viernes, 13 de marzo de 2020

ULTIMAS NOTICIAS...PLATAFORMA DISTRITO CERO... mar 13 (31)


 

ULTIMAS NOTICIAS...PLATAFORMA DISTRITO CERO... mar 13 (31)

Abjasia: la salida de Rusia al Mar Negro y la importancia de Venezuela


Abjasia: la salida de Rusia al Mar Negro y la importancia de Venezuela










Abjasia


Vicente Quintero


Abjasia emerge de Georgia a lo largo de la costa oriental del Mar Negro a través del borde occidental del Cáucaso. El territorio limita con Sochi, donde se celebraron los Juegos Olímpicos. En geopolítica, el Cáucaso ha sido una región de singular importancia estratégica. Mantener la estabilidad en Abjasia es una de las prioridades del Kremlin, razón por la cual invierte cuantiosos recursos económicos para sostener el presupuesto nacional de Abjasia, territorio que la mayor parte de la comunidad internacional aún considera parte de Georgia. Venezuela garantiza los intereses geopolíticos de Rusia en Abjasia, Georgia y toda la región del Cáucaso.





Monasterio de Nueva Athos, Abjasia.
Comprender a Abjasia


El pueblo abjaso tiene una de las historias más antiguas en Eurasia. Las investigaciones de Vekua et al. (2002) han demostrado que los territorios de Georgia y Abjasia fueron habitados por el Homo Erectus, antepasado del Homo Sapiens. Gracias a las condiciones geográficas y climáticas de la región, Abjasia fue uno de los lugares del mundo en donde se registró el establecimiento casi ininterrumpido de la especie humana a través de la pre-historia y la historia (Bar-Yosef, Belfer-Cohen & Adler, 2006). Abjasia ha sido ocupada y visitada por griegos, rusos, romanos, árabes, racinianos, gurios, immeretianos, mingrelianos, svanos, armenios, mongoles, persas, turcos otomanos e italianos genoveses. Su ubicación estratégica ha permitido que históricamente sea un punto para el comercio con Medio Oriente, Europa y Asia.






La ocupación de Abjasia por parte de los antiguos griegos tuvo lugar alrededor del siglo 6 A.C. A partir de la presencia griega en Abjasia, es que comienza el inicio de la historia escrita de Georgia y Abjasia. El mayor apogeo de las provincias griegas en Abjasia se evidenció entre los siglos 3–1 A.C. Las principales ciudades del territorio que hoy conocemos como Abjasia fueron fundadas por griegos: Dioscurias o Sebastopolis (hoy Sukhumi), Guenos (Ochamchira) y Pitiunt (Pitsunda). La remota presencia de los griegos ha dejado su huella en la arquitectura, la arqueología, la cerámica y la cultura de Abjasia. Una vez que el Antiguo Imperio Griego cayó, Abjasia pasó a ser ocupada por los romanos y fue en este período donde Dioscurias pasó a ser conocida como Sebastopolis (que no debe ser confundida con la ciudad que estaba ubicada en lo que hoy conocemos como Turquía). Fue en el año 63 A.C. que la costa de Abjasia quedó bajo el control de los romanos, dirigidos por Pompeyo.






A pesar de la caída del Imperio Romano de Occidente, el Imperio Romano de Oriente o Bizantino se mantuvo hasta el año 1453 D.C. Fundado en el año 330 A.D., el Imperio Romano Oriental tuvo una vida de casi dos milenios y fue en su apogeo que el cristianismo se convirtió en la religión oficial de Abjasia en el siglo VI. Abjasia estuvo históricamente en la zona de influencia de los bizantinos, razón por la cual este territorio ha tenido una importante tradición cultural ortodoxa. Las tensiones religiosas, sin embargo, se evidenciaron durante la Edad Media, cuando los georgianos y los abjasos intentaron fundar iglesias independientes del poder central. Ya a finales del siglo VIII se comenzaba a fundar una iglesia abjasia independiente de Bizancio, iniciativa que luego fue replicada por los georgianos.






A fines del siglo VIII, Abjasia logró su independencia político-administrativa de Bizancio, si bien esta no dejó de estar en su esfera de influencia cultural. El llamado reino abjaso surgió, el cual incluía los territorios de Abjasia y el occidente de Georgia; ejercía soberanía sobre abjasos, racinianos, gurios, immeretianos, mingrelianos, svanos y otras tribus georgianas; sus redes de comercio se extendían al Mediterráneo y Medio Orente. La capital del reino de Abjasia se encontraba inicialmente en Nueva Athos, aunque luego fue movida a Kutaisi (806 DC).






Los historiadores todavía discuten hasta qué punto las grandes familias tradicionales que gobernaron en el reino de Abjasia pueden ser consideradas abjasas o georgianas. Existe el consenso de que, al menos en cultura y lenguaje, estas familias tenían rasgos georgianos. Debido a los movimientos independentistas que han existido en Abjasia a lo largo de la historia, y a los intereses de los georgianos en conservar su integridad político-administrativa, se puede inferir por qué es tan difícil buscar la objetividad en esta cuestión. Tampoco debe ignorarse los intereses geopolíticos que sobre la región tienen países como los Estados Unidos de América, Rusia, China e Irán.






Desde el año 1008 y hasta el siglo XV, el reino de Georgia comenzó a ejercer soberanía sobre Abjasia, puesto que esta pasó a ser un principado georgiano, cuyo proceso de unificación político-administrativo ya se veía venir a partir de 978. El penúltimo rey de los abjasos fue Teodosio III de Abjasia, mejor conocido como Teodosio El Ciego — y fue gracias a su propio hermano Dimitrio III que perdió la visión — . En líneas generales, la anarquía generalizada que se vivió en Abjasia durante el corto reinado de Teodosio, así como las reiteradas intromisiones de los kakhetianos en los asuntos locales, llevaron a que se proclamara a Bagrat III como el Rey de Abjasia, y luego, de Georgia. Esto fue posible a partir del pacto entre Ioanne Marushis-dze (feudo georgiano) y David III Kuropalates de Tao (príncipe georgiano).






Desde entonces, Abjasia pasó a ser una provincia de Georgia. Aunque no se tiene del todo clara su fecha exacta de fundación, se asume que fue entre los siglos IX y XI cuando se creó el Catolicosato de Abjasia, como subdivisión de la Iglesia Ortodoxa de Georgia, con diversos grados de autonomía dependiendo de la época. La primera fuente escrita sobre esta institución data del año 1290, razón por la cual es muy poco lo que se conoce de ella antes de esta fecha, más allá de las referencias en otras fuentes. El Catolicosato de Abjasia fue abolido en 1814.






Más o menos fue en este período que Armenia, Georgia y Abjasia, esta última como parte de Georgia, fueron invadidas por los mongoles, entre los años 1234 y 1236. La conquista de Georgia terminó en 1238, la cual fue dividida por los mongoles en dos secciones: oriente y occidente. El reino de Georgia, entonces, aceptó ceder parte de su soberanía a los mongoles; efectuar un pago anual de un cuantioso tributo en oro; y apoyar militarmente a los mongoles. En los años siguientes, los georgianos y abjasos ejercieron en distintos grados su soberanía. Las tensiones entre los gergianos y los mongoles fueron constantes, razón por la cual Georgia fue invadida en varias ocasiones.






A partir de la inestabilidad y la anarquía que caracterizaron el período de las invasiones mongolas al reino monárquico de Georgia, esta se fragmentó en tres distintas instituciones político-administrativas: los reinos de Kartli, Imereti y Kajeti. De manera que, surgió un principado abjaso independiente, formalmente parte del reino de Imereti — Los príncipes abjasios fueron vasallos del Principado de Mingrelia bajo la dinastía de Dadiani, subordinados al reino de Imereti — . Las fuentes documentales conservadas sobre este período son notablemente escasas.






Poco tiempo después, Abjasia fue invadida por los turcos otomanos. A finales del siglo XVI, Abjasia entró en el eje de influencia musulmán y de la cosmovisión islámica. El cristianismo fue reemplazado lentamentemente, y no fue sino hasta el siglo XVIII que las grandes familias reivindicaron de forma abierta y pública los valores del islam; fue Keilash Bey el primer gobernante abjaso que reivindicó y abrazó al mundo islámico. Abjasia no perdió por completo su autonomía bajo el dominio de los otomanos, puesto que ciertas potestades político-administrativas fueron conservadas por los abjasos.






Sin embargo, la consolidación del islam en Abjasia fue frenada por el Imperio Ruso en el siglo XIX: los cristianos ortodoxos rusos lucharon contra los musulmanes turcos otomanos para obtener el control del Cáucaso. Ya en 1803, los abjasos entraron en contacto con el mundo ruso, a partir de las iniciativas de Keilash Bey, las cuales fueron detenidas por su hijo Aslan-Bey, quien en 1808 asesinó a su propio padre y tenía convicciones pro-otomanas. Dos años más tarde, los rusos lograron que Aslan-Bey fuera reemplazado por su hermano Sefer-Bey, quien era su rival. Sefer-Bey adoptó el nombre de Георгий (George-Jorge) y se convirtió al cristianismo.






Durante el siglo XIX, debido a su particular geografía marcada por las altas montañas y los bosques difíciles de atravesar, Abjasia fue un muy importante punto estratégico militar para los rusos; una base para atacar los territorios musulmanes adyacentes que debían ser anexados. Abjasia, debido a su potencial ubicación, fue una de las primeras y más importantes conquistas del Imperio Ruso en el Cáucaso, razón por la cual fue incluida inicialmente como una provincia militar especial de Suhum-Kale. La provincia militar de Abjasia tuvo un importante rol en la Guerra entre el Imperio Otomano y el Imperio Rusio (1806–1812), la Guerra entre el Imperio Otomano y el Imperio Ruso (1828–1829), la Guerra de Crimea (1853–1856), etcétera. La importancia de Abjasia para los rusos era, principalmente, de carácter geopolítico y militar.





Sukhumi, la capital de Abjasia
La Abjasia de hoy


Georgia y Abjasia fueron anexadas al Imperio ruso en el siglo XIX. Hasta la Revolución de 1917, estas siguieron siendo formalmente parte de él. Durante primeras décadas del siglo XX, ambas repúblicas estuvieron separadas en algunas ocasiones. Por ejemplo, en 1918, Abjasia no fue parte de la República Federativa Democrática Transcaucásica, mientras que Georgia sí, posteriormente se independizó como República Democrática de Georgia (DRG). En 1921, después de la intervención militar del Ejército Rojo, se formó la República Socialista de Abjasia como una república soviética independiente. No fue sino hasta el año 1931 que Abjasia se unió a la República Socialista Soviética de Georgia mediante un tratado, aún a pesar de la oposición de una parte del pueblo abjaso, que desde entonces ha vivido un proceso de georgianización. Una definición que no deja de ser polémica, debido a que Abjasia ha sido en varias oportunidades parte de Georgia, si bien los abjasos han tenido históricamente una cultura que los diferencia de los abjasos.






A partir de las maniobras militares y políticas en Abjasia, los rusos intentaron darle un doble mensaje a los estadounidenses y los georgianos: primero, todavía tenían un poder bélico importante; segundo, la tolerancia de los rusos en sus zonas de influencia geopolítica y geocultural tiene límites. Georgia no pudo establecer en su territorio una base militar para los Estados Unidos, siendo esta posibilidad una de las mayores amenazas para la seguridad nacional de la actual Federación Rusa, con base en los lineamientos del Kremlin.






El caso de Abjasia es complicado y debe ser entendido desde un enfoque holístico y multi-dimensional. Más que político, administrativo y militar-estratégico, el problema en Abjasia es étnico. Aunque Abjasia es un territorio multiétnico, lo cierto es que Abjasia era gobernada por abjasos (30% de la población antes de 1931), quienes reafirmaban su identidad sociocultural y promovían el idioma abjaso. A lo largo de la era soviética, los abjasios pidieron, en varias oportunidades, que se restaurara la soberanía de su república. Las manifestaciones y revueltas populares más significativas ocurrieron en 1931, 1957, 1967, 1978 y 1989, es decir, los problemas en la región no son una novedad. En 1978, 130 representantes de la inteligencia de Abjasia firmaron el documento conocido como la “Carta de Abjasia”, dirigida a los líderes soviéticos, protestando por lo que estos consideraban la georgianización de Abjasia — término que disputan los que alegan que Georgia y Abjasia han estado enlazadas históricamente; la comunidad internacional no reconoce la autodeterminación de las regiones — .





New District in Abkhazia


Desde finales de los años ochenta, las tensiones entre los abjasios y los georgianos se agudizaron todavía más, especialmente a partir del proceso de desintegración que vivió la Unión Soviética. En agosto de 1992, comenzó la guerra en Abjasia, uno de los conflictos más sangrientos en los últimos años. Abjasia logró convertirse en un Estado de facto. En 1998, tuvo lugar en Abjasia otra guerra. Georgia perdió nuevamente. La oposición culpó al presidente Eduard Shevardnadze por perder la guerra, al no haber apoyado a los guerrilleros. Según Shevardnadze, el ejército no estaba preparado.






Uno de los principales objetivos de Abjasia, a mediano y largo plazo, es conseguir el reconocimiento de la comunidad internacional. Los países que reconocen a este Estado son: la Federación Rusa, Venezuela, Nicaragua, Nauru y Siria. La mayoría de los países miembros de las Naciones Unidas no reconocen a Abjasia como Estado independiente, sino como parte de Georgia. Sin embargo, cabe destacar que el derecho de autodeterminación de los pueblos tiene sus limitaciones, como bien lo aclara la resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que establece que el principio de la libre determinación de los pueblos no debe ser usado para autorizar o fomentar acciones orientadas a quebrantar, de manera parcial o total, la integridad territorial de un Estado Soberano.
La importancia de Venezuela


Al haber sido uno de los pocos países del mundo que reconocen su independencia, Venezuela ha sido de gran ayuda para los indepenentistas de Abjasia, y en particular, la Federación Rusa. Desde el año 2009, ambos Estados han tenido relaciones diplomáticas, proyecto en el que se venía trabajando desde el año anterior. En el año 2010, las relaciones bilaterales fueron establecidas a nivel de embajadas. Para Abjasia, Venezuela fue la sede de su primera representación diplomática en el continente americano. El Acuerdo General de Cooperación entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Abjasia fue publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela número 39.529 (ordinaria), de fecha 13 de octubre de 2010, puede ser leído aquí.






La independencia de Georgia y Armenia fue un golpe a los intereses geoestratégicos rusos en la zona de Eurasia y el Cáucaso. La Federación Rusa no solo perdió el fácil acceso a los cuantiosos recursos minerales que se encuentran en los países que ahora son hostiles a la política exterior rusa, sino que perdieron muchísimos kilómetros de entrada al Mar Caspio y al Mar Negro — este último es rodeado por Abjasia — . De manera que, de concretarse la independencia de Abjasia, esta sería, con base en el realismo de las relaciones internacionales, un triunfo geopolítico para Rusia, debido a que esta aumentaría la influencia blanda y el control político de los rusos en la importante zona del Cáucaso, una suerte de síntesis cultural entre cristianismo e islam; Asia y Europa; Oriente y Occidente; el mundo eslavo y el turcófono. En este contexto, en el cual son muy pocos países los que reconocen a Abjasia como Estado soberano independiente, Rusia valora la posición de países como Siria y Venezuela, las cuales garantizan sus intereses en el Cáucaso del Sur — entendiendo que Rusia ejerce soberanía sobre el Cáucaso del Norte, legítimamente parte de su territorio — .





Hotel en Abjasia


Gracias a su fácil acceso hacia el Mar Negro, Abjasia cuenta con grandes reservas de petróleo y otros minerales, la mayoría de las cuales aún se encuentran sin explotar. Desde hace ya unos años, estos recursos han sido explorados e identificados por las grandes transnacionales. En las adyacencias del Mar Negro, especialmente en Rumania y Bulgaria, operan empresas como la estadounidense Exxon Mobil, la rusa Lukoil, la francesa Total, la española Repson y la austríaca Omov. Y no es un hecho aislado que, en los últimos años, han sido muchos los eventos bélicos que se han desarrollado en los alrededores de este lugar: la guerra de Irak, la guerra de Siria, la guerra de Afganistán, la guerra de Chechenia, el conflicto palestino-israelí, entre otros.






Los pueblos que viven juntos no siempre se toleran. Partiendo de esa idea es que debe comprenderse la situación en el Cáucaso, incluso más allá de las fronteras de Georgia y Abjasia. Durante miles de años, esta ha sido una región marcada por la guerra, la tensión, el conflicto, la traición de élites y el genocidio de unos sobre otros; el Cáucaso como reflejo de una estructura cambiante que podría transformarse según los intereses y jerarquías que impongan los Estados potencia. Los rencores étnicos son tan o más fuertes que las mismas reclamaciones territoriales que se presentan a lo largo y ancho del Mar Negro, una región en donde la interacción de pueblos y cosmovisiones tan distintas no ha llevado a la tolerancia y mútuo entendimiento. También debe tomarse en cuenta, que fue en el Cáucaso donde grupos rebeldes intentaron establecer por las armas un Estado Islámico, una amenaza que si bien ha sido reducida en años recientes, no deja de ser un potencial riesgo, no solo para la región, sino para el mundo entero, al servir de puente geográfico y cultural entre civilizaciones, países y continentes.






La configuración de las relaciones bilaterales entre Rusia y Venezuela deben ser comprendidas en una dimensión mucho más amplia que los límites sobre los cuales ambos Estados-Nación ejercen su debida soberanía; estas relaciones están enmarcadas en una cosmovisión del mundo y una noción geopolítica y geoeconómica de las redes de poder a nivel internacional, acompañadas de una visión de balance multilateral a futuro. Abjasia es una pieza fundamental en el proceso de entender la cooperación ruso-venezolana: una conquista que le ha salido muy cara al Estado de la Federación Rusa, cuya dependencia en los commodities amenaza no solo su estabilidad nacional, sino también la de su proyección regional y global como superpotencia emergente.





Guerra entre Georgia-Abjasia. Andrey Solovyov, TASS.
Material referencial:
Ascherson, N. (2001). El Mar Negro. Cuna de civilización y barbarie. Barcelona: Tusquets.
Bar-Yosef, O., Belfer-Cohen, A. & Adler, D. (2006).The Implications of the Middle-Upper Paleolithic Chronological Boundary in the Caucasus To Eurasian Prehistory. Anthropologie, 44(1), 49–60. Recuperado de https://anthropology.uconn.edu/wp-content/uploads/sites/944/2018/10/2006-Adler-The-Implications-of-Middle-Upper-Paleolithic-Chronology.pdf
Brzezinski, Z. (1998). El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégícos. Barcelona: Paidós.
Caamaño, L. (2014). La eficacia del multilateralismo en las relaciones internacionales. Madrid: Instituto Español de Estudios Estratégicos. Recuperado de www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2014/DIEEEO87-2014_EficaciaMultilateralismo_LuisCaamano.pdf
Dipublico. (2010). Resolución 2625 (XXV) De La Asamblea General De Naciones Unidas, De 24 De Octubre De 1970, Que Contiene La Declaración Relativa A Los Principios De Derecho Internacional Referentes A Las Relaciones De Amistad Y A La Cooperación Entre Los Estados De Conformidad Con La Carta De Las Naciones Unidas. Recuperado dehttps://www.dipublico.org/doc/A-RES-2625(XXV).pdf
George, J. (2009). The Politics of Ethnic Separatism in Russia and Georgia. Nueva York: Palgrave Macmillan. Recuperado dehttp://georgica.tsu.edu.ge/files/05-Security/George-2009.pdf
Libby, K. (2007). Ethnic conflict. Topical Research Digest: Human Rights in Russia and the Former Soviet Republics. Denver: Universidad de Denver.
Quintero, V. (30 de enero de 2019). Abjasia: el dilema de Rusia en una posible transición política en Venezuela. El Nacional. Recuperado de https://www.elnacional.com/bloguero/abjasia-dilema-rusia-una-posible-transicion-politica-venezuela_268786/
Rayfield, D. (2012). Edge of Empires: A History of Georgia. Londres: Reaktion Books.
Vekua, A., Lordkipanidze, D., Rightmire, G. , Agusti, J., Ferring, R., Maisuradze, G., et al. (2002). A new skull of early Homo from Dmanisi, Georgia. Science, 297(5578), 85–89. Recuperado de https://science.sciencemag.org/content/297/5578/85
Кинтеро, В. (27 de febrero de 2019). ВЕНЕСУЭЛА ГАРАНТИРУЕТ ГЕОПОЛИТИЧЕСКИЕ ИНТЕРЕСЫ РОССИИ В АБХАЗИИ. News Front. Recuperado de https://news-front.info/2019/02/27/venesuela-garantiruet-geopoliticheskie-interesy-rossii-v-abhazii-evraziya/

¿Qué quiere Putin? Táctica y estrategia del líder ruso


¿Qué quiere Putin? Táctica y estrategia del líder ruso












Claudio Fabian Guevara


¿Por qué Rusia extiende siempre la rama de olivo? Vladimir Putin cumplirá 20 años en la Presidencia. Dos pensadores rusos hacen un balance de su liderazgo. Y destacan que ha llegado a las puertas de imponer a Rusia como el gran árbitro del emergente mundo multipolar.


Vladimir Putin ha comandado el renacimiento de Rusia como potencia, enfrentándose a Estados Unidos en la guerra de nueva generación: la Tercera Guerra Mundial centrada en la red. En mayo de este año cumplirá 20 años en la presidencia de la Federación Rusa. Desde las ruinas que dejó el colapso de la Unión Soviética en los 90, catapultó a su país a una mejora generalizada de las condiciones de vida de la población, y lo llevó nuevamente al protagonismo en la escena internacional.


Por eso es pertinente la pregunta: ¿Qué quiere Putin? ¿Cuáles son sus tácticas y sus estrategias en la guerra de largo aliento con la superpotencia del Norte? Dos analistas rusos -Rostilav Ischenko y Alexander Dugin– hacen un balance de la extensa presidencia del líder ruso.
La batalla por un modelo multipolar


Hace cinco años, el analista ruso Rostislav Ishchenko publicó un celebrado ensayo titulado “¿Qué quiere Putin?”. El trabajo, partiendo de la estrategia rusa en Ucrania, analiza en general los objetivos de Putin en la contienda geoestratégica más amplia con Estados Unidos.


Por la peculiar conformación del sistema político en Rusia, la opinión personal del presidente tiene un papel central en ámbitos como la política exterior. “Lo que quiere Putin, Rusia también lo quiere”, sintetiza el politólogo.


Para Ishchenko, el origen de la matriz guerrerista de Estados Unidos y el enfrentamiento con Rusia es la crisis del crecimiento ilimitado. El sistema económico occidental se enfrenta con la naturaleza finita del planeta Tierra y sus recursos, incluidos los humanos. Esto entra en conflicto con la necesidad de imprimir dólares de forma ininterrumpida. Estados Unidos sólo puede prolongar la agonía del sistema saqueando al resto del mundo. “En un principio fue tras los países del Tercer Mundo. Luego fue por los potenciales competidores. Luego por los aliados e incluso amigos cercanos. Este saqueo podía continuar sólo mientras los Estados Unidos se mantuviera como potencia hegemónica indiscutible del mundo”, subraya Ishchenko.


Por eso, cuando Rusia declaró su derecho a tomar decisiones políticas independientes, un enfrentamiento con los Estados Unidos se hizo inevitable. Estados Unidos necesita imponerse como potencia única. Es la batalla de su modelo unipolar contra el modelo multipolar emergente. Para los Estados Unidos, un compromiso con Rusia significaría renunciar de forma voluntaria a su hegemonía, lo que lo llevaría a una catástrofe acelerada y su inevitable desintegración. Pero si Estados Unidos gana, entonces es Rusia quien experimentará una catástrofe sistémica. El estado se fragmentaría, se anexarían territorios sustanciales y el ejercito del país podría ser destruido. “Así que la guerra durará hasta que un lado gane. Cualquier acuerdo provisional debe considerarse sólo como una tregua temporal”, define en analista ruso.


Por eso es esencial entender lo que el liderazgo ruso quiere lograr.
Qué quiere Rusia


Rusia entró en conflicto con Estados Unidos gradualmente, a medida que crecieron sus posibilidades. Por ejemplo, Rusia no reaccionó al primer intento de la revolución de color en Ucrania en 2000-2002. Rusia no intervino en los golpes de Estado en 2003 y 2004 en Georgia y en 2004 y 2005 en Ucrania. En 2008, en Osetia y Abjasia, Rusia utilizó sus tropas contra Georgia, un aliado de Estados Unidos. En 2012, en Siria, la flota rusa demostró su disposición a enfrentarse a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Después del golpe armado en Kiev en 2014, Rusia entró en abierta confrontación con Washington.


Putin se involucró en “un nivel de confrontación con los Estados Unidos que Rusia podía manejar”, opina Ischenko. “Si Rusia no está limitando en este momento el nivel de confrontación, significa que Putin cree que, en la guerra de las sanciones, la guerra de nervios, la guerra de la información, la guerra civil en Ucrania, y la guerra económica, Rusia puede ganar”.


Esta es la primera conclusión importante sobre lo que Putin quiere: Él espera ganar. Y teniendo en cuenta que avanza de forma meticulosa, cuando toma la decisión de no retroceder ante la presión de los Estados Unidos, es porque “el liderazgo ruso tiene una doble, sino triple garantía de victoria”, arriesga el analista.
Prolongar la paz: el mejor negocio


A medida que pasan los años, la capacidad de los Estados Unidos disminuye, mientras la de Rusia mejora. Así que el objetivo principal es elevar las apuestas lentamente, retrasar el mayor tiempo posible un enfrentamiento abierto.


Para Ischenko, se puede proyectar con cierto grado de certeza que para el 2025, sin ningún tipo de confrontación, el período de la hegemonía estadounidense habrá terminado. Para Estados Unidos sería más aconsejable no pensar en cómo gobernar el mundo, sino la forma de amortiguar su precipitada decadencia.


Dice: “Así que el segundo deseo de Putin está claro: mantener la paz o la apariencia de paz el mayor tiempo posible. La paz es ventajosa para Rusia porque en condiciones de paz, sin grandes gastos, se obtiene el mismo resultado político, pero en una situación geopolítica mucho mejor. Es por eso que Rusia extiende continuamente la rama de olivo. En condiciones de paz mundial, el complejo militar-industrial y el sistema financiero global creado por los Estados Unidos están condenados a la autodestrucción. En este sentido, las acciones de Rusia son acertadamente descritas por la máxima de Sun Tzu: “La mayor victoria es aquella que no requiere batalla”.
La competencia por aliados y recursos


Y así, a diferencia de Rusia, la cual necesita de paz para desarrollarse, los Estados Unidos requieren la guerra como algo vital.


En resumen: Putin quiere ganar la guerra no declarada contra Estados Unidos, y para ganarla se propone extender la paz el mayor tiempo posible, acumulando recursos y aliados que son la base de la victoria bélica. ¿Lo está logrando?


Para Ischenko, Rusia sigue ganando la competición por aliados y recursos. Los Estados Unidos pueden contar sólo con la UE, Canadá, Australia y Japón como aliados, pero Rusia ha logrado movilizar el apoyo de los BRICS, ganar apoyo en América Latina, y comenzar a desplazar a Estados Unidos en Asia y África del Norte. En las votaciones en la ONU, los países alineados con Rusia juntos controlan alrededor del 60% del PIB del mundo, tiene más de dos tercios de su población, y cubre más de tres cuartas partes de su superficie.
Rusia, a las puertas de una victoria estratégica


Para Alexander Dugin, otro analista ruso de renombre, la respuesta va más allá: Rusia tiene ganada la batalla estratégica, que la pone a la cabeza del mundo multipolar emergente: “Los éxitos de Rusia en la política internacional, el impresionante auge de la economía china, así como el acercamiento gradual entre Moscú y Pekín han hecho realidad el mundo multipolar”.


La posición de Rusia en favor de la paz y del derecho internacional ha sido una apuesta que ha rendido frutos. Emerge como el gran árbitro del mundo emergente. Por un lado, Rusia no está involucrada en contradicciones regionales entre Estados, etnias y corrientes religiosas; por otro lado, Rusia posee un nivel significativo de armamento para su defensa, así como para apoyar la lucha por la libertad de los pueblos invadidos, como ha hecho en Siria (a pedido del estado sirio), como está sucediendo ahora en Libia y como bien podría suceder en Irak. La característica de estas intervenciones es que se realizan a pedido de los estados, en el marco de la legalidad internacional.


Del otro lado, el liderazgo de la unipolaridad fomenta la vía contraria: actos unilaterales, tribunales sumarios y ajusticiamientos selectivos son moneda corriente. Un porcentaje cada vez mayor de la humanidad está terminando bajo las sanciones estadounidenses, y no sólo en Asia, sino también en Europa. La arrogancia de la hegemonía estadounidense trata a sus «partidarios» como lacayos y los maneja con castigos físicos.


El gran legado de Vladimir Putin


Dice Dugin: “Estados Unidos está dando pasos que precipitan su final: el asesinato de Soleimani, la guerra de sanciones extendida y su creciente aislamiento lo colocan en una posición de «superpotencia solitaria» que se dirige hacia la confrontación, esta vez prácticamente con el resto del mundo”.


Desde su perspectiva, hay en curso una batalla franca entre un modelo agonizante de unipolaridad y una multipolaridad cada vez más fuerte. La multipolaridad se convierte en un oponente serio y relativamente invulnerable. “Cuanto más fuerte sea, más posibilidades habrá de evitar una Tercera Guerra Mundial en forma abierta y podremos asistir al colapso de la unipolaridad por sí sola”, es la profecía del politólogo ruso. “Se acerca el momento en que todos países y civilizaciones tendrán la posibilidad de elegir su lugar en esta construcción antagónica, ya sea permaneciendo como satélites de Occidente, o parándose del lado del mundo multipolar y buscando su futuro en este contexto”.
VIDEO: ALEXANDER DUGIN: "NADA PUEDE FRENAR EL MUNDO MULTIPOLAR"


https://www.youtube.com/watch?v=1VcjIyUtulc



La disyuntiva no es dramática, subraya Dugin: “Después de todo, esto no es forzar a nadie a aceptar la dominación rusa o china. El mundo multipolar deja a cada uno el derecho de construir la sociedad que quiera con los valores que elija”.

Desde la perspectiva de Dugin, el gran legado de Vladimir Putin sería lograr que bajo el liderazgo político de Rusia se sellara el acuerdo de un nuevo mundo multipolar que inaugure una era de paz y tolerancia entre las naciones. ¿Lo logrará?

¿El coronavirus es un arma biológica de guerra? Asumiendo que no es “conspiracionismo”.

geopolitica.ru

¿El coronavirus es un arma biológica de guerra? Asumiendo que no es “conspiracionismo”.

 

 


Por, Diego Fusaro y Traducción: Carlos x. Blanco
Roma, 5 de marzo - La situación se está saliendo de control. Junto con el pánico y la psicosis, que son el elemento subjetivo, también existe, sin embargo, el elemento objetivo de un contagio que, si no se detiene rápidamente, podría dar lugar a unos escenarios que –sin exageración- podríamos llamarlos apocalípticos. Y son estos los que deben ser tratados en primer lugar. Giorgio Agamben, entre otros, se detuvo en el primero, proponiendo de nuevo el paradigma biopolítico habitual: el terror como método de gobierno. Que también existe este componente resulta evidente.
La marca de la "conspiración"
Por nuestra parte, partimos de un punto que no se les habrá escapado: quien se atreva a poner en duda la versión oficial -la del virus como evolución "natural" a partir del murciélago- es inmediatamente silenciado como conspirador y, como tal, condenado al ostracismo y privado del derecho al debate público. Es curioso, de hecho, que aquellos que socráticamente plantean dudas son calumniados como idiotas, mientras que los que viven con certezas graníticas son aclamados como agudos e inteligentes ¡Prodigios de pensamiento único! Y sin embargo, si se produce un incendio, no es ciertamente un conspirador el que plantea la hipótesis de dolo. Por el contrario, si invoca motivos e hipótesis de trabajo, su posición es aceptada o al menos escuchada seriamente.
Utiliza el tratamiento para los países no alineados...
El mismo Tucídides, en la Guerra del Peloponeso, tiene la hipótesis de que la plaga se extendió en Atenas por obra de los espartanos, que envenenaron los pozos. ¿Por qué, entonces, no es lícito formular la hipótesis - con dudas y no con certezas - de que también en este caso nos encontramos en presencia de una epidemia "dolosa", desatada por alguien con intenciones precisas? El motivo no es, entonces, difícil de resaltar. Estamos en la Cuarta Guerra Mundial: la que la civilización del dólar, después de haber ganado la tercera (Guerra Fría), ha declarado desde 1989 a todos los Estados no alineados con el consenso de Washington (desde Iraq a Libia, desde Serbia a Afganistán). Ahora, ¿es China un país que no está alineado con el consenso de Washington? Sí, lo es. ¿Es China un país altamente invulnerable a la talasocracia de las hamburguesas? Sí, lo es. ¿Había, antes del estallido de la epidemia, una fuerte tensión entre los dos países? Claro que sí. Si digo 5G y el caso Huawey, ¿significa eso algo para Vd.? China, es innegable, ha dado el salto adelante: y quizás, en muchos sentidos, ya ha superado a la civilización de las estrellas y las rayas en poder técnico y comercial. Hipótesis de explicación y motivo, entonces, hay.
Wuhan, el Silicon Valley del Este
Wuhan - no lo olvide - es una especie de Silicon Valley del Este. Un punto estratégico al más alto nivel, un golpe que, como es evidente, pone de rodillas a toda China. Obviamente, nuestro imaginario, moldeado por un pensamiento único y un transbordo ideológico inadvertido, se niega de manera irreflexiva a pensar que esto es posible: con un movimiento casi inconsciente, rechaza esta hipótesis hermenéutica, sin siquiera aventurarse a tomarla en serio. ¡La civilización del dólar no puede hacer tales cosas! ¡Es el bonum maximum del planeta Tierra, el siempre vigilante garante de la paz y la democracia! Sin embargo, como sabemos, las armas biológicas y bacteriológicas no son ciencia ficción.
La guerra biológica no es ciencia ficción
Sin embargo, todo es oficial y ante los ojos de todos, como en el conocido cuento de Poe "La carta robada": la carta está ahí, a plena vista, y somos nosotros los que no podemos verla. Tomemos el documento oficial del año 2000, Rebuilding America's Defenses, publicado por el  conservador Project for a new american century: en primer lugar, planteamos la hipótesis de la necesidad de un "nuevo Pearl Harbour", que permita a los EE.UU. utilizar su poder como una respuesta legítima a una agresión. Irónicamente, con increíble coincidencia, la monarquía del dólar tendrá su nuevo Pearl Harbour al año siguiente, el 11 de septiembre de 2001. Y siempre en ese documento leemos textualmente: "Las formas avanzadas de guerra biológica, que pueden apuntar a ciertos genotipos, pueden transformar la guerra biológica, de un reino de terror, en una herramienta política útil". ¡Sic! Entonces, ¿cómo interpretar lo que le pasó a Wuhan? No es difícil.
Fuente: https://www.ilprimatonazionale.it/cultura/coronavirus-arma-guerra-biologica-complottismo-148349/