¿Por qué Sendero Luminoso fue tan malo?
Enviado por anonerror (no verificado) en Mar, 27/09/2016 - 11:32
Por Kochero, Cusco Libertario.
Podría parecer una frase bastante
ingenua. Muchos dirán que ya sabemos lo malo que fue Sendero Luminoso
(SL) y que todos están de acuerdo en eso, sin embargo, si bien hay
coincidencia en la idea de que Sendero fue malo para el país, no existe
consenso en lo que hizo que esta organización política se convirtiese en
ese mal que azotó al Perú a fines del siglo XX.
Sé que en el oscurantismo neoliberal
en que vivimos, escribir esto me arriesga a ser blanco de observación de
los servicios de inteligencia y anti terroristas del país. Si estos
mismos leyeran el texto entenderían que no tienen nada de qué
preocuparse por lo que diré adelante, aunque dudo que logren entenderlo,
conocemos la poca inteligencia de la policía de investigación del país.
Pero pensando en el público que sí
busca entendimientos, expondré mis ideas en dos apartados fácilmente
identificables, según la forma en que el recuerdo de Sendero es visto
desde la derecha o desde la izquierda.
Visión derecha:
Para los liberales y neoliberales
peruanos, la maldad de Sendero Luminoso radicó en el hecho de haberse
rebelado. Los crímenes y excesos que cometieron son vistos como una
extensión del haberse rebelado y, por lo tanto, cualquier otra rebelión
podría cometer las mismas atrocidades. Para ellos terrorismo es sinónimo
de subversión, y esta es sinónimo de insurgencia, rebeldía, protesta.
Está claro que para la derecha, lo
malo no fue la violencia senderista. Por eso no condenan con la misma
energía los crímenes que también cometió el Estado esos años, a través
de sus fuerzas armadas. La opinión del fujimorismo es la más explícita
en este sentido, consideran que los crímenes de Fujimori y las fuerzas
armadas se justifican porque se dieron en defensa del Estado,
reconociendo apenas algunos “excesos”. Pero de acuerdo a esa lógica,
entonces los crímenes de SL también serían solo “excesos”.
Lo mismo vemos en los argumentos del
Apra para defender sus crímenes o de otros sectores defendiendo los
crímenes de Belaúnde. Existe un sector de la derecha que condena la
violencia represiva, pero sin dejar de justificar el origen de su
existencia, en tanto era una respuesta a la guerra iniciada por Sendero.
La más clara muestra es la
calificación de terrorista al grupo MRTA, que también puso su cuota de
sangre en la guerra interna. A pesar de que este grupo no aplicó la
violencia desmedida de Sendero y ni siquiera se aproxima a los “excesos”
de las fuerzas armadas. El MRTA es condenado por igual que SL por haber
iniciado una rebelión armada.
La cosa no queda ahí, pues la
constante designación de “terroristas” contra todos los que protestan,
muchas veces alterando las leyes (paros, bloqueos, etc), es una muestra
de que la maldad del “terrorismo” no se mide por los actos mismos de la
guerra, sino por el solo hecho de haberse rebelado. Aunque de acuerdo a
esa lógica, habría que condenar también todas las rebeliones del pasado,
desde Tupac Amaru, pasando por la Independencia y llegando a personajes
liberales como Washington o Piérola, ni qué decir del Apra que en los
años 30 aplicó acciones terroristas. Parece que la derecha carece de
reflexión histórica.
Visión izquierda:
Para la izquierda peruana, lo malo de
SL no fue el acto de rebelarse, pues la rebelión estaría justificada en
un contexto de injusticia y exclusión como el que padecía el Perú. Lo
malo está en los métodos utilizados por esta organización, el uso
excesivo de violencia, el autoritarismo y especialmente que Sendero haya
atacado y asesinado a dirigentes populares. Una revolución por el
pueblo pero en contra del pueblo, eso es lo que la izquierda reprochó a
SL desde que esta organización comenzó a cometer estos actos
contradictorios.
Por eso la izquierda sí condena
también el accionar de las fuerzas armadas y los gobiernos de turno, así
como el de las rondas campesinas en varios casos. Lo malo habría sido
la forma de usar la violencia y los crímenes contra los civiles. Por eso
también, si bien su condena al MRTA es más benevolente, también le
reprochan el haber caído en algunos actos parecidos a los de SL.
Hacen una gran diferenciación entre
las guerrillas heroicas de los sesentas y el “terrorismo” de los años
ochenta. Entonces lo malo fue el método, la forma, no el derecho de
rebelión, que más bien se ha visto afectado por el recuerdo negativo de
SL, cuyo nombre es usado por la derecha para deslegitimar cualquier acto
de rebeldía. Si bien todo esto es cierto, no es suficiente explicación.
Visión anarca:
Un pequeño sector reconoce que el
objetivo de SL fue lo que derivó en la guerra cruenta que
protagonizaron. Su objetivo era la toma del poder a través de la guerra,
no se trató de una rebelión que buscaba justicia sino una guerra para
imponer un régimen autoritario, la violencia generalizada fue parte de
su estrategia política.
Yapa:
Queda un pequeño sector que no
comparte ninguna de estas visiones, es el senderismo mismo, pero no solo
el de los militantes de SL, sino de grupos similares (principalmente
maoístas) que consideran necesaria una guerra o un gobierno autoritario
para solucionar los problemas del país. En esto son similares al
fujimorismo y otras visiones autoritarias de la derecha. Por eso es
importante reflexionar sobre la guerra interna, más allá de las causas y
consecuencias, entender que cuando “el fin justifica los medios” el
desastre es inevitable, poco importa si quien ejecuta esa idea sea de
derecha o izquierda.
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