miércoles, 2 de noviembre de 2016

Terrorismo financiero y degradación del trabajo


Terrorismo financiero y degradación del trabajo



Por Enrique Martín Criado, miembro de ABP


Actualmente, a nadie se le escapa que sus condiciones de vida y de trabajo se ven afectadas por acciones y estrategias que pueden ocurrir a muchos kilómetros de donde vive. Y si alguien lo había olvidado, la crisis actual se lo ha recordado con crueldad: los ajustes de plantilla, EREs, despidos, deslocalizaciones de empresas, subcontrataciones, el chantaje continuo de las empresas a los trabajadores para imponer condiciones de trabajo y salarios se justifican por la “competencia internacional”, necesidades de los “mercados”, los “altos costes comparativos”, y un largo etcétera de razones que remiten siempre a realidades muy alejadas. Es común resumir todos estos procesos con una etiqueta: “globalización”. La apertura de las fronteras obligaría a competir con las empresas de todo el mundo: el trabajador español tendría que hacer frente a los bajos salarios e infames condiciones laborales que imperan en China, India o Bangladesh resignándose -¿hasta aceptar el riesgo de ser aplastado por el edificio donde trabaja?- a una degradación continua de su vida y trabajo.

Recientemente los sociólogos Luis Enrique Alonso y Carlos J. Fernández han coordinado un libro (La financiarización de las relaciones salariales. Una perspectiva internacional. Ed. La Catarata, 2012) que ofrece un excelente análisis de esta realidad centrándose en un fenómeno hasta ahora poco difundido entre el público general: la “financiarización”. ¿En qué consiste la financiarización? Básicamente en el dominio de las empresas financieras sobre el resto de la actividad económica.

La financiarización es un proceso que se ha desarrollado en las últimas décadas, posibilitado por transformaciones –neoliberales- en las normas jurídicas nacionales e internacionales que han eliminado muchas trabas a la transacción internacional de capitales y a todo tipo de nuevas instituciones financieras –como los fondos de inversión-, que progresivamente han pasado a controlar toda la actividad económica, al tiempo que se han beneficiado de una opacidad en sus operaciones que los poderes públicos no han controlado.

Antes, los bancos eran las principales instituciones financieras y su principal actividad consistía en captar dinero y prestarlo: su beneficio se realizaba mediante la diferencia entre la tasa de intereses que daban por el dinero depositado y la que exigían por el prestado. También tenían participaciones en empresas, pero solían permanecer al margen de las decisiones que se tomaban en éstas: intervenían comprando y vendiendo acciones según los beneficios que esperaban. Progresivamente se producen varias transformaciones.



En primer lugar, la banca comienza a diversificar su ámbito de actuación, creando nuevos productos financieros cada vez más opacos e interviniendo directamente en la gestión de las empresas –ya sea por la compra de participaciones mayoritarias o porque las empresas tienen grandes deudas con los bancos-. La actividad de las empresas empieza a estar cada vez más supeditada a su rentabilidad inmediata: ya no se trata simplemente de conseguir un beneficio a largo plazo produciendo mercancías, sino de obtener más beneficio por el capital invertido del que se obtendría invirtiendo en otros productos financieros. Una empresa “deficitaria” ya no es aquella que sufre pérdidas: es aquella que da menos beneficios de los que se podrían obtener llevándose el capital a otra parte.

En segundo lugar, se expanden nuevos actores económicos que concentran una enorme cantidad de capital: fondos de pensiones, compañías de seguros, fondos de inversión… Estos, por la gran cantidad de capital que manejan, pueden alterar el curso de las divisas, las cotizaciones en bolsa, las “primas de riesgo”…. Su objetivo es ofrecerles a sus inversores la máxima rentabilidad posible, comprando y vendiendo todo tipo de productos: participaciones en empresas, mercados de futuros de materias primas, hipotecas… Aquí llega a su máximo la lógica de obtener rentabilidad a corto plazo: estos fondos comienzan a comprar empresas y a exprimirles el máximo de beneficios posibles, aunque sea destruyéndolas.

Por último, y ligado a todo lo anterior, se expanden nuevos sistemas de retribución de las cúpulas de ejecutivos. Estos cobrarán cada vez más –y más y más…- en función de los resultados inmediatos de la empresa: opciones sobre acciones, primas en función de los beneficios… Estas retribuciones suponen una apropiación creciente de los recursos de la empresa por las cúpulas ejecutivas, cuyas retribuciones se pueden contar –sin sonrojo- en millones de euros. Pero también un énfasis en la rentabilidad inmediata, aún a expensas de la supervivencia de la propia empresa: las cúpulas ejecutivas pueden estar descapitalizando la empresa –esto es, sustrayéndole las inversiones en maquinaria, tecnología, mantenimiento, etc. que aseguran su pervivencia a largo plazo-, o haciendo todo tipo de inversiones arriesgadas que ponen en peligro la supervivencia de la empresa: si “aciertan”, cobran primas millonarias, si no, la empresa se hunde y el ejecutivo cobra su prima por retirarse… El lema imperante de este “capitalismo de casino” en la gestión es: cara, yo gano; cruz, tú pierdes.

La consecuencia inmediata de estas transformaciones es el predominio del corto plazo en la gestión de las empresas: se trata de obtener una rentabilidad inmediata, de que la empresa asegure buenos dividendos ahora. Ello se hace recortando gastos –en instalaciones, maquinaria y fuerza de trabajo- para asegurar beneficios inmediatos, aunque el futuro de la empresa peligre. Todo se mide comparando la rentabilidad de la empresa con el posible beneficio que se obtendría invirtiendo en otra parte –divisas, materias primas, productos financieros, otras empresas…-. Las cúpulas gestoras tienen como punto de mira, no la viabilidad de la empresa, sino el atractivo que presenta en la bolsa o en los mercados financieros. La consecuencia directa de ello es que, aunque los beneficios crezcan, la inversión en bienes de capital –esto es, la inversión que asegura que la empresa siga produciendo de forma competitiva- se estanca o disminuye: ya no importa seguir produciendo bienes o servicios, importa extraer beneficio inmediato, aunque ello suponga dejar de producir y arrojar miles de personas al desempleo.

Un actor especialmente agresivo de esta financiarización han sido las sociedades de inversión o hedge funds. Estas son sociedades que captan una enorme cantidad de capital que invierten en cualquier sector, actividad y país donde se piense que se va a obtener el máximo rendimiento inmediato. Estas sociedades de inversión crecientemente han pasado a comprar participaciones mayoritarias de empresas con el fin de exprimirles el máximo de beneficios inmediatos, muchas veces en formas de intereses –la sociedad de inversión se hace con el control de una empresa, luego le presta dinero a tasas abusivas y comienza a sangrarle todos los recursos; este reparto de dinero además aparece en la contabilidad de la empresa como gasto deducible, no como dividendo gravable-. Sin ningún interés en la supervivencia de la empresa, estas sociedades de inversión trocean las empresas que compran para revender aquellas partes de las que pueden obtener buenas plusvalías, “adelgazan” –esto es, proceden a despidos masivos- aquellas que son menos rentables y cierran –nuevamente destruyendo miles de puestos de trabajo- aquellas que no les aseguren altos beneficios inmediatos.

El resultado de este frenético movimiento de inversiones es el contrario al que, se supone, justifica la libre empresa: la creación de nueva riqueza. Las sociedades de inversión vampirizan las empresas en que invierten, destruyen las formas existentes de producción de mercancías y servicios y aniquilan miles de puestos de trabajo. Además, proceden a todo tipo de trucos –mediante las transacciones entre unas y otras empresas del grupo, como publicamos aquí en el caso de la empresa UPS a partir de un informe elaborado por uno de los autores del libro, Eduardo Gutiérrez- para eludir al fisco –privando a los Estados de recursos- o para proceder a ajustes de plantilla falseando la rentabilidad de la empresa.

Las empresas y grupos financieros, en su afán de rentabilidad inmediata, buscan así recortar los costes laborales por todos los medios posibles. Subcontratan todo el trabajo posible –para eludir derechos laborales-, deslocalizan –cierran la empresa donde los costes laborales sean más caros para abrir sucursales en países más baratos, con menos derechos laborales- y proceden a todo tipo de fusiones entre empresas que se dediquen a la misma actividad para, una vez más, despedir personal, además de para obtener posiciones monopolísticas que les permitan además exprimir el bolsillo de los consumidores.

El conjunto de estas prácticas ha permitido a un reducido grupo de empresas obtener beneficios espectaculares a costa de una destrucción masiva de empleo y de derechos laborales. Así, se calcula que estas prácticas han destruido en la UE 4.600.000 puestos de trabajo entre 2002 y 2012. Pero también han destruido las condiciones de vida y trabajo de millones de trabajadores: precarizando, intensificando ritmos, quitándoles derechos –bajo la amenaza de cierre, subcontratación o deslocalización-…. La financiarización es un gigantesco proceso de destrucción de empleos, expropiación de rentas del trabajo, precarización y deterioro de las condiciones laborales y el suelo formidable sobre el que se multiplican todo tipo de abusos –patronales, fiscales, legales…-. Por ello conocerla es imperativo para luchar contra estos abusos.

ALONSO, Luis Enrique y FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, Carlos J. (eds.), 2012, La financiarización de las relaciones salariales. Una perspectiva internacional. La Catarata. Madrid.


Para más información sobre el libro ver:

http://www.catarata.org/libro/mostrar/id/805

http://www.fuhem.es/ecosocial/noticias.aspx?v=9258&n=0

Francia paga por ir al trabajo en bicicleta y los ciclistas aumentan en un 80%


r-evolucion.es

Francia paga por ir al trabajo en bicicleta y los ciclistas aumentan en un 80%

francia-paga-por-ir-al-trabajo-en-bicicleta-y-los-ciclistas-aumentan-en-un-80El gobierno Francés comenzó a pagar 25 céntimos de euro por kilómetro recorrido a quien ocupase la bicicleta como medio de transporte desde la casa al trabajo. Esta fue la cantidad que los ciclistas franceses se embolsaron en los últimos seis meses, por cada kilómetro recorrido en bicicleta al ir al trabajo.
La iniciativa, partió de una propuesta realizada por el Ministerio de Transporte, en colaboración con cerca de 20 empresas e instituciones en el país, con el objetivo de aumentar el número de bicicletas en las calles.

En solo 6 meses aumento un 80% el número de ciclistas.

El gobierno francés ha publicado la evaluación del proyecto, de donde se pudo saber que en tan solo 6 meses de pagar a los trabajadores por ir en bicicleta el numero de estacionamientos para bicicletas en las empresas aumentó en un 80%.
Las personas que participaron del programa pedalearon en promedio, cinco kilómetros al día. Lo que da unos 25 euros al mes por trabajador, esto lo paga la empresa y luego lo recupera a través de beneficios fiscales. Cómo beneficiosos adicionales, se descongestiona la ciudad, se reduce la solución, aumenta la salud de los trabajadores y además se impone un habito saludables que la gente continua luego en su vida diaria, saliendo a pasear o comprar en bicicleta.
Aunque esta iniciativa fue un proyecto piloto que duró sólo 6 meses, el gobierno prometió frente al éxito de la mediad y los indudables beneficios derivados de la misma, ampliar la misma de forma permanente.
Actualmente se transformo en un proyecto de ley que esta siendo discutido en el Parlamento del país. La ley establecería un subsidio a todos los franceses que opten por la bicicleta para ir a trabajar.
Una ley que debería existir en todo el mundo ¿no les parece?

Rusia: ¡Revolución ideológica 2.0!

Rusia: ¡Revolución ideológica 2.0!

leroy_rechetnikov_douguinepor Emmanuel Leroy – El 25 de de julio de 2016, después de más de dos años de sanciones occidentales que alcanzaron parcialmente la economía rusa, particularmente sobre el plano monetario, con un tipo de interés de los bancos centrales sobre el rublo de más del 10%, Putin dio finalmente luz verde al club Stolypin contra los liberales de Alexei Kudrin, que habían llevado a Rusia a una recesión política económicamente peligrosa con su ideología de libre mercado “a la occidental”.
Este cambio radical en el posicionamiento de la Rusia actual debe mucho al filósofo ruso Alexander Dugin, que trabaja desde hace muchos años para romper la influencia occidental en Rusia. Con esta decisión, el campo de la multipolaridad y de la renovación de la Santa Rusia acaba de marcar un punto decisivo contra los agentes de la quinta columna.
El club Stolypin, animado principalmente por Sergei Glaziev, un consejero próximo a Putin, se inspira en gran medida en Friedrich List (1789-1846), un economista alemán de genio, crítico de Adam Smith, y que fue el origen de la teoría del “proteccionismo educador”. La ideas de List crearon en el siglo XIX el crecimiento económico más impresionante en toda Europa en tan sólo tres décadas. El nuevo modelo de desarrollo de la economía rusa está basado en las teorías de Friedrich List, que fue el origen del “milagro alemán”.
Detrás de esta información aparentemente anodina, acaba de ponerse en práctica, por primera vez desde 1991, una alternativa ideológica total al sistema occidental – sistema que también se puede calificar como ideología anglosajona -.
Hasta la desaparición final de la Unión Soviética con Gorbachov en 1991, el mundo se dividía oficialmente en dos campos ideológicos: el liberalismo occidental autoproclamado “campo de la libertad”, y el comunismo autoproclamado “defensor de los oprimidos” .
En el momento de la muerte de la experiencia soviética, se hundió al mismo tiempo la alternativa ideológica que representaba el marxismo frente al liberalismo anglosajón. Desde entonces – y es a partir de este momento que se desarrollaron la teoría del fin de la historia y la promoción del pensamiento único – los líderes del Gran Juego anglo-sajón creyeron ganada la partida, ya que no tenían un adversario ideológico susceptible de oponer otra visión del mundo a la suya.
Fue sin contar con el despertar de la gran Rusia, que después de ensayar a tientas durante un cuarto de siglo para redefinir una alternativa al sistema, acaba de optar por un nuevo enfrentamiento – cuestión de vida o muerte para ella – con la ideología anglosajona, oponiéndole el concepto de multipolaridad, que no es de alguna manera sino el retorno de la concepción westfaliana de las relaciones entre las naciones. En otras palabras, Rusia acaba de recoger el guante con el que fue abofeteada por los seguidores de Mammon, y acaba de abofetearlos a su vez, entre otras cosas mediante el ultimátum que acaba de enviar Vladimir Putin a los Estados Unidos en el marco de la guerra en Siria, el primero que recibe Washington desde 1861.
Para aquellos que todavía se plantean preguntas sobre la confrontación entre Ucrania y Rusia, particularmente a través del mortífero conflicto del Donbass, surge una pregunta: dime quién te apoya, y te digo quién eres. La respuesta es clara: el régimen de Kiev está respaldado por Occidente y está destinado a crear un absceso de retención en el corazón de Rusia – como lo había preconizado Zbigniew Brzezinsky. Más allá de Kiev, la última gran capital del mundo euroasiático que aún no ha caído en manos de los anglosajones es Moscú. A partir de esta constatación básica, ninguna vacilación es posible: ¡pérfida Albión delenda est! Los que defienden a Kiev y sus batallones identitarios de Galitzia o moldo-valacos están, nolens volens, en el bando del mundialismo. Los que defienden a Moscú y los patriotas del Donbass se encuentran en el campo de la libertad de los pueblos. En mi caso, mi elección está hecha. Tampoco era ni siquiera una opción, era una evidencia.
Fuente: Katehon.

Cómo se puede ser antiamericano (III)

Cómo se puede ser antiamericano (III)

la-democracia-vendra-a-tipor Adriano Erriguel El Imperio del caos
Cuando se habla del “imperialismo americano”, se asume que América es un Imperio. Pero ¿lo es realmente?
El periodista italiano Giorgio Locchi decía, hace años, que América es un imperialismo sin Imperium. Esto es, sin un principio espiritual superior, sin un principio formador y organizador. Lo contrario de un auténtico poder imperial.
Y el filósofo marxista Constanzo Preve definía a Estados Unidos como un mesianismo sin promesa mesiánica, esto es, sin una promesa salvífica que se refiera a una realidad ulterior. Porque la salvación la remite al aquí y ahora, a una realidad bien presente: a la simple propagación del american way of life.[1]
Pero si observamos las manifestaciones actuales de la supremacía americana – una supremacía desbocada, carente de los límites y contrapesos de la guerra fría – podemos definir el “nuevo orden” americano, de modo algo más escueto, como el Imperio del Caos.
Inercia imperialista
Durante buena parte de su historia el “imperialismo” norteamericano siguió la fuerza de su propia inercia. Tanto su fuerza como su debilidad dependían más de su propio peso que de su proyecto político. Más que referirse a una visión a largo plazo o a una propuesta de civilización, los Estados Unidos eransimplemente “el país más mercantil y más materialista, en la época más mercantilista y más materialista de la historia”.[2] Si bien los Estados Unidos siempre han sido expansionistas, en no pocos casos se han limitado a ocupar un vacío.
Llegada la era de la globalización los Estados Unidos no pueden no ser “imperialistas”. Su tamaño y sus intereses les empujan a la posición de centro y de gendarme de esa dinámica global, a través de una estrategia de “círculos concéntricos” de los cuáles el euroatlantismo es el primer círculo. Una dinámica cuyo principal beneficiario no es (en contra de lo que pueda suponerse) el “pueblo norteamericano”, sino una oligarquía cada vez más trasnacional y cada vez más globalizada.
¿El gendarme universal? Tras el fin de la guerra fría el imperialismo américano tomó la senda de la desmesura. Desaparecida la URSS – señala el escritor francés Guillaume Faye– “los Estados Unidos ya no se presentan como los líderes del “mundo libre” sino como los dirigentes y los gendarmes del orden planetario; en principio en su propio provecho, y por automatismo también en beneficio de las otras naciones más o menos sumidas en las tinieblas de la ignorancia”. Ese “nuevo imperialismo americano” – continúa Faye – “es mucho más brutal y directo que el antiguo imperialismo, pero también mucho más torpe, en cuanto está fundado en una sobreestimación de sus fuerzas”.[3]
No siempre fue así. La guerra fría había conseguido embridar la desmesura norteamericana. Había conseguido inocular cierta madurez en el cuerpo adolescente, constriñiéndolo en un corsé de realismo político. Confrontada al frío teorema de la destrucción mutua asegurada, la “Ciudad en la cima” hubo de contemporizar con las cínicas realidades de la política exterior, hubo de aceptar que hay límites que no se pueden traspasar. Los conceptos de la ciencia de Hobbes y Maquiavelo, cargados de pesimismo antropológico (equilibrio de poderes, esferas de influencia, interés nacional, distinción entre política y moral) fueron recuperados, y una escuela autóctona de “realismo político” – Niebuhr, Morgenthau, Kennan, Kissinger – ejerció de contrapeso a las siempre latentes tentaciones mesiánicas. Pero el fin de la guerra fría acabó con todo eso. Llegó la era de la hegemonía global, unipolar y sin cortapisas. La era de los neocon.
Los neocon: la secta y sus equívocos
No se puede entender la política exterior americana de las últimas décadas sin observar de cerca a los neocon. Secta universitaria, movimiento de ideas, camarilla de gobierno, lobby belicista: el “neoconservadurismo” es un fenómeno made in USA envuelto en una nebulosa de equívocos.
Muchas interpretaciones superficiales asimilan a los neocon con una derecha “a la ofensiva”, firme en sus principios morales y políticos, defensora de la economía de mercado y de los valores liberales de la “sociedad abierta” (con el brazo musculado de los Estados Unidos como garante de los mismos). No es extraño que hayan sido celebrados como un maná ideológico por una derecha europea sumida, desde hace décadas, en un tecnocratismo flácido y carente de ideas.[4] Suele vincularse a los neocon con la influencia señera de Leo Strauss, un filósofo germano-judío de la universidad de Chicago que, envuelto en un aura iniciática, dejó tras de sí una importante red de discípulos. Pero la realidad es más compleja de lo que parece.
¿Son los neocon una corriente “de derecha”? La respuesta no es simple, en tanto las categorías “derecha” e izquierda” encierran, en Europa y en América, significados diferentes. El término “liberal” evoca en Estados Unidos a una izquierda defensora de mayor intervencionismo estatal, de la extensión de los “derechos civiles” y de la adopción de políticas societales progresistas. Originariamente los neocon procedían de esta atmósfera “liberal”, de la izquierda del Partido Demócrata o incluso del marxismo. Pero se trataba de una izquierda que, al acentuar su carácter libertario y “antitotalitario”, ponía el énfasis en la derrota del comunismo y en la extensión agresiva de la democracia. Una defensa acérrima del “destino manifiesto” de los Estados Unidos que desembocó, gradualmente, en una reacción frente al progresismo de los años 60 y sus derivas pacifistas.[5]
Anticomunismo, idea de “rearme moral”; hegemonismo belicista; todos estos ingredientes – unidos a la defensa de la economía liberal de mercado – cristalizaron en lo que pasó a llamarse “neoconservadurismo”, que se revistió así de un aura “de derechas”. Pero si nos fijamos con detalle, los valores vehiculados por los neocon son valores específicamente americanos; no asimilables sin más a eso que en Europa –históricamente al menos– siempre se había entendido por “derecha”. Un ejemplo claro es la cuestión de la identidad.
Los neocon exhiben una indiferencia casi completa hacia las precondiciones culturales y étnicas en la creación de regímenes políticos. El intervencionismo neocon parte de la base teórica – inspirada por Leo Strauss– de que “la construcción de gobiernos es un proceso abierto y racionalista”, porque “todos los hijos de la Ilustración, convenientemente instruidos, deberían ser capaces de llevar a cabo esta tarea constructivista, siempre que cuenten con el apoyo suficiente del gobierno o el ejército americano”. Como señala el profesor norteamericano P. E. Gottfried “lo último que los seguidores de Strauss dirían (o se preocuparían de decir) es que los órdenes constitucionales exitosos son la expresión de naciones y culturas ya formadas”.[6] Para los neocon los sistemas políticos son “constructos” u operaciones de ingeniería social. Una perspectiva muy poco conservadora y sí bastante “revolucionaria”.
Otro de los equívocos que identifican a los neocon con la “derecha” (o con la “extrema derecha”) son sus anatemas contra el “relativismo” izquierdista, contra el “progresismo vulgar” y sus ataques a los valores conservadores, contra la idea de que “todo vale” y no hay verdades absolutas. Los neocon, por el contrario, se sitúan en una defensa cerrada de los “valores” occidentales, de la moral objetiva, de la idea del “Bien”. Unas posiciones que dejan traslucir la influencia de Leo Strauss, un pensador en quien la izquierda vigilante–en su celo antifascista – denuncia, por sus afinidades con Carl Schmitt, supuestos resabios filonazis.[7]
En realidad, no hay nada de eso. Leo Strauss, ciertamente, se presentaba como un “conservador” en cuanto era un defensor de la filosofía política de la antigüedad clásica. En esa línea propugnaba una forzada interpretación “antimoderna” de la revolución americana: los principios liberales y democráticos de 1787 serían, según él, una “restauración” del mensaje de los “antiguos”. Frente al relativismo progresista – que allana el camino de la tiranía – los principios fundadores de América son, para Strauss, la mejor defensa de la libertad y del “Bien”. Se trataba de un argumento muy adecuado para la guerra fría, con Estados Unidos como defensor del “mundo libre”. Lo que ocurre es que esos “valores” a los que se refería Strauss– y por ende los “valores” propugnados por sus seguidores neocon – se reducen en la práctica a un aspecto: a la defensa e imposición – por la fuerza si es necesario– de una idea monolítica de libertad y democracia: la propugnada por Estados Unidos.
La guerra como pedagogía
En su versión americana, la “democracia” se identifica con el capitalismo. Y para asegurar la democracia y el capitalismo en América es preciso, según los seguidores de Strauss, asegurarlas también en todo el mundo. En un célebre ensayo, el intelectual neocon Allan Bloom saludaba a las guerras norteamericanas como un “experimento educativo”.[8] ¿Puede esto considerarse una muestra de “derechismo”?
Más bien lo contrario. La celebración de las virtudes pedagógicas de la guerra, lejos de ser una cualidad “conservadora” o “de derechas”, entronca más bien con el “militarismo progresista” (P.E. Gottfried) que caracterizaba al jacobinismo francés o al comunismo en su fase expansiva: la guerra hecha con la buena conciencia de los redentores de la humanidad. Un programa revolucionario que del pasado aspira a hacer “tabla rasa”, y que concuerda además con los orígenes trotskistas de muchos publicistas neocon. ¿Explicación en clave freudiana de esta corriente de ideas?
Lejos de ser una doctrina “de derechas”, lo que los neocon vehiculan es el mesianismo de la “Ciudad en la cima”; una reedición del celo misionario de la era de Wilson con su cruzada por la democracia universal. Y en eso los neocon coinciden con otras corrientes típicamentes americanas, tales como los neoliberales y los anarcocapitalistas libertarios. “De forma paradójica – escribe F.J. Fernández-Cruz – la reacción contra la contracultura progresista de los sesenta surgió de la misma extrema izquierda americana, la que había provocado los radicales cambios sociales de esa década”.[9]
En sus delirios democrático-imperialistas, los neocon rompen con una genuina tradición conservadora americana: la que se situaba en la teoría “realista” de las relaciones internacionales, que tanta presencia tuvo en la política exterior de la guerra fría. Y también rompen con la tradición aislacionista que, en la línea del testamento de George Washington, recomendaba el alejamiento de los asuntos europeos como mejor salvaguarda de los intereses nacionales norteamericanos.[10]
Brutalidad y angelismo
Normalmente se identifica a los neocon con el ala derecha del Partido Republicano. Lo cuál es inexacto. Si bien es cierto que su momento de gloria coincidió con la era de George Bush, los neocon son una corriente transversal que defiende intereses comunes a todo el establishment. Sus ideas han permeado hasta convertirse en sistémicas. Su fórmula básica no es muy sofisticada, que digamos. En realidad su máxima aportación consiste en poner un “estilo de derechas” (retórica belicista y fanfarria patriótica) al servicio de un programa progresista: democratización forzosa, implantación de la doctrina americana de los derechos humanos, liberación de las mujeres en las sociedades patriarcales, extensión de los “derechos civiles” americanos a los países del tercer mundo, introducción de ingenierías “societales” (ideología de género, reivindicaciones “gay”), etc. Un paquete ideológico posmoderno cuya función es legitimar la hegemonía de la nación elegida, así como justificar las brutalidades necesarias.[11]
La justificación y reivindicación de la fuerza es la espina dorsal, el “núcleo duro” del neoconservadurismo americano. La fuerza como ley suprema, por encima de escrúpulos jurídicos y consideraciones de derecho internacional. Es la reivindicación de un ethos pagano, pero al servicio de un objetivo moralista. Algo que el periodista Robert D. Kaplan expone cándidamente: “Estados Unidos no es nada sin su democracia; es la patria de la libertad, más que de la sangre. Pero para depositar juiciosamente sus semillas democráticas en el ancho mundo, está obligada a aplicar ideales que, aunque no necesariamente democráticos, son dignos de tener en cuenta”.[12]
Los neocon, a su manera, se consideran realistas. Y redescubren entusiasmados las reglas de la política de poder: el “viejo mundo” de Tucídides, de Polibio, de Maquiavelo, de Hobbes y de Richelieu. Pero en su mesianismo incurren en la máxima falta contra la que prevenían los antiguos: la desmesura. “Los nuevos dirigentes americanos – escribe Guillaume Faye – redescubren las viejas doctrinas imperiales del realismo y de la potencia de la antigua Europa. Las redescubren ingenuamente, como los niños grandes que son. Pero en el fondo, no las comprenden. Procedentes de sectas bíblicas protestantes, los neocon no tienen ni la inteligencia histórica ni la perspicacia estratégica de ese pueblo judío que ellos tanto admiran, al que quieren proteger a toda costa y del cuál se consideran los sucesores mesiánicos”.[13]
El problema de los neocon – continúa Faye – es “su imaginario superficial y audiovisual”, más apropiado para un guión de Hollywood que para un proyecto político. Los neocon reclaman cartas de nobleza intelectual al situarse en la estela de Leo Strauss, pero carecen de la sutileza y profundidad de su maestro. Más que una teoría del imperio, lo suyo es un híbrido, un patchwork. Los neocon picotean aquí y allá fragmentos de teorías antiguas, medievales y modernas, para refundirlas en la idea de predestinación moral de Norteamérica. Por eso son simultáneamente pragmáticos e idealistas, cínicos y moralistas, neo-autárquicos y liberales, admiradores de Bismarck y de Thomas Payne. Por eso aúnan el angelismo de los fines con la brutalidad en los médios. Como aluvión de elementos descontextualizados, los neocon son un fenómeno específicamente norteamericano. Y como tal, grotesco.
Una estela de juguetes rotos
Por sus obras los conoceréis. Irak, Afganistán, Kosovo, Libia, Siria, Ucrania. Europa recoge los frutos de las quimeras neocon. La destrucción de los régimenes árabes laicos, la promoción del wahabismo, la “fabricación” de Bin Laden y de Al Qaeda, la extensión del islamismo en el Cáucaso y los Balcanes, el surgimiento del “Estado Islámico” (Isis), el azote global del terrorismo: fenómenos todos ellos relacionados – directa o indirectamente – con las políticas americanas en Asia Menor y Oriente Medio. Los intentos de desestabilización del espacio exsoviético – vía las caricaturas de revolución financiadas por el especulador Soros – se saldaron a partir de 2014 con una guerra civil en el corazón de Europa. Y la destrucción de Siria –fomentada por la enemistad norteamericana hacia el régimen laico de Damasco– condujo a partir de 2015 a la mayor crisis de refugiados que Europa haya conocido tras la segunda guerra mundial. Desde Irak, desde Libia, desde Afganistán, desde Pakistán, los damnificados por las estrategias del Imperio ponen rumbo a Europa. Y en un gigantesco “efecto llamada”, millones de migrantes del tercer mundo se unen a ellos…
Entre Europa y América se abre un abismo. La divergencia de objetivos y la oposición de intereses son crecientes. Pero la necesaria “desconexión” está muy lejos de producirse. Prisionera de su impotencia, encerrada en el dogma euratlántico, Europa sigue a Washington en una fuga hacia adelante que parece no tener fin. Porque para la política exterior norteamericana lo importante es no detenerse nunca. Un hiperactivismo frenético que, unido a la incapacidad de comprender lo que los otros realmente quieren (así, los intentos de transformar países musulmanes en “democracias”), sólo puede conducir a resultados calamitosos. La inmadurez genera conductas bipolares: alternancia de optimismo (confianza en las “guerras de ordenador” con miles de víctimas en el adversario y cero en el propio) y desilusión y abandono (cuando los medios materiales se ven impotentes ante una voluntad más fuerte). Mal que les pese a los gurús neocon, la estrategia americana no refleja la audacia de Aquiles y la sabiduría de Plutarco, sino la impaciencia de un niño que va dejando tras de sí una estela de juguetes rotos.
¿Decadencia de los Estados Unidos? ¿Ruina del Imperio americano? La ambición americana de modelar un mundo a su hechura está abocada, por su desmesura, a continuos fracasos. Pero conviene no engañarse. Las decadencias pueden prolongarse durante décadas o incluso siglos. Los efectos de las intervenciones norteamericanas podrán ser calamitosos, pero lo son ante todo para los países que directamente las padecen; no para los Estados Unidos. “La letanía de los fracasos norteamericanos – señala el economista Hervé Juvin – tanto en Afganistán como en Irak, tanto en Libia como en Siria, sólo tiene sentido para quien considere que el orden y la paz civil son bienes públicos mayores (por ejemplo: 82% de los jóvenes irakís estaban escolarizados con Saddam Hussein, frente al 50% en 2014; y el derecho a la vivienda estaba asegurado para todos los libios con Gadafi). Pero para quien considere que un régimen sólo es legítimo si sirve al interés nacional americano, estos fracasos sólo son relativos o temporales (…) Cuatro o cinco países musulmanes, todos ellos hostiles al imperio americano, han desaparecido del mapa”…[14]
El pensamiento cipayo de la euratlántida podrá congratularse de las victorias de la “democracia” y los “derechos humanos”, pero todos saben que la factura de esas “victorias” las paga Europa. El Estado islámico, la invasión migratoria, la guerra civil en Ucrania y la fractura del continente en una nueva “guerra fría” son pruebas fehacientes de ello. Y por mucho que se empeñen los vaticinios “decadentistas”, los Estados Unidos continuarán siendo, seguramente por mucho tiempo, la única superpotencia global, el principal actor geopolítico y geoeconómico del mundo.
Pero el imperio americano no es una pax augusta. No es un orden superior que garantice el equilibrio y la armonía. El imperio americano es un orden crispado, espasmódico, hiperactivo. Es un imperio que expande el caos, lo gestiona y se alimenta del mismo.
Buscando enemigos desesperadamente
En la Europa moderna no hay lugar para los Estados nacionales homogéneos. Eso fue una idea del siglo XIX. Nosotros vamos a impulsar el multiculturalismo, y vamos a crear Estados multiétnicos.
GENERAL WESLEY CLARK, Comandante de las fuerzas de la OTAN durante el bombardeo de Serbia (1999)
Vivimos todavía en un mundo de Estados-naciones. Pero el Estado-nación es un vestigio a extinguir, al menos en el occidente americanizado. Si bien un cierto patriotismo minimalista es todavía tolerado – como anacronismo ceremonial o residuo pintoresco– hacer la apología de la Nación supone situarse fuera de la humanidad. Porque “nación” equivale a exclusión, a xenofobia, a intolerancia y a guerra. Su corolario “el pueblo” también es sospechoso. Demasiado “populista”. Mejor hablar de “ciudadanos”. O mejor todavía decir “gente.”
Los Estados-nación proceden de otra época. Son productos de la modernidad “sólida”, esto es, de un mundo de formas sociales estables, reconocibles, duraderas en el tiempo. Pero nos encontramos en los “tiempos líquidos” (Zygmunt Bauman): en una “sociedad abierta” modelada por formas que se descomponen y mutan en flujo incesante, más alla del control o la comprensión de los individuos. Es la época de la multiplicación de los espacios estratégicos: el espacio, el Internet, la biotecnología, la finanza, el soft power cultural, la religión, el terrorismo. Un escenario de amenazas imprecisas y de miedos dispersos, en el que las poblaciones se ven “expuestas” ante fuerzas desterritorializadas y globales. Retomando a Bauman, el periodista brasileño Pepe Escobar acuñó hace años el término de “guerra líquida”, que se define como aquella que, “más allá de los conflictos políticos y estratégicos, tiende hacia la destrucción de las culturas singulares y de todo lo que sea capaz de resistir a la globalización. Su escenario óptimo es el genocidio antropológico”.[15]
Nos prometíamos una globalización “feliz”. Pero ésta se parece, cada vez más, a la ley de la jungla. La ruptura del vínculo social (el “sálvese quien pueda” neoliberal) corroe desde dentro a unos Estados-nación que, de cara al exterior, han perdido el control sobre unas amenazas que los sobrepasan. Pero no hay apocalipsis en Globalistán, sólo “bussines as usual”. Las turbulencias son incidencias de recorrido susceptibles de ser controladas o graduadas a perpetuidad, sin que degeneren en catástrofe. Se trata, ante todo –añade Pepe Escobar – de una “cuestión técnica”: cómo gestionar el caos. O cómo orientarlo en función de objetivos predeterminados.
Primer objetivo de los Estados Unidos: prevenir la integración de la masa continental eurasiática. Un escenario-pesadilla que, de producirse, desplazaría a Norteamérica de su posición hegemónica. Casi todas las subtramas de la estrategia estadounidense responden a ese fin: la nueva guerra fría en Europa (crisis y guerra en Ucrania), la contención de China, la transformación de Europa en “euratlántida” (con el doble cerrojo de una OTAN globalizada y el Tratado de Libre Comercio TTIP), la disrupción de la integración energética entre Europa y Rusia. La ofensiva en Oriente Medio se explica también en este registro: demolición de los regímenes laicos hostiles a Washington, promoción del islamismo radical, destrucción de Siria (aliado de Rusia en la región) y cerco a Irán. El control de las fuentes energéticas de Asia Central y el apoyo a los intereses estratégicos de Israel son objetivos complementarios. El multimillonario complejo militar-industrial americano necesita justificar su existencia. Se buscan enemigos desesperadamente.[16]
El axioma “divide y vencerás” se ve corregido y aumentado por el Imperio del Caos.
La guerra de mañana
La “guerra líquida” es la guerra de mañana. Una guerra sin fin que se deapliega en multitud de espacios estratégicos. Estados Unidos lleva la iniciativa en todos: en el ciberespacio, en los mercados de deuda, en el control de la alimentación (financiarización de la agricultura, transgénicos), en el Internet, en la producción de “narrativas” (storytelling). Sin olvidar los tradicionales recursos de la “guerra caliente” (bombardeos e invasiones democratizadoras).
Estados Unidos es el gestor y el garante de la globalización. Las culturas arraigadas y los Estados-nación son conminados a “abrirse”, deshomogeneizarse, mezclarse y diluirse en la nueva realidad de los “tiempos líquidos”. Frente a la “sociedad civil” (ONGs) y las Organizaciones Internacionales (investidas de ontológica superioridad moral), los Estados-nación son, por definición, siempre sospechosos (salvo los Estados Unidos en su papel de defensor del Bien). Consecuentemente la política – ese instrumento de los Estados para decidir por sí mismos y para sí mismos – debe ceder el paso a la gobernanza.
Surgida en el lenguaje americano de los negocios, la expresión “buena gobernanza” vehicula ese odio a la política y esa obsesión moralista que son consustanciales a la ideología norteamericana. La “buena gobernanza” implica la sustitución de la política por el management; la sumisión de los Estados a los requerimientos de las instituciones internacionales; la adopción, en último término, de los principios y valores difundidos por los centros de influencia americanos. El imperativo de “buena gobernanza” y la asunción de principios y valores made in USA – envueltos en la coartada de los “derechos humanos” – se configuran hoy como los peajes de acceso a la respetabilidad internacional. Más allá del mundo aseptizado de la gobernanza se encuentran los “Estados fallidos” (Failed States), los “Estados gamberros” (Rogue States) y las fuerzas del Mal.
Bajo el liderazgo americano, Occidente prosigue su secular misión civilizadora: globalizar a los Estados-nación que se le resisten – en Eurasia, en África, en Iberoamérica y en el mundo árabe – y convertirlos en tierra de “gobernanza”. Aunque haya primero que desguazarlos en el Imperio del Caos.

[1] Giorgio Locchi (Hans Jürgen-Nigra): Il etait une fois L’Amérique, en “Nouvelle École” 27-28, automne-hiver 1975; Constanzo Preve: La Quatrième Guerre Mondiale. Astrée 2013.
[2] Giorgio Locchi, Obra citada, pag. 84.
[3] Guillaume Faye, Le coup d’Etat Mondial. Essai sur le Nouvel Impérialime Américain. Éditions de L’Aencre 2004, pags. 9 y 10.
[4] Un ejemplo claro es el caso del “Partido Popular” español, cuyas terminales de pensamiento recurrieron al expediente de importar el discurso neocon – envuelto en un atlantismo servil – en un patético intento de remediar su anemia ideológica. El intento alcanzó su cénit en la fase “sincomplejista” de los gobiernos de José María Aznar. Una muestra más del desvalimiento intelectual de la derecha española (otros hallazgos filosóficos de la época fueron: la importación del “patriotismo constitucional” de Habermas, o el “descubrimiento” de Manuel Azaña como precursor intelectual del centro-derecha).
[5] Entre las figuras más conocidas de la órbita neocon destacan, en el ámbito intelectual: Irving Kristol, Norman Podhorez, Donald Kagan, Seymour Martin Lipset, Francis Fukuyama, Allan Bloom, Harry Jaffa, Harvey Mansfield, William Kristol, Robert Kagan. Entre los políticos: Dick Cheney (Vicepresidente con George Bush), Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa de George Bush), Paul Wolfowitz (Secretario de Defensa Adjunto con Dick Cheney), Richard Perle (Asesor del Pentágono), Paul Bremmer (Gobernador de Irak tras la invasión), Victoria Nuland (Vicesecretaria de Estado con Obama, impulsora del golpe de Estado en Ucrania 2014).
[6] Paul Edward Gottfried: Leo Strauss and the Conservative Movement in America, a Critical Appraisal. Cambridge University Press 2012, pgas 3-4.
[7] Shadia B. Drury: Leo Strauss and the American Right (St. Martin Press 1999), y The political ideas of Leo Straus (Palgrave Macmillan 2005). Estas obras son de referencia para un análisis de Leo Strauss desde una óptica de izquierdas.
[8] Allan Bloom, The closing of American Mind.
Sobre la “reivindicación” de los filósofos clásicos por Leo Strauss, señala el profesor P. E. Gottfried: “Hay algo extraño en esta contradicción que consiste en preferir a los Antiguos frente a la Ilustración, al tiempo que que se hace un llamamiento al culto masivo de un proyecto ilustrado. Pero esta contradicción tiene varias explicaciones. En primer lugar, la interpretación straussiana de los “Antiguos” no es tan “antimoderna” como se considera. La hermenéutica racionalista y a la posibilidad de las lecturas esotéricas de textos – defendida por el sistema straussiano – permitía a Strauss a tratar a autores muertos hace siglos como a filósofos contemporáneos”. Paul Edward Gottfried, Leo Strauss and the Conservative Movement in America. A Critical Appraisal. Cambridge University Press 2012, pag. 128.
[9] Francisco José Fernández-Cruz Sequera, Ayn Rand y Leo Strauss, el capitalismo, sus tiranos y sus dioses. Editorial Eas 2015, pag. 112.
[10] La “escuela realista” norteamericana de política exterior entroncaba con la tradición conservadora europa en la línea de Edmund Burke. Su máximo exponente, Hans Morgenthau, alertaba a los americanos contra la maldición de “intentar extender al mundo entero la bendición de su propio sistema político”, porque “ninguna nación, por muy virtuosa y fuerte que sea, podrá tener jamás la misión de formar el mundo a su imagen y semejanza”. Paul Gottfried, Les deux écoles de la politique extérieure américaine: “Straussiens” et “Réalistes”. http://be.altermedia.info
[11] Muy significativamente, en el contexto de las elecciones presidenciales de 2016, todas las principales figuras neocon han repudiado a Donald Trump y expresado su preferencia por Hillary Clinton.
[12] Robert D. Kaplan, Warrior politics. Why Leadership Demands a Pagan Ethos. Random House 2002.
[13] Guillaume Faye, Le coup d’Etat Mondial. Essai sur le Nouvel Impérialime Américain. Éditions de L’Aencre 2004, pags. 9 y 10.
[14] Hervé Juvin, Le mur de L’Ouest n’est pas tombé. Pierre Guillaume de Roux 2015, pag. 41.
[15] Pepe Escobar, Globalistan. How the Globalized World is dissolving into liquid war. Nimble Books LLC. Kindle Edition.
[16] ¿Con qué consecuencias? “Desde su visión de confrontación– señala el profesor Augusto Zamora R. –Estados Unidos sateliza a Europa y la lleva a crear una cortina de hierro militar en torno a Rusia. Aunque ya no existe la URSS, la OTAN sigue expandiéndose y, con ello, arriesga provocar una nueva guerra, que puede ser termonuclear. Esos viejos reflejos condicionados de políticas imperialistas llevaron a Europa, entre 1999 y 2011, a una serie de guerras de agresión tardoimperialistas, que destruyeron regiones enteras y hoy son causa de la tragedia de los refugiados y la expansión del terrorismo islamista. destruyeron regiones enteras y hoy son causa de la tragedia de los refugiados y la expansión del terrorismo islamista”. (Augusto Zamora R: Algo más que vieja y nueva política. El Mundo, 23 de junio 2016).
Fuente: El Manifiesto.

“Echar a Rusia del suministro en Ceuta, se salda con la expulsión de la base aérea británica en Chipre”.

“Echar a Rusia del suministro en Ceuta, se salda con la expulsión de la base aérea británica en Chipre”.







EEUU utiliza las bases británicas en Chipre para sus actividades de espionaje y militares.



“Chipre exige que las tropas británicas abandonen el país”.

Akrotiri es una de las mayores bases de ultramar de Gran Bretaña y disponen de más de 1.300 efectivos. Fue utilizado en la campaña aérea contra Libia de Gaddafi en 2011.



Eurofighter Typhoon en Akrotiri.



David Cameron visitando la base de Akrotiri el 2 Oct. 2014





El 22 Oct. 2015, 114 refugiados sirios llegaron a las playas de Akrotiri y la RAF los echó a la otra parte de Chipre. Dicen que tenían este acuerdo desde el 2003. Es gracioso comprobar el juego de que sí fragatas Otan los ven en ultramar los recogen pero si los pillan en tierra los expulsan: doble moral Otan.



Awac british RAF control del Mediterráneo.



El 2 Diciembre 2015, el Parlamento británico aprobó bombardear Siria, dicen que el Estado Islámico. En realidad es para bombardear las posiciones del ejército soberano de Al Assad.



Tornado GR4, el 2 Oct. 2014, Cameron con su visita, entregó dos Tornados más a la base.



Como se aprecia la base de la RAF al sur de Chipre, y la base naval rusa de Limassol, son vecinas. Apenas 40 kms.



Dhekelia es la otra base aérea británica en Chipre.



——



EEUU además de en Sigonella, Italia; cuenta con una base naval y aérea al norte de Creta, en Suda. La distancia lineal aérea entre Creta y Chipre es de 783 kms, tiempo de vuelo estimado para cazas y respostado en Akrotiri desde Suda: 35 minutos. Los 358 kms desde Chipre a Aleppo, no pueden ser cubiertos en ida y vuelta, y vueltas sobre el espacio aéreo sin las bases de Chipre, y se verían obligados a repostar en Incirlik Turquía o en el mismo Israel, o desde un portaaviones.









Base naval y aérea norteamericana de Suda en la bahía de Suda en Creta.



Destructor ruso Yaroslav Mudryy en Malta.





Próxima entrega catamaranes de la clase de corbeta rusos para competir con LCS americanos.





USS Coronado LCS4 entró en servicio en abril 2014.





EEUU ha estado presionando a Chipre por la presencia de las bases rusas en la isla.

Rusia está desplazando a la Otan del Mediterráneo.



Marina rusa en Tartus, Siria. “Las fronteras puerto de Limassol en la base aérea británica de Akrotiri, que sirve operaciones de la OTAN y es también un importante centro en el sistema electrónico de vigilancia militar de la alianza”, según el Global Post .



Grupo aéreo francés también utiliza la base de Paphos al suroeste de Chipre para atacar tropas de Al Assad y no de Isis como dicen, a la que entrenan. ¿La exigencia a Inglaterra de abandonar la base de Akrotiri, se extenderá a toda la isla, o colaborarán desde la base de Paphos con Francia?.

En el 2012 Netanyahu visitó Chipre, y quiso adjudicarse la base aérea de Paphos para la aviación israelí. Chipre se decidió por ofrecer una base a Rusia en el 2015. Rusia pidió a Chipre y Líbano la modificación de sus espacios aéreos comerciales.





Tropas especiales francesas atacan junto con tropas kurdas del SDK a las tropas de Al Assad. La intoxicación informativa dice lo contrario, pero algunos medios sí se hacen eco de la realidad.



Las excelentes relaciones ceutíes con la Marina rusa. Tripulación de submarino ruso en el muelle.



Puerto de Limassol




“La masonería ya no engaña a nadie, son los siervos del sionismo para el genocidio de los más pobres y ahora de los que eran ricos”.

“La masonería ya no engaña a nadie, son los siervos del sionismo para el genocidio de los más pobres y ahora de los que eran ricos”.













Si el fin de la masonería y sus jefes judíos, hubiera sido la igualdad de los pueblos, no hubieran bombardeado Libia para robar su oro, ni Siria, ni montado ejércitos de guerrillas en Africa. El proyecto era la destrucción de Europa y el secesionismo con ayuda de las políticas de los partidos que sirven a la masonería e Israel, que son todos. Organizando bombardeos y un genocidio en Africa y Oriente Medio, desde Yemen a Siria pasando por toda la ribera del Mediterráneo con su Primavera Arabe. La masonería ya no engaña a nadie con sus falsos principios de Igualdad para el hombre y la Libertad e Igualdad que solo son instrumentos de genocidio y saqueo de soberanías para confundir al mundo occidental, y empobrecer y asesinar a millones de pobres del mundo y beneficiar a sus Corporaciones millonarias por el control del mundo. La desigualdad y la miseria venden muy bien, es el mejor marketing televisivo para gente sin referencias de pensamiento contrastadas y con información veraz que nunca escucharán.

Si hubieran querido un mundo igualitario hubieran invertido y creado infraestructura y medios en países que en realidad se dedican a expoliar y que ahora nos los traen a Europa y EEUU para arruinar nuestras economías, soberanía, y echarnos la culpa de sus ardides de guerras sucias. Todo el mundo pensante que son los menos, es conocedor del genocidio masón sionista en Libia y el asesinato del Coronel Gadaffi, inventando como con las armas de destrucción masiva en Iraq, escenarios para justificar su intervención militar, la guerra y 1 millón de muertos. Obtener su oro, su coltan, su petróleo, es su único objetivo, y mantener las infraestructuras de sus corporaciones en occidente a costa del pillaje con los recursos de los pobres y en nombre del nivel de vida occidental al que nadie está dispuesto a renunciar y eso nos hace cómplices del no querer saber nada ni de qué argucias de guerra sale todo eso. Cuando quieres ayudar a un país o continente de verdad, lo ayudas, no lo invades y lo robas, y aniquilas a su población, ni creas Al Qaedas como Hillary Clinton para justificar la permanencia militar permanente hasta agotar sus recursos, luego se marchan y los dejan en la miseria traspasándonos a Europa los excedentes de pobreza que dejaron. Aun así y a sabiendas de la verdad, nadie persigue en consecuencia a quienes dicen salvar nuestras economías y nuestra Libertad, que en realidad es salvar sus economías corporativas particulares, que se han fagocitado al Estado y los auténticos derechos y libertades de los ciudadanos que han procurado espiar, controlar y aumentar y violar bases de datos sobre ellos más allá de la Stasi con los nuevos métodos informáticos. La masonería sionista han creado la mayor dictadura global con un control orweliano de la libertad, derechos e intimidad de los ciudadanos.

La REPETICION y la CONFUSION son las herramientas del sionismo y la masonería, algo que no se hace entre hermanos y su “fraternitée y libertée”.

Grandes países masones illuminatis como Francia, EEUU e Inglaterra se dedican a servir a intereses sionistas desde su fundación, y si les ha ido bien en el confort durante siglos, ha sido al coste de guerras, negocio de esclavos, y sustracción de los bienes y recursos de otros pueblos, con mentiras para confundir en el falso llamamiento al “mundo libre” y la prosperidad a costa de la destrucción y aniquilamiento de otros pueblos.


“General Michel Aoun, presidente del Líbano por la recuperación de la territorialidad y soberanía en Oriente Medio”.

“General Michel Aoun, presidente del Líbano por la recuperación de la territorialidad y soberanía en Oriente Medio”.









General Michel Aoun, nuevo Presidente del Líbano.



No hay dos sin tres, ni tres sin cuatro. Así es lo que viene a traer el respetado nuevo Presidente de Líbano Michel Aoun, junto a los otros países atacados por la inteligencia de Israel y su ejército: Palestina, Siria e Iraq. Todo por ampliar su territorialidad y hacerse con sus recursos y sus puertas dimensionales que todos poseen y cuyo manejo conocen los cabalistas.

La llegada del General Aoun a la presidencia del Líbano es providencial después de más de dos años sin gobierno.

La gran novedad que vamos a ver en el General Aoun es su alianza con Siria, cuando a diferencia de los años 90 reclamó territorio libanés a Siria. Pero dadas las circunstancias actuales de que lo que no es territorio de nadie es de Israel, así pasa con los Altos del Golán y la última franja palestina de Gaza y lo poco que queda de Ramala, que ya casi ha tomado Israel.

No se puede comprender la actualidad del Líbano sin comprender toda la región desde Líbano, Siria, Palestina, Iraq, Irán, Turquía, Jordania, Arabia, Saudí, Yemen, Egipto, Eritrea (llevados todos a Europa por ONGs de Israel y ahora en Calais y Paris), y Libia. Sencillamente son la periferia de Israel que han soliviantado con la guerra para crear un efecto corredor periférico de “tierra quemada”. Pero todos son conscientes ahora de cómo funciona el mal invento de Israel y estamos viendo en el ejemplo del Líbano y la decisión de Chipre de echar a los británicos de sus bases históricas de su territorio. Ya se está moviendo definitivamente el juego de la retoma de la soberanía y territorialidad de Oriente Medio y es imparable: Israel tiene dos opciones el ataque nuclear que ya comenzó en Yemen contra todos estos países, o migrar a Barcelona (que para eso están poniendo tanto esfuerzo en destrozar la unidad e integridad territorial de España con el Mossad y dar alas al separatismo), Azerbaiján y La Patagonia.

La otra gran novedad es que en Israel saben que ya les toca hacer las maletas a su colonizada Azerbaiján, Cataluña, y Patagonia. Es por eso que el sionismo propietario de Israel, EEUU, Inglaterra, Francia y los demás, van a intentar en el bloque Otan y a la desesperada un ataque conjunto a Siria, Líbano e Irán, y apoyar a los kurdos Peshmerga de Mosul en Iraq que les apoyan en la frontera con Siria aún acabando con Al Qaeda creada por Hillary Clinton y Obama; Jabhat Fateh al-Sham ahora llamados Jabhat al-Nusra, o Frente Al-Nusra, o sencillamente Al-Nusra es un grupo terrorista creado por la inteligencia israelí y norteamericana hace unos años para diversificar y confundir a la opinión pública mundial con Al-Qaeda. La realidad es que contra los que luchan USA, y los kurdos Peshmerga, no son ni siquiera ISIS, sino lo que queda de iraquíes afines a la soberanía de Iraq y del ejército de Sadam Hussein.

La llegada al poder del General Aoun ha sido con la ayuda de Hezbolà y del grupo cristiano al que pertenece él,y del grupo socialista, es decir la mayoría: con lo cual la operatividad política y militar de Aoun está asegurada. Sin duda que Israel tiene planes para atacar al General Aoun, pero no son recomendables con los nuevos tanques T-72B3 y misiles antitanques Kornet comprados a Rusia, y los comprados a Irán. Si Israel se propone lanzar su bombas nucleares de neutrones tendrá los S-300 y los S-400 rusos desde el Almirante Kuznetsov y desde Siria. Israel preparará ataques especiales con sus Dolphins alemanes regalados por Merkel, pero como siempre dejará a otros que hagan el trabajo para no aparecer en titulares, y solo en la sombra.



Misiles antitanque Kornet comprados por El Líbano a Rusia.



Tanque Merkava de Israel.

Israel está diseñando para el 2020 tanques de propulsión híbrida, armas electromagnéticas y cañones láser, y misiles Grad. Se llama Aspro A, o Trophy como en Inglaterra, diseñado por RAFAEL y Elta.









“La NSA se inculpa del ataque del tsunami a Fukushima. Magna BSP Mossad y Skulls and Bones implicados”.

“La NSA se inculpa del ataque del tsunami a Fukushima. Magna BSP Mossad y Skulls and Bones implicados”.






La empresa israelí Magna BSP vinculada al Mossad colocaron y explosionaron la mini bomba nuclear en el reactor de Fukushima. 15.874 personas murieron, 2.500 desaparecidas, 174.000 desplazadas, y cáncer de tiroides en miles de personas. ¿Repetirán mañana 3/11, ó 11/3?. “Magna BSP is located in Dimona (Nuclear Power Station), in Israel – the home of the … Every surveillance and military company in Israel is controlled by Mossad” .

El atentado de la T4 en Aeropuerto de Barajas, Madrid, el 30 de diciembre de 2006 se llevó a cabo para probar la eficacia de una mini nuke o maletín nuclear sobre hormigón armado similar al que necesitaban para reventar el cofre en Fukushima. Recordemos que la seguridad de Barajas y resto de aeropuertos como el de Zaventem de Bruselas está llevada por la empresa israelí ICTS que conocemos desde 22 de junio del 1989 en que se presentó en una feria de seguridad Security 89 en Barcelona. “.“Israel no puede controlar todas las actividades de las compañías privadas del país”, dijo una fuente diplomática a la agencia Efe en Jerusalén. El mismo argumento fue reproducido en Madrid por el portavoz de la Embajada israelí, quien añadió que “los militares situados al frente de esas compañías se encuentran en la reserva activa, y por tanto no deben ser considerados personal al servicio del Gobierno”.







Marineros del USS Ronald Reagan descontaminando de radiación la cubierta pues fue el que se encargó de las mini bombas hundidas en la fosa de Las Marianas para provocar el tsunami sobre Fukushima. 16 buques de guerra norteamericanos en la llamada Operación Tomodachi, fueron afectados por la radiación de las mini explosiones en Las Marianas. ¿Cómo 16 buques de guerra pudieron ser afectados en la profundidad del mar si no estaban en la costa?: Sencillamente estaban en el epicentro de las explosiones de Las Marianas. Y la Operación Tomodachi no fue de ayuda y rescate, sino de producción de la catástrofe.











Ex miembro de la NSA, Jim Stone -que siempre lo siguen siendo y más si quieren revelar secretos-, delata que varias bombas nucleares: una en la central, colocada por una empresa de seguridad israelí Magna BSP vinculada al Mossad, y otras en la profundidad de Las Marianas que provocaron el tsumani que barrió la central nuclear de Fukushima. Unas colocada por el portaaviones USS Ronald Reagan y su cortejo de 16 buques de guerra.

El tsunami de Sumatra en 2004 también fueron mini bombas nucleares. El analista australiano de Perth, Joe Vialls ex agente del Mossad, asesinado en Australia fue el primero en aportar pruebas sobre uso de una minibomba nuclear en Sumatra.



Joe Vialls, analista asesinado en 2005 en Australia fue el primero en descubrir el uso de las mini bombas nucleares en Sumatra en 2004 para provocar un terremoto que luego se reproduciría en Fukushima en 2011.



El objetivo de los Skulls and Bones: Fundir a Obama y a la doble de Hillary Clinton, y hundir la credibilidad de Israel y su grupo Rothschild, jesuítas, y la corona británica para arrebatarles el control de China y el Pacífico Sur.

De aquí saldrán tres cosas:
La desclasificación del informe que oculta Obama sobre el 11-S que acabará con el propio Obama por haberlo negado. Los informes que han salido implicando a Arabia Saudí no son los auténticos y pretenden ocultar a sus verdaderos autores, al Mossad y la Cia.
La verdad está tan cerca que hasta el Senado juega las cartas de la mentira inculpando a su socio de trapo Arabia Saudí para ocultar que fueron ellos mismos.
Y este a su vez producirá un harakiri político a los Bush, que por otra parte su delfín Jeff Bush ya ha perdido Texas y su poder.



Fukushima:

¿Por qué de repente un ex técnico de la NSA (que nunca se lo permitirían relatar desde adentro si no es por órdenes de hacerlo), decide contar lo que en realidad sucedió y fue el tsunami de Fukushima?.

La respuesta está en el enfrentamiento entre los Skulls and Bones con el bloque sionista Rothschild y la corona de Inglaterra por el control del Banco de China, y evitar un daño mayor a la economía norteamericana que los sionistas de la Reserva Federal van a dejar caer para reforzar el protagonismo con su instalación en Hong Kong, Shangai y el Banco Central de China.

Los Skull and Bones, saben que sabrán que ellos fueron parte y arte del tsunami de Fukushima y del de Sumatra, pero esperan con ello implicar a Israel y los poderes sionistas de los Rothschild en Europa, Inglaterra y China.

11-S:

Asumen el riesgo de que se sepa, porque ya se sabe, la implicación de ambos bloques en los atentados del 11 de septiembre en Nueva York en las torres gemelas y en el Pentágono de Washington. Pero no aceptan bajo ningún escenario, que Obama y los suyos de la City faciliten la caída y el control del dólar, y abandonen la Reserva Federal que han quebrado y con sus tratos secretos de Hillary Clinton con China en el rancho Mirage.

Obama y Hillary que trabajan para la facción británica y de Rotshchild son una amenaza para los Skulls and Bones, los Rockefeller y JP Morgan. Por eso se están esforzando en dar salida a los informes de Wikileaks y su casi 100 asesinatos de gente muy próxima y de su servicio doméstico.