La
crisis de Deuda Soberana de Grecia, el crash bursátil de China y las
dudas sobre la capacidad de endeudamiento de EEUU aunado con una posible
subida de tipos de la Fed para el 2016 podrían acabar diluyendo la
incipiente y frágil recuperación económica mundial y desembocar en
escenarios de estancamiento económico secular (secular stangantion), ya
que el fenómeno de la globalización económica ha conseguido que todos
los elementos racionales de la economía estén interrelacionados entre sí
debido a la consolidación de los oligopolios, la convergencia
tecnológica y los acuerdos tácitos corporativos.
Estallido de la burbuja bursátil china
Los
inversores han empezado a sentir el vértigo de la altura y a
cuestionarse el estado de solvencia de las compañías y se espera que
bajará el porcentaje de los resultados empresariales que se destinarán a
dividendos así como el número de empresas que repartirán el mismo y la
volatilidad es la nota dominante pues desde el pasado 21 de junio, el
principal índice bursátil chino, el Shanghai Composite ha perdido un
30%, descenso que ha puesto fin a una capitalización de mercado valorada
en 1,25 billones de dólares ante los temores de la comunidad inversora
de que el Gobierno intente enfriar un repunte alimentado por la deuda
que dura ya un año. Shanghai había ganado un 60% con respecto a
principios de año porque los inversores creyeron que Pekín respaldaría
el repunte para contribuir a luchar contra la ralentización de la
economía que se ha contraído con respecto al crecimiento de dos dígitos
de hace unos años y rozaría el 5%, por lo que es previsible una severa
corrección de los índices bursátiles chinos hasta alcanzar el nivel
suelo real. Además, China tiene que superar una serie de reformas
estructurales pues entre las fragilidades de su economía se encuentran
la todavía limitada integración financiera internacional, su aislamiento
y control del aparato estatal en el ámbito interno, así como una
asignación de recursos económicos poco eficiente provocada por el
paternalismo público y un insuficiente nivel de desarrollo de las redes
de distribución, marketing y venta por lo que los desafíos están
centrados en vencer la alta dependencia de China respecto de la demanda
de las economías desarrolladas y la incierta capacidad de la demanda
privada para tomar el relevo una vez que se agoten los estímulos
públicos.
La crisis griega y la Década perdida de la economía europea
Las
reformas estructurales y fiscales que ha impuesto la Troika a países
como Irlanda, Grecia, Portugal, España, Italia, Chipre, Malta y
Eslovenia para modernizar la Administración pública y la sanidad,
mejorar el mercado laboral y adaptar la presión fiscal a las
circunstancias son principios genéricos que se han traducido en
sucesivas subidas de impuestos, reducción de funcionarios, supresión de
organismos públicos, recortes salariales y máxima flexibilidad en el
mercado laboral aunado con una sensible pérdida de jirones del
primigenio Carta Social Europea (CSE) o Carta de Turín de 1.961.
En
el caso griego, la Troika ha obligado a todos los partidos políticos a
aprobar suicidas medidas de austeridad que se han traducido en la
pérdida de más de 1 millón de puestos de trabajo pero el ascenso al
poder de Syriza habría provocado que la monolítica doctrina de los
países de la Eurozona que gravitan en las elípticas marcadas de antemano
por la nomenklatura alemana empiecen a oscilar en sus valores y a
sentir la influencia de fuerzas centrífugas que podrían desembocar en la
desaparición y posterior remodelación de la actual Eurozona. Así, los
expertos de la llamada “troika” habrían concluido, según un documento
secreto publicado por la web italiana Linkiesta que “Atenas no sólo no
podrá hacer frente a sus obligaciones financieras, sino que, además,
sufrirá una “fuerte devaluación interna”, una significativa caída de
precios y de salarios en los próximos años” y según Efecom, se prevé que
la deuda pública del país heleno ascenderá hasta el 200 % del producto
interior bruto (PIB) en el 2015, existiendo el temor de que podría pasar
del default (incumplir sus pagos) a la quiebra por lo que ” cada vez
más empresas europeas y estadounidenses se preparan para lo que antes
era impensable”, según The New York Times y en la cadena Fox News, Peter
Morici, economista y profesor de la Universidad de Maryland, dijo que
“la necesidad de una unión fiscal en la zona euro y de que el BCE adopte
un papel similar al llevado a cabo por la Reserva Federal de EEUU, ” y
consideró la posibilidad de que “el país heleno abandone el euro para
poder así imprimir su propio dinero y resolver sus problemas como lo
hizo Estados Unidos a raíz de la crisis financiera”.
La exclusión de Grecia de la Eurozona supondría el finiquito de la Eurozona pues el
resto de países periféricos (Portugal, España, Irlanda, Malta y
Chipre), seguirá inexorablemente el movimiento centrífugo de Grecia y deberán retornar a sus monedas nacionales, sufrir la subsiguiente depreciación de las mismas y la
regresión a niveles de renta propias de la década de los 70 , con el
consiguiente efecto demoledor en los mercados bursátiles. En efecto,
casode que la Deuda Pública y privada prosigan su vuelo por la
estratosfera, que los salarios sigan congelados o con incrementos
inferiores al IPC, que el crédito bancario siga sin fluir con normalidad
a unos tipos de interés reales a pymes, autónomos y particulares y no
se aproveche la bajada del precio del petróleo y la dilación en los
plazos para reducir el déficit público para implementar medidas
keynesianas de inversión en Obra Pública y reducir el desempleo, la
economías periféricas europeas se verán abocadas a un peligroso cóctel
explosivo,(el DDD), cuyos ingredientes sería una una Deuda desbocada,
una deflación en los precios que impedirá a las empresas conseguir
beneficios y a los trabajadores incrementar sus sueldos, la subida de
las tasas de interés reales que agravarían los problemas de sobreendeudamiento público y privado y unas
tasas de paro cercanas al 17% , lo que podría generar una década de
estancamiento en la economía europea, rememorando la Década perdida de
la economía japonesa.
El crecimiento asimétrico de América Latina
La
publicación por el FMI de su informe de Perspectivas Económicas
Globales (WEO en inglés) augura un notable descenso de sus previsiones
de crecimiento para América Latina (0,9% para el 2015 y del 2 % para el
2016, lo que aleja del resto de zonas emergentes que tendrían un
crecimiento estimado del 4,3%), lastrado por la entrada en recesión de
Brasil (-1%), la menor inversión extranjera y el brutal descenso del
precio de las materias primas, en especial de los hidrocarburos,
quedando tan sólo México, Perú, Colombia y Chile como islotes en un
océano de aguas estancadas. Así, la
contracción de la demanda mundial de materias estaría ya provocando el
estrangulamiento de sus exportaciones y la depreciación generalizada de
sus monedas debido a la fortaleza del dólar, lo que se traducirá en
aumentos de los costes de producción, pérdida de competitividad, tasas
de inflación desbocadas e incrementos espectaculares de la Deuda
Exterior que podrían terminar dibujando un escenario de estancamiento
económico secular en América Latina y Caribe. Así, según la Directora Gerente del FMI, Lagarde, “la
fortaleza del dólar junto con la debilidad de los precios de los
productos crea riesgos para los balances y financiación de los países
deudores en dólares”, de lo que se deduce que las economías de América
Latina y Caribe estarán más expuestas a una posible apreciación del
dólar y la reversión de los flujos de capital asociados, fenómeno que
podría reeditar la “Década perdida de América Latina” (Década de los
80), agravado por un notable incremento de la inestabilidad social, el aumento de las tasas de pobreza y un severo retroceso de las libertades democráticas.
¿Subida de tipos del Dólar?
La
total retirada por la Fed en el 2016 de sus medidas de estímulo a la
economía estadounidense aunado con una posible subida de tipos de
interés hará que los inversionistas se distancien de los activos de
renta variable y que los bajistas se alcen con el timón de la nave
bursátil mundial, derivando en una psicosis vendedora que provocará que
el Dow Jones de Industriales (rozando la barrera de los 17.000 puntos),
salte por los aires y termine por desencadenar el estallido de la actual
burbuja bursátil que sería hija de la euforia de Wall Street (y por
extrapolación del resto de bolsas mundiales) tras las políticas
monetarias de los grandes bancos centrales mundiales que han inundado
los mercados con centenares de miles de millones de dólares y euros con
la esperanza de relanzar la economía, más aún cuando las colocaciones
sin riesgo ( deuda de EEUU o de Alemania), no retribuyen nada a los
inversionistas.
Ello
aunado con un posible repunte del precio del crudo debido a factores
geopolíticos desestabilizadores (Ucrania, Libia, Yemen, Irán e Irak),
podría producir un nuevo crash bursátil en el escenario del 2016,
estallido que tendría como efectos benéficos el obligar a las compañías a
redefinir estrategias, ajustar estructuras, restaurar sus finanzas y
restablecer su crédito ante el mercado (como ocurrió en la crisis
bursátil del 2000-2002) y como daños colaterales la ruina de millones de
pequeños inversores todavía deslumbrados por las luces de la
estratosfera, la inanición financiera de las empresas y el consecuente
efecto dominó en la declaración de quiebras, dibujándose un
escenario a cinco años en el que se pasaría de las guerras comerciales
al proteccionismo económico, con la subsiguiente contracción del
comercio mundial y posterior finiquito a la globalización económica .
GERMÁN GORRAIZ LOPEZ- Analista
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