viernes, 20 de julio de 2018

AMLO y los pueblos indígenas


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AMLO y los pueblos indígenas

 

 


Los planteamientos de gobierno  deben ser materia de análisis fundamentado. En el año 2011 publiqué un artículo con señalamientos críticos sobre el Nuevo Proyecto de Nación del entonces precandidato Andrés Manuel López Obrador (La Jornada). En esencia, destacaba la carencia de un enfoque sistémico para interpretar la crisis del país en el contexto de la mundialización capitalista neoliberal, enfocándome en los pueblos indígenas, a los que se dedicaba pocas reflexiones en un texto de dos centenares de páginas.
Los pueblos eran presentados como víctimas, objetos pasivos que esperan la mano clientelar del Estado, el sujeto activo. Eran subsumidos en la categoría de comunidades tradicionales de indígenas-campesinos, que, igualmente, esperan el apoyo estatal. En esa tónica, por ejemplo, se proponían carreteras para los municipios que no cuentan con caminos pavimentados, y aquí los indígenas aparecen como fuerza de trabajo barata, bajo el subterfugio de generar empleos y fortalecer la economía local.
Hacía notar el efecto directo e indirecto que tendrían proyectos que el próximo jefe de gabinete, el multimillonario Alfonso Romo, está ofertando para hacer de México el paraíso de las inversiones extranjeras. Uno de ellos es una propuesta del Plan Puebla-Panamá (Proyecto Mesoamérica), al cual se han opuesto indígenas y no indígenas. Hoy, se mantiene vigente vincular comercialmente el Pacífico con el Atlántico mediante el desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec, la construcción de dos puertos, en Salinas Cruz y Coatzacoalcos, así como un ferrocarril de carga de contenedores y la ampliación de la carretera existente. Todo ello tomando en cuenta a la gente (sic) y con la participación de las comunidades de la región (sic). Sin embargo, clichés aparte, ¿Cómo participarían las comunidades de la región? ¿Nuevamente como mano de obra intensiva y barata? ¿Se beneficiarían del comercio en gran escala a transportar en esos contenedores? ¿La ampliación de la carretera se haría a costa de territorios comunitarios?
Ya entrados en extractivismo y desarrollismo, se plantea la construcción de refinerías o ampliación de las existentes, en estados con población indígena, sin importar lo que significan semejantes planes para la vida comunitaria y el medio ambiente. Estos procesos, considerando sus implicaciones locales y regionales, deben de pasar por la consulta genuina y vinculante, para no repetir la tónica impositiva que tantos efectos negativos ha generado en el país. Igualmente, se propone atender la actividad turística, pasando por alto sus impactos negativos sobre los pueblos en su territorialidad, control de recursos naturales, folclorización de sus culturas, migración forzada, etcétera.
Ya con AMLO como presidente, las 50 acciones para la regeneración nacional serán parte del plan de gobierno, en el que continúan todas las acciones aludidas, más otras igualmente perniciosas para los pueblos: el Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México, la ampliación de las zonas especiales para todo el sureste, la red de super-carreteras que los gobiernos neoliberales han querido imponer durante décadas, trenes rápidos, un tren bala para la península de Yucatán, minería a cielo abierto, siempre y cuando no contamine (sic), mientras la próxima secretaria de Cultura piensa que esta es una mercancía para el espectáculo, el turismo corporativo, y excluye de su proyecto la investigación, la docencia y la salvaguarda del patrimonio tangible e intangible de una nación pluricultural, plurilingüística y pluriétnica.
A escasas semanas de la elección, es significativa la publicación en El Correo Ilustrado [4 de julio], de la primera llamada de atención sobre el rumbo posible del gobierno próximo: “Desde la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), como lo es para otros muchos colectivos, es claro que México no debe ser en absoluto el paraíso de las inversiones extranjeras y las Zonas Económicas Especiales, como figuras acabadas del extractivismo que son, deben de ser derogadas. Lo que Romo expresa precisamente en total consonancia con el modelo económico que nos ha llevado a la debacle del país, contradice de manera tajante el mandato del pasado primero de julio. El país no está en venta. No se llega por esa vía a la soberanía, ni a la integridad de la vida de los territorios. México no ofrece, mediante la precariedad salarial, mano de obra barata al mejor postor. Somos mucho más que eso. La dignidad se expresa o no existe.
En suma: ¿cómo compaginar el ejercicio efectivo de la autonomía comunitaria y ciudadana y el derecho a la consulta vinculante, con proyectos extractivistas, depredadores y desarrollistas?, esto, sin abundar en el neoindigenismo de una Secretaría de Pueblos Indígenas. ¿Tienen sentido los señalamientos fundados en torno a medidas preocupantes que ya aparecen en diversas áreas del horizonte del próximo sexenio? ¿Pensamiento único o pensamiento crítico?
Fuente: http://www.jornada.com.mx/2018/07/13/opinion/020a1pol
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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Discursos del poder



Se dice que el discurso es un recurso multidimensional de quien detenta o pretende detentar el poder, es como se confabulan los impulsos de éste, configurando los procesos por los que ha de desenvolverse. El discurso del poder se sustenta en textos, oratoria, el habla, gestos, imágenes, prédicas, videos, diálogos, acciones, u otras expresiones que motivan la relación de dominación bajo estructuras o formas de mando. Por tanto, hasta la política de descalificaciones o miedos, así como todo acto de poder en sí mismo y las relaciones de poder, en cuanto deben ser trasmitidas o comunicadas, necesariamente implican discursos de poder a cualquier nivel.
Estamos ante procesos donde el poder discurre por sus propios horizontes en medio de todo cuanto implica la vida social, de tal suerte que en su lógica, su discurso es una cuestión de recurso de procedimiento e instrumental que se adecúa a las circunstancias. Se debe observar que aunque deseamos extraer significados, las cosas no se reducen a aprendizaje puro, cada hecho de poder encierra más tramas y dramas, pero algo traen de enseñanza; siendo importante el ver cómo se está conjugando los discursos del poder para actuar contra nuestros pueblos.
Así entonces, los discursos del poder ahora se desarrollan bajo una lucha soterrada por posiciones, para desgastar, bloquear o recuperar el terreno perdido tras la victoria popular del 1J, el cual sigue provocando derrumbes. Especialmente la burguesía mediática cuenta con sus precedentes de continuidad, a ella se atribuye el hecho de que se haya instaurado durante décadas un marco social de receptores pasivos de sus postulados culturales y patrones mentales facturados en el manejo de las ciencias comunicacionales y la psicología social. [1]
Basta abrir su prensa, si no, pues ahí tenemos a Televisa y sus periodistas decadentes trasmitiendo imágenes en que presentan a distintos actores políticos y económicos opuestos en aparente unidad, afirmando con ello la nota editorial de que todo vuelve a lo mismo, así también les acosan bajo los viejos argumentos de culpabilizar de los males a la sociedad, de la educación a los maestros, del trabajo a las y los obreros, de la violencia a la juventud popular, de la violencia de género a las mujeres, de la corrupción a la cultura nacional, etc., esto es para crear unas realidades desde el imaginario del poder.
Los oligarcas hacen lo que les corresponden, gesticulan, exaltan el poder de su razón económica, práctica e ilustrada, de su deseo de igualdad, de su aspiración a la libertad y la democracia, aunque amenazan con turbulencias si no se les deja seguir en su santa paz, estigmatizando de maliciosa e incoherente a cualquier alternativa diferente. Reclutan y promueven a sus vasallos políticos para que monopolicen todas las estructuras del Estado y las decisiones del gobierno por venir antes de que éste pueda sugerir otras opciones. De esta manera caldean la atmósfera social haciendo imposible vislumbrar otra política que no sea la suya propia.
Una de estas características consiste en que, si bien la burguesía dirige el discurso con especial interés al pueblo en general para mantenerle sometido a su ideología, su alienación y adicción al sistema de dominación; quiere recuperar la confianza de las clases medias en conflicto con ella, a base de chantajes y el miedo a lo que vaya a pasar, porque les necesita para desparramar y re-articular el discurso de poder funcional al viejo “pacto social” con que había quebrado las resistencias más significativas en anteriores procesos.
Así andan los planteamientos de análisis políticos tradicionales de la derecha, en busca de afirmar consensos, tendencias, y un determinado ejercicio del poder. Donde la intención es que las mayorías seamos disuadidas respecto del proceso en marcha para abandonar cualquier otra perspectiva.
La intención se hará cada vez más clara, detrás de los discursos del poder hegemónico (el cual dista mucho de haber desaparecido), se encuentra la vieja y podrida política neoliberal en todos sus rubros para asegurarse la reconversión plena del país en una factoría más, desculturizada y sojuzgada como se venía haciendo; sustentándose bajo una legitimidad política, científica, económica, cultural e ideológica construida desde el mismo poder.
La burguesía y sus políticos aspiran a toda la riqueza del país, a una educación elitista, a una doctrina dependiente del imperialismo, a un desarrollo económico para sus monopolios, al control de los pueblos de México y la explotación redoblada de sus clases laboriosas, al manejo charro de sus sindicatos, a la inamovilidad social. Para lograrlo se estructuran los discursos del poder bajo conceptos falsamente purificados de cualquier referencia crítica, preñados de las buenas intenciones del gran capital.
Particularmente desentendiéndose de que aún existe su régimen peñista, se abocan contra las perspectivas del gobierno que encabezará AMLO incrementando la presión. La burguesía no acepta siquiera un gramo de corrimientos a un eventual gobierno más fuerte y de amplios consensos (para ella eso ya no va), su ideal son gobiernos débiles para con ella y fuertes para reprimir al pueblo. Hemos visto el rechazo constante a una amplia política social, a que el gobierno próximo se cuide las espaldas depositando el ejército en sus cuarteles, que pase a ejercer control de las policías, que restrinja los excesos de los poderes constituidos, que redefina presupuestos y recursos, más allá del discurso moral, por las implicaciones aristocráticas que revisten al gobierno mexicano.
Naturalmente de algunos actores de primer orden entre los convocados a ejercer secretarías de Estado vamos conociendo de sus antecedentes capitalistas y políticos, asimismo de sus afinidades tecnocráticas, lo que no es sorpresa, “es lo que hay” (convenido en negociaciones y forcejeos); es con lo que el proceso social de luchas por venir tendrá que lidiar sopesando los momentos, contextos, circunstancias y relaciones a que estaremos sujetos en la lucha de clases.
Vayamos ahora a cómo se arma una estrategia de mentiras para imponer sus verdades, de manipulaciones, de confrontación política y sicológica. Cada clase, actores, sectores y sujetos sociales están en una fase de reacomodos del discurso político, pero con mayor intencionalidad las oligarquías están desatadas en su juego de poder para reconstruir su discurso de cara a las nuevas condiciones en que pretenden caer con todo rigor a una perspectiva de derechización máxima, revirtiendo o capitalizando el consenso social que les ha sido arrebatado si logran maniatar a las fuerzas en pugna. Las auténticas tensiones políticas se cobijan en estas convenientes plataformas discursivas, se asientan y agudizan porque lo que hay en disputa afecta a las clases opulentas e interesa a los pueblos de México que observan con sospecha estas maniobras.
Así, la disputa inmediata en las altas esferas del poder todavía consiste en la línea a seguir en la integración del poder nacional, si éste con todo lo que representa se vuelve a concentrar en manos de la oligarquía, su política, sus empresas y el imperialismo en su particular estructuración, o si queda sujeto su diseño a una política desarrollista con desmantelamiento de privilegios, controles en el manejo de las políticas públicas, los recursos y las perspectivas sociales que esperan solución. Ante lo cual el discurso hegemónico, asevera que nada de esto último es posible ni se debe hacer.
La política desarrollista es a su vez una construcción del discurso de poder, dimensionada para determinados contextos y capas sociales interesadas en estas acciones que les lleven a fortalecerse con sus perspectivas, conllevando logros para los y las de abajo; sobre todo a la acción política necesaria para empujar procesos sociales. Es, a gusto y disgusto, una política estratégica implicada en controles, alianzas, enemigos, disputas, frentes, fuegos y horizontes que inevitablemente configuran un contexto en el cual la lucha de clases se replantea.
Ahí se desarrolla además una tendencia que no puede ser desdeñada, que involucra a la base de Morena, dirigencias y al mismo AMLO, entre dejar a la burguesía de manos libres y levantar los movimientos del pueblo, porque tarde que temprano las cuestiones inconciliables van retomando el escenario. Tanto por los jalones internos entre grupos y tendencias de derecha e izquierda, como por la cuestión de que los discursos del poder hegemónico no podrán archivarse, ni los intereses de poder que expresan algunos de aquellos grupos derechistas vagamente encubiertos. Las intenciones y promesas de Morena están siendo asediadas en el escenario social por cuanto entran en conflicto con los intereses del orden establecido [2] ; llevando a rechazos, reclamos, cuestionamientos, presiones de diversa índole, la lucha de las bases y la reorganización popular para respaldar una política que asegure la satisfacción de demandas.
Sin embargo en esta batalla, pero con mayor fuerza en la batalla general en que está implicado todo el pueblo mexicano, va presentándose con pleno derecho de existencia, un replanteo de los problemas del poder, junto a la necesidad de desmontar el discurso dominante. A la acción popular en nuevos procesos de organización, debate y participación, va exponiéndose la urgencia de crear conciencia respecto del proceso actual y sus luchas, de sus acciones democráticas, de desenmascarar la política burguesa con todo el discurso con que hasta ahora nos sujetan, para impulsar desde miles de frentes, en todos los terrenos, un discurso contra-hegemónico de corte popular y revolucionario que luche frente a la racionalización y visión burguesa neoliberal que llevó a las mayorías a la penuria y la alienación.
El discurso de los pueblos, por su bienestar, por sus intereses, por su igualdad en todos los ámbitos, por recuperar el país, por ser protagonistas de su vida e historia; constituye un elemento de lucha para un poder libertario progresivo en la extensión y profundización de sus líneas, será el marco en que nuestra conciencia se abra camino en resistencia frente a los oligarcas y sus partidarios. De acción colectiva, en una recomunalización de la vida social, visibilizando las verdades del pueblo, construyendo y aprovisionándose de los medios necesarios para la solución de las reivindicaciones acumuladas.


Notas[1] Aunque cabe la acotación, nos rebasa en tiempo, historias y espacio, analizar el cómo al poder compete un destacado papel en el arrinconamiento sistemático y a veces el rechazo general a importantes procesos de lucha provocando el aislamiento y extravío de estos, cuestión que por otra parte no elude otras responsabilidades de los movimientos y sus actores sociales frente a los efectos del discurso del poder.
[2] En salarios, derechos sociales, vivienda, control de los recursos naturales, demandas medioambientales, intereses corporativos, manejo de recursos públicos y privados, democracia participativa…
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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Lo que dejó la visita de Pompeo


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 Lo que dejó la visita de Pompeo

 

 


El equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se reunió esta semana con altos mandos de EE.UU. encabezados por Mike Pompeo, para abordar temas sobre seguridad, migración y comercio. La comitiva estadounidense también se reunió con Peña Nieto y Luis Videgaray, actual secretario de Relaciones Exteriores de México. Para el Gobierno de EE.UU., AMLO es sujeto de investigación: en las últimas semanas trascendió que, desde el año 2006, su nombre aparece en 181 cables de la Inteligencia y 4.658 correos internos de la agencia de Inteligencia Stratford,[1] el pedido de investigación se extendió a otros miembros de la izquierda mexicana, como indican cables filtrados por Wikileaks.[2]
Reunión con AMLO La delegación estadounidense, encabezada por Pompeo, incluyó a Kirstjen Nielsen (secretaria de Seguridad Nacional), Steven Mnuchin (secretario del Tesoro) y Jared Kushner (asesor principal y yerno de Trump). La composición del grupo refleja los principales problemas que afectan las relaciones entre México y EE.UU.: la cuestión migratoria y de seguridad, y las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Según informó un portavoz del Departamento de Estado el día anterior al viaje a México, el “esfuerzo para combatir las organizaciones criminales transnacionales en México está directamente relacionado con nuestra preocupación por la crisis de opioides en nuestro país y el flujo de drogas a través de nuestra frontera. Por lo tanto, queremos continuar trabajando estrechamente con el Gobierno saliente mexicano en esos esfuerzos y esperamos hablar sobre ese tema con el presidente electo mexicano”.[3]
De acuerdo con Marcelo Ebrard, quien será el secretario de Relaciones Exteriores del nuevo Gobierno, el ambiente de la reunión le transmitió “un optimismo razonable de que México va a encontrar bases de entendimiento” para mejorar la relación bilateral. En conferencia de prensa, Ebrard afirmó que el documento entregado por AMLO a la delegación estadounidense consta de bases de entendimiento sobre temas centrales:[4]
  • Comercio y renegociación TLCAN,
  • Perspectiva de desarrollo para los próximos años de cara a evitar migración por pobreza o inseguridad,
  • Inclusión de los países de Centroamérica en un esfuerzo relevante de desarrollo,
  • Previsión de un dialogo fructífero en el futuro en materia de seguridad, considerando que México realizará cambios importantes en su estrategia de seguridad
Comercio y desarrollo Uno de los principales aspectos de la relación entre México y EE.UU. es el comercio, sobre todo el TLCAN, que representa 1.3 mil millones de dólares de comercio trilateral al año.[5] México tiene una fuerte dependencia con EE.UU., país con el que realiza más del 60% de su comercio total. El TLCAN lleva ya siete reuniones y se ha avanzado en varios temas, pero en la última ronda de negociaciones no prosperaron acuerdos en el sector automotriz, pues desde EE.UU. se exige mejorar los salarios en México y una mayor participación de manufactura estadounidense –alrededor del 40%–.
El equipo de AMLO apunta a que se generen escenarios favorables para el desarrollo en México y Centroamérica en el marco de las condiciones propuestas por México. Por ello, en la próxima administración se impulsarán algunas iniciativas en diferentes estados del país, sobre todo en el Sur. Destacan por ejemplo, la creación del tren de la Ruta Maya[6] y también la siembra de árboles -México es el tercer país más deforestado-,[7] el desarrollo de empresas en el Norte, fortalecimiento de Ciencia y Tecnología, entre otras. López Obrador ha declarado en varias ocasiones que tiene el interés de fomentar el desarrollo y cooperación con América Latina, incluyendo el tema migratorio, la defensa de los derechos humanos y mejores salarios para la clase trabajadora.[8]
Seguridad y migración La relación militar entre EE.UU. y México se ha mantenido sólida, pese a las tensiones por las amenazas de colapso del TLCAN o de la construcción/ampliación del muro fronterizo. Esto se debe, probablemente, a que la política fronteriza mexicana devino en moneda de cambio para las negociaciones con EE.UU. considerando, por ejemplo, que el Gobierno de Trump ha amenazado con “atar” el control de la migración centroamericana y la disuasión del tráfico de drogas a una renegociación “favorable” del TLCAN (es decir, a favor de las condiciones planteadas por el Gobierno estadounidense).[9]
En la última década, México se ha desempeñado como “Estado tapón” contra los migrantes, deportando a más centroamericanos que EE.UU.[10] Las fuerzas armadas mexicanas cumplen un rol fundamental en las iniciativas para controlar los flujos migratorios desde Centroamérica. Esta función preponderante del componente militar puede verse en la gestión del Programa Frontera Sur, lanzado en 2014 como parte del programa para crear la Frontera del Siglo XXI del Homeland Security, que incluye la frontera sur de México. Según la Secretaría de Gobierno, el presupuesto de coordinación civil del plan ha sido reducido drásticamente: pasó de los 3,1 millones de dólares en 2015 a 1,6 millones de dólares (30 millones de pesos) en 2016.[11]
Un reciente informe sobre cooperación militar entre EE.UU. y México, publicado por un importante think tankque se dedica a temas de defensa y seguridad, sugiere que todos los desafíos de seguridad que enfrenta México producen impacto directo o indirecto en la seguridad nacional de EE.UU. Por ello, el principal objetivo de las instituciones de defensa estadounidense sería el de mantener y profundizar la relación bilateral a pesar de un posible escenario político adverso.[12]
En el mismo informe se afirma que la cooperación militar entre EE.UU. y México se amplió significativamente durante la administración de Felipe Calderón y se profundizó en la gestión de Peña Nieto. Muestra de ello es el importante incremento de la participación de México en ejercicios multilaterales y bilaterales dirigidos por EE.UU.
Cuadro 1: Participación de México en ejercicios multilaterales y bilaterales dirigidos por Estados Unidos (2007-2017

Tras el envío de la Guardia Nacional de EE.UU. y una nueva ofensiva de militarización de la frontera con México en el mes de abril, el Senado mexicano solicitó la suspensión temporal de la cooperación con EE.UU. en materia de “lucha contra la delincuencia organizada transnacional, en tanto el presidente Donald Trump no se conduzca con la civilidad y el respeto que el pueblo de México merece”.[1]
No obstante, en ese momento también se llevó a cabo la “Junta de Comandantes Fronterizos México-Estados Unidos de América” en Tucson, Arizona. Esta Junta se celebra una vez al año desde 2015 y tiene el objetivo de fortalecer las relaciones bilaterales militares entre las fuerzas armadas de ambos países, así como fomentar el intercambio de conocimientos e información que permita implementar mecanismos para mejorar la cooperación bilateral y la seguridad en la frontera común.[2]
Durante la campaña presidencial, López Obrador reiteró su disposición de quitar a los militares de las calles y regresarlos a los cuarteles. Además, el equipo de transición de AMLO mencionó que procurarán combatir el narcotráfico, apuntando a una mejor capacitación de cuerpos policiales y atacando los recursos monetarios del narcotráfico. Ello quedó planteado en la reunión con Mike Pompeo, donde se reafirmaron las intenciones de realizar cambios importantes en la estrategia de seguridad mexicana e incluir a los países de Centroamérica en un esfuerzo relevante de desarrollo.
Un indicio del cambio que podría generarse es que, hace unas semanas, AMLO anunció que se cancelará el contrato de compra en el valor de 1.200 millones dólares, de ocho helicópteros MH60R de combate, de la empresa Lockheed Martin, que el actual Gobierno pretendía adquirir de EE.UU.[3]
Perspectivas Luego de la reunión de mandatarios estadounidenses con el equipo de transición del nuevo presidente mexicano, parecen abrirse perspectivas de cambios sustantivos en materia de seguridad, lo que provocaría modificaciones importantes no sólo en la política anti-narcóticos y el rol de las fuerzas armadas, sino una reconfiguración del modo en que se aborda el “problema de la migración”. Asimismo, debe resaltarse el giro sustancial planteado por AMLO y su equipo de transición, al afirmar, desde un inicio, la vinculación entre desarrollo y los desafíos en materia de seguridad, invitando a “desmilitarizar” la agenda, inclinándose a favor de la implementación de políticas de desarrollo que reviertan el escenario de miseria y violencia que afecta a más de la mitad de los mexicanos.
[1] https://actualidad.rt.com/actualidad/281297-lopez-obrador-investigado-inteligencia-eeuu-wikileaks
[2] https://wikileaks.org/plusd/cables/09STATE129202_a.html
[3] https://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2018/07/284058.htm
[4] https://www.youtube.com/watch?v=rpGRtIWq-Io&feature=youtu.be
[5] https://www.celag.org/el-tlcan-y-los-avatares-de-su-renegociacion/
[6] http://www.jornada.com.mx/2018/07/14/politica/003n1po
[7] https://regeneracion.mx/mexico-lider-mundial-en-deforestacion/
[8] http://www.24-horas.mx/2018/06/10/lopez-obrador-propone-crear-una-alianza-para-america-latina/
[9] https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/Trump-amenaza-con-condicionar-control-migratorio-de-Mexico-al-acuerdo-del-TLCAN-20180423-0046.html
[10] https://www.crisisgroup.org/es/latin-america-caribbean/central-america/easy-prey-criminal-violence-and-central-american-migration
[11] https://www.crisisgroup.org/es/latin-america-caribbean/mexico/66-mexicos-southern-border-security-violence-and-migration-trump-era
[12] https://www.wilsoncenter.org/publication/more-neighbors-new-developments-the-institutional-strengthening-mexicos-armed-forces-the
Tamara Lajtman y Aníbal García, investigadores CELAG.
Fuente: http://www.celag.org/nuevas-relaciones-ee-uu-mexico-visita-pompeo/

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Salarios y jubilaciones



1. A los millonarios, a los explotadores mexicanos y sus familias, les importa un carajo que los salarios mínimos de los trabajadores suban de 90 pesos al día a 500 pesos, se eleven de 2,700 al mes a 15 mil. Lo que no pueden aceptar es que sus enormes ganancias de un millón de pesos diarios se reduzcan porque sus “gastos son muchos”. Igual piensan los jueces de la Suprema Corte y los funcionarios electorales del INE cuyos ingresos mensuales se ubican entre los 651 y 500 al mes. ¿Cómo carajos van a vivir los hijitos, las familias de estos funcionarios acostumbrados a tener choferes, sirvientes, ir de vacaciones, escuelas privadas y casas de campo o veraneo?
2. Si el indígena tabasqueño, hoy desgraciadamente presidente electo López Obrador, puede vivir con 108 mil pesos al mes es porque está acostumbrado a vivir en la miseria. Por más comunista que sea no puede imponer sus creencias e ideologías en el país porque todavía hay gente fina, distinguida, que sabe comer, vestir, pasear y no puede vivir con miserias. ¿Cómo pagar –con 100 mil pesos al mes- el salario y mantener a mi decenas de criados que se encargan de la casa, los jardines, la cocina, los choferes, los niños, los muchachos, los vigilantes, los guaruras y los salones de belleza? Si hay mucha miseria y desempleo a notros no nos importa ni tenemos nada que ver.
3. El gobierno de López Obrador quiere meterse con las jubilaciones tramposamente para revisarlas. Si quiere aumentar al doble todas las jubilaciones lo aplaudimos porque la mayoría son de tres mil al mes; pero que no se meta con nosotros que con base en esfuerzos son de 60 mil, 100 mil, 150 mil y hasta 300 mil. Nosotros decimos: que no nos aumenten pero que no nos quiten para no ganar más del salario del presidente. Por allá ha aparecido una propuesta muy injusta: “que no haya jubilación menos a 10 mil pesos al mes ni mayor a 40 mil.”. No saben lo que hemos tenido qué hacer –aunque sea trampas capitalistas- para alcanzar buenas o varias jubilaciones.
4. En última instancia los que en México tienen derecho a recibir jubilaciones son una minoría de privilegiados, menos de la mitad de los trabajadores, lo cual es absolutamente injusto. La mayoría de los jubilados se ubica en mensualidades de menos de 10 mil pesos al mes hasta llegar a los 15 mil. Después de esa cantidad se es medianamente privilegiado, pero sobrepasar los 50 pesos al mes es un insulto ante la situación. Por ello decretar la desaparición de las insultantes jubilaciones a expresidentes, es absolutamente justo porque representan un gasto mensual de medio millón de pesos al mes en cada uno, si contamos a militares y guaruras.
5. Espero que López Obrador se mantenga firme en la reducción a la mitad de los salarios y el aumento de éstos a los trabajadores. Esta medida de los salarios y las jubilaciones nada tienen que ver con el socialismo como muchos han dicho. Son medidas que pretenden hacer menos injusto y menos corrupto al capitalismo. Una medida socialista sería que las fábricas y centros de producción sean expropiadas y pasaran a ser trabajadas y administradas directamente por los mismos obreros. Por el contrario, el aumento de salarios y la búsqueda de la igual económica y social sólo son medidas de justicia que incluso mejoran el capitalismo al hacerlo menos injusto.
6. Si la Constitución y las leyes impiden los cambios necesarios, debe lucharse por cambiar esas leyes que los impiden o bloquean. El pueblo pone y el pueblo quita y el 53 por ciento, con 30 puntos de diferencia sobre los partidos, el pueblo votó por el proyecto y los planteamientos de López Obrador. Como diría Blas Urrea a Madero: “has abierto el cuerpo del país y has encontrado la podredumbre; el pueblo te maldecirá si no lo limpias la gangrena y ante tu miedo y cobardía decides cerrar ese cuerpo agusanado y a punto de pudrirse”. Ni un paso atrás: lograrás mayor apoyo y fuerza si demuestras que estás con el pueblo y decidido a seguir siempre adelante.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com
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La revolución silenciosa: algo se mueve en Irán


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La revolución silenciosa: algo se mueve en Irán

 

 

Fernando Díaz Villanueva

Algo se mueve en Irán, lo hace bajo la superficie de un régimen asfixiante. Sólo en contadas ocasiones ese movimiento subterráneo sale a la luz y se deja ver en forma de protestas y manifestaciones callejeras. En lo que llevamos de año se han producido dos brotes. Uno en enero y otro el mes pasado, ambas sofocados con dureza por el Gobierno.
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El catalizador del malestar es la crisis económica que azota el país desde hace años y que se ha recrudecido en los últimos meses. La inflación se sitúa por encima del 10%. Y en cestas como la de frutas y verduras supera el 50%, complicando la subsistencia básica de muchas familias. El desempleo no detiene su escalada y se ha colocado por encima de un insoportable 12%.
A diferencia de los países europeos, Irán no dispone de estabilizadores automáticos que, en forma de subsidios y prestaciones, amortiguan las vacas flacas para las clases populares. En Irán desempleo prolongado es sinónimo de hambre y mendicidad o, si la edad y las fuerzas lo permiten, de tránsito hacia el incierto sector informal.
Se ha juntado todo. La pésima gestión económica de los dos últimos Gobiernos, el de Mahmud Ahmadineyad y el de Hasán Rouhani, la corrupción extendida en todos los niveles de la administración, el derrumbe del rial, que se ha depreciado un 400% con respecto al dólar en la última década, una brutal sequía que ha afectado a la producción de alimentos y, como guinda final, la incertidumbre creada por Donald Trump al abandonar el acuerdo nuclear.
El país sigue siendo el cuarto productor mundial de petróleo, pero consume una gran cantidad y en la lista de exportadores baja hasta el puesto decimoquinto. Aún así, el crudo supone dos terceras partes de sus exportaciones, dirigidas en su mayor parte hacia extremo oriente. Esta entrada segura de divisas podría esfumarse si EEUU presiona para que nadie compre petróleo a Teherán. Un escenario así supondría la bancarrota de la república.
El hecho es que la economía iraní tuvo su ventana de oportunidad hace sólo tres años con la firma del acuerdo nuclear. Aquello era la gran esperanza. El acuerdo suponía el reingreso de Irán en la comunidad internacional. Eso traería inversión y empleo. Así al menos es como lo vendió Hasán Rouhani que, a finales de 2015 se las prometía muy felices.
Irán se iba a convertir en el nuevo tigre del golfo Pérsico y Teherán la sucesora de Dubai. Iran Air, la aerolínea de bandera se aprestó a comprar aviones nuevos a Airbus y se iniciaron las obras de ampliación del aeropuerto Jomeini de la capital. Planificaron dos nuevas terminales. La primera de ellas sigue en obras, arrastra ya un retraso de dos años y nadie sabe a ciencia cierta cuándo será inaugurada. De la segunda nunca más se supo.
Las empresas extranjeras abandonaron Irán cuando observaron que la burocracia iraní es impenetrable, arbitraria y corrupta
Resultó que Irán no es Qatar o Abu Dhabi por más que Rouhani tratase de hacerlo ver dentro y fuera del país. Las empresas extranjeras afluyeron sí, pero salieron corriendo tan pronto como observaron que la burocracia iraní es impenetrable, arbitraria y está aquejada de una corrupción crónica. Simplemente no valía la pena invertir allí pudiéndolo hacer unos pocos grados de latitud más abajo con mayores garantías.
El milagro no se produjo, al menos en los bolsillos de los iraníes. El Gobierno, eso sí, aprovechó el levantamiento de las sanciones y las renovadas rentas petroleras para costear un ambicioso programa de expansión internacional. En sólo un año Irán se convirtió en actor principal de la guerra de Siria y se metió de lleno en la guerra civil yemení.
La república islámica no existe para que los iraníes tengan mejor nivel de vida sino para que la teocracia chiíta se consolide y expanda
Los viejos sueños de grandeza de los ayatolás y la rivalidad con Arabia Saudí prevalecieron sobre el despegue económico y la prosperidad. Bien mirado no era posible otra salida. Irán es una república islámica, un Estado fundamentado sobre una idea cuya razón de ser es la expansión, la intransigencia y el belicismo. La república no existe para que los iraníes tengan mejor empleo o que puedan comprarse un automóvil, sino para que la teocracia chiíta se consolide y se expanda.

La crisis de legitimidad

Pero la crisis de Irán va más allá de lo puramente económico. El régimen atraviesa una crisis de legitimidad. El Irán joven y urbano (el 40% de la población tiene menos de 24 años y el 75% vive en ciudades) hace tiempo que rompió su adhesión a una revolución que en unos meses cumplirá 40 años. Los menores de 30 ni siquiera vivieron los años heroicos de la guerra contra Irak. Para ellos figuras como la de Ruhollah Jomeini carecen del significado que tuvieron para sus padres.
El régimen iraní atraviesa una crisis de legitimidad: el Irán joven y urbano rompió hace tiempo su adhesión a revolución
La república islámica se construyó frente a la Persia del Sha, pero ese reclamo ya apenas captura nuevos adeptos. Por más que la propaganda oficial se empeñe en mostrar una y otra vez las páginas gloriosas de la revolución e insista en justificarla como reacción a una dictadura patrocinada por EEUU, los iraníes de las dos últimas generaciones no tienen demasiado interés en un pasado en el que no encuentran nada motivador más allá de una sobredosis de patriotismo y exaltación religiosa. A veces encuentran justo lo contrario de lo que desea el régimen.
Hace cuatro décadas, las mujeres iraníes presumían de contar con uno de los marcos jurídicos más abiertos del mundo islámico. Desde entonces ha imperado la doctrina del chador obligatorio y el apartheid de género. Irán es un país en el que no se puede bailar en público, tampoco está permitido que los hombres y las mujeres se besen ante los demás. La homosexualidad se castiga con la pena capital y las autoridades organizan redadas nocturnas para dar caza a homosexuales y adúlteros.
En Irán no se puede bailar en público ni están permitidos los besos en público, la homosexualidad se castiga con la pena capital y se organizan redadas para dar caza a adúlteros
Hasta actos insignificantes como acudir a un estadio a ver un partido de fútbol constituyen asunto de polémica nacional en Irán. Desde el 79 las mujeres no pueden acceder a los estadios, prohibición que el Gobierno levantó el pasado 21 de junio cuando la selección iraní jugó contra la española en el mundial de Rusia. Pero sólo por un día. La policía accedió a que las aficionadas entrasen en el estadio Azadi de Teherán para ver el partido a través de macropantallas. El gesto aperturista duró los 90 minutos del partido ya que la prohibición permanece intacta.
En Europa y Norteamérica se considera “de derechas” abogar por los derechos de la mujer musulmana o de los homosexuales en el islam
Muchos argumentan que, a pesar de todo, la situación de la mujer en Irán es mejor que en países vecinos como Afganistán o Arabia Saudí, lo cual es cierto, pero las iraníes no se comparan con las afganas, sino con las europeas. Este lamento no llega, sin embargo, hasta los oídos de las feministas occidentales. En Europa y Norteamérica se considera “de derechas” abogar por los derechos de la mujer musulmana o de los homosexuales en el islam.

Los progres occidentales defienden a Irán

En los últimos años se ha dado incluso un curioso fenómeno entre los progresistas occidentales. Defienden el uso del hiyab como muestra de la libertad de elegir de la mujer islámica. Si ellas quieren ponérselo, ¿quiénes somos nosotros para impedirlo? No quieren ver que el problema no es elegir ponerse el pañuelo, sino elegir quitárselo. Las mujeres en Irán no tienen otra opción. No pueden quitárselo si así lo desean. O, mejor dicho, pueden, pero se enfrentan a arrestos y multas.
La indiferencia -cuando no desprecio- de la izquierda occidental ha condenado a la nueva revolución iraní al silencio. El hartazgo de 40 años de Gobierno teocrático está ahí, un Gobierno que ha perseguido implacablemente a las mujeres y a las minorías, que ha sofocado violentamente cualquier atisbo de disidencia y que ha saqueado el país a mayor gloria de una casta político-religiosa privando al común de los iraníes de las expectativas vitales más básicas.
La ‘intelligentsia’ occidental calla y otorga ante los atropellos porque percibe al régimen iraní como un noble baluarte contra la arrogancia estadounidense
Pero la intelligentsia occidental calla y otorga porque percibe al régimen como un noble baluarte contra la arrogancia estadounidense. Los iraníes que aspiran a una democracia liberal y a una sociedad abierta se sienten solos. No podemos culparlos, están solos.

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Flotilla de la Libertad: “La situación en Gaza es de Emergencia Humanitaria”


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Flotilla de la Libertad: “La situación en Gaza es de Emergencia Humanitaria” 

 

 


Por Canarias Semanal
Este año viene marcado por las movilizaciones pacíficas de La gran marcha del retorno, a las que Israel ha respondido con una matanza de civiles desarmados ejecutada por francotiradores de sus Fuerzas de ocupación; el resultado hasta ahora son 139 asesinados, unos 4.000 heridos de bala y alrededor de 15.000 personas heridas o con daños por el uso de gases lacrimógenos.
Desde que el pasado 30 de abril el barco Al Awda (El Retorno) zarpó del puerto noruego de Bergen y otros barcos desde Suecia son más de 4000 millas náuticas las recorridas hasta hoy por la Flotilla de la Libertad, que navega rumbo a Gaza.  
   “Atracando en puertos del Atlántico y Mediterráneo  -apuntan los activistas de esta acción – vamos recogiendo  apoyos y solidaridad para llevar a la población palestina de Gaza que lleva doce años de bloqueo”.
La Flotilla de la Libertad también ha unido fuerzas en Palermo con la Caravana Abriendo Fronteras, para “denunciar la política migratoria de la Unión Europea y el bloqueo de Gaza”.
   “Como sabemos -apuntan   la situación en Gaza es desde hace mucho tiempo de emergencia humanitaria. El pasado año 2017 la franja sufrió una grave crisis energética, falta de agua potable, crisis sanitaria y colapso hospitalario, por no hablar de la ruina económica; todo ello como consecuencia del bloqueo”.
   “Este año – continúan exponiendo – viene marcado por las movilizaciones pacíficas de La gran marcha del retorno, a las que Israel ha respondido con una matanza de civiles desarmados ejecutada por francotiradores de sus Fuerzas de ocupación; el resultado hasta ahora son 139 asesinados, unos 4.000 heridos de bala y alrededor de 15.000 personas heridas o con daños por el uso de gases lacrimógenos”.
Como consecuencia, los hospitales de Gaza, previamente desabastecidos, se vieron desbordados por la avalancha de heridos. Algo denunciado por organizaciones como Médicos sin Fronteras o la UNRWA, sin que esto haya supuesto penalización alguna a Israel.
La semana pasada Israel anunciaba, además, el cierre del paso fronterizo de Kerem Shalom, el único por el que entran mercancías comerciales y ayuda humanitaria a Gaza. Hace dos días la franja era nuevamente bombardeada, con dos adolescentes asesinados.
Por todo ello, este año la Flotilla de la Libertad lleva un cargamento de suministros médicos tan básicos como gasas, suturas, analgésicos, en respuesta a una petición de las autoridades sanitarias gazatíes, y aunque nuestra misión es de solidaridad política en lugar de caridad o ayuda, la necesidad de suministros médicos en Gaza es demasiado urgente como para ignorarla. La campaña Gasas para Gaza que hemos lanzado estos días recogiendo donaciones está teniendo una gran respuesta:
    “NECESITAMOS EL MÁXIMO APOYO Y SEGUIMIENTO”
Para que esta acción tenga repercusión y se logre también romper el bloqueo mediático, los activistas destacan que es necesario “el apoyo y seguimiento de cuantas más personas mejor, por lo que soliciten que se siga la navegación y se le de la mayor difusión posible.
Este año, La Flotilla  está compuesta por cuatro barcos el pesquero Al Awda (El Retorno) –que será donado a los pescadores de Gaza– y los veleros Freedom, Falestine y Mairead que, salvo este último, zarparán de Palermo el día 19, poniendo rumbo a Gaza. Por la experiencia en campañas anteriores se prevé que cerca de la costa de Gaza, en aguas internacionales, sea abordada por la Armada israelí hacia finales de julio.
En el siguiente enlace se publicarán  las personas que tomarán parte en este trayecto: https://jfp.freedomflotilla.org/es/participants
http://canarias-semanal.org/not/23251/flotilla-de-la-libertad-la-situacion-en-gaza-es-de-emergencia-humanitaria-/

Elecciones inusitadas para un cambio incierto


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Elecciones inusitadas para un cambio incierto

 

 


Huracán, tormenta, avalancha, tsunami, tales son algunos de los términos que más se han escrito y escuchado para definir la auténtica rebelión ciudadana que el domingo, 1 de julio, ha cimbrado a México a lo largo y a lo ancho de su territorio, votando arrasadoramente por Andrés Manuel López Obrador para presidente de la República 2018-2024.
Más de 30 millones de sufragios reunidos por medio de los partidos de su coalición Juntos Haremos Historia (Movimiento de Regeneración Nacional, Partido del Trabajo, Partido Encuentro Social), esto es 53 por ciento de la votación, dejando a Ricardo Anaya de Por México al Frente (Partido Acción Nacional, Partido de la Revolución Democrática, Movimiento Ciudadano) con 12 millones (17 por ciento) y al candidato oficial, José Antonio Meade, de la coalición Todos por México (Partido Revolucionario Intitucional, Partido Verde Ecologista de México y Partido Nueva Alianza) con apenas 9 millones (13 por ciento), con una participación ciudadana de 63 por ciento del padrón electoral.
Como en 1988, millones de personas que se creyeron ciudadanos acudieron a las urnas para votar en condiciones adversas e inciertas por un candidato proscrito, diabolizado, salido de las filas del propio régimen, pero crítico, opuesto a las derivas y degradaciones del poder. A pesar de las persistentes amenazas de fraude renovadas en 2006 y de manipulación con la compra del voto que en 2012 impuso a Enrique Peña Nieto, así como del patente desprestigio de órganos electorales inseguros, arbitrarios y negligentes (Instituto Nacional Electoral, Tribunal Electoral de la Federación y Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos electorales), una ciudadanía acrecentada, rejuvenecida y madurada en los duros años del neoliberalismo y la descomposición político-social manifestó como nunca su hartazgo, su rebeldía y sus esperanzas de cambio.
Como en el 2000 que echó abajo un monopolio político autoritario de más de 70 años, el propósito expreso que motiva la nueva e inesperada movilización electoral es el repudio al régimen prevaleciente, pero ahora igualmente de todos los partidos que convirtieron la aternancia política en una mascarada que nada cambió y en su lugar precipitó al país hacia la descomposición del poder, la corrupción extrema, la guerra, el feminicidio, el despojo y la polarización económico-social. El gobierno del cambio de Vicente Fox (2000-2006) y la alternancia recurrente (2000, 2012) no democratizaron al régimen ni la vida nacional y más bien prosiguió su ocaso desordenado y la transfiguración de su decadencia en descomposición.
Pero si en la primera revuelta ciudadana de 1988 Cuauhtémoc Cárdenas se fue radicalizando en el transcurso de su campaña electoral mediante su encuentro con innumerables núcleos sociales, asumiendo en su programa las reivindicaciones y anhelos de sus luchas sofocadas por la puesta en práctica del viraje neoliberal iniciado en 1983, ahora Andrés Manuel López Obrador propagó más bien, hasta el cansancio, su discurso centrado en combatir los privilegios de la pretendida mafia del poder y la corrupción gubernamental que concibe como la fuente de todos los males. Demandas de ciertos sectores críticos y pueblos originarios que AMLO había asumido, como el rechazo de las llamadas reformas estructurales impuestas por el Pacto por México al inicio del gobierno de Peña Nieto (compuesto por la direcciones del PRI, el PAN y el PRD), la promesa de anular la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México en el lago de Texcoco y la lucha contra la inseguridad y la militarización del país, poco a poco se fueron distorsionando o diluyendo en su discurso, salvo tal vez la reforma educativa que hasta el final se comprometió a derogar. La prédica del candidato presidencial morenista, cada vez más despolitizada y cargada de un moralismo de tinte religioso, se dirigió a suscitar la creencia de que el cambio, tan anhelado, cualquiera que sea, derivará de la sola “honestidad valiente” del Presidente de la República. Todo vendría por añadidura al asumir López Obrador la Presidencia de la República.
A pesar de las advertencias de los organismos empresariales y de algunos de sus opositores intelectuales, como el magnate cultural del salinismo Enrique Krauze, en el sentido de pugnar por el voto cruzado para limitar el poder presidencial, la onda de choque generada por AMLO arrasó también casi en prácticamente todas las elecciones efectuadas: Congreso de la Unión, gubernaturas de los estados y hasta en congresos locales y municipios. Juntos Haremos Historia, especialmente el Movimiento de Regeneración Nacional (su partido), consiguieron una amplia mayoría (Cervantes, 2018; Villamil, 2018) que significa primero que nada el hundimiento catastrófico del bloque expresado en el Pacto por México, es decir de los partidos que han administrado la pretendida transición política desde 1988. 1/ De esta forma, la revuelta ciudadana dota a AMLO de una legitimidad democrática y de la capacidad de acción (con la reconcentración del poder estatal) que le pueden permitir realizar prácticamente el plan de gobierno y los cambios legislativos que quiera (hasta reformas constitucionales pues dominará más de 16 congresos locales), muy a pesar de las oposiciones que, débiles y fragilizadas, no cesarán de desgarrarse.
El hecho es que el triunfo de AMLO no se debe a sus promesas de transformación ni al ambigüo y contradictorio Nuevo Proyecto de Nación vagamente publicitado durante la campaña electoral por Morena. Se explica más bien porque López Obrador -con su actividad persistente y la presencia que le dieron sus campañas anteriores y sus frecuentes recorridos por todo México- logró simbolizar la disidencia del regimen, la proscripción por el abuso del poder, la persistencia en sus denuncias de vicios de arriba y sobre todo la esperanza de un cambio que cada quien percibe a su manera. Los demás candidatos aparecieron más bien como expresiones de un poder en descomposición, pasajeros de una nave que se hunde, lo que explica incluso su división en dos coaliciones violentamente enfrentadas en un sálvese quien pueda: Todos por México y Por México al Frente, que en los hechos se habían amalgamado en la defensa de un orden regido por la prepotencia, la exclusión y el abuso en todos los sentidos.
La austeridad valiente y el combate contra la corrupción, que Andrés Manuel fue publicitando en sus recurrentes campañas, sin duda encontraron eco en un pais hastiado de la corrupción extrema, el generalizado enriquecimiento inexplicable de la oligarquía estatal y la mercantilización de los partidos y su clientelismo generalizado. La invención de la República amorosa y las cada vez más extensas derivas religiosas de AMLO buscaron conectar con sectores de distintas clases de la sociedad, especialmente los sectores medios conservadores, más despolitizados (muchos inorganizados, sin experiencias de lucha) pero igualmente desencantados por la descomposición patente de los administradores del poder y de sus partidos, asemejados cada vez más. Pero su discurso -convertido en prédica matizada con pasajes bíblicos- y su simplificación “programática” (la lucha centrada en la corrupción) se dirigieron igualmente a atraer a las clases acomodadas, por más que siguiera atacando a la mafia del poder, la que por lo demás se afanaba en bloquear su camino a la presidencia a pesar de las garantías que López Obrador no dejó de ofrecerles (“justicia, no venganza”). De hecho, AMLO consideró de entrada que estaban con él buena parte de los núcleos sociales provenientes de los movimientos sociales o los medios académicos más politizados.
La forja del caudillo que lucha contra la mafia del poder se combinó con la figura del pastor que buscaba salvar las almas en una nación desgarrada y cargada de vicios como la corrupción desmesurada; procurar el bienestar material así fuera con medidas puramente asistencialitas, pero igualmente el bienestar del alma, como se cansó de predicarlo. Poco a poco se fue desarrollando un cierto culto (“Es un honor estar con Obrador”) a la altura de la dimensión religiosa que el candidato fue imprimiendo a su campaña. Sea lo que sea, el triunfo arrollador y la fiesta con la que la gente de todas las edades respondió la noche de la elecciones en la Alameda central y en el Zócalo de la Ciudad de México, emocionadas y conmovidas por el triunfo sin igual, reveló un apoyo social y un entusiasmo pocas veces visto. Evidentemente, las expectativas en el triunfo de Andrés Manuel López Obrador se potenciaron sin mesura, lo que le ofrece a éste un bono democrático muy sólido que muy probablemente le permitirá comenzar su gobierno con un apoyo y una confianza sociales inéditos.
Al final de cuentas Morena y su coalición Juntos Haremos Historia, compuesta por el camaleónico PT y el evangelista y ultraderechista PES, 2/ tuvieron menos peso en la promoción de la candidatura presidencial que la apertura indiscriminada de López Obrador hacia personajes provenientes de todos los partidos, capas sociales y trayectoria (derecha, izquierda, ultraderecha y el centro como impostura). Ante el diluvio en que naufraga el gobierno de Peña Nieto y que a todas luces amenazaba a la clase política toda, AMLO creó lo que Luis Hernández Navarro (2017) llamó su nueva Arca de Noé. El perdón del caudillo prepara la purificación y reconciliación que no dejan de transpirar impunidad.
La amalgama rara y contradictoria de partidos y personajes que fue sumando López Obrador y que no dejó de ser criticada incluso por algunos de sus partidarios, pareció sin importancia frente a la urgencia de derrotar a los partidos y personajes identificados con el gobierno de Peña Nieto. Tampoco las contradicciones de un discurso que se fue vaciando de contenidos.
Desde 1994 las campañas electorales se habían vuelto mediáticas y de hecho fueron reduciendo las movilizaciones sobre el terreno. Incluso en el 2000 se acusó a Cárdenas de perder por no haber comprendido el cambio del carácter de campañas sostenidas en cascadas de dinero público que iba a parar a las televisoras privadas.. En 2006 AMLO realmente sólo movilizó multitudes hasta después de las votaciones, ya en la lucha contra el fraude que impuso al panista Felipe Calderón (2006-2012). La de 2012 fue muy desangelada y se olvidó de desplegar acciones contra el fraude denunciado, pues -al igual que Cárdenas en 1988- optó mejor por organizar su propio partido, Morena, ya en el camino de su abandono del PRD. Pero en 2018 -tal vez emulando el caminar de la vocera de Concejo Indígena de Gobierno, María de Jesús Patricio, Marichuy, que recorría pueblos y comunidades para conseguir su registro como candidata independiente- (Anguiano, 2018), López Obrador optó claramente por la movilización electoral, buscando motivar concentraciones de multitudes que lo rodearan, aclamaran y proyectaran, por más que ahora también echara mano de los medios de comunicación privados e igualmente, en especial, de las redes sociales. Con esto daba continuidad al empuje que lo lleva a recorrer varias veces el país desde 2006 (prinero como “presidente legítimo”, luego como organizador partidario y siempre como candidato presidencial en ciernes), rentabilizando así su trabajo al potenciar su presencia inigualada por los demás candidatos.
Esta vez, incluso, las poco creíbles encuestas favorecieron todo el tiempo a López Obrador y los medios electrónicos cambiaron muy pronto de actitud frente al candidato antes apostrofado y combatido a muerte. Aunque al final AMLO reconoce a Peña Nieto supuestamente por no involucrarse en la campaña electoral -a la manera de Fox que lo hizo cínicamente a fondo-, pero la verdad es que en buena parte de la campaña el gobierno y la cúpula empresarial hicieron todo lo que pudieron para detener el avance del candidato de Juntos Haremos Historia, aunque al parecer el conflicto abierto del candidato del panista Anaya con el presidente Peña Nieto (a quien amenazó con encarcelarlo) concentró la atención del gobierno. Esta división sin duda favoreció todavía más la candidatura de Andrés Manuel.
El cierre de campaña de López Obrador en el Estadio Azteca el 27 de junio, publicitado como AMLOFest, esto es un espectáculo muy en el estilo de Televisa, puso de relieve cómo el viento había cambiado de aire, cómo el renovado aire del tiempo ahora lo favorecía. El espectáculo permitió a AMLO 3/el recuento triunfal en el que incluso trató de reivindicar para sí las principales luchas y personajes que se distinguen como aporte de la izquierda y el movimiento político social, desde las de los ferrocarrileros de 1958-59 y dirigentes encarcelados largo tiempo como Demetrio Vallejo y Valentín Campa, Rubén Jaramillo asesinado junto con su familia en 1962 por el Ejército por orden del presidente Adolfo López Mateos (1958-1964), el dirigente magisterial comunista Othon Salazar, los jóvenes del 68, el nacionalista Heberto Castillo, Cuauhtémoc Cárdenas, pero igualmente Salvador Nava, los candidatos presidenciales del 88: el empresario Manuel Clouthier del PAN y Rosario Ibarra., luchadora por los desaparecidos, postulada por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Lo mismo algunos intelectuales mal que bien identificados con ciertas expresiones de izquierda, como Carlos Monsiváis y Luis Javier Garrido. Olvidó, sin embargo a Rafael Galván, dirigente electricista promotor de la insurgencia sindical de los setenta y el amanecer de la rebelión indigena encabezada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que en desde 1994 cimbró y trastornó significativamente el panorama político nacional, y no sólo de la izquierda, la cual relanzó su recomposición. Un asidero en la izquierda y el liberalismo, cuando toda la campaña electoral se orientó por una “transformación pacífica, ordenada pero profunda y radical” para “arrancar de raíz al régimern corrupto de injusticias y privilegios”; una Cuarta Transformación de México, 4/ a sostenerse en el rescate del Estado de derecho y la democracia electoral, la austeridad republicana, la lucha contra la corrupción, programas asistenciales para los desvalidos y el apoyo a la inversión productiva por medio de la puesta al día de un moderado intervencionismo estatal. Un pretendido “cambio verdadero” que a pesar de su estrechez se fue diluyendo y simplificando en el transcurso de una campaña cargada de violencia en un país duramente violentado.
El día de las votaciones parecía irremediable el triunfo de López Obrador, aunque todavía se mantenía la posibilidad de que la imaginación fraudulenta del PRI-Gobierno (y de los otros partidos, incluyendo el PRD), pudiera tratar de alterar los resultados electorales, más todavía con un árbitro electoral desacreditado. Pero la magnitud del triunfo de Andrés Manuel López Obrador y del casi recién creado Morena fueron considerados como el remedio que impidió que el fraude (considerado por el candidato como “tradición histórica”, López Obrador, 2012, pp. 65 y ss.) hubiera fructificado, que solamente apareciera localizadamente, minimizado y hasta irrevelante.
Esa tarde de domingo electoral del 1 de julio, el INE fue rebasado por todos los actores y antes de que ofreciera los resultados de la elección, los candidatos presidenciales Meade y Anaya habían reconocido el triunfo de AMLO, que luego el presidente Peña Nieto consideró contundente, lo cual no dejó de reconocerse como símbolo del significativo cambio, ahora sí democrático, que se alcanzaba por fin en México. Por la noche, tanto en su discurso en el Hotel Hilton de la Alameda Central dirigido a la prensa, como en el del Zócalo de la Ciudad de México, 5/ en plena fiesta multitudinaria, bajo el lema de “No voy a fallar”, el presidente virtualmente electo se dedicó a ofrecer seguridades a los mercados, a Estados Unidos, al presidente saliente y de manera especial a los capitales, a los núcleos empresariales con quienes se había enfrentado, poniendo por delante su respeto a las variables macroeconómicas impuestas por el neoliberalismo (autonomía del Banco de México, disciplina financiera y fiscal, reconocimiento a los compromisos contraídos con empresas, bancos nacionales y extranjeros, etc.), ofreció la reconciliación nacional y la pacificación del país, sostenidas en el respeto a la libertad empresarial, de asociación, de expresión y de creencias. El futuro presidente se comprometió a respetar toda la diversidad en la nación, desde los principios políticos, religiosos, ideológicos y de orientación sexual. En el Zócalo, ante una plaza desbordante por el festejo de sus seguidores, López Obrador destacó que “La transformación que llevaremos a cabo consistirá, básicamente, en desterrar la corrupción de nuestro país”.
Es significativo que en sus dos primeras manifestaciones como presidente virtual, López Obrador se presenta solo, acompañado únicamente de su esposa y su familia, en el Zócalo apenas atrás (como una sombra alargada), Claudia Sheinbaum, la Jefa de Gobierno electa en la Ciudad de México. Ausencia completa de los dirigentes de los partidos de la coalición que lo postuló y ninguna mención tampoco a sus dirigentes. Recuerda que México es un país presidencialista y se dispone a ser el actor único, todos los demás girando alrededor del Sol presidencial, para parodiar a Krauze. 6/ Es su triunfo, de nadie más, aunque agradece a quienes escucharon sus prédicas y lo acompañaron con su voto. En adelante, la campaña electoral más violenta de la historia del país, con cerca de cerca de 150 asesinados entre candidatos a distintos cargos y representantes políticos, se desvanece para dar cauce a la concordia entre adversarios y enemigos, en especial con la cargada empresarial dirigida por la “mafia del poder” denunciada por AMLO, cuyos miembros más notables se empeñan en expresar (incluso mediante videos pagados en los medios electrónicos) su disposición de apoyarlo en sus planes y a concederle toda su confianza. Es, pues, el tiempo de la cargada, esto es, del apoyo irrestricto siempre convenenciero, propio de la cultura política mexicana heredada por el PRI. Contra los pronósticos más escandalosos de los adversarios del candidato morenista, el peso empieza a revertir su larga caída estrepitosa y se irá recuperando en el transcurso de los interminables días de una transición tortuosa de cinco meses, que concluirá el primero de diciembre con la toma de posesión del nuevo presidente de la República imaginaria que no deja de prevalecer en México.
El bloque político heteróclito que amalgamó López Obrador para su postulación presidencial, sólo se compara y enturbia todavía más con el gabinete en ciernes con el que pretende iniciar su gobierno.
Amigos y enemigos del extractivismo minero, defensores del medio ambiente y promotores de larga data de las semillas transgénicas, neoliberales y desarrollistas, partidarios de los Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígenas inspirados por el EZLN, junto con finqueros, paramilitares y defensores de ejecutores de la masacre de Acteal, en Chiapas; personajes siniestros sospechosos de vínculos con el crimen organizado y entusiastas recién llegados a la politica estatal. Priístas, panistas, perredistas, exmiembros de todos los partidos y destacados personeros de la mafia del poder como el multimillonario Alfonso Romo, quien procura convertir a México en “un paraíso de las inversiones extranjeras” y al parecer ha remodelado todas las promesas de AMLO, de manera de concretar el acuerdo con los empresarios. Se reafirman propuestas neocoloniales como Zonas Económicas Especiales, el corredor en el istmo de Tehuantepec (el Plan Puebla-Panamá de Fox) en la región mesoamericana al servicio del mercado estadounidense y las empresas mundiales, las Zonas libres en la fontera Norte promotoras de empresas y comercios estadounidenses, etc. Extractivismo y maquiladorización, los recursos naturales puestos a servicio del capital mundial se ratifican en los planes del nuevo gobierno, mientras se avanzan las promesas de programas asistenciales para jóvenes aprendices sin ningún compromiso empresarial de creación de empleos a cambio del subsidio gubernamental que aparentemente administrarán. 7/ Programas asistencialistas vigentes que se reciclarán (Enciso, 2018) sin más recursos que los provenientes de la limpia gubernamental, pues Andrés Manuel promete no subir los impuestos durante su gobierno, en un país en extremo desigual, con la tasa de imposición a las empresas más baja de toda la OCDE e incluso de América Latina. Nada de impuestos progresivos a las ganancias..., una fiscalidad sostenida como siempre en el trabajo cautivo y en el consumo.
Tal vez sea temprano para prejuzgar la falta de atención del presidente virtual respecto a los sectores sociales organizados y movilizados, al igual que de los millones de ciudadanos que lo convierten en presidente, pero es evidente que no han estado entre sus prioridades manifiestas hasta ahora. Atenco y Ayotzinapa esperan en la puerta de la casa del gobierno próximo. Para el grave problema de la inseguridad y la guerra contra el crimen organizado comienzan a prepararse consultas nacionales (que recuerdan una tradición nacional generalmente mistificadora) para delinear un plan crucial que no existe. La austeridad republicana, en cambio, base al parecer de la lucha contra la corrupción y los privilegios, parece adelantarse con un plan legislativo con 12 prioridades de impacto en los órganos institucionales y su operación (La Jornada, 12 de julio 2018).
Hay sin duda una gran ambigüedad en las posiciones de Andrés Manuel López Obrador. Puede inclinarse hacia el extractivismo y la maquiladorización que consagran la explotación y el despojo, o intentar delimitarlos y buscar opciones, pero todo dependerá de las presiones sociales, así como de su sensibilidad respecto a ellas. Su vínculo y promesas con los empresarios apuntan empero una estrategia de fondo que puede anular posibles cambios, dejando las cosas como están. La gente votó contra Peña Nieto y el PRI ahora alabados por AMLO. La gente votó contra los poderes fácticos y en especial contra la famosa mafia del poder por él denunciada, que para la mayoría de la gente son todos los de arriba, con quienes ahora el presidente virtual parece entrar en connivencia, en identidad de intereses y alianza de fondo. No se puede pensar que 30 millones de mentes rebeldes o hartas dieron un cheque en blanco al caudillo, al mensajero de la esperanza. Difícilmente bastarán medidas superficiales como la venta del avión presidencial, la cancelación de las pensiones millonarias de los expresidentes o la mutación de la residencial oficial de Los Pinos (creada por Lázaro Cárdenas para sacar a los presidentes del imperial Castillo de Chapultepec) en centro de cultura abierto y su decisión de vivir en su domicilio particular o en el Palacio Nacional, como amenaza. A pesar de la pluralidad y la apertura, de la democracia ofrecida y la promesa de respeto de las libertades y de las diferencias por parte del próximo presidente, parece que se empieza a avanzar por el camino de la intolerancia como lo apunta la reciente campaña contra el zapatismo que se ha negado a sumarse a la cargada de apoyos indiscriminados y ha cuestionado el significado del cambio por la elección presidencial. 8/
El primer “presidente del cambio y la alternacia”, Vicente Fox, perdió la legitimidad y la confianza lograda por ser el primer presidente electo democráticamente desde 1911 -cuando se eligió a Francisco I. Madero- en sólo tres meses, luego de la contrareforma indígena de marzo de 2000 impuesta por los tres poderes institucionales. De seguro Andrés Manuel López Obrador tendrá más tiempo, sobre todo por sus referencias a los movimientos sociales, el casi incondicional apoyo que le conceden la intelectualidad lopezobradorista y de corrientes de izquierda amplia, pero igualmente por las enormes esperanzas que serán alimentadas con programas asistencialistas (becas, pensiones, subsidios) con efectos en el corto plazo. AMLO no puede ser monedita de oro (para caerle bien a todos, como dice la canción), sino que las enormes desigualdades, las contradicciones sociales vueltas extremas por el neoliberalismo terminarán de imponerse, e imponerle decisiones. El racismo, la discriminación de género, el feminicidio y tantas otras formas de violencia no se superarán por ensalmo. Intereses arriba, necesidades vitales abajo no dejarán de chocar y producir contradicciones y conflictos. Su bloque de poder integrado a final de cuentas por la misma clase política (con personajes incluso reciclados apenas), su hegemonía que hoy se perfila exitosa, difícilmente dejará de fracturarse si no alcanza resultados palpables no en el “bienestar de las almas”, sino en las condiciones de existencia insoportables caracterizadas por la precariedad generalizada, el despojo, la militarización y la criminalidad que azota a la nación toda. La urgencia del cambio sentido por multitudes, la atmósfera que se airea por la necesidad vital de renovación, la disposición de cada vez más núcleos sociales organizados e inorganizados por intervenir, participar, vigilar, sentirse efectivamente ciudadanos inventando una política que va más allá de las urnas o de la espera a que se arreglen arriba los problemas, impondrán probablemente decisiones al nuevo presidente que serán cruciales y cargadas de consecuencias duraderas. La sociedad de 2018 es mucho más pensante, sensible y organizada que la de 1988 o 2000.
A la vuelta del siglo, con el deplome del viejo régimen autoritario identificado con el PRI-Gobierno, se empeñaron muchos intelectuales y políticos en hablar del fin de una transición democrática y de un cambio de régimen político. Poco a poco tuvieron que reconocer su equivocación y la existencia de una continuidad fundamental del régimen autoritario con sus instituciones frágiles, sus reglas jerárquicas y procesos democráticos simulados o restringidos, reformado apenas superficialmente. Ahora sucede lo mismo, ilusionados muchos incluso mayormente por la magnitud del triunfo personalizado por López Obrador y el desastre al parecer irremediable en especial de la mayoría de la clase política ampliada y sus partidos descompuestos, lanzados a un futuro turbio y sin perspectivas. De nuevo cambia el gobierno, pero el régimen presidencial sigue siendo el mismo, con todos sus controles y posibilidades de centralización del poder, sostenido en las desiguales relaciones clientelares que conlleva. López Obrador se ha olvidado de la largamente publicitada reforma del Estado, la democratización efectiva no parece entrar en sus planes de transformación, como fue el caso de su gobierno en la Ciudad de México, que no se distinguió por ninguna renovación de la participación ciudadana ni por el cambio de relaciones entre éstos y el gobierno. Aunque seguramente muchos de los 30 millones de ciudadanos que votaron por el nuevo presidente lo hicieron por la urgencia de cambiar un régimen político a todas luces en descomposición. Las demandas y presiones que pudieran desplegar podrían inclinar a AMLO a tratar de reformar el orden degradado y rebasar sus intenciones actuales.
AMLO tendrá la mayoría legislativa en el Congreso y en la Federación en ciernes que caracteriza al régimen político (en los congresos locales) hasta contemplar la posibilidad de dar cauce a la demanda de llamar a un congreso constituyente que elabore una nueva Constitución efectivamente democrática. Pero, de entrada, tal vez como componente de su plan de austeridad republicana, podría promover el regreso del Congreso a su composición original, suprimiendo los diputados y senadores plurinominales que no representan a la ciudadanía ni a las entidades federativas sino a los aparatos partidarios. Igualmente cancelar los registros de partido ligados al financiamiento público y dar cauce a la original organización libre e irrestricta, a partidos financiados por sus miembros y solamente financiar con recursos del erario las candidaturas a cargos de representación, registradas a través de requisitos y reglas igualitarias y democráticas.
Se configuran condiciones para posibles cambios en el régimen político, pero que sean de fondo o no dependerá más que de arriba, de la capacidad de organización autónoma, de reivindicación y presión de los de abajo, esto es de la mayoría de la sociedad en movimiento. El gobierno de López Obrador podrá tener manos libres y administrar la conciliación de clases y el orden político-social hoy prevaleciente, si se hacen trizas los avances de la autonomía y si se paralizan (o asimilan) las luchas de los sectores rebeldes de la sociedad, como los pueblos originarios que en resistencia construyen sus propios caminos y formas de participación política.
La muy larga transición política anunciada en 1968 no concluirá hasta que se realice de manera efectiva y a fondo una transformación real del Estado, en lo que se refiere precisamente al régimen político, las formas de representación, las instituciones estatales que partan desde la comunidad y el aseguramiento irrestricto de las libertades y derechos humanos. La reforma económica neoliberal del Estado, de su intervencionismo en los procesos productivos y en la economía, igualmente tendría que ser desmontada o al menos matizada, a pesar por supuesto y a contracorriente de las tendencias de la hegemonía de la mundialización neoliberal del capitalismo. Sólo la sociedad diversa y plural, organizada autónomamente y conciente, puede favorecer esas transformaciones duraderas dirigidas a favorecer una vida democrática e igualitaria, para lo cual requiere fortalecerse, defender sus identidades y desplegar sus capacidades de expresión, organización y lucha siempre originales e imaginativas.
Fuentes
-Anguiano, Arturo (2018)”, Los caminos de Marichuy y la imposible democracia en México” <http://vientosur.info/spip.php?article13769,>
-Boltvinik, Julio (2018), “Economía moral”, La Jornada, 6 y 13 de julio.
-Cervantes, Jesusa (2018), “Aprobar las iniciativas de AMLO, prioridad de la proxima legislatura”, Proceso, nº 2175, 8 de julio.
-Enciso L., Angélica (2018), “Reestructurar la Sedesol y rediseñar los 18 programas, de propone Albores González”, La Jornada, 6 de julio.
-Flores, Nancy, 2018, “Elecciones 2018, las más violentas en la historia moderna de México <https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/06/27/elecciones-2018-las-mas-violentas-en-la-historia-moderna-de-mexico/>;
-Gómez, Magdalena (2017), “Triunfo social inédito y desafíos estructurales”, La Jornada, 10 de julio.
-Hernández Navarro, Luis (2017), “AMLO y la nueva arca de Noé”, La Jornada, 14 de marzo.
-López Obrador, Andrés Manuel (2012), No decir adiós a la esperanza, Grijalbo, México.
-López y Rivas, Gilberto (2018), “AMLO y los pueblos indígenas”, La Jornada, 13 de julio.
-Martín, Rubén, “AMLO-EZLN: do sproyectos irreconciliables” <http://www.sinembargo.mx/15-07-2018/3442692>;
-Muñoz, Alma E. y Néstor Jiménez (2018), “Presenta AMLO plan legislativo para lograr la transformación”, La Jornada, 12 de julio.
-Ramírez, Érika, “Conflictos sociales, el reto de López Obrador” <https://www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2018/07/05/conflictos-sociales-el-reto-de-lopez-obrador/>;
-Villamil, Jenaro,(2018), “Para la coalición de Morena, carro semicompleto en el Senado y en los estados”, Proceso, nº 2175, 8 de julio.
-Villoro, Juan (2018), “El caudillo mexicano ante su gente” <https://elpais.com/elpais/2018/07/05/opinion/1530808255_260867.html>
Notas
1/ El Pacto por México se creó a iniciativa de Enrique Peña Nieto y se firmó como primer acto simbólico de su gobierno, un día después de su toma de posesión, el 2 diciembre de 2012,. Participaron los dirigentes principales de PRI, PAN y PRD, y entre 2013 y 2014 se concretó en 11 reformas estructurales aprobadas por el Congreso, entre las más significativas: la reforma energética y la reforma educativa. Todas implicaron rechazos críticos de vastos sectores y algunas, como las mencionadas, movilizaciones sociales importantes que confrontaron a los partidos y que no dejaron de tener repercusiones al interior del PRD.
2/ El PT obtuvo apenas 3 millones 396 mil 805 votos, 6 por ciento, y el PES apenas un millón 530 mil 101, dos 2.70 por ciento con lo que incluso pierde su registro legal, al no alcanzar el mínimo tres por ciento requerido. Morena, en cambio, obtuvo 25 millones 186 mil 577 sufragios (La Jornada, 14 de julio 2018)..
3/ https://regeneracion.mx/discurso-completo-de-amlo-en-el-estadio-azteca-video/
4/ Habla de una Cuarta transformación “pacífica y radical” de carácter histórico. Pero a fin de cuentas la primera, Independencia, desembocó en una mascarada criolla que nos impuso un Imperio de pacotilla con Agustín de Iturbide, la Reforma, la segunda, con todo y Benito Juárez, se dedicó a despojar y discriminar a los pueblos originarios a quienes condenó a desaparecer, incluso más que en la Colonia, donde los Virreyes se preocupaban por no agotar la mano de obra imprescindible, mientras que la Republica y la Federación estipuladas en la Constitución de 1857 desembocaron en la larga dictadura unipersonal de Porfirio Díaz. La Revolución mexicana, que sería la tercera transformación, tuvo una solución contrarrevolucionaria, luego de la guerra civil y el aplastamento de la revolución campesina... Y se trató, empero, de grandes procesos no de un simple cambio electoral con un programa ambiguo, limitado y condicionado que AMLO anuncia como la base de lo que también llama la IV República, cuando él mismo reconoce que la República en México ha sido solamente una simulación. Su visión de la historia mexicana es bastante elemental, aprehendida en las versiones mistificadas del propio régimen priista que lo formó.
5/ Los discurso en https://expansion.mx/nacional/2018/07/02/este-es-discurso-completo-que-dio-amlo-en-el-zocalo?internal_source=PLAYLIST; https://www.youtube.com/watch?v=YpgUAEUXb04
6/ Enrique Krauze, La presidencia imperial. Ascenso y caída del sistema político mexicano (1940-1996), Tusqets Editores, México, 1997, p. 16.
7/ Respecto uno de los puntos más sensibles, Alfonso Romo declaró recientemente: “El virtual presidente electo no utilizará su mayoría en el Congreso para dar marcha atrás a la histórica reforma que permitió el regreso de las petroleras extranjeras al país” (Regeneración.mx, 6 de julio de 2018), cuando mucho tiempo su caballito de batalla era echar abajo la crucial reforma energética.
8/ http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2018/07/05/convocatoria-a-un-encuentro-de-redes-de-apoyo-al-cig-al-comparte-2018-por-la-vida-y-la-libertad-y-al-15-aniversario-de-los-caracoles-zapatistas-pintale-caracolitos/. Cfr. Rubén, Martín, “AMLO-EZLN: dos proyectos irreconciliables” <http://www.sinembargo.mx/15-07-2018/3442692>;
Arturo Anguiano es Profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (México). Sus más recientes libros: José Revueltas, un rebelde melancólico, Pensamiento Crítico Ediciones, México, 2017 y El ocaso interminable. Política y sociedad en el México de los cambios rotos, Era, México 2010. Actualmente en proceso de edición: Resistir la pesadilla. La izquierda en México entre dos siglos.
Fuente original: http://www.vientosur.info/spip.php?article14019

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