorámica al propio PND 2019-2024, por ejemplo, para desencantarse y aterrizar en las medidas que el presente gobierno está implementando, mismas que ni de lejos parecen sentar las bases para la construcción de dicha utopía.
Para colmo de males en la misma semana de la “abolición”, sería el mismo presidente con sus acciones quien se encargaría de desmentir sus declaraciones. Así quedó evidenciado al invitar nada menos que a Jared Kushner, yerno del mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, con quien se reunió en la casa de Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa e integrante del Consejo Asesor de la Presidencia, de quien AMLO se refirió como “un amigo en común”. La declaración contrasta con el anunciado fin del capitalismo de amigos que habría impulsado Enrique Peña Nieto, quien también se reunió en numerosas ocasiones con el familiar político de Trump, a quien incluso condecoró con la Orden Mexicana del Águila Azteca. Mal en la forma como en el fondo.
Para cerrar con broche de oro la semana de la “abolición”, se realizó en Acapulco la anual Convención Nacional Bancaria en la que el presidente fracasó en su intento por “convencer” a los banqueros de disminuir las estratosféricas comisiones que cobran a los usuarios. De acuerdo a sus propias cifras obtuvieron ganancias de 157 mil cien millones de pesos, lo que equivale a un incremento de 8.5% con respecto al año anterior. Bancos extranjeros que ganan más en México que en sus países de origen debido a dichas comisiones. AMLO respeta y reconoce la autonomía de la banca pero no de los pueblos indígenas al imponer megaproyectos con consultas a modo que ni siquiera se plantean para temas financieros.
Pese al decreto, y sin ser economistas, lo que la ciudadanía puede corroborar es la continuidad en la política que regula los precios de los combustibles como la gasolina y el diesel, ligados inexorablemente al aumento de precios en productos y servicios. Por lo mientras las leyes de la oferta y la demanda, es decir, las del mercado parecen no haberse enterado de su abolición en México.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El ejemplo de las termitas


rebelion.org

El ejemplo de las termitas

 

 


Como se sabe, las hormigas   termitas mediante su acción colectiva y coordinada pueden llegar a carcomer la estructura de una casa hasta tornarla inhabitable o provocar su derrumbe y cuando deben cruzar un río ancho y caudaloso se agrupan y forman una bola flotante para llegar a la orilla a costa del sacrificio de las hormigas exteriores que salvan así al resto de la colonia.
Salvo en circunstancias excepcionales (guerras, incendios, terremotos u otros desastres naturales) los seres humanos han perdido hace cientos de miles de años ese instinto de preservación y resguardo de la especie que tuvieron por millones de años los primeros homínidos y las pequeñas hordas de neandertales o cromañones.
Los clanes y las tribus fueron excluyentes y la civilización condujo después a la creación de estados cada vez más fuertes que, además, tenían interés en evitar que sus poblaciones se conocieran, se comunicaran y entremezclaran y, por el contrario, hacían de todo para convertir al vecino en enemigo potencial y esa cultura nefasta infectó hasta a las pequeñas comunidades vecinas.
Eso es lo que hace, por ejemplo, que los sonorenses no sientan como propios los problemas de los indígenas de Chiapas o del Istmo de Tehuantepec o incluso de Tamaulipas; o que todos deban librar en semiaislamiento una lucha contra un enemigo que tiene mil caras, pero que es común y único: el patrón, el capitalismo.
Por eso, para organizar a quienes la sociedad capitalista y la ideología dominante hacen de todo para mantener como individuos aislados y opuestos a sus semejantes, es necesario partir de lo local, donde la gente se conoce bien e interactúa y donde tiene más seguridad y confianza en sí misma.
Las luchas y las movilizaciones, como las de las mujeres mixes y zapotecas del Istmo de Tehuantepec que defienden su modo de vida y su territorio y se oponen por eso a los planes gubernamentales para la región que buscan transformarla en un dique de contención para los migrantes centroamericanos y sureños que le quitan el sueño a Donald Trump, unen a diversos grupos étnicos en un sólo haz; esas mujeres dejan de ser sólo zapotecas o mixtecas para considerarse indígenas que resisten en común. Eso refuerza su solidaridad, eleva su dignidad y conciencia, afirma la confianza en sí mismas de esas comunidades que aprenden que los planes que propone el Estado de sus explotadores no son inevitables ni los únicos posibles, pues, en determinadas condiciones sociales, es viable una alternativa. La organización de policías comunitarias y la coordinación de las mismas en la Montaña de Guerrero con independencia de la policía y de la justicia estatales, enseña también a todos que la forma verticalista y autoritaria asumida por el Estado en nuestro país puede ser remplazada por una democracia basada en decisiones de asambleas, con cuerpos ejecutivos controlados y revocables por las mismas en cualquier momento.
Hay que partir de las grietas del capitalismo, ensancharlas, sembrar en ellas, aplicar directamente soluciones a las pequeñas cosas, ocupando tierras baldías o improductivas, restructurando el territorio, organizando –en alianza con técnicos, maestros y sanitaristas– la distribución del agua, la enseñanza y la sanidad de modo que respondan a las necesidades de la comunidad. Hay que construir en común casas adecuadas y a prueba de desastres para quienes carecen de ellas.
El Estado central, con los impuestos indirectos, como el IVA, o directos que pagan todos menos las grandes empresas evasoras, deberá proveer los servicios esenciales que forman parte de los derechos humanos reconocidos por la ONU sin pretender imponer condiciones de vida que la población local organizada rechaza, ni restructurar el territorio de ésta en contra de su voluntad y de sus intereses.
En la administración local democrática, en la dirección asamblearia de los sindicatos o las comunidades, sin charros ni caudillos, es donde se adquiere confianza en la propia capacidad, se aprende a aprender lo necesario para ser ciudadano pleno, administrador, organizador y estadista. En ella se puede adquirir también el conocimiento de qué es el capitalismo y establecer alianzas para combatirlo.
Cambiando lo local, al crear poder popular se comienza a cambiar todo el país. Pero si la visión de los protagonistas de ese cambio no va más allá de su entorno, las relaciones de fuerza entre oprimidos y opresores y el gran capital no sufrirán modificaciones, ya que quienes mandan en el aparato estatal central y en la economía seguirán tratando a los demás como subordinados y súbditos.
Lo local no está separado de lo regional, de lo nacional ni de lo internacional. Es sólo la expresión particular, en una zona dada, del imperio internacional del capital financiero. Por eso –como hacen las mujeres con sus enormes luchas o los estudiantes que combaten la destrucción ambiental en todo el planeta– hay que trabajar localmente, pero considerando siempre el resto del país y el mundo y encontrando en estos propuestas, fuerzas y solidaridad.
Fuente: http://www.jornada.com.mx/2019/03/24/opinion/016a2pol

“Operación rastrillo” contra miles de desempleados y “operación apapacho” a ladrones millonarios


rebelion.org

 “Operación rastrillo” contra miles de desempleados y “operación apapacho” a ladrones millonarios

 

 


“Operación rastrillo” contra miles de desempleados y “operación apapacho” a ladrones millonarios
1. He aplaudido emocionado que el presidente López Obrador diga que “se acabó la política neoliberal” y que existe una prensa conservadora y “fi fí” y que, a pesar de la libertad que tienen para publicar lo que quieran, él como ciudadano y presidente, seguirá teniendo derecho a réplica y no lo dejará de hacer; es decir les seguirá llamando a los medios de información y a sus dueños, conservadores y FI Fí, porque eso son. Además, López Obrador en sus discursos ha ido más a fondo en aquello que “el pueblo pone, quita y manda”. Algunas veces pienso que en la práctica sus discursos pueden ser más radicales que los que ha usado el marxismo. Más radicales que mis artículos que muchos se niegan a publicar.
2. Sin embargo parece existir una gigantesca contradicción. En tanto el presidente explica con mucha claridad en sus “conferencias mañaneras”, demuestra la gigantesca miseria, injusticia, saqueo, que ha vivido el pueblo de México -no solo durante un siglo sino aún peor en los últimos 30 años- casi nada o nada se hace política o jurídicamente para castigar a los culpables. Los 500 ex altos funcionario denunciados, muy conocidos, que están a la vista, no se han robado dos o tres milloncitos de pesos sino han robado de 50 mil a 500 mil millones de pesos o dólares que no están en los bancos sino en algunos de los 100 paraísos fiscales repartidos en el mundo. Sólo con los depósitos de los cinco expresidentes se podrían crear dos millones de empleos.
3. Coño, si López Obrador no los quiere en la cárcel -porque teme que esas instituciones con presos multimillonarios y sus visitas familiares podrían convertirse en los nuevos campos o zonas residenciales de las Lomas, Polanco, Pedregal, Santa Fe, Bosques- pues que entreguen todo lo robado en capitales y propiedades y que siga la política de apapachos o abrazos. Entre tanto hoy nos hemos amanecido con el anuncio de una brutal represión contra los ladrones de carteras y pan para comer. El gobernador del Estado de México dijo que aplicó –con todas las fuerzas armadas- la represión “tipo rastrillo” en su estado el viernes y sábado y metió a la cárcel a 320 pobres y miserables. ¿Es esta la política de “primero los pobres”?
4. El presidente ha repetido, como casi todos los gobiernos, que los extremos se tocan, es decir que la derecha conservadora, los fifís, coinciden con la izquierda radical en su lucha contra los gobiernos de centro. La realidad es que así ha parecido siempre, pero es absolutamente falso. La derecha lucha para que las cosas no cambien, que se conserven en beneficio de la clase millonaria dominante; la izquierda es radicalmente diferente: exige siempre a los gobiernos que beneficien a los pobres, a los explotados y que su objetivo sea la igualdad económica, política, social. Confiamos en que el gobierno de López Obrador camine en beneficio de los pobres y explotados y si así no fuera, la izquierda tendrá la obligación de combatirlo; es un asunto de principios.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.