miércoles, 17 de septiembre de 2014

La corrupción, atracción turística al norte de México



La corrupción, atracción turística al norte de México






LUIS PABLO BEAUREGARD, El País

Bajo un sol de justicia un destartalado autobús recorre a 60 kilómetros por hora las calles de Monterrey, Nuevo León (al norte de México). En una vida pasada este era un vehículo escolar en Estados Unidos. Ahora, sobre su color amarillo brilla un resplandeciente azul con imágenes de los rostros de los principales políticos locales y diseños de cerdos y ratas abrazando bolsas de dinero. El Corruptour es un bus turístico que muestra las supuestas fechorías que se han cometido en el segundo Estado más importante del país. El paseo ha sido ideado por Vía Ciudadana, una ONG que reivindica los derechos de los candidatos independientes para las elecciones intermedias de 2015.

“Es como el de la selva”, dice un paseante frente al vehículo.“Te subes y desde aquí vas viendo a los animalitos”.

El Palacio de Gobierno es la primera de las diez paradas de la gira. Sobre el autobús las bocinas reproducen la grabación de un diálogo entre los anfitriones del paseo: un picaresco político y un obrero indignado con los gobernantes. Este advierte del “estratosférico” endeudamiento que el gobernador Rodrigo Medina, del PRI, ha causado en el Estado. “Cada hogar debe 30.000 pesos más (2.260 dólares) desde el inicio del Gobierno en 2009. En el tiempo del recorrido, el gobernador se habrá gastado dos millones de pesos (150.000 dólares) en su imagen”, afirma.

El guion de la gira ha sido escrito por un arquitecto aficionado a la historia y está basado en varias irregularidades en el gasto público que ha detectado la auditoría de Nuevo León por 14.000 millones de pesos (1.000 millones de dólares). “Nadie ha sido llamado a dar cuenta de ese dinero”, se escucha a través de las bocinas.

Edmundo Jiménez, de 68 años, tiene el estilo directo de los regios, los originarios de Monterrey. Su bigote poblado se mece por el aire que entra por la ventana. Es uno de los primeros ciudadanos que se suben al Corruptour. Quedó viudo hace tres años, cuando su esposa falleció en el incendio del Casino Royale, provocado por criminales en lo que es uno de los peores atentados del narcotráfico contra la población civil. Además de su esposa, Rosa María Ramírez, aquel 25 de agosto de 2011 murieron otras 51 personas. “Si no despertamos de la apatía nos vamos a quedar sin país”, dice Edmundo.

Las ruinas del Casino Royale son la penúltima parada del paseo. Edmundo está indignado ante la reciente inauguración de un memorial a las víctimas creado por las autoridades: un bloque de dos metros de alto por 1.20 de ancho con 52 tubos de plástico en su base que pasa desapercibido sobre la división de dos calzadas. “Mira el letrero de ese diputado”, dice mientras señala la gigantesca propaganda de un legislador del PAN, el partido de derecha que gobierna en Monterrey. “Es más grande que el memorial. ¡No tienen madre!”, agrega.

Uno de los hermanos de Fernando Larrazábal, exalcalde de Monterrey, del PAN, había sido grabado recibiendo un fajo de billetes en un casino antes de la tragedia. Los medios hablaron de una serie de corruptelas relacionadas con la emisión de permisos de los centros de juego, que han florecido bajo la protección de los gobiernos de la derecha. Larrazábal es hoy diputado federal y uno de los hombres fuertes del PAN en la región. Su rostro decora uno de los costados del Corruptour.

En la alcaldía, otra de las estaciones de la gira, decenas de jubilados bailan danzones con cadencia. “Aquí los políticos roban a plena luz del día”, dice la grabación. Uno de los viajeros en el bus remata: “mientras los viejitos bailan la administración se los baila”.

“La política es demasiado importante como para dejarla en manos de los políticos”, dice Miguel Treviño, integrante de Vía Ciudadana y uno de los organizadores del paseo. Esta ONG quiere aprovechar el descrédito de los políticos para contender en las elecciones de 2015, que permitirán por primera vez participar a candidatos independientes a alcaldías y diputaciones locales y federales. “Queremos que el tema central el próximo año sea la corrupción”, asegura.

El 84,4% de los mexicanos cree que los políticos son corruptos, según cifras del Instituto de Estadística y Geografía (INEGI). Organismos internacionales como Transparencia Internacional colocan al país norteamericano en el sitio 106 (de 177) en el Índice de Percepción de la Corrupción, un puesto que ocupa desde 2012 ante la ausencia de políticas de combate a la deshonestidad.

El Corruptour ha despertado curiosidad. Mientras avanza por las calles la gente se ríe sin entender si el vehículo en el que se ve a ratas y cerdos entre escudos del PRI y PAN es una broma. Los organizadores afirman que ya han logrado llenar el cupo del recorrido –gratuito y los fines de semana—lo que resta de septiembre y octubre.

“¿Cuándo sale el siguiente tour?”, pregunta una despistada septuagenaria. A su lado una señora algunos años más joven dice que acaba de llegar del Distrito Federal. Quiere subirse al vehículo para conocer Monterrey. A bordo del Corruptour están por escuchar una historia que muchos no quieren contar.

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