Un lazo por los presos saharauis
Saharauis
presos por luchar pacíficamente por la independencia de su pueblo
cumplen severas penas, nueve de ellos de cadena perpetua.
Un lazo para dar visibilidad
permanente a los presos saharauis, que sobreviven a condiciones
infrahumanas y son maltratados sistemáticamente en cárceles marroquíes.
Alrededor de
medio centenar de presos políticos saharauis sobreviven a condiciones
infrahumanas en cárceles marroquíes, a 1200 kilómetros de su tierra, por luchar pacíficamente por la independencia del Sáhara Occidental, que Marruecos invadió a finales de 1975 tras ser abandonado por España.
Exigen la
celebración del referéndum de autodeterminación que acordaron Marruecos y
el Frente POLISARIO en el alto el fuego de 1991 y que el régimen
marroquí se niega a realizar.
Para dar visibilidad permanente a
estos presos, muchos de ellos con elevadas condenas -nueve cumplen
cadena perpetua, tres una condena de 30 años, cinco de 25, tres de 20 y
cuatro de 10, entre otras- tras juicios farsa y sin garantías
procesales, según denuncia de juristas internacionales y organizaciones
de Derechos Humanos, el Movimiento por los presos políticos saharauis
(MPPS) ha creado un lazo negro y verde, colores que reflejan el sufrimiento y la esperanza de los reclusos.
El lazo fue
dado a conocer a primeros de noviembre a los artistas participantes en
ARTIfariti 2019, encuentros internacionales de arte desarrollados en
Tifariti, en los territorios liberados del Sáhara Occidental, y se
utilizó en la maratón por la libertad de los presos políticos saharauis
celebrada en cuatro etapas de París a Bruselas desde el 2 de este mes.
El sábado 16 de noviembre se presentará en la
manifestación que contra la represión en el Sáhara Occidental y por la
libertad de los presos políticos saharauis tendrá lugar en Madrid, desde
Atocha hasta la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Movimiento por los presos ha denunciado en un comunicado que son maltratados sistemáticamente:
“Les humillan. El aislamiento al que les someten dura años. No se les
reconoce el estatus de preso político. La comida es insalubre. No hay
higiene. Duermen sobre el suelo. Pasan frío. No reciben atención médica.
Les restringen derechos elementales. Están dispersos. No pueden ser
visitados por sus abogados, que tienen vetado el acceso a los presos.
Están encerrados en cárceles en territorio marroquí a 1.200 km. de su
tierra y de su familia de manera que las visitas, cuando no hay
aislamiento, son difíciles y muy escasas; en ocasiones, imposibles.
Pero, sobre todo, se les tortura”.
Agrega que
“Marruecos desoye las decisiones de la ONU para que deje a varios presos
en libertad. La única posibilidad de protesta que tienen para reclamar
sus derechos es la huelga de hambre. Ante esta medida, las autoridades
marroquíes responden con una mayor represión que ejercen contra hombres debilitados por las torturas, los continuos castigos y las enfermedades que padecen. Y mientras, la Cruz Roja Internacional sigue sin visitar a estos presos”.
El movimiento
por los presos quiere dar visibilidad permanente a una situación
extrema ante la falta de información mediática y para ello adopta un
lazo negro y verde, “colores que reflejan el sufrimiento y la esperanza de
los presos”, e invita a a que se use el lazo personalmente, en
pancartas, en portadas de lugares públicos o en la esquina de un
documento para reivindicar a estos presos, “que son un emblema de la
lucha por la liberación del pueblo saharaui”.
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