lunes, 19 de marzo de 2018

La economía irá bien si suben los salarios y mal si siguen bajando


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La economía irá bien si suben los salarios y mal si siguen bajando

 



Operarios en la fábrica de Citroën en Madrid. EP
El McKinsey Global Institute, considerado el think tank de interés privado más importante del mundo, acaba de publicar un informe sobre lo que denomina el “puzzle de la productividad” que contradice los presupuestos en que se basan las políticas económicas que se vienen aplicando en los últimos años.
La opinión mayoritaria que se suele tomar como fundamento científico de estas políticas es que, para que las economías vayan bien, es decir, para que crezcan y generen ingresos y empleo, es necesario aumentar la productividad y que eso se consigue actuando fundamentalmente sobre el lado de la oferta. En concreto, se defiende que lo que hay que hacer es bajar impuestos; flexibilizar el mercado de trabajo (eliminando convenios, facilitando el despido, reduciendo derechos laborales o limitando el papel de los sindicatos); mejorar la formación de los trabajadores y hacer más competitivas a las empresas en los mercados globales por la vía de reducir los costes salariales.
Sin embargo, el informe del McKinsey Global Institute demuestra que esa no es la vía por la que aumenta la productividad y mejora la economía. Sino que, por el contrario, lo que ocurre cuando se toman esas medidas es que la economía va peor, crece menos y disminuye la productividad.
Los autores del informe han estudiado lo ocurrido en seis países (Alemania, España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Suecia) y en siete de sus principales sectores económicos en los últimos 30 años, y su conclusión es bastante clara: en lugar de esos factores de oferta, es la demanda de bienes y servicios la que desempeña un papel fundamental como determinante de la productividad.
Los autores del informe han comprobado que el 48 % de las empresas estudiadas aumentan su inversión en función de la situación de su demanda de los bienes y servicios que ofrecen y solo el 38 % en función del menor riesgo. Y, después de analizar con detalle las diferentes vías por las que una demanda insuficiente puede hacer que decline el crecimiento de la productividad y viceversa, aportan una solución bien distinta al puzzle que todos los economistas tratan de resolver desde hace años.
Para que aumente la productividad hay que lograr que se incremente, por un lado, la demanda, para que aumente así la inversión de las empresas, y por otro la digitalización de la actividad productiva. Y para ello, señala el informe, es necesario que aumenten los salarios. Sólo cuando esto sucede es cuando las empresas tienen incentivos para invertir en la innovación tecnológica que incrementa la productividad.
Los datos que presenta el informe son contundentes al respecto: la caída de los salarios que ha debilitado la demanda en los diversos sectores económicos en los últimos decenios (y en particular en los años posteriores a la última gran crisis) es una causa fundamental de que apenas se haya producido crecimiento de la productividad o de que éste haya sido mucho más bajo que en periodos anteriores de salarios más elevados. Y al revés, cuando han aumentado, ha crecido la productividad y la actividad en general.
Las conclusiones de política económica que se derivan de todo esto también son claras. Cuando se cree que lo importante para aumentar la productividad y el crecimiento económico es actuar sobre la oferta, como se ha dicho en los últimos años, no sólo no preocupa sino que se busca la evolución a la baja de los salarios, la política fiscal se utiliza sólo para bajar impuestos y se es indiferente ante la mayor desigualdad. Pero la consecuencia de aplicar estas políticas, como pone de manifiesto el informe del McKinsey Global Institute, ha sido que las economías han ido y van mucho peor, que hayamos entrado en el “estancamiento secular” del que habla Larry Summers.
Por el contrario, si lo que se quiere es que la economía mejore al aumentar la productividad, el informe afirma que lo que hay que hacer es poner el acento principalmente en las dos grandes estrategias mencionadas: subir los salarios reales para que aumente la demanda de bienes y servicios y fomentar la digitalización, recurriendo para ello a los incentivos o estímulos que pueden proporcionar las políticas económicas y la fiscal en particular.
La verdad es que estas conclusiones no son nuevas. Otras investigaciones científicas las habían alcanzado antes para periodos más largos, como he mostrado en mi libro Economía para no dejarse engañar por los economistas, pero es significativo que de nuevo se ponga de manifiesto incluso por un gabinete de estudios con ánimo de lucro y cuyo fin es hacerle ganar dinero a una gran empresa.
En España deberíamos tener particularmente presentes las conclusiones de este estudio porque lo que estamos haciendo es justamente lo contrario de lo que allí se dice que hay que hacer para que la economía vaya bien: el peso de nuestros salarios en el PIB está en el nivel más bajo desde 1989; somos el país de la UE donde más han caído desde 2008 y, junto a Grecia, el único en donde no se han recuperado los de antes de la crisis. Y siendo la quinta economía de la Unión Europea estamos en el puesto número 17 de 28 de su ránking de innovación. Es decir, que estamos acumulando papeletas para que nuestra economía no se recupere satisfactoriamente ni pueda evitar en el futuro nuevos brotes de empobrecimiento, crisis y recesión.
Ahora bien, ni la recuperación de los salarios se puede conseguir por las bravas ni se puede aumentar la digitalización por decreto. Para lograrlo sin males mayores se necesitan grandes pactos nacionales, compromisos generosos y sacrificios colectivos que solo pueden venir de la confianza en instituciones sólidas y capaces de acabar con el fraude y la corrupción, y voluntad política que trascienda el habitual y lamentable cortoplacismo electoralista de nuestros partidos.
Juan Torres López es Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.
Fuente: https://www.elindependiente.com/economia/2018/03/17/economia-ira-bien-si-suben-salarios-y-mal-siguen-bajando/

La memoria, un concepto olvidado en la educación


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La memoria, un concepto olvidado en la educación

José Antonio Gabelas

Recuerdo cuando era niño, que por las noches escuchaba el pitido del tren que pasaba cerca del internado. También recuerdo que antes de acostarnos y levantarnos nos ponían por megafonía música, siempre clásica. Estos dos recuerdos todavía me llegan en una secuencia de sensaciones, imágenes, localizaciones, ambientes. En apariencia solo son dos recuerdos, dos detalles perdidos en la inmensidad de ese gran depósito, en gran parte inconsciente, pero siempre vivo, que es la memoria. Pero esta evocación permite que no olvide una parte de mi infancia y una parte de mi historia.
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La educación se mueve entre dos grandes corrientes. La primera se desplaza a paso de paquidermo entre las viejas rutinas y modelos tradicionales, centrada en el libro, el maestro y la pizarra. Una segunda, que algunos llaman con bastante autocomplacencia “pedagogías emergentes,” con los mismos agentes (maestros y alumnos) pero con diferentes roles, en la que destaca la tecnología, dígase ordenador por niño, Escuela 2.0 y sus pizarras digitales. Esta segunda está nombrada con un sinfín de términos: educación expandida, educación disruptiva, aprendizajes ubicuos, flexibles, en red, pedagogía de pares. Y si queremos  ponernos más modernos,  nos encontramos con anglicismos como desing thinking o flipped classroom, entre otros muchos.

La memoria, siempre olvidada

En los dos modelos se olvida la memoria. En el primero porque se reduce a mecánica y repetición. En el segundo porque queda desplazada por el juego, la llamada innovación y las irrupciones tecnológicas como ponga una pizarra digital en su aula, entre con un móvil a clase o cambie su pupitre por una tablet.
¿Para qué buscar en nuestra memoria si lo hacemos antes y más rápido en Google?
¿Para qué buscar en nuestra memoria si lo hacemos antes y más rápido en Google? Los psicólogos, siempre muy atentos a estos cambios, lo llaman el efecto Google, es decir, los cambios de aprendizaje a golpe de un clic. Los “estudiantes usan Internet como una memoria externa,” afirman algunos de estos expertos psicólogos.
La memoria, un concepto olvidado en la educación
Como sugería Gustavo Bueno, “definamos para entendernos”. Por memoria entiendo la función del cerebro que permite codificar, almacenar y recuperar información del pasado. Por tanto, no se trata de “nada externo” a nosotros mismos, y no se trata de una repetición mecánica, que es el equivalente a la usual y vacía frase “aprender de memoria”. El proceso de aprendizaje implica un cambio de conducta que aunque se deba en parte a la repetición de experiencias, tiene caminos diversos. La exploración y la búsqueda de significado son el valor añadido. No se trata de “eliminar” la memoria, sino de saber enfocarla, plantearla, diseñarla y ejecutarla.
No se trata de “eliminar” la memoria, sino de saber enfocarla, plantearla, diseñarla y ejecutarla
La memoria, la atención, la motivación, son músculos que se ejercitan. Este ejercicio requiere una estrategia porque el cerebro, siendo perezoso, funciona con atajos buscando siempre el menor gasto posible. Así llegamos a una idea fundamental, la memoria siempre es selectiva. Roberto Rosler ,médico neurocirujano, insiste en que los aprendizajes dependen en gran medida de la dosificación de la información. Con la dosis nos jugamos facilitar o entorpecer el ejercicio de la atención y por consiguiente de la memoria.
La memoria nunca fue inútil, siempre tuvo sentido práctico, por eso hablamos de memoria de trabajo, que tiene limitaciones. Dispone de un depósito pequeño, con poca capacidad, y sus operaciones son muy breves. Podemos memorizar un número de teléfono, pero no muy largo, y ese número lo retenemos poco tiempo.
La memoria a corto plazo coexiste con la de larga trayectoria; ambas están conectadas
La memoria a corto plazo coexiste con la de larga trayectoria; ambas están conectadas. La primera permite registrar escasos elementos, hasta siete, con una retención mínima de diez segundos. La segunda almacena recuerdos con un plazo mayor de seis meses. La mayor o menor permanencia de estos recuerdos dependerán de la “profundidad” con que se haya procesado la información. Es evidente que la saturación informativa que domina la sociedad actual, dificulta bastante este proceso, por eso es más necesaria que nunca.
Los procesos de aprendizaje que desprecian la memoria olvidan que el proceso de información depende en gran medida del diseño y la estrategia que apliquemos. No se trata de desplazar la memoria por un conjunto de actividades rápidas y muy divertidas, sino de precisar “qué aspectos, significados, datos” son precisos retener para que formen parte del recuerdo. Por tanto, no es cuestión de apartar la memoria, sino de diseñar su uso.
¿Qué debemos priorizar cuando preparamos una sesión informativa? La respuesta obliga a anticipar la sobrecarga, lo que significa hacer una buena planificación. ¿Cuántos datos aportaré sobre este tema? , ¿qué cantidad de instrucciones y pautas son necesarias? , ¿qué duración e intensidad tendrá la actividad hasta que llegue a mis objetivos? Es una lástima constatar la numerosas conferencias, clases y sesiones que se van al garete solo porque no se ha dosificado la información, y no se ha facilitado la memoria de trabajo.

El funcionamiento del cerebro

El cerebro inicia todo aprendizaje desde y con la memoria. Todo lo que aprendemos toca la memoria, todo lo que comprendemos conecta con lo que tenemos, y reducir la memoria a una mecánica de repetición es un esfuerzo innecesario y una pérdida de tiempo. Con frecuencia se abanderan movimientos de renovación pedagógica desde la exclusión de la memoria,  cuando lo relevante es el diseño con el que trabajamos la información.
El cerebro inicia todo aprendizaje desde y con la memoria
Pero antes de llegar a la memoria todo pasa por un exigente vigilante. El bebé se asoma al cerebro por la puerta de la atención. Cuando el niño nace no ve y apenas existe lo exterior, está centrado en sus propias sensaciones. Nacemos ciegos, solo percibimos luces y sombras, las pupilas están débiles y los ojos apenas se mueven. Veinte centímetros es la distancia visual, los que separan sus ojos de los pechos de su madre. Pero nunca la atención estuvo tan centrada como entonces.
La memoria, un concepto olvidado en la educación
Hoy flotamos en la era de la atención parcial continua, señala Linda Stone, miembro del consejo asesor del MIT MediaLab. Hacer varias cosas a la vez requiere escasa capacidad cognitiva. Podemos caminar y pensar, conducir y escuchar música. Pero no podemos escuchar y escribir a la vez, porque exigen una mayor atención.
Conforme atendemos a diferentes fuentes de información, “repartimos” la atención que se dispersa y se hace más superficial. Los cantos de sirena tecnológicos que repiten como un mantra las bondades de la multitarea, y exhiben las capacidades y superpoderes de los nativos digitales capaces de ejecutar tres o cuatro cosas a la vez, son una falacia.
Las capacidades y superpoderes de los nativos digitales capaces de ejecutar tres o cuatro cosas a la vez, son una falacia
Los estudios del cerebro han demostrado que pasar del off al on es un desgaste, y que cada vez que nuestro motor sináptico arranca hay un derroche de energía, dado que con cada actividad hay un arranque. Por tanto, un mayor desgaste que afecta siempre y primero a la atención. Esta época del exceso no permite que estemos “sin hacer nada”, que es cuando el cerebro trabaja muchísimo, un tiempo clave para su retroalimentación, una puerta para la creación. Pero el aburrimiento hoy está condenado, se desperdicia como fuente intensa e inmensa de creación.
El “por si acaso” y el miedo a “perderse algo” son constantes en la era de la saturación informativa. Las múltiples llamadas, alertas y alarmas del móvil envían sus píldoras de dopamina, que producen una gratificación inmediata, efímera e intensa. Pero insuficiente porque siempre necesita más. “Todas las rosas están en la palabra”, señala J.L. Borges, que dedicó  muchas palabras a la memoria. Su cuento Funes el memorioso, conduce la memoria por la metáfora de los senderos, que son tiempo y recuerdo.


Perspectiva de genero distorsiona la violencia


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Perspectiva de genero distorsiona la violencia

Cuca Casado

La perspectiva de género constituye una visión muy parcial de la realidad: considera que la violencia en la pareja solo se ejerce en un sentido, de los hombres hacia las mujeres. Así, conduce a realizar encuestas que solo se centran en la mujer como víctima, a pesar de que muchas  evidencias indican que los hombres también lo son. Un estudio realizado en seis países europeos concluyó que tanto hombres como mujeres son víctimas y perpetradores de la violencia en la pareja. Entre sus conclusiones destaca que los hombres son víctimas del 48,8% al 71,8% de las agresiones psicológicas; las mujeres del 46,4% al 70,5%.
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A pesar de que muchos estudios concluyen que la violencia en la pareja es bidireccional, el discurso feminista hegemónico mantiene que el problema es de los hombres. Y que se debe a una cuestión sociocultural, el patriarcado, como si tal estructura pudiese afectar tan solo al 50% de la población. Pero las mujeres también recurren a la violencia cuándo y dónde pueden. Es el modo de agredir lo que difiere.
Los hombres tienen a agredir más física o verbalmente; las mujeres dañando la reputación o el contexto social
Tal y como explica Marta Iglesias, “los hombres agreden más físicamente y algo más verbalmente que las mujeres. Es decir, prefieren modos de confrontación directa. Por otro lado, las chicas tienden a agredir indirectamente; dañando la reputación o el contexto social”. Sin embargo el feminismo actual, los medios de comunicación y la política presentan a las mujeres exclusivamente como víctimas y niegan que las conductas violentas tengan múltiples causas ¿Por qué transmiten este mensaje?

¿Violencia de género?

Es un error llamar a cualquier violencia del hombre hacia la mujer violencia de género o violencia machista porque es se está nombrando al todo por la parte. La violencia puede deberse a machismo, pero puede tener también su origen en multitud de motivos muy distintos. La convivencia, la dependencia o la nula gestión emocional son factores importantes. Aspectos como la inseguridad (celos y control), la insensibilización progresiva, el aislamiento o la pérdida de libertad, son indicadores de un proceso de codependencia que se establece entre víctima y agresor.
La esencia de la violencia de pareja consiste en imponer el deseo de uno sobre el otro
Pero la esencia de la violencia de pareja consiste en imponer el deseo de uno sobre el otro. Un deseo incompatible con las necesidades intrínsecas de seguridad y afecto pero que se va imponiendo de formas muy sutiles, incluso aceptables y cotidianas. Son situaciones en las que no hay violencia explícita sino atmósferas tóxicas. Nadie se da cuenta; ni siquiera las víctimas.
Pero desde el feminismo dan por hecho que la violencia contra la mujer se ejerce por el mero hecho de ser mujer. La realidad es más compleja pues un hombre puede tener otro tipo de problemas con su pareja, por ejemplo de convivencia. Y la mujer puede tener este mismo problema y, naturalmente, no está causado porque su pareja sea hombre.

Entonces, ¿el hombre agrede a la mujer por su condición de mujer o por su condición de persona? No justifico nada, sólo deseo mostrar que la violencia en la pareja provoca similares daños, humillaciones y sufrimientos a hombres y a mujeres. ¿Acaso no hay violencia en parejas homosexuales? ¿Acaso no hay mujeres que maltratan a sus parejas (hombres)?

El maltrato oculto

En España, la violencia no se percibe como un problema de salud, sino como algo limitado a determinadas parcelas, estatus o condiciones. Con una tasa de homicidios muy reducida, la segunda más baja de la Unión Europea, España ocupa una de las últimas posiciones en la clasificación internacional sobre violencia en general y sobre violencia contra la mujer en particular. Son resultados que  se repiten año tras año.
España ocupa una de las últimas posiciones en la clasificación internacional sobre violencia en general y sobre violencia contra la mujer en particular
La denominada violencia de género permanece estable a lo largo de las últimas décadas, a pesar de los cambios metodológicos de las encuestas. Sucede lo mismo con las víctimas mortales, cuyo número oscila entre los 60 y 70 casos anuales desde 1999, antes incluso de que la polémica Ley contra la Violencia de Género entrase en vigor. Se demuestra así que esta ley no ha logrado reducir los casos.
Pese a que la violencia contra la mujer en España es comparativamente baja, la sociedad percibe que es muy elevada
Lo curioso es que cuando se pregunta acerca de la percepción que se tiene sobre tal violencia, los españoles piensan que este problema es grave en comparación con otros países europeos. Es decir, pese a que la violencia contra la mujer en España es baja, la sociedad percibe que es muy elevada. Pero en los del norte de Europa ocurre justo lo contrario: la violencia es mas elevada pero su percepción inferior. Esta divergencia se debe a que “los medios de comunicación no sólo pueden inducir imitación o insensibilización ante la violencia real, sino también -y, sobre todo- lo que pueden hacer es sesgar la visión de la realidad, haciendo que se perciba, por ejemplo, más violenta”, como explica José Sanmartín Esplugues.
A pesar de todo, no se conoce con precisión ni la extensión ni la distribución y tampoco el impacto en la salud de esta violencia, especialmente cuando no desemboca en la muerte. La mayor parte de los datos procede de estudios que raramente aportan indicadores precisos sobre la magnitud del problema. Tampoco analizan el riesgo y la incidencia teniendo en cuenta las diferencias demográficas.

Todo ello contribuye tanto a la sobrestimación como a la subestimación del problema. Además, la mayor parte de los estudios se suelen centrar en aspectos concretos de la salud mental (patologías) y apenas contemplan otras dimensiones de la salud (drogodependencias, situación social). De hecho, desde 2006, el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género sólo recoge datos de violencia de género pero no de violencia en parejas homosexuales ni de violencia de la mujer hacia el hombre; ni siquiera los infanticidios. Estamos literalmente en pañales.
Resulta muy complejo analizar la situación porque los diferentes organismos y medios incurren en errores, discriminan en razón de sexo o silencian diferentes tipos de violencia, sacando sólo uno a la luz y además de forma sesgada. Niegan además la existencia de otras formas de violencia con la burda justificación que la proporción de maltrato sobre la mujer es abrumadora en relación a otras. Menos aún hablan de la violencia en parejas homosexuales, cuando tienen una incidencia similar a la de las parejas heterosexuales.
El feminismo y los diferentes organismos callan y niegan otras  violencias porque se lucran con la Ley contra la Violencia de Género
Cabe preguntarse entonces por qué el feminismo y los diferentes organismos callan y niegan otras realidades de la violencia íntima. La respuesta es sencilla: se lucran con la Ley contra la Violencia de Género.

Un problema humano

El clima propiciado por la perspectiva de género y secundado por la política y los medios de comunicación ha favorecido la deshumanización de la violencia. Se ha convertido al hombre en la representación de todo lo malo, en lugar de analizar lo que está mal independientemente del autor. Eso ha conducido a la existencia de  víctimas de primera y de segunda categoría, porque el discurso hegemónico analiza la violencia en función del sexo.
El clima propiciado por la perspectiva de género ha convertido al hombre en la representación de todo lo malo
La conclusión es que la violencia íntima en la pareja es un problema humano en el que están implicados factores psicobiológicos y culturales. Para obtener una visión completa hay que investigar estudiando a toda la población, modificar el discurso imperante y cambiar las leyes para incluir todas las formas de violencia en el seno familiar. Es necesario estudiar y aprender más sobre la relación de pareja y sobre las formas en que la violencia surge en las relaciones íntimas.  En Australia , por ejemplo, han diseñado una campaña entre académicos, investigadores, trabajadores sociales, psicólogos, consejeros, abogados, promotores de la salud, formadores y supervivientes de la violencia doméstica.
Generalizar no es necesariamente erróneo pero sí lo es aplicar una generalización a un individuo. Prejuzgar a una persona por pertenecer a un colectivo del que se conocen algunos datos en promedio es una estupidez que hace mucho daño.




Se debe contar la verdadera historia de Sharpeville


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Se debe contar la verdadera historia de Sharpeville

 


La Sudáfrica posterior a 1984 padece una excesiva crisis de amnesia selectiva y de recuerdo parcial de la historia. El relato histórico, ya sea en la escuela, la universidad o en los medios de comunicación y en las celebraciones y eventos públicos, está sesgado hacia una trayectoria política singular y una escuela de pensamiento particular que se presentan como los únicos agentes de las transformaciones socioeconómicas y políticas que aparentemente se han producido en los últimos 24 años. En la Sudáfrica democrática no hay democracia ni justicia cuando se trata de narrar acontecimientos y momentos históricos críticos, sino que hay una sutil perpetuación sistemática de recuerdos particulares considerados más o menos valiosos y significativos que otros. La historiografía sudafricana posterior a 1994 margina determinadas voces y convierte a otras en monolíticas.
La reconstrucción y reelaboración de los relatos acerca de la Masacre de Sharpeville ocurrida el 21 de marzo de 1960 y la recaracterización de aquel día como un ahistórico y apolitizado “Día de los Derechos Humanos” no es sino uno de los muchos ejemplos de este desafortunado sesgo político y enfoque cerrado del relato histórico.
Cuando conmemoramos el quincuagésimo octavo aniversario de la Masacre Sharpeville y el cuadragésimo aniversario de la muerte en el destierro de Robert Mangaliso Sobukwe deberíamos reflexionar acerca de la creación y el realto de la memoria pública de acontecimientos históricos y festividades públicas en la Sudáfrica actual. A través de sus diferentes departamentos el gobierno ya ha empezado a bombardear a la opinión pública con mantras de un descontextualizado y apolítico “Mes de los Derechos Humanos”.
En las dos últimas décadas el gobierno del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) ha celebrado sin vergüenza su “Día de los Derechos Humanos” con todo tipo de festejos, glamour y discursos sin siquiera reconocer, o hablar de ello, el papel desempeñado por Sobukwe y otros líderes del Pan-Africanist Congress of Azania (PAC), como Nyakane Tsolo, en los valientes acontecimientos que llevaron a la despiadada Masacre de Sharpeville.
Sin embargo, la Masacre de Sharpeville se produjo como resultado de la Campaña de Acción Positiva del PAC en contra de la Ley de Pases, que siguió a la anterior Campaña del Estatus defendida por Robert Sobukwe poco después de la formación del PAC en 1959. En toda Azania los líderes del PAC secundaron el llamamiento de Sobukwe y movilizaron a las masas africanas para esta campaña.
El 21 de marzo de 1960 el joven Philip Kgosana encabezó la manifestación del PAC en el township de Langa en Ciudad del Cabo, Zachius Botlhoko Molete encabezó la manifestación del PAC en Evaton, George Ndlovu encabezó la manifestación del PAC en el township de Alexandra, Robert Sobukwe encabezó la manifestación del PAC en Soweto y Nyakane Tsolo encabezó la manifestación del PAC en Sharpeville. Siguiendo las órdenes de Sobukwe de “ir a la cárcel bajo la consigna de ‘no a la fianza, no a la defensa, no a la multa’”, todos estos líderes, incluido Sobukwe, fueron detenidos aquel día.
Por medio de su Secretario General, Duma Nokwe, el ANC, habló en aquel momento contra la Campaña de Acción Positiva contra la Ley de Pases y la desechó calificándola de “oportunista”. Nokwe publicó una virulenta declaración en el Sunday Times del 20 de marzo de 1960 en la que afirmaba: “Debemos evitar las acciones sensacionalistas que pueden no tener éxito porque sabemos que traicionan al movimiento de liberación nacional”. El ANC se distanció de la campaña e instó a sus miembros a no participar.
Hoy en día, en su deseo de silenciar y borrar a Sobukwe y al PAC de la conciencia nacional y de la memoria colectiva de la nación para destacar a los alineados líderes del ANC como los únicos actores y “superhombres” de la lucha de liberación, el partido dirigente celebra sistemáticamente el “Día de los Derechos Humanos” sin mencionar siquiera el nombre de Nyakane Tsolo, el líder del PAC que en la década de 1960 lideró la campaña en Sharpeville.
El PAC había establecido una sede en Sharpeville en julio de 1959, tres meses después de su formación, dirigida por dos hermanos Tsolo, Nyakane y Job. Nyakane Tsolo fue el secretario de la sede y movilizó a la gente sobre el terreno. Fue la cara del PAC en la zona de Vaal y específicamente Sharpeville.
Y el lunes 21 de marzo de 1960 Tsolo estaba al frente de Sharpeville y cuando la racista policía colonial pidió a la multitud negra que se dispersara, dijo a la policía: “Soy responsable de estas personas. Si quieren dispersar a la gente, dispersen a su policía”. Tsolo anunció además a la policía: “No suspenderemos esta reunión hasta que hable Sobukwe”. El resto es historia. 
Actualmente, al igual que su lider Sobukwe, Nyakane Tsolo ha sido reducido a una figura insignificante en los anales de la historia sudafricana, borrado, silenciado y eliminado de la memoria pública referente a la Masacre de Sharpeville, una figura terriblemente oscura, apenas conocida, recordada o celebrada. No hay monumentos erigidos en su memoria, ni se ha dado su nombre a calles o edificios ni hay canciones poemas en su honor. En ningún discurso público se ha mencionado nunca su nombre. 
La supresión de Sobukwe, Tsolo y otras personas de la memoria pública y de la conciencia nacional en torno al llamado “Día de los Derechos Humanos” permite el silencio y la ausencia de referencias explícitas a historias más amplias que informaron y conformaron la masacre, una omisión calculada y malintencionada para negar y borrar también la intervención histórica y las contribuciones de otras figuras importantes de la lucha de liberación. El objetivo de esta eliminación es despolitizar Sharpeville y disociar la campaña contra los pases de la lucha más amplia contra el despojo de tierras.
Aunque la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (TRC, por sus siglas en inglés) celebró en 1996 sesiones acerca de las violaciones derechos humanos en las que abordó una secuencia de acontecimientos violentos, empezando por los testimonios referentes a la Masacre de Sharpeville de 1960, también mantuvo esta omisión. En el informe de la TRC no se mencionaba en ninguna parte a Nyakane Tsolo, el hombre que encabezó la manifestación y fue detenido por instigación aquel día. La TRC no convocó a Nyakane Tsolo, que tampoco ofreció su testimonio, un relato crítico silenciado. 
A pesar de no ser recordado ni ser reconocido Nyakane Tsolo sufrió enormemente por haber liderado la protesta de Sharpeville. Fue encarcelado, interrogado y duramente torturado. Cuando en 1961 consiguió la libertad bajo fianza huyó a Lesotho y más tarde recibió instrucción militar en Egipto en un comando adiestrado por las fuerzas especiales egipcias. Entre 1963 y 1973 Tsolo vivió en Alemania Oriental pero en 1973 abandonó Alemania en secreto con su familia y se refugió en los Países Bajos. Permaneció en Rotterdam el resto de su exilio con el cargo de representante del PAC y trabajó con organismos locales que luchaban contra el apartheid. Aunque fue incluido en la lista electoral del PAC en 1994, Nyakane Tsolo mantuvo su casa en Rotterdam y solo volvió a Azania a finales de 2001. Murió de un derrame cerebral un año después.
Actualmente, bajo el gobierno del ANC la trágica Masacre de Sharpeville se ha convertido en una ocasión para celebrar el advenimiento una “dispensa de derechos humanos” que se percibe pero no existe. Para la juventud el “Día de los Derechos Humanos” no es más que otro aburrido día de fiesta sin importancia alguna y carente de líderes a los que valga la pena recordar. Además de Nyakane Tsolo, la memoria publica desconoce en general a todas las víctimas de Sharpeville. Son un número sin nombre: 69.
El reescribir la historia para adaptarla a la agenda política particular del partido gobernante es una tragedia del egoísmo político predominante y del enfoque cerrado y simplista del relato y del discurso, una gran pérdida de memoria para la posteridad y un escupitajo en el rostro de quienes sacrificaron sus vidas en Sharpeville. Los académicos, los medios de comunicación, la sociedad civil y los políticos deben reconsiderar su enfoque de la construcción y del relato de la historia, y volverse más incluyentes. En recuerdo de todas aquellas personas que murieron y por las generaciones futuras, se debe contar la verdadera historia de Sharpeville.
Thando Sipuye es un historiador y científico social africano. Colabora estrechamente con el Robert Mangaliso Sobukwe Trust.
Fuente: http://www.pambazuka.org/advocacy-campaigns/remembering-nyakane-tsolo-true-history-sharpeville-must-be-told
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

La pornografía y la libertad

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Podemos y la estrategia de la tensión


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Podemos y la estrategia de la tensión

Fernando Díaz Villanueva

Se llamaba Mame Mbaye, tenía 33 años, llevaba doce en España dedicado a vender artículos de contrabando y murió en Madrid el jueves pasado víctima de un paro cardiaco. De esta breve nota no debió haber pasado el asunto. Quizá, para los más morbosos, los vecinos del barrio de Lavapiés y los aficionados a la crónica de sucesos, podrían haberse incluido algunos detalles como que se desplomó sobre la acera mientras caminaba junto a un amigo por la calle del Oso.
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Al infortunado Mame le asaltó un ataque epiléptico, los viandantes se aprestaron a auxiliarle y avisaron a una pareja de la Policía Municipal que patrullaba por las inmediaciones. Cuatro agentes, dos municipales y dos nacionales, le socorrieron hasta que llegó la ambulancia del SAMUR, cuyo personal lo encontró ya en parada cardiorrespiratoria. Allí mismo certificaron el fallecimiento.
Poco más se puede añadir. Mame Mbaye no fue el primero y no será el último a quien le sorprenda accidentalmente la muerte en plena calle. Pero esa noche Lavapiés ardió.
Tres horas más tarde un teletipo de Europa Press informaba del suceso introduciendo un nuevo elemento: la muerte del mantero se debía a una persecución policial
La muerte de Mbaye se certificó pasadas las cinco de la tarde. Tres horas más tarde un teletipo de Europa Press informaba del suceso introduciendo un nuevo elemento: la muerte del mantero se debía a una persecución policial que había dado comienzo minutos antes en la Plaza Mayor, a aproximadamente un kilómetro de la calle del Oso. Posteriormente se hablaría incluso de una persecución en moto patrulla por las callejas del barrio.
Podemos y la estrategia de la tensión
Ramón Espinar, diputado regional y senador de Podemos, tomó esa nota de agencia y la enlazó en Twitter junto a un sentencioso comentario: “Hoy es un día triste para España. No hemos estado a la altura de los Derechos Humanos. Hemos fracasado como democracia”. Nada especial en el personaje, la clásica manipulación preñada de mala intención. Espinar, arquetipo de podemita, hijo de un consejero de Caja Madrid pasado por la facultad de Políticas de la Complu, es bien conocido en Twitter. No le toman en serio más que los muy entregados a la causa o los que, directamente, comen de ella.
A esa hora el bulo de la persecución policial se extendía como la pólvora por todo Lavapiés y algunos vecinos salían a la calle para concentrarse en señal de protesta
A esa hora el bulo de la persecución policial se extendía como la pólvora por todo Lavapiés y algunos vecinos salían a la calle para concentrarse en señal de protesta. Espinar se había cuidado de no acusar a nadie. Se limitó a despacharse con una de sus grandilocuentes cursiladas, cargada de veneno, eso sí, pero sin señalamientos personales.
Pero, ay, la presa era demasiado apetitosa como para no dar cuenta de ella. Poco antes de las once de la noche Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Podemos convertido en una personalidad televisiva, liberó el torpedo: “Aquí, en Lavapiés, ha muerto esta noche Mame Mbaye, un inmigrante perseguido por la policía. Cuánto dolor innecesario. ¿No basta la tragedia de ser inmigrante?”. Había muerto por la tarde, pero eso era lo de menos, lo de más era que nadie le perseguía. La policía, de hecho, le había atendido cuando se encontraba en el suelo. Los agentes se turnaron para practicarle un masaje cardiaco con la intención de mantenerle con vida hasta la llegada de los servicios de urgencias.
Para espanto de los vecinos, ardieron motocicletas, árboles, contenedores de basura y hasta las bicicletas públicas que la alcaldesa municipalizó hace no mucho
Podemos y la estrategia de la tensión
A esa hora la concentración había devenido ya en disturbios generalizados por todo el barrio que se saldaron con una batalla campal y seis detenidos. Para espanto de los vecinos, ardieron motocicletas, árboles, contenedores de basura y hasta las bicicletas públicas que la alcaldesa municipalizó hace no mucho. El karma, ya se sabe.
A medianoche, en plena refriega, Rommy Arce, concejala de Arganzuela y militante del sector anticapitalista de Podemos, reanudaba el fuego desde las redes sociales: “Los ‘nadie’ víctimas de la xenofobia institucional y de un sistema capitalista que levanta fronteras interiores y exteriores. El pecado de Mame ser negro, pobre y sin papeles”. Por “xenofobia institucional” se refería veladamente al protocolo anti manteros aprobado por su propio partido, aprobado, en definitiva, por ella misma.
De madrugada el ruido era ensordecedor en Twitter. La estrategia de la tensión funcionaba y había que mantenerla. Al día siguiente, Jorge García Castaño, concejal de Economía y del distrito Centro (al que pertenece Lavapiés), interpelado por el tuit de su compañera remachaba que Mbaye era “una víctima del sistema capitalista”. Irene Montero, portavoz de Podemos en el Congreso, lanzaba la salva final desde su cuenta de Twitter: “Dolor al conocer la muerte de un vecino de Lavapiés. Hay que depurar responsabilidades”.
Desde el tuit inaugural de Espinar hasta el ladrido de último bot, Podemos había fabricado una historia
¿Acaso quiere Montero someter a investigación y juicio a la epilepsia? No veo más depuración que esa porque todo lo demás era mentira. Desde el tuit inaugural de Espinar hasta el ladrido de último bot, Podemos había fabricado una historia. Algo no especialmente novedoso dadas sus dotes para la fabulación, pero inaudito hasta la fecha ya que eran los mismos concejales de Gobierno los que estaban incitando una algarada violenta en el mismo centro de la ciudad y contra sus propios policías. Acababan de batir su propia plusmarca.
Cuando la formación se miró ante el espejo tras el fracaso de las elecciones de junio de 2016, roto ya el encantamiento de la transversalidad, se encontró ante un cruce de caminos. O tomaba el que le conducía a los predios del PSOE, la centralidad del tablero que tanto decían poseer en sus buenos tiempos, o tomaba el del radicalismo marginal. Pablo Iglesias, que es quien manda allí, escogió el segundo por una cuestión de convicciones personales y por la distorsionada lectura que hizo de las propias elecciones.
Agotada la veta de los desahucios y del desempleo se han entregado con fruición a la agitación de “minorías oprimidas”, que lo mismo pueden ser las mujeres, los pensionistas o los inmigrantes
Habían perdido por no ser suficientemente de izquierdas. A partir de ahí han rearmado su discurso con muebles rotos de la vieja izquierda y mucha violencia verbal. Agotada la veta de los desahucios y del desempleo se han entregado con fruición a la agitación de “minorías oprimidas”, que lo mismo pueden ser las mujeres, los pensionistas o los inmigrantes. Cualquier cosa vale con tal de azuzar y magnificar un problema por lo general inexistente.
Necesitan tensión porque sin ella se desvanecen. ¿Y qué mayor tensión que provocar altercados en su propio barrio, el que les vio nacer, el que les vota con los ojos cerrados? Uno de los manifestantes clamaba ante los periodistas: “Queremos que el barrio arda y todo el mundo se entere”. El barrio ya ha ardido. Lo próximo en arder serán los votos a Podemos en Madrid. Las cenizas no se recuentan.

Prórroga, fracaso y desabastecimiento de brevetes en Lima, por Herbert Mujica Rojas


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Prórroga, fracaso y desabastecimiento de brevetes en Lima, por Herbert Mujica Rojas

Herbert Mujica Rojas,Red Voltaire

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El ministro Bruno Giuffra y su director general Paul Concha
La Dirección General de Transporte Terrestre del MTC, a cargo de Paul Concha Revilla, principal responsable del área, emitió una resolución (adjunta) que establece la prórroga de cuatro meses en la vigencia de brevetes en Lima. ¿Por qué ha ocurrido esto? ¿No habían convocado una licitación para las licencias de conducir? ¿Dieron oficialmente el resultado del asunto? ¿Por qué no se ha convocado de inmediato otro concurso? ¿Es que los funcionarios del MTC son ciegos, sordos y mudos?
Nunca, en lo referido a brevetes, se había producido una situación tan escandalosa y abominable.
Todos las veces que escribí artículos sobre el proceso para brevetes en enero, febrero y marzo, remití por email dichos textos a las siguientes personas, funcionarios del MTC:
rguarderas@mtc.gob.pe
adominguez@mtc.gob.pe
cavaldez@mtc.gob.pe
jpaiva@mtc.gob.pe
rtorres@mtc.gob.pe
erivera@mtc.gob.pe
jchangs@mtc.gob.pe
pconcha@mtc.gob.pe
mvillar@mtc.gob.pe
csalaverry@mtc.gob.pe
msunico@mtc.gob.pe
wvarillas@mtc.gob.pe
ELaTorre@mtc.gob.pe
jcaveros@mtc.gob.pe
Gaguilar@mtc.gob.pe
slamarca@mtc.gob.pe.
Algunos tuvieron la gentileza de contestar.
Al ministro del portafolio MTC, Bruno Giuffra envié, también, por Twitter.
Por si las moscas adjunto el listado completo de artículos a la fecha para que nadie pretenda decir que no sabía lo que estaba ocurriendo y que anticipamos con apego a la verdad.
La situación puntual es la siguiente:
- Como no hay brevetes en Lima, el MTC concede la prórroga.
- No hay forma de disimular que el proceso reciente fue un fracaso porque el precio base era ridículo y el señor Paul Concha Revilla, adoptó el que propuso su ex empleadora Salmón Corp. que presentó oferta envenenada de modo que logró su descalificación adrede.
- Un informe técnico de 89 páginas impelía a que se usara la tecnología de retransferencia térmica en las licencias a pesar que es 3 ó 4 veces más cara que la de papel teslin. Y esto contó con el visto bueno del señor Paul Concha. Debe decirse en honor a la verdad que su ex empleadora, Salmón Corp., usa retransferencia térmica.
- Preguntamos si ¿el MTC promovía desabastecimiento de brevetes? Y la respuesta pesarosa dada por resolución de prórroga de vigencia de licencias, confirma que así ha sido. ¿Por qué el usuario tiene que sufrir las deprimentes mediocridades de las autoridades de Transporte Terrestre a cargo de Paul Concha Revilla?
- ¿Qué razón honesta hay para no convocar a licitación de inmediato y evitar el desabastecimiento de brevetes? Con la resolución aludida hay un intervalo, sin licencias, de por lo menos 4 meses. O ¿se está dando tiempo suficiente para que alguna empresa amiga incursione en la tecnología teslin y se prepare para intervenir en una próxima licitación?
¿Qué o cómo va a explicar el ministro del ramo, Bruno Giuffra, la situación a que ha conducido el cúmulo de continuos y torpes errores de sus subordinados en Transporte Terrestre y en quienes se supone él ha depositado su confianza?
No es suficiente la polvareda política para disimular el chasco que significa la prórroga y mucho menos para evitar la molestia del usuario que no tiene que “pagar el pato” y error que cometen empleados públicos a los que habría que echar sin miramientos del MTC.

La cárcel como reinserción, las pensiones como solidaridad... y otros "negocios"


disidentia.com

La cárcel como reinserción, las pensiones como solidaridad... y otros "negocios"

J.L. González Quirós

La cárcel y las jubilaciones son dos servicios que el Estado ofrece y que, por distintas razones, se hayan ahora mismo bajo sospecha. Es muy bueno que se ponga en tela de juicio cualquiera de las prestaciones que nos ofrecen los poderes públicos, pero sería muy deseable que ese juicio crítico se hiciese con cierta agudeza.
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Para empezar, es notoriamente insuficiente que nos fijemos en los fines que ambas instituciones proclaman, especialmente si no prestamos atención, al tiempo, a los resultados efectivos que ofrecen. Como es lógico, el Estado se presenta siempre ante sus deudos con las mejores proclamas, y lo hace ocultando no ya pudorosamente, sino de modo muy artero, el coste de sus servicios.
Si le preguntamos a un político o a cualquier servidor público, las prestaciones estatales están llenas de ventajas: casi se acercan a insinuar que nos dan mucho a cambio de nada
Si le preguntamos a un político o a cualquier servidor público, las prestaciones estatales están llenas de ventajas: casi se acercan a insinuar que nos dan mucho a cambio de nada. Obviamente, esto es falso, y la clase de explicaciones que insisten en los ideales sin molestarse en el cálculo simple de los efectos son parte de una enorme mentira, de un engaño interesado. No se descubre ningún secreto si se afirma que siempre que le preguntemos, por ejemplo, a un inspector de hacienda por las bondades de los impuestos obtendremos una loa interminable, incluso con cierta lírica, especialmente si el Estado se ha preocupado de garantizar a estos probos funcionarios una prima por productividad, por sacarnos cuanto puedan, como si fuesen agentes de una inmobiliaria.
Los impuestos se justifican en la teoría, por contribuir a la justicia social, las cárceles por la reinserción de los delincuentes y las pensiones por la solidaridad, pero, tras esas bellas intenciones, hay siempre algo más, y quienes ganan mucho con que no lo sepamos han demostrado una rara habilidad en ocultar tanto sus intereses como el importe exacto del negocio.
Dicen que la prisión permanente no se ha demostrado eficaz para disminuir el número de víctimas, sin embargo, jamás solicitarían la derogación de la ley de violencia de género, que no ha demostrado mayor eficacia
Estos días, por ejemplo, se ha discutido, en un clima intensamente pasional, si es oportuno derogar una determinada ley penal, y los partidarios del caso dicen que la prisión permanente no se ha demostrado eficaz para disminuir el número de víctimas, un razonamiento interesante, pero que no aplicarían jamás, por ejemplo, para solicitar la derogación de la ley de violencia de género, que no ha demostrado mayor eficacia.
Este argumento, manejado con una lógica tan torticera, sirve, por tanto, para encubrir otras intenciones, en particular para preservar el monopolio de la moral justiciera que se administra con el argumento de la reinserción, sobre cuya eficacia tampoco se indaga en extremo, y es que hay cosas que les parecen a estos defensores de la moral pública que están más allá de cualquier discusión.
El bien público es concebido por el pensamiento dominante como una variante del colectivismo, que nadie se preocupe por su caso, que el Estado se preocupa por todos
Fijémonos en las pensiones. El argumento de la solidaridad parece moralmente excelente, pero oculta un par de cosas, primero, que no hay solidaridad que valga cuando el pago se obtiene de manera obligada, y, en segundo término, que esa llamada a la solidaridad puede servir, en realidad, para reforzar la dependencia de los individuos respecto al Estado, para quitar de la cabeza a los ciudadanos cualquier preocupación sobre su futuro, y por eso se persigue con tozudez, cualquier plan privado de previsión.

Y esa maniobra de despiste se agrava cuando efectivamente ocurre, como ahora pasa, que la supuesta solidaridad intergeneracional, los jóvenes que trabajan pagan las pensiones de los viejos que ya no lo hacen, ya no provee la base suficiente porque la relación entre los trabajadores en activo y los pensionistas es ya notoriamente insuficiente para mantener esta pirámide financiera. Pero el bien público es concebido por el pensamiento dominante como una variante del colectivismo, que nadie se preocupe por su caso, que el Estado se preocupa por todos.
La izquierda que habita en todos los partidos se obstina en ocultar el hecho de que las previsiones públicas fallan, que muchos delincuentes acaban demasiado pronto en la calle y vuelve la burra al trigo sin que la reinserción obre apenas milagros
En ambos casos, la izquierda que habita en todos los partidos se obstina en ocultar el hecho de que las previsiones públicas fallan, que muchos delincuentes acaban demasiado pronto en la calle y vuelve la burra al trigo sin que la reinserción obre apenas milagros. Ocultan también que las pensiones van a ser muy pronto insostenibles con el esquema financiero que las funda. Estas ocultaciones ya no se pueden considerar ni siquiera malintencionadas, porque culminan la tradición básica de este tipo de políticos, hacer como que regalan los servicios, negar que los cobren, promover una gratuidad que es más falsa que una moneda de siete euros.
Si alguna vez hubiese un gobierno medianamente liberal en España, lo primero que debería hacer es separar el precio de los bienes de consumo de los impuestos con que se gravan, de forma que cuando cualquiera fuese a comprar un reloj de cien euros se encontrase con que debería pagar más de doscientos, lo que realmente vale más el suplemento impositivo que se llevan el Estado, las CCAA y los ayuntamientos. Esa pedagogía enseñaría a los ciudadanos más que cien tratados de Economía, aprenderían que es falso que el dinero público no sea de nadie, pues, por el contrario, es de todos, es nuestro, y que deberíamos aplicarle a su gasto, al menos, el mismo celo que ponemos con las cuentas de la comunidad de vecinos.
Claro es que ese día, comprenderíamos el recibo de la luz, y comenzaría la cuenta atrás de la indecible credulidad ciudadana frente a las bondades de lo púbico, de la inserción de los delincuentes, de la sanidad gratuita y de las ventajas de pasar de curso sin aprobar las asignaturas. Y eso, sería una desgracia para muchos, ¿no les parece?



Nuestra guerra y la dictadura posmoderna


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Nuestra guerra y la dictadura posmoderna

 

Jorge Vilches

Tocqueville apuntaba que la guerra destruye la democracia porque acostumbra a la gente a que aumente la intervención gubernamental para dirigir y limitar la manifestación pública de su vida privada. La guerra, decía, acostumbra a la violencia y a la servidumbre, a la represión incruenta de la disidencia y del sospechoso, al sometimiento a la verdad oficial. El individuo termina así en la frontera de la identidad colectiva, del interés común, del bienestar general establecido por ese mismo gobierno dictatorial que dice actuar en nombre de algún concepto de democracia (liberal, social, orgánica, …).
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Los años de guerra introducen automatismos en las respuestas psicológicas de la gente y principios indubitables. Las personas reclaman al Estado, ese “dios mortal” en manos de un gobierno con parafernalia democrática, que solucione su vida. Es entonces cuando los individuos le abren la puerta de su conciencia y le entregan el mando de sus decisiones. Así, el gobierno usa al Estado proveedor y ordenancista para granjear a los súbditos, a los que eleva a categoría de ciudadanos en cuanto les concede la condición de merecedores de los dones estatales. Comienza entonces la servidumbre voluntaria, como señaló Hayek.
La guerra posmoderna, el conflicto tocquevilliano, se define por la creación de un estado de opinión contra elementos considerados intolerables de la vida pública y privada que necesitan una intervención estatal
Esa guerra de la que hablaba Tocqueville en los tiempos de la Segunda República francesa no era solo la guerra convencional, esa que enfrenta en campos de batalla a dos ejércitos con banderas nacionales. No; se refería a la provocada por el conflicto interno derivado del abismo entre dos concepciones de la sociedad que acaba en la violencia. La sublimación artificial de ese conflicto real condiciona el estado mental de una sociedad, y permite la adopción sutil y justificada de medidas dictatoriales. Es el Dieciocho Brumario de toda democracia, que diría Marx.
Nuestra guerra y la dictadura posmoderna
La guerra posmoderna, el conflicto tocquevilliano, se define por la creación de un estado de opinión contra elementos considerados intolerables de la vida pública y privada que necesitan una intervención estatal. No afecta solo a lo material, al igualitarismo en el goce que exigían los sans-culottes, a derechos inventados por la clase política para legitimar la intromisión y eliminar el individualismo. El campo de batalla es el moral. Esa es la guerra de hoy.
Slavoj Žižek, siguiendo a Gramsci, habla de la necesidad de la intolerancia; es decir, de dar el combate en todas las facetas de la vida humana
Slavoj Žižek, siguiendo a Gramsci, habla de la necesidad de la intolerancia; es decir, de dar el combate en todas las facetas de la vida humana. La clave estaba en politizar todo, en luchar cada ápice de individualidad, en no dar nada como algo fijo. De toda lucha surge un vencedor, de ahí la necesidad de provocar el combate. Es esa guerra que separa lo bueno de lo malo, lo despreciable de lo conmovedor, lo razonable de lo vergonzoso. No hay términos medios. Y en ese conflicto intolerable, que no admite ni un día más de vida, es el Estado quien debe intervenir.
Los políticos y sus voceros hablan en términos de “emergencia social”, con el lenguaje socialista, que no solo marxista, ojo, de la lucha de clases. El gobierno solo puede actuar de una manera. Solo puede tener legitimidad que confluye en esa moral que la “élite del poder”, en expresión feliz de Wright Mills, ha creado para sostenerse. Una moral que nos una a todos. Es la virtud robesperriana como solución a una sociedad heterogénea y plural, capaz de poner en cuestión la incuestionable bondad del que gobierna.
La clase política marca el sendero de la moral a golpe de legislación, de agitación impostada de la calle a través de las televisiones
La clase política marca el sendero de la moral a golpe de legislación, de agitación impostada de la calle a través de las televisiones, ya sea en la cuestión del feminismo supremacista, las pensiones demagógicas, o de un racismo capitalista que no existe. Esas imágenes y eslóganes de los nuevos clérigos dejan fuera a todo aquel que no comulgue públicamente con la verdad oficial. No hay disidencia pública frente a los guardianes de la virtud.
La misma Comunidad de Madrid ha puesto en marcha una campaña publicitaria sobre la “igualdad de géneros” que insulta la inteligencia. “Las mujeres cobran menos por el mismo trabajo, pero ¿por qué?”, dice el mismo humorista que hace treinta años hacía chistes con la violencia doméstica. No hay debate sobre la supuesta desigualdad, sus motivaciones reales, las decisiones individuales, ni posibilidad de réplica, solo una verdad que hay que admitir.
Cuando el siervo no tiene suficiente -por ejemplo, las pensiones- quiere que el amo sea más fuerte, recaude, controle y vigile más las vidas privadas
Esto nos ha conducido suavemente a una dictadura posmoderna, de esas en las que la opinión y la información coinciden en la dirección de la moral de la “élite del poder”. Es una de esas situaciones en las que el siervo es feliz porque el amo le asegura el sustento y le explica el sentido de la vida. Es más; cuando el siervo no tiene suficiente -por ejemplo, las pensiones- quiere que el amo sea más fuerte, recaude, controle y vigile más las vidas privadas para llegar a esa igualdad de goce que da sentido a esta comunidad política de espíritu socialdemócrata.
Nuestra guerra y la dictadura posmoderna
Todo esto es imposible si no se crea un ambiente de conflicto necesario contra la libertad y el individualismo. Al igual que en la Francia de Tocqueville, la mirada y el interés individual son entendidos como traiciones a la patria, a ese ideal de colectivo espiritual y material que avanza unido hacia el mismo sitio. La traición se paga con la muerte civil, el apartamiento, la discriminación o el silencio. Nos hemos acostumbrado a esa violencia sutil e indirecta, a la autocensura y al susurro dialéctico, tanto como a la retórica hueca, a la mediocridad del gobernante y del opositor, y a la moral obligatoria.
Nuestro Dieciocho Brumario llegó sin asaltos ni disparos, no hubo concentración de tropas, ni uniformes, pero vino en loor de multitudes. Es la sumisión de la que hablaremos otro día.

Desde una prisión israelí, Khalida Jarrar saluda a las feministas que luchan por la justicia en todo el mundo


rebelion.org

Desde una prisión israelí, Khalida Jarrar saluda a las feministas que luchan por la justicia en todo el mundo

 


Desde una prisión israelí, Khalida Jarrar saluda a las feministas que luchan por la justicia en todo el mundo
Pancarta de Khalida Jarrar, de la página de Facebook de Yafa Jarrar.  
"Saludo a todas las mujeres palestinas y del mundo. En este Día Internacional de la Mujer, afirmo la importancia de la solidaridad entre las mujeres en sus luchas nacionales y sociales contra la colonización, la discriminación y la explotación social y económica. El 8 de marzo es una oportunidad para unirnos en la lucha por la justicia". (Declaración de la diputada del Consejo Legislativo Palestino Khalida Jarrar ante el procurador de Addameer en la prisión HaSharon el 6 de marzo de 2018).   
Este es el tercer año que mi madre celebra el Día Internacional de la Mujer en las cárceles del régimen de apartheid de Israel. Mi madre fue detenida por primera vez en una manifestación del Día Internacional de la Mujer en 1989 cuando yo tenía solo tres años. El 8 de marzo de 2016 mi madre estaba cumpliendo una sentencia arbitraria de 15 meses por ser feminista, parlamentaria y líder política. Hoy mi madre celebra el Día Internacional de la Mujer en cárceles israelíes junto a 62 mujeres y niñas.
El papel de mi madre dentro de la prisión es fundamental. Es mentora y educadora de ocho presas menores de edad privadas de su derecho a la educación en violación directa de las leyes internacionales. Mi madre está preparando a estas jóvenes para que hagan sus exámenes oficiales de secundaria dentro de la prisión.
En este día de 2016 mi madre envió la siguiente declaración desde la misma prisión donde ahora está encarcelada sin cargos ni juicio:
"En este día afirmamos que, como prisioneras palestinas, somos parte de una lucha más amplia por la liberación de las mujeres. La lucha continuará hasta que obtengamos nuestra libertad de la ocupación y nuestra libertad como mujeres de todas las formas de injusticia, opresión, violencia y discriminación. En este día las mujeres palestinas conmemoran esta ocasión a la luz de los crímenes de la ocupación contra mujeres, niños, ancianos y jóvenes palestinos. Este año, y desde dentro de la prisión, hacemos un llamamiento a la libertad y la autodeterminación de nuestro pueblo y de las mujeres palestinas. Hacemos hincapié en que para lograr la igualdad y la liberación, todas las formas de opresión e injusticia deben terminar. Somos parte de todas las otras mujeres luchadoras por la libertad en todo el mundo, que luchan contra la injusticia, la explotación y la opresión".
Yafa Jarrar publicó esta declaración en su página de Facebook el Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo. Khalida Jarrar está detenida en una prisión en el centro de Israel.
Yafa Jarrar nació en Jerusalén y se crió en Ramallah, Palestina. Se mudó a Canadá en 2003. Yafa ha estado involucrada en el movimiento Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) en Palestina e internacionalmente desde el llamado al BDS en 2005. Ambos progenitores de Yafa han sido prisioneros políticos en cárceles israelíes. Su madre, Khalida Jarrar, miembro electo del Consejo Legislativo Palestino, está actualmente e indefinidamente encarcelada por Israel bajo detención administrativa. Yafa es aspirante al doctorado en el programa Common Law en la Universidad de Ottawa, Facultad de Derecho.
Fuente: http://mondoweiss.net/2018/03/israeli-feminists-struggling/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.