¿Por qué resurge un nuevo orden mundial de la tensión Irán-EEUU?
La
última confrontación entre Irán y EE.UU. que llevó a una inacción
global refleja que se está gestando un nuevo orden mundial que dejará de
lado la bipolaridad.
El
último episodio de la confrontación entre Irán y Estados Unidos
registrada en enero en la región de Asia Occidental luego del asesinato
del general iraní Qasem Soleimani de la mano de las fuerzas
estadounidenses desplegadas en Irak y la posterior reacción mostrada de
las naciones y las potencias mundiales al respecto no deja lugar a
dudas, que estamos siendo testigos de un nuevo proceso de transformación
del orden mundial que ha estado rigiendo el destino de millones de
personas en todo el mundo hasta ahora, así comienza un artículo
de Dmitry Trenin, director del think tank (laboratorio de
ideas) del Centro Carneige de Moscú, titulado “Tormenta en enero:
implicaciones de la reciente crisis Irán-EE.UU. para el orden mundial” y
publicado el martes en su sitio web.
La escalada de tensiones entre Teherán y
Washington, que se viene agudizándose desde la llegada de Donald Trump a
la Presidencia de EE.UU. en 2017, llegó a su punto más alto con el
asesinato del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de
la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general
Qasem Soleimani y el subcomandante de las Unidades de Movilización
Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, y
varios otros compañeros que cayeron mártires en un ataque aéreo de EE.UU. contra los vehículos en los que viajaban cerca del Aeropuerto Internacional de Bagdad en la madrugada del 3 de enero.
En represalia a este magnicidio que fue
ejecutado por orden directa del propio Trump, la República Islámica de
Irán respondió con unos ataques aéreos con misiles tierra-tierra lanzados la
madrugada del 8 de enero realizados por la División Aeroespacial del
CGRI contra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia
occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas
desde la invasión de Irak en 2003, y una base en Erbil, capital de la
región del Kurdistán iraquí, también en poder de los estadounidenses.
Por suerte, Trenin escribe que esta
demostración de fuerza representa la determinación de los iraníes de que
no están dispuestos a dejar pasar ni una provocación más proveniente de
los estadounidenses,—de las tantas que han sido víctimas en los últimos tiempos,
por considerar que con este atentado mortal los norteamericanos ya
habían sobrepasado la línea roja de los persas en lo que se refiere a su
seguridad e integridad territorial que el destacable militar persa
asesinado estaba a cargo—, no terminó encendiendo la mecha de una
devastadora guerra en la región, pero sí que reveló algunas de las
tendencias de naturaleza geopolítica que avisan de un cambio de orden
mundial.
Para el articulista dentro de estas nuevas
tendencias se incluyen una mayor nacionalización de la política
exterior y la aversión a verse involucrados en conflictos militares
subsidiarios; el fuerte deseo de limitar el uso de la fuerza militar y
soslayar la escalada de tensiones; la importancia de la comunicación
entre adversarios; y, así como, la clara prevalencia de las
consideraciones políticas internas actuales sobre los esquemas
geopolíticos a largo plazo.
Así pues, prosigue, indicando que si estos
movimientos reman en la dirección correcta acabarán definiendo un
sistema mundial multipolar, que desde luego, según él, distará mucho de
la bipolaridad que se vivió con la formación de los bloques durante la
Guerra Fría, entre 1945 y 1991, y que en cambio, añade, se basará en un
duelo largo y no letal entre las potencias mundiales y con otros actores
constantemente posicionándose para obtener una mejor ventaja dentro de
este nuevo sistema global.
En el panorama del poder cambiante, el
texto apunta que los países del oeste de Asia reaccionaron ante el
estallido de la crisis entre Estados Unidos e Irán con sorprendente
cautela. Algunos socios regionales de Washington, como era lógico,
cerraron filas detrás de este país dando su apoyo al vil asesinato del
notable general y sus compañeros en Bagdad. Otros, a pesar de su apoyo,
se mostraron reacios a exacerbar el conflicto, y algunos, como Irak, que
al tener una solida e importante relación con ambas partes enfrentadas,
pagó el precio de este vínculo simultáneo convirtiéndose así en el
objetivo de los ataques de sus dos aliados.
La posición de la Organización del Tratado
del Atlántico Norte (OTAN) fue de mantenerse al margen y observar, y a
pesar del ataque con misiles de Irán contra los sitios militares
estadounidenses, no activó su Artículo 5, que considera el ataque a un
aliado como un ataque militar contra todos los miembros de dicha Alianza
Atlántica, escribe el director del citado think tank.
La confrontación entre Estados Unidos e
Irán terminó siendo como un duelo, recoge el artículo de opinión para
luego precisar que no solo los aliados de EE.UU. retrocedieron y se
distanciaron del conflicto, sino que también los adversarios y rivales
de Washington optaron por no implicarse mucho en ello.
En concreto, aclara el texto, China, el principal rival de Estados Unidos,
mantuvo un perfil bajo al pedir solo a las partes que empleen la
moderación y reduzcan las tensiones. Por su parte, Rusia, a pesar de su
importante participación en los asuntos militares y políticos de Asia
Occidental, también optó por ejercer cautela invitando a las partes a la
moderación y al diálogo para limar sus diferencias.
Para Trenin, Moscú y Pekín no aprovecharon
la oportunidad para presentar un frente común y sólido contra
Washington al no mostrar ningún interés de abrir un nuevo flanco de
tensiones con Estados Unidos.
Según el artículo, Trump, al ordenar el
asesinato de Soleimani, estaba tomando un gran riesgo, ya que, nadie
podía predecir con certeza cuál sería la respuesta de Teherán. Si esa
respuesta hubiera resultado en múltiples bajas estadounidenses, Estados
Unidos probablemente habría llevado a cabo un ataque masivo contra
objetivos cruciales iraníes.
Entonces, los ataques probablemente
habrían continuado en ambos lados y muchos otros países de la región, no
solo Irak, habrían sido arrastrados al conflicto. Es posible que los
poderes fuera de la región que hasta entonces habían mantenido su
distancia también hubieran tenido que definir su posición más claramente
y tomar algún tipo de medida al respecto.
De hecho, la postura de la comunidad
internacional de pedir a EE.UU. e Irán que rebajaran sus diferencias por
medio del diálogo puso de manifiesto otro aspecto importante del
conflicto: mientras ambas partes señalaban públicamente su determinación
de seguir haciendo uso de la fuerza, al mismo tiempo, se mostraban
partidarios de hacer uso de la moderación con objetivo de minimizar las
consecuencias de sus acciones.
El punto es que con esta crisis se ha
quedado demostrado que el rol de todas las grandes potencias en el
sistema global está mermando, detalla el artículo al enumerar las causas
que así revelan que esto está sucediendo como resultado de que los
actores regionales están obteniendo réditos militares que antes solo
obtenían las potencias mundiales; una fuerte disminución en la
tolerancia de las potencias mundiales para sostener las pérdidas
humanas; la disminución del atractivo de muchos países como objetos de
intereses económicos o un punto de apoyo estratégico; y la tendencia
universal y creciente de priorizar los asuntos internos, principalmente
la política socioeconómica, sobre la política exterior.
Durante y después de la Guerra Fría, Asia
Occidental fue escenario de la rivalidad geopolítica entre las
principales potencias mundiales, subraya el texto para luego añadir que,
no obstante, a día de hoy, la región demuestra el desplazamiento de esa
rivalidad a otras áreas por completo como puede ser, la tecnología,
incluida, tecnología militar; finanzas y economía; y el espacio de
información.
Así pues, el artículo de modo de colofón
vaticina que el Gran Juego de las grandes potencias mundiales de
repartir el mundo a su antojo puede haber llegado a su fin, puesto que,
expone que el lugar estratégico que estas potencias globales ocupaban en
el oeste de Asia y lo están asumiendo las potencias locales.
krd/ktg/hnb
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