lunes, 21 de mayo de 2018

Tras la masacre en Gaza esta semana, ¿cuánto tiempo vamos a seguir simulando que los palestinos no son personas?


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Tras la masacre en Gaza esta semana, ¿cuánto tiempo vamos a seguir simulando que los palestinos no son personas?

 

 


Tras la masacre en Gaza esta semana, ¿cuánto tiempo vamos a seguir simulando que los palestinos no son personas?
Monstruoso. Espantoso. Malvado. Es extraño cómo las palabras simplemente se agotan en día en el Oriente Próximo actual. Sesenta
palestinos muertos
. En un día. Dos mil cuatrocientos heridos, más de la mitad de bala. En un día. Las cifras son un escándalo, inmorales, una vergüenza para todo ejército que las provoque.
¿Y se supone que tenemos que creer que el ejército israelí es un ejército que sigue el código de la “pureza de las armas”*? Y tenemos que hacer otra pregunta. Si esta semana son 60 los palestinos muertos en un día, ¿qué pasa si la semana que viene mueren 600?¿o 6.000 el mes que viene? Las funestas excusas de Israel (y la cruda respuesta de Estados Unidos) suscitan esta pregunta. Si ahora podemos aceptar una masacre de estas dimensiones, ¿cuánto más va a aceptar nuestro sistema inmunológico en los próximos días, semanas y meses?
Sí, conocemos todas las excusas. Hamas (corrupto, cínico, carente de “pureza”...) estaba detrás de las manifestaciones. Algunos de los manifestantes eran violentos, lanzaron cometas ardiendo (¡cometas, por todos los cielos!) al otro lado de la frontera, otros arrojaron piedras, aunque, ¿desde cuándo arrojar piedras ha sido un crimen sancionado con la pena de muerte en algún país civilizado? Si una bebé de ocho meses muere tras inhalar gases lacrimógenos, ¿qué hacían sus padres llevando a esta bebé a la frontera de Gaza? Y así sucesivamente. ¿Por qué quejarnos por los palestinos muertos cuando tenemos a los Sissis en Egipto, los Assads en Siria y a los saudíes en Yemen con los que lidiar? Pero no, los palestinos siempre tienen que ser culpables.
Las propias víctimas son los culpables. Eso es exactamente lo que los palestinos han tenido que soportar durante 70 años. Recuerden que fueron culpables de su propio éxodo hace siete décadas porque siguieron las instrucciones que daban las emisoras de radio de abandonar sus hogares hasta que los judíos “fueran arrojados al mar”. Solo que, por supuesto, nunca existieron esos programas de radio. Todavía tenemos que agradecer a los “nuevos historiadores” de Israel el haberlo demostrado. Los programas de radio fueron un mito, parte de la historia fundacional nacional de Israel inventada para garantizar que ese nuevo Estado, lejos de haberse fundado sobre los hogares de otras personas, lo había hecho una tierra sin pueblo.
Y fue increíble contemplar cómo la misma vieja cobardía informativa de siempre empezaba a infectar el relato de los medios de comunicación sobre lo que ocurría en Gaza. La CNN llamó “medidas enérgicas” a los asesinatos israelíes.
En muchos medios de comunicación las referencias a la tragedia de los palestinos aludían a su “desplazamiento” hace 70 años, como si diera la casualidad de que estuvieran de vacaciones cuando ocurrió la “Nakba” (la catástrofe, como se la conoce) y simplemente no pudieran volver a casa. La palabra utilizada debería haber sido absolutamente clara: desposesión. Porque eso es lo que les ocurrió a los palestinos hace todos esos años y es lo que todavía ocurre en Cisjordania hoy, mientras usted lee estas líneas, gracias a hombres como Jared Kushner, el yerno de Donald Trump, un defensor de esas execrables e ilegales colonias construidas en tierra árabe quitada a los árabes que han sido los propietarios de estas tierras y han vivido en ellas durante generaciones.
Y así llegamos al más espantoso de todos los acontecimientos aciagos de la semana pasada: el hecho de que se produjeran simultáneamente la masacre en Gaza y la espléndida inauguración de la nueva embajada estadounidense en Jerusalén.
“Es un gran día para la paz”, anunció el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Cuando lo oí, me pregunté si había oído bien. ¿Realmente dijo esas palabras? Desgraciadamente, las dijo. En momentos como este es un inmenso alivio ver que periódicos como el diario israelí Haaretz conservan su sentido del honor. Y el reportaje más destacado se publicó en The New York Times donde Michelle Goldberg captó perfectamente el horror tanto de Gaza como de la inauguración de la embajada en Jerusalén.
La inauguración, escribió la periodista, fue “grotesca […] una consumación de la cínica alianza entre halcones judíos y evangelistas sionistas que creen que la vuelta de los judíos a Israel marcará el comienzo del apocalipsis y la vuelta de Cristo, tras lo cual los judíos que no se conviertan arderán para siempre”. Goldberg indicó que Robert Jeffress, un pastor de Dallas, había oficiado la oración de apertura en la ceremonia de la embajada.
Y Jeffress es quien una vez afirmó que religiones como el “mormonismo, el islam, el judaísmo y el hinduismo” llevan a la gente “a estar separados de Dios toda una eternidad en el infierno”. La bendición final la pronunció de John Hagee, un predicador mesiánico que, lo recordó Goldberg, afirmó una vez que Hitler había sido enviado por Dios para conducir a los judíos a su patria ancestral.
Michelle Goldberg añadía respecto a Gaza: “Aunque se niegue totalmente el derecho palestino al retorno (lo cual me resulta más difícil de hacer ahora que Israel ha abandonado casi totalmente la posibilidad de un Estado palestino), eso no excusa la desproporcionada violencia del ejército israelí”. Con todo, no estoy tan seguro de que los demócratas estén más animados a hablar de la ocupación israelí, como ella cree. Pero me parece que tiene razón cuando afirma que mientras Trump sea presidente “es posible que Israel pueda matar palestinos, demoler sus casas y apropiarse de sus tierras con impunidad”.
Rara vez en la época moderna nos hemos encontrado con que se trata a todo un pueblo, los palestinos, como si no fueran personas. Entre la basura y las ratas de los campos de refugiados de Sabra y Chatila en Líbano (¡qué fatídicos siguen siendo estos nombres!) hay una casucha que sirve de museo y donde se exponen artículos llevados a Líbano desde Galilea por las primeras personas refugiadas de finales de la década de 1940: cafeteras y las llaves de la puerta principal de casas destruidas hace tiempo. Muchas de estas personas cerraron con llave sus casas pensando que iban a volver al cabo de unos días.
Pero esta generación va muriendo rápidamente, como los muertos de la Segunda Guerra Mundial. Incluso en los archivos orales de la expulsión palestina (se ha grabado a al menos 800 supervivientes) recopilados en la Universidad Americana de Beirut se está descubriendo que han muerto muchas de estas voces que fueron grabadas a finales de la década de 1990.
Así pues, ¿irán a casa? ¿”Retornarán”? Sospecho que ese es el mayor temor de Israel, no porque haya que “retornar” [devolver] las casas, sino porque son millones los palestinos que reivindican este derecho, sancionado por las resoluciones de la ONU, y que la próxima vez podrían aparecer por decenas de miles ante la valla fronteriza de Gaza.
¿Cuántos francotiradores necesitará entonces Israel? Y hay, por supuesto, ironías lamentables ya que en Gaza viven familias cuyos abuelos y abuelas fueron expulsados de sus casas situadas a menos de una milla de la propia Gaza, de dos pueblos que estaban exactamente donde está actualmente la ciudad israelí de Sderot, a la que Hamas lanza cohetes a menudo. Todavía pueden ver sus tierras. Y cuando puedes ver tu tierra quieres ir a casa.
*El código de “la pureza de las armas” es uno de los valores que se afirman en la doctrina ética oficial de las llamadas “Fuerzas Defensivas Israelíes”, el ejército israelí. Según este código: “El soldado hará uso de su armamento y de su poder sólo para cumplir la misión y únicamente en la medida necesaria; mantendrá su humanidad incluso en combate. El soldado no empleará su armamento ni su poder para herir a no combatientes o a prisioneros de guerra, y hará todo lo que esté en su mano para evitar dañar sus vidas, cuerpos, honores y propiedades”. (N. de la t.)
Fuente: https://www.independent.co.uk/voices/gaza-palestine-israel-conflict-us-embassy-jerusalem-jared-kushner-donald-trump-a8355631.html
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

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No se puede cambiar la naturaleza del Estado Sionista


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No se puede cambiar la naturaleza del Estado Sionista 

 

 


Su fundación consistió en una sucesión de asesinatos en masa de palestinos y el robo de sus tierras, confinando a una gran parte de la población nativa en campamentos de refugiados en Gaza, Cisjordania y el Líbano, obligando a otros al exilio en el medio oriente y otras regiones y permitiendo que quedaran en el territorio del nuevo estado sionista una parte menor de la población árabe, sometida a todo tipo de vejaciones.
La población judía fue asimilada a las fuerzas armadas en forma permanente, los jóvenes como activos y los mayores en la reserva. Es decir, los judíos que supuestamente iban a Palestina en busca de su liberación del antisemitismo, se transformaron, por obra del sionismo, en los opresores del pueblo palestino. De víctimas del nazismo el sionismo los convirtió en fuerza de choque de la contrarrevolución con métodos racistas y genocidas, idénticos a los de los nazis o al del -ahora desaparecido- régimen del apartheid sudafricano.
Como señalamos en el artículo que abre esta sección, el perro rabioso que es el sionismo ahora está aún más agresivo porque viene de un largo período de derrotas militares y políticas que han desembocado en su creciente aislamiento.
Tan extremo es esto que muchos judíos, incluso algunos nacidos en Israel, horrorizados por sus crímenes, terminaron rompiendo con el sionismo. Entre ellos Ilan Pappé (nacido en Haifa en 1954) es el más conocido de una camada de historiadores “revisionistas” israelíes que se atreven a cuestionar el estado sionista. Pappé es autor de varios libros; el título del más reciente lo dice todo, “La limpieza étnica de Palestina” (2006). Allí Pappé narra cómo en 1948 los Palestinos fueron expulsados por los sionistas (sostenidos por Inglaterra y Francia, junto a Estados Unidos y Stalin) a fuerza de masacres. Quedándose no solo con las tierras que le había asignado el tratado de partición en 1948, sino que ocupando tierras de todos sus vecinos (Líbano, Siria, Jordania, Egipto), en sucesivas guerras.
Pappé comenzó a cuestionar al sionismo a partir de que fue soldado en la guerra de 1973 contra los árabes. Se convirtió luego en profesor universitario en Israel. Pero las continuas persecuciones dentro del país lo llevaron a emigrar a Inglaterra, donde hoy es profesor en la Universidad de Exeter.
Entre sus muchos méritos, Pappé tiene el de no haber dejado de cuestionar “el proceso de paz” orquestado por Estados Unidos a partir de comienzos de la década del noventa, frente a una creciente resistencia palestina.
A la hora de plantear su propuesta alternativa a la del imperialismo, en un reportaje de 2004* Pappé decía: “Para mantener este apartheid israelí necesitamos un Estado policial militar ineficiente para todo lo que no sea mantenernos en guerra perpetua. Este Estado no sirve para procurarnos prosperidad a los ciudadanos. (…) La única salida no estúpida: reconciliación, paz justa y un Estado que respete cualquier identidad religiosa y no sólo una. A partir de ahí, puede llegar la prosperidad. (…)
Más adelante, en otra entrevista, en 2005** Pappé explicaba por qué no es viable la solución de los “dos estados”: “Tenemos que mirar un mapa para entenderlo. El 50 por ciento del territorio, en Cisjordania, es propiedad de los “asentamientos”. Ningún gobierno israelí los abandonará. ¿Qué les puedes ofrecer a los palestinos, como Estado? ¿Una gran prisión en la franja de Gaza, rodeada por un muro electrificado? ¿Un pequeño cantón dentro de Cisjordania? Una vez tuvieron el cien por cien de Palestina. ¿Cree que aceptarán una paz que les ofrece el 10 por ciento de Palestina y que este 10 por ciento esté dividido en dos campos de encarcelamiento? ¡No tiene ningún sentido! Esto no es un Estado. ¡Es un bantustán, un gueto, no un Estado! La única alternativa es un Estado único.
Y agregaba: “Ya tenemos un Estado. Toda Palestina está controlada por Israel.La cuestión es que hay que cambiar la naturaleza de este Estado, porque, como le he dicho, en este Estado hay gente que vive bajo ocupación, discriminación, apartheid, y hay gente que vive en una ‘auto-titulada’ democracia”.
Con todo lo reivindicable, valiente y meritorio que tienen las posturas y la lucha de Pappé y otros como él, aquí discrepamos profundamente. Es imposible cambiar la naturaleza del Estado sionista. Como el mismo Pappé dice, ese estado policial-militar fue creado y solo sirve como instrumento al servicio de los intereses imperialistas, en guerra perpetua.
A diferencia de lo que sucede en los estados capitalistas “normales”, sean imperialistas o semicoloniales, lamentablemente no hay manera de que la población judía israelí se sume a esa tarea. En su casi totalidad –incluida la clase obrera israelí- está comprometida en la expropiación de las tierras, la limpieza étnica y la opresión constante de los árabes palestinos. Por esta razón no puede haber una revolución obrera desde adentro del país que, encabezando al pueblo, derroque a los gobernantes sionistas y transforme a Israel en un estado socialista o, al menos, un país capitalista laico y no fascista.
No se puede transformar a Israel. Hay que destruirlo. Del mismo modo que no se puede curar a un perro rabioso, hay que matarlo.
Por otra parte, así como la creación del monstruo sionista fue obra de la contrarrevolución mundial, su destrucción solo puede ser obra de una lucha obrera internacional unificada, que tenga al frente a los palestinos y demás pueblos árabes, pero que cuente con la acción solidaria de los trabajadores de todo el mundo y, en particular, de las potencias imperialistas. Que al menos obligue a Washington a retirar su apoyo a Israel. La destrucción del estado sionista requerirá un proceso internacional por lo menos tan amplio como el que ayudó a la expulsión de EE.UU. de Vietnam.
El creciente aislamiento de Israel y la ola de boicots contra el estado sionista y de acciones solidarias con el pueblo palestino que estamos viendo hoy en muchos países, incluidos en los Estados Unidos, son importantes avances en ese sentido.
*Solidaridad.net- Fecha: 2004-01-21
**Revista Pueblos, Martes 16 de agosto de 2005, por Siscu Baiges.
Este artículo ha sido publicado en la revista de la LIT-CI, Correo Internacional – Tercera Época n° 2.

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190.000 millones en siete años: La banca gana en comisiones el triple de lo que timó con las cláusulas suelo


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190.000 millones en siete años: La banca gana en comisiones el triple de lo que timó con las cláusulas suelo 

 

 


Los clientes de las entidades financieras han pagado más de 180.000 millones de euros por la gestión de su propio dinero desde que comenzó la intervención del sector financiero en 2010.
Las comisiones bancarias están ganando tal peso en el negocio bancario español que su aumento en los cuatro últimos años supera con creces lo que el sector timó a sus clientes con las cláusulas suelo durante la burbuja inmobiliaria: los 9.637 millones de euros ingresados entre 2014 y 2017 sobre el registro de 2013, cuando el Supremo marcó la doctrina sobre el fraude hipotecario que la justicia comunitaria corregiría a favor de los consumidores, triplican los 3.170 que consignaron las principales entidades para hacer frente a las demandas.
En esos cuatro años, los bancos que operan en España ingresaron por comisiones cobradas a sus clientes 94.891 millones de euros, con un aumento de 9.704 sobre los 21.572 de 2013, a los que se suman otros 13.430 recaudados por las cajas entre 2014 y 2016 (no hay datos de 2017 todavía), en este caso con una pérdida de 67 sobre el nivel del ejercicio de referencia.
El pago de esas comisiones por servicios financieros, cuya creciente cuantía se sitúa ya en el entorno de los 29.000 millones anuales, está resultando clave para un saneamiento, reestructuración y cambio de modelo de negocio del sector financiero cuyos costes soporta el ciudadano tanto de manera directa como indirecta: a los 42.590 millones de euros en dinero público del rescate iniciado en 2012 que el Banco de España ya da por perdidos se les suman los alrededor de 50.000 millones que las entidades financieras han obtenido en intereses de la monumental deuda pública del Estado, consecuencia del desbocado déficit generado por el Gobierno pese al notable incremento de la recaudación tributaria.
190.000 millones de euros en siete años
En el caso de los bancos, la partida de ingresos por comisiones ha aumentado en más de 5.000 millones de euros al año si se toma como referencia 2010, el ejercicio en el que el ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero comenzó a intervenir en el sector de las cajas de ahorros, cuando la anotación por ese concepto era de 20.207 millones, y 2017, cuando se había disparado hasta 25.361, según indican las cuentas consolidadas de la Asociación Española de la Banca(AEB). La horquilla baja hasta los 3.681 si se toma como punto de partida el 2011, el último ejercicio previo al rescate.
En esos siete años, los bancos españoles ingresaron 160.008 millones de euros por comisiones; 138.328 si el contador se pone a cero en las vísperas del rescate.
Los ingresos por ese concepto se han reducido en las cajas de ahorro, aunque en una cuantía muy inferior al crecimiento que han experimentado en la banca: 803 millones entre 2010 y 2016 (último ejercicio con datos), cuando cayeron de 5.127 a 4.324, y menos de 500 en los dos años anteriores, ya que la recaudación alcanzó los 4.520 en 2014 y los 4.586 en 2015.
A pesar de ese desplome, que coincide con una etapa en la que los bancos han arrebatado a las cajas 100.000 millones de euros en depósitos y casi cinco puntos del pastel del crédito, estas últimas ingresaron 28.476 millones de euros en los seis primeros años de esta década, lo que situará la recaudación conjunta por comisiones en el sector financiero por encima de los 190.000 millones entre 2011 y 2017.
Ya suponen más de la quinta parte de los ingresos comerciales
Llama la atención cómo en el caso de los bancos los ingresos por comisiones se dispararon a partir de comienzo de la recuperación de las variables macroeconómicas en 2014. La partida, que ese año creció en 345 millones, lo haría en 1.646, 527 y 1.311 en los siguientes en los bancos. En las cajas, 2014 fue el primer ejercicio en el que se frenó la caída, con un aumento de 21 millones al que le seguirían otro de 66 antes de pinchar con 262 en 2016.
De hecho, las comisiones son hoy uno de los puntales del negocio bancario español tras ganar tres puntos y medio de peso en los ingresos de origen comercial: suponían el 17,74% antes del rescate, con 21.680 millones de 122.162, y ya representan el 21,2%, con 25.361 de 119.619.
El margen que dejan en las cuentas de los bancos se ha incrementado en más de 1.500 millones de euros desde 2011, al pasar de 17.558 a 19.107, mientras el de la otra para principal del negocio, los intereses de los créditos, crecía en más de 8.000 (de 50.726 a 59.009) pese a que el volumen se reducía en más de 6.000 al caer de 100.482 a 93.988.
En ese periodo, el margen bruto de explotación de las entidades bancarias crecía de 75.553 millones de euros a 84.930, mientras las ganancias netas aumentaban de 9.808 a 15.264 y los impuestos pagados por esos beneficios lo hacían de 1.628 a 6.530.
Ese aumento de casi 5.000 millones de euros en la factura fiscal del sector financiero tiene dos causas: la mejora del negocio, por una parte, y, por otra, el progresivo consumo de los descuentos fiscales que las entidades arrastran desde el inicio de la crisis, conocidos como TDA (Activos Fiscales Diferidos, por sus siglas en inglés) y cuya reducción ralentizó el Gobierno al librar a la banca de la rebaja de cinco puntos del impuesto de Sociedades de 2015.

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Orwell testigo de la última revolución “clásica”: la española


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Orwell testigo de la última revolución “clásica”: la española


Mirando desde una perspectiva histórica, todo evidencia que las jornadas trágicas del mayo de 1937 en Barcelona fueron el epílogo de la revolución española, y al tiempo, el cierre de lo que Semprún llamaría las “revoluciones clásicas”.

Por Pepe Gutiérrez-Álvarez
Mirando desde una perspectiva histórica, todo evidencia que las jornadas trágicas del mayo de 1937 en Barcelona fueron el epílogo de la revolución española, y al tiempo, el cierre de lo que Semprún llamaría las “revoluciones clásicas”. O sea del ciclo que se inició en Octubre de 1917 y se extendió por Europa entre 1918 y 1923. Un tiempo en el que el movimiento obrero estaba liderado por diversas corrientes, y la izquierda radical (socialista de izquierdas, comunistas y anarquistas), encontraron importantes puntos de encuentro, siendo quizás la República de los Consejos de Baviera, y la Asturias del UHP, los ejemplos más avanzados. También registra el punto más alto en la tentativa de Stalin por extender los “procesos de Moscú” en el mundo, especialmente a la España republicana asediada. Aunque no han faltado tentativas de “desestructurar” a Orwell (la última por parte de Paul Preston), su condición de referente fundamental se ha mostrado por encima de cualquier tentativa de subestimación.
Pasa el tiempo, se olvidan autores que antes ocupaban escaparates, pero se vuelve a editar a Eric Blair, mucho más conocido como el escritor George Orwell, al que sus detractores contextualizaban como un “producto de la guerra fría”. Estas ediciones que se suman sobre otras anteriores, confirman una vez más la persistencia del autor de Rebelión en la granja como una figura canónica en la poderosa literatura británica del siglo XX, que tiene además, por decirlo así, un pie en España. Esta proyección es la consecuencia de una biografía personal bastante singular (la de alguien que, por decirlo en palabras de Max Ernst, “se busca a sí mismo pero nunca acaba de encontrarse”), y una vocación literaria singular, una síntesis que ha acabado ocupando un lugar singularizado en el imaginario colectivo. De ahí que haya sido objeto de tantos ensayos biográficos, parte de los cuales han sido vertidos al castellano y sigen dando calor a todo tipo de evocaciones y actividades.. 1/.
No estoy tan seguro como parece estarlo el controvertido Christopher Hitchens en afirmar que Orwell “acertó” en relación a los tres grandes “ismos” que marcaron el siglo XX, y que acertó en su antiimperialismo, su antifascismo y su antiestalinismo (La victoria de Orwell, Emecé, 2003), porque creo que su visión política es tan cuestionable como cualquier otra, entre otras cosas porque Orwell careció de una formación de primer orden, y muchas de sus apreciaciones fueron en mi modesta opinión, justamente criticadas por contemporáneos suyos tan sólidos como lo fueron Isaac Deutscher o Raymond Williams, desde luego mucho más rigurosos que Hitchens, que parece ir de campeón cuando escribe
Lo cierto es que Orwell ofreció un testimonio al máximo riguroso posible de estos grandes “ismos”, como lo es que su destino le llevó a vivir en primara fila en el fragor de estas tramas, y que lo hizo siempre críticamente, alejándose del rebaño y del pensamiento dominante. Orwell denunció de manera despiadada el racismo y la crueldad del imperialismo británico, hasta el punto de compararlo con el fascismo en las páginas que dedicó a Birmania, y que sus denuncias contra las autoridades británicas por sus complicidades con el franquismo fueron muy enérgicas en un tiempo en el que pocos lo hacían. De hecho, Orwell había roto desde muy joven con las aspiraciones de su clase social para acercarse y encontrarse con la clase obrera –siempre “a su manera”-, para recabar en la izquierda radical del momento, el ILP, el veterano Independent Labour Party 2/, una militancia que le llevó a invertir sus ahorros para marchar como voluntario a la guerra de España para recabar en un partido POUM, el más implantado de los partidos comunistas de signo antiestalinista.
Este vástago del Imperio, hijo de un probo funcionario imperial y de una maestra, vino al mundo en un remoto destacamento de India del Raj en 1903, pero al cumplir cuatro años, sus padres lo llevan a Inglaterra para asegurarle una buena educación. El niño se educa en consonancia con los “cuadros” que buscan servir a la Inglaterra eduardiana. Gracias una beca puede acceder a la Universidad en Eton, un colegio tradicional y elitista en el que aprendió que lo último que había que ser en esta vida era una buena persona. El contraste entre sus orígenes sociales –altos en apariencia, bajos en la base económica-, así como su sensibilidad crítica, llevan a Orwell a una creciente empatía con los marginales, fuesen vagabundos urbanos, trabajadores sometidos, mineros combativos o milicianos revolucionarios.
No obstante, por razones que no quedan claras, Eric acabó en Birmania enrolado como soldado profesional al servicio de la policía imperial británica. La consecuencia será una radicalización, Orwell descubre la cara más odiosa y repulsiva del imperio, y sobre esta experiencia escribirá una novela, Días de Birmania, publicada en 1934, y que figura entre las más emblemáticas del pensamiento anticolonialista británico que vive en los años treinta, tiempos de rechazo. Deja el Ejército colonial a los cinco años, y se propone reanudar el camino que antes había soñado. Quiere ser escritor, y explorar las condiciones de vida de lo que su admirado Jack London llamaba el “foso social”. A tal efecto, sigue el camino del autor de Gente del abismo, y se interna disfrazado literalmente de vagabundo por las casas de caridad del East End londinense, y por el Paris de los clochards, en un plano cercano al del Jack London de Gente del abismo. El resultado de este descenso a los infiernos será su primer libro, Sin blanca por París y Londres (1933), y la adopción del pseudónimo George Orwell, nombre con el que conocerá una intensa carrera que va a durar tan sólo 16 años, con un punto final en que encierra todo lo que odia con 1984, una obra que ya no podrá defender ni explicar, ya fallecerá a los pocos meses después, en enero de 1950, con 46 años. Entre el primer y el último título se citan tres muy propios de un autor comprometido con su tiempo.
El primero fue El camino a Wigan Pier, un encargo de Victor Gollancz, animador del Left Book Club, y un trabajo en línea del primero solo que ahora se trata de las condiciones de vida de los mineros en el norte industrial de Inglaterra, una experiencia primordial para entender su paso siguiente, su aproximación al ILP, a pesar de todas sus dudas, y su paso siguiente, su compromiso con la lucha antifascista que se inscribe en el mismo cuadro del soberbio plantel de voluntarios británico que intensamente asqueados con la política “liberal” y apaciguadora de su gobierno, marchan a España. De esta experiencia saldrá Homenaje a Cataluña que a vez, preludia su obra maestra, Rebelión en la granja.
No hay que decir que Orwell no sería tan celebrado aquí sin su “guerra de España”. Su testimonio sigue provocando una enconada polémica. Tanto Homenaje a Cataluña como sus numerosos artículos y cartas sobre la guerra española, le han convertido en escritor más leído de todos los que pasaron por aquí, incluyendo algunos tan célebres como Ernest Hemingway, John Dos Passos, Andre Malraux o Georges Bernanos. Esta proyección comporta un desafío por cuanto su testimonio aborda el trasfondo de las contracciones republicanas como un conflicto entre la revolución y la Realpolitik republicana, paradójicamente representada sobre todo por el Partido Comunista (PCE), sección española del partido de la revolución mundial, el Komintern.
Pero empecemos por el principio. El desconocido Eric Blair llega a Barcelona el día de San Esteban de 1936, y descubre la ciudad que había sido llamada La Rosa de Foc por sus agitaciones obreristas de signo anarquista 3/, y en la flamea todavía el fervor revolucionario que se había desatado a partir de las jornadas de julio. En un principio, Orwell venía “a matar fascistas”, y desde su punto de mira, ve con estupor lo que está sucediendo. No es desde luego el único, nadie que estuvo allí vio otra cosa, y los testimonios que abundan en este sentido son tan rotundos como el suyo. De hecho se trata de algo muy sencillo, mientras que el gobierno del Frente Popular temía más a una acción anarquista que a los golpistas cuyos pasos eran conocidos, fue el pueblo en armas el que se impuso, obviamente arrastrando tras de sí a los cuerpos de seguridad desbordados.
La teoría no es lo suyo; hasta entonces había permanecido ajeno a los debates que se estaban dando, sobre todo en relación al ascenso nazi en Alemania. En cuanto a la opción por el POUM, no fue premeditada. Inicialmente buscó la complicidad del PC británico, pero siguió el curso de su partido, el ILP, una conexión que daba a las puertas del POUM.
Como escritor, podía haber escogido el espacio propio de los cronistas, pero escogió el papel de soldado anónimo, el último de la fila en la célebre foto Agustí Centelles. Entonces nadie lo conocía fuera del reducido grupo de británicos cultos, y nadie lo reconoció entre sus compañeros del POUM por más que luego lo recordaran. La foto ilustra la primera frase de Homenaje a Cataluña: “En el cuartel Lenin de Barcelona, un día antes de alistarme en las milicias populares…”. Lo que le sigue no es un viaje interior en un frente descuidado desde que tomó parte en el vano intento de tomar Huesca. Cuando regresa a Barcelona de permiso a finales de abril de 1937, está animado por la firme decisión de lograr un cambio de destino que tendría que llevarles directamente a las Brigadas Internacionales. Como soldado que sabe el oficio, comparte la posición comunista de reorganizar el Ejército popular de una manera militarmente más estricta y de concentrar los esfuerzos en el objetivo de ganar la guerra, y piensa que la revolución puede esperar para después, y observa con cierto desdén las polémicas entre los milicianos más politizados aunque es evidente que comparte sus ideales.
El azar le lleva a vivir en primer plano los acontecimientos de Mayo de 1937, y entre la policía y los obreros que erigen barricadas no tiene dudas. Se trata del panorama de una Barcelona que presenta un cuadro muy diferente al que percibió a su llegada. Todo comenzó cuando las fuerzas de orden público dirigidas por Rodríguez Salas, turbulento militante del PSUC que provenía del BOC, trata de tomar por la fuerza la Telefónica, empresa gestionada por los sindicatos, sobre todo por la CNT. Para los trabajadores es la gota que desborda el vaso, y la ciudad se cubre de barricadas. Es la final de una lucha por la ciudad que había comenzado mucho tiempo atrás. Desde la Generalitat se baraja la posibilidad de bombardear los barrios obreros, y otro veterano comunista, José del Barrio, espera las órdenes del presidente Companys para hacerlo. La grieta entre la revolución y el orden republicano que apenas si resultaba visible en 1936, se ha abierto, y se abrirá todavía más con la campaña contra el POUM, el rapto y el asesinato de Andreu Nin 4/. Éste no era un personaje más; había sido secretario general de la CNT, y luego hombre clave en la Internacional Sindical Roja así como uno de los líderes más cultos e inteligentes de la izquierda marxista española. Detrás de todo esto está la contrarrevolución dentro de la revolución en la URSS, donde paralelamente Stalin estaba exterminando todas las oposiciones, sobre todo a los que llama “trotskista”, al tiempo que había apostado por encajar la URSS en un pacto con las potencias democráticas, las mismas que han optado por la política llamado de no-intervención que les llevaría a darle la espalda a la República, y a reconocer tempranamente a Franco.
La “guerra de España” de Orwell acaba escondiéndose en Barcelona donde la policía estalinista lo tiene fichado como “un fanático trotskista”, hasta que consigue huir. Toda esta experiencia –su viaje a la España, la Barcelona del 36, las historias del frente, mayo del 37 y todo lo que le sigue-, le llevan a escribir Homenaje a Cataluña, una auténtica obra “maldita” en vida del escritor –cuando fallece todavía queda un stock de ejemplares de una primera y dificultosa edición-, y en la que logra combinar sus mejores estrategias narrativas al servicio de una causa sobre la que pesará el ambiente de la II Guerra Mundial, y el apogeo del estalinismo que le seguirá. No será hasta los años sesenta que el homenaje será recuperado, e incluso vertido al catalán y al castellano aunque con un buen número de pasajes censurados o modificados. No ha sido hasta fechas muy recientes que ha conocido una edición completa 5/, y esto ocurre en un momento en el que el libro ha sido traducido a todos los idiomas cultos, y se ha convertido en uno de los clásicos de la literatura.
La guerra española de Orwell en la que, según sus propias palabra, “desempeñé un papel tan irrelevante”, pero que en su conjunto fueron unas “vivencias que no han disminuido sino aumentado mi fe en la decencia del ser humano”, ha acabado siendo algo así como una maldición para la historia tal como la concebían los partidos comunistas que (desde 1956) tendían a separar el estalinismo de su propia historia. Así en Cuando éramos capitanes (Dopesa, Barcelona, 1974), Teresa Pámies escribe que Orwell era un señorito inglés que no creía en la revolución de los parias, y que vino a España en busca de su “heure lyrique” como André Malraux, aunque en un texto ulterior, Teresa reconocerá que si bien Orwell “no era propiamente un revolucionario”, sí se comportó como tal (Romanticismo militante, ed. Galba, Barcelona, 1976, pg. 92-93), si bien lo más propio es omitir cualquier referencia en un tiempo en el que el problema básico para la izquierda insumisa es demostrar que los comunistas disidentes fueron las principales víctimas amén de los primeros críticos del estalinismo.
Cuando el estalinismo ya resulta indefendible, se trata de deslindar la URSS de los años treinta -“¿paraíso o infierno?”, se pregunta inocentemente Pierre Vilar sobre el momento más oscuro de su historia- de la actuación política nacional sea en relación al Frente Popular francés, a la guerra de España o a la resistencia antifascista. Obviamente, no era lo mismo ser “comunista” en la URSS en pleno apogeo del estalinismo, que serlo en cualquier país en lucha contra el fascismo.
En esta historia –la del comunismo estructurado por la escuela estaliniana- es justo distinguir radicalmente entre el “aparato” más implicado en los métodos estalinianos, de los personajes que como Togliatti, Codovilla, Viittorio Vidali, alias Carlos Contreras, Geröe, Stepanov, Orlov, etcétera, que estuvieron en el “cerebro” de la política seguida por el PCE y el PSUC, y la actuación de decenas de miles de militantes que dieron lo mejor de sí mismo, y que creían como Nuria Catalá, que “la URSS sabía muy bien lo que hacía”, o del hijo de José Robles Pazos, el intelectual republicano de izquierdas, según todos los indicios, asesinado por el “aparato” estaliniano cuya historia narraría Ignacio Martínez de Pisón en su obra Enterrar los muertos, siguiendo los trazos de la obsesiva investigación de John Dos Passos, y que siguió siendo comunista a pesar de todo. Curiosamente, se tiende a considerar como “comunista” a los representantes de dicho “aparato”, mientras que el título se les niega a los que acabaron sublevándose contra la línea oficial, entre ellos algunos tan insólitos -y tan íntegros- como el último André Marty, o tan reflexivos como el penúltimo Fernando Claudín, autor de un elaborado capítulo sobre la guerra y la revolución española, La revolución inoportuna, no se puede ignorar tanto por lo minucioso de su documentación como por estar escrito por un coprotagonista de los acontecimientos como alto cargo en las Juventudes socialistas unificadas y en el PCE. 6/
El importante testimonio de Orwell resulta obviado por diversos autores, como resulta ser el caso de Antonio Elorza-Marta Bizcarrondo en Querido camaradas (Planeta, 1999), donde lo citan una vez para remarcar la “distancia que separa Homenaje a Cataluña (…) de la reciente filmográfica sobre el tema” (p. 454), en maligna referencia a Tierra y Libertad, de Ken Loach, sobre la que Elorza ha reiterado sus manifestaciones de profunda fobia. En El escudo de la República (Crítica, Madrid, 2007), Ángel Viñas cita a Orwell en varias ocasiones pero siempre al servicio de sus propias tesis, nunca en tanto que testigo de una revolución.
No es posible deducir de Orwell una visión exclusiva de la guerra española unilateralmente como una “revolución traicionada”, tal como pudo escuchar Ramón Moradiellos en un encuentro con unos lectores británicos, obviamente reduccionista como suele ser propio de ciertas militancias sectarias. Lecturas de la que –no habría que decirlo- Orwell no podía ser responsable. En esto de la guerra, la escuela que esté libre de manifestaciones de esquematismos, que tire la primera piedra.
También se ofrece una escueta referencia en la obra de Fernando Hernández Sánchez en Guerra o revolución. El Partido comunista de España en la guerra civil (Crítica, Barcelona, 2011). Son unas breves líneas en las que se lee que “el testimonio autobiográfico (de Orwell) adquirió el valor de un vaticinio sobre la dinámica del totalitarismo comunista en acción en el contexto de la España en guerra” (p. 24), añadiendo en una nota (p. 480) que Homenaje a Cataluña se ha convertido en la obra de referencia de los nostálgicos de la `revolución traicionada´, con continúas reediciones desde su primera aparición desde 1938”. Unos comentarios que, de entrada, nos trae ecos de la cuando desde la izquierda se citaba con sorna la “revolución aplazada” de la Falange más “auténtica”. Además ignora que entre la primera edición y la revalorización de la obra medían al menos unas cuantas décadas. Por su parte, el prestigioso Paul Preston, llega a escribir: ”…George Orwell, cuyas memorias del breve periodo que pasó en España han ayudado mucho a quienes desean afirmar ya sea desde la extrema izquierda o desde la extrema derecha, que la responsabilidad de la república española, recaía, en cierto modo, más sobre Stalin que sobre Hitler, Mussolini o Neville o Chamberlain”.
Semejante apreciación no concuerda para nada con lo que se puede leer a lo largo de un libro prolijo y puntillista como el Homenaje a Cataluña. Y no digamos, de otras cosas escritas por Orwell, y valga como ejemplo un artículo para The Observer (16/07/1944), en el que se ofrece la siguiente síntesis sobre el final de la guerra:
“1. Franco entró en Madrid a comienzos de 1939 y se aprovechó de su victoria con la máxima crueldad…2) Los alemanes y los italianos intervinieron para aplastar la democracia española, para apoderarse de un importante punto estratégico de la futura guerra y, de paso, para probar sus aviones de bombardeo con poblaciones indefensas…3) La historia es repugnante a causa de la sórdida conducta de las grandes potencias y de la indiferencia del mundo en general (…) Los británicos y los franceses se limitaron a volver la cabeza mientras sus enemigos se alzaban con la victoria. La actitud británica es la más imperdonable, porque fue insensata a la par que deshonrosa… Los británicos dejaron que Franco y Hitler vencieran y que fuera Rusia y no Gran Bretaña quien se hiciera acreedora de la simpatía y gratitud de los españoles. Ha habido una acentuada tendencia a ocultar estos hechos, incluso a reivindicar la hostil ‘neutralidad’ de Franco como un triunfo de la diplomacia británica. La verdadera historia de la guerra civil española debería recordarse siempre como un ejemplo de la insensatez y mezquindad de la política de las potencias. Lo único que la compensa es la valentía de los combatientes de ambos bandos y la entereza de la población civil de la España republicana, que durante años pasó hambre y penalidades que nosotros no hemos conocido ni en los peores momentos de la guerra. 4. Los rusos entregaron una pequeña cantidad de armas y obtuvieron a cambio el máximo de control político (…) Durante un año o más, el gobierno de la República estuvo de hecho bajo dominio ruso, básicamente porque Rusia fue el único país que le echó una mano. El crecimiento del Partido Comunista de España, que de contar con unos miles de afiliados pasó a tener un cuarto de millón, fue obra directa de los conservadores británicos…”
No hay que decir que las estimaciones de Orwell están en cuestión; como no podía ser menos, el propio autor proyecta sus dudas sobre lo que escribe. Se trata de un testimonio escrito en base a reelaboración de su memoria, no es la obra de una historiador, otra cosa es que, aún con todo, sea lo que es, el testimonio literario más certero y brillante de todos los que se escribieron, y la prueba está inscrita en su vigencia (y no será porque no ha tenido detractores desde el primer día), y en un reconocimiento que persiste dos décadas después del final de la guerra fría, y como parte de una vasta documentación sobre la que los historiadores que perciben la guerra española –ante todo- como una guerra de clases, siguen encontrando un material documental de un gran valor, incluso cuando resulta cuestionable.
Otra cuestión es la evolución del último Orwell, no en vano se puede decir que 1984 es la obra de un enfermo. En los años cincuenta, no fueron pocos los comunistas de estricta obediencia ni los revolucionarios que acabaron confundiendo el antiestalinismo con el anticomunismo, un punto sobre el que habría mucho que hablar y sobre el que no se puede establecer un baremo generalizado. Se dieron casos como los de Bertrand Russell, o de Stephen Spender, que llegaron a decir entonces cosas de las que luego se arrepentirían, al igual que muchos otros que vivieron dramáticas oscilaciones (pienso en los ensayistas norteamericanos Edmund Wilson y Dwigth MacDonald), para acabar siendo en los años sesenta pesos pesados en la denuncia de la guerra del Vietnam, así como de los grandes consorcios como la Banca Morgan, tratadas como verdaderos enemigos de la libertad.
Personaje complejo que busca la verdad a sabiendas que se trata de un camino en sí, Orwell fue, entre otras cosas, un radical de izquierdas, militante del POUM cuando este partido está siendo perseguido, amén de uno de los fundadores de lo que luego sería Amnistía Internacional, y denunció cualquier medida discriminatoria contra los comunistas en su país. Y si fue anticomunista, éste no fue más veraz que el presunto anticristianismo de Georges Bernanos, el viejo creyente autor del Diario de un cura de aldea, que denunció la España franquista que se presentaba ante el mundo como el “estandarte de la cristiandad”…
Notas
1/ Aparte de los ensayos publicados en la mitad de los años ochenta con ocasión del curioso impacto de la novela 1984, existen trabajos más recientes como el citado del convulsivo y a veces equívoco Hitchens, el de Michael Shelden (Orwell. Biografía autorizada, Emecé, Barcelona, 1993); Jeffrey leyeres (Orwell. La conciencia de una generación, Vergara, Barcelona, 2002), así como el sugestivo ensayo de Simon Leys, George Orwell o el horror de la política (Acuarela&Machado, Madrid, Madrid, 2010), así como mi ensayo “La cuestión Orwell” (Sepha, Málaga, 2008), que incluye un breve estudio sobre la bibliografía orwelliana en castellano.
2/ El ILP fundado en 1873, internacionalista en la “Gran Guerra”, se negó a asociarse con los comunistas o a sumarse al Komintern, al que criticaba por su política sectaria y tomó parte en diversas agrupaciones internacionales en las que coincidieron socialistas de izquierdas y comunistas disidentes. Bernard Crick describió el ILP de mediados de los años treinta como un partido “de izquierdas, igualitario, un extraña mezcla inglesa de evangelismo secularizado y marxismo no comunista”, aunque parece olvidar que su convergencia con el POUM indican más cosas. En los años treinta representó la extrema izquierda británica, y los trotskistas encontraron su apoyo contra las campañas estalinianas. Su periódico semanal, el New Leader, había denunciado los procesos de purga rusos de 1936 “como un fraude, y de inmediato fue tachado por el partido comunista de periódico fascista”. Martínez de Pisón lo define como “de tendencia trotskista” y Andrés Trapiello lo sitúa sin mayor precisión “a medio camino entre la Tercera y la que sería la Cuarta Internacional”.
3/ Para conocer la revolución en Barcelona, resulta en todo punto inexcusable La lucha por Barcelona. Clase, cultura y conflicto (Alianza, Madrid, 2005), de Chris Ealham. Su último capítulo está dedicado al 18 de julio y la Guerra Civil, y analiza el resurgimiento de una nueva ciudad revolucionaria, esa urbe que tan bien describió Orwell y otros autores como la surrealista Mary Low (Cuaderno rojo de Barcelona), o Kaminsky (Los de Barcelona). Ealham también es el autor de un ensayo, sobre las contradicciones del anarquismo durante la guerra y la revolución incluido en la edición de Preston, La República asediada (Península, Barcelona, 1999, así como de La revolución a medias: los orígenes de los `hechos de mayo´ y la crisis del anarquismo, incluido en el número 93 (septiembre 2007), un “especial” de la revista “Viento Sur” titulado Combates por la revolución en la guerra civil española. Ealham que –curiosamente- también resulta obviado en la muy sesgada obra de Hernández Sánchez.
4/ En un artículo, Mayo del 37 no existe (www.insurgente.org/index), Manuel N. Navarrete, escribe:  “Efectivamente, el asesinato de Nin por parte de los comunistas fue un acto despreciable, pero no más que el asesinato de Antonio Sesé, dirigente del PSUC y secretario general de la UGT, por parte de los anarquistas, como narra Fernando Hernández Sánchez…” Este paralelismo, empleado anteriormente por Ferran Gallego (Barcelona, mayo de 1937. La crisis del antifascismo en Cataluña, Debate. Barcelona, 2007), es expresado así por Hernández: “El de Nin no fue el único caso de muerte violenta en aquellos trágicos días. Aunque es más escandaloso, por las circunstancias que lo rodearon y lo emblemático de la víctima, la reseca de los hechos de mayo dejó un reguero de sangre entre organizaciones durante semanas –y hasta meses- posteriores” (p. 225), amalgamando a continuación ejemplos tan dispares como el Camillo Berneri, Kurt Landau, con el de Sesé y el de Leon Narwicz, agente estalinista infiltrado en el POUM…Entre las “circunstancias” hay que anotar las acusaciones de ser el jefe de la “Quinta Columna” en Barcelona, el de efectuar reuniones con el mismo Franco (gracias a la conexión con el hijo de Trotsky, quien a su vez se reunía con Hitler) según la campaña estaliniana reproducida por ejemplo en “Frente Rojo” de Valencia que dirigía César Falcón, por no hablar de las se dan en el tiempo que sigue con la prohibición y el proceso contra el POUM. Sobre toda esta cuestión me remito a mi libro, “Un ramo de rosas rojas” y una foto (Laertes, Barcelona, 2009), así como el de Pelai Pagès, Andreu Nin. Una vida al servicio de la clase obrera (Laertes, Barcelona, 2003).
5/ Se trata de la reciente edición efectuada por Debate (Barcelona, 2011), que comprende la versión integral traducida por Miquel Temprano García, con prólogo de Miquel Berga, que analiza en detalle el curso de las diversas ediciones en castellano y catalán, amén de unas notas de Fernando Casal que ha seguido la pista de Orwell en España a través de las fotos de los lugares y de los personajes.
6/ Encuentro bastante significativa la omisión en trabajos en principios tan exhaustivos como el de Ferran Gallego y el de Hernández Sánchez de una obra tan ambiciosa y detallada como La crisis del movimiento comunista internacional, de Komintern a Kominform (Ruedo Ibérico, Paris, 1970), de Fernando Claudín, y sobre la que Perry Anderson que la define como “la mejor exposición” entre las numerosos títulos dedicados a “La historia de los partidos comunistas”, este “pese a su distanciamiento de la textura de los acontecimientos, (ya que) intenta constantemente mantener abierto un sentido de las alternativas realistas, en cada una de las principales coyunturas del desarrollo del movimiento comunista” (ensayo incluido en Historia popular y teoría socialista, Ed. Raphael Samuel, Crítica/Grijalbo, Barcelona, 1984, p. 164).

Opus Dei y falsificaciones



Por Ramon Martinez
El escándalo del máster de Cristina Cifuentes no es un caso aislado dentro del ámbito del Opus Dei y por ende dentro de su brazo político el PP.

Por Ramón Martínez
El tema de las falsificaciones de documentos en el ámbito del Opus Dei es bastante antiguo y se remonta a sus comienzos, cuando se pretendió conseguir un título de Marqués para el fundador de la secta mediante una falsificación, como demostró el historiador Ricardo de la Cierva en el capítulo X de su libro Los años mentidos en la primera edición de 1993, desgraciadamente este capítulo se omitión en ediciones posteriores.
Parece ser que los seguidores de Escrivá de Balaguer, han seguido con el ejemplo dado por su gurú y han abusado de esta fea práctica de forma insistente. Para empezar, las pruebas aportadas para demostrar los milagros de Escrivá en el proceso de su canonización muestran su falta de honestidad. Además, el proceso de beatificación del fundador de la secta estuvo manchado por numerosas irregularidades, entre las que se incluyen mentiras para desprestigiar a quienes podían desvelar defectos del fundador del Opus.
El reciente escándalo sobre el máster de Cristina Cifuentes, ha sacado a la luz una vez más el tema de las falsificaciones. Aunque no es de dominio público si Cifuentes pertenece al Opus o no, si es evidente que su alto cargo en el PP implica una alineación incondicional con el Opus Dei. Que el PP es el brazo político del Opus Dei se demostró en el artículo El Opus Dei y el PP, pero por si alguien tuviese alguna duda, solo tiene que ver a quien puso Cifuentes al frente de educación. Como presidenta de la comunidad de Madrid Cifuentes puso a un miembro del Opus Dei aumentando escandalósamente los prosupuestos de dinero público para apoyar a colegios del Opus Dei.
Pero Cifuentes no es la única implicada en falsificaciones académicas. Si investigamos un poco los méritos académicos del entorno del PP, veremos que las sospechas de fraude son una constante. Por ejemplo la cantidad de familiares de Rajoy que sacan la oposiciones con puestos excepcionales.
Las dos hijas del Opusino Fererico Trillo nada más acabar la licenciatura ocupan puestos de máxima relevancia estatal, las Cortes y el Consejo de Estado. El propio Trillo obtuvo un primer puesto en las oposiciones al Cuerpo Jurídico de la Armada que contrasta con su conocida mediocridad, como se demuestra en su bajo nivel de inglés que no es óbice para detener su ambición de ser embajador en Londres a costa de dejar a España en ridículo en ese país, donde llega a ser tratado de paleto. No es menos sospechoso que además obtuviese un título de Doctor en Derecho por la Universidad Complutense con la calificación de sobresaliente cum laude , cuando se ha demostrado que el libro por el que se valió para conseguir el doctorado sobre Shakespeare estaba plagado de textos de otros autores sin la debida notación. Años más tarde, uno de esos miembros del jurado de la Complutense se vería envuelto en un escándalo por la justificación de las facturas de unas millonarias subvenciones públicas a la Fundación Shakespeare de Valencia.
Otros títulos académicos con irregularidades en el ámbito del PP son el doctorado de Camps, quien fue acusado de plagio, la tesina de Urgandarin que fue escrita por un empleado y por un amigo suyo, el caso de Pablo Casado quien aprobó media carrera en 4 meses en una universidad privada que controlaba Esperanza Aguirre, etc., etc.
De Carlos Floriano, quien pretendió vender la reforma fiscal del PP como “la más social” de toda la historia, y conocido (como tantos otros del PP) por mentir públicamente con una santa desvergüenza difícil de superar, se escribe en la web Los genoveses lo siguiente: “Aunque parezca ciencia ficción y ponga en entredicho la fiabilidad de nuestro sistema educativo superior, resulta que es profesor universitario y Doctor en Derecho, al igual que otro de sus maestros, Esteban González Pons.”
Según la trayectoria de los miembros del Opus Dei, donde quienes han sido miembros de la secta afirman que la mentira es la norma, y que por las actuaciones de sus políticos no cabe duda de que esto es así, se puede tener la fundada sospecha de que buena parte de las titulaciones académicas de estos “listos” del PP sean producto de irregularidades, como viene siendo la norma en el Opus Dei y por ende en el PP que es su brazo político. Solo bastaría indagar en los puestos más relevantes del PP para que quizá encontráramos muchas más irregularidades.

Asturias. Un viaje de la Memoria Revolucionaria


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Asturias. Un viaje de la Memoria Revolucionaria


Un viaje en tren a la Cuenca Minera del Nalón en 2018 para hablar sobre la lucha de la clase obrera en los años treinta, se convierte en un viaje a la Asturias revolucionaria de 1934.
Por Antonio Rubira
En el tren de la memoria viajo desde la meseta a la Asturias revolucionaria, olvidando que los hechos tuvieron lugar hace más de 80 años. Aquí no hay nada que hacer, hay que ir a Asturias. Madrid está paralizado por la huelga, pero no hay insurrección y nadie organiza nada. En Asturias lo están haciendo todo. Mientras en el resto del país las Alianzas Obreras no suman las dos grandes organizaciones sindicales, a pesar del frente único en las huelgas desde hace más de un año, la revolución solo se lleva a efecto en Asturias, único lugar donde la lucha y movilización la hace el conjunto de trabajadores organizados. Los raíles atraviesan las montañas que llevan a su capital insurreccional, Mieres, por la misma vía, caminos y cumbres nevadas que aquellos mineros y metalúrgicos tomaron posesión para transformar la sociedad. Enrique, minero del Pozo Candil, e Higinio, ferroviario, me llevan al Ayuntamiento donde se ha proclamado la República socialista. Sin tiempo de asimilar los vítores de miles de obreros, me muestran una placa dedicada a quien dirige la proclama desde su balcón y uno de los máximos dirigentes de la insurrección –Grossi, minero y vicepresidente de la Alianza Obrera-.
Es la mayor gesta obrera de Europa occidental el pasado siglo, y tanto la dictadura burguesa en cuarenta años como la democracia burguesa en otros tantos, la ignoran. Convenientemente silenciada por la incultura de masas bajo el control ideológico del poder establecido y arrinconada en los libros de historia, cuanto más se conoce más impresionante es su significado. Me advierten personas sensatas que tenga cuidado, las cosas no son como parecen y el sistema no se puede cambiar. Rechazo consejos tan pragmáticos como vacíos y voy en busca de la realidad: en Asturias lo están haciendo.
Me dirijo a Langreo, capital de la Cuenca Minera del Nalón, donde a un lado del río, el Ayuntamiento de Sama, igual de recio y majestuoso que el de Mieres, muestra el orgullo de una población dispuesta a culminar la revolución: los mineros combaten a sangre y fuego el puesto de la Guardia Civil, tras cuya victoria se amontonan decenas de muertos en sus calles. Los compañeros me espabilan mostrando los esqueletos de hierro de instalaciones abandonadas de Duro Felguera cuando cruzamos a la otra orilla. El templete del parque esconde armas y dinamita que los obreros almacenan para la lucha, pero no veo sus columnas marchando por las calles. Me dicen que están en la carretera que sube por la empinada montaña, hasta el camino que viene de Mieres para ir juntos a tomar Oviedo. Mientras tanto, los Hornos de Fundición y Calderería de La Felguera producen camiones blindados para la revolución.
En las Cuencas Mineras han aplastado a las fuerzas del Estado: uno tras otro han ido cayendo en sus manos los cuarteles de la Guardia Civil, instalados en todas las localidades cerca de los Pozos. Han colectivizado su economía. No parece importar que haya más brazos para empuñar las armas que fusiles y municiones. Básicamente con dinamita han frenado el Ejército que viene desde el sur, en Campomanes. ¿Por qué se anunció la fecha de la insurrección dando tiempo al gobierno para esconder los cerrojos de los fusiles y las espoletas de las bombas? Aún así, la victoria está asegurada, dicen. Basta que en el resto del país se haga la mitad de lo hecho aquí.
Todavía no saben que perdieron. Esos aviones bombardeando los barrios obreros de las Cuencas Mineras y Gijón durante horas, ¿de dónde han salido? ¿No han sido desarticuladas las fuerzas militares fuera de Asturias? Si estamos venciendo, ¿por qué llegan miles de soldados en trenes para combatirnos?, ¿qué hacen cientos de moros y legionarios en Gijón descendiendo de barcos procedentes de África?… Si la huelga general revolucionaria se ha convocado simultáneamente en toda España, ¿es que no se ha hecho lo propio en el resto del país? La insurrección obrera, preparada durante meses en todo el Estado, solo ha triunfado en las Cuencas Mineras asturianas y, parcialmente, en Oviedo y Gijón además de algunas zonas mineras del norte de Palencia y León. ¿Cómo le digo a los revolucionarios asturianos que se han quedado solos, que en Madrid la huelga general es la más general de su historia, pero no hay nada organizado para hacer lo mismo que ellos? ¿Cómo les explico que en la ciudad más industrial del Estado, Barcelona, el falso protagonismo de la pequeña burguesía lo ha derivado a la cuestión nacional claudicando, mientras se ha desactivado en la clase obrera, sin que ni una ni la otra se hayan coordinado para triunfar? Los anarcosindicalistas no han convocado la insurrección nada más que en Asturias, y los socialdemócratas no hacen nada fuera de Asturias de lo que llevan diciendo diez meses. Tendríamos que hablar de las tácticas y estrategias de las organizaciones obreras para este gigantesco despropósito, pero no hay tiempo. Hay que seguir haciendo la revolución.
Los compañeros me llevan a la puerta de diferentes Pozos mineros; sobrecoge lo imponente de sus estructuras metálicas de más de veinte metros de altura que, erigidas impertérritas, señalan a todo el mundo que desde ahí, miles de mineros bajan todos los días a las entrañas de la tierra a extraer carbón para el desarrollo económico de la sociedad. La emisora de radio del coche con la habitual propaganda de un Banco me devuelve a una realidad paralela: “Gracias a quienes hacen mover el mundo, los autónomos”. Contengo las ganas de vomitar al comprender que la contraofensiva ideológica de la clase dominante precisa mentir para subsistir. Son los mismos que apoyaron el golpe de Estado de Franco y la dictadura, para mantener su control económico en la sociedad. Los gestores del orden establecido al servicio del capital buscan de manera consciente el Alzheimer social en la clase trabajadora. Saben que el conocimiento de la Historia y la realidad, es comprensión y poder para transformarla.
La República burguesa les ha defraudado, como a los trabajadores del resto del país, por lo tanto, hay que cambiar el sistema económico y no solo el político. Arañando un poco bajo la piel del aparato de Estado y la estructura económica, ven claramente la España monárquica y caciquil de siempre. Además, ante la fuerza y movilización de la clase obrera, amenazan con poner ministros de la CEDA. ¡No van a conseguir lo de Hitler en Alemania el año pasado, ni Dollfuss hace unos meses en Viena! Qué tragedia, no saben que a miles de kilómetros el estalinismo no quiere ninguna revolución socialista y está preparando el mayor nivel de fusilamientos de comunistas de la historia en nombre del comunismo. Fuera de la URSS, miles de comunistas luchan y mueren haciendo la revolución, sin conocer ni los hechos ni los motivos de tamaña contrarrevolución. ¿Cómo les digo en mitad de la acción revolucionaria, que su experiencia nos ha enseñado que sin un partido revolucionario apoyado en la teoría revolucionaria no hay victoria en una acción revolucionaria?
Al llegar a la puerta del Pozo María Luisa, no nos dejan pasar. Debe estar cerrado por huelga de los mineros ante la muerte de algún compañero, Santa Bárbara bendita... El guardia de seguridad nos informa que está tapiada y muerta, solo conservan las instalaciones. Pobrecillo, no sabe que siempre estará viva y su memoria nunca se perderá. Un nuevo compañero se une al viaje de la memoria, Manuel, minero que ha trabajado en esta mina muchos años y dirigente sindical en ella. Llegamos al Pozo El Sotón y se nos permite entrar en sus instalaciones para ver la cara más amarga de una de las profesiones más honorables y duras de la clase trabajadora. Ante nosotros se extiende una explanada de casi cien metros frente a la imponente estructura del Pozo, donde respetuosamente están colocadas en un tupido jardín más de 500 placas con el nombre de los mineros muertos en accidente laboral, señalando la fecha y el Pozo en que trabajaban. Solo constan los que pertenecían a HUNOSA desde 1967, no los mineros muertos de empresas privadas -al menos otros tantos desde entonces-, ni los derivados de accidentes o silicosis, ni los miles desde el siglo XIX hasta esta fecha. Estremece de manera especial ver juntas las placas de mineros de un mismo Pozo, muertos en un mismo día, como señala Enrique de dos compañeros suyos del Pozo Candil, o de otros cuatro del Pozo María Luisa que indica Manuel.
¿Por qué la Alianza Obrera UGT-CNT de hace siete meses por la revolución social contra el capitalismo solo se ha sellado en Asturias? Me dicen que no tema, a la hora de la verdad estaremos todos unidos, pues ambos sindicatos llevan más de un año convocando multitud de huelgas conjuntamente en todo el país. ¿Qué tiene Asturias para esa diferenciación táctica y estratégica que será tan determinante para la suerte de la revolución? La clave: que las cuencas mineras asturianas concentran decenas de miles de obreros mineros y metalúrgicos donde la conciencia de clase se ha ido forjando por medio de la lucha y la organización en décadas. Llevan desde comienzos de año con huelgas y manifestaciones unitarias: económicas y políticas. Bajo los cascos y monos de trabajo en las fábricas y minas, el diferente carnet del sindicato –repartido casi a partes iguales- pesa menos que su conciencia de clase en la lucha común.
Bajo a una mina para comprender mejor los resortes de la conciencia de clase. Mi agobio en la jaula ascensor que desciende a gran velocidad provoca la sonrisa de Manuel, comenta como algunos de ellos lo han hecho algunas veces sin tocar el suelo, apretujados. Junto a Enrique e Higinio –hijo también de minero-, los tres me explican que la organización del trabajo es colectiva aunque cada uno ocupe un lugar distinto. Es imprescindible la ayuda y colaboración entre ellos para arrancar el carbón y trasladarlo. No podrían trabajar correctamente a 600 metros bajo tierra sin coordinarse, pues dependen unos de otros para avanzar sin derrumbamientos en la mina y garantizar la seguridad de todos. Busco en las laderas interiores hablar con algún minero, inclinado sobre una altura que no llega a un metro y un martillo de seis kilos picando durante horas cada día. Pero no veo ninguno entre las vigas de madera que han ido colocando para trabajar sin que se les caiga la montaña encima. El chillido de los escolares que vienen de Gijón a visitar el museo de la Minería me despierta. Les han apagado la luz, inexistente en la galería de una mina real, y se han asustado. La escalera “de mano” que permite ver las zonas de trabajo inclinadas y de bajo techo, tampoco existe en la realidad. Se sube y se baja por los estrechos y bajos taludes no solo para picar el carbón, sino para llegar y salir de allí.
Son necesarios más de 17.000 soldados armados hasta los dientes con apoyo de artillería y aviación, llegados de toda España por tierra, mar y aire, desde las carreteras de León, Galicia y Cantabria, para obligar a los revolucionarios a retroceder hasta las cuencas mineras y aislarles. Aún así, resisten una semana más. ¿Si en Madrid y Barcelona hubiesen hecho lo mismo que en Asturias -como estaba supuestamente organizado- habría soldados suficientes para vencerles? En el nombre de la República burguesa se produce la mayor represión posible del intento de una República socialista. ¿Qué ha aprendido el movimiento obrero? ¡Mucho!, ya lo verás. A pesar del asesinato sin juicio de cientos de revolucionarios y miles de ellos encarcelados hasta el 36, un golpe de Estado militar provoca de nuevo la revolución. Esta vez en la mitad del país, incluyendo las grandes ciudades, zonas industriales y latifundios. La victoria es más segura que en el 34, dicen en Asturias. ¡Ya no estamos solos!, se suma Barcelona, Madrid, Valencia… donde los trabajadores han derrotado la contrarrevolución e imponen el control obrero en gran parte de la producción y la distribución con milicias armadas para enfrentarse a los militares fascistas. ¡Igual que nosotros!
¿Cómo les explico que ahora es todavía más terrible la derrota? La pregunta da miedo, ¿qué han aprendido las direcciones de sus organizaciones? Más miedo da la respuesta. La orientación táctica y estratégica en lugar de consolidar y ampliar lo mismo que en Asturias dos años antes -la revolución obrera- , se cambia de rumbo a un movimiento popular contra el fascismo, donde una República burguesa combata militarmente una dictadura burguesa, anulando la revolución proletaria. La sombra del estalinismo es alargada, vestidos de reformistas todavía no han comprendido. Aún justifican lo injustificable sin aprender nada. Dos veces, dos has tenido, oportunidad para ganar, y las dos veces por distinto motivo, traicionada estás. Sin comprender la derrota, no estaremos preparados para la victoria.
Me dice Higinio que ya hemos llegado, veo la placa cubierta de flores junto a la marca en el suelo donde 1.800 revolucionarios han sido fusilados frente al cementerio de Oviedo, desde que entran las tropas franquistas en octubre del 37. Se han aprovechado de la falta revolucionaria de dirección obrera en la revolución más obrera de la clase obrera. Miro hacia abajo, a la ciudad, y solo distingo la torre de su Catedral. Observo las caras orgullosas de quienes van a morir mirando con desprecio a sus cobardes verdugos, nosotros hemos luchado como obreros y vosotros sois gusanos domados por el capital, dicen mientras escupen a la cara de los fascistas. Cincuenta metros más abajo, yacen juntos para siempre en una fosa común. Han sido necesarias varias décadas para que sus descendientes puedan recordar sus nombres, edad y lugar de procedencia esculpidos en el negro mármol que, además de fijar la fecha de su asesinato, deja constancia eterna de su valor.
Ahora que me acuerdo, yo iba a la Cuenca Minera de Langreo a presentar un libro sobre la lucha de la clase obrera en los años treinta, pero me doy cuenta en realidad de que era solo una excusa para visitar el corazón de la revolución. Mientras su silueta sigue recortada en los corazones de los obreros del mundo, sus hijos y nietos mantienen su memoria con la cabeza alta.
Antonio Rubira León
Abril 2018

José María García: “Yo también creo que la ciencia del exterminio nació en un psiquiátrico”


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José María García: “Yo también creo que la ciencia del exterminio nació en un psiquiátrico”


Ayer, domingo 20 de mayo se celebró en todo el Estado español una genial locura llamada, muy apropiadamente, el Día del Orgullo Loco. El Mad Pride nació en Toronto en 1993 y ya es una tradición en diversos países anglosajones y europeos. Como tantas veces el activista José María García se encontraba participando y manifestándose y allí lo encontramos…
¿Qué quieres decir con lo que llevas en escrito en la pancarta “La ciencia del exterminio nació en un psiquiátrico”?
La he copiado de un libro que leí hace tiempo y que se titula LA CIENCIA DEL EXTERMINIO, PSIQUIATRIA Y ANTROPOLOGIA NAZIS, en el que el autor y antropólogo Benno Müller-Hill, explica el salvajismo de las prácticas eugenésicas que se llevaban a  cabo en los centros psiquiátricos durante el Tercer Right. Como psiquiatras y antropólogos en la Alemania Nazi asesoraron científicamente, toleraron e implementaron la política racial del Estado Nacionalsocialista Alemán , con el beneplácito del resto de la comunidad médica y científica, que no alzó la voz.
¿ Pero eso fue parte de la barbarie del Régimen Nazi ?
Barbarie que se perpetró en los campos de concentración, pero también se efectuó en los establecimientos psiquiátricos, que se asemejaban mucho a los campos. A quienes se encontraban dentro les resultaba imposible salir. Los internos estaban sometidos a trabajos forzados. Se les sometían a tratamientos sádicos de esterilización con calcidol, insulina y se les aplicaban electricidad, esto de aplicar corrientes todavía se efectúa hoy en día, aunque no lo van divulgando mucho, porque es considerado por muchos como prácticas salvajes, y lo que es más desconocido todavía, se aplican en centros hospitalarios públicos y privados.
La connivencia entre Campos de Concentración y Centros Psiquiátricos era armoniosa y colaboradora en ambas direcciones. La ideología Nacionalsocialista es de fácil descripción: la diferenciación entre hombres tiene fundamentos biológicos. Y estas creencias de perturbados del siglo pasado vuelven a resurgir, y aquí en Catalunya con un reciente vigor insospechado.
¿ A qué te refieres ?
A lo que es uno de los temas más recurridos y advenedizos del momento en Catalunya. El nombramiento del nuevo President de la Generaritat Quim Torra y sus pensamientos desarrollados, sobre la supremacía de la raza catalana, o la inferioridad de la española, pensamientos rancios y trasnochados, que situábamos solamente en algunos países como Israel, Hungría…, aunque con mucho auge en toda la antigua Europa, de pronto aquí han tomado mucha fuerza, y hace que nos coloquemos en el ranking de los países mas desalmados y desaprensivos.
¿Cómo crees que afectara esto a la cohesión y armonía de la Sociedad Catalana?
No soy ni sociólogo ni tertuliologo, pero vamos… seguro que no afecta de una manera positiva. Lo que puede pasar es que se desenmascara a sectores de la política catalana que siempre han estado ahí, de una manera u otra y dándose a conocer más bien poco. Tampoco esto que está pasando es sorprenda, siempre ha habido una connivencia del partido que ha nombrado a Quim Torra president de la Generaritat con el fascismo español, la parte más conocida es como muchos alcaldes franquistas lo han sido también bajo las siglas de CiU, ahora PDCAT, e incluso ha hubo algún conceller de este partido que ocupo cargos en el pasada dictadura franquista. Por mucho que no les guste que les saquen a relucir este pasado que tanto esfuerzo han mostrado en ocultar, ahora y con este nombramiento la relación les resultara imposible no establecerla.
¿ El pasado siempre vuelve?
Pero si lo han traído ellos de nuevo de la mano, nombrando a un President de la Generaritat Quim Torra, que ha escrito artículos enteros y su pensamiento ha quedado reflejado en libros escritos entre las que están algunas perlas mostrando la superioridad genética del pueblo Catalán sobre el Español. Este personaje ha mostrado sus simpatías por Estat Català, un partido fascista o parafascista, que en los años 30 organizaba milicias armadas violentas con el fin de lanzarlas a la lucha armada, así como con los hermanos Badia, dos terroristas y torturadores a los que el señor Torras califico como ejemplo de Independentismo. Por no hablar de las ideas supremacistas de la raza Catalana y de los coqueteos que este movimiento tuvo con los Nazis.
No queda muy bien parado el independentismo liderado en manos de esta personal, quieren seguir siendo una muestra de ejemplo pacifico, pues menos mal. Y si su idea ha sido siempre de internacionalizar el Proceso Catalán lo van a conseguir, pero no como lo habían pretendido, sino sembrado de sombras y dudas, y colocándonos al lado de los estados más siniestros y retrógrados en ideas raciales.
Precisamente estos días se está efectuando un debate en el parlamento de Catalunya, por la futura ley de autorización de eutanasia, con el nombramiento del nuevo Presidente de la Generaritat y sus ideas retrogradas, tal vez añada a la ley también la autorización de la eutanasia activa.
¿ Imagino que no lo dirás en serio ?
Por supuesto que no lo digo en serio, la eutanasia activa no la van a debatir porque no hace falta que la autoricen, en cierta manera ya está en vigor. Pero se aplica de una manera que nadie se tiene que manchar las manos, muy sutil como se las gastan por aquí. ¿Porque no hacen estudios serios del aumento del número de suicidios en estos últimos años de crisis, y sus causas?, ¿cuántas muertes en sanidad son atribuidas a los recortes?
Y diré un ejemplo más, la falsa igualdad de servicios médicos por causas geográficas, impide que la inmensa mayoría de los que padecemos FM, SFC, SQM, y EHS accedamos a unidades adecuadas para visitarnos por estas enfermedades, pero en cambio si algún enfermo requiere de servicios de electroshoks, o efectuarse alguna lobotomía, que no sufra, que en eso la sanidad pública catalana sí que es muy generosa y no discrimina.

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¿Qué sabemos sobre la venta de bombas estadounidenses a Baréin?


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¿Qué sabemos sobre la venta de bombas estadounidenses a Baréin?

 




Ignorando las preocupaciones y críticas de los activistas de derechos humanos, el Departamento de Estado de Estados Unidos autorizó el viernes la venta de 3200 bombas a Baréin, que se utilizarán para armar su flota de aviones F-16.
La Agencia de Cooperación en Seguridad de Defensa (DSCA, por sus siglas en inglés) hizo el anuncio, al tiempo que subrayó la estrecha alianza que existe entre Washington y Manama, y el hecho de que Baréin es un importante socio de EE.UU. en el oeste de Asia.
El Observatorio de Derechos Humanos (HRW, por sus siglas en inglés) condenó la posible venta de estas bombas, cuyo valor estimado asciende a 45 millones de dólares estadounidenses, y denunció la ignorancia de la Casa Blanca ante las violaciones de los derechos humanos cometidas por el régimen de Al Jalifa.
“En lugar de presionar a Baréin por la persecución y el enjuiciamiento de los defensores de los derechos humanos, EE.UU. vende ciegamente millones de dólares en armas sin condiciones”, dijo la subdirectora de HRW en Washington, Andrea Prasow.
En lugar de presionar a Baréin por la persecución y el enjuiciamiento de los defensores de los derechos humanos, EE.UU. vende ciegamente millones de dólares en armas sin condiciones”, dijo la subdirectora de HRW en Washington, Andrea Prasow.
“El mensaje es claro, ya sean los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudí o Baréin: compráis armas estadounidenses y obtened un pase gratuito para cuestiones de derechos humanos por parte de Estados Unidos”, delató Prasow.
En la presente infografía, les ofrecemos algunos detalles sobre las bombas que comprará Baréin a Estados Unidos, cómo las usará y por qué hay objeciones a este contrato.
zss/ctl/mjs

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Alemania responde a los chantajes de Trump


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Alemania responde a los chantajes de Trump 

 

 


La clase política alemana volvió a cargar contra el presidente estadounidense, Donald Trump, por su último ataque contra el país teutón. El norteamericano volvió a acusar a Berlín de no gastar lo suficiente en defensa. "Cínicas e inaceptables" son los calificativos que el partido de Merkel dedicó a las palabras del inquilino de la Casa Blanca.
trump merkel© REUTERS / Jonathan Ernst
Trump lleva tiempo quejándose de que Alemania no cumple con el objetivo de gastar en defensa el 2% de su PIB, en línea con lo acordado en la cumbre de la OTAN en Gales de 2014. Volvió a hacerlo el 17 de mayo durante una reunión en Washington con el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg. No solo acusó a Alemania, sino a otros siete miembros de la Alianza. "Se supone que tendrían que estar pagando", dijo el estadounidense, y amenazó con que -palabras textuales-
se ocuparía de ellos, recuerda el Financial Times, para luego decirle a Alemania lo que debe hacer.
"Alemania debe demostrar su liderazgo en la Alianza abordando su largo déficit en contribución a la defensa (...) Alemania no contribuye lo que debería y es un gran beneficiario. Mucho mayor que Estados Unidos, la verdad".
El presidente estadounidense también se quejó de que Berlín "le compra ingentes cantidades de gas a Rusia", aunque no mencionó
que quiere venderle su gas al país teutón a un precio más elevado que el del ruso. Alemania gasta, a mayo de 2018, 37.000 millones de euros, lo que equivale al 1,2% de su PIB.
Roderich Kiesewetter, diputado del partido de Merkel (la Unión Democristiana) en el Bundestag, cargó duramente contra Trump.
"No es aceptable señalar con el dedo a Alemania, un país que está lidiando con el grueso del flujo de refugiados en toda Europa. Eso es ser cínico porque dos de las causas de la crisis de refugiados es el vacío que ha dejado EEUU en Oriente Medio y su fallida política intervencionista en Irak. El mismo Trump lo admitió durante su campaña electoral", recordó el democristiano, citado por Financial Times.
Tanto Merkel como su ministra de Defensa, Úrsula von der Leyen, ya han dicho muchas veces que la partida en Defensa irá aumentando durante los próximos años, pero sin llegar hasta el 2% del PIB. El objetivo es, ahora mismo, alcanzar el 1,5% para 2025. El parlamentario democristiano Jürgen Hardt ha señalado que lo que se debe tener en cuenta no es solo la contribución de Alemania a la OTAN, sino la total, pues Berlín tiene frentes y misiones abiertas en Europa del Este, entre otras zonas geográficas. 

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