El último ejemplo lo hemos tenido con la carta de 35 reputados psiquiatras que ponen en duda el equilibrio mental del magnate.
Exponemos primero este asunto en concreto y profundizaremos más sobre
ello, en la segunda parte del artículo. Porque aunque parezca algo
anecdótico, el asunto tiene miga…
Un grupo de 35 psiquiatras estadounidenses han decidido romper el
silencio habitual de los profesionales de la salud mental sobre las
figuras públicas, en una carta remitida al New York Times.
En la misiva, alertan a sus compatriotas sobre la “grave inestabilidad emocional” del nuevo presidente y advierten que es “incapaz de servir con seguridad como presidente”.
La carta ha sido publicada también en la página web de uno de los
firmantes, el doctor Lance M. Dodes, experto en adicciones y analista
emérito de la Sociedad e Instituto Psicoanalítico de Boston y antiguo
profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard.
A continuación se transcribe el contenido de la carta de los psiquiatras…
“Al editor:
Charles M. Blow, en su columna en el New York Times del 9 de
febrero, describe la necesidad constante de Donald Trump de “machacar a
la oposición”. Como profesionales de la salud mental, compartimos la
preocupación de Blow.
El silencio de las organizaciones de salud mental del país,
se debe a un dictado autoimpuesto sobre la evaluación de figuras
públicas, conocido como la Regla de Goldwater de 1973, de la Asociación
Psiquiátrica Americana.
Pero este silencio ha resultado en un fracaso para prestar
nuestra experiencia a periodistas preocupados y miembros del Congreso en
este momento crítico. Tememos que está en juego demasiado para
permanecer en silencio.
El discurso y las acciones del señor Trump demuestran una
incapacidad para tolerar opiniones diferentes de las suyas, lo que le
lleva a reacciones de rabia. Sus palabras y conductas sugieren una
profunda incapacidad para sentir empatía. Los individuos con estos
rasgos, distorsionan la realidad para adaptarla a su estado psicológico,
atacando a los hechos y a quienes los transmiten (como por ejemplo,
periodistas y científicos).
En un líder poderoso, es probable que estos ataques aumenten, ya que su mito personal de grandeza parece que se confirma.
Creemos que la grave inestabilidad emocional indicada por el
discurso y las acciones del señor Trump, lo hace incapaz de servir con
seguridad como presidente”.
A estas alturas, el asunto puede enfocarse desde múltiples puntos de
vista, dependiendo de si está del lado de Trump o en contra de él.
UNA CAMPAÑA ORQUESTADA
Los defensores de Trump podrán esgrimir que la carta de los
psiquiatras sobre Trump, forma parte de la cada vez más amplia campaña
de descrédito hacia el magnate, que se está desplegando, por tierra mar y
aire, en muchos medios de comunicación de masas.
Los más fervientes defensores de Trump, quizás atribuyan estos
ataques ( para ellos injustificados ) a la rabia de sus opositores
políticos demócratas y a un establishment y unas élites que ven al
magnate como una amenaza y un peligro para sus intereses de poder.
Lo que es difícil negar a estas alturas es que efectivamente, existe una campaña de desprestigio hacia la figura de Trump.
El simple hecho de que esta carta de los psiquiatras se haya
publicado en el New York Times, ya debería abrirnos los ojos sobre su
intencionalidad.
Estas últimas semanas hemos asistido a un auténtico desfile de
mentiras, bulos y calumnias sobre Trump, destinadas íntegramente a minar
su imagen de la forma que sea, a base, muchas veces, de falsedades
fabricadas con toda la mala intención.
La CNN, una cadena de clara tendencia demócrata y próxima a Hillary
Clinton, es el mejor ejemplo de ello, alcanzando cotas de manipulación
absolutamente intolerables.
Esquivando determinados temas
Sin embargo, resulta curioso ver como todos estos ataques contra
Trump, que ya empezaron durante la campaña electoral, siempre consiguen
esquivar los asuntos que realmente podrían poner en tela de juicio al
magnate.
¿Por qué razón los grandes medios de masas contrarios a Trump, jamás
escarban en sus conocidos vínculos con la mafia, por poner un ejemplo?
Bien, quizás la respuesta más obvia sea que, al escarbar en sus
vínculos con la mafia, sobretodo en lo relativo a sus casinos de
Atlantic City, quien acabaría apareciendo serían Rothschild y grandes
poderes de Wall Street, que estaban implicados en la financiación de
dichos proyectos…por eso, nadie busca perjudicarle por ahí, pues se
toparía con “sus amos”.
UNA CAMPAÑA LÓGICA
Otra forma de interpretar este alud de ataques contra Trump, es
considerar que el propio magnate se lo ha ganado a pulso, a base de
insultos públicos, desprecios, polémicas de todo pelaje y constantes
muestras de prepotencia, tan absurdas como innecesarias.
Es posible que jamás en la historia de los EEUU, un presidente hubiera conseguido generarse tantos enemigos, solo con su lengua.
Y sumémosle a ello, un conjunto de sucias campañas cargadas de
mentiras, perpetrados por los grupos más ultraconservadores del país
(como Alt-Right), dirigidos por su hombre de confianza de Goldman Sachs,
el fanático Steve Bannon…así como el apoyo de grupos racistas como el
Klu Klux Klan.
¿DÓNDE SITUAMOS LA CARTA DE LOS PSIQUIATRAS?
Pero volvamos al asunto de los psiquiatras y su carta denunciando el estado mental de Trump.
Aquí, de nuevo, surgen dos posibles enfoques diferentes.
UNA PRIMERA MANIOBRA PARA SU DESTITUCIÓN
Como decíamos, habrá quien interprete esta carta como una pieza más de la campaña de ataques contra Trump.
Y en tal caso, esta advertencia de los psiquiatras, podría ser la
primera maniobra de un ataque destinado a arrebatarle la presidencia a
Trump.
Como veíamos en un artículo de RT, Trump podría ser obligado a abandonar la Casa Blanca sin tener que recurrir al ‘impeachment’.
Así es como lo expone el artículo…
Conviene recordar
que las leyes norteamericanas contemplan distintas vías mediante las
cuales se puede obligar presidente del país a dejar el cargo.
Una de ellas se encuentra recogida en la Sección 4 de la 25.ª
Enmienda a la Constitución de Estados Unidos. Esta cláusula permite
destituir al jefe de Estado norteamericano sin recurrir al procedimiento
de impugnación formal conocido como ‘impeachment’.
“Cuando el vicepresidente y la mayoría de los principales
funcionarios de los departamentos ejecutivos o de cualquier otro cuerpo
que el Congreso autorizara por ley trasmitieran al presidente pro
tempore del Senado y al presidente de debates de la Cámara de Diputados
su declaración escrita de que el presidente está imposibilitado de
ejercer los derechos y deberes de su cargo, el vicepresidente
inmediatamente asumirá los derechos y deberes del cargo como presidente
en funciones”
“Si el Congreso, en el término de veintiún días de ser
recibida la ulterior declaración escrita o, de no estar en sesión,
dentro de los veintiún días de haber sido convocado a reunirse,
determinará por voto de las dos terceras partes de ambas Cámaras que el
presidente está imposibilitado de ejercer los derechos y deberes de su
cargo, el vicepresidente continuará desempeñando el cargo como
presidente actuante; de lo contrario, el presidente asumirá de nuevo los
derechos y deberes de su cargo”.
En definitiva: la cúpula del poder estadounidense sí puede ‘despedir’
a Donald Trump alegando que está incapacitado para desempeñar las
funciones de mandatario del país, pero el proceso fracasará si el
magnate logra probar lo contrario durante los ventiún días siguientes.
Mucha atención a esto, porque la carta de los psiquiatras podría
abrir una vía de destitución, basada en el presunto estado mental del
magnate.
Creemos que esto tiene poco recorrido real, pero sí tiene recorrido
mediático, es decir, los medios contrarios a Trump pueden pasarse los
próximos 4 años bombardeando con propaganda sobre su estado mental.
UNA TRISTE Y ALARMANTE REALIDAD
Pero también podemos interpretar la carta de los psiquiatras desde otro punto de vista.
Y es que también deberíamos preguntarnos: ¿tienen su parte de razón al denunciar el estado mental de Trump?
Ciertamente hay gran cantidad de aspectos sobre el carácter de Trump y
su forma de actuar, que pueden justificar sobradamente la carta de los
psiquiatras.
Trump es una auténtica máquina de polemizar, insultar y faltar al
respeto a diestro y siniestro, hasta el punto de que, en muchos
aspectos, genera dudas serias sobre su capacidad para gobernar un país.
Los ejemplos son muchos y variados; ahí tenemos, por ejemplo, su
conferencia telefónica con el premier Australiano, Malcolm Turnbull, al
que colgó el teléfono, porque no le gustaba lo que le decía su
interlocutor. Una actitud impropia e injustificable en un gobernante y
más si tenemos en cuenta que aún no lleva ni un mes en el poder. Aparte
de ser una falta de respeto intolerable desde un punto de vista
diplomático.
Pero uno de los asuntos que más ha alarmado al Robot, aunque a los
lectores pueda parecerles extraño, es su polémica con Meryl Streep.
Recordemos que durante la ceremonia de entrega de los Globos de Oro,
Streep criticó duramente a Trump, reprochándole en público sus planes de
expulsar a los inmigrantes y la humillación que supuestamente cometió
en 2015 contra Serge Kovaleski, un periodista discapacitado de ‘The New
York Times’.
Hubo quien, muy acertadamente, acusó a Streep de hipocresía, preguntando “¿Dónde estaba Meryl Streep cuando Obama enjuiciaba a informantes y bombardeaba a inocentes?”.
Una verdad como un templo, que quizás no gustara a la actriz y sus
compañeros de Hollywood y el mundo del espectáculo, altamente
politizados y que tan vergonzosamente callados están cuando quien comete
los abusos es del partido demócrata.
Pero más allá de la hipocresía de Meryl Streep, lo que resulta
especialmente alarmante, es que Trump le respondiera…y más de la forma
en que respondió.
Recordemos que Trump se arrojó sobre su móvil para dejar en Twitter un mensaje en el que acusaba a Streep de “ser una actriz sobrevalorada”.
Y este gesto, aunque a mucha gente pueda parecerle una anécdota, es altamente alarmante.
¿Cómo puede ser que un presidente de EEUU, el hombre políticamente
más poderoso del planeta, se líe a discutir en público con una actriz,
por el simple hecho de que le ha criticado?
Esta respuesta visceral de Trump, significa muchas cosas.
Para empezar, significa que Trump es como un adolescente mimado y
caprichoso que no sabe controlar sus emociones. Su actitud es impropia
de un hombre hecho y derecho de 70 años y parece más la de un niñato
consentido e irreflexivo, incapaz de aceptar una crítica o un comentario
contrario a él. Y eso resulta escalofriante, teniendo en cuenta la
cantidad de poder que este hombre carga sobre sus hombros.
Por otro lado, indica que Trump no tiene ni idea de lo que representa
su cargo y eso también es altamente inquietante. Un presidente de EEUU
es demasiado importante como para enzarzarse en discusiones públicas con
una simple actriz, aparte de que, el propio Trump, también la
representa a ella, al ser su presidente.
Y también pone de manifiesto un aspecto de la psicología de Trump, que creemos sinceramente que mucha gente malinterpreta.
Por alguna razón que no llegamos a comprender, mucha gente considera a Trump como un “hombre fuerte”.
Y precisamente, reacciones como la que ha tenido con Meryl Streep o
sus burlas a Arnold Schwarzenegger por no igualar sus índices de
audiencia al frente del reality show “the Apprentice”, demuestran
exactamente lo contrario: que Trump es un hombrecillo DÉBIL y ACOMPLEJADO.
Cuando un hombre necesita humillar, insultar, o faltar al respeto a
los demás para sentirse superior, es que es muy, pero que muy débil.
Y es que una persona segura de sí misma, y que está bien consigo
misma, no necesita humillar a los demás para sentirse fuerte. Es fuerte
por sí mismo y no necesita compararse con otros, ni competir con ellos.
Lo que realmente le preocupa es el juicio que tiene sobre sí mismo y
no el que tengan los demás, ni que posición ocupe en “el ránking”.
Una persona bien construida, conoce sus propios errores y faltas y es capaz de tolerar las de los demás.
El respeto a los demás, es de hecho, una muestra de fortaleza, de la misma forma que lo es la empatía.
Algo que mucha gente limitada mentalmente, no está capacitada para comprender.
Por eso, reacciones como la de Trump ante los comentarios de Meryl
Streep, resultan tan alarmantes: por lo que indican sobre el estado
mental y emocional del personaje.
Tenemos a un hombre profundamente egocéntrico, irreflexivo, visceral,
inmaduro, que no sabe lo que significa su cargo y lo que es peor, un
hombrecillo débil e inseguro, que no sabe quién es él mismo y que
necesita reafirmarse aplastando a los demás.
En conclusión, y desde el punto de vista del Robot…
Tenemos una campaña de desinformación a gran escala, dedicada a
desprestigiar a Trump y atacar de forma absolutamente INDECENTE tanto a
Putin como a Rusia, a través de las más burdas mentiras y
manipulaciones. ( por ejemplo, lo que han llegado a decir en el programa
de La Sexta “Al Rojo Vivo” sobre Trump, Rusia y RT, hoy 15 de febrero,
ha sido indignante, cmo también resultan indignantes todas las mentiras
que han vertido sobre la guerra de Siria ).
Por otro lado, tenemos otra campaña de desinformación a gran escala,
básicamente realizada a través de Internet y las redes sociales ( la
mayor campaña en estos medios hasta la fecha) y centrada en mostrarnos a
Trump como un libertador y un enemigo de las élites, algo que es,
directamente, un insulto a la inteligencia. De hecho, Trump en sí mismo,
es una gran y repugnante mentira, solo apta para mentes débiles.
El capítulo concreto de la carta de los psiquiatras, se circunscribe
plenamente en este circo de la falacia y la manipulación más vil.
Deberíamos preguntarnos dónde estaban todos estos psiquiatras cuando
llegó al poder ese psicópata llamado George W Bush, dónde estaban cuando
el campeón de la mentira y la hipocresía Barack Obama gobernó durante 8
años y por qué callaron sus bocazas cuando esa peligrosa tarada,
demente a todas luces, de Hillary Clinton, estuvo cerca de convertirse
en presidenta.
Sin embargo, no por ello, su denuncia sobre el estado mental de Trump
es desacertada. Desde el punto de vista del Robot, se queda muy corta,
como ya hemos indicado más arriba.
El hecho de que un personaje tan demencial como Trump (o como otros
líderes similares que van surgiendo, como Duterte), pueda ser elegido
presidente, habla muy mal del estado mental de una población.
Pero evidentemente, este solo es nuestro punto de vista y como tal, es discutible y debatible.
Por lo tanto, nos gustaría preguntar la opinión de los lectores al
respecto, centrándonos básicamente, en la carta de denuncia de los
psiquiatras, sobre el estado mental de Donald Trump…
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