Geopolítica de la seguridad: crimen organizado y globalización
21.10.2016
Hemos venido considerando hace muchos años, desde que publicamos el Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolitica (Barrios, Miguel Angel, Director, Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolitica,
Biblos, BsAs,. 2008), que no se puede analizar y estudiar la dinámica
del crimen desorganizado, organizado y postorganizado, separado de la
territorialidad. Sería estudiarlo en el vacío como en un mapa plano, y
la primera premisa en los estudios de seguridad es que el espacio no es
homogéneo.
En segundo lugar, la definición de crimen
organizado se puede convertir en teórica cuando se lo analiza divorciado
del Estado, afirmando que es una empresa transnacional de matriz
transnacional con fines de rentabilidad económica cuyo modus operandi va mucho mas allá del narcotráfico para ser poli criminal. O sea, no es sinónimo crimen organizado de narcotráfico.
Y la geopolítica estudia los niveles de capacidad y
de fortaleza estatal de los Estados, porque las organizaciones
criminales se afianzan en los espacios de bajo costo y de ausencia del
Estado, para yuxtaponerse con el Estado. O sea, no son dos entidades que
actúan paralelamente, sino que tienden a fusionarse. Por eso asistimos a
Estados que tienden a ser criminales.
Y aquí lo central consiste en abordar, para la
implementación de políticas, desde un enfoque geopolítico, es decir el
vinculo o disociación del crimen organizado con el espacio territorial.
Si lo abordamos desde un estudio criminológico o
desde la gestión del conflicto de la seguridad-inseguridad podemos caer
en el grave error de la mirada parcial y no integral, porque de lo que
se trata es de una lucha de poder.
La desregulación de la economia, el comercio y las finanzas en el sistema mundo han provocado la globalización del crimen.
Mientras los Estados se desmoronan y son ocupados
por el crimen organizado o se convierten en crimen organizado -este es
el tema, de ahí las herramientas que te otorga la geopolítica-,
simultáneamente aprovecha para realizar el "lavado" de activos. El
crimen se ha transformado en parte integrante del sistema económico
internacional, con sus consecuencias sociales, económicas y
geopolíticas. Y alertamos que esto no esta siendo bien estudiado en las
carreras de las ciencias sociales desde un abordaje interdisciplinario.
La realidad hace trizas al conocimiento tradicional.
En el caso de las finanzas y las bancas
internacionales, bancos "prestigiosos" ignoran cotidianamente la linea
divisoria entre capital organizado y crimen organizado. De esta manera,
vemos en las practicas en los medios de comunicación lo que antaño se
conocían como "noticias policiales", en gran parte, como grandes huecos
de inseguridad -que son reales y a veces percepción, de ahí la necesidad
de generar especializaciones en periodismo en seguridad-, mientras las
grandes organizaciones criminales operan como entidades legítimas en el
mercado mundial, son vistas como parte del sistema.
Las ganancias y la influencia del crimen
organizado son monumentales, tanto en países desarrollados como en
países en desarrollo. Según la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), los ingresos de las organizaciones criminales transnacionales a
nivel mundial suman alrededor de un billón de dólares, cifra equivalente
al Producto Bruto Interno -PBI-, equivalente de todos los países de
bajos ingresos, con una población de tres mil millones de personas.
La estimación de la ONU incluye las ganancias del
tráfico de drogas, armas, materiales nucleares, como también servicios
controlados como la prostitución, juego, trafico de órganos y personas.
Estas cifras no transmiten aquel dinero que ya está en el circuito legal
y donde las organizaciones criminales operan legalmente al fragmentar
el Estado y ser dueños o partes del aparato del Estado.
Asimismo, con la globalización las organizaciones
criminales como las empresas en una matriz posfordista o pos moderno, se
han descentralizado y des localizado geopolíticamente dando como
resultado una sinergia inédita entre ellas, e incluso división de
funciones, hasta colaborar con empresas comerciales, y generando un
marco legal de acumulación de riqueza. Estas inversiones se realizan en
inmuebles de lujo, espectáculos, editoriales, medios de prensa y
servicios financieros, pero también en empresas de servicio publico,
manufactura y en el mercado de la agricultura, o sea en los alimentos,
como lo vimos hace poco.
Así se fueron creando aparatos estatales con
matrices de alta corrupción inescindible y muy difícil de separar entre
sectores de la política, sectores de los empresarios, sectores de la
policía donde el crimen organizado los penetra sistemáticamente.
La influencia sobre la política macroeconómica de
los países es tácita. Y los servicios de inteligencia tienen un papel
ambiguo en su vínculo con estos aparatos. Podemos ver, sin hacer juicio
de valores, sino solo descriptivo, el tema de la Aduana y de su jefe
Gómez Centurión, ahora repuesto en su función.
También, tema de agenda de la política argentina, constituyen las leyes que promueven la huída de capitales a paraísos fiscales offshore
que ayudan no solo a personas de fortuna a sacar de su país "dinero en
negro", sino también a las mafias a cambiar de lugar sus ganancias mal
habidas. Es que aquí interactúan las organizaciones criminales y los
representantes de los mayores bancos comerciales del mundo. Las mafias o
crimen postorganizado aprovechan los servicios ofrecidos y los avances
en telecomunicaciones y tecnologías bancarias. Sin tener que pasar
billetes a través de las fronteras internacionales, se mueven y se
ocultan las ganancias de su tráfico ilícito mediante una red de
escondites offshore y un laberinto de compañías -fachadas
anónimas. La privacidad tecnológica además hace que se pueda acceder a
estas cuentas mediante una tarjeta Visa y cajeros automáticos desde
cualquier parte del mundo - Depp Weeb o Internet profunda -.
Desde el punto de vista geopolítico, todos estos paraísos offshore
son esencialmente "guaridas fiscales"del sistema bancario occidental.
Algunos cálculos no seguros, hablan en 5,5 billones de dólares los
activos offshore de corporaciones e individuos, una cifra equivalente al 25% del ingreso mundial.
Miguel Ángel Barrios (Argentina), es Doctor en
Educación y Doctor en Ciencia Política. Autor de más de quince obras de
política latinoamericana y referente del pensamiento latinoamericano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario