miércoles, 26 de septiembre de 2018

Banqueros: más crueles aún que los caníbales


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Banqueros: más crueles aún que los caníbales

 

 


Banqueros: más crueles aún que los caníbales

Cive Pérez – ATTAC Madrid
Escena de canibalismo Theodore de Brye
Jean de Léry, un viajero del siglo XVIII, concluyó que la conducta de los grandes usureros era mucho más cruel que la de los caníbales. Pues estos se comen a los muertos, mientras que “los usureros  chupan la sangre y la médula, y, por consiguiente, se comen vivos a tantas viudas, huérfanos y otras pobres personas”. Una perfecta alegoría de los crímenes sociales cometidos por los responsables de la crisis financiera iniciada justo hace hoy diez años.
A las siete de la mañana del 15 de septiembre de 2008, Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión norteamericano, se declaró en bancarrota. Tenía 639.000 millones de dólares en activos y 613.000 millones en deudas. Fue el inicio de la Gran Recesión que ha afectado a las economías globales
Lehman cayó tras serle denegada ayuda por el Tesoro de Estados Unidos y la Reserva Federal. Fue el único caso, ya que, a partir de ese momento, los gobiernos de los principales países, aterrados ante el riesgo de infección que amenazaba al resto del sistema financiero global, delararon oficialmente que los bancos eran demasiado grandes para dejarlos caer (too big to fall) y maniobraron para salvarlos de la situación en que los había colocado los manejos delicuenciales de sus propios directivos.
Operación de salvamento diseñada, como ya es proverbial, de forma que “paguen los de siempre”. Es decir, la mayoría de la población asalariada que está sujeta a doble tributación: en tanto que productora, paga impuestos sobre la renta que obtiene principalmente del trabajo (IRPF); y en tanto que consumidora, cuando acude a comprar los bienes o servicios producto de su trabajo, en este caso a través del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).
Si un extraterrestre llegase a la Tierra y contemplara esto concluiría asombrado que la humana es una especie de imbéciles, ya que trabajar en tales condiciones no es un buen negocio. Aunque no hace falta que vengan viajeros de otras galaxias para constatar esta estupidez: hace muchos años que los ricos de nuestro planeta consideran que tanto trabajar como pagar a Hacienda son cosas de mal gusto.
En España, el gobierno de Mariano Rajoy saneó los activos inmobiliarios podridos de la banca a través de diversos mecanismos, al tiempo que  solicitó de la Unión Europea un plan de rescate para pagar los platos rotos por los directivos financieros, entre los que destaca uno de los más ilustres chorizos nacionales, Rodrigo Rato, responsable de situar al borde de la bancarrota a Bankia. El 9 de junio de 2012 el ministro de Economía Luis de Guindos anunció que España había solicitado y obtenido de la UE un rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros que el Estado utilizó para sanear el sistema financiero español a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Conforme a la lógica de la idiotez establecida, ese rescate, lo hemos pagado los contribuyentes por medio de impuestos, recortes en los salarios, pensiones, prestaciones sociales y aumento de la Deuda Pública, lo que implica tener que seguir pagando en el futuro.
Esta crisis ha sido muy distinta de las anteriores crisis capitalistas, episodios que los teóricos del sistema consideran renovadoras. Como Joseph Schumpeter, que en su obra Capitalismo, Socialismo y Democracia (1942) expresa su opinión de que la esencia del capitalismo es el proceso de ‘destrucción creativa’. Considera así el ciclo perpetuo de destrucción de productos o servicios viejos y menos eficientes y su sustitución por otros nuevos y más eficientes. Y que por tanto había que evitar intervenir en el libre juego del mercado.
En los primeros momentos de pánico tras la caída de Lehman Brothers, las élites dirigentes prometieron  tomar nota de los errores para enmendarlos. El presidente francés, Sarkozy, llegó a decir que ‘había que refundar el capitalismo’. Sin embargo, diez años después, la evidencia demuestra que aquí no se ha renovado prácticamente nada. En el libro 10 años de crisis. Hacia un control ciudadano de las finanzas, varios especialistas de ATTAC coinciden en señalar que la Gran Recesión todavía no ha acabado, aunque el mundo haya vuelto a una etapa de crecimiento económico y de reducción de las tasas de paro. El principal problema consiste en que las finanzas siguen sin estar sometidas a la vigilancia de organismos reguladores encargados de que se cumplan las reglas de juego.
Protesta de ATTAC ante el Banco de España  simbolizando a las víctimas de los crímenes financieros” provocados por la crisis.
A diferencia de la Gran Depresión de 1929, donde algunos banqueros y especuladores llegaron a lanzarse por las ventanas de los rascacielos neoyorkinos, el balance de la Gran Recesión de 2008 arroja un buen resultado para los banqueros de las entidades quebradas, que a título particular se han llevado suculentas indemnizaciones. El dinero público has servido para premiar conductas auténticamente criminales.
Porque los grandes efectos negativos de la crisis hay que buscarlos en su impacto social a través de la precarización de la vida y los mercados de trabajo y la desigualdad. Esta crisis ha devorado las esperanzas de futuro de toda una generación, la generación más joven, convencida de que está condenada a vivir en unas condiciones y expectativas peores que las de sus progenitores.
Es decir, las que tenían los grupos de generaciones anteriores hasta ese momento. Ya que en su mayoría han visto también interrumpidas sus expectativas al verse arrojados al desempleo estructural, obligados a aceptar recortes de salarios y empleos de peor calidad  justo en la edad en que veían aproximarse su jubilación, con un tremendo perjuicio en sus carreras de cotización. Pues se ha convertido en un lugar común afirmar que los menos perjudicados por la crisis han sido los pensionistas. Olvidando que en España la mitad de las pensiones se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Un 27% de las pensiones se sitúa por debajo de los 600 euros. Un 23% se encuentra entre los 600 y 700 euros.
Las expectativas de millones de personas han sido devoradas en vida por la acción delincuencial de los banqueros. Moderna denominación destinada a proporcionar prestigio social a un oficio que desde sus orígenes era conocido como el de los usureros. Y cuyas prácticas fueron consideradas peores que las de los caníbales por Jean de Lery, un autor del siglo XVIII que había conocido de primera mano la antropofagia ritual practicada por algunas tribus de las selvas amazónicas. No se pierdan esta lapidaria afirmación de Léry:
“Si se considera seriamente lo que hacen nuestros grandes usureros (que chupan la sangre y la médula, y, por consiguiente, se comen vivos a tantas viudas, huérfanos y otras pobres personas a las que mejor sería cortarles el cuello de una sola vez antes que hacerlas languidecer así), se dirá que son todavía más crueles que los salvajes de los que hablo”.
Léry fue un viajero del siglo XVIII que había conocido de primera mano la antropofagia ritual practicada por algunas tribus de las selvas amazónicas.
Je pourrois encore amener quelques autres semblables exemples, touchant la cruauté des sauvages envers leurs ennemis, n’estoit qu’il me semble que ce que j’en ay dit est assez pour faire avoir horreur, et dresser à chacun les cheveux en la teste. Neantmoins à fin que ceux qui liront ces choses tant horribles, exercées journellement entre ces nations barbares de la terre du Bresil, pensent aussi un peu de pres à ce qui se fait par deçà parmi nous: je diray en premier lieu sur ceste matiere, que si on considere à bon escient ce que font nos gros usuriers (sucçans le sang et la moëlle, et par consequent mangeans tous en vie, tant de vefves, orphelins et autres pauvres personnes auxquels il vaudroit mieux couper la gorge tout d’un coup, que de les faire ainsi languir) qu’on dira qu’ils sont encores plus cruels que les sauvages dont je parle.
Jean de Léry: Histoire d’un voyage fait en la terre du Brésil.
Carnet de paro
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