martes, 19 de febrero de 2019

NOTICIAS Y ARTÍCULOS QUE DEBE CONOCER PARA ENTENDER AL MUNDO...Feb 19 (38)





LA CORRUPCIÓN DE LOS POLÍTICOS EN LAS NACIONES DEL MUNDO SON LOS CULPABLES DE LOS ACTOS CRIMINALES DE SUS PUEBLOS...

MÉXICO SE VA CONVIRTIENDO EN UN EJEMPLO PARA EL MUNDO........SI SE PUEDE ACABAR CON EL MAL GOBIERNO.......LOS PUEBLOS DECIDEN CUANDO.

Miguel Angel Reyes



NOTICIAS Y ARTÍCULOS QUE DEBE CONOCER PARA ENTENDER AL MUNDO...Feb 19 (38)

¿Esclavos o trabajadores?


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¿Esclavos o trabajadores?

 

 


Hasta bien entrado el siglo XX Ecuador fue un país agrario y rural. Predominaron los campesinos, montubios e indígenas como fuerza de trabajo sujeta a diversas formas de servidumbre. Por eso, varios decretos de Eloy Alfaro, caudillo de la Revolución Liberal (1895), intentaron convertir a los indios, la clase con menos ingresos, al menos entre los trabajadores asalariados. Nunca lo logró.
Con el inicio del siglo XX, al ritmo del lento nacimiento de algunas manufacturas e industrias, apareció la clase obrera. En sus filas igualmente despegaron reivindicaciones inéditas para un país “pre-capitalista”. En 1916 se decretó la jornada de 8 horas diarias, que continuó incumplida. La lucha por su aplicación, así como por otras mejoras laborales explican la matanza obrera del 15 de noviembre de 1922 en Guayaquil.
Con la Revolución Juliana (1925-1931) comenzó el largo proceso para superar el régimen oligárquico anterior y, en tales condiciones, se dictaron las primeras leyes laborales, consagradas por la Constitución de 1929 y luego ampliadas por el Código del Trabajo expedido en 1938. Entre otros derechos, bajo el principio pro-operario, se establecieron: salario mínimo, sindicalización, contrato individual, jornada máxima y descanso semanal, trabajo de mujeres y menores, protección a la maternidad, desahucio, prevención de accidentes del trabajo y responsabilidades derivadas de ellos, jubilación, reparto de utilidades, indemnizaciones por despidos.
Pero, tanto en las ciudades como en el campo, todos los trabajadores continuaron en situaciones precarias y pobres (los indígenas bajo condiciones miserables), en manos de la incipiente burguesía nacional, los comerciantes, banqueros y, sobre todo, terratenientes, y, además, con derechos laborales sistemáticamente burlados. Desde su nacimiento, el Código del Trabajo fue atacado de “comunista”, mientras una reducida elite acumuló riqueza económica y poder político, sobre la base de la explotación laboral.
Aún así, los principios y derechos básicos de los trabajadores se conservaron y hasta se incrementaron con el paso de las décadas. Los obreros lograron potenciarlos con sus luchas y por el apoyo que recibieron de los partidos marxistas, de los reformistas y de profesionales sensibles a sus intereses.
Desde 1984, con el despegue del modelo empresarial, en medio del auge mundial del neoliberalismo, el derrumbe del socialismo y el triunfo de la globalización transnacional, los derechos laborales históricos experimentaron una arremetida que parecía imparable. Las cámaras de la producción ecuatorianas se unificaron en una sola visión: flexibilizar y precarizar las relaciones laborales, bajo el supuesto de que los “inflexibles” derechos de los trabajadores estrangulan y hasta matan las inversiones productivas, algo que está negado por toda la historia económica mundial (y desde luego nacional), aunque en Ecuador se repite una y otra vez como si fuera una tesis cierta.
Ese protagonismo empresarial, acumulado con el paso de los años, logró del presidente Gustavo Noboa (2000-2003) la “Ley para la transformación económica” (Trole 1), que introdujo el trabajo por horas, la unificación salarial, suprimió las bonificaciones y prohibió la indexación (salarios de acuerdo con la inflación). Otra “Ley para la Promoción de la Inversión y Participación Ciudadana”, intentó cambiar el concepto de remuneración, fijar topes al reparto de utilidades, limitar indemnizaciones, afectar contratos colectivos, regular huelgas, facilitar despidos y hasta introducir el concepto de “trabajador plurifuncional” o “polivalente” (diferentes tareas por el mismo salario). Felizmente para el país y para los trabajadores, el Tribunal Constitucional declaró la inconstitucionalidad de la referida ley.
Eso no impidió la persistente posición de las elites empresariales por recobrar la flexibilidad laboral. Se toparon con un corte: el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) y la Constitución de 2008, que acabaron con la subordinación del Estado a las cámaras de la producción, a pesar de que en los dos últimos años de ese gobierno se dictaron varias leyes flexibilizadoras de derechos laborales, aunque sin llegar a los reaccionarios planteamientos neoliberales que seguían añorando los tradicionales sectores dominantes del país.
Con el presidente Lenín Moreno, las elites empresariales han vuelto a la carga, han revivido sus intereses en el Estado y saludan el nuevo “clima” impuesto por la “descorreización” del país. El pretexto es la “crisis” económica y ahora abogan porque “todos” hagan sacrificios.
Nuevamente los derechos laborales, conquistados históricamente, están en la mira de los ataques. Se ha comenzado por los trabajadores del Estado. No importa que se trate de seres humanos. Por razones contables (liquidez estatal) hay que reducir el 10% del personal de las empresas públicas. Pocos días atrás uno de los dirigentes del gremio de los comerciantes sostuvo en Radio Sonorama que estaba “bien” que se separe a 3.500 personas para reducir el tamaño del Estado; y otro dirigente de los bancos, en la misma radio, sostuvo que se debe “congelar” los sueldos y salarios por cinco años “porque tenemos mano de obra muy cara”. En otra emisora local, cuatro economistas, a quienes su gerente calificó como “los mejores del país”, repitieron sus conocidas consignas y, naturalmente, sostuvieron como irremediable y necesaria la flexibilización de las normas laborales.
Las consignas de esas elites empresariales y de aquellos economistas que defienden sus intereses carecen de fundamentos teóricos e históricos, pero hegemonizan en los medios de comunicación y en diversos ambientes sociales del país. Demuestran absoluta irresponsabilidad social. Solo interesan los buenos negocios y las rentabilidades, sin tener idea de las investigaciones que sustentan el desarrollo, el progreso y el buen vivir en los buenos salarios, capaces de generar altos niveles de demanda agregada.
Tampoco cuentan las experiencias históricas sobre la paz, la tranquilidad institucional y el reforzamiento de la democracia que provienen de la educación, la salud, la medicina, la seguridad social universal, los derechos de los trabajadores, los derechos comunitarios y sociales, así como de los altos y fuertes impuestos directos y progresivos sobre rentas, patrimonios, herencias o ganancias, para lograr la redistribución de la riqueza. Las elites económicas siguen dando muestras de su retraso conceptual e ideológico, a tal punto que parecen preferir esclavos, pero no trabajadores con derechos y una sociedad con buen vivir.
Artículos, libros y archivos de Historia y Presente , aquí www.historiaypresente.com // www.juanpazymino.com
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
 

La comunicación como categoría militar


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La comunicación como categoría militar

 

 


Cada coyuntura plantea y demanda sus propios métodos de lucha, eso vale también para la batalla comunicacional. Éstos deben ser adecuados a la realidad del país y del momento que se vive. Y, ¡qué duda cabe! en estos días intensos lo que en Venezuela se vive es amenaza de invasión, lo que se siente son tambores de guerra. En este contexto la comunicación debe ser asumida como categoría militar. 
De hecho, hace ya tiempo es común escuchar una serie de conceptos que van en esa línea: bloqueo informativo, conspiración mediática, golpe mediático, guerra mediática, guerra de cuarta generación, etc. Esto en el marco de una situación clásica del asedio que Venezuela vive, al menos, desde 2015: permanentes acciones de carácter económico y (para) militar que bloquean durante un periodo extenso el país, impidiendo el abastecimiento, produciendo un desgaste en las personas, para luego proceder al asalto. Nunca como hoy se ha estado tan cerca de un situación bélica real.
Claramente, lo comunicacional juega un rol crucial en el asedio imperialista. Una propaganda de guerra global se ha echado a andar coordinada y globalmentemente para atacar a Venezuela, como alguna vez se hizo con Irak, incluso peor. De hecho, una dimensión fundamental de la operación para instalar a un desconocido Guaidó como actor político fue comunicacional, a su vez, la llamada “ayuda humanitaria” es un hecho bélico disfrazado semióticamente de bondad.
¿Cómo ha enfrentado Venezuela en este contexto bélico la batalla comunicacional? Podemos distinguir dos dimensiones: la dimensión contra-ofensiva y la defensiva.
Dimensión contra-ofensiva: el rol presidencial y una matriz propia
El contra-ataque es seguramente la más eficaz de las estrategias en un cuadro en el cual nuestras fuerzas están en objetiva desventaja y en el cual la asimetría es estructural (https://medium.com/dominio-cuba/la-batalla-comunicacional-3-conocer-el-poder-del-enemigo-y-la-fuerza-propia-b005dccc5082) dado que no tenemos los recursos materiales con los que el imperialismo cuenta en el terreno comunicacional. Pero tenemos tradición de lucha, de audacia y creatividad. Y como una vez Fidel le señaló al Comandante Chávez, “la mejor defensa no es el ataque, sino el contra-ataque”; es decir, saber responder al ataque con otro ataque.
En las respuestas comunicacionales venezolanas de carácter contra-ofensivas podemos identificar, sobre todo dos fases: una que logró horadar el cerco informativo y otra que instaló exitosamente una matriz propia.
En cuanto a la primera, el liderazgo ha estado a cargo del propio Presidente Nicolás Maduro y comenzó a principios de febrero con una entrevista en exclusiva que sorprendió a todos e indignó a los reaccionarios del mundo. Fue una apuesta audaz y sorpresiva cuando se anunció, en los momentos en que arreciaba el ataque internacional en la OEA, en la UE y en las NU contra el país, que el Presidente había concedido una entrevista exclusiva, sin pauta previa, sin condiciones ni edición, al comunicador Jordi Évole del programa español “Salvados”, Antena 3. Se trata del mismo profesional que en 2017 ya lo había entrevistado venenosamente. Con ese polémico antecedente, sumado al hecho de estar Maduro en el centro mundial de la noticia, era inevitable que esta entrevista no generara atención mundial. En algo más de una hora Évole preguntó de todo y en el tono que quiso al Presidente Maduro, quien con seguridad contestó cada una de las preguntas y, además, se permitió analizar el rol de Pedro Sánchez en esta conspiración internacional. Se le hizo imposible a la canallesca internacional mediática evitar el éxito de audiencia del programa en España. Cuatro millones de televidentes sintonizaron la entrevista. Tras esa iniciativa el Presidente también concedió entrevistas bajo las mismas condiciones a otras cadenas como CNN-Turquía o la BBC de Londres.
Este episodio nos deja una importante lección: en los momentos oportunos, con la gestión adecuada, se puede aprovechar a nuestro favor la atención mundial que las corporaciones comunicacionales con su habitual malignidad han construido en torno a un liderazgo, en este caso, del Presidente Maduro. Es decir, hacer valer el hecho (generalmente negativo) de que el presidente sea “agenda continua” en los medios del mundo y sujeto de interpelación permanente. Se confirma así un postulado clásico de la Teoría del Agenda Setting: los presidentes tienen potencialmente altas capacidades de imponer agenda a la pauta mediática. En cuanto al género periodístico, el de “entrevista en directo, sin corte” (aunque no en vivo), con plena libertad para el/la periodista se muestra como el más adecuado, en tanto garantiza libertad de prensa al profesional, produciendo así una contradicción performativa con la falsa acusación de que no hay libertad de expresión y, simultáneamente, se impide la usualmente vil edición que se hace de nuestras vocerías.
Otra iniciativa contra-ofensiva importante, esta vez en el terreno digital de las redes sociales, fue el mensaje de 4 minutos que Nicolás Maduro le dirigió el 30 de enero al pueblo de EE.UU. Éste tuvo más de 11 millones de visualizaciones en su versión española y más de 4 millones en su versión en inglés. “No permitamos un Vietnam en América Latina. Si los Estados Unidos pretenden intervenirnos tendrán un Vietnam peor del que puedan imaginarse”. Performativamente hablando, ese fue claramente el mensaje central.
Y en esa línea llegamos a otra iniciativa contra-ofensiva exitosa que podemos identificar. Ocurre ésta no en el terreno del liderazgo presidencial, sino en el semántico: desde Venezuela se logró imponer la matriz temática de que si hay intervención militar extranjera, habrá resistencia feroz, habrá un baño de sangre, habrá guerra en el continente. Es importante haber logrado instalar esa idea-fuerza. La canallada internacional mediática suaviza las guerras, ocultan su lado trágico, como hicieron en Irak, y disfrazan de “humanitario” lo que es una masacre. Cada vez que Estados Unidos prepara el terreno para invadir instala comunicacionalmente las ideas de «corredor humanitario» bajo «protección internacional», invoca la «obligación de proteger a la ciudadanía» etc. Esos pretextos sirvieron como preludio de las guerras que lanzó contra Yugoslavia, Iraq y Libia, al precio de inmensas pérdidas de vidas y de enormes sufrimientos.
Lograr establecer una matriz realista tiene importancia en varias dimensiones:
a) instala la idea de guerra de manera real y no edulcorada como hace el imperialismo;
b) la historia demuestra que EE.UU. suele evaluar muy bien el costo en bajas propias antes entrar en un país;
c) la amenaza de guerra en el continente asusta hasta a tradicionales adversarios del chavismo como el ex Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza (el “...desde la P a la O”, como dijera el Comandante Chávez), incluso él ha hecho llamados a evitar la guerra a toda cosa
d) La matriz de “guerra y resistencia sangrienta en Venezuela y el continente si el imperialismo invade”, le da fuerza a la postura mediadora de México, Uruguay y CARICOM.
Dimensión defensiva: rompiendo el cerco “de afuera hacia adentro”, unidad por doctrina y ausencia de un “medio columna”
En el terreno de las acciones defensivas, ha ocurrido un hecho llamativo, una inversión interesante, tal vez única en la historia de la batalla comunicacional revolucionaria, para romper el cerco informativo que afecta a Venezuela. Generalmente, los esfuerzos por lograrlo provienen del interior para que en el exterior se sepa lo que realmente ocurre adentro. Esa lógica se invirtió esta vez. Compañeros y compañeras de otros países viajaron a Venezuela y rompieron comunicacionalmente el sitio desde afuera hacia adentro. Haciendo uso de las redes sociales, especialmente Twitter y Facebook, se trasladaron a Venezuela y comenzaron a proporcionar con regularidad información desde el interior del sitio. Destacan en ese sentido iniciativas como las del argentino Marco Teruggi (@ Marco_Teruggi) quien adecuándose al contexto cambió su rol de sociólogo por el de comunicador y en un estilo que podemos calificar de periodismo interpretativo ofrece información valiosa, seria, no propagandística, acerca de los acontecimientos desde la perspectiva anti-imperialista. Destacan sus reportes de las movilizaciones chavistas y de la derecha, y, sobre todo, sus despachos desde la frontera, es decir, desde las zonas calientes.
En Twitter ha llamado la atención otro argentino, @DiegoEnLaLucha. Bajo el lema “Un argentino en Venezuela” ha estado informando en un estilo coloquial, informal y muy auténtico acerca de Caracas. Celular en mano ha recorrido diversos barrios y ha publicado en sus cuentas los reportes audiovisuales que, a su vez, han sido recogidos por medios de comunicación de otros países. Se diferencia de Teruggi en tanto su foco está puesto en mostrar la cotidianeidad, el día a día de Venezuela, no la noticia dura, pero tiene en común con éste tres cosas: horada el cerco informativo, no ofrece propaganda, sino información y conecta con una audiencia ávida de obtener información no manipulada.
Algo similar hace Arantxa Tirado, una española que también decidió venir a romper comunicacionalmente el asedio. En una mezcla de cotidianeidad y noticia, informa desde farmacias, tiendas, del metro, de MacDonalds o desde mercados populares. En un día y medio, desde que comenzó su entrega informativa, su cuenta en Twitter pasó de 6 mil a 10 mil seguidores, y en dos semanas ha superado los 30 mil. A eso se suman mas de mil solicitudes en Instagram, lo mismo que en Facebook, junto con intentos de hackeo a sus cuentas y denuncias permanentes a sus tuits de parte de la derecha (la misma que lloriquea por la libertad de expresión). También ella ha sido seguida y mencionada por medios tradicionales, por ejemplo, La Jornada de México, y también ella evita la propaganda y proporciona información a una audiencia mundial expectante.
Tanto éstas como otras interesantes y audaces iniciativas comunicacionales carecen sin embargo de algo que es fundamental en tempus belli: la coordinación. Se trata de iniciativas individuales no estructuradas entre sí. Podríamos decir que hay una autonomía táctica entre ellas, su lazo orgánico y su nexo principal es, como decía Rodolfo Walsh, la “unidad por doctrina”. Esa claridad doctrinaria de los y las compañeras es la que hoy une políticamente estas “corresponsalías revolucionarias” que vinieron a horadar el cerco, lo mismo que otras iniciativas comunicacionales que han surgido en estas semanas. Sin embargo, en tempus belli no basta la unidad doctrinaria. A la autonomía táctica hay que sumar articulación intencionada para que la comunicación se convierta en un factor de organización y de combate, y para que nuestras iniciativas exitosas, como las señaladas hasta aquí, logren una efectividad en el tiempo y sean “artillería del pensamiento”. Tenemos ahí una debilidad.
El hecho de que se logre perforar con efectividad el bloqueo informativo cuando nuestras maniobras comunicacionales se inician desde el exterior y de que éstas estén a cargo de no venezolanos/as, habla de otra falencia nuestra, sobre todo considerando que las potencialidades del contexto digital están al alcance de todos/as: no existe un “medio columna” que desde Venezuela opere para los/las venezolanas y para la audiencia mundial antiimperialista como referente informativo al que se pueda acudir diariamente. Existen muchos emisores mediáticos en el campo revolucionario venezolano, pero, por razones que se deben discutir y analizar, la audiencia no acude a ellos de forma regular y masiva. Para revertir eso hay que estar dispuestos, por ejemplo, a distinguir propaganda de información, y optar por esta última. La intoxicación propagandística que el imperialismo ha puesto a circular contra Venezuela se combate con información, no con más propaganda, aunque sea anti-propaganda. Como decía Gramsci, “la verdad es la táctica de la revolución”.
Sin duda Telesur ha cubierto, en parte, esa falencia, y se ha convertido en un medio que informativamente cumple un rol significativo en la defensa comunicacional al proporcionarnos valiosa información. Sin embargo, no se puede pedir a este importantísimo proyecto comunicacional de alcance regional que para suplir la ausencia de medios de referencia locales, pierda su carácter continental y se “venezolanice”, a costa de su proyecto original y de su tarea estratégica. Sería eso una manera de sacrificar Telesur y despojarlo de su audiencia continental y de su carácter bolivariano-panamericano. Su cuenta en Facebook supera los 1.7 millones de seguidores, y en Twitter 1,6 millones, la mayoría de los cuales no son de Venezuela. Ese capital comunicacional hay que cuidarlo.
Aunque la crítica duela, estamos ante un dato objetivo: en 20 años no se ha logrado constituir en Venezuela un medio columna, un órgano de difusión y de referencia, sólido y consolidado que proporcione al mundo información rigurosa y, a la vez, combativa, acerca del proceso bolivariano y de sus complejidades. Hay, sin duda, iniciativas interesantes, con un alto potencial, que se han ido conformando en el tiempo y que apuntan en esa dirección. Por ejemplo, (-) Supuesto Negado, bajo el lema“El lado obsceno de la información” (https://supuestonegado.com/): con una gráfica atractiva y una justa cuota de humor satírico apuesta por el periodismo de opinión y de interpretación; destaca la agudeza de sus títulos (todo un arte en el ethos periodístico); por ejemplo, el que llevan el 14 de febrero “Guaidó mantiene apoyo estadounidense, pero se va quedando sin calle”, titular que orienta políticamente de inmediato al lector. En Facebook (Fb) tienen con poco más de 46 mil seguidores, lo que indica que van conformando comunidad. Otro buen ejemplo es 15 y Último (“Resuelve Ideas”), medio digital que entrega importante y actualizada información económica, Economía para no Economistas ni Expertos es su slogan (http://www.15yultimo.com/). Por lo mismo, es un medio de nicho, con segmentación definida, tiene sólo 3.491 seguidores en Fb, pero se trata de una audiencia específica. Considerando que la economía es el problema central en Venezuela un medio como éste es imprescindible, y esa imprescindibilidad temática que ofrece con seriedad se complementa con sus buenas plumas. También vale la pena mencionar a La Tabla (http://la-tabla.blogspot.com/) que es más generalista, menos segmentado y practica el periodismo de denuncia, basado en datos; es más activo que los anteriores en Twitter (más de 30 mil seguidores), pero más débil en Fb (sólo 3.664). Los tres tienen en común que rehuyen el panfleto y la consigna fácil y, desde una perspectiva chavista, optan por entregar, cada uno a su modo, información útil e importante al público, es decir, un encuadre (framing) políticamente definido. Se suma a ellos “Misión Verdad”, (www.misionverdad.com) un proyecto que lleva varios años apostando por el dato, por la información y la rigurosidad y que es bastante activo en redes sociales, con más de 60 mil seguidores en Twitter y 44 mil en Fb. Ninguno, sin embargo, llega a los niveles de la prensa golpista como El Nacional (713 mil seguidores en Fb) o El Universal (901 mil seguidores).
Éstos medios chavistas y, con seguridad otros similares, podrían buscar una articulación editorial acorde a los tiempos de guerra que se están viviendo; articulación que, preservando las identidades particulares de cada uno, considere el conjunto, atendiendo al interés de un amplio colectivo nacional e internacional por informarse desde nuestra perspectiva - chavista y socialista- y así, siguiendo a Fidel, apoyar coordinadamente la batalla de las ideas.
A modo de cierre
En el plano contra-ofensivo Nicolás Maduro, el presidente más atacado del mundo, ha logrado en estas circunstancias críticas gestionar a favor la atención mundial que en torno a él se ha ido construyendo en estos años por parte de la canallada internacional mediática. Esta potencialidad suya debe ser analizada para futuras acciones de alteración de la agenda enemiga y su figura debe ser sopesada comunicacionalmente en relación con el contexto mundial actual. A modo de hipótesis: Maduro es hoy el único presidente que pudiera erigirse, comunicacionalmente hablando, como antagonista de Donald Trump.
La comunicación debe estar estratégicamente subordinada a los objetivos políticos. “El hecho comunicacional es un hecho político”, dijo enfáticamente en octubre de 2012 el Comandante Chávez en su última reunión ministerial transmitida en vivo, y en la cual reflexionó acerca de las insuficiencias del campo revolucionario en esta área. E n esa línea, saber elegir el programa indicado, el género informativo pertinente y la red social adecuada permiten, a pesar de la asimetría, imponer matrices claras y contundentes.
En un proceso de transformación social, la comunicación es necesariamente un frente de lucha y una categoría militar en las horas críticas. Para horadar el cerco informativo que en el marco del asedio se ha impuesto se deben combinar las iniciativas que provienen del exterior con las del interior. Hay una audiencia mundial ávida de información, para sintonizar con ella hay que rehuir el panfleto y la propaganda y ofrecer información basada en hechos, con un encuadre propio.
Actualmente la falta de articulación comunicacional orgánica es suplida por unidad doctrinaria, y la falta de uno o varios medios columna venezolanos es suplida por iniciativas fragmentadas creativas y defensivas, tanto provenientes del exterior como locales.
No basta, hay que dar los siguientes pasos. Y hacerlo recordando al Comandate Chávez quien el 2010 en reunión con comunicadores populares en las montañas de Lara, señalaba, “¡Esto es guerra comunicacional!” y en su último consejo de ministros nos impele a la urgencia de crear una articulación propia, “que incluya, como sistema al fin, su interconexión con otro sistema o subsistema: medios comunitarios, medios populares de comunicación, televisoras regionales, periódicos regionales, internacionales, Telesur”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El Chapo y el fracaso de la guerra contra las drogas


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El Chapo y el fracaso de la guerra contra las drogas

 

 


Después de más de tres meses de cubrir el juicio del siglo del “narco más poderoso del mundo”, culminando con las palabra culpable seguido de grandes proclamaciones de las autoridades y gobernantes estadunidenses sobre este gran triunfo de su guerra contra las drogas (uno afirmó que el caso demostraba que los que dudan de esa guerra están equivocados), todos sabemos que esto no cambia nada.
Sí, algo: el juicio El Chapo sólo comprobó una vez más el fracaso de la guerra antinarcóticos impulsada hace casi medio siglo. Desde que el capo fue arrestado y encarcelado por última vez en México en 2016, y luego extraditado aquí, hay más drogas ilícitas disponibles en Estados Unidos y en el mundo.
Hay más cocaína que nunca en las calles de este país y su producción mundial llegó a un récord histórico, igual que la de opio, según cifras oficiales de Estados Unidos y la ONU.
En Estados Unidos hay una epidemia oficial que mató por sobredosis de droga a más de 72 mil estadunidenses en 2017 (las cifras oficiales más recientes) más que el total de fallecimientos estadunidenses en las guerras de Vietnam, Irak y Afganistán combinadas. Esa epidemia es impulsada sobre todo por opiáceos responsables de unas 50 mil muertes, incluida la heroína, pero también medicamentos legales obtenidos con receta médica. O sea, algunos de los Chapos de este negocio están vestidos de doctores y de ejecutivos de farmacéuticas estadunidenses.
Al festejar el juicio exitoso contra El Chapo, tanto los fiscales como sus jefes en Washington repitieron que tanto los narcos extranjeros como los mexicanos y los colombianos, envenenan y destruyen a los ciudadanos estadunidenses con sus drogas (aparentemente, los estadunidenses jamás consumirían tales cosas sin que los hombres malos los obliguen).
El propio bufón peligroso en la Casa Blanca usa ese mismo pretexto casi todos los días con el argumento para su muro y sus políticas antimigrantes. Y el juicio a El Chapo sirvió para nutrir esta narrativa y para justificar su guerra fracasada en la que invierten unos 50 mil millones de dólares al año.
Esa guerra contra las drogas fue primero declarada por el presidente Richard Nixon en 1971 con propósitos políticos, para criminalizar la creciente ola disidente contra la guerra y la militancia de los afroestadunidenses, tal como lo confesó uno de los asesores clave del presidente.
Los costos humanos comprueban que esta es una guerra contra los pobres: del lado mexicano no necesitamos repetir las estadísticas inaguantables que toda persona semiconsciente conoce, demasiados no sólo por lo que leen, sino por lo que han sufrido. De este lado, en Estados Unidos, las estadísticas demuestran algo similar en términos de quiénes son los que pagan los costos: los pobres, los más vulnerables.
Desde que se lanzó la guerra contra las drogas las prisiones de Estados Unidos se llenaron de jóvenes pobres afroestadunidenses, latinos y, sí, blancos a tal nivel que ahora la población estadunidense es la más encarcelada del mundo (en 2016, 2.2 millones estaban en la cárcel), y de ellos, casi medio millón por delitos no violentos de droga. Hubo 1.6 millones de arrestos por drogas, la gran mayoría sólo por posesión; 46.9 por ciento de éstos eran afroestadunidenses o latinos, a pesar de que sólo representan 31.5 de la población y de que sus índices de consumo son parecidos a los de los blancos.
Esa guerra es un negocio, como todas. Los que no estaban en el banquillo de los acusados en este juicio son los verdaderos responsables, mucho más que el padrino de capos sentado ahí, por la catástrofe humana que ha provocado la guerra contra y por las drogas. Éstos incluyen a los políticos y sus comandantes que han librado y diseñado la guerra contra las drogas tanto aquí como en los países que se metieron a este esquema made in USA, generando negocio para los comerciantes de armas, los profesionales de inteligencia, los del negocio de seguridad, de prisiones y los constructores de muros, entre otros contratistas de todo lo que se necesita para hacer una guerra.
El caso de El Chapo se vuelve justificación para todo esto, tanto la retórica como el negocio político y empresarial de la guerra por y contra las drogas. La DEA lo usó para reclutar: inmediatamente después del juicio, circuló por tuit un anuncio: “¿Quieres perseguir a los narcotraficantes más grandes del mundo; capos como El Chapo? ¿Quieres hacer una diferencia como un agente especial de la DEA?” y ofreció una dirección para ver los requisitos
Pero como afirmó el propio Chapo, igual que lo había dicho anteriormente su socio El Mayo Zambada, “el día que yo no exista, no se reducirá de ninguna manera… este negocio continuará”.
La guerra contra las drogas –y los políticos y expertos que la impulsaron– son los que deberían rendir cuentas, incluso tal vez ante un tribunal, a los pueblos de Estados Unidos y América Latina (entre otros). Ese sí sería el juicio del siglo.
Fuente: http://www.jornada.com.mx/2019/02/18/opinion/023o1mun

"Ser etíope en Israel es estar luchando constantemente por algo"


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"Ser etíope en Israel es estar luchando constantemente por algo"

 

 


El fusilamiento de Yehuda Biadga reavivó las tensiones entre la comunidad etíope de Israel y la policía, que durante mucho tiempo ha sido acusada ​​de usar una mano dura contra las minorías del país. "La brutalidad policial en este país es el resultado del racismo contra los negros", dice Ziva Mekonen-Degu.

Miles de israelíes etíopes y sus partidarios marcharon contra la violencia policial en Tel Aviv el 30 de enero de 2018, semanas después del fatal tiroteo policial de Yehuda Biadga. (Activestills.org/Oren Ziv)
Esta semana y por tercera vez en varios años, miles de ciudadanos etíopes de Israel se manifestaron contra la violencia policial. El 18 de enero, los policías mataron a tiros a Yehuda Biadga, un israelí de origen etíope de 24 años que vagaba por las calles de su vecindario en la ciudad de Bat Yam, al sur de Tel Aviv.
Según los miembros de la familia, el joven, que sufrió de trastorno de estrés postraumático severo después de su liberación del ejército israelí, estaba angustiado y con un cuchillo cuando salió de su hogar en las horas de la tarde de ese día fatal. La familia llamó inmediatamente a la policía, informando de que Biadga padecía una enfermedad mental y que no había tomado sus medicamentos, pero que no representaba ningún peligro.
La policía tardó un poco más de 50 minutos en llegar y comenzó a buscar al joven. Fue durante la búsqueda tardía que la policía dijo que uno de los oficiales vio a Biadga acercándose con un cuchillo y le ordenó que se detuviera, pero él ignoró las advertencias del oficial. El oficial, quien según los informes dijo que tenía motivos para temer por su vida, disparó dos veces a la parte superior del cuerpo de Biadga y lo mató. Los oficiales de policía rechazaron las acusaciones de que el oficial abrió fuego porque Biadga era negro, alegando que la vida del policía estaba en riesgo.
El Departamento de Investigaciones Internas de la Policía del Ministerio de Justicia, una agencia externa destinada a investigar y procesar a los agentes, inició una investigación. La policía dispuso una licencia para el agente policial según su petición.
Esta muerte reavivó las tensiones entre la comunidad etíope de Israel y la policía, quienes durante mucho tiempo han sido acusados ​​de usar una mano dura contra las minorías visibles del país, en particular los ciudadanos de ascendencia etíope. Más de 15.000 israelíes etíopes y sus partidarios marcharon en las calles de Tel Aviv el miércoles, bloqueando la autopista Ayalon, una de las principales arterias del país y pidiendo el fin de la "violencia policial racista", que según sus declaraciones es una experiencia diaria para ellos.
A pesar de la gran participación, los miembros de la comunidad etíope están afligidos por la brutalidad policial. El asesinato de Biadga es solo el último incidente más extremo, dice Efrat Yerday, una destacada activista etíope-israelí, pero es un ejemplo destacado de la forma en que los funcionarios israelíes tratan a los jóvenes etíopes. "La policía quiere hablar sobre la violencia [de Biadga], [pero] no quiere hablar sobre la hora en que la familia esperó a que llegaran los oficiales o el hecho de que le dispararon dos veces en la parte superior del cuerpo [en lugar de a sus piernas"]. Están construyendo una narrativa que hace que el oficial aparezca como la víctima en esta situación".

La policía hace retroceder a los manifestantes durante una protesta contra la brutalidad policial contra los israelíes de origen etíope, 3 de julio de 2016. (Oren Ziv / Activestills.org)
La marcha del miércoles finalizó con una vigilia en la Plaza Rabin, uno de los puntos centrales de reunión de Tel Aviv y el lugar de sangrientos enfrentamientos en 2015, cuando miles de etíopes se manifestaron después de una serie de incidentes de violencia policial de alto perfil. Esos enfrentamientos dejaron decenas de heridos, después de que la policía a caballo golpeara a los manifestantes con bastones antidisturbios y utilizara gas lacrimógeno y granadas de aturdimiento para dispersarlos. Los israelíes se sorprendieron por las imágenes ampliamente difundidas de manifestantes ensangrentados en la plaza pública más famosa del país.
Menos de un año después, los etíopes-israelíes volvieron a salir a las calles. Esta vez protestaron por la decisión de no procesar a dos oficiales que dejaron a Yosef Salamsa, un israelí-etíope de 22 años incapacitado usando un arma táser en la ciudad norteña de Zichron Yaakov en 2014.
Tres meses después del incidente, Salamsa, quien había quedado traumatizada por el episodio, se suicidó saltando desde un acantilado. Los investigadores no encontraron a los oficiales culpables de conducta criminal, pero recomendaron medidas disciplinarias por mentir sobre advertir a Salamsa antes de dispararle con un táser, y por dejarlo afuera de la estación de policía durante 35 minutos, herido y desatendido.

Familiares y miembros de la comunidad judía etíope protestaron durante una marcha celebrada en memoria de Yosef Salamsa, el 4 de enero de 2015. Salamsa se suicidó luego de un presunto hostigamiento policial. (Activestills.org)
 "Es una incitación contra los etíopes, simple y llanamente"
Más de 135.000 judíos etíopes viven en Israel, la mayoría de los cuales son hijos de quienes emigraron a mediados de los 80 o principios de los 90. Ahora los israelíes de segunda generación, la mayoría de la comunidad todavía está luchando para integrarse en la sociedad en general. Su estatus socioeconómico es bajo y sufren diferencias en materia de vivienda, educación y empleo. Según un informe de 2011 del Instituto Myers-JDC-Brookdale en Jerusalén, el 65 por ciento de los niños etíopes en Israel viven en la pobreza.
"Ser etíope en este país es luchar constantemente por algo", dice Ziva Mekonen-Degu, directora ejecutiva de la Asociación de Israel para los judíos de Etiopía, establecida en 1993 para cerrar las brechas sociales y mejorar la vida de los israelíes etíopes. "Hemos estado luchando desde que llegamos a este país para ser reconocidos y tratados de manera justa. Hoy en día la lucha es contra la brutalidad policial, que es el resultado del racismo en este país contra los negros".
Yerday, la activista, dice que las razones de base para el perfil policial son dos: una profunda creencia de que los etíopes, y los negros en general, son intrínsecamente más violentos y el fracaso de los medios para investigar los incidentes de violencia policial. Ella dice que en lugar de investigar de forma independiente, los medios de comunicación a menudo informan la versión de la policía como una simple noticia
“Afirmaron que la marcha sería violenta, que la vida de los policías correría peligro. Todos los grandes medios de noticias tomaron sus titulares directamente del argumento de base de la policía. Es una incitación contra los etíopes, simple y llanamente”, dice Yerday.
Esta vez, sin embargo, las manifestaciones fueron mayormente pacíficas. La policía se abstuvo de usar medidas violentas de control de multitudes, como lo había hecho en 2015. Hubo algunos enfrentamientos aislados cuando un pequeño grupo de manifestantes se separó de la manifestación principal, dañó automóviles estacionados, destruyó un café y prendió fuego a los botes de basura. La policía arrestó a 11, nueve de los cuales fueron llevados ante un juez el jueves por la mañana.

Miles de israelíes etíopes y sus partidarios marcharon contra la violencia policial en Tel Aviv el 30 de enero de 2018, semanas después del fatal tiroteo policial de Yehuda Biadga. Las protestas terminaron con una vigilia en la plaza Rabin. (Activestills.org/Oren Ziv)
 "Se trata a todas luces de racismo contra los negros"
Según los datos de la policía proporcionados a la Asociación israelí para los judíos de Etiopía, el número de casos criminales que la policía abrió contra miembros de la comunidad etíope entre 2014 y 2017 aumentó en un 20 por ciento, incluso cuando disminuyó en un seis por ciento para el total de la población judía. Durante esos mismos años, los casos abiertos contra etíopes acusados ​​de agredir a un oficial aumentaron en un 25 por ciento.
También un informe publicado por la Oficina del Defensor Público en 2016 encontró que casi el 90 por ciento de los delincuentes jóvenes israelíes de ascendencia etíope son condenados a prisión, tres veces el porcentaje de menores judíos no inmigrantes y el doble del porcentaje de menores árabes.
Las brechas sociales y la violencia policial han empujado a las autoridades gubernamentales a actuar. Tras las sangrientas protestas de 2015, el Gobierno israelí estableció un comité ministerial encabezado por el Primer Ministro Benjamin Netanyahu para examinar las recomendaciones formuladas en el Informe Palmor de 2016, que reconoció la discriminación institucionalizada contra los etíopes y buscó soluciones que pudieran cerrar las brechas socioeconómicas.
El comité ministerial adoptó un plan de 71 puntos para integrar a los etíopes a un costo estimado de 165 millones de NIS (45 millones de dólares) por año. El plan incluye aumentar el porcentaje de etíopes israelíes con ingreso seguro en la matrícula de la escuela secundaria; aumentar la cantidad de estudiantes talentosos que acceden a programas de educación apropiados; aumentar el número de oficiales en el ejército y en la fuerza policial; integración de los académicos en empleos mejor remunerados en el sector privado; y subsidio de vales para actividades extracurriculares para niños.
"El Informe Palmor mostró muy claramente que el accionar policial israelí se dirige de manera desproporcionada a los etíopes", dice Anne Suciu, una abogada de la Asociación por los Derechos Civiles en Israel que se centra en los perfiles raciales y la violencia policial.
Suciu dice que el Gobierno ha reconocido que los etíopes están hipervigilados, entre otros grupos minoritarios, y es este reconocimiento el que ha llevado al Ministerio de Justicia a permitir que los etíopes soliciten que se eliminen sus antecedentes penales. Aún así, dice Suciu, la policía continúa atacando a los etíopes debido al color de su piel.
Mientras tanto, la policía ha invertido millones de shekels en varios programas para fortalecer los lazos con la comunidad etíope, una decisión que ha sido criticada por los líderes etíopes e israelíes. "Esta es la misma policía cuyo excomisario dijo que es 'natural' que los oficiales sospechen de los etíopes", dice Mekonen-Degu. “No los necesito para aprender mi cultura, no los necesito para comer mi comida. Los necesito para que dejen de mirar a mi hijo como un sospechoso".
El problema, agrega Yerday, es el racismo antinegro entre la policía, ya sea contra ciudadanos etíopes o los refugiados africanos: “Si pensamos que el racismo comienza y termina con los eritreos y los solicitantes de asilo sudaneses, estamos muy equivocados. A todas luces es racismo contra los negros".
Yerday está irritada y se nota. "Ya no sé qué decirle a mi comunidad", dice ella. “La gente me llama todos los días para decirme que se sienten impotentes y desesperados. Hombres y mujeres que temen el futuro. Tienen miedo por ellos mismos. Este lugar se está deteriorando y me temo que no nos quedará ninguna razón para quedarnos aquí. Es extremadamente preocupante.
Fuente: https://972mag.com/ethiopian-israel-police-brutality-racism/139931/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.

Almagro y la cloaca del imperio


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Almagro y la cloaca del imperio

 

 


Los pestilentes hedores que emanan del Ministerio de Colonias han adquirido proporciones aún más vomitivas después de las recientes expresiones de Luis Almagro en relación a Venezuela y Cuba. El obsecuente peón de la Casa Blanca dijo en la edición del 17 de febrero del diario Clarín de Buenos Aires -otro asiduo inquilino de las cloacas del submundo pseudoperiodístico- que “Los venezolanos deben recurrir a la desobediencia civil frente a la dictadura”.
Esta apelación lanzada por Almagro se tipifica, en el Derecho moderno, como apología de la violencia y la sedición, crímenes cuya sanción oscila entre cadena perpetua (caso de España) y pena capital como en Estados Unidos. Ninguna de estas dos penalidades las aplica la justicia venezolana contra sus sediciosos, comenzando por el “presidente encargado” Juan Guaidó y siguiendo por todos sus compinches, que incluyen a personajes tan detestables como Julio Borges, Antonio Ledezma o María Corina Machado, que suplican a Washington que no dilate más la liberadora y humanitaria invasión a su propio país.  
En sus exabruptos publicados en la prensa de este domingo Almagro dijo entre otras cosas que “Los venezolanos deben de seguir principios gandhianos, deben de hacer desobediencia civil, romper con las prohibiciones de la dictadura. Desbordar a la dictadura de tal forma que las fuerzas militares no puedan resistirse a la movilización de la gente. Obviamente que cuidando a la gente.” La venalidad del Secretario de la OEA va de la mano de su asombrosa ignorancia. Hasta donde yo sepa Gandhi jamás ordenó a los suyos convertir en antorchas humanas a sus oponentes; o tender guayas de alambre de púas para degollar a cualquier motociclista distraído; o atacar jardines infantiles y postas médicas con bombas incendiarias. Nada de esto suena demasiado gandhiano. En cambio, el Gandhi uruguayo se parece mucho más a Al Capone o a Scarface que al hombre que puso fin a la dominación británica en la India.
Pero el bueno de Almagro no es hombre de arredrarse ante las verdades históricas y prosigue impertérrito con el encargo que le hicieran en la Casa Blanca. Mentir, calumniar y difamar son obligaciones que están establecidas en su contrato. Por eso al hablar del gobierno legítimo de Venezuela -que como cualquier otro puede ser mejor o peor; más eficiente o menos eficiente en su gestión- su caracterización es insultante y biliosa: “Son delincuentes atrincherados” –dice mientras con un guiño del ojo busca la aprobación el emperador- y prosigue : “Violadores de derechos humanos y ejecutantes de crímenes de lesa humanidad atrincherados. Narcotraficantes atrincherados.”
Ante tamaño vituperio un lector desprevenido podría creer que ahora el bribón estaría hablando de Álvaro Uribe, su lugarteniente Iván Duque y la pandilla de paramilitares y narcotraficantes que durante décadas vienen asolando Colombia, sembrando de fosas comunes ese país y aniquilando a miles de “falsos positivos”, esos humildes campesinos disfrazados de guerrilleros, fusilados y luego presentados al incauto público como pruebas del éxito de la política criminal de “seguridad democrática” urdida por Uribe. O que Almagro estaría hablando de los “dirigentes democráticos” que en Colombia han asesinado 400 líderes sociales en poco más de un año luego de firmados los “Acuerdos de Paz” llevando destrucción y muerte a lo largo y a lo ancho del país sin que la OEA emitiera condena alguna. Pero no. El monigote basado en Washington se refiere al gobierno bolivariano, al que podrán formularse muchas críticas pero jamás las mismas que a justo título merece la dominación oligárquica en Colombia. Los crímenes perpetrados en este país no tienen paralelo alguno en la Venezuela bolivariana. Pese a lo cual para Almagro el problema es la “dictadura” de Maduro.
Tanta sucesión de mentiras y “fake news” salidos de la boca de ese esperpento no podría eximir de sus ataques a Cuba y su Revolución. Al definir la situación de Venezuela denuncia, con absoluta irresponsabilidad, la existencia en este país de un verdadero ejército de “22.000 cubanos por delante (¡de las propias tropas bolivarianas!) realizando tareas de inteligencia y represión, entre otras.” Mentira gigantesca pero que, sin embargo, la prensa hegemónica admite y difunde sin una elemental repregunta que hubiera obligado al bandido con chapa de diplomático a fundamentar su respuesta, cosa que, va de suyo, no hubiera podido hacer. En cambio, el periodista le pide que manifieste su opinión en relación al gobierno de Miguel Díaz-Canel. La respuesta del bribón fue un calco de la que tantas veces repitieran los esbirros de la Casa Blanca: los Pompeo, los Cruz, los Rubio, los Bolton, los Abrams y antes Hillary Clinton: “Miguel Díaz Canel es un eslabón más de un régimen dictatorial-hereditario. Es hoy la personificación de segunda línea de la dictadura jinetera seudo revolucionaria.” La descalificación no sólo es incorrecta de pé a pá, sino sobre todo humillante, inmoral, insultante. Hay que tener una mente carcomida por el odio, revuelta en la basura de los peores instintos tanáticos, y una furia incontenible, demencial y asesina como para caracterizar de ese modo a la Revolución Cubana.
Es que para el gobierno de Estados Unidos y sus despreciables sirvientes Fidel y la epopeya de los moncadistas no merece olvido ni perdón, sólo resentimiento y un enfermizo afán de venganza que lo expresan los amos del norte y sus enfangados lacayos sureños que, al igual que las hienas, se solazan alimentándose de la carroña y los excrementos de la Casa Blanca. Cuando un personajillo que se ha prostituido integralmente como Almagro habla de una “dictadura jinetera seudo revolucionaria” ejemplifica el fenómeno de la “proyección” descubierto por Sigmund Freud como uno de los mecanismos de defensa mediante el cual un yo atribulado, culpable y neurotizado proyecta en otros la inmundicia de su propia condición. Su prostitución política, su acelerado tránsito de Canciller de Pepe Mujica a jinetero diplomático de la Casa Blanca debe ser intolerable y por eso nada mejor que poner afuera lo que es imposible mantener adentro. Y eso es lo que hace el capataz de Donald Trump.
Lo mismo cabe decir sobre su descalificación del gobierno de la Revolución Cubana como un “régimen dictatorial-hereditario”, lo que revela un profundo desconocimiento del funcionamiento de una democracia participativa, de base, que construye su autoridad de abajo hacia arriba mediante miles y miles de asambleas barriales y en centros de trabajo, todo lo cual otorga al actual presidente de Cuba una impresionante legitimidad popular que poquísimos jefes de estado pueden ostentar en cualquier lugar del mundo. Con sus palabras el mandamás de la OEA no sólo ofende al gobierno de Cuba sino a todo el pueblo cubano. Pero todo esto no le importa. Lo único que le interesa a Almagro es proseguir con sus mentiras, porque para eso le pagan. Ni una palabra de la tragedia infinita e interminable de Colombia; de la rebelión en marcha en Haití y su sangrienta represión; del holocausto hondureño; de la farsa anticonstitucional del gran estafador ecuatoriano, Lenín Moreno, que delega sus funciones presidenciales en cuatro ignotos personajes imponiendo de hecho un protectorado norteamericano en la noble tierra de Alfaro y Correa. Nada de esto altera la paz en las cloacas del imperio y en ese gigantesco estercolero llamado OEA. El problema hoy es Venezuela y, por extensión Cuba. Para eso lo han encumbrado a la secretaría general del ignominioso Ministerio de Colonias. Por eso descenderá a la historia, más pronto que tarde, para instalarse en la galería de los más nefastos personajes de la historia nuestroamericana.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El psicoterror y la preparación del gran show “humanitario” mientras crece el clima bélico


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El psicoterror y la preparación del gran show “humanitario” mientras crece el clima bélico

 

 


El psicoterror y la preparación del gran show “humanitario” mientras crece el clima bélico
Estamos en pleno desarrollo de una guerra de cuarta generación, donde el psicoterror en los medios hegemónicos trasnacionales y cartelizados y las llamadas redes sociales son epicentro de los ataques. Hay un día D, el sábado 23, para que los invasores entren con la “ayuda humanitaria” desde Cúcuta (Colombia) a territorio venezolano.
Cerca de la extensa frontera con Venezuela, en la colombiana Cúcuta, se reúnen las dotaciones deshidratadas de la llamada ayuda humanitaria que llegaron en aviones militares estadounidenses (C-17), y también los congresistas estadounidense ultraconservadores Marco Rubio y Marcos Díaz-Balart, el embajador ante la OEA Carlos Trujillo, el director de la Usaid Mark Green, y el embajador de Colombia en Washington, Francisco Santos.
Ninguno de los locuaces presidentes y cancilleres latinoamericanos: alguno seguramente se sumará al espectáculo y a las fotos.
El departamento Norte de Santander, en el límite con Colombia y desde donde se pretende introducir la supuesta “ayuda humanitaria”, fue declarado este domingo en “estado de calamidad pública”.
Milicias civiles venezolanas se preparan junto a las Fuerzas Armadas para impedir la intervención. También se habla de la conformación de Brigadas Internacionales para defender la Revolución Bolivariana, lo que hasta el momento no ha pasado de la etapa de las declaraciones de apoyo y solidaridad.
Mientras se prepara un gran recital en Cúcuta, el viernes 22, promovido por trasnacionales y el gobierno de Bogotá, de apoyo a la intervención. Patrocinante de la actividad será el empresario británico, Sir Richard Branson.
La compañía colombiana Link-Tic, de Fernán Ocampo, a cargo de página web que recauda 100 millones de dólares en torno al concierto es contratista de la Fuerza Aérea de Colombia. Se anuncian a Carlos Vives, Luis Fonsi, Fonseca, Juanes, Nacho, Lele Pons, Alesso, Rudy Mancuso, Ricardo Montaner, Mau y Ricky, Danny Ocean y Alejandro Sanz.
La imposición del miedo
La meta es el miedo y lo esgrime un monstruo con capacidad para atemorizar. De plano, todo intento de buscar soluciones pacíficas (México, Uruguay, Caricom, el Papa) son bombardeadas por los medios y las redes digitales. Con una intervención armada en Venezuela se pretende patear, una vez más no solo a las instituciones venezolanas sino las que rigen a la comunidad internacional, advierte el embajador de Venezuela en Italia, Isaías Rodríguez.
Los venezolanos son víctimas potenciales de una guerra. Sectores opositores la quieren porque piensan que será breve y vencerán, pero no se les ocurre por un instante imaginar sus consecuencias devastadoras o que pueda convertirse en guerra prolongada. A sus ejecutores extranjeros eso poco les importa porque, por encima de la guerra misma eufemísticamente “humanitaria” que ellos promueven, están las verdaderas intenciones dirigidas a los subsuelos de los territorios continentales y marítimos que serán el botín de guerra.
El autoproclamado presidente interino Juan Guaidó dice que en todo el país se inscribieron unos 600.000 voluntarios, quienes recibieron instrucciones sobre el proceso, aunque -dijo- sin que se revelen detalles que den al traste con la operación de ayuda humanitaria, pese a que el presidente Nicolás Maduro ordenó a los militares bloquear el ingreso de la ayuda en medicinas y alimentos, por considerarla un “show político” y el comienzo una invasión militar estadounidense.
La pregunta que se puede hacer cualquier televidente o lector de redes sociales en el mundo es si el gobierno del “dictador” Nicolás Maduro no ha impedido estas reuniones.
Guiadó anunció que el centro de acopio en Brasil se abrirá el lunes en el estado fronterizo de Roraima, adonde habrá sólo ayuda brasileña, y el martes llegará un avión desde Miami (EEUU) a Curazao con más asistencia. “Entrará sí o sí por tierra y por mar”, dijo el autoproclamado. Otro avión enviado por Puerto Rico llegó el viernes a Cúcuta, en tanto que Chile y otros países recopilan también toneladas de ayuda.
Maduro califica de “migajas” de “comida podrida y contaminada” la asistencia, y culpa de la escasez a las sanciones impuestas por Estados Unidos, que genera daños a la economía estimados por Caracas en 30.000 millones de dólares.
Tras el ahogo económico y financiero
Sanciones financieras, bloqueo económico y terror callejero para crear un colapso, imposición del imaginario de la existencia de un poder dual y la amenaza de una invasión estadounidense que tiene fecha para el 23 de febrero, escondida en el caballo de Troya de la supuesta “ayuda humanitaria”: todo para terminar, de forma ejemplarizante, con “el virus” de la Revolución Bolivariana, señala el codirector del Observatorio en Comunicación y Democracia, Álvaro Verzi Rangel.
En esta estrategia del miedo, los medios de comunicación trasnacionales, cartelizados, y las repeticiones por redes sociales, tratan de condicionar la situación. No existe una ciencia más precisa que la amenaza y nada más sólido que el miedo. La estrategia elaborada por Washington para deponer el gobierno bolivariano, incluye tentativas de magnicidio y contempla varios ejes de presión: sanciones económicas y financieras impuestas por EEUU y la Unión Europea para crear un colapso
Junto a la creación de la imagen de un poder dual, que genera incertidumbres jurídicas que se supone impactan directamente entre los militares, y la amenaza latente de una invasión. Esta presión coloca a los militares en la disyuntiva de decidir enfrentar o no una expedición extranjera, en la apuesta a que ante ese dilema los oficiales escojan la opción de un golpe palaciego o que se produzca una fractura.
¿Se viene la guerra en la Cuenca del Pacífico?‎
Mientras el canciller venezolano Jorge Arreaza habla de un diálogo con EE.UU. (más precisamente con Elliott Abrams), donde hubo “profundas diferencias, pero también preocupaciones compartidas, algunos analistas aseguran que Washington está ‎reproduciendo el derrocamiento de un gobierno de izquierda, según el modelo de lo que ‎EE.UU. hizo contra el presidente chileno, Salvador Allende, en 1973 (hace casi 46 años), bajo la ‎administración de Richard Nixon.
Otros, luego de ver las revelaciones de Max Blumenthal y Dan Cohen sobre el historial de Juan ‎Guaidó, personaje preparado por los think tanks de la Red Atlas, piensan, al contrario, que se trata de una ‎‎«revolución de color», como las que ya vimos en el este europeo bajo la presidencia de George W. Bush. ‎
La confirmación de los vínculos de Juan Guaidó con la National Endowment for ‎Democracy (NED) y con el equipo del estadounidense Gene Sharp hace pensar en una «revolución ‎de color», fracasada ya en Venezuela en 2007, hac12 años.
Tras los intentos permanentes desde 1959 de desestabilizar la Revolución Cubana, en los últimos años EEUU estuvo trabajando en la destrucción de Haití y Nicaragua.
La guerra plantada por Washington será impuesta desde el exterior y su meta no es el derrocamiento de gobiernos u su reemplazo por administraciones neoliberales, sino empujar al involucramiento en la conflagración de los demás países de la cuenca caribeña. Para ello se necesita terminar con los símbolos (monumentos a Hugo Chávez), sin causar víctimas, la introducción de armas para organizar manifestaciones en la que ambos bandos se acusen de ser autor de las masacres.
Los verdugos se preocupan por lo humanitario
El actor y director de cine y televisión estadounidense Andy Robinson, anclado en Cúcuta a la espera de los acontecimientos, pregunta por qué ha dedicado John Bolton, el asesor de seguridad de Donald Tremp, el 74% de sus tuis en la última semana a los derechos humanos y democráticos de los venezolano e instando a los militares a rebelarse contra Maduro. Jamás defendió los derechos humanos
Pasa lo mismo, con el secretario de la OEA Luis Almagro. Hace ya años que Almagro muestra síntomas de incontinencia tuitera escribiendo dos o tres mensajes al día condenando a Venezuela, sin mandato ni permiso de los países miembros del bloque panamericano, mientras invisibiliza las graves situaciones en Centroamérica, en Haití, en Colombia, para abocarse a su cruzada antichavista.
Robinson añade que Marco Rubio, el senador por Florida, curtido en los métodos mafiosos de la política cubana en Miami, ha dedicado el 55% de sus tuits a la defensa moral de los derechos humanos y la democracia en Venezuela (intercalando citas del Viejo Testamento).
Hasta Elliott Abrams, el verdugo de tantos miles de centroamericanos, puesto en eviencia la última semana por la congresista estadounidense Ijhan Omar, es un defensor apasionado de los abusos de derechos humanos. ¿Será que en plena crisis migratoria EEUU se convirtió por milagro en un país humanitario al igual que varios gobiernos europeos?
Italia evitó la unanimidad en la Unión Europa para tomar decisiones contra Venezuela; ha hecho que 19 países de los 28 de la UE se expresen de manera unilateral (no en bloque) contra el gobierno venezolano, lo que originó un debate necesario, que condujo a la Cámara baja de Alemania (Bundestag) a producir un dictamen jurídico donde califica el desconocimiento del gobierno de Maduro como una violación al derecho internacional y al reconocimiento a Guaidó como injerencia en los asuntos internos de otro Estado.
En Gran Bretaña, el exministro de asuntos exteriores William Hague tachó al líder laborista Jeremy Corbyn de “moralmente quebrado” por oponerse al plan de cambio de régimen urdido en Washington y por defender el derecho de Venezuela de defender su soberanía. Esto, mientras el gobierno de Theresa May vende armas a la teocracia genocida de Arabia. Saudí y hace largas y pomposas defensas de la soberanía británica frente a Europa.
Trump ya cuenta con que Bernie Sanders vaya a ser su rival en las elecciones de 2020, Sanders es socialista así que Venezuela empieza a ser un instrumento útil en la política nacional, dijo Tim Gill, sociólogo la Universidad de Carolina del Norte.
Futurología
Para analistas europeos, a los que en general nada les interesa el futuro de Venezuela, la situación se les complica porque se ha internacionalizado, como paso en Siria, y los obligar a elegir entre Maduro, Trump, Putin, Xi, Erdogan, entre pocos otros
La solución europea es que se vaya Maduro. Pero ello significaría que con la excusa de la grave situación económica, se desmantelen mucho de los subsidios sociales, lo que a su vez despertará la protesta activa de los sectores populares, mientras China, Rusia, entre otros países, lucharán para conservar sus inversiones en los recursos naturales, que serán obviamente entregados a las trasnacionales estadounidenses.
Pero lo que más preocupa a los europeos proclives a una intervención es que la derecha venezolana carece de perfil propio, dado que sus acciones son dirigidas por factores externos que han emprendido una estrategia de agresión sistemática para quebrar y humillar.
No puede rearmarse un espacio de unidad en la desmantelada oposición política, máxime cuando Guaidó pertenece a un pequeño partido, activo en el terror callejero, pero que no ha tenido acceso al gobierno ni sabe cómo manejarlo. El país esta fracturado social y políticamente. ¿Cuánto tiempo se necesitará para que se vuelva a integrar?
En lo económico, hay que tener en consideración que el petróleo tiene la historia en su contra, y el precio nunca volverá a los 100 dólares. Y en Venezuela hay carencia de industrias y otros elementos de industrialización contemporánea. No hay capitales para hacerlo.
En Moscú, el canciller ruso Serguei Lavrov acusó a EEUU de disimular una intervención militar en Venezuela con la resolución presentada al Consejo de Seguridad de la ONU para facilitar la llegada de ayuda humanitaria. “El Consejo de Seguridad jamás adoptará semejante decisión”, dijo Lavrov.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo que no distribuirá la “ayuda humanitaria” de EE.UU. a Venezuela porque esta iniciativa carece de todo carácter humanitario.
En los pimeros días de esta semana se aceleran los mecanismos del terror mediático. Los halcones de Washington se basan en la premisa de que no existe nada más sólido que el miedo.
Aram Aharonian: Periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
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De cómo el poder de los rabinos está alimentando una guerra santa en Israel


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De cómo el poder de los rabinos está alimentando una guerra santa en Israel

 

 


La población palestina, las personas seculares y las mujeres se enfrentan a un ambiente cada vez más hostil a medida que se afianzan las tendencias teocráticas.
¿En qué país del mundo un clérigo de alto rango, remunerado por el Estado, instó a sus seguidores la semana pasada a convertirse en “guerreros” y a emular a un grupo de jóvenes que habían asesinado a una mujer de otra fe?
El clérigo lo hizo con impunidad. De hecho, sólo estaba haciéndose eco de otros colegas de alto rango que dieron su aval a un libro −una vez más, sin castigo alguno− donde se insta a sus discípulos a asesinar bebés pertenecientes a otras religiones.
¿En qué lugar puede el jefe del clero llamar a las personas negras “monos” e instar a la expulsión de otras comunidades religiosas?
¿En qué lugar una élite clerical tiene tanto poder que sólo ellos deciden quién puede casarse o divorciarse −y son respaldados por una ley que puede encarcelar a quien trate de casarse sin su aprobación−? Incluso pueden cerrar el sistema ferroviario nacional sin previo aviso.
¿En qué parte del mundo estos santos hombres son tan temidos que las imágenes de mujeres son borradas de las vallas publicitarias, las universidades introducen la segregación de género para apaciguarlos, y las mujeres se ven literalmente empujadas a la parte trasera del autobús?
¿Ese país es Arabia Saudita? ¿O Myanmar? ¿O quizás Irán?
No. Es Israel, el único autoproclamado Estado judío del mundo.
¿Qué “valores compartidos”?
Casi no existe un político en Washington con intenciones de ser electo que no haya afirmado en algún momento el “vínculo inquebrantable” entre Estados Unidos e Israel, o que no reafirme los “valores compartidos” entre ambos países. Pocos, al parecer, tienen idea de los valores que Israel representa realmente.
Hay muchos motivos para criticar a Israel, incluida su brutal opresión del pueblo palestino bajo ocupación y su sistema de discriminación y segregación institucionalizada contra la quinta parte de su población que no es judía: la minoría palestina.
Pero los críticos han ignorado en gran medida las crecientes tendencias teocráticas en Israel.
Ellas no resultan regresivas solamente para la población judía de Israel −puesto que los rabinos ejercen un control cada vez mayor sobre las vidas de las personas judías religiosas y laicas por igual, especialmente las mujeres−. También tiene implicaciones alarmantes para la población palestina, tanto para la que vive en los territorios ocupados como para la que vive en Israel, puesto que un conflicto nacional de reconocido origen colonial está siendo gradualmente transformado en una guerra santa, alimentada por rabinos extremistas con la bendición implícita del Estado.
Control sobre los asuntos civiles
A pesar de que los padres fundadores de Israel eran declaradamente seculares, la separación entre iglesia y estado allí siempre ha sido débil −en el mejor de los casos−, y ahora está desapareciendo a un ritmo cada vez más acelerado.
Después de la creación del Estado de Israel, David Ben Gurión, el primer Primer ministro de Israel, decidió subordinar importantes áreas de la vida de las personas judías israelíes a la jurisdicción de un rabinato ortodoxo, el cual representa la corriente más estricta, tradicional y conservadora del judaísmo. Otras corrientes más liberales no tienen una representación oficial hasta el día de hoy en Israel.
La decisión de Ben Gurión reflejaba en parte el deseo de asegurar que su nuevo Estado abrazara dos concepciones diferentes del ‘ser judío’: tanto a quienes se identificaban como judíos en un sentido étnico o cultural secular, como a quienes mantenían las tradiciones religiosas del judaísmo. Ben Gurión esperaba fusionar a las dos en una nueva noción de “nacionalidad” judía.
Por esa razón, a los rabinos ortodoxos se les dio el control exclusivo sobre partes importantes de la esfera pública: los asuntos del estado civil tales como conversiones, nacimientos, muertes y matrimonios.
Justificaciones bíblicas
Reforzar el poder de los rabinos era una necesidad urgente de los dirigentes seculares de Israel para ocultar los orígenes coloniales del Estado. Esto podría lograrse utilizando la educación con el fin de enfatizar las justificaciones bíblicas para la usurpación de las tierras pertenecientes a la población nativa palestina.
Como observó el difunto pacifista Uri Avnery, la reivindicación sionista estaba “basada en la historia bíblica del Éxodo, la conquista de Canaán, los reinos de Saúl, David y Salomón (...) Las escuelas israelíes enseñan la Biblia como historia verdadera.”
Este adoctrinamiento, combinado con una tasa de natalidad mucho más alta entre los judíos religiosos, ha contribuido a una explosión en el número de personas que se identifican como religiosas. Ahora constituyen la mitad de la población.
Hoy en día, alrededor de una cuarta parte de la población judía israelí pertenece a la corriente ortodoxa (que lee la Torá literalmente), y uno de cada siete pertenece a la ultra-ortodoxa, o haredim, la más fundamentalista de las corrientes religiosas judías. Los pronósticos sugieren que en 40 años, esta última constituirá un tercio de la población judía del país.
“Conquistar el gobierno”
Tanto el poder creciente como el extremismo de los ortodoxos en Israel se pusieron de relieve en la última semana de enero, cuando uno de sus rabinos más influyentes, Shmuel Eliyahu, defendió públicamente a cinco estudiantes acusados de asesinar a Aisha Rabi, una palestina madre de ocho hijos/as. En octubre pasado los jóvenes apedrearon su coche cerca de Nablus (en Cisjordania ocupada), obligándola a abandonar la carretera.
Eliyahu es hijo de un ex rabino jefe de Israel, Mordechai Eliyahu, y él mismo forma parte del Consejo Rabínico Principal, que controla muchas áreas de la vida israelí. También es el rabino municipal de Safed, una ciudad que en el judaísmo tiene el estatus equivalente a Medina en el Islam o Belén en el cristianismo, por lo que sus palabras tienen mucho peso entre los judíos ortodoxos.
A principios de este mes, salió a la luz el vídeo de una charla que dio en el seminario donde estudiaban los cinco acusados, en la colonia ilegal de Rehalim, al sur de Nablus. Eliyahu no sólo alabó a los cinco como “guerreros”, sino que también dijo a sus compañeros de estudio que tenían que derrocar al “podrido” sistema judicial secular. Les dijo que era vital “conquistar también el gobierno”, pero sin armas ni tanques. “Ustedes tienen que apoderarse de las posiciones clave en el gobierno”, les instó.
Jueces infractores
En realidad, ese proceso ya está muy avanzado.
La ministra de Justicia Ayelet Shaked, quien debería haber sido la primera en denunciar los comentarios de Eliyahu, está estrechamente alineada con los colonos religiosos. Significativamente, ella y otros ministros del gobierno han mantenido un cuidadoso silencio.
Esto se debe a que los representantes políticos de las comunidades judías religiosas de Israel, incluidos los colonos, se han convertido ahora en la pieza clave de los gobiernos de coalición. Ellos son los que deciden quién manda, y pueden extraer enormes concesiones de los otros partidos.
Desde hace algún tiempo, Shaked ha estado utilizando su posición para incorporar al sistema jurídico a los jueces más abiertamente nacionalistas y religiosos; incluso al más alto tribunal del país, la Corte Suprema.
Dos de los 15 jueces actuales de la Corte, Noam Sohlberg y David Mintz, son infractores de la ley, pues viven en colonias de Cisjordania, en abierta violación del Derecho Internacional. Varios jueces más nombrados por Shaked son religiosos y conservadores.
Esta es una victoria significativa para los religiosos ortodoxos y los colonos. La Corte es la última línea de defensa de la sociedad laica contra los ataque a su libertad religiosa y a la igualdad de género. Y es el único recurso para las personas palestinas que buscan mitigar los peores excesos de las políticas violentas y discriminatorias del gobierno israelí, el ejército y los colonos.
Pueblo elegido
El colega de Shaked, Neftalí Bennett, otro ideólogo del movimiento de los colonos, ha sido ministro de Educación en el gobierno de Netanyahu durante cuatro años. Este puesto ha sido por mucho tiempo fundamental para los ortodoxos, porque es el que moldea a la próxima generación israelí.
Después de décadas de concesiones a los rabinos, el sistema educativo de Israel ya está fuertemente sesgado hacia la religión. Una encuesta realizada en 2016 mostró que el 51 por ciento del alumnado judío asistía a escuelas religiosas segregadas por sexo −que ponen el acento en el dogma bíblico−, en comparación con el 33 por ciento de sólo 15 años antes.
Esto puede explicar por qué una encuesta reciente reveló que el 51 por ciento cree que los judíos tienen un derecho divino a la tierra de Israel, y un poco más −56 por ciento− cree que los judíos son un “pueblo elegido”.
Es probable que estos resultados empeoren aún más en los próximos años. Bennett ha estado dando mucho más peso en el plan de estudios a la identidad tribal judía, los estudios bíblicos y las reivindicaciones religiosas sobre el Gran Israel −incluidos los territorios palestinos, que él quiere anexar−.
Por el contrario, las ciencias y las matemáticas son crecientemente menospreciadas en el sistema educativo, y están totalmente ausentes en las escuelas para los ultraortodoxos. La evolución, por ejemplo, ha sido en su mayor parte borrada del programa de estudios, incluso en las escuelas seculares.
“Sin piedad” hacia los palestinos
Otra esfera clave del poder estatal que está siendo tomada por los religiosos, y especialmente por los colonos, son los servicios de seguridad. El Comisionado de Policía Roni Alsheikh vivió durante años en una colonia conocida por sus ataques violentos contra la población palestina; y el actual rabino en jefe de la fuerza, Rahamim Brachyahu, también es un colono.
Ambos han promovido activamente un programa destinado a reclutar a más judíos religiosos para la policía. Nahi Eyal, fundador del programa, ha dicho que su objetivo es ayudar a la comunidad de colonos a “encontrar nuestro camino hacia las posiciones de mando”.
Esa tendencia está aún más arraigada en el ejército israelí. Las cifras muestran que el grupo nacional-religioso, al que pertenecen los colonos −aunque sólo sean el 10 por ciento de la población−, constituye la mitad de todos los nuevos cadetes de oficiales. La mitad de las academias militares de Israel son ahora religiosas.
Esto se ha traducido en el papel cada vez más importante de los rabinos ortodoxos extremistas en la motivación de los soldados en el campo de batalla. Durante la invasión terrestre de Gaza por parte de Israel en 2008-2009, los soldados recibieron panfletos del rabinato del ejército que usaban mandatos bíblicos para persuadirlos de “no mostrar misericordia” hacia los palestinos.
Llamado a matar bebés
Mientras tanto, el gobierno ha alentado a la población ultraortodoxa en rápido crecimiento a trasladarse a las colonias de Cisjordania construidas especialmente para ella, como Modi’in Illit y Beitar Illit. Esto, a su vez, está alimentando gradualmente el surgimiento de un nacionalismo agresivo entre sus jóvenes.
En el pasado los haredim eran abiertamente hostiles −o en el mejor de los casos ambivalentes− hacia las instituciones estatales israelíes, por creer que un Estado judío era sacrílego hasta que el Mesías llegara para gobernar a los judíos.
Ahora, por primera vez, jóvenes haredim están sirviendo en el ejército israelí, lo que aumenta la presión sobre el mando militar para que se adapte a su ideología fundamentalista religiosa. Se ha acuñado un nuevo término para estos soldados haredim halcones: se les llama los “hardal” .
Brachyahu y los rabinos de los hardal están entre los rabinos veteranos que han respaldado un libro aterrador: La Torá del Rey, escrito por dos rabinos colonos, que insta a los judíos a tratar sin piedad a los no judíos, y específicamente a las y los palestinos.
El libro ofrece la bendición de Dios para el terror judío; no sólo contra las comunidades palestinas que intentan resistirse a ser desplazados por los colonos, sino también contra todas las personas palestinas, incluso bebés, bajo el principio de que “está claro que crecerán para hacernos daño”.
La segregación de género se expande
El dramático aumento de la religiosidad también está creando problemas internos en la sociedad israelí, especialmente para la población secular y para las mujeres.
En algunas partes del país, en los afiches para las próximas elecciones −al igual que en los anuncios en general− se está “limpiando” los rostros de las mujeres para no ofender al público.
El mes pasado, la Corte Suprema criticó al Consejo de Educación Superior de Israel por permitir que la segregación entre hombres y mujeres en las aulas de las universidades se extendiera al resto del campus, incluyendo bibliotecas y áreas comunes. Las estudiantes y las profesoras se enfrentan a códigos de vestimenta de “modestia”.
El Consejo incluso ha anunciado que tiene la intención de profundizar la segregación, debido a que está resultando difícil persuadir a los judíos religiosos para que asistan a la educación superior.
La violencia de la patota
Israel siempre ha sido una sociedad profundamente estructurada para mantener separada a la población judía de la población palestina, tanto físicamente como en términos de derechos. Esto es igualmente cierto para la importante minoría palestina de Israel −una quinta parte de la población−, que vive casi totalmente separada de la población judía en comunidades segregadas. Sus hijas e hijos son mantenidos alejados de los niños y niñas judías en escuelas separadas.
Pero el creciente énfasis en una definición religiosa de la identidad judía significa que la población palestina se enfrenta ahora no sólo a la fría violencia estructural diseñada por los fundadores seculares del Estado, sino también a una hostilidad irascible, legitimada bíblicamente por los extremistas religiosos.
Ello se hace más patente en el veloz aumento de los ataques físicos contra la población palestina y sus propiedades, así como a sus lugares sagrados, tanto en Israel como en los territorios ocupados. Entre los israelíes, esta violencia se legitima como ataques con “precio” (“price tags”), como si los palestinos se hubieran causado a sí mismos ese daño.
YouTube está lleno ahora de vídeos de colonos armados o blandiendo palos que atacan a las personas palestinas, por lo general cuando tratan de acceder a sus olivares o manantiales, mientras que los soldados israelíes se quedan de brazos cruzados, o colaboran.
Los ataques incendiarios se han extendido desde los olivares hasta los hogares palestinos, a veces con resultados horribles, cuando las familias son quemadas vivas.
Rabinos como Eliyahu han avivado esta nueva ola de ataques con sus justificaciones bíblicas. El terrorismo de Estado y la violencia patotera se han fusionado.
Destruir al-Aqsa
El mayor foco de atención se encuentra en Jerusalén Este ocupada, donde el creciente poder simbólico y político de estos rabinos mesiánicos amenaza con estallar en el complejo de la Mezquita de al-Aqsa.
Durante mucho tiempo los políticos seculares han jugado con fuego en este lugar sagrado del Islam, utilizando excusas arqueológicas para tratar de convertirlo en un símbolo del derecho histórico judío a la tierra, incluyendo los territorios ocupados.
Pero su afirmación de que la mezquita está construida sobre dos templos judíos, el último de los cuales fue destruido hace dos milenios, ha sido rápidamente reconfigurada con fines políticos modernos e incendiarios.
La creciente influencia de los judíos religiosos en el parlamento, en el gobierno, los tribunales y los servicios de seguridad significa que los funcionarios se vuelven cada vez más audaces a la hora de reivindicar físicamente la soberanía sobre al-Aqsa.
También implica una indulgencia cada vez mayor hacia los extremistas religiosos, que exigen algo más que el control físico del sitio de la mezquita: quieren que al-Aqsa sea destruida y reemplazada por un Tercer Templo.
La guerra santa congrega
Poco a poco, Israel está transformando un proyecto colonial de asentamiento contra el pueblo palestino en una batalla contra el resto del mundo islámico. Está convirtiendo un conflicto territorial en una guerra santa.
El crecimiento demográfico de la población religiosa en Israel, el desarrollo por parte del sistema educativo de una ideología cada vez más extremista basada en la Biblia, la apropiación de los principales centros de poder del Estado por parte de los religiosos, y el surgimiento de una clase de rabinos influyentes que predican el genocidio contra los vecinos de Israel han sentado las bases para una tormenta perfecta en la región.
La cuestión ahora es en qué momento los aliados de Israel, en Estados Unidos y Europa, se despertarán finalmente para ver la catastrófica dirección hacia la que se dirige Israel, y tendrán la voluntad de tomar las medidas necesarias para detenerlo.
Jonathan Cook, periodista británico residente en Nazaret desde 2001, es autor de tres libros sobre el conflicto israelo-palestino. Ha sido galardonado con el Premio Especial de Periodismo Martha Gellhorn. Su sitio web y su blog se encuentran en: www.jonathan-cook.net
Publicado el 13/2/19 en Middle East Eye.