No
hay mucho consenso entre los coreano-estadounidenses, pero todos
coinciden en que el presidente Donald Trump supone una mayor amenaza que
su par Kim Jong-un.
De hecho, cuando se trata del presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, y su estrategia respecto a Corea del
Norte, la comunidad coreano-estadounidense está unida y, al mismo
tiempo, aterrorizada —republicanos y demócratas, religiosos y seculares,
comerciantes y políticos—. La mitad, muerta de miedo.
“El consenso (…) es que consideramos a Donald Trump una amenaza mayor
que (el líder norcoreano) Kim Jong-un, porque está creando mayor caos e
incertidumbre. Es impactante ¿no? Eso nunca había ocurrido antes”, ha
indicado Joon Bang, director ejecutivo de la coalición
coreano-estadounidense de Los Ángeles (suroeste), citado este jueves por
The Guardian.
El diario británico recuerda que, desde el pasado agosto, cuando el inquilino de la Casa Blanca
amenazó a Pyongyang con “un fuego y una furia
jamás vistos”, los líderes de los 1,8 millones coreanos residentes en
Estados Unidos han “suplicado” al presidente que atenúe su “retórica
provocativa”, sin conseguir resultado alguno.
Incluso escribieron una
carta a
la Casa Blanca, en la que reclamaron a Trump que no amenace a Pyongyang
con atacar Corea del Norte con armas nucleares, además de recordarle
que en el último conflicto directo en la península murieron más de
36.000 estadounidenses.
El consenso (…) es que consideramos a Donald Trump una amenaza mayor
que (el líder norcoreano) Kim Jong-un, porque está creando mayor caos e
incertidumbre. Es impactante ¿no? Eso nunca había ocurrido antes”, ha
indicado Joon Bang, director ejecutivo de la coalición
coreano-estadounidense de Los Ángeles.
Uno de los signatarios de esa misiva, el concejal angelino David
Ryu, recuerda en declaraciones al periódico londinense un discurso de
Trump en que el mandatario
amenazó a Corea del Norte con destruirla totalmente, en respuesta a sus programas nuclear y balístico.
“Esto no es normal (…)
No sé si él entiende lo que quiere decir “la destrucción total”. Eso significa que en ambos lados morirían millones de personas.
¿Es eso lo que él quiere en su conciencia?”, se pregunta Ryu, para
luego añadir que la comunidad comparte la misma postura, tanto en las
preocupaciones como en los temores.
Edward Park, un profesor de la Universidad de Los Ángeles, advierte a
su vez de que en una guerra nuclear no hay ganadores. “Esto no es
una telerrealidad. Para los coreanos es solo una temeridad hostil que
debe parar”, enfatiza.
La mayoría de los coreano-estadounidenses entrevistados coinciden en
que la Administración del magnate republicano ha malinterpretado las
intenciones de los últimos ensayos balísticos de Pyongyang, recoge
The Guardian.
De igual modo, piensan que el “comportamiento obstinado” de Pyongyang
requiere una “respuesta madura", contraria a lo que está haciendo
Washington.
Esta comunidad tiene asimismo miedo a la nuclearización de la región, mientras
Japón y Corea del Norte se ven tentados por el arma nuclear, como herramienta para hacer frente a la supuesta amenaza que supondría Corea del Norte.
Últimamente, Estados Unidos y el país del noreste asiático atraviesan
momentos difíciles, llenos de retórica belicista. Con el fin de poder
hacer frente a las provocaciones y
las amenazas
que Pyongyang dice sufrir por parte de EE.UU., el Gobierno norcoreano
se ha comprometido a seguir desarrollando su programa nuclear.
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