martes, 27 de septiembre de 2016

La Macroeconomía nos dice que se puede reducir la pobreza y la desigualdad y crecer.



La Macroeconomía nos dice que se puede reducir la pobreza y la desigualdad y crecer.

 

 

La Macroeconomía nos dice que se puede reducir la pobreza y la desigualdad y crecer.


Aurora Martínez – ATTAC Madrid / Plataforma por una Banca Pública
Hay una historia muy bien contada por el profesor David Anisi en “La Economía, la pretensión de una ciencia”. En ella  explica el abandono del  objetivo del pleno empleo por los gobiernos y su sustitución por la lucha contra la inflación. Poner en primer lugar  la lucha contra la pobreza y la desigualdad no puede esperar.
Tras la segunda guerra mundial, el objetivo de todos los políticos fue la consecución del  pleno empleo, y al aplicarse la política monetaria y fiscal adecuadas, la tasa de desempleo pasó a ser  casi despreciable. Había miedo de que la revolución de la URSS se extendiera.  En el  periodo 1973 – 83 los políticos dejaron de considerar prioritario la consecución del pleno empleo  y decidieron acabar con la inflación. Y la inflación se redujo tanto en Europa como en EEUU (pero el paro subió, claro). Anisi, en el documento citado, lanza una hipótesis sobre la causa de este cambio: la crisis profunda que tuvo la Unión Soviética, que hacía de contrapoder, y su posterior desaparición. Y en la actualidad, ¿por qué no se lucha contra el  aumento de la desigualdad y la  eliminación de la pobreza? Nuestra hipótesis es que los  poderosos tienen otra prioridad (aumentar su tasa de beneficios) y no hay suficientes ciudadanos que se lo exijan. Pero soluciones si las hay.
Una solución sería repartir el pastel. En Europa y en España hay una renta per cápita muy superior a la media mundial, que se puede repartir mejor. Otra sería cambiar el pastel. Para explicarlo vamos a echar mano de dos principios básicos de la Macroeconomía.
El primero dice que en un país hay coincidencia entre tres variables: la producción, las rentas derivadas de esa producción y el gasto o demanda de bienes y servicios originadas por esas rentas . El segundo explica que la demanda , es decir el gasto en bienes y servicios  (incluyendo los bienes de inversión) que hacen las familias, las empresas y el sector público  va a ser la variable que va a determinar si una economía se pone a crecer o entra en recesión. Porque si aumenta la demanda  (el gasto en bienes y servicios) de las familias, de las empresas y del sector público, aumenta la producción de ese país: las empresas y el sector público empezarán a producir bienes y servicios. Y si disminuye la demanda de ese país, su producción disminuirá y su renta nacional caerá.
Es mentira que si se reparte mejor el pastel  disminuirá la renta de un país. Al contrario. La renta aumentará porque aumentará  el gasto de las personas con pocos recursos, sin bajar apenas el gasto de los muy ricos (que son pocos) y  eso hará subir  la producción de ese país,  lo que llamamos el PIB.
Y es mentira, también, que los gobiernos no puedan gastar más de lo que ingresan con  los impuestos, porque eso supondría volver a  la crisis y a una terrible inflación. Al contrario. Si en un país hay paro y recursos sin utilizar, el gobierno debe aumentar su presupuesto de gasto. El gasto en pagar a los parados un sueldo por hacer un trabajo necesario para la comunidad; el gasto para hacer nuevas inversiones y el gasto para mejorar los servicios  públicos harán crecer la producción y la renta del país. Lo necesario, para ello, es tener un banco central que cree ese dinero para dárselo al gobierno. Un banco central puede y debe hacerlo siempre que el país esté lejos del pleno empleo. ¡Porque ya no tenemos un patrón oro! Nuestro dinero es fiduciario. Y esto es importante: ¡los bancos centrales como creadores del dinero legal deben financiar a los Estados! Pero el Banco  Central Europeo financia a los bancos y no financia a los ciudadanos. Se calcula que las ayudas del Banco Central Europeo a los bancos y a las corporaciones, las ayudas llamadas de expansión cuantitativa, van a suponer el 17% del producto interior bruto (PIB) de la Zona Euro.
Por todo ello exijamos a Europa, saliendo a las calles, el fin de los recortes y que deje de ayudar a los bancos y ayude a los ciudadanos; y a nuestro gobierno de turno, que  haga políticas de reparto y que exija a los Organismos Europeos que cambien las normas del Banco Central Europeo que le impiden financiar directamente a los Estados. Si no quieren que nos salgamos del Euro.
¡Las personas y el Planeta por encima de las multinacionales!

El neoliberalismo antiliberal



El neoliberalismo antiliberal 

 

 

El neoliberalismo antiliberal


Gabriel Moreno González – eldiario.es

¿Se puede considerar al neoliberalismo heredero e hijo del liberalismo? Es la pregunta que nos debiera surgir cada vez que los defensores de las ideas neoliberales se escudan en el paraguas liberal para legitimar sus pretensiones. Nunca se hacen llamar, a sí mismos, neoliberales… y no precisamente por una preferencia estética o terminológica.
El liberalismo clásico del que pretenden ser deudores se fundaba, al menos en teoría, en la búsqueda de un poder político limitado, que interviniese lo mínimo posible respetando la independencia de los ciudadanos bajo su manto. El fin: la garantía de un mercado en el que las fuerzas de la oferta y la demanda creasen las condiciones propicias para el libre intercambio entre quienes disfrutan de su conquistada independencia jurídica. Ciudadanos libres e iguales ante la ley que celebran entre sí contratos y que intercambian bienes y servicios en el nuevo ágora que es el mercado, mecido por una mano invisible y bendecido, en todo momento, por el ideal de progreso. Y todo ello en el liberalismo se da por natural, irreversible e imparable.
Paradójicamente, sin embargo, es en ese desarrollo natural del proceso liberal donde se encuentra la necesidad de adaptación de tales postulados iniciales, pues al desplegarse con toda su fuerza las potencialidades del desarrollo económico, el Estado se ve en la obligación de intervenir cada vez más en la realidad social. La industrialización y la creación de mega-urbes en el siglo XIX, producto de los “logros” liberales en la economía, va de la mano de una mayor reglamentación y regulación de lo social por parte del Estado: infraestructuras, nuevos servicios públicos, masas empobrecidas, conflictos demográficos, educación pública que forme a los nuevos trabajadores… Con el liberalismo se da la paradoja, por tanto, de que el Estado-nación se refuerza como nunca antes en la historia. Pero no es una paradoja que surja de una contradicción permanente e insalvable, puesto que los liberales intentaron siempre ir superándola a través de la adaptación y del progreso de sus concepciones. Frente a mayor intervención del Estado, mayor reconocimiento de derechos y mayor participación política. Frente a los nuevos problemas sociales, una respuesta reformadora eficaz que los integre y, por tanto, los neutralice. El liberalismo, transmutado en liberalismo democrático y reformismo social, evoluciona sin perder su esencia y su defensa a ultranza del mercado y de la libertad individual. A Locke le sigue Stuart Mill, y a Smith, Lord Keynes.
Sin embargo, tras la tragedia de la II Guerra Mundial, surge entre varios grupos de intelectuales la pretensión de recuperar las esencias de un liberalismo que ahora creen perdido y completamente desvirtuado. Pero lo harán reinventando el propio liberalismo y desechando algunas de sus ideas vertebradoras.
Como bien han expuesto Christian Laval y Pierre Dardot ( La nueva razón del mundo. Ensayo sobre la sociedad neoliberal, 2013), los ordoliberales alemanes (Röpke, Eucken…) se mostraron contrarios al laissez faire pleno de los primeros liberales y abogan por una intervención del Estado en la vida económica y social. Extraño parece, sí, pero cuando ahondamos en sus obras enseguida despertamos de la incredulidad. En efecto, defienden más intervención estatal, pero la cuestión reside para ellos en la naturaleza de dicha intervención. Lo que el Estado tiene que hacer, a través de la ley, es crear el marco propicio en el que el mercado pueda desarrollarse. El libre mercado, dicen, no es algo natural e inmutable ante lo cual tiene adaptarse continuamente el Estado, como creían los liberales clásicos, es un producto artificial y creado por el hombre, y en tanto tal, tiene que sustentarse en un armazón jurídico que le proporcione seguridad y garantías de funcionamiento. Y aquí es donde está el giro radical: el mercado no es anterior al Estado ni independiente a él, su existencia deriva de él y su supervivencia tiene que venir defendida por él. No hay necesidad de adaptarse a las necesidades progresivas del mercado y de “desvirtuar” los postulados del primer liberalismo al convertirlo en reformismo social, porque el mercado mismo es fruto de nuestra decisión política artificial y podemos moldear sus características a nuestro antojo.
Los neoliberales de corte ordoliberal no sólo le dan importancia al Estado, sino que lo convierten en el centro, en el motor, de los éxitos que pretenden. El marco jurídico estable del que se deriva la existencia del mercado tiene que imponer una serie de “principios constituyentes” (como los llama Eucken), necesarios para el buen funcionamiento del modelo ideado. Entre ellos, los ordoliberales alemanes destacaron dos principios que nos son ahora muy conocidos: la estabilidad presupuestaria y la monetaria. Ambas tenían que ser garantizadas, jurídicamente, por el poder político, pues de ambas se desprendían las condiciones óptimas de un mercado que debe su existencia misma a la acción estatal protectora. Se hace necesario ahora, por tanto, sustentar jurídicamente la libertad de un mercado que ya no se ve como natural, sino como resultado de determinadas políticas: la Unión Europea se amoldaría a la perfección, con el paso del tiempo, a tales fines.
Pero es que además, las pretensiones neoliberales no se reducen a que el mercado sea una esfera libre pero respaldada y creada por el poder político, puesto que, para que el propio mercado funcione, se necesita que sea el Estado el que intervenga en la vida social a través de la educación, la formación y la creación de una nueva mentalidad: el competitivismo. Frente a los liberales clásicos, que veían en el mercado un foro neutro en el que los ciudadanos libres intercambiaban sin obstáculos los bienes que demandaban y ofrecían, limitándose el Estado a proteger las mutuas obligaciones que asumían, los neoliberales quieren que el Estado intervenga en esos mismos ciudadanos libres, que los “reconfigure” conforme a un nuevo paradigma y a unos nuevos valores.
La competitividad llevada a sus últimas consecuencias, la mercantilización de todas las esferas de la vida, la expansión del mecanismo del precio y de la libertad de elección con criterio económico, deben ser inoculados por el Estado en todos los individuos. El libre intercambio cede al extremo competitivismo alentado por el poder político desde el nacimiento de la persona hasta su muerte. Así, un mercado protegido por un marco jurídico estable que garantice ciertos principios inmutables e integrado por operadores económicos que hacen de la competencia el criterio y el objetivo último de todas sus acciones (neoliberalismo hayekiano), es el ideal neoliberal que sustituye a un ya lejano liberalismo.
Pero, se dirá…ese espíritu de emprendimiento, de competencia, ya existía en autores como Smith o Ricardo. Sí, pero desde una perspectiva muy diferente. Para los autores clásicos, como Locke por ejemplo, el resultado del trabajo es propiedad del individuo que lo ha realizado, es un anexo a su persona gracias al mérito propio. El exterior, el resultado del trabajo, pasa a la esfera de disposición del interior, la persona. Por el contrario, en el pensamiento neoliberal esa diferenciación no se da, pues la exterioridad (el competitivismo) se funde en el interior, en la persona, para crear un nuevo individuo con una nueva ética: el emprendedor. No es que uno trabaje para obtener un rédito del que poder disfrutar, es que uno mismo interioriza la ética de la competición y la proyecta sobre todos los aspectos de la vida, incluido el de las relaciones sociales que no sean, en puridad, económicas.
El mercado ya no es, por tanto, el espacio vacío en el que se da un libre intercambio por el que circulan las mercancías, ya no es un medio, sino un fin en sí mismo, regulado a través de políticas estatales concretas e integrado por sujetos que son “mercado” en sí, sujetos completamente nuevos. El emprendedor se inserta en el mercado como homo economicus renovado y auto-constructivo. Los fines y los medios se confunden.
La limitación del Estado, de los poderes públicos, que en el liberalismo encontraba su fundamento en el respeto y garantía de unos derechos considerados naturales, o, al menos, en el mantenimiento de un libre mercado en el que tales derechos pudieran ejercerse, ahora se legitima por las condiciones mismas que hacen funcionar la máquina de la competitividad. Ya no se trata de una legitimación ética o finalista, sino de un argumento puramente instrumental. El Estado (donde incluimos como extensión a la Unión Europea) y el marco jurídico que crea para asegurar el mercado y la competitividad del emprendedor, quedan subordinados a éstos. Si hay un obstáculo que quiere pervertir el marco protector, ya sea el nuevo Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza o las libertades económicas fundamentales de la UE; o si hay un movimiento que pretende desviar el nuevo espíritu inoculado de la competitividad emprendedora, estos deben ser apartados inmediatamente. Incluso, dice Hayek, por la fuerza.

Los padres del populismo


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Los padres del populismo 

 

 

Los padres del populismo


Juan Francisco Martín Seco – Consejo Científico de ATTAC España
El pasado 11 de septiembre, Javier Solana publicó un artículo en el diario El País bajo el título “Frenar el avance del populismo”. Si lo cito es por ser representativo de una postura muy generalizada, la de aquellos que no han entendido nada. Curiosamente, el Brexit ha dado la señal de alarma removiendo el plácido mundo construido por las elites políticas y económicas internacionales, y les ha hecho ver que el equilibrio que creían inamovible no es tal y que el edificio levantado con tanto esfuerzo se puede derrumbar en cualquier momento. Esa preocupación ha estado presente en la última reunión del G-20 y revolotea sobre las instituciones europeas. Todos reconocen que el descontento anida en amplias capas de la población, enfado que se materializa, con características distintas según los países, en movimientos u organizaciones que llaman populistas y que pueden poner en peligro el sistema. Son conscientes de que en buena medida el origen de la insatisfacción se encuentra en la desigualdad que se ha intensificado desde hace bastantes años en todo el mundo. Pero no llegan más allá.
No entienden nada porque creen que la situación puede solucionarse con buenas palabras y parches, y que no es necesario renunciar a la globalización para conseguirlo. En su artículo, Javier Solana escribe: “La globalización requiere gobiernos nacionales sólidos y capaces de atender las necesidades sociales… Son los gobiernos nacionales quienes deben mantener el contacto y el vínculo con los ciudadanos, defendiendo sus intereses y buscando su beneficio. Nada tiene que ver con darle la espalda a la globalización, ni con introducir medidas proteccionistas, sino con fomentar el equilibrio social que sostiene los sistemas democráticos”. Se pretende cuadrar el círculo, porque precisamente la globalización imposibilita que los gobiernos puedan practicar una política social y redistributiva.
La esencia del Estado social es la subordinación del poder económico al poder político democrático, mientras que la globalización se fundamenta en una enorme desproporción entre ambos. En los momentos actuales la mayoría de los mercados, y por supuesto el financiero, han adquirido la condición de mundiales, o al menos multinacionales, mientras que el poder político democrático ha quedado recluido dentro del ámbito del Estado-nación, con lo que ha devenido impotente para controlar al primero, que campa a sus anchas e impone sus leyes y condiciones. Puede ser que los gobiernos actúen mal, pero es que en el nuevo orden económico no pueden actuar bien aunque quieran porque las decisiones se adoptan en otras instancias. Se ha privado de las competencias económicas a los Estados sin que exista ningún orden político internacional que los sustituya. No solo es un problema de igualdad o desigualdad. Lo que está en juego son los propios conceptos de soberanía y de democracia.
Por otra parte, la globalización de la economía no es un fenómeno inscrito en la naturaleza de las cosas ni un orden que se haya formado por energías imposibles de controlar, como nos han querido hacer ver tanto las fuerzas conservadoras para lograr sus objetivos como la socialdemocracia para ocultar su traición. Véase si no la Tribuna libre que, con motivo de la celebración de los 140 años de vida del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), el canciller Schröder escribió en el diario El Mundo bajo el título “El Estado del bienestar reta a la izquierda europea”. Schröder mantenía tajantemente que la globalización no es una alternativa, sino una realidad. El canciller pretendía legitimar los recortes sociales y laborales, y la bajada de impuestos a los ricos que pensaba implementar en los años siguientes, lo que denominó “Agenda 2010”. Y para ello, nada como acudir a la globalización.
Pero la globalización es más bien el resultado de una ideología, la neoliberal, que se ha impuesto a lo largo de estos treinta años y que ha arrastrado a los gobiernos a abdicar de sus competencias. Han renunciado a practicar toda política de control de cambios, permitiendo que el capital se mueva libremente y sin ninguna cortapisa; han desistido en apariencia de cualquier política proteccionista y como consecuencia de ello han relajado los mecanismos de control en todos los mercados. Aunque en honor de la verdad no es cierto que hayan renunciado a realizar políticas proteccionistas, solo las han trasladado al ámbito laboral, social y fiscal, compitiendo los Estados de manera abusiva en la rebaja de los costes laborales y sociales y en la concesión de beneficios fiscales, con lo que hacen a las sociedades cada vez más injustas.
Conviene aclarar, no obstante, que una política de control de cambios de ninguna manera significa eliminar los flujos internacionales de capitales, sino simplemente poner en ellos un cierto orden. No se abandona el ámbito de la libertad, pero se busca una libertad ordenada, sin que devenga en caos. Poner restricciones al libre cambio no tiene por qué conducir a la autarquía ni a la desaparición del comercio exterior; solamente se trata de regularlo de manera que no se produzcan los desequilibrios actuales entre unos países con enormes déficits en sus balanzas de pagos y otros con ingentes superávits.
Son estos desequilibrios los que se encuentran detrás de las actuales crisis.
Las elites políticas y económicas no solo han presentado la globalización como realidad imposible de rechazar sino como fuente de toda clase de bienes y oportunidades económicas. Nos quieren hacer creer que la riqueza y la expansión generadas en los distintos países después de la Segunda Guerra Mundial obedecen precisamente al proceso de globalización. Pero esta visión es tramposa. Los países occidentales tras la Segunda Guerra Mundial han vivido dos etapas muy diferentes. La primera llega hasta el inicio de los años ochenta. En ella los Estados-nación mantienen el control de la economía y los mercados se encuentran regulados junto con un sector público tanto o más fuerte que el privado, que sirve de contrapeso y en cierta medida de árbitro entre los distintos intereses privados y el general de la nación.
Por el contrario, es a partir de los años ochenta cuando los Estados nacionales comienzan a renunciar a sus competencias, asumen en mayor o menor medida el neoliberalismo y dejan en total libertad al capital para que se mueva entre los países imponiendo sus condiciones. Es desde ese momento cuando podemos comenzar a hablar de globalización y es a partir de ese instante cuando las sociedades han evolucionado hacia situaciones más injustas y cuando los desequilibrios, las turbulencias y las crisis se han ido adueñando, al igual que a principios del siglo XX, de la economía internacional.
Una gran parte de la población, especialmente de las clases bajas y medias, ha ido tomando conciencia de las mentiras que subyacían en el discurso oficial. La llamada globalización no ha supuesto que los países crezcan más. Por el contrario, las tasas de incremento del PIB han sido cada vez menores, los porcentajes de desempleo han aumentado, las sociedades se hacen más injustas y se acentúan las desigualdades, los trabajadores pierden progresivamente todos sus derechos y garantías y se afirma que no es sostenible la economía del bienestar o que hay que renunciar o reducir las prestaciones sociales de que disfrutaban los ciudadanos en el pasado. Al tiempo que se defiende que la carga fiscal debe recaer únicamente sobre las rentas del trabajo, porque de lo contrario el capital y la inversión emigrarán a zonas más confortables. Por último, se ha creado un desequilibrio difícil de mantener entre países deudores y acreedores que condena a las economías a fuertes crisis periódicas. ¿Tiene entonces algo de extraño que los ciudadanos se pregunten para qué sirve la globalización y a quién beneficia? ¿No es hora ya de retornar a las políticas anteriores a los ochenta?
Será quizás en el proyecto de Unión Europea y más concretamente en la Eurozona donde ha fraguado de forma más perfecta el proyecto de la globalización, y donde de manera más clara aparece el intento de insurrección del capital de los lazos democráticos. No tiene por qué sorprendernos que sea también en su ámbito donde surjan las mayores reacciones y las críticas más violentas.
Las elites económicas y políticas están muy preocupadas con la aparición en casi todos los países, bien por la derecha bien por la izquierda, de organizaciones a las que denominan populistas y que articulan este descontento. El artículo de Solana es un buen ejemplo de esto. No son conscientes de que son ellas las que de forma indirecta las han engendrado, al adoptar esa nueva modalidad del capitalismo que llaman globalización. En realidad, con mejor o peor acierto, con ideas más o menos verdaderas, con unos u otros valores, han venido a ocupar el espacio que la socialdemocracia había dejado vacio. Son los mismos grupos sociales que se han sentido abandonados y engañados, y a los que no se podrá recuperar sino retornando a ese equilibrio anterior que se daba entre el poder político y el económico.
Publicado en República

Política monetaria, banca y teoría monetaria moderna


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Política monetaria, banca y teoría monetaria moderna

Política monetaria, banca y teoría monetaria moderna


Juan Labordavozpópuli
La política monetaria implementada por la mayoría de los bancos centrales está llena de contradicciones. Tal como se ha implementado hasta ahora, sin utilizar activamente la herramienta fiscal, es ineficiente. Simplemente se implementó pensando en ganar tiempo, de manera que el crecimiento económico y de rentas se restableciera, y así, por el mero devenir del crono, desinflar y solucionar los gravísimos problemas del sector bancario. Sin embargo ello no ha ocurrido. La falta de audacia, los intereses de clase, y la incompetencia económica y política, prolonga la crisis sistémica y alarga los problemas de un sector, el bancario, que languidece, y tarde o temprano se verá sometido a un nuevo ajuste de empleo y/o rescate.
Este proceso, paradójicamente se acelera cuando a mediados de 2014, el Banco Central Europeo (BCE) inició una fase de profundización del tono acomodaticio de la política monetaria, en la que, entre otras medidas, situó por vez primera uno de sus tipos de interés oficiales, el de la facilidad de depósito, por debajo de cero. La adopción de esta medida fue acompañada de reducciones posteriores, de tal forma que, en la actualidad, dicho tipo de interés se sitúa en el –0,4 %. Pero no solo ha sido el BCE. Durante los últimos años, otros bancos centrales –los de Suecia, Dinamarca y Suiza y, más recientemente, los de Japón y Hungría– han situado también sus tipos de interés oficiales en niveles negativos.
Descensos en los márgenes bancarios
Si se analiza el impacto sobre las entidades de crédito, se observa una asimetría en la respuesta de los tipos de interés del crédito y de los depósitos de los clientes, registrándose una mayor caída de los primeros que de los segundos. Esta evolución asimétrica se ha traducido en un descenso de los márgenes entre la rentabilidad del crédito y el coste de los depósitos de las nuevas operaciones, desde junio de 2014, tanto en la UEM como en España, siendo el efecto algo más pronunciado en nuestro país, donde se partía de niveles más elevados. Sin embargo, en términos de los márgenes asociados a los saldos vivos, que son los que afectan más directamente a la cuenta de resultados de las entidades, las variaciones han sido muy moderadas en el conjunto de la UEM y prácticamente nulas en España.
Los efectos potencialmente negativos sobre la cuenta de resultados de las entidades financieras tenderán a ser más importantes en aquellos casos en los que predomine la financiación minorista y en los que la remuneración de los activos se actualice rápidamente, bien porque el grueso de los préstamos sea a corto plazo o porque esté referenciada a los tipos de interés de mercado a corto plazo. En este sentido, cabría esperar que estos efectos fueran en España comparativamente más elevados que en el conjunto de la UEM, ya que tanto el peso de la financiación minorista como la proporción de préstamos a tipo variable son mayores en nuestro país que en el promedio del área del euro.
La ortodoxia considera que desde el punto de vista de los efectos macroeconómicos, este posible impacto negativo sobre los resultados de los bancos tiene su contrapartida en una mayor renta neta del resto de sectores —hogares y empresas no financieras—, por la vía de unos menores pagos netos de estos a los intermediarios financieros (intereses de los créditos menos rendimientos de los depósitos). Se considera que este canal comporta un cierto impacto redistributivo de la renta, cuyos efectos netos agregados dependerán de la situación relativa de los agentes económicos, incluidos los bancos y el sistema financiero en general. Esa redistribución mejoraría la situación de los deudores al reducir sus pagos por intereses y podría contribuir a un descenso de la morosidad, que afectaría positivamente a la cuenta de resultados de los bancos, lo que mitigaría los efectos negativos sobre el margen de intereses. Pero se olvidan de lo básico, las rentas salariales no han acompañado en su subida. La deflación en casos extremos personifica la caída de precios, disminución de los salarios y la falta de demanda.
Inyectar dinero a familias y gobierno
En el trasfondo, la salida en falso de la actual crisis sistémica. En su momento no se hizo aquello que era óptimo y eficiente, económica y socialmente, para hacer frente a los orígenes y las causas que llevaron a la economía mundial a la actual crisis sistémica. Se prefirió ganar tiempo y defender los intereses de quienes la generaron, la élite bancaria. Por eso ahora estamos en una situación parecida a 2007.
Con el fin de superar la actual crisis sistémica, la política económica debería combinar una expansión fiscal con una relajación monetaria. Surge así una distinción importante entre la expansión cuantitativa y, por ejemplo, la última propuesta de Ben Bernanke que detallamos en su momento, y que está detrás de la mejora de los mercados de riesgo de las últimas semanas. Ésta última combina una relajación monetaria extrema y una expansión fiscal: se trataría de  inyectar directamente dinero a las familias y al gobierno.  Aunque con mucho retraso, se trata de un avance importante. Sin embargo, se debe dar un paso más. Se debe asumir de una vez por todas la Teoría Monetaria Moderna (TMM).
Según la TMM, el consenso sobre la austeridad no se basa en ninguna comprensión lógica del sistema monetario moderno e ignora deliberadamente muchas de las opciones reales que están a disposición de los gobiernos emisores de moneda “fiat”. Los gobiernos que emiten sus propias monedas ya no tienen que financiar su gasto, ya que los gobiernos emisores de moneda nunca pueden quedarse sin dinero. El culto a la austeridad se deriva de la lógica del patrón oro y no son aplicables a los sistemas monetarios “fiat” modernos. Ya no es necesaria la maquinaria institucional creada para la emisión de bonos soberanos en los mercados privados. A pesar de ello, los gobiernos sufren intensas presiones para mantener comportamientos y estructuras institucionales que limitaban sus capacidades de gasto. Por eso, hay que derribar toda esa maquinaria privada creada para emitir deuda soberana innecesaria pero muy útil para repudiar el papel del gasto público y de la política fiscal. Cuando eso ocurra mejoraremos todos, familias, empresas, y hasta los mismos bancos.
@JuanLabordah

Enfrentando los crímenes impunes de las empresas transnacionales


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Enfrentando los crímenes impunes de las empresas transnacionales

Enfrentando los crímenes impunes de las empresas transnacionales




Sol Trumbo - Público.es
Este fin de semana se ha hecho pública la declaración de la sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) celebrada en Manzini, Suazilandia el 16 y 17 de Agosto, centrada en los crímenes cometidos impunemente por empresas transnacionales (TNCs) en la región sudafricana. Nueve testimonios presentados mayoritariamente por mujeres como líderes de sus comunidades  o cuidadoras de las víctimas, demostraron la falta de acceso a la justicia y la necesidad de mecanismos como el TPP para acabar con la impunidad de las TNCs.
Casos como la masacre de Marikana en 2012, donde 34 de los mineros de la multinacional Lonmin en huelga fueron asesinados por las fuerzas de seguridad surafricanas, muestran el nivel de violencia ejecutado en la región para defender los intereses de las TNCs. La sesión del TPP constató el carácter sistemático de las violaciones cometidas por TNCs en diferentes países, en particular las empresas mineras y extractivas. Testimonios de Zambia y Sudáfrica verificaron como, debido a las actividades de Glencore en sus territorios, acuíferos de los que dependen comunidades enteras quedan inservibles y como se disparan los problemas respiratorios a consecuencia de la emisión de gases venosos sin ningún plan medioambiental. Glencore es la mayor empresa del mundo dedicada a la compra-venta de materias primas y alimentos, acaparando por ejemplo la mitad del mercado mundial del cobre. El comportamiento de Glencore puertas adentro no es más positivo, reprimiendo con disparos una huelga consecuencia de incumplir sus propios planes laborales. No pagar costes medioambientales y humanos ofrece grandes beneficios, los cuales sin embargo no repercuten en la zona gracias a complejas estructuras financieras internacionales. El cuartel general de Glencore está en Suiza aunque su registro oficial esta en el paraíso fiscal de la isla de Jersey.
Los asesinatos a activistas luchando contra las actividades de TNCs en América Latina como el de la Hondureña Berta Cáceres han sido titular en los últimos meses. Sin embargo África sigue encarnando la cara más extrema de la globalización. Como indica la introducción de la declaración del TPP de Manzini “las luchas de liberación (Africanas) han sido incapaces de evitar la transición al neocolonialismo”. En el actual contexto la supeditación de África a los intereses de los viejos poderes coloniales se añade los de las potencias emergentes. La intensificación de la presencia empresarial china en el continente durante los últimos años es bien conocida, pero en el TPP también se han escuchado casos de violaciones cometidas por TNCs de los llamados BRICS como la Brasileña Vale, la Rusa DTZ-OZGEO, la India Jindal, y la Sudafricana Chancellor House.
¿Cómo consiguen las TNCs quedar impunes ante sus crímenes? Cuando las comunidades consiguen organizarse para buscar justicia, hacen frente a menudo a autoridades policiales, administrativas y judiciales que no colaboran en la defensa de sus derechos y que anteponen los intereses de las TNCs. Una narrativa de crecimiento y progreso construida en torno al supuesto beneficio que sus inversiones traen a los territorios, presenta los intereses de las TNCs como coincidentes con los de las poblaciones que sufren las consecuencias de sus operaciones. Esta narrativa se promueve por las TNCs y organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI y es aceptada ampliamente por altos funcionarios y cargos electos. En Manzini sin embargo la pregunta era: ¿Crecimiento para quién?
Cuando a pesar de todo un proceso judicial contra una TNC consigue salir adelante se inicia entonces una lucha desigual, las TNCs acceden a bufetes de abogados internacionales especializados en proteger por todos los medios posibles los “derechos” de sus clientes. En este punto la brecha que separa la Lex Mercatoria, construida en torno a multitud de tratados y acuerdos de comercio e inversión con sistemas de ejecución consolidados, del frágil sistema internacional de defensa de los derechos humanos se vuelve insalvable.
El caso de varias comunidades indígenas ecuatorianas que presentaron una demanda en una corte estadounidense contra Chevron por la destrucción causada en la región amazónica en la que vivían es paradigmático. La petrolera gastó millones de dólares para argumentar que debía ser juzgada en Ecuador, tras diez años de litigio y conseguir que el caso pasara a cortes ecuatorianas su defensa se basó entonces en la inadecuación de las cortes ecuatorianas. Tras otra década de litigios y recibir finalmente una sentencia a pagar casi 10.000 millones de dólares en daños, Chevron invocó un tratado de comercio e inversión bilateral que finalmente le exoneró de pagar. Tras 23 años de lucha los pueblos indígenas ecuatorianos siguen sin acceder a la justicia.
Casos como el de Chevron son comunes en otras regiones del mundo, los tratados bilaterales de comercio promovidos por los países de la EU en las últimas décadas incluyen extensos capítulos de protección de inversores, principalmente TNCs. Esta tendencia se ha pretendido ahora afianzar a nivel de la UE con los acuerdos planeados con Estados Unidos (TTIP) y Canadá (CETA). Las críticas y movilización sin precedentes contra estos tratados, que han forzado al gobierno francés a posicionarse en contra del TTIP y creado dudas en el alemán, fue de hecho iniciada por organizaciones que llevan dos décadas exponiendo las consecuencias que ese tipo de tratados han tenido en otras regiones del mundo.
La política comercial de la UE en África gira en torno a negociar agresivamente EPAs (Acuerdos de Asociación Económica por sus siglas en inglés). Recientemente Nigeria y Tanzania se han negado a firmar EPAs cuestionando la compatibilidad de una política industrial autónoma con reglas de comercio que incluyen extensos planes de liberalización e impiden la protección de la economía local. La evidencia presentada en Manzini expuso además como éste modelo comercial deja a las comunidades desprotegidas mientras se blinda la protección de los inversores, constituyendo una arquitectura de la impunidad para las TNCs.
Ante la impunidad de las TNCs  movimientos sociales, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil han iniciado el proceso de construcción de un sistema judicial desde abajo para llegar donde no llegan las leyes nacionales e internacionales. El principal ejemplo de ello es el TPP, descendiente de los Tribunales Russell organizados en Estocolmo y Roskilde  (1966-1967) para juzgar los crímenes contra la humanidad que se estaban cometiendo en Vietnam. Rusell II juzgó los crímenes de las dictaduras en América Latina en los años setenta y ya entonces organizó sesiones concretas exponiendo la alianza entre las empresas transnacionales y los estados. El TPP se fundó en 1979 siguiendo la Declaración de los Derechos de los Pueblos en 1976 afirmando el rol de las comunidades afectadas como las protagonistas para desarrollar leyes desde el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
Las TNCs españolas Repsol, Aguas de Barcelona y Unión Fenosa también han sido juzgadas en diferentes estancias del TPP. En Mayo de 2010 Madrid fue el escenario de la sesión del TPP sobre la UE y las TNCs en América Latina, que expuso y condenó las violaciones de derechos humanos cometidas impunemente bajo el paraguas de las políticas comerciales de la UE. La experiencia de cuarenta años del TPP ha desarrollado una capacidad de presión política y jurídica que ha dado paso a una coalición de 200 organizaciones y redes de todo el mundo trabajando en torno a la “Campaña global para desmantelar el poder corporativo y poner fin a la impunidad”. Una línea de trabajo clave de la campaña es la elaboración de un Tratado Internacional de los Pueblos para el control de las empresas transnacionales. El tratado se entiende como un proceso que visibilice y fortalezca las alianzas entre las comunidades y pueblos afectados, creando a su vez un nuevo paradigma jurídico internacional que afiance la protección de los derechos humanos y los ecosistemas por encima de los derechos de los inversores.
Este trabajo ya ha dado frutos. Desde 2014 existe un grupo de trabajo intergubernamental en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra para discutir la creación de un tratado vinculante sobre derechos humanos y TNCs. Este proceso histórico se inició a petición de los gobiernos Ecuador y Sudáfrica con el apoyo de cientos de organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo. Con escasas expectativas de éxito al inicio, salió adelante a última hora con la resolución A/HRC/RES/26/9 gracias al apoyo definitivo de China, India y Rusia. Estados Unidos, la UE y Japón se opusieron frontalmente, con abstenciones escandalosas como la de Brasil.
El proceso en la ONU permite resaltar la impunidad de las TNCs en casos de violaciones de derechos humanos. Construir obligaciones vinculantes no será sin embargo un camino fácil. En la primera sesión celebrada en Julio de 2015 la UE tuvo un papel perverso al intentar bloquear el inicio del grupo de trabajo, mientras Estados unidos y Japón optaron por no presentarse a las sesiones. El mes que viene tendrá lugar la segunda sesión del grupo de trabajo y de nuevo cientos de organizaciones y movimientos sociales se están preparando para estar presentes física o simbólicamente en Ginebra, cambios políticos como el reciente en Brasil añaden mucha incertidumbre al proceso.
La política comercial de la UE que prioriza los intereses de las TNCs está más en entredicho que nunca, a lo que se suma la articulación global de la resistencia contra la impunidad de las TNCs. Estamos ante una ventana de oportunidad para construir desde los pueblos un sistema de comercio internacional que controle las actividades de las TNCs y garantice los derechos de los pueblos y el planeta. Como la declaración del TPP de Manzini indica, se ha dado ha dado otro paso para “una profunda revolución en el rol de las leyes: de ser el garante e instrumento de aquellos en el poder a ser un flexible compañero en las luchas de las mayorías y minorías marginadas”.
Investigador en el Transnational Institute (TNI) y activista en varias redes internacionales como la “Campaña global para desmantelar el poder corporativo y poner fin a la impunidad”

¿Quién gobierna realmente? Del Opus a los socialdemócratas, manda la alta burocracia


attac.es

¿Quién gobierna realmente? Del Opus a los socialdemócratas, manda la alta burocracia

¿Quién gobierna realmente? Del Opus a los socialdemócratas, manda la alta burocracia







Rubén Juste de Ancos – ctxt

El otrora ministro de Industria Miguel Sebastián explicaba hace unos días el trasfondo de la nominación de cargos como el de José Manuel Soria para el Banco Mundial: “La cuestión no es que el ministro de turno no pueda decidir sobre esos destinos. La cuestión es que sólo puede decidir si el ministro es técnico comercial”. Agrandando el dilema, añadía que “buena parte de ellos han ocupado puestos muy relevantes en los gobiernos de la democracia. Además de los casos más conocidos del último Gobierno del PP, Soria y De Guindos, han sido miembros del cuerpo de técnicos comerciales los vicepresidentes Fuentes Quintana, García Díez y Solbes, los cinco últimos gobernadores del Banco de España (excepto Mariano Rubio), 11 ministros y 22 secretarios de Estado”. La impotencia e inquietud que transmitían las palabras del exministro socialista recuerdan a aquel artículo aparecido en el diario Pueblo el 5 de febrero de 1964: “Lo que sorprende a los españoles –desconfiados como pueblo viejo y escaldado– es la aparición súbita e intensa del Opus Dei, a través de sus miembros, en organismos culturales, en empresas industriales, en entidades bancarias y en altos puestos de la Administración”.
En ambos periodos, en dictadura y en democracia, nacen voces que denuncian la autonomía y poder de un cuerpo de funcionarios y políticos, discretamente agrupados, informalmente coordinados. El ministro De Guindos justificaba el martes 18 ante la Comisión de Economía que el nombramiento de Soria se ajustó a los criterios de la convocatoria y a la adecuación al puesto. El titular de Economía dejaba a un lado su implicación en los principios que guiaban esa decisión: él mismo pertenece al Cuerpo de Economistas del Estado que crearon en los años 50 los ministros franquistas adscritos a la orden de Escrivá de Balaguer, orden a la cual él mismo es afín.
El cuerpo de economistas, junto al de técnicos comerciales creado en los años 30, se ocupó de diseñar y dirigir el plan de estabilización de 1959, así como de conectar el país a instituciones internacionales durante los años 50. En el 75º aniversario del Cuerpo de Técnicos Comerciales (creado en 1930 y fusionado con los Economistas del Estado en 1984), éste se jactaba de su poder: “En la actualidad, el Cuerpo está formado por un total de 560 miembros, de los que 90 disfrutan de su jubilación y 470 trabajan. De estos últimos, 303 están activos en la Administración General del Estado, 36 están en régimen de servicios especiales y 131 trabajan en el sector privado en excedencia. El Cuerpo mantiene una importante presencia internacional, con 120 compañeros ocupados fuera de España, de los cuales 95 ocupan destinos en Oficinas Económicas y Comerciales y 19 en organismos multilaterales internacionales”.
En su obra Camino, el fundador del Opus, Escrivá de Balaguer, rezaba: “Los poderosos suelen ser volubles, y tú has de ser constante. Sé agradecido, si te ayudan. Y continúa, imperturbable, si te desprecian”. Los gerifaltes del franquismo sucumbieron a sus apostolados. En los primeros años de posguerra, el almirante Carrero Blanco y el general Ibáñez Martín frecuentaban las charlas de Escrivá en El Pardo, escuchando con admiración las palabras del discreto profeta. Para Ibáñez Martín, ministro de Educación, era todo un ejercicio de expiación, después de la purga de profesores de todo el sistema educativo.
Los cargos imputados a los represaliados –desde “observar conducta de verdadero ateo, hacer alarde de irreligiosidad, jactarse de no ser creyente, hacer pública ostentación de ser laico, incumplimiento de los deberes religiosos”, hasta “relacionarse con obreros”–, machacaban la conciencia del general. Los 20.000 profesores depurados merecían su suerte, pensaba al escuchar la llamada a la “cruzada de virilidad y pureza”, pues Escrivá los señalaba: “Esa es vuestra obra”.
Carrero Blanco recordaba esas palabras cuando José Luis Arrese perdió su oportunidad ante Franco de sellar las Leyes Fundamentales del Movimiento. Fue el turno de Carrero, que puso sobre la mesa la propuesta de reforma económica de su valido y compañero de Obra, Laureano López Rodó, al que ascendieron a secretario general técnico de Presidencia. Dicen que Escrivá gritó: “¡Nos han hecho ministros!”.
Era el momento que esperaban para ascender, después de que Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo mediaran en los préstamos con EE.UU. en 1953 (60% para construcción de bases, 30% para transportes, comunicaciones e industrias defensivas) y en el concordato con el Vaticano a través del ministro de Asuntos Exteriores, Martín Artajo.
A pesar de contar con la complacencia de militares americanos y obispos, Escrivá se podía reír del poder de estos, pues, a partir de 1956, disponían de un puñado de ministros: Comercio (Alberto Ullastres), Hacienda (Mariano Navarro Rubio), Presidencia (Carrero Blanco como subsecretario del Gobierno de Presidencia) y López Rodó (Secretaría General Técnica, con rango de ministro). Pero, conscientes de la “volubilidad” de los poderosos, pretendían hacer del Estado su Obra. Para ello abanderaron el plan de estabilización de 1956, la negociación de la entrada de España en el FMI, el Banco Mundial y el GATT. Para llevar a cabo todo el proceso, ese mismo año López Rodó firmó la creación del Cuerpo de Economistas del Estado, al servicio de Presidencia, bajo mando del patriarca Carrero Blanco y su lugarteniente López Rodó. Esa primera promoción dió nombres como el de Alberto Monreal Luque, posterior ministro de Hacienda entre 1969 y 1973, coronado como presidente de Tabacalera durante el franquismo y los gobiernos de UCD (1974-1982).
No obstante, la Obra estaba dispuesta a abrirse a otros afines. Rodó confesaba en sus Memorias que él había nombrado a 17 ministros, pero sólo dos eran del Opus. Eran los llamados “Gropus” por el general Manuel Monzón Altolaguirre. La esencia, según el patriarca López Rodó, era: “La mayoría me dieron pruebas de lealtad y supieron corresponder a la confianza que había depositado en ellos”. Se plegaron, como plastilina, a los cimientos del ministerio de Economía, al Banco de España y a las corporaciones industriales del Estado. Esa obra llega hasta hoy, cuando De Guindos, afín a la Obra, ex asesor y directivo de Lehman Brothers y economista del Estado, era nombrado en 2012 ministro de Economía. La Obra, discreta, alarga sus tentáculos hasta tapar el artículo 16.3 de la Constitución de 1978 que sitúa el carácter aconfesional del Estado.
El PSOE se tapó los ojos ante aquella maquinaria conducida por grupos de burócratas y fieles. En 1977 había participado en la Ley de Amnistía que permitió recolocar sin revisión alguna a los 32.000 funcionarios del aparato franquista (cuerpos del Estado, prensa oficial, sindicato vertical, Movimiento Nacional y funcionarios de aparatos de represión como la Dirección General de Seguridad). También adoptó a los socialdemócratas de UCD, como el subgobernador del Banco de España con UCD, Mariano Rubio, a Francisco Fernández Ordóñez o a los Bustelo (uno de los hermanos, ministro de UCD –Carlos–; el otro, diputado socialista –Francisco-).
Sin embargo, en medio apareció otro grupo que quiso imitar el modus operandi del Gropus. Era un grupo temido en los círculos financieros, que los llamaba la “banda de los cuatro”,  en la que participaban el ministro de Economía y Hacienda, Carlos Solchaga; el gobernador del Banco de España, Mariano Rubio; el presidente del Hispano Americano –tercer banco del país–, Claudio Boada, y el ministro y posteriormente presidente del Banco Exterior, Miguel Boyer.
Aquel grupo inició la reconversión industrial, llevó a cabo la privatización de empresas públicas, culminó el mayor proceso de concentración bancaria de la historia y nos metió en Europa en 1988. Según los estudios de Mendieta (1999), el 80% de las direcciones generales en el primer gobierno socialista estaba ocupado por altos cuerpos del Estado, mientras que el 20% eran ocupados por cuadros del partido.
En el poder económico eran también fundamentales. En las empresas del Ibex35, en 1992, eran un total de 82 los consejeros pertenecientes a altos cuerpos del Estado, de los cuales 26 eran abogados del Estado y 17, técnicos comerciales y economistas del Estado. De éstos, cuatro eran técnicos comerciales economistas del Estado nombrados por Solchaga en sus puestos: Francisco J. Landa Aznárez (de director general de Comercio Exterior a Repsol), José Juan Ruiz Gómez (de secretario general de Economía Internacional y Competencia pasó a Tabacalera), Luis Sempere Couderc (de director general de su gabinete pasó a Tabacalera), Luis Alcaide de la Rosa (de director general de Transacciones Exteriores a Telefónica y Tabacalera, posteriormente juzgado en 1997 por cobrar una comisión de casi 300.000 euros por vender una empresa pública textil, Intelhorce, a una empresa italiana), Elena Salgado (directora general de Costes y consejera de Telefónica);  y finalmente Guillermo de la Dehesa Romero, el gran arquitecto de las privatizaciones como secretario de Estado de Economía, asesor en la privatización de Rumasa, y
A ellos habrá que sumar a Luis Ángel Rojo, técnico comercial, gobernador del Banco de España desde la intervención de Banesto con el PSOE (1992) hasta el segundo Gobierno de Aznar (2000), y desde 2005 consejero en el banco adjudicatario de Banesto, el Banco Santander. El grupo sufrió un revés tras el caso Ibercorp, que llevó al banquillo a Boyer y a Mariano Rubio, pero se recuperó, dejando a Solchaga como el gran asesor de empresas del Ibex35 a través de su consultora Solchaga y Recio (montada al 50% con el exdirector del BBV) y consejero de Zeltia.
Con la llegada de Aznar, inspector de Hacienda, su poder se acrecienta tras la aprobación de la Ley 6/1997 por la cual los órganos directivos de la Administración (subsecretarios, directores generales, secretarios generales técnicos y subdirectores generales) tienen que formar parte del grupo A, posibilitando así una mayor relevancia de los altos cuerpos del Estado. Para favorecer la “pureza” de la Administración, durante este Gobierno se cesará entre 1996 y 1997 a un total de 3.000 personas de puestos directivos de la Administración central. Pero en lo esencial, no cortará con la lógica instaurada desde tiempos de UCD: la secretaría de Estado de Economía será para un economista del Estado. Lo fue con Suárez (José Ramón Álvarez-Rendueles Medina), con González (Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Guillermo de la Dehesa, Pedro Perez Fernandez), con Aznar (Conthe, De Guindos), con Zapatero (Fernando Jiménez Latorre, elevando a Salgado como ministra de Economía) y con Rajoy (Iñigo Fernández de Mesa como secretario de Estado y Luis de Guindos como ministro).
Algunos de estos técnicos comerciales y economistas del Estado tienen, además, el privilegio de acceder a grupos cerrados, rodeados de un aura conspiranoica. Es el caso de Guillermo de la Dehesa, economista del Estado y primer español en acceder al Club Bilderberg, seguido desde 2006 de su compañero en el Santander y economista del Estado Matías Rodríguez Inciarte, otrora ministro de Presidencia con UCD. Años más tarde se unirán Pedro Solbes (2009, 2010). En 2013 fue invitado el opusino De Guindos, entre una enorme expectación tras el rescate a la banca. Desde su entorno se denunciaría una maniobra de Juan Luis Cebrián, asiduo al grupo, de boicotear ante dicho Club su candidatura al Eurogrupo. El líder socialista, Pedro Sánchez, fue invitado a la edición de 2015 pero finalmente no acudió “por problemas de agenda”, según sus propias declaraciones. La reunión de 2016, que se celebró unas semanas antes de las elecciones de junio, no contó con ningún miembro del Gobierno español. El Club invitó a Albert Rivera, que tampoco acudió. En su lugar asistió Luis Garicano, que acompañó al delegado y hacedor de la lista española del club, Juan Luis Cebrián, y a la presidenta del Santander, Ana Patricia Botín. Según su propia página, en esas reuniones de 140 personas de primer rango “no se proponen resoluciones, no hay votos, y no hay planificación de políticas públicas”.
Siguiendo los postulados que rigen en el club, “la máxima discreción”, De Guindos defendió ante la Comisión de Economía que Soria acabó en el Banco Mundial por una “designación discrecional”, siguiendo así el postulado de Balaguer, que aconseja: “¡Qué fecundo es el silencio! –Todas las energías que pierdes, con tus faltas de discreción, son energías que restas a la eficacia de tu trabajo. — Sé discreto”.
Por fortuna para muchos, finalizada aquella comisión, en la que no se averiguó nada, se mantienen los principios que sostienen a los altos cuerpos del Estado que, diligentemente y en silencio, viven de los privilegios de continuar con uno y otro gobierno. Como lo hace el Club Bilderberg desde su fundación en 1954, en aquel periodo del ascenso del Opus Dei y de la llegada de España a los organismos multilaterales como el Banco Mundial.  Estos organismos encandilaron a los funcionarios con la frase de Gracián, obligándoles a repetirse: “Soy política también, y aun la gala de la mayor razón de Estado, que ésta y yo hicimos inmortal al rey”.
Rubén Juste de Ancos es Licenciado en Sociología. Ha realizado su tesis doctoral sobre puertas giratorias en el Ibex 35. Forzado a emigrar en 2010, primero a Australia, después a Paraguay y Ecuador, ha publicado diversos artículos sobre el ciclo político progresista en América Latina. La última colaboración, sobre cleptocracia y transnacionales en Paraguay, en el libro Descartes (Punto de encuentro, 2015).

Hipocresía occidental

Hipocresía occidental

Cuando el cerco de Alepo era al revés, es decir, los terroristas rodeando la ciudad y el ejército sirio defendiéndola (hace 4 años), no se convocaban reuniones urgentes.


Estados Unidos y sus aliados Gran Bretaña y Francia solicitaron una reunión urgente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) a celebrarse este domingo a las 10H00 hora local para tratar la situación en Alepo.

La convocatoria se da dos días después de que el ejército sirio anunció una ofensiva para retomar el este de la ciudad que se encuentra en manos de grupos terroristas.

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, expresó este sábado sentirse “consternado” por los ataques realizados por el Ejército sirio en las últimas horas en la ciudad de Alepo como ofensiva contra el terrorismo.

De acuerdo con el jefe de la ONU, es “escalofriante” la escalada militar en la ciudad siria y mencionó “el aparente uso sistemático” de armas avanzadas en áreas “densamente pobladas”, lo que “podría constituir crímenes de guerra”.

"El secretario general considera que es un día negro para el compromiso global a fin de proteger los civiles", reza un comunicado emitido por su portavoz.

El mensaje del secretario general de la ONU llega a dos días de la presentación de la delegación de Siria en la 71° Asamblea General de este organismo en Nueva York en las que la nación expuso sus argumentos para aumentar los ataques contra el extremismo en su territorio.

Telesur

Tramando un nuevo crimen

Tramando un nuevo crimen

EE.UU. ha pedido disculpas al presidente de Siria, Bashar al-Asad, por el bombardeo aéreo contra las posiciones del Ejército sirio, según el canciller de Rusia.

“Sí, el Gobierno de EE.UU. pidió disculpas al presidente sirio por el ataque aéreo, y lo hizo por medio de canales de comunicación rusos”, ha informado hoy sábado el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, en una entrevista a la cadena local Russia-1.

El pasado 17 de septiembre, aviones de la llamada coalición antiterrorista, encabezada por EE.UU., efectuaron cuatro bombardeos contra las posiciones del Ejército sirio en Al-Tarda, en las cercanías del aeropuerto de la provincia siria de Deir al-Zur (este).

“Sí, el Gobierno de EE.UU. pidió disculpas al presidente sirio por el ataque aéreo, y lo hizo por medio de canales de comunicación rusos”, informa el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov.

El ataque, que se saldó con la muerte de al menos 90 militares sirios —según el opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH)—, se llevó a cabo justo cuando las tropas gubernamentales realizaban una operación contra el grupo extremista EIIL (Daesh, en árabe).

Washington confirmó su implicación en los bombardeos, pero argumentó que fueron producto de un simple “error”. Sin embargo, Moscú cuestionó las justificaciones de EE.UU., y Damasco, por su parte, tachó el ataque de un acto “deliberado y no accidental”.

Hispan TV

Desde Bogotá: Conspiración contra Cuba

Desde Bogotá: Conspiración contra Cuba

Por Alberto Acevedo *

Un pequeño aquelarre anticubano, con generoso patrocinio del Departamento de Estado de los Estados Unidos, se reunió en Bogotá (...), tras el disfraz de ser un taller de capacitación para organizaciones no gubernamentales
Durante los días 4 al 10 de septiembre pasado, el Hotel Tequendama en Bogotá fue escenario de una curiosa reunión de organizaciones no gubernamentales, y la participación de académicos, la mayoría de ellos vinculados a la Universidad Nacional, convocados con el propósito de adelantar una ‘capacitación’ en técnicas de elaboración de ‘informes sombra’, que son presentados a foros internacionales, como las Naciones Unidas, para desvirtuar o avalar la gestión de diversos gobiernos.
En el caso de la reunión de Bogotá la semana pasada, el objetivo era la construcción de informes de derechos humanos de organismos que trabajan con población LGBTI.
Pero la misión humanitaria de la reunión, en realidad es una fachada. El evento fue organizado por el Instituto Raza, Equidad y Derechos Humanos, IRED, que fundó y dirige Carlos Quesada, un cubano-americano residente en Estados Unidos, que recibe copiosos recursos del Departamento de Estado y de las agencias norteamericanas de inteligencia, para adelantar programas anticubanos en el exterior, utilizando, consciente o inconscientemente, a organizaciones no gubernamentales diversas, para darle un ropaje de “sociedad civil” a lo que en realidad es una conspiración contra la revolución socialista en Cuba.
Los ‘informes sombra’, en general, son herramientas de las ONG para vigilar a los Estados y demandar el cumplimiento de ciertas políticas en materia de derechos humanos. Usualmente, las ONG presentan informes alternos a los que los gobiernos presentan ante organismos internacionales. Pero en el caso de Cuba, son las agencias de inteligencia de los Estados Unidos las que se mimetizan a través de ONG, tanto cubanas como extranjeras, para construir un remedo de ‘sociedad civil’, que en el fondo no son más que grupos de conspiración contra la revolución.
Apoyo colombiano
De la cita de la pasada semana en el Tequendama, una fuente cercana a la reunión se puso en contacto con este semanario y se refirió a las intenciones de capacitar un grupo de personas que apoyaran actividades subversivas en Cuba. La reunión de Bogotá, coordinada y financiada por el IRED, no es la primera que se realiza en Colombia. Eventos similares se realizaron con anterioridad en Cali, Cartagena y Barranquilla.
La reunión de Bogotá contó con la colaboración de Wilson de Jesús Castañeda Castro, presidente de la organización ‘Caribe Afirmativo’ y forma parte de uno de los proyectos anticubanos presentado por Quesada, financiado por el Departamento de Estado con un aporte de 800.000 dólares.
Quesada ha vendido desarrollando estos programas contra Cuba desde el año 2011, para potenciar a grupos contrarrevolucionarios, como el Comité Ciudadano por la Integración Racial, CIR, la Mesa de Dialogo de la Juventud Cubana, las denominadas Damas de Blanco y una organización de juristas identificada como Cubalex. Todas ellas han recibido un jugoso financiamiento para presentarse como representantes de la sociedad civil cubana ante diversos organismos regionales e internacionales.
Los financiadores
Los organismos norteamericanos que entregan esos fondos y organizan la preparación y entrenamientos de líderes, son el Buró de Democracia y Derechos Humanos y Trabajo, DRL, perteneciente al Departamento de Estado y otras entidades como la Fundación Nacional para la Democracia, NED, el Instituto Republicano Internacional, IRI, el Instituto Nacional Demócrata, NDI, y, desde luego, la USAID, que tiene un negro historial de actividades desestabilizadoras contra gobiernos progresistas a lo largo y ancho de la geografía latinoamericana.
Cada año, el Congreso de los Estados Unidos aprueba un presupuesto que oscila entre los 20 mil millones de dólares, para financiar programas desestabilizadores contra los gobiernos progresistas de la región. La mayor parte de ese presupuesto, orientado específicamente contra Cuba Socialista, lo entrega a organizaciones de fachada, como las arriba mencionadas, que se encargan del trabajo sucio, que ya no pueden hacer la CIA, el FBI o la DEA.
Miran a sectores vulnerables
En América Latina se apoyan en organizaciones que posan de defensoras de derechos humanos, como el Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana, Cedemunep, y en Colombia, el Instituto de Ciencias Políticas Hernán Echavarría Olózaga, el Movimiento Nacional Cimarrón, que lidera Juan de Dios Mosquera y el ya citado Caribe Afirmativo.
En 2011, Juan de Dios Mosquera viajó a Cuba para participar en un evento contrarrevolucionario, organizado por Juan Antonio Madrazo Luna, líder del CIR. A su regreso, Mosquera publicó un artículo en la revista Isla, donde afirmó: “Desde esta, mi primera visita a Cuba, y luego de los sucedido ayer, voy a ser un misionero para derrumbar ese mito romántico sobre la eterna revolución de Cuba, que ahora entiendo ha fracasado y es inviable a la vuelta de más de medio siglo. Está tan decrépita como el propio Fidel Castro, como las casas de La Habana, como los carros de Cuba”.
Estados Unidos considera que sectores como los afro descendientes, la población LGBTI y la juventud, son vulnerables y susceptibles de ganar para aventuras contrarrevolucionarias en Cuba y por eso financia con jugosas sumas, iniciativas que se orienten en esta dirección. Y se apoya en organizaciones similares en América Latina, para darle un ropaje de legalidad a tan protervo propósito.
* Periodista del Semanario VOZ, órgano central del Partido Comunista Colombiano, PCC

Seguimos con los galardonados Cascos Blancos

Seguimos con los galardonados Cascos Blancos

Ven, entra y conócelos en vídeo.

¿Sigues pensando que son "humanitarios"? Los dos soldados sirios presos fueron asesinados por los Cascos Blancos tras cambiarse de uniforme suponemos.




Cascos Blancos, manos rojas de sangre

Cascos Blancos, manos rojas de sangre

Cascos Blancos plagiaron y desplazaron a "Siria Defensa Civil", después de robar sus ambulancias, coches de bomberos, secuestrar a miembros de ese grupo e incluso asesinar a  los trabajadores voluntarios reales de rescate.

De acuerdo con los miembros de Siria Defensa Civil VERDADERA  poco después de que Cascos Blancos fuera inventada por occidente (obra fundamental del agente británico James Le Mesurier) sucedió lo siguiente:

"Ellos vinieron y nos llevaron fuera de nuestras casas, llegaron a la sede de Siria Defensa Civil y mataron a algunos de mis compañeros y secuestraron a otros. Me querían obligar a trabajar con ellos. Me escapé por la noche. Me vi obligado a dejar a mis hijos adolescentes atrás. Quemaron mi casa y pusieron mi nombre en todos los puntos de control de terroristas por lo que si vuelvo, me matarán." ' Khaled' (superviviente Siria Defensa Civil)

Los Cascos Blancos han recibido al menos 60 millones de dólares de los Estados miembros de la OTAN, incluyendo 23 de millones de la USAID (

21stcenturywire.com

Mario Draghi: "En Europa hay demasiados bancos"

Mario Draghi: "En Europa hay demasiados bancos"

La crisis capitalista tiene pendiente hacer una “limpieza” aún mucho mayor, complicada y tensa dentro del sector bancario. 

Si ya en una fase anterior en España se ha pasado de 60 entidades a 18 (con la práctica desaparición de las cajas de ahorro), ahora lo que se avecina es una pelea de alto nivel entre tiburones financieros; una pelea que, más que antes, se va a dar en el terreno internacional. Sobra banca en el marco de la UE. En la propia prensa económica podemos leer titulares como “La banca rota” o “Demasiados bancos para un mercado que no los sostiene”.
En esa disputa se utiliza el mecanismo de la supervisión bancaria. Los bancos buscan con desesperación liquidez que justifique su propia existencia como “dadores” de créditos. Por tanto, el núcleo duro de la UE no solo presiona para tragarse sectores económicos de países más débiles utilizando las emisiones de deuda (que saben de antemano que no se podrán pagar) como se visualiza más claramente en Grecia. También exige a los gobiernos que no se pasen de déficit y que, aún menos, se utilicen recursos para rescatar entidades bancarias en la misma medida en que se ha hecho antes.

Ernesto

El nazismo insaciable

El nazismo insaciable

Un exministro israelí de asuntos militares dice que Israel debería haber recibido una ayuda superior al paquete por valor estimado de 38 mil millones de dólares.

Moshe Yaalon asegura que él negoció en octubre pasado, antes de ser expulsado de su cargo a principios de este año en medio de una crisis política, un acuerdo mejor con su entonces homólogo estadounidense, Ashton Carter.

“No creo que los 38 mil millones de dólares pudieran proporcionar todas las capacidades (requeridas) ni satisfacer todas nuestras necesidades (defensivas)”, dice Yaalon en declaraciones publicadas hoy viernes por el diario Times of Israel.

No creo que los $38 mil millones pudieran proporcionar todas las capacidades (requeridas) y cumplir con todas nuestras capacidades (defensivas)", indicó el exministro israelí de asuntos militares Moshe Yaalon. A su juicio, el régimen de Tel Aviv debería analizar sus prioridades para ver lo que puede conseguir y lo que prefiere dejar de lado.

También ha criticado la ayuda estadounidense el ex primer ministro del régimen Ehud Barak, que ayer jueves acusó al premier actual, Benyamin Netanyahu, de causar daños estratégicos a Israel y calificó el acuerdo militar de “malo”.

En una entrevista con la cadena 10 israelí, Barak acusó además a Netanyahu de adoptar una “conducta imprudente”, que amenaza la existencia de Israel.

“El daño producido por la irresponsable gestión de Netanyahu en sus relaciones con la Casa Blanca es ahora totalmente obvio”, dijo Barak.

El mencionado paquete, firmado el miércoles, estipula entregas al régimen de Israel por parte de Washington durante 10 años a partir de 2019 y se considera la mayor ayuda militar de EE.UU. a cualquier otra nación.

El acuerdo incluye, además, la promesa del régimen israelí de que no pedirá fondos adicionales al Congreso norteamericano. Cabe mencionar que ambas partes firmaron en 2007 otro acuerdo que expira en 2018, por el que Israel recibe cerca de 3100 millones de dólares anuales.

Hispan TV

Israel lleva años en esa labor

Israel lleva años en esa labor

A veces ha obtenido logros, a veces fracasos. Una cosa tenemos clara: Mahmud Abbas es un corrupto, un traidor a su pueblo.

¿Promueve Israel una guerra civil palestina?

La división en el seno de la sociedad palestina ha alcanzado niveles sin precedentes y se ha convertido en un obstáculo determinante en cualquier estrategia unificada para poner fin a la violenta ocupación de Israel o para unir a los palestinos en una sola meta.

El recién nombrado ministro de Defensa israelí, el ultranacionalista Avigdor Lieberman, lo comprende muy bien. Su táctica desde que ascendió al cargo en mayo pasado se centra en invertir al máximo en esas divisiones como medio de fracturar la sociedad palestina aún más.

Al lado de los militares israelíes, Lieberman resulta más “extremista” aún. Su legado anterior está plagado de declaraciones violentas y racistas. Entre sus hazañas más recientes destaca el haberse referido al difunto Mahmoud Darwish, el poeta más célebre de Palestina. Llegó a comparar la poesía de Darwish –que reclama la libertad de su pueblo– a la autobiografía de Adolph Hitler, Mein Kampf. Aunque esa no es la declaración más escandalosa de Lieberman.

Las provocaciones anteriores de Lieberman son muchas. Hace poco, en 2015, amenazó con decapitar con un hacha a los ciudadanos palestinos de Israel que no fueran totalmente fieles al “Estado judío”, propugnó la limpieza étnica de los palestinos de Israel, y lanzó un ultimátum de muerte contra el ex primer ministro palestino, Ismail Haniya.

Sin embargo, declaraciones escandalosas aparte, la última estratagema de Lieberman, resulta más extravagante aún. El ministro de Defensa de Israel tiene previsto imponer un código de colores a las comunidades palestinas en Cisjordania ocupada, que los divida en verde y rojo, siendo el verde para “los buenos” y el rojo para “los malos”; así, a los primeros los recompensará por su buen comportamiento y a los segundos los castigará colectivamente aunque sólo sea uno de los miembros de la comunidad el que se atreva a resistir al ejército de ocupación israelí.

Una versión de este plan se intentó aplicar hace casi 40 años pero fracasó totalmente. Que propósitos aberrantes como este se propongan bien entrado el siglo XXI sin que concurra la protesta internacional es incomprensible.

Los códigos de color de Lieberman irán acompañados de una campaña para resucitar las llamadas “Liga de los Pueblos”, otro experimento fallido de Israel ideado para imponer un liderazgo palestino “alternativo” que vincule a “notables” palestinos y no a los dirigentes elegidos democráticamente.

La solución de Lieberman es fabricar un liderazgo que, como en el caso de la “Liga de los Pueblos” de los años 70 y 80, será sin duda considerado por la mayoría de la sociedad palestina como traidor y colaboracionista.

Pero, ¿qué es exactamente la “Liga” y cómo funcionará en esta ocasión?

En octubre de 1978, los alcaldes electos palestinos junto a los concejales y diversas instituciones nacionalistas pusieron en marcha una campaña de movilización popular bajo el paraguas del Comité de Dirección Nacional cuyo principal objetivo era dar respuesta al Tratado de Camp David, firmado entre Egipto e Israel, y contestar sus consecuencias políticas que marginaban a los palestinos.

En aquel momento, el movimiento cuajó como la red mejor entretejida y más unificada que los palestinos habían logrado nunca en el territorio ocupado. Israel inmediatamente tomó medidas contra los alcaldes, sindicalistas y nacionalistas de diversas instituciones profesionales.

La respuesta nacional insistió en la unidad de los palestinos de Jerusalén, Cisjordania y Gaza, de los cristianos y los musulmanes, y de los palestinos sobre el territorio de Palestina y los de la shattat o la diáspora.

La respuesta de Israel fue igualmente contundente. A partir del 2 de julio de 1980 lanzó una campaña de asesinatos contra los alcaldes elegidos democráticamente. Sin embargo, Camp David y los intentos de eliminar a los dirigentes nacionalistas del territorio ocupado, así como el incremento de la violencia de los extremistas judíos en Cisjordania inspiraron protestas populares, huelgas generales y enfrentamientos violentos entre jóvenes palestinos y las fuerzas israelíes. El gobierno israelí actuó para acabar con los alcaldes electos de Cisjordania poco después de haber establecido, en noviembre de 1981, una “Administración civil” para gobernar el territorio ocupado directamente a través de su ejército. La administración militar tenía como objetivo mantener al margen a toda dirección palestina verdaderamente representativa y consolidar aún más la ocupación. Una vez más, los palestinos respondieron con una huelga general y con la movilización popular.

Israel siempre se ha afanado en la creación de una dirección alternativa para los palestinos. Estos esfuerzos culminaron en 1978, con el establecimiento de la “Liga de los Pueblos” que otorgaba a sus miembros amplios poderes relativos, incluido el de aprobar o denegar los proyectos de desarrollo en el territorio ocupado. Podían ir armados y contaban con protección militar israelí.

Pero también eso estaba condenado al fracaso porque las comunidades palestinas consideraron a los miembros de la Liga como colaboracionistas.

Unos años más tarde, Israel tuvo que reconocer la naturaleza artificial de esa creación y admitir que a los palestinos no se les puede movilizar para que acepten la visión israelí de la ocupación militar permanente a cambio de una autonomía superficial. En marzo de 1984, el gobierno israelí decidió disolver la “Liga de los Pueblos”.

Ya sabemos que Lieberman no es un avezado estudiante de la Historia pero, ¿qué es lo que pretende conseguir con esta estratagema? Las elecciones municipales de 1976 estimularon las energías palestinas en pos de la unidad; se unieron en torno a las ideas comunes y hallaron una plataforma unificadora en la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Ahora la discordia palestina es inequívoca. El enfrentamiento prolongado entre Fatah y Hamas ha transformado radicalmente el discurso nacionalista sobre Palestina convirtiéndolo en una forma de tribalismo político.

Cisjordania y Gaza están divididos no sólo geográficamente sino geopolíticamente también. Fatah, asediada ya en más de un frente, está sufriendo más divisiones internas entre los partidarios de su envejecido líder actual, Mahmud Abbas, y el apartado aunque omnipresente Mohammed Dahlan.

Más peligroso que todo ello es que el sistema de castigos o recompensas de Israel haya creado clases entre los palestinos: los extremadamente pobres, que viven en Gaza y en la zona C de Cisjordania, y los relativamente prósperos, la mayoría de ellos afiliados a la Autoridad Palestina, en Ramala.

Desde el punto de vista de Lieberman, ha llegado el momento de perfeccionar y restablecer la “Liga de los Pueblos”. Que funcione según su forma original o no, no es relevante, lo que importa es generar mayor división entre los palestinos, sembrar el caos social, el conflicto político y, quizá, que se repita la breve guerra civil que se produjo en Gaza durante el verano de 2007.

La comunidad internacional debe rechazar categóricamente esos planes arcaicos y ese ideario destructivo, y obligar a Israel a respetar el derecho internacional, los derechos humanos y las decisiones democráticas de la población palestina.

Esas potencias que se han impuesto a sí mismas como “agentes de la paz” y garantes del derecho internacional deben entender que Israel sabe muy bien cómo provocar incendios pero casi nunca es capaz de apagarlos. Y entre todos ellos, a Lieberman, el gorila de discoteca ruso reconvertido en político y en ministro de Defensa, no se le debe permitir que imponga un código de colores a las comunidades palestinas que premie y que castigue según le convenga.

Un rápido vistazo a la historia nos dice que las tácticas de Lieberman fracasarán; la pregunta, no obstante, es: ¿a qué precio?

maannews.com