¿La OTAN caerá en el juego de Turquía para implicarse en Siria?
¿La OTAN caerá en el juego de Turquía para implicarse en Siria?
¿Los
intentos de Turquía para implicar a la OTAN en su desafío a Rusia en
Siria mediante la instrumentalización de migrantes hacia Europa surtirán
efecto?
Es probable que la tozudez
del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en amenazar con la apertura
de las fronteras de Turquía con Europa para presionar al bloque
comunitario a apoyarle en sus operaciones militares ilegales en Siria no
le ayuden a conquistar los objetivos hegemónicos deseados en Asia
Occidental.
Para entender mejor las causas que han llevado a Erdogan a adoptar
una medida de tal naturaleza intimidatoria contra los europeos es
necesario detallar que los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir
Putin y Erdogan, respectivamente, acordaron en septiembre de 2018 en la
ciudad rusa de Sochi crear en la región noroccidental siria de Idlib una
zona desmilitarizada de 20 kilómetros a lo largo de la línea de
contacto entre la oposición armada —apoyada por Ankara— y las tropas
sirias, que sería controlada por las fuerzas turcas y la Policía militar
de Rusia.
Empero, con el paso de tiempo, los citados grupos opositores armados
no solo fortalecieron sus posiciones en esta zona, en contraposición a
lo suscrito en Sochi, sino que realizaron ofensivas contra las fuerzas
sirias y rusas. Además, otras fracciones, en este caso, de naturaleza
terrorista, como es el grupo Hayat Tahrir Al-Sham (HTS), liderado por el
Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham), aprovecharon la
coyuntura y empezaron a lanzar ataques indiscriminados contra la zona
desmilitarizada.
Ante ello, el Gobierno sirio, presidido por
Bashar al-Asad, ha estado llamando a quienes vulneran el acuerdo de
Sochi a que abandonen sus actividades destructivas, bajo la advertencia
de una dura respuesta de las fuerzas sirias, de no ser escuchado.
Así pues, Damasco, viendo que sus continuas
advertencias a los grupos armados y terroristas caían en saco
roto, decidió iniciar una operación militar contra estos elementos
nocivos para la seguridad de la provincia de Idlib. De hecho, el
Ejército sirio desde el pasado diciembre ha intensificado su campaña en
esta región.
Entretanto, Ankara, que no ha podido
asimilar la derrota de sus soldados y aliados armados frente al Ejército
sirio, ha emprendido una campaña bélica en Idlib en contra de las
fuerzas sirias a fin de proteger sus intereses, no obstante, lo único
que ha logrado hasta ahora son rotundos fracasos en el campo de batalla.
Rusia, por su parte, señala a la parte turca de ser la causante de la
ofensiva antiterrorista en Siria, ya que, según Moscú, los turcos no
han querido identificar ni separar a los extremistas de los grupos
opositores no armados que operan en Idlib, tal y como se acordó en el
citado pacto de Sochi.
Para el Kremlin, esta situación ha dado pie a que los terroristas
lancen ataques contra otras localidades cercanas, dejando víctimas
mortales, a sabiendas que podían camuflarse entre los miembros de otros
grupos no armados con presencia en Idlib y salir airosos de sus actos
criminales y esto, conforme a los rusos, da motivo a que las fuerzas sirias efectúen sus ofensivas contra las posiciones terroristas en Idlib.
El mandatario turco ha puesto toda su esperanza en implicar a los
países europeos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN), liderada por EE.UU., para que vengan en su ayuda, siendo
socio del ente, en su aventurismo militar intensificado desde hace tres
meses en la región noroccidental siria de Idlib y, de este modo,
posponer lo inevitable, la derrota de su acción militar que significaría
un fracasos estrepitosos para sus aspiraciones de dominio regional.
Para tal empresa, de esencia coaccionaría, el Gobierno de Ankara llegó a anunciar que no iba a impedir el cruce de miles de refugiados sirios que
habían llegado a Turquía para dirigirse a Europa desde el viernes, que,
según los datos ofrecidos por las autoridades turcas, su cifra ronda
las 18 000 personas, y ante esta demostración de fuerza, el Ejecutivo de
Grecia, cuyo país, al ser miembro de la Unión Europa (UE) y
compartir frontera con Turquía, le convierte en paso obligado de los
migrantes, dejó claro que impediría el ingreso de todas estas personas
dentro de sus fronteras, y, esta advertencia por lógica,
entrañase un nuevo drama humanitario en esta zona.
A nadie se le escapa el hecho de que Erdogan, para callar las voces
opositoras que le recriminan su desastrosa campaña militar en el norte
de Siria, ha recurrido a la guerra psicológica y mediática que implica
esta tragedia humana a las puertas de Europa, con el estacionamiento de
miles de migrantes en condiciones pésimas y lejos de los estándares
internacionales.
De hecho, resulta que el dirigente turco se ha apoyado en el uso
propagandístico que supone la mencionada desdicha de los migrantes en
busca de sacar tajada política tanto a nivel interno como externo a fin
de minimizar, por un lado, los efectos negativos de la cifra de las muertes entre las filas de sus uniformados por un ataque aéreo del Ejército sirio
contra las posiciones de los grupos terroristas en la provincia siria
de Idlib a la opinión pública de su país, y por otro, enredar a la
Alianza Atlántica en su citada agresión sobre el vecino sureño.
Ankara ha llegado a este planteamiento después de comprobar que no
solo sus demandas a Rusia para que deje de apoyar al Gobierno sirio,
presidido por Bashar al-Asad, no han surgido efecto, sino todo lo
contrario, al ver cómo Moscú insiste en que el Ejército sirio está actuando dentro de su propio territorio y
tiene todo el derecho a salvaguardar su soberanía y acabar con la
presencia de los terroristas, tal y como recogió el entendimiento de la
declaración final de la 13.ª ronda de conversaciones de Astaná rubricada
en julio de 2017 por las autoridades de Rusia, Turquía e Irán, en la
capital de Tayikistán.
Desde el principio del estallido del conflicto en Siria, allá en
2011, Irán, Rusia y Turquía han sido los tres principales promotores de
los diálogos de paz para solventar crisis, que por patrocinio de los
países occidentales a los grupos terroristas y opositores armados, se ha
ido extendiéndose en el tiempo, en lugar de finalizar.
Aunque Ankara haya apostado por jugar un papel importante en un
momento determinado para influir en la finalización de la crisis siria,
ahora resulta que, al percatarse de que sus aspiraciones regionales
pueden peligrar, ha decidido cambiar de postura e incumplir los pactos
antes referidos.
Los turcos no solo no cumplen sus compromisos adquiridos en
escenarios internacionales, sino que llegan a cambiar de aliados con una
facilidad pasmosa, como cuando Ankara decidió comprar los sistemas
antimisiles rusos S-400, en lugar de los habituales Patriot que le venía
suministrando hasta ese entonces EE.UU., su socio de la OTAN, una
decisión que en estos momentos Erdogan se lo podría replantear en
detrimento de la entrega rusa. Un grupo de refugiados sirios esperan la autorización de los
uniformados turcos para proseguir su camino hacia la frontera europea
para cruzarlo.
Los europeos son bien conscientes del incumplimiento turco, ya que
desde el estallido de la crisis en Siria, Ankara que venía prometiendo a
Bruselas contener el flujo migratorio del territorio sirio lo ha estado
violando por su incapacidad de rebajar la tensión en esta zona y de
desarmar a los grupos terroristas afines al Al-Qaeda, tal y como
garantizó con su firma de los citados documentos.
Esto sumado a que los países europeos y, por ende, la OTAN, por mucho que EE.UU. lo pretenda,
no están dispuestos a seguir los pasos de Turquía para enfrentarse
militarmente a las fuerzas de Rusia desplegadas en Idlib en el marco de
apoyo al Ejército de Siria en su lucha contra el terrorismo en esta
región noroccidental, considerada el último bastión terrorista en el
país árabe, es evidente que a Ankara no le queda otra opción que
abandonar sus planes hegemónicos, que entre otras cosas, busca controlar
los ricos campos petrolíferos de esta zona siria.
La jugada de Erdogan de usar la catástrofe humanitaria de los sirios,
que buscan refugio en Europa, no le va a servir en absoluto para saciar
sus ansias de crear un nuevo imperio fundamentado en el anhelo otomano.
krd/ctl/hnb
No hay comentarios.:
Publicar un comentario