Zimbabue, tristemente famoso por la muerte del león Cecil, es uno de los países más pobres del mundo. Su índice de Desarrollo Humano (IDH) fue el más bajo del mundo en 2010, aunque las guerras que han asolado Oriente próximo y África en los últimos años, ha provocado que alcance el puesto 156 de 187 países.

39.000 niños mueren en Zimbabue al año

Es un país que posee carbón, minas del cromo, asbestos, oro, níquel, cobre, vanadio, litio, hierro, platino y diamantes. Además, el turismo, principalmente centrado en safaris aporta más de 50% del PIB del país, gracias al atractivo de las cataratas Victoria y sus numerosos parques nacionales. Casi dos millones de turistas el año pasado disfrutaron de la belleza natural del país. De ellos, unos 50.000 acuden a diferentes cacerías, aportando al país más de 2.500 millones de dólares en beneficios, entre hoteles, vuelos internos, restaurantes y entradas a parques. La caza más controlada es la del rinoceronte negro (su población está diezmada debido a la acción humana) y la del león (unos 70 son cazados de forma legal cada año, según fuentes oficiales), aunque mayoritariamente se cazan pequeños herbívoros.

Sin embargo, a pesar de los grandes ingresos que aporta la caza a un país con un PIB de casi 14.000 millones de euros, sigue siendo uno de los Estados que más hambrunas y enfermedades prevenibles sufre.


Comentario: ¿Y dónde va a parar este dinero? ¿Cómo es posible que la ONU, por ejemplo, no diga nada sobre ello? ¿Cómo es posible que la comunidad internacional no denuncie esta situación?


Con una población de 14.599.000 personas, Zimbabue ve cómo 89 de cada mil niños mueren al año. Esto es, 39.000 menores de 5 años, según Unicef

Estos datos no son de extrañar si se tiene en cuenta que menos del 30% dispone de tratamientos efectivos contra mosquitos que trasmiten enfermedades como el paludismo y que más de un 60% tiene problemas de desnutrición.

Además, a pesar de que la mayoría de los niños pueden recibir educación primaria, solo un 50% de los adolescentes llegan a cursar a secundaria.
José Luis Hernández, es un sacerdote misionero que ha vivido los últimos 30 años en Zimbabue, cerca de la ciudad de Bulawayo, aunque ya, por salud, lleva dos años en España. "Es verdad que el país ha mejorado un poco, pero la situación sigue siendo dramática. Aquí los niños mueren mientras son niños porque no tienen qué comer,se alimentan con maíz, en el mejor de los casos. Muchos mueren durante al parto porque a las madres se las lleva en carretillas al hospital, cuando van. No hay medicamentos, aunque es cierto que las ONG han promovido la vacunación entre los niños. Eso contrasta e indigna con el turismo de lujo que viene al país. Con lo que se gastan en un día, aquí puede comer una familia entera un año. Vienen a ver animales, pero cierran los ojos ante la miseria humana. Con 30 euros, una ONG da de comer a un niño durante casi un año. Imagínate con los 50.000 que se han gastado en matar al león. Pero eso parece que la gente no lo ve", explica.
Estos datos son más alarmantes si se compara con la fortuna personal del dictador de Zimbabue, Robert Mugabe, estimada en más de 100 millones de dólares. La mala gestión económica y el despilfarro han provocado que el país esté asolado por una profunda inflación. "Yo he visto billetes con un valor de 50.000 millones de dólares zimbabuenses. Al final, tuvieron que retirar esa moneda porque no valía para nada", continúa el sacerdote.

Toda esta situación ha provocado que Unicef lance un programa de ayuda social para el país en el que se intentará ayudar a 50.000 familias que viven en la absoluta miseria dándoles una pequeña paga de forma directa.

"Con que la gente que viene de safari se concienciara de la situación y donara lo que gasta en un solo día, se arreglarían muchas cosas. Me indigna que la prensa se haya llenado de imágenes de un león, pero cierre los ojos ante otra realidad. No existe esa indignación ante la muerte de niños, parece que no preocupa. Ni siquiera la comunidad internacional se ha movilizado así. Ni el propio gobierno de Zimbabue ha tomado medidas especiales contra la mortalidad infantil como sí lo está haciendo por el león. Está mal matar animales como esos, pero la vida de un león no vale lo que una humana. Y menos lo que 39.000", concluye.