Por Gabriel Fernández | La Señal Medios | Un verdadero crisol de intereses. Las islas están ahí, en el medio de ese mar. Diez estados bordean la región de conflicto. Siete, proclaman algún tipo de soberanía sobre la misma: China, Taiwán, Filipinas, Malasia, Brunéi, Indonesia y Vietnam. Las aguas cubren 3,5 millones de kilómetros cuadrados, y en su seno se encuentra un montón de islotes y arrecifes pequeños llamados Islas Spretly e Islas Paracelso. Tenemos que situarnos en el Mar de China Meridional.
DOS RAZONES. Es que también, ahí nomás, está el Mar de la China Oriental, otra zona de riesgo que veremos más adelante. Pero vamos con el espacio que acapara la información por estas horas. El lector se preguntará ¿Por qué es tan importante? La mitad del transporte comercial mundial pasa por estas aguas, desde Europa y Oriente Medio al Asia Oriental. Una ruta comercial que supone 4,58 billones de euros cada año. Imagine, por motivos semejantes a los esbozados en el párrafo anterior: la producción exportadora de China más los llamados Tigres Asiáticos. No hay con qué darle. Se trata de una de las carreteras más transitadas del planeta. El que pueda abrir y cerrar ese paso, tendrá un poder comercial fabuloso.
Contiene además islas en las cuales se estima una reserva de petróleo equivalente a unos siete mil millones de barriles y unos 900 billones de pies cúbicos de gas natural. Bueno, vamos aclarando: El tema no es menor. Desde la salvaje destrucción de Irak impuesta por los Estados Unidos y la OTAN, China necesita un proveedor regular de petróleo que contemple sus crecientes necesidades surgidas del indetenible desarrollo industrial. Es cierto: con el Acuerdo de Shangai, Rusia consigue para su aliado sustitutos valiosos. Pero, lógicamente, el gigante asiático observa, tan cerca, una reserva enorme. Para eso ya tejió, en perspectiva, un acuerdo de explotación con la empresa Shell.
CORDÓN UMBILICAL. Para evitar inexactitudes consultamos al analista internacional Néstor Gorojovsky, versado en geopolítica. Fue contundente:
-La región en cuestión se extiende desde Singapur hasta Hong Kong y Taiwán. Es la vía marítima más importante del mundo. Supera a cualquier otra en cantidad de mercancías transportadas, y es el cordón umbilical que conecta los puertos de China con los de Indochina, la India, el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y el Canal de Suez; y de allí a toda Europa y el frente mediterráneo del Medio Oriente, y Africa Oriental entera.
-Exacto. Pero ¿el petróleo no constituye un factor decisivo a tomar en cuenta?
Esto es más importante que lo del petróleo, porque China lo tiene cada vez más cubierto por la alianza con Rusia, Gaby. el Mar de China Meridional (y los estrechos, uno de los cuales aún controla el Reino Unido a través de Singapur) es tan importante para la China como el Mediterráneo para el Reino Unido como ruta de paso desde Gibraltar a Suez. El proyecto “ruta de la seda” es bifronte, continental pero también oceánico
ESTADOS UNIDOS y RUSIA. Los países en pugna dicen presentar argumentos sólidos: historia, inversión, pero sobre todo, cercanía. El que más el que menos, vive por el barrio. Por tanto surge la pregunta ¿Y qué quieren allí los Estados Unidos? Bueno, eso es lo que indagan –y se contestan- los líderes de la potencia asiática: frenar el creciente poderío de China. ¿Por qué ahora? Porque en pocos años, cuando se equiparen los indicadores económicos y los arsenales nucleares, será imposible. Para el 2025 el equilibrio resultará difícil, pues allí se intersectarán las líneas en alza de los amarillos y las líneas en baja de los anglosajones.
Para que quede claro, es pertinente observar el mapa. Se puede dudar de la legitimidad de tal o cual estado de la región, pero se llegará a una conclusión evidente a simple vista: los norteamericanos no tienen nada que hacer, salvo interferir en asuntos ajenos. Su territorio está muy muy lejos del lugar. Pero claro ¡también lo está el Oriente Medio! ¿O no? Y sin embargo, no han trepidado en adentrarse a sangre y fuego. Tanto en los dos pilares del Nuevo Gran Juego (la citada región que hasta ahora acaparaba las portadas, más los Balcanes) emergió otro grande para decir presente: Rusia. Y acá, en el Mar de China Meridional, también.
La potencia euroasiática que orienta Vladimir Putin sabe –y es verdad- que los Estados Unidos, para hacer pie en la zona, cuentan con Taiwán, el “país fantasma” y con Tailandia, al menos. China logró atenuar las diferencias con Filipinas mediante una inteligente ayuda financiera, Brunéi no parece en condiciones de golpear –aunque podría presentarse como víctima ante la opinión pública internacional- en tanto Vietnam, por muchas diferencias que tenga con China, quebraría demasiados espíritus interiores si se pusiera a entera disposición de los estadounidenses.
Taiwan (y otro que ya veremos, al asomarnos al Mar de China Oriental) es clave. Se le llama fantasma porque sólo 22 países en el planeta lo reconocen. Surgido de una escisión “nacionalista” contrarrevolucionaria china, amparada por Gran Bretaña, es considerado por el mundo como una provincia del gigante asiático. Es industrialmente potente, y con una asistencia adecuada por parte del Norte mundial, puede intentar mover belicosamente las aguas de la región. Es claro que un ataque combinado chino – ruso la haría desaparecer limpiamente, pero eso quizás no importe a los norteamericanos, si lo que en verdad desean es desatar la hecatombe.
Hace pocos meses, Rusia se pronunció con energía: la portavoz de su cancillería María Zajárova, manifestó el apoyo a los esfuerzos de China y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para arreglar la situación. Recordó que tales intentos consisten en que los estados implicados deben seguir el principio de no aplicación de la fuerza y continuar buscando vías para el arreglo diplomático de las discrepancias existentes basándose en las normas del derecho internacional, ante todo la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar y los documentos que regulan las relaciones entre China y la ASEAN.
Claro, la cartera que lidera Sergei Lavrov se refería a la discusión sobre la soberanía de las Islas y esa zona del mar entre asiáticos. Pero la insistencia norteamericana en irrumpir forzó a que el oso siberiano mostrara las garras. Y así, una disputa pedregosa y acuática sobre una zona hasta el presente poco enfocada, se ha internacionalizado. Pero ¿qué quieren los Estados Unidos? El asunto es complicado: los analistas consultados por La Señal Medios se dividen entre los que consideran “un farol” las palabras de Donald Trump, presidente electo, y aquellos que suponen que, visualizando el devenir, “no le queda otra” que seguir los caminos bélicos del Departamento de Estado.
La primera interpretación se basa en la profunda interrelación económica entre los Estados Unidos y China. Inversiones, comercio y sobre todo, papeles de una deuda voluminosa, configuran un cuadro proclive al sostenimiento de un equilibrio fino e inestable, pero equilibrio al fin. La segunda, refiere a aquellos datos progresivos: esta es la última década en la historia de la humanidad en la cual los norteamericanos podrán hacer valer su poder militar. Como hemos indicado, la nación del Destino Manifiesto no volverá a ser El Imperio; se está convirtiendo en un gran país. Las diferencias son realmente trascendentes.
PREPARATE. Retomamos la charla con Néstor Gorojovsky.
-¿Cómo juegan las otras naciones?
-Filipinas está saltando rápidamente el cerco, quiere alejarse de los Estados Unidos y acercarse rápidamente a China y a Rusia porque percibe que si hay confrontación con los norteamericanos, será blanco de los chinos. Rodrigo Duterte es un tipo de izquierdas en Filipinas, ojo. Pero, corriéndonos un poco y abordando el otro perfil, es preciso tener en cuenta la presencia en el Mar de China Oriental de Corea del Sur y Japón.
-Los Estados Unidos tienen aliados potentes en la zona
-Si, pero China está muy sólida. Hay que tomar muy en cuenta que la información que nos llega desde allá, indica que si la diplomacia del gobierno del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sigue desafiando al gigante asiático, en especial en el Mar de la China Meridional, tanto Beijing como Washington “deberían pensar en prepararse para un enfrentamiento militar”. La verdad es esta: Los Estados Unidos plantean el argumento hipócrita de que quieren garantizar la libre navegación, pero en realidad quieren asegurarse su propia libertad de navegación.
PANORAMA. Sigamos pensando en base a la información. El Mar de China en su conjunto es una extensión marina situada en el este y sureste asiático, con una superficie de unos 4.250.000 km2. Se lo divide en dos espacios, el Mar de China Oriental y el Mar de China Meridional; este último es unas cuatro veces más grande que el primero. El Mar de China Oriental va desde la costa este de China, el sur de Corea del Sur, el suroeste de Japón con las correspondientes islas Ryukyu hasta el norte de Taiwán.
El Mar de China Meridional abarca desde la costa sur de China hasta Singapur, integrando las aguas de diez países: China, Taiwán, Filipinas, Vietnam, Camboya, Malasia, Brunei, Singapur, Tailandia e Indonesia. Este mar es el que presenta más problemas desde el punto de vista transnacional, mientras que su hermano del norte posee unos riesgos centrados más entre estados. Nos zambullimos entonces en otra región peligrosa, de la cual se habla bastante menos: el Mar de China Oriental.
JAPÓN. Allí están las cuatro potencias de la región Asia-Pacífico (China, Japón, Corea del Sur y Taiwan), y repartidas por ese mar, una cantidad considerable de islas de tamaño bastante reducido pero con probabilidades de contener recursos, en especial gas natural. El lector atento habrá notado que incluimos otro nombre básico: Japón. El dato es relevante, pues debido a la historia de confrontación entre esa nación –ligada a los Estados Unidos y Gran Bretaña- y China, permite inferir con alto grado de certeza que una contienda sigue formando parte de los anhelos a cumplir por parte de una buena porción del multitudinario pueblo chino, que no olvida.
En el Mar de China Oriental, hay un problema serio: las islas Senkaku, administradas por Japón, pero que Taiwan reclama como suyas y China las exige a través de la demanda de propiedad de Taiwan pues como vimos la evalúa cual distrito propio (Formosa). El conflicto surge  por la existencia de depósitos de hidrocarburos en sus aguas. Este elemento impulsó a que desde el año 2008, las tentativas de desembarco o patrullas de fuerzas chinas o taiwanesas en aguas de esas islas resulten persistentes. Sin vacilar, el gobierno nipón siempre ha contestado enviando fuerzas navales y cazabombarderos. No olvidemos este conflicto circunstancialmente oculto.
HIPÓTESIS BORRONEADAS. Tomado en su conjunto, Asia es el continente con más proyección de desarrollo económico en el orden mundial durante las próximas décadas. Si persiste la coalición en el marco de la Organización para la Cooperación de Shangai con Rusia y aliados, se habrá conseguido una imbricación entre Asia Central y Asia Pacífico que, con corcoveos e idas y vueltas, liderará todos los indicadores planetarios. Los Tigres Asiáticos o Pequeños Dragones crecen a ritmo sostenido y van en camino a convertirse en BRICS frente a los dos colosos de la región para negociar mejores condiciones.
En ese marco, la tradicional irresponsabilidad estadounidense puede verse impulsada a adoptar medidas que, a través de una conflagración mundial como última carta, pretendan reponer el orden en caída. Sería una mala opción para el ser humano en general. Pero su gran aliado, Europa, se sigue hundiendo en manos del capital financiero. Y por ahora, los discursos industrializadores internos del republicano, son hostigados por el poder concentrado canalizado visualmente en la CNN; es decir, son discursos que están por verse.
Quizás, ante una continuidad de la hegemonía rentística en el seno de la gran potencia americana se intente un litigio externo.
Tal vez la histórica Norteamérica productiva retome la iniciativa tras tantas décadas, pero en una nuea realidad mundial; se ocupe de sus problemas internos y acote sus andanzas globales.
Y quien sabe: la pusilanimidad del poder financiero es intensa y sus proyectos estratégicos, limitados por ese rasgo; la potencia liderada por Xi Jinping puede ofrecer venaja de un punto en cada papel, liquidar algunos… y seguir debatiendo el destino del Mar de China Meridional, entre asiáticos.
Muchas cosas pueden suceder, dentro de un marco determinado. Ninguna de ellas se relaciona con los sueños de Ronald Reagan, ni los de la familia Bush. Otro mundo está en marcha.
Fuente:http://annurtv.com/mar-de-china-meridional-que-busca-ee-uu-alli-hay-peligro-de-confrontacion/