martes, 18 de febrero de 2020


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Rastreando el "verdadero dinero" tras la "nueva agenda verde" 


Traducido por el equipo de Sott.net en español
En poco más de un año, todos parecen seguirle la corriente a la nueva agenda verde con sus medidas radicales para "detener" el cambio climático. El bastión de la globalización económica empresarial, el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), ha presentado así su tema principal este año: "Preocupación por un mundo coherente y sostenible" que se centra principalmente en la noción de "
Cómo Salvar el Planeta". Por supuesto, la oradora principal fue la joven activista sueca Greta Thunberg. Lo que pocos se dan cuenta es el esmero con el que se está orquestando todo en preparación al cambio masivo del flujo de capital global en beneficio de un puñado de gigantes financieros.
Reunión en Davos
Desde Greta pasando por el Príncipe Carlos, es la primera vez que los temas presentados en Davos 2020 estuvieron dominados por la agenda del cambio climático. Lo que se filtra a través de los intersticios de la reunión de unas 3.000 personas pertenecientes a los gigantes corporativos del mundo, es la orquestación de una enorme campaña global que cuenta con la participación de la cima de los principales fondos de inversión de capitales, así como de los banqueros centrales del mundo más importantes.
Administradores de Davos
No es casualidad que Davos, el promotor de la globalización, demuestre tanto interés en la agenda del cambio climático. El FEM (Foro Económico Mundial) de Davos tiene su propia junta de administradores. Entre ellos se encuentra el primer patrocinador de Greta Thunberg, el multimillonario del clima, Al Gore, presidente del Proyecto de la Realidad Climática. Los administradores del FEM también cuentan con la ex directora del FMI, actualmente directora del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, cuyas primeras palabras como directora del BCE aludieron al cambio climático como máxima prioridad de los bancos centrales. Otro administrador de Davos, el director del Banco saliente de Inglaterra Mark Carney, recién nombrado asesor del cambio climático de Boris Johnson, advierte del riesgo de quebrar que corren los fondos de pensiones si no se presta atención al cambio climático (sic). En el consejo también participa el influyente fundador del Grupo Carlyle, David M. Rubenstein, así como Feike Sybesma del gigante agronegocio Unilever, además de su título de Presidente del Foro de Liderazgo de Alto Nivel sobre Competitividad y Precios del Carbono del Grupo del Banco Mundial. Y quizás el más interesante en la impulsión de la nueva agenda verde sea Larry Fink, fundador y CEO del grupo de inversión BlackRock.
La carta de Fink
BlackRock no es cualquier fondo de inversión ordinario. Con sede en Nueva York, BlackRock es el mayor administrador de activos del mundo con unos 7 billones de dólares, han oído bien, hablamos de billones, mediante la gestión de inversiones en más de 100 países. Eso representa más que el PIB combinado de Alemania y Francia juntas. Ellos dominan la propiedad de acciones de cada bolsa de valores más importante del mundo, los principales accionistas de las compañías petroleras más importantes, así como las mayores compañías de carbón del mundo. El aspirante a político alemán de la CDU, Frederick Merz, ha sido presidente de la BlackRock en Alemania desde 2016.
El 14 de enero de 2020, días antes de la reunión de Davos sobre el cambio climático, Fink publicó un inusual boletín anual para los directores ejecutivos de las empresas. El fundador y CEO de BlackRock, Larry Fink, se ha subido al tren de la inversión climática con mucho entusiasmo.
Hizo un escrito muy detallado que sirve de guía a numerosas corporaciones en busca de inversión de algunos de esos 7 billones de dólares de BlackRock: "El cambio climático se ha convertido en un factor determinante en las perspectivas a largo plazo de las empresas". Citando las recientes protestas climáticas, Fink afirma: "la conciencia está cambiando rápidamente, y creo que estamos al borde de una remodelación fundamental de las finanzas. La evidencia sobre el riesgo climático está obligando a los inversores a una reevaluación de la visión básica de las finanzas modernas".
Al declarar que "el riesgo climático presenta un riesgo de inversión", Fink plantea entonces una pregunta imposible de responder sobre la manera en que los riesgos climáticos pudieran afectar a sectores enteros de la economía. Él tiene la respuesta, como vamos a verlo. Refiriéndose a lo que él llama "una profunda reevaluación del riesgo y del valor de los activos", Fink nos cuenta que "debido a que los mercados de capital fomentan riesgos para el futuro, constataremos como los cambios en la asignación de capital se irá desarrollando más rápidamente que el mismo clima". En un futuro cercano - y antes de lo que la mayoría anticipa - habrá una significativa reasignación de capital". Y un puñado de los grupos más importantes del mundo que manejan el dinero dirigirá esa reasignación de capital . Esto de por sí debería de hacernos reflexionar. ¿Hay alguna agenda aquí?
El clima y el rastro del dinero
¿Cómo desplazarán Fink y sus amigos sus flujos de inversión, inversión que por cierto representa el dinero de otras personas, los ahorros de millones de individuos? BlackRock planea exigir a las empresas en las que invierta sus 7 billones de dólares que demuestren el debido cumplimiento con las normas ecológicas, "haciendo que la sostenibilidad sea parte integral de la construcción de carteras y la gestión de riesgos; abandonando las inversiones que presenten un alto riesgo relacionado con la sostenibilidad, como las de los productores de carbón térmico; lanzando nuevos productos de inversión que filtren los combustibles fósiles; y fortaleciendo nuestro compromiso con la sostenibilidad y la transparencia de nuestras actividades en la administración de inversiones". Traduciendo: si no seguimos las exigencias del IPCC (Grupo Intergobernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) de las Naciones Unidas y grupos relacionados, incluyendo McKinsey & Co., vamos a perder grandes cantidades de dinero.
La TCFD y la SASB observan con atención...
Como parte de su reclamo de virtud en la nueva inversión verde, Fink afirma que BlackRock fue un miembro fundador del Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera relacionada con el Clima (TCFD). Afirma: "Para la evaluación e información sobre riesgos relacionados con el clima, así como sus relativas cuestiones de gobernanza que son esenciales para su gestión, el marco proporcionado por el TCFD es valioso".
El TCFD fue creado en 2015 por el Banco de Pagos Internacionales presidido por el miembro de la junta de Davos y jefe del Banco de Inglaterra Mark Carney. En 2016, el TCFD junto con la City of London Corporation y el Gobierno del Reino Unido crearon la Iniciativa de Financiación Verde, con el objetivo de canalizar billones de dólares hacia las inversiones "verdes". Los banqueros centrales del FSB nombraron a 31 personas para formar el TCFD. Presidido por el multimillonario Michael Bloomberg, incluye además de a BlackRock, a JP MorganChase, Barclays Bank, HSBC, Swiss Re, el segundo mayor reasegurador del mundo; el banco ICBC de China; Tata Steel, ENI oil, Dow Chemical, el gigante minero BHP y David Blood de Al Gore's Generation Investment LLC. Presten atención al papel crucial de los bancos centrales.
Y para asegurar aún más que BlackRock y sus amigos del mundo de los fondos de billones de dólares elijan la inversión acertada en las compañías acertadas, Fink declara: "BlackRock cree que la Junta de Estándares de Contabilidad de Sostenibilidad (SASB) provee un claro conjunto de estándares para el reporte de información de sostenibilidad gracias a una amplia serie de cuestiones... " Esto parecería tranquilizador, hasta que vemos quiénes son los miembros de la SASB que otorgarán el imprimatur del clima respetuoso. Los miembros incluyen, además de BlackRock evidentemente, Vanguard Funds, Fidelity Investments, Goldman Sachs, State Street Global, Carlyle Group, Rockefeller Capital Management, y numerosos bancos importantes como Bank of America-ML y UBS. ¿Qué hace un grupo entramado como este? Según su sitio web, "Desde 2011, hemos estado trabajando en un ambicioso objetivo sobre el desarrollo y mantenimiento de normas contables de sostenibilidad para 77 industrias". Así pues, los mismos grupos financieros que hoy en día dirigen las corrientes mundiales de capital hacia los grandes proyectos mineros y de carbón y petróleo desde hace décadas, se convertirán ahora en los árbitros de lo que las empresas llaman 'ser bendecido con dinero', nada que ver con las futuras inversiones en "bonos verdes".
Añadamos los banqueros centrales...
En estos últimos meses, los principales banqueros centrales salieron a declarar, sorprendentemente, que el cambio climático formaba una parte clave de las "responsabilidades esenciales" del banco central, no sin olvidarse de ciertas cuestiones como la inflación o la estabilidad monetaria. Nadie se molesta lo más mínimo en aclarar el modelo de funcionamiento viable de todo esto, lo que es aún más desconcertante.
En noviembre de 2019, la Reserva Federal celebró una conferencia titulada "La economía del cambio climático". Lael Brainard, presidente del Comité de Estabilidad Financiera de la Reserva Federal, dice que el cambio climático es importante para la política monetaria y la estabilidad financiera. Y en comentarios recientes, el director del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, hizo esta declaración a un periódico japonés: "El riesgo relacionado con el clima difiere de otros riesgos en los que su impacto dentro de un plazo relativamente largo significa que los efectos serán más duraderos que otros riesgos financieros, y que el impacto es mucho menos predecible. Por lo tanto, es necesario investigar y analizar a fondo el impacto del riesgo relacionado con el clima". Y en sus primeros comentarios como directora del Banco Central Europeo y exdirectora del FMI, Christine Lagarde declaró que pretende ocupar un papel clave en cuestiones de cambio climático en la revisión de la política del BCE, lo que provocó las críticas del miembro alemán del BCE, Jens Weidmann.
Quizás el banquero central más abierto y activo en materia de cambios climáticos sea el director del principal Banco de Inglaterra, Mike Carney y el administrador de Davos junto con Larry Fink. Carney, el futuro asesor del calentamiento global de Boris Johnson, hizo un comentario reciente a la BBC sobre el análisis de un fondo de pensiones desconocido, "si se suman las políticas de todas las empresas ahí fuera, estas son consistentes con un calentamiento de 3.7-3.8C". Prosiguió diciendo que los científicos que avisan de los riesgos asociados a un aumento de 4 grados incluyen "un aumento de nueve metros del nivel del mar - que afectaría a unos 760 millones de personas - olas de calor abrasadoras y sequías, además de graves problemas de suministro de alimentos". Una declaración espantosa, desde luego.
Como he señalado anteriormente, ya en 2015 Carney, miembro de la Junta de Davos como presidente del Consejo de Estabilidad Financiera del Banco de Pagos Internacionales (FSB), creó el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera relacionada con el Clima (TCFD) para asesorar a "inversores, prestamistas y seguros sobre riesgos climáticos".
Lo que cada vez queda más claro es que el reciente impulso mundial para la adopción de medidas drásticas relacionada con el clima consiste más en justificar una importante reorganización de la economía mundial que en una modalidad energética mucho menos eficiente, lo que implica una drástica reducción del nivel de vida en general. En 2010, el director del Grupo de Trabajo 3 perteneciendo al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas, el Dr. Otmar Edenhofer, declaró en una entrevista, "...hay que ser transparente sobre nuestra decisión de redistribuir la riqueza del mundo mediante la política climática. Uno tiene que liberarse de la ilusión de que la política climática internacional es una política medioambiental. Prácticamente ya no tiene nada que ver con la política medioambiental..." ¿Qué mejor manera de hacerlo que arrancar su inicio con los mayores controladores mundiales del dinero como BlackRock?
Sobre el autor F. William Engdahl es consultor y conferenciante de riesgos estratégicos, es licenciado en política por la Universidad de Princeton y autor de best-sellers sobre petróleo y geopolítica exclusivamente para la revista online "New Eastern Outlook" donde se publicó originalmente este artículo. Es un colaborador frecuente de Global Research.
Recomendamos su libro: Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation (Las semillas de la destrucción: La agenda oculta de la manipulación genética)
Este libro que cuenta con una investigación hábil se centra en cómo una pequeña élite sociopolítica estadounidense busca establecer el control sobre la base misma de la supervivencia humana: la provisión de nuestro pan diario. "Controla la comida y controlarás a la gente".
Este no es un libro ordinario sobre los peligros de los OGM. Engdahl lleva al lector por los pasillos del poder, por salas traseras de laboratorios científicos, por salas de juntas de empresas a puertas cerradas.
El autor revela de manera contundente un mundo diabólico de intrigas políticas impulsadas por el lucro, la corrupción y la coacción gubernamental, donde la manipulación genética y la legalización de formas de vida sirven para hacerse con el control mundial de la producción alimentaria. Si el libro se parece a una historia criminal, no se sorprendan. Porque eso es lo que es.

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