miércoles, 17 de septiembre de 2014

La OTAN pretende prohibirles a Rusia y China que se desarrollen

La OTAN pretende prohibirles a Rusia y China que se desarrollen

La fastuosa cumbre de la OTAN realizada en Newport no arrojó públicamente las grandes decisiones anunciadas. Pero es probable que esas decisiones se hayan tomado en secreto. Para impedir que Rusia y China –así como la India– sigan desarrollándose, la OTAN puede contar con el terrorismo del Emirato Islámico, mientras finge condenarlo y combatirlo.
| Damasco (Siria)
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La cumbre realizada en la ciudad galesa de Newport es la más importante que la OTAN ha celebrado desde la cumbre de Praga, realizada en 2002. En aquella época lo que se buscaba era incorporar a esa alianza militar una serie de nuevos Estados de Europa central y oriental. Esta vez se trata de planificar una estrategia a largo plazo para contener el desarrollo de Rusia y China y evitar así que esos países puedan rivalizar con Estados Unidos [1].
Todo lo que tiene que ver con la OTAN está sujeto a polémica. En efecto, desde su creación en 1949, la OTAN ha manipulado constantemente los hechos para presentarse como una alianza defensiva destinada a enfrentar el expansionismo soviético, cuando en realidad es el Pacto de Varsovia –creado en 1955, o sea 6 años después de la OTAN– el que tenía como objetivo garantizar la defensa de los Estados socialistas ante la agresividad del imperialismo anglosajón.
Además, contrariamente a lo que sugiere su nombre, la OTAN no es una alianza basada en la igualdad entre sus miembros sino una entidad que reduce los ejércitos de los socios de Estados Unidos y del Reino Unido a la categoría de simples vasallos. Basta con observar que todos los ejércitos miembros de esta supuesta «alianza» se someten sistemáticamente al mando de un oficial estadounidense –por demás comandante de las fuerzas de Estados Unidos acantonadas en Europa– mientras que el servicio secreto de la OTAN –el «Gladio»–, bajo la autoridad conjunta de Washington y Londres, se encarga de que los antiimperialistas nunca logren llegar al poder en los demás países miembros [2]. Por cierto, para evitar que eso suceda, la OTAN nunca ha vacilado en recurrir al asesinato político o a la organización reiterada de golpes de Estado, como sucedió en Francia [3], en Italia, en Grecia, en Chipre y en Turquía.Ver la película «Z», del realizador e intelectual franco-griego Costa Gavras. El film narra el golpe de Estado militar de 1967 en Grecia, orquestado por la OTAN en contra de las instituciones democráticas griegas, algo muy semejante a lo ocurrido en Chile en 1973 con el general Augusto Pinochet operando para la CIA.
Esa relación de vasallaje entre los miembros de la alianza atlántica contraviene los principios de la Carta de las Naciones Unidas ya que los Estados miembros de la OTAN pierden su independencia en materia de política exterior y de defensa. La Unión Soviética denunció esa relación. Y posteriormente lo hizo Charles De Gaulle cuando, después de haber sido blanco de unos 40 intentos de asesinato por parte de la OAS [4], financiada por la OTAN, y luego de ser reelecto presidente de Francia, anunció la salida inmediata de su país del comando integrado y la expulsión de los 64 000 soldados y empleados administrativos de la OTAN que se hallaban entonces en suelo francés.
Ese periodo de independencia de Francia con respecto a la OTAN se acabó cuando Jacques Chirac ganó la elección presidencial –en 1995– y reintegró el país al Consejo de Ministros y al Comité Militar de la alianza. El hoy ex presidente de Francia Nicolas Sarkozy completó el proceso de regreso a la sumisión al poner nuevamente las fuerzas armadas francesas bajo las órdenes de Estados Unidos, en 2009.
El proceso de sometimiento generalizado de los Estados miembros de la OTAN incluye la creación de numerosas instituciones civiles, entre las cuales la más importante y eficaz es la Unión Europea.
Contrariamente a la idea generalizada, la actual Unión Europea no tiene mucho que ver con el ideal de unidad continental sino que buscaba anclar los Estados miembros de la OTAN fuera de la influencia soviética –hoy en día se trata de contener la influencia rusa–, conforme a lo previsto en las clausulas secretas del Plan Marshall. El objetivo es, por lo tanto, dividir Europa en dos bloques. No es por casualidad que las sedes de la OTAN y de la Unión Europea están en Bruselas, con varias oficinas secundarias en Luxemburgo. Y es para permitir que los anglosajones controlen la UE que esta institución supranacional se ha dotado de una extraña Comisión Europea cuya principal actividad consiste en presentar «proposiciones» económicas o políticas, siempre predefinidas por la OTAN. Demasiado a menudo se ignora que la OTAN no es solamente un pacto militar sino que interviene en el sector económico. En primer lugar, la OTAN es el primer cliente de la industria militar en Europa, pero además impone sus normas a través de las licitaciones, o sea en todo lo que tiene que ver con la vida cotidiana de sus soldados. Y son esas las normas que propone la Comisión Europea, normas posteriormente adoptadas por el Parlamento Europeo.
Actualmente, Estados Unidos corre con el 75% del presupuesto de la OTAN.

El futuro del proyecto imperialista anglosajón

Desde del golpe de Estado de 2001 [5], Estados Unidos ha venido planeando una confrontación con China. Es bajo esa perspectiva que el presidente Barack Obama anunció el reposicionamiento de sus fuerzas en el Lejano Oriente. Pero en esa agenda del presidente Obama no estaba prevista la recuperación económica, política y militar de Rusia, que fue capaz de defender en 2008 la República de Osetia del Sur ante la agresión de Georgia así como la Crimea amenazada en 2014 por los golpistas de Kiev.
Por otro lado, fue abandonado el proyecto de «escudo antimisiles». Presentado como un sistema defensivo de protección contra presuntos misiles iraníes, este «escudo» en realidad era un sistema ofensivo desplegado alrededor de Rusia para paralizarla. Con una simple ojeada a un mapamundi se puede comprobar que si Irán decidiese disparar misiles contra Estados Unidos, esos artefactos no pasarían por Europa Central sino por el camino más corto… por encima del Polo Norte.
El proyecto que durante toda una década envenenó las relaciones entre Washington y Moscú fue abandonado porque resultaba técnicamente imposible destruir en vuelo los misiles intercontinentales rusos de última generación. Resultado final: hubo que abandonar el principio mismo de «disuasión nuclear» ante Rusia, aunque ese principio se mantiene en vigor frente a otros países.
Mientras proseguía la aplicación de su «giro hacia Asia», Washington ha exacerbado las tensiones entre China y sus vecinos –sobre todo con Japón. La OTAN, que históricamente utiliza a Europa como vasallo en Norteamérica, se abrió entonces a varios socios asiáticos y oceánicos, principalmente a Australia y Japón, a través de los contratos de asociación. Y de paso, amplió su campo de acción a todo el planeta [6].
En este periodo de restricciones presupuestarias, la OTAN –que parece inmune a la crisis– está construyendo una nueva sede –en Bruselas– que está costando la astronómica suma de 1 000 millones de euros y que debe estar lista a principios de 2017 [7].
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La cuestión del Emirato Islámico

A la preocupación por impedir que China y Rusia controlen suficientes materias primas que les permitan rivalizar con Estados Unidos se agrega ahora la cuestión del Emirato Islámico.
Una intensa campaña ha demonizado esa organización yihadista, cuyos crímenes en realidad no son nuevos. Lo único nuevo es que ahora arremete contra la población iraquí. Muchas veces hemos explicado que el Emirato Islámico (ex EIIL) es una creación de Occidente y que, a pesar de las apariencias, su acción en Irak está en perfecta correspondencia con el plan estadounidense de dividir ese país en 3 Estados diferentes [8]. Para concretar un proyecto que constituye un crimen contra la humanidad, porque implica la realización de una limpieza étnica, Washington ha recurrido a un ejército privado al que tiene que condenar públicamente aunque sigue sosteniéndolo por debajo de la mesa.
Supuestamente, Estados Unidos se dio cuenta de la verdadera envergadura del peligro islamista cuando el Emirato Islámico degolló a dos ciudadanos estadounidenses, los periodistas James Foley y Steven Sotloff. Pero un análisis detenido de los videos [9] hace pensar que estos no son auténticos. Lo mismo sucedió en 2004, cuando se anunció la decapitación de Nick Berg [10].
También hemos señalado repetidamente que el Emirato Islámico se distinguía de los grupos yihadistas anteriores por la sofisticación de su sistema de propaganda y porque disponía de administradores civiles, capaces de manejar los territorios conquistados. Ello indica que se trata de un grupo llamado a perdurar. Como lo ha señalado el analista mexicano Alfredo Jalife-Rahme, el Califato, a pesar de que hoy actúa principalmente en Siria e Irak, ha sido concebido para dirigir la punta de la lanza –a largo plazo– contra Rusia, la India y China [11].
Así que no era necesario agregar la cuestión del Emirato Islámico a la agenda anti-rusa y anti-china… porque ya era parte de ella. En todo caso, para evitar que alguno de los miembros de la OTAN expresara sus dudas sobre toda esta farsa, Washington limitó el debate sólo al margen de la cumbre. El presidente Obama reunió así a otros 8 Estados, más Australia (que no es miembro de la OTAN sino sólo asociada) para trazar su plan de guerra. Y luego decidió incluir a Jordania en ese dispositivo.
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Las conclusiones de la cumbre

La cumbre despachó, en sólo una breve sesión matutina, el tema de la tan prolongada presencia de la OTAN en Afganistán. Es cierto que, como ya estaba previsto, la OTAN retirará de allí sus tropas combatientes a finales de este año, pero conservará el control del ejército afgano y de la seguridad del país. La cumbre incluso se dio el lujo de llamar a los dos candidatos a la elección presidencial afgana a comprometerse a firmar sin más dilación las exigencias de inmunidad penal presentadas por Estados Unidos, en momentos en que las fuerzas estadounidenses organizan la elección e incluso se encargan del conteo de los votos. Así que no tendría nada de sorprendente que el candidato que no acepte ese llamado “pierda” la elección.
Como quien agita el capote rojo para provocar al toro, la cumbre decidió extender el control de la OTAN a la región oriental de Europa, incluyendo Ucrania, para ver cuál va a ser la reacción de Rusia. Pero no fue más allá. No revocó el Acta OTAN-Rusia y no integró a Ucrania en la OTAN. Se optó por mencionar un posible alto al fuego entre Kiev y el Donbass.
Por otro lado, la cumbre dotó a la alianza de dos nuevas herramientas: un servicio de ciberguerra encargado de contrarrestar a los hackers militares chinos y una Fuerza de Intervención Rápida de 4 000 hombres, provenientes de 7 países y bajo las órdenes de un mando británico. Como colofón, la cumbre inició el proceso de adhesión de Montenegro y –por supuesto– exhortó a los Estados miembros de la OTAN a incrementar sus gastos militares.

Algunas observaciones

A pesar de las acusaciones del gobierno ucraniano, que sigue afirmando que Rusia ha invadido su país… con sólo 1 000 hombres que además nadie ha podido ver, como señala el analista italiano Giulietto Chiesa [12]–, la cumbre no decidió entrar en guerra contra Moscú y se limitó a tomar una medida simbólica. Así que no se entiende el porqué de tanta ostentación en Newport.
A no ser que las decisiones importantes se hayan tomado a puertas cerradas, en la reunión de jefes de Estado realizada el viernes 5 de septiembre, no parece que las guerras secretas fuesen mencionadas en el marco de la cumbre sino únicamente al margen de esta y exclusivamente en presencia de ciertos aliados. Ya en 2011, la OTAN había violado sus propios estatutos al no reunir el Consejo Atlántico antes de bombardear la capital libia. Parecía en efecto imposible que todos los países miembros aceptaran perpetrar aquella carnicería. Así que Estados Unidos y el Reino Unido reunieron secretamente en Nápoles a Francia, Italia y Turquía para planificar un ataque que dejó como mínimo 40 000 muertos civiles en una semana.
El comunicado final de la cumbre de la OTAN es de una increíble hipocresía. En él se habla de la crisis ucraniana como de una agresión rusa, sin mencionar nunca el golpe de Estado de la plaza Maidan, ni la instalación en Kiev de un gobierno con participación de nazis. La crisis siria es presentada como un conflicto entre una oposición moderada que protege las minorías y, de un lado, la tiranía del régimen de Bachar al-Assad y, por otra parte, una serie de grupos extremistas, sin mencionar nunca que el régimen sirio es una República mientras que la «oposición moderada» se compone de individuos a sueldo de las dictaduras del Golfo, ni que la crisis fue iniciada con una guerra secreta franco-británica conforme a los anexos del Tratado de Lancaster House, ni que el presidente sirio Bachar al-Assad acaba de ser reelecto por el 63% de los electores de su país, ni tampoco que la República Árabe Siria es la única que ha protegido no sólo las minorías sino a todos sus ciudadanos –incluyendo la mayoría sunnita. El comunicado incluso afirma con cinismo que la OTAN protegió al pueblo libio, conforme a las resoluciones 1970 y 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, cuando en realidad utilizó esas resoluciones para cambiar el régimen matando 160 000 libios y hundiendo el país en el caos.
Sin embargo, en los últimos años la OTAN ha logrado sus fines en Afganistán, en Irak, en Libia y en el noreste de Siria, o sea única y exclusivamente en países o regiones organizados en sociedades tribales. Así que no parece en condiciones de arriesgarse a un conflicto directo con Rusia y China.
Fuente
Al-Watan (Siria)

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