El próximo 23 de abril se celebran
elecciones presidenciales en Francia,
y los principales candidatos se encuentran ya en plena campaña. Tras un
mandato polémico y con su nivel de popularidad por los suelos, el
actual presidente François Hollande no concurre. Habrá por tanto un
nuevo presidente en la república gala, sea cual sea el resultado.
Tras el
Brexit y la llegada de
Trump a la Casa Blanca, las elecciones francesas pueden ser un nuevo paso adelante en el avance del populismo y el nacionalismo si
Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional, consigue la victoria.
Aunque Le Pen es favorita para ganar la primera ronda, no lo es para convertirse en presidenta:
en el sistema francés, los dos candidatos más votados se enfrentan en
una segunda ronda y en ese caso, según los sondeos cualquiera de los
posibles rivales parece tener más posibilidades que la candidata
populista.
Fuente: PrésiTrack / Les Echos (13/2/2017) - elaboración propia
No está claro, sin embargo, quién será el segundo en discordia. Los candidatos de los partidos tradicionales (el republicano
Fillon y el socialista
Hamon)
están inmersos en polémicas de nepotismo, en el caso del primero, y de
división interna en el partido, en caso del segundo. Una figura
emergente, el exsocialista
Emmanuel Macron, podría relegar a ambos, aunque la situación está muy abierta, a más de dos meses de los comicios. En este contexto, repasamos
los programas económicos de quienes podrían convertirse en el próximo presidente de Francia.
Le Pen: mezclando el proteccionismo de Trump y el intervencionismo de Podemos
La candidata del Frente Nacional ha llegado a una situación que parecía imposible hace no tantos años: tener
posibilidades reales de convertirse en presidenta. Le Pen ha presentado recientemente su
programa económico caracterizado por el proteccionismo y el intervencionismo, en línea con otros movimientos populistas del continente.
El primer punto del
programa de Le Pen es un
referéndum de salida de la UE.
Propone también abandonar el euro para recuperar el control de la
política monetaria, o, en otras palabras, de la impresora de billetes.
El objetivo de volver al franco sería aumentar la oferta monetaria para
reactivar la economía y acabar con la 'tiranía de los mercados'.
Es,
como Trump, muy estricta con los trabajadores extranjeros, a quienes
propone gravar con impuestos extra que no pagarían los trabajadores
franceses.
Las importaciones estarían sujetas a aranceles adicionales (algo que necesitaría del 'Frexit', ya que dentro de la Unión Europea no es competencia de los estados).
Pero, al contrario que Trump (y a similitud de movimientos populistas de izquieda)
Le Pen propone una economía muy controlada por el gobierno,
con planificación estatal de la política industrial. También propone un
fuerte incremento del gasto público, llevando a cabo medidas como la
reducción de la edad de la jubilación o el aumento de sueldos públicos.
Estas propuestas intervencionistas y proclives al endeudamiento han
levantado
fuertes críticas en sectores liberales.
Macron: un liberal proeuropeo con algunos cabos sueltos
Exministro del Partido Socialista Francés,
Emmanuel Macron decidió presentarse a las elecciones por libre sin pasar por las primarias socialistas, organizando un nuevo movimiento político llamado
En Marche.
Y precisamente su buena marcha en las encuestas hace pensar que fue una
decisión acertada, ya que se consolida como segunda opción en primera
vuelta. De confirmarse estas expectativas competiría contra Le Pen en
segunda vuelta, con altas posibilidades de ganar y convertirse en el
presidente más joven de Francia con apenas 39 años.
Pese a su
pasado socialista, Macron viene de estudiar en la prestigiosa Escuela
Nacional de Administración y trabajar como banquero de inversión en
Rothschild. Quizá por ello
sus propuestas económicas son relativamente ortodoxas:
rebaja y simplificación de los impuestos corporativos, flexibilización
de la jornada laboral (pero manteniendo las 35 horas como base), ajuste
de la edad de jubilación... por otro lado propone medidas más
progresistas como reducir impuestos a los salarios más bajos, extender
la cobertura por desempleo y aumentar subvenciones a familias sin
ingresos.
En el contexto internacional, de sus declaraciones se deduce que
Macron es lo opuesto a Le Pen: es pro-europeo y aspira a abrir Francia al talento extranjero. Recientemente, Macron
ha invitado
a los científicos norteamericanos preocupados por el nuevo rumbo de su
país a que continúen investigando en Francia. Su posible victoria es
vista por muchos como un posible salvavidas en la actual deriva de desintegración de la UE.
Pero
quedan muchos interrogantes abiertos en su candidatura. Su postura
ambigua entre el liberalismo y la socialdemocracia no termina de
concretarse: Macron
aún no ha presentado su programa. Pese a su reciente popularidad,
la falta de propuestas concretas y de experiencia previa hacen que Macron siga siendo una incógnita en muchos aspectos. Ello le puede costar el pase a segunda ronda frente a alguno de los candidatos de los partidos tradicionales.
Fillon: un conservador clásico en el ojo del huracán
El candidato de
Les Républicains,
François Fillon, se las prometía muy felices tras
ganar las primarias conservadoras al exprimer ministro Alain Juppé y el expresidente Nicolas Sarkozy. Con los socialistas divididos,
Fillon parecía claro candidato a pasar a la segunda ronda, para luego ganar la votación final a Le Pen. Pero la revelación de que
contrató a su mujer e hijos
como asesores, justo al tiempo que se producía la gran eclosión de
Macron, le condena de momento a la tercera plaza en los sondeos (si bien
muy cerca del candidato independiente).
Fillon es un conservador ortodoxo al que muchos comparan con Margaret Thatcher. Su duro
programa económico
porpone acabar con la jornada de 35 horas, reducir la plantilla de
empleados públicos o aumentar el IVA; reformas que considera necesarias
para reconducir a una Francia 'quebrada'. Para fomentar el empleo,
propone reducir las cargas a los emprendedores y liberalizar sectores
económicos protegidos. Con sus medidas de austeridad,
promete ahorrar a la administración francesa 100,000 millones de euros en los próximos cinco años.
Irónicamente, sus
propuestas sociales conservadoras
(restringir adopciones por parejas homosexuales, reducir la
inmigración...) pensadas para competir con Le Pen, le pueden resultar un
inesperado lastre para sobrepasar a Macron. Aunque de momento
la tendencia de Fillon es descendente,
está aún lo suficientemente cerca de cabeza como para no descartar la
posibilidad de que se convierta en el próximo presidente.
Hamon: el 'Corbyn' francés que propone un impuesto a los robots
Los paralelismos del candidato socialista
Benoît Hamon con
Jeremy Corbyn
son demasiado obvios como para ignorarlos. Ambos se sitúan en el ala
izquierda de partidos socialdemócratas, ambos han ganado por sorpresa
frente a candidatos más centristas y ambos son muy populares entre sus
militantes pero poco entre la población general.
Con la renuncia
de Hollande a ser reelegido, la candidatura socialista parecía asignada
de antemano a su primer ministro, el barcelonés
Manuel Valls. Sin embargo los simpatizantes socialistas apostaron por romper con la moderación de la época Hollande y
dar el triunfo a Hamon
en las primarias. Frente a la posición de Valls (similar a la de
Macron), Hamon propone políticas de estímulo para revitalizar la
economía francesa, comenzando por una
renta básica universal de 750 euros mensuales.
En su
programa, Hamon apuesta por una Francia 'independiente y protectora'. Es
contrario a pactos de libre comercio
como el CETA o el TTIP (lo que le alinea con Le Pen), a la vez que
promete aumentar el presupuesto en defensa. También se muestra en contra
de la
uberización de la economía, con propuestas para ampliar la protección de los trabajadores que incluyen medidas polémicas como un
impuesto a los robots.
Ya
sea por el ascenso de Macron, por el lastre de Hollande, o porque sus
medidas son vistas como demasiado izquierdistas por el votante medio,
Hamon obtiene unos resultados modestos en las encuestas
y parece lejos de la segunda ronda. Pero con dos meses por delante, la
carrera está suficientemente apretada como para no descartarlo por
completo. Al fin y al cabo tiene detrás el respaldo de uno de los dos
grandes partidos de Francia.
Los candidatos minoritarios
Del resto de candidatos hay solo uno con un porcentaje de apoyo en torno al 10%: el incombustible
Jean-Luc Mélenchon, otro exsocialista que bajo el lema 'la Francia insumisa' se ha confesado
admirador de Hugo Chávez. Su proximidad ideológica a Hamon lastra las expectativas electorales de ambos.
Los otros dos candidatos con un apoyo mínimamente significativo son el eurodiputado ecologista
Yannick Jadot y
Nicolas Dupont-Aignan, político
gaullista
con posiciones muy próximas a Le Pen (incluyendo el abandono del euro).
Pese a sus limitadas expectativas, en una carrera tan ajustada entre
Macron y Fillon, los votos que Dupont 'robe' a este último podrían
resultar decisivos para decidir el pase a segunda vuelta.
Quedan
más de dos meses para saber si en el Elíseo se sentará una populista
proteccionista, un ambiguo liberal proeuropeo, un conservador
tradicionalista o un socialista de la vieja escuela; pero no cabe duda
de que
el resultado de estas elecciones no sólo marcará el rumbo
de Francia durante los próximos cinco años, sino también del resto de
la Unión Europea.