viernes, 21 de octubre de 2016

La crisis asiática del agua en la sombra de la guerra nuclear (2ª parte)

La crisis asiática del agua en la sombra de la guerra nuclear (2ª parte)



Dragón sediento: La política de embalses china en Tíbet y la escasez de agua en Asia
Como China, los países del sur y este de Asia también se están enfrentando a la escasez de agua y todos son dependientes del control chino del agua dulce en la meseta tibetana. Tíbet es el nacimiento de 10 importantes ríos asiáticos sobre los que depende el 25% de la población mundial. Por ello, es conocido como el salvavidas de Asia. Pero desgraciadamente, la política de embalses masivos de China en Tíbet se ha convertido en una amenaza abierta de carencias severas de agua en el sur y sureste de Asia. Actualmente, China tiene 87.000 embalses y la mayoría de ellos están construidos en Tíbet. Lo que es más, planea construir más embalses y proyectos hidroeléctricos en el futuro para satisfacer las necesidades de las áreas con escasez de agua del país. La construcción china de embalses y los planes de división hídrica a lo largo del Yarlung Zangbo, también conocido como el Brahmaputra en India, son una fuente de tensión entre China, India y Bangladesh.
A pesar de los embalses en los ríos sur-asiáticos, China también está trabajando para construir 21 nuevos embalses además de los 7 que ya construyó en el cauce alto del río Mekong (conocido como el Lancang en China) que es la principal fuente para el agua en las naciones surasiáticas. El Mekong pasa por Qinghai, Tíbet, Yunnan, antes de fluir por Myanmar, Laos, Tailandia, Camboya y Vietnam. Cuatro países ribereños (de aguas abajo), Laos, Camboya, Vietnam y Tailandia, han constituido la Comisión del Río Mekong (CRM) intergubernamental para evitar conflictos entre los países de la cuenca del Mekong a través de la promoción de la gestión sostenible y el desarrollo hídrico para el beneficio mutuo, mientras que China tiene un estatus de observador en la CRM. China y la CRM directamente se disputan la construcción de embalses en el cauce alto, pero China ha rechazado todas las preocupaciones de aguas abajo. Sin embargo, debido a la presión diplomática por la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN en inglés), China aceptó el Mecanismo de Cooperación Lancang-Mekong (MCLM) el pasado año 2015 en noviembre.
El derecho internacional y las convenciones proporcional los primeros derechos al uso hídrico para los países de aguas abajo en los ríos transfronterizos, pero desgraciadamente, China es el único país que no se adhiere a esto. Su política de embalses ha insinuado que China está trabajando solamente para satisfacer sus propios intereses en cuanto a afrontar los graves desafíos de carestía hídrica. Un cuarto del territorio chino se compone de desiertos, mientras que, como un todo, es un país extremadamente árido con la mayor población del mundo. Pero por otro lado, todos los ríos tibetanos que fluyen hacia el sur y sureste de Asia, tienen las cuencas más pobladas con desembocaduras en el mar del sur de China, la bahía de bengala, y el mar arábigo.
Consecuencias geopolíticas: Agua en reemplazo del petróleo y gas
Un profesor ruso en la universidad politécnica de Tomsk, e investigador jefe del Instituto de Geología y Geofísica del petróleo, Stepan Svartsev, dijo a TASS que el agua es un recurso igual de valioso que el petróleo, gas, y oro, y tarde o temprano, empezaremos a venderlo. Ya lo vendemos en tiendas, y cada vez más gente lo compra. El agua se está convirtiendo en un lujo, y con el tiempo se volverá más valioso que el petróleo. Deberíamos estar preparados para eso.
Se predijo también que las guerras del futuro se librarán por el agua y, desgraciadamente, todas las disputas fronterizas entre el triángulo nuclear asiático (China, India, y Pakistán) están basadas en el control de las reservas hídricas. Ahora, como el mundo está inclinándose hacia la guerra total, la tensión en el sur de Asia se ha incrementado pues Pakistán amenaza a India con la guerra nuclear por bloquear / desviar ríos que están directamente conectados con Cachemira. Es más, Pakistán ya está siendo sometida a la guerra híbrida india porque Pakistán ha dado acceso a China para alcanzar el mar arábigo, que está en la desembocadura del río Indo.
Los esfuerzos indios para contrarrestar a China pueden ser observados fácilmente, como en su intento exitoso para dividir a la Asociación Surasiática para la Cooperación Regional (SAARC en inglés) y llevar la nueva guerra fría al sur de Asia. De hecho, India está formando equipo con los países sur asiáticos y del sudeste asiático contra China mediante el avivamiento de las disputas hídricas. De aquí el motivo por el que en el sur de Asia, Bangladesh, que es totalmente dependiente de los ríos indios, y Bután, que también tiene disputas con China, están apoyando la diplomacia india en aislamiento de Pakistán, un movimiento regionalmente apuntado para contrarrestar a China. Mientras tanto, Pakistán, que está también luchando en la “guerra china” del sur de Asia, se ha convertido en la víctima de la guerra hídrica india contra China.
El control chino sobre el techo del mundo le ha dado una posición única y estratégica a Beijing para asegurar su suministro de agua y futuras necesidades unilateralmente. Pero en el caso de Pakistán, la amenaza india a abandonar el TAI unilateralmente da a entender que India va a adoptar las mismas políticas hídricas de China contra Pakistán, ya que ambos han firmado acuerdos bilaterales para el reparto hídrico en los ríos transfronterizos. Desgraciadamente, Pakistán está viviendo en las nubes si realmente cree que india no puede dejar sin validez al tratado. De hecho India no solamente ha violado el tratado, sino que ha continuado persiguiendo su sueño de hacer un Pakistán dócil para realizar las ambiciones indias.
Sugerencias: Desarrollo pacífico con una política de “dar y recibir” para un escenario de “ganador-ganador”
Es la hora de que China revise su política sobre los ríos de agua dulce tibetanos sobre los que son dependientes los países asiáticos más poblados para sus necesidades básicas y subsistencia. China todavía no ha firmado ningún tratado multilateral en relación a los ríos compartidos transfronterizos, ni firmó la convención sobre cauces de la ONU de 1997, que sentó el marco legal para la regulación y cooperación entre más de 100 naciones y sus cauces internacionales relevantes.
Por un lado, China está trabajando hacia un desarrollo pacífico y ha creado un escenario “ganador-ganador” para el resurgir de la antigua Ruta de la Seda a través de su iniciativa propuesta “Cinturón y Carretera”. Pero, por otro lado, está yendo a bloquear los ríos de agua dulce que fueron parte de la antigua Ruta de la Seda. En otras palabras, todos los ríos tibetanos son las ramas de la Ruta de la Seda de China. El control estratégico sobre las aguas asiáticas también ha proporcionado a China el acceso a alcanzar sus rutas marítimas en el Mar del Sur de China, y el océano índico y el mar arábigo, que son las desembocaduras de los ríos tibetanos.
Siendo el gran hermano de Asia, China debería adoptar una política de “dar y recibir” e incluso ayudar a su amigable vecino pakistaní a través de la formulación de normas y regulaciones cooperativas hídricas transfronterizas de tipo multilateral o bilateral, porque Pakistán se ha convertido en la víctima de la misma política de embalses que los chinos han lanzado en Tíbet. Una política de “dar y recibir” podría ayudar también a China a despejar sus rutas marítimas que implican a la bahía de bengala y al mar del sur de China.
De hecho, la pelota está en la corte china pues ha aparecido en la escena mundial como un líder del mundo multipolar. Pero ahora, es el momento de abandonar su política egoísta para la mejora de las naciones multipolares de la ASEAN y la SAARC. Si China puede firmar tratado transfronterizo de aguas compartidas con Rusia por el agua del Amur (un enorme río siberiano), entonces ¿por qué no puede firmar semejante tratado con naciones asiáticas?
Es cierto que todo país en el mundo debe asegurar sus propios intereses. Pero la construcción masiva de embalses desde tales gigantes como China e India atestigua el hecho de que, algunas veces, esos intereses individuales deben ser sacrificados por el bien del beneficio mutuo y el desarrollo regional positivo. Si China está interesada en salvar Asia de la guerra nuclear, debe sentarse a la mesa para resolver las disputas hídricas en Asia. China también se ha convertido en la última esperanza de Pakistán para salvarse de transformarse en un árido desierto.

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