lunes, 22 de mayo de 2017

La represión y la juventud sacrificada; por Wolfgang Gil Lugo « Prodavinci

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La represión y la juventud sacrificada; por Wolfgang Gil Lugo « Prodavinci


En la plaza La Estrella de San Bernardino, uno de los puntos de concentración, un joven identificado como Carlos José Moreno recibió un disparo en la cabeza. Manifestantes opositores formaron un círculo alrededor del lugar del hecho y entonaron el Himno Nacional. Otra joven, Paola Ramírez, de 23 años de edad, fue asesinada de un disparo por presuntos colectivos en la plaza Las Palomas de San Cristóbal. Fotografía de Indira Rojas
Opositores se reunieron alrededor del sitio donde Carlos José Moreno recibió un disparo en la cabeza y entonaron el Himno Nacional. Plaza La Estrella, San Bernardino. 19 de abril de 2017. Fotografía de Indira Rojas
“No me tiene que preguntar a mí, señora –ha declarado–, por qué la policía persigue a los niños, los persigue, les dispara y los mete en la cárcel. No me pregunte a mí” Coetzee, La edad de hierro.
Según Ovidio (Metamorfosis, VIII), desde la Atenas arcaica, un barco cargado de jóvenes navegaba regularmente a Creta para entregar su humano tributo a una bestia antropófaga.
El horrible ritual era esencial para mantener la hegemonía cretense sobre la Grecia primitiva. De acuerdo al antiguo mito, el rey Minos de Creta debía su dominio al Minotauro, una trágica bestia encarcelada en un laberinto bajo el palacio real.
La mitología nos proporciona arquetipos para comprender la complejidad del alma humana. En el arquetipo del Minotauro se hace evidente su cabeza bestial en un cuerpo humano. Lo que se puede interpretar como la nulidad de la razón, precisamente lo que nos constituye como persona. A esto hay que agregar que hace explícita la relación entre el poder irracional y el sacrificio de la juventud inocente.
Novecento (1976), de Bernardo Bertolucci, narra las cinco primeras décadas del siglo XX en Italia. El argumento se centra en el nacimiento del fascismo. El personaje que encarna esta ideología totalitaria es Attila Mellanchini, el camisa negra interpretado por Donald Sutherland, un personaje que se bautiza en sangre como fascista con el asesinato gratuito de un niño. Esa escena es la más chocante de toda el film y también la más difícil de olvidar.
Los gobiernos dictatoriales necesitan refrendar su autoridad con la muerte de sus enemigos políticos, pero también con el sacrificio de niños y jóvenes inocentes.
El origen del Minotauro
Ovidio nos brinda una recreación del mito. El poeta latino echa mano de una fuente más antigua: la Biblioteca de Apolodoro, quien, en el libro III, relata la historia de las dinastías cretense y ateniense. Es en Apolodoro, además, donde aparece por vez primera el nombre del monstruo: Asterión.
En Creta reina Minos, hijo de Zeus y Europa. Minos logra convertirse en rey de Creta cuando la isla era el centro económico de Grecia. Para lograr el trono en disputa, ruega ayuda a Poseidón, dios de los océanos. Le promete que sacrificará el primer toro que se presente ante él. Poseidón, entonces, hace salir un toro blanco del mar. Minos queda fascinado por la belleza del animal. Tanta es su ansia de guardarlo para sí, que decide no sacrificarlo y lo envía a sus establos reales.
Tal acción de Minos se convierte en una ofensa para Poseidón. Como consecuencia, recibe un castigo terrible. El dios hace que la mujer de Minos, Pasifae, se enamore locamente del toro. La reina, quien además es hija del Sol, con la ayuda de Dédalo el legendario inventor, construye una vaca de madera, con la que podrá dar rienda suelta a su pasión por el toro. De estos amores antinaturales va a nacer un híbrido: el Minotauro, un ser con cuerpo de hombre y cabeza de toro, que se alimenta de carne humana. Cuando Minos descubre lo acontecido decide ocultar al Minotauro, ya que no podía matarlo por ser nieto de un dios.
Entonces encarga a Dédalo la construcción de un lugar del que el monstruo no pudiese salir nunca: el laberinto. Pero el minotauro necesitaba comer carne fresca. Por tal motivo, Minos impone a los atenienses la carga de enviar a Creta víctimas sacrificiales: siete muchachos y siete muchachas cada nueve años.
Los jóvenes sacrificados por Pinochet
En Coquimbo, chile, hay un monumento conmemorativo que se llama el Mirador de los Ángeles. Es una lápida en forma de libro abierto. Ese monumento fue erigido para recordar la trágica desaparición de Jim Christie Bossy, de 7 años de edad, cuando esperaba la navidad de 1973. La tarde del 24 de diciembre jugaba en la calle junto a Rodrigo Javier Palma Moraga, de 8 años. Ambos fueron ultimados por miembros del Ejército que custodiaban gasoductos en el sector de La Herradura. La madre de Jim, Maria Josefina Bossy Berruyer, fue arrestada en el regimiento Arica, acusada del secuestro de su hijo, sometida a vejaciones por los militares.
Cuatro años más tarde, los cuerpos de los menores aparecieron en el mismo lugar donde se les perdió huella, el mismo sector tantas veces rastreado sin resultados. En 2002, el juez Juan Guzmán Tapia ordenó la exhumación de los cuerpos, certificando los impactos de bala que provocaron ambas muertes.
Ese no fue un caso aislado. “Sergio Alberto Gajardo Hidalgo, un adolescente chileno de 15 años, caminaba por una población de Santiago rumbo a la casa de sus tíos el 15 de setiembre de 1973 cuando fue baleado por una patrulla militar en la cabeza, cuatro días después del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende. Sus familiares buscaron desesperadamente su cuerpo hasta 1991, cuando lo encontraron en una tumba NN del cementerio de Santiago. Una suerte similar corrieron Nadia Fuentes, que recién había cumplido 13 años, y la jovencita embarazada Elizabeth Contreras, ejecutada por la policía chilena tras hacerla correr, dispararle y arrojar su cuerpo al río Mapocho en octubre de 1973. Estos son algunos casos de los niños víctimas del régimen militar del general Augusto Pinochet” (El Clarín, 29/01/1999).
En total, son 307 los jóvenes y niños registrados, de 20 años y menos, que murieron o desaparecieron por acciones ejercidas por agentes del Estado durante la dictadura de la junta militar dirigida por Augusto Pinochet, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990.
Como puede verse, muchos de estos menores de edad no mueren como consecuencia de la militancia política de sus padres, o por estar junto a ellos al momento de su detención. Son víctimas de la orgía de violencia que se desata desde el poder, el rostro más oscuro de la muerte, la condición humana a su nivel más bajo. En situaciones como estas de barbarie surge de nuevo el ansia del Minotauro.
Los jóvenes sacrificados por las mafias mexicanas
También exigen su cuota de sangre joven las democracias que han sido tomadas por la corrupción y el crimen organizado. Desde hace casi tres años, nos hemos acostumbrado a ver manifestaciones en México que llevan fotografías de unos jóvenes normalistas, que desaparecieron en condiciones muy oscuras.
Según la procuraduría mexicana, la noche de la desaparición de los estudiantes en 2014, un grupo de policías municipales uniformados, probablemente con permiso o incluso por orden directa del alcalde de Iguala —casado con una hermana de dos operadores de un cartel del narcotráfico—, detuvo a los estudiantes cuando trataban de apoderarse de cuatro autobuses para desplazarse a una manifestación en la capital. Seguidamente los entregó a un grupo de sicarios de la organización criminal Guerreros Unidos que los interrogó, asesinó y quemó en el basurero de Cocula. El gobierno argumentó que Guerreros Unidos había confundido a los estudiantes con miembros de Los Rojos, una agrupación criminal rival.
La persecución y detención de los 43 estudiantes, y el asesinato de al menos seis personas más aquella noche de septiembre en Iguala duró horas. Tiempo en que las fuerzas de la policía municipal actuaron ante los ojos y la complicidad del ejército, que no intervino, según consta en la investigación, divulgada por diferentes medios locales.
Los jóvenes sacrificados por el apartheid
Los regímenes racistas también están dispuestos a exigir su cuota de sangre. En Soweto, un barrio al oeste de la ciudad sudafricana de Johannesburgo, hay una fotografía conmemorativa de los sucesos que ocurrieron allí en la época del apartheid. La imagen registra al cadáver de Hector Pieterson, un chico de solo doce años, en los brazos de un compañero de escuela.
La “masacre de Soweto” fue una violenta represión contra una manifestación en el suburbio del mismo nombre, que tuvo lugar el 16 de junio de 1976. Esta protesta fue realizada por los jóvenes de raza negra en oposición a las políticas educativas discriminatorias instauradas por el gobierno del Partido Nacional. Los jóvenes exigían la supresión del Decreto que imponía el Afrikáans, un derivado del holandés, la lengua de la minoría blanca, sobre el inglés y los dialectos tribales, por considerar esta imposición ofensiva. Los activistas convocaron a la mayor cantidad posible de escolares para marchar por las calles de Soweto.
Ante el creciente número de manifestantes, la policía lanzó perros de presa contra los escolares. Cuando éstos reaccionaron apedreando a los perros, los agentes policiales dispararon armas de fuego sobre la multitud. La manifestación salió de todo control y las autoridades enviaron en el curso del día cerca de 1.500 policías con armas de fuego de largo alcance para dispersar a tiros a la multitud, con órdenes de “restablecer la calma a todo precio”. Al final del día, el Gobierno sudafricano había asesinado a 566 niños. Una de las primeras víctimas de esta masacre fue Hector Pieterson.
El fin de la infancia
Cuando hablamos de situaciones como esta, donde el poder muestra toda su irracionalidad, aparecen estos minotauros sedientos de sangre. En ellos se revelan los aspectos más oscuros de la psicología humana. Conflictos como esos son plasmados en la novela La edad de hierro, de J. M. Coetzee, que narra el cuadro espantoso del apartheid en Sudáfrica y sus consecuentes miserias humanas. Allí los jóvenes se ven enfrentados a un régimen injusto, donde los gobernantes están dispuestos a inmolar a los jóvenes en el altar de la opresión. Nadie parece estar a salvo de la insaciable voracidad del Minotauro.
Lo recordamos, cuando en estos 50 días de protesta venezolana, 8 de los 48 fallecidos tienen menos de 18 años.
Nos queda el consuelo de pensar que la destructividad del Minotauro no está dirigida solo al exterior, sino que conlleva una pulsión suicida. De acuerdo a un relato de Borges, La casa de Asterión, la vehemente soledad del Minotauro era solo comparable al miedo que inspiraba por todas partes. Así que, junto a su insaciable apetito, irá creciendo en su interior su tentación autodestructiva.
Eso explica el paradójico final del cuento de Borges, cuando Teseo, un joven héroe ateniense, que iba entre los muchachos ofrendados al Minotauro, cuenta la inusual actitud del monstruo al perecer en sus manos:
“El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre. —¿Lo creerás, Ariadna? —dijo Teseo—. El minotauro apenas se defendió”.
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Hitler copió el modelo racista de Estados Unidos


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Hitler copió el modelo racista de Estados Unidos


La legislación racista de Estados Unidos inspiró al III Reich. En su obra
“El modelo americano de Hitler”
el profesor de la Universidad de Yale, James Whitman, ha estudiado el impacto americano sobre las Leyes de Nuremberg, la pieza central de la legislación racista aprobada por los nazis.
En los primeros años de la década de 1930, las Leyes de Nuremberg fueron aprobadas por los nazis inspirados por la legislación racial estadounidense. El propio Hitler, en su Mein Kampf, escrito en 1925, describe a Estados Unidos como el único estado que había avanzado hacia la creación de “una sociedad racista sana”.
Los nazis estaban fascinados por la conquista del oeste y el exterminio sistemático de millones de indígenas. Después de tomar el poder en 1933 copiaron el modelo estadounidense porque admiraban la supremacía blanca que se había impuesto al otro lado del Atlántico.
En Estados Unidos el racismo no era cosa de unos exaltados con sábanas y cruces ardiendo, sino un elemento institucionalizado y regulado. A principios del siglo XX, era el país más “avanzado” (atrasado) en cuanto a legislación racista, y no solo en los estados del sur, sino también a escala federal. Su ley de inmigración se basaba en la raza y era aplaudida por los racistas de todo el mundo.
Los nazis, los de entonces y los de ahora, están obsesionados con los peligros de la inmigración y Estados Unidos era un país único por la dureza de sus leyes de segregación racial, que no sólo prohibían matrimonios entre razas, sio que amenazaban a las parejas de raza mixta con castigos criminales severos. Los juristas nazis estudiaron los estatutos de estados desde Virginia a Montana, que tenían formas de ciudadanía de segunda clase para grupos minoritarios -como chinos, japoneses, filipinos, puertorriqueños y nativos americanos- de gran interés para los nazis cuando se propusieron crear sus propias formas de ciudadanía de segunda para algunos alemanes.
El 5 de junio de 1934, un año y medio después de que Hitler se convirtiera en canciller, los principales juristas de la Alemania nazi se reunieron para redactar las Leyes de Nuremberg. Se hizo una transcripción literal por taquígrafo, como un registro del momento crucial en la creación de su nuevo régimen racial. Esa transcripción revela que hubo discusiones sobre las leyes racistas vigentes en Estados Unidos.
El ministro de Justicia presentó un memorándum sobre ellas que fue un documento recurrente en las discusiones de la sesión. Entre otras cosas, se debatió si debían importar la segregación de las leyes Jim Crow al III Reich.
Se repasaron los estatutos de los 30 estados que criminalizaban los matrimonios mixtos. Revisaron cómo determinaban quién entraba en la definición de “negro” o “mongol” para considerar esas técnicas, darle su propio enfoque y establecer a quién podía considerarse como inferior.
https://www.gonzoo.com/actualidad/story/como-hitler-modelo-la-alemania-nazi-segun-las-leyes-raciales-americanas-5498/

Estados Unidos quiere exterminar a la ‘legión extranjera’ del yihadismo


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Estados Unidos quiere exterminar a la ‘legión extranjera’ del yihadismo


El general James Mattis
El director del Comité contra el Terrorismo de la ONU, Jean Paul Laborde, ha sido uno de los muchos que ha expresado recientemente su temor sobre el retorno a Europa de los yihadistas europeos que se fueron a combatir al gobierno de Bashar Al-Assad en la Guerra de Siria.
A los europeos no les importó cuando marcharon, pero sí les importa que regresen.
Lo que ni Laborde ni ningún otro admite en las cancillerías europeas es que con tanto yihadista que hemos exportado a Siria, debemos dejar de hablar de guerra “civil” en Siria. Empieza a quedar claro que en dicha guerra casi todos los sirios están en un único bando: el que encabeza el gobierno de Damasco.
Según Laborde, en el último año el número de yihadistas retornados desde Siria ha aumentado un tercio. Informes oficiales de la ONU indican que de los 30.000 combatientes del Califato Islámico, casi la mitad han tomado el camino de vuelta a casa, porque “la casa” del yihadismo no es otra que Europa. En otras palabras: en Europa los yihadistas están como en su casa.
Portavoces de Estados Unidos han reconocido que no quieren que los yihadistas regresen. Hace unos días, el jefe del Pentágono, el general Mattis, ha hablado de que Trump le ha ordenado el inicio de una “campaña de exterminio” contra los yihadistas, pero sólo contra los que sean “extranjeros”, cuando en Irak y Siria son extranjeros (casi) todos ellos.
“Los combatientes extranjeros son una amenaza estratégica si regresan a Túnez, Kuala Lumpur, París, Detroit o cualquier otro lugar”, ha dicho Mattis.
Eso puede tener varios significados. Algunos dicen que van a cercar las posiciones de los yihadistas para impedirles cualquier posibilidad de fuga. Pero lo cierto es que sobre el terreno no hay ningún cerco. Lo que las últimas campañas militares ponen de manifiesto es una aceleración de las operaciones de las tropas estadounidenses, a las que se las ve con bastante prisa.
Para incrementar la rapidez de respuesta, el Pentágono ha ampliado las facultades de los jefes militares que están sobre el terreno, que no necesitan evacuar consultas para tomar determinadas decisiones.
En Tabqa también han intensificado los bombardeos sobre las columnas yihadistas que abandonan sus posiciones o se desplazan.
Pero es difícil no imaginar que el exterminio de los yihadistas también tiene por objeto silenciarles, que no se sepa quién, cómo, dónde y cuándo fueron reclutados y conducidos a Siria.
El hecho de que sólo se persiga el exterminio de los “extranjeros” precisamente puede significar que a los demás los necesitan sobre el terreno y que los imperialistas no van a dejar de hostigar al gobierno de Damasco a corto plazo. Es posible que pretendan reconvertir la guerra actual en una ofensiva terrorista en la retaguardia, sin frentes delimitados.

Así saldrán a bolsa los pisos de los bancos rescatados con tu dinero


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Así saldrán a bolsa los pisos de los bancos rescatados con tu dinero

 

 

 

Javier J Navarro @newjavier

El ministro Luís de Guindos ha afirmado que el Sareb está estudiando sacar sus propiedades inmobiliarias a bolsa mediante una SOCIMI. En principio esta noticia no tiene mucho de particular, y no es necesariamente mala. Pero no está contando toda la historia.
Sareb es lo que se ha venido a llamar como el banco malo, que aparte de mucho préstamo promotor, también promueve la construcción de inmuebles y también se dedica a la venta de toda la cartera inmobiliaria que ha heredado. Y Socimi es un vehículo de inversión inmobiliaria, pero la historia viene de un poco más atrás.

La Sareb, el depósito tóxico inmobiliario

Cuando se decidió rescatar a los bancos tras la crisis inmobiliaria se constituyó el FROB o Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria. El FROB es un instrumento financiero creado a medida para la reestructuración del sistema bancario español y de todas las cajas de ahorros que se habían expandido por la Crisis. El FROB tenía un capital de 6.650 millones de euros aportados por el estado y 2.250 millones aportados por el Fondo de Garantía de Depósitos. Pero podía endeudarse por un ratio de nueve veces su capital (inicialmente tres), de modo que podría llegar a tener 90.000 millones de euros. Estas deudas tienen el respaldo solidario del estado (es decir, de todos nosotros).
Entre las actuaciones del FROB estaba la Sareb, conocido como el banco malo, aunque nunca se le llegó a dar licencia bancaria. La Sareb o Sociedad de gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria. El gobierno tenía que crear un vehículo como la Sareb obligado por el Memorandum of Understanding (MOU) que había firmado con el resto de países de la UE para que le prestaran el dinero para el rescate bancario y poder seguir funcionando normalmente.
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¿Muy complicado de entender con tanta sigla? Veámoslo de otro modo. Con el sistema bancario en quiebra, el Gobierno llega a un acuerdo con el resto de los socios europeos para que le presten dinero para arreglarlo. Ellos se lo prestan con condiciones, entre otras establecer un Banco Malo en el que agrupar los activos “tóxicos” de los bancos.
Para montar el Sareb el gobierno pone dinero a través del FROB, pero no es el único. El 45% del capital es público y el 55% del capital es privado, principalmente puesto por otros bancos. Los bancos tienen que ceder al Sareb activos tóxicos con un fuerte descuento a cambio de recibir ayudas públicas. El objetivo del Sareb por su parte es venderlo todo en quince años obteniendo un 15% de rentabilidad. Como nos podemos imaginar, los socios privados no entraron con la intención de perder dinero (aunque pueden hacerlo).De momento, algunas actuaciones, dan que pensar sobre si la gestión es buena.

SOCIMIs, la moda inmobiliaria

Las SOCIMIs se crearon en 2009 como un vehículo de inversión, siguiendo el modelo norteamericano de los Real Estate Investment Trusts, donde se crearon por Eisenhower en 1960 (es decir, llegamos decenas de años tarde). Básicamente se trata de empresas cuyo objetivo es dedicarse a la inversión inmobiliaria y repartir dividendos. Las SOCIMIs tienen exenciones fiscales (el 95% del ITP y AJD) y no hay doble tributación. Es decir, la idea de una SOCIMI es que podamos invertir a través de una empresa en el mercado inmobiliario en vez de directamente con las mismas condiciones.
Nada es gratis y las SOCIMIs tienen restricciones. Entre otras cosas, se les obliga a cotizar en un mercado organizados y a que el 80% de sus activos tienen que ser inmuebles alquilados a tres años que no se pueden transmitir durante su periodo de arrendamiento. Además tienen que repercutir en dividendos el 90% de sus beneficios procedentes de alquiler y al 50% sus beneficios procedentes de la venta de inmuebles (es decir, se pretende que funcionen como alquiladoras, no como inmobiliarias crecientes). En 2012 la legislación se flexibilizó, permitiendo su cotización en el MAB y reduciendo el capital mínimo de cinco a quince millones de euros.
Al estallar la crisis inmobiliaria, las SOCIMIs fueron una buena opción para fondos que se hicieron con cientos de inmuebles a buen precio y las sacaron a cotizar. Para que nos hagamos una idea de lo que han crecido las SOCIMIs, en España en 2015 Merlin Properties SOCIMI se convirtió en un componente del Ibex 35. Es decir, una empresa que hacía sólo siete años no podía existir se codeaba con las empresas más grandes del país, y un año después estaba comprando lo que había sido una de las grandes inmobiliarias del país.

Sareb SOCIMI

El plan del gobierno es sacar alrededor de un tercio de las propiedades de la Sareb (4.600 inmuebles y 820 activos terciarios), es decir, alrededor de 1.500 inmuebles podrían salir a la venta si surgieran bien las circunstancias. Buena parte de los inmuebles transmitidos a la Sareb han sido vendidos, pero la verdad es que no queda muy claro si la Sareb está haciendo lo mejor.
Así que sacar parte de su cartera inmobiliaria como una SOCIMI no parece mala idea, no deja de ser una herramienta más junto al vender sus activos a través de inmobiliarias como ha ido haciendo, algo que como han reconocido sus directivos no ha sido muy fácil conseguirlo. El mercado bursátil, aunque volátil está creciendo. Además los bajos tipos de interés hacen atractivo a casi cualquier instrumento financiero, por lo que no es mal momento para salir a bolsa.
Aparte de ir liquidando la inversión, la mayor parte de los ingresos de la Sareb por diseño deberían de ser inmobiliarios, aunque en este momento sin ser un banco la mayor parte son por los créditos promotores. Algo que no es normal en una empresa que se supone que no es un banco
Respecto si será buena inversión o no, queda por ver. Se supone que la mayor parte de los inmuebles serán residenciales y que la idea es que van a ser “inmuebles de calidad” para hacerlo atractivo a los inversores. Probablemente la combinación de activos puesta por el Sareb y la rentabilidad por alquiler ofrecida será la que decida si merece la pena invertir o no.
En El Blog Salmón | Con las hipotecas tan baratas... ¿Es el momento de comprar vivienda en España?
Vía | El Confidencial
Imagen | Antonio Tajuelo
Imagen | elojeador

Cofundador de Twitter pide perdón por haber ‘ayudado’ a Trump


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Cofundador de Twitter pide perdón por haber ‘ayudado’ a Trump

La Verdad Oculta

Cofundador de Twitter pide perdón por haber ‘ayudado’ a Trump

El empresario de Internet Evan Williams pide públicamente perdón por haber contribuido con su red social a catapultar a Donald Trump a la Presidencia de EE.UU. “Fue muy mal asunto, lo del papel de Twitter en eso. De ser cierto que (hoy) no sería presidente si no fuera por Twitter, pues sí, lo siento”, dice Williams en una entrevista con el diario estadounidense The New York Times publicada ayer sábado.
Williams, que presidió Twitter entre 2008 y 2010, no dedica más tiempo de su entrevista a comentar la actualidad política, aparte de considerar que quizá “lo que merecemos por dar el poder de los tuits” a Trump es un destino similar al del Prometeo de la mitología griega, “encadenado a una roca para que las águilas pudieran arrancarle las tripas a picotazos por toda la eternidad”.
El magnate neoyorquino Donald Trump, que se alzó a la Presidencia de EE.UU. con una campaña que combinaba exabruptos xenófobos e islamófobos con las críticas al belicismo injerencista de sus predecesores, traicionó sus promesas ya en su tercer mes en el cargo atacando Siria y, más recientemente, fomentando la guerra en el suroeste de Asia con nuevas ventas milmillonarias de armas.
Fue muy mal asunto, lo del papel de Twitter en eso. De ser cierto que (hoy) no sería presidente si no fuera por Twitter, pues sí, lo siento”, ha dicho el empresario estadounidense Evan Williams, cofundador de esa red social


El empresario estadounidense Evan Williams, cofundador de la red social Twitter. hispantv

Movimiento Político de Resistencia: La filosofía del tendero


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Movimiento Político de Resistencia: La filosofía del tendero

 

 


Las supuraciones y excrecencias de un sistema y/o modo de producción tan bestial y salvaje como el capitalismo dan motivos sobrados para acabar con él cuanto antes aunque sólo sea por cuestiones de salud pública y medidas profilácticas y, como dicen los mexicanos,
"a como dé lugar"
. Los desahucios son un ejemplo sangrante, pero hay muchos más, la pobreza, el paro, etc. Nos pasan imágenes por las televisiones de desahucios, que le hacen a uno hervir la sangre, pero no para excitar nuestro sentido -elemental- de la justicia, sino para que nos acostumbremos a ellas, a esas imágenes, a considerarlas algo
"normal"
y, apurándonos,
"natural"
. Es como cuando en Irak uno se despertaba con el coche-bomba de rigor. O, en España, que siempre ha sido de ellos, de los fascistas, no nuestra, nos exhiben -ya sin rubor, impudicamente- los casos de corrupción que los más lerdos y amorales traducen como que en la piel de toro eso demuestra que existe un Estado de Derecho, y es que con Franco se robaba más -he leído por ahí- sólo que se tapaba, no como ahora, esto es, tenemos que estar agradecidos, encima. Lo que se pretende es que nos
"acostumbremos"
, que la piel se nos ponga dura como el caparazón de un armadillo como su cara de cemento cuando mienten, que seamos insensibles.
Como todo lo copian, también lo hacen -igual hasta sin saberlo de lumpenburgueses que son- del Imperio, esto es, norteamericano, ya de capa caída, pero no en lo "cultural". En las novelas yankis de la posguerra, incluido Mailer, el trasunto -el "mensaje", como se decía en tiempos existencialistas- era el nihilismo y el ahí-te-las-compongas. Ni siquiera la excelente "novela negra" de los años veinte de los Hammet o Chandler, realista y crítica, pero desazonante. Ve uno cómo el penúltimo tarado se sube a un campanario y se lía a tiros contra todo lo que se menea y dice: "son gringos, zumbados". Y sí, en efecto. Aquí-se consuela uno- no hemos llegado a eso. Sin embargo, el veneno de esa deshumanización llega y se importa acá en forma de indiferencia, que es lo que tratan de transmitir, este es el quid, ante el dolor y la desgracia ajena. Y ello porque se trata, en la jungla de asfalto, en el "mundo libre", de la supervivencia individual. Es aquello de "es tu problema", que en esto consiste la filosofía -la ética- del tendero.
En la sociedad norteamericana, imbuida de calvinismo puritano, se priman a los "ganadores" (winners, como la entrega de los Óscars) y los "perdedores" (losers) es porque se lo han buscado ellos mismos. El sistema es neutral, inmaculado. Ya está bien de echar la culpa a la "sociedad" de la incompetencia -por vagos- de uno. Pero si allá la libertad de empresa es algo sagrado, que incluye la corrupción y lo que llaman "igualdad de oportunidades", acá se roba con la complicidad del sistema, no importa quién gobierne, que tapa, hasta donde ya resulta contraproducente, los casos de corrupción. En Estados Unidos los hay que se suicidan cuando los negocios les van mal; aquí, no. unos meses, a lo más, en el trullo, y venga. Siempre contarán con los micrófonos del fascista Carlos Herrera para poder despacharse y "defenderse".
En los USA, sin apenas historia, no conocieron la picaresca; aquí, con más historia, sí. El pícaro Lazarillo hacía sus trapacerías por hambre; ahora, por robo y avaricia, un pecado capital, según la Iglesia. A ver si vuelven los escraches, por lo menos. O darles de ostias, por lo más. Y me quedo corto. Porque lo más es tumbar este infame sistema y que se vayan todos, incluidos los de "Podemos", por el sumidero de la Historia. Amén.
Arrivederci.

Pruebas nucleares durante la Guerra Fría afectaron al campo geomagnético de la Tierra


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Pruebas nucleares durante la Guerra Fría afectaron al campo geomagnético de la Tierra

 

 

 

Publicado por: Alerta Catastrofes

Entre 1958 y 1962 EE.UU. y la URSS llevaron a cabo una serie de pruebas nucleares en el espacio, detonando bombas a alturas de hasta 400 kilómetros, que causaron alteraciones en el clima espacial como las que provoca la radiación solar en el área cercana a la Tierra donde operan satélites y astronautas, según revela un nuevo estudio publicado en la revista ‘Space Science Reviews’.
Estas pruebas causaron desde auroras artificiales, que fueron vistas en zonas del mundo donde no suelen darse, como la Polinesia, hasta fuertes y repentinas tormentas geomagnéticas en mitad del planeta, pasando por el efecto más fuerte de todos: los cinturones de radiación artificiales sobre la Tierra, uno de los cuales permaneció durante años.
Este tipo de pruebas nucleares tuvieron algunos efectos similares a los del clima espacial, como los que provoca el viento solar y los flujos de electrones, protones y otras partículas cargadas que viajan desde el Sol a la Tierra. Al atravesar el campo geomagnético estas partículas pueden causar auroras en los polos, perturbar equipos electrónicos, de comunicación y de navegación de los satélites, e incluso afectar a las redes eléctricas en la Tierra, explica la NASA.
Las explosiones expelieron flujos expansivos de plasma, es decir, de ‘gas’ caliente de partículas cargadas eléctricamente. Estos flujos generaron perturbaciones geomagnéticas que distorsionaron el campo magnético de la Tierra e indujeron el campo eléctrico en la superficie de la Tierra.
Daños a satélites
Las pruebas fueron el ejemplo extremo y generado por el hombre de algunos efectos extremos de clima espacial a menudo causados por el Sol“, explica Phil Erickson, uno de los coautores del estudio, del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Algunas de pruebas causaron “daños importantes a varios satélites”, según el estudio.
De hecho, algunas de las pruebas incluso crearon cinturones radiactivos artificiales similares a los cinturones de Van Allen de la magnetosfera terrestre que atrapan las partículas cargadas provenientes del espacio. Estas zonas artificiales de concentración de partículas de alta energía permanecieron en la atmósfera entre varias semanas y hasta varios años en algún caso. Fueron estas partículas las que dañaron algunos satélites en las órbitas altas de la Tierra, explica la NASA.
(Fuente: rt.com)

Marxismo. William Baumol y el problema de la transformación


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Marxismo. William Baumol y el problema de la transformación


William J. Baumol, que murió la semana pasada a la edad de 95 años, fue uno de los economistas ortodoxos más preeminentes de su generación. Enseñó durante más de 40 años en la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York, donde se retiró en 2014. Su trabajo abordó la política monetaria, las finanzas […]
William J. Baumol, que murió la semana pasada a la edad de 95 años, fue uno de los economistas ortodoxos más preeminentes de su generación. Enseñó durante más de 40 años en la Universidad de Princeton y la Universidad de Nueva York, donde se retiró en 2014. Su trabajo abordó la política monetaria, las finanzas corporativas, la economía del bienestar, la asignación de recursos y el espíritu empresarial, pero era más conocido por el principio que lleva su nombre: ‘enfermedad de los costes’ de Baumol.
La enfermedad de los costes de Baumol es la idea de que los servicios prestados personalmente – actuaciones musicales, atención médica, educación y recolección de basura, por ejemplo – de forma natural e inevitablemente aumentan de precio año tras año. La mejora de la tecnología puede permitir que los panecillos y los coches se produzcan de manera más eficiente y, por lo tanto, más rentable, pero, como observó Baumol perspicazmente, un cuarteto de cuerda de Mozart requiere hoy en día la ejecución de cuatro músicos, la misma mano de obra que en el siglo XVIII.
Esta idea tuvo una relevancia inmediata en las políticas públicas, en particular en las áreas de sanidad y educación, porque demostró por qué los servicios públicos importantes no se pueden medir en términos de rentabilidad de la misma manera que los bienes fabricados industrialmente en el sector capitalista. Proporcionan servicios que satisfacen necesidad, no beneficios.
“El punto crítico aquí es que como los políticos no entienden el mecanismo y la naturaleza de la enfermedad de los costes, y se enfrentan a las presiones políticas de un electorado igualmente desinformado, no se dan cuenta que, efectivamente, nos podemos permitirnos estos servicios sin obligar a la sociedad a someterse a innecesarios recortes, restricciones y otras formas de privación”, escribió en su libro de 2012 La enfermedad de los costes. Es una cuestión de elección pública no de ‘eficiencia’.
Baumol fue prolífico en su investigación económica, sobre todo en el estudio de la función del ‘empresario’ como innovador en lugar de como capitalista. También produjo uno de los principales manuales de economía matemática de los 1960 y 1970 – que era bastante árido, según recuerdo.
Baumol era un liberal. Aconsejó a Hillary Clinton y a varios líderes demócratas y era un firme defensor de la salud pública y la educación. Y fue uno de los ejecutivos electos de Economistas por la Paz y la Seguridad, un organismo de la ONU de los economistas liberales que se oponían a las armas nucleares, junto con Kenneth Arrow (que también ha muerto recientemente) y JK Galbraith.
Pero lo que es menos conocido es que a principios de 1970 Baumol se implicó en un debate de la corriente ortodoxa con el destacado keynesiano Paul Samuelson sobre la validez y el propósito de la teoría de valor de Marx. Samuelson había lanzado un ataque contra la teoría de Marx, cuando esta comenzaba a atraer la atención de los estudiantes radicales en aquellos días revolucionarios (Paul A. Samuelson, “La comprensión de la noción marxista de la explotación: un resumen del llamado problema de la transformación entre los valores de Marx y los precios competitivos“, J. Econ. Lit., junio de 1971, 9 (2), pp. 399-431).
Al igual que Eugene Bohm-Bawerk trató de hacer a finales de la década de 1890, y al igual que Keynes en la década de 1930, Samuelson quería exponer las falacias de la teoría de Marx por si los estudiantes se infectaban de marxismo. Keynes calificó la teoría del valor de Marx de “científicamente errónea y sin aplicación en el mundo moderno” (Keynes, Liberalismo y comunismo, citado en Hunt, 1979: 377). El enfoque de Samuelson fue que su teoría del valor era irrelevante para explicar el movimiento de precios de mercado y, por tanto, para cualquier comprensión de las economías modernas, no que la teoría del valor de Marx fuese ilógica, porque cuando los valores se miden en tiempo de trabajo no equivalen a los precios de mercado (según Bohm-Bawerk).
Samuelson argumentó que la ‘transformación’ de Marx de los valores del trabajo en precios de producción era innecesaria. Los precios de mercado se explican por el movimiento de la oferta y la demanda ¿que necesidad hay de una teoría de los valores? De hecho, podía desaparecer. “La verdad ha sido puesto al descubierto. Despojado de complicación lógica y confusión, cualquier método de resolver el famoso problema de la transformación parece implicar regresar de un desvío innecesario … tal transformación es exactamente igual que cuando se utiliza una goma para borrar una entrada anterior (es decir, el valor – MR ) después de lo cual volvemos a comenzar para terminar con una entrada calculada correctamente (es decir, el precio – MR) ”.
Baumol criticó cuidadosamente a Samuelson en su ensayo, La transformación de los valores: lo que en realidad quería decir Marx. Al hacerlo, hizo una contribución importante para explicar y validar la teoría del valor de Marx. Baumol señala que Samuelson, junto con los marxistas postkeynesianos como Joan Robinson, entendieron mal el propósito de Marx en la llamada transformación de valores en precios. Marx no quería demostrar que los precios de mercado se relacionan directamente con los valores medidos en tiempo de trabajo. “Marx no tenía la intención de que su análisis de la transformación demostrase cómo los precios se pueden deducir a partir de valores”. El objetivo era mostrar que el capitalismo era un modo de producción con fines de lucro y las ganancias provienen de la explotación del trabajo; pero este hecho fue oscurecido por el mercado, donde las cosas parece que se intercambian sobre la base de una igualdad de la oferta y la demanda. Los beneficios son, ante todo, resultado de la explotación del trabajo y luego se redistribuyen (transformados) entre las ramas del capital a través de la competencia y el mercado como precios de producción.
Para Marx era evidente que sólo el trabajo crea valor. “Cada niño sabe que cualquier nación moriría de hambre, y no digo en un año, sino en unas semanas, si dejara de trabajar. Del mismo modo, todo el mundo conoce que las masas de productos correspondientes a diferentes masas de necesidades, exigen masas diferentes y cuantitativamente determinadas de la totalidad del trabajo social. Es self evident”, Carta de Marx a Kugelmann, 11 de Julio de 1868, MECW, vol.43 , pp. 68-69.
El valor total excedente se produce a partir de la explotación de la fuerza de trabajo empleadas por los diversos capitalistas – la diferencia del valor medido en tiempo de trabajo entre el tiempo necesario para los salarios de la mano de obra y el precio del producto o servicio producido vendido en el mercado por el capitalista. Pero no el valor excedente o el beneficio logrado por la fuerza laboral de cada capitalista, que no va directamente al capitalista individual. Cada capitalista compite en el mercado para vender sus productos. Y esa competencia conduce a que las ganancias se redistribuyan porque los beneficios tienden a una tasa promedio por unidad de capital invertido.
La transformación de los valores creados por la mano de obra en precios en el mercado significa que los precios individuales diferirán de los valores individuales. Como dice Baumol, Marx sabía que los precios individuales de producción diferían de los valores individuales; a diferencia de Ricardo que no pudo resolver esta transformación.
Así, la plusvalía total es convertida (transformada) en beneficio total, interés y renta, y es el mercado el que decide cuánto corresponde a cada capitalista. Sí, ‘la oferta y la demanda’ deciden la pérdida o la ganancia del capitalista individual. Pero eso es sólo la apariencia o el resultado de la distribución de los beneficios a través de la competencia del mercado, pero han sido creados por la explotación global del trabajo en el proceso de producción.
La explicación de Baumol era un punto de partida para una respuesta y una defensa más integral de la teoría del valor de Marx desarrollada por estudiosos marxistas como Carchedi, Yaffe, Kliman, Freeman, Moseley y otros en los últimos 40 años desde el ataque de Samuelson.
La interpretación de Baumol de la teoría de Marx proporciona una respuesta de gran alcance no sólo a Samuelson, sino también a la ‘interpretación estándar’ del problema de la transformación, como Fred Moseley la ha denominado en su libro, Dinero y Totalidad (un libro que explica y responde en detalle todas las cuestiones teóricas planteadas por los economistas ortodoxos y heterodoxos).
Los valores en una mercancía no tienen que ser ‘transformados’ en precios, como Robinson y Samuelson interpretan la teoría de Marx. Los precios son la representación en el mercado de la explotación del trabajo en el proceso de producción. Como dice Fred Moseley, si se acepta la interpretación de Samuelson de la transformación de Marx de valores en precios entonces, “los valores, de hecho, se anulan y no juegan ningún papel en la determinación de los precios” (p229). Sin embargo, esta no es la teoría de Marx. Los valores individuales no se convierten en precios individuales de producción: “Los valores individuales no desempeñan ningún papel en la teoría de los precios de Marx. Lo que ocurre es que “el nuevo valor total producido por el trabajo real … se determina (en parte) por el valor total de la plusvalía producida, que a su vez (en parte) determina la tasa general de ganancia y, en última instancia, los precios de producción … los precios de producción no son determinados por la multiplicación de los coeficientes de transformación de cada producto por los valores individuales, sino añadiendo la ganancia media de los costes monetarios dados”.
No hay necesidad de transformar los valores del capital constante (máquinas, etc.) y del capital variable (fuerza de trabajo / mano de obra) en precios. Ya están dados como precios de mercado en el anterior proceso de producción. La única transformación que tiene lugar es la transformación del nuevo valor total del proceso de producción en una re-distribución a través de la competencia del mercado, y los beneficios van a los diversos capitalistas, dependiendo del tamaño del capital avanzado por cada uno en el inicio de la producción.
Como dice Baumol, la distribución de la plusvalía del almacén central de la sociedad ahora se lleva a cabo a través del proceso competitivo que asigna ganancias a cada capital (o interés o renta) en una cantidad estrictamente proporcional a su inversión de capital. “Este es el corazón del proceso de transformación: la conversión de la plusvalía en ganancia, interés y renta. De cada uno según su fuerza de trabajo contratada y a cada uno de acuerdo a su inversión total” p.53.
La transformación de Marx es temporal: se inicia (t1) con un capital dinero dado a invertir en instalaciones, maquinaria y mano de obra y se obtiene un nuevo valor creado por el esfuerzo y la explotación del trabajo (t2). La plusvalía proviene de después de cubrir el coste de capital (constante y variable). Y se redistribuye luego a través de la competencia en el mercado, lo que conduce a una tasa media de ganancia. Así, el valor total (trabajo muerto y trabajo vivo, más plusvalía) sigue siendo igual a los precios finales totales (basados en el coste dado del capital invertido más una tasa media de ganancia), pero la plusvalía total se transforma en beneficios, intereses y renta y se distribuye de acuerdo con el tamaño del capital invertido.
De hecho, la transformación de Baumol (y de Marx) ya ha sido demostrada empíricamente. Carchedi ha demostrado que el índice de la tasa media de ganancia a precios monetarios es cercana a la tasa promedio de valor de la ganancia (es decir, a través de toda la economía). Otros investigadores han demostrado que cuando la producción de un sector individual se mide en términos de valor (es decir, en tiempo de trabajo) y luego se agrega, el valor total es bastante cercano a los precios totales medidos en términos monetarios. Por lo tanto la transformación de Marx del valor en precios no es irrelevante, incluso para la determinación de los precios relativos.
Pero, como dijo Baumol, demostrarlo no era el propósito de Marx. Quería demostrar que es la explotación del trabajo lo que crea valor (a través de la apropiación privada del producto de la fuerza de trabajo) y que se encuentra detrás de ganancia, interés y renta.
Los beneficios no son el premio por ‘arriesgar capital’ (dinero para maquinaria, etc.); o renta por ‘proporcionar’ tierras; o un interés por ‘prestar’ dinero; es decir, recompensas a los diversos factores de producción. Baumol comenta: “Tal disparate es precisamente lo que anticipa el análisis de Marx y que pretende denunciar. Una vez más, hay que dejar que Marx hable por sí mismo. “En el capital-beneficio, o mejor el capital-interés, la renta-tierra, y los salarios de la mano de obra, en esta trinidad económica que muestra expresamente la conexión del valor y de la riqueza en general con sus fuentes, tenemos la mistificación completa del modo de producción capitalista. … Esta fórmula corresponde al mismo tiempo a los intereses de las clases dominantes, al proclamar la necesidad natural y eterna justificación de sus fuentes de ingresos, elevándolos a la posición de un dogma.” (Tomo III, capítulo 48, págs. 966 -67).
No es casualidad que los keynesianos y los post-keynesianos como Joan Robinson hayan sido (y son) los más vehementes opositores de la teoría económica marxista: porque el marxismo es el principal oponente de influencia keynesiana en el movimiento obrero.
William Baumol era el más cabal de los economistas ortodoxos, un defensor del equilibrio neoclásico y del marginalismo. Pero también era un observador sorprendentemente agudo de la teoría de Marx de la explotación capitalista. Como resultado, pudo demostrar el error keynesiano (y neo-ricardiano) de creer que la teoría del valor de Marx era un ‘desvío irrelevante e innecesario’. Por eso, debemos estarle agradecidos.
Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente: https://thenextrecession.wordpress.com/2017/05/12/william-baumol-and-the-transformation-problem/
Traducción:G. Buster

El macabro experimento de la sífilis que obligó a EE.UU. a pedir perdón


iniciativadebate.org

El macabro experimento de la sífilis que obligó a EE.UU. a pedir perdón

 

 


Esta semana se cumplen 20 años del día en que Bill Clinton pidió perdón públicamente, en nombre del gobierno de los Estados Unidos de América, por el horror de Tuskegee, el experimento de la sífilis en el que 600 personas participaron sin saber realmente la enfermedad que tenían y nunca recibieron tratamiento, a pesar de que se les prometieron cuidados médicos.

Nefastos recuerdos

Fue en el año 1932, en una pequeña población del condado de Macon, Alabama, llamada Tuskegee. Empezaron a circular unos folletos que prometían cuidados médicos gratuitos para los habitantes de la localidad, en su mayoría muy pobres y de raza negra: “Prueba de sangre gratuita; tratamiento gratuito, realizado por el Departamento de Salud del Condado y por los médicos del Gobierno. Puedes tener mala sangre aunque te encuentres bien. Ven y trae a tu familia”, podía leerse en los anuncios.
‘Mala sangre’. Con estas palabras se referían a una enfermedad ficticia que era la que fingían estar controlando y tratando. Llevaron a Tuskegee una furgoneta con la marca del gobierno para la campaña contra la ‘mala sangre’. Una gran mentira estatal. Lo que se estaba llevando a cabo era un siniestro experimento secreto conducido por el Servicio Público de Salud de los EE.UU., que pretendía registrar y estudiar los estragos que causaba la sífilis en el cuerpo humano si no se trataba. Y por eso no trataban a los enfermos. Los 600 ‘voluntarios’ engañados se dividían en dos grupos: 399 infectados de sífilis (a los que simplemente se les decía “tienes mala sangre”) y 201 que no tenían la enfermedad, y constituían el grupo de control del experimento.
Periódicamente los doctores visitaban la población con su furgoneta del gobierno y chequeaban a los enfermos para su estudio. Luego fingían medicarles contra su supuesta ‘mala sangre’, pero les daban aspirinas o suplementos minerales: placebos para engañarles. Ni siquiera cuando se descubrió, en 1945, que la penicilina era un tratamiento válido contra la sífilis, les medicaron para curarles. Porque la intención en Tuskegee no era esa. El experimento en los documentos secretos del estado llevaba el título ‘Tuskegee Study of Untreated Syphilis in the Negro Male’ (Estudio Tuskegee de la Sífilis sin tratar en el hombre negro).
Un investigador del Servicio Público de Salud de los Estados Unidos llamado Peter Buxtun expresó en 1966 su preocupación al departamento de enfermedades venéreas, pero fue ignorado. Más tarde, el propio Buxtun filtraría la información sobre el experimento al periodista de Associated Press, Jean Heller, que publicaría la historia en la portada del New York Times del 26 de Julio de 1972, refiriéndose a ella como “una de las más brutales violaciones de los derechos humanos que se pueden imaginar”.

Una disculpa tardía e insuficiente

Un cuarto de siglo después de que la historia se hiciera pública, y 65 años después de que el experimento se pusiera en marcha, la administración de Bill Clintonse dignó por fin a pedir disculpas a los afectados por el experimento, tanto a los supervivientes como a los familiares de los fallecidos.
El gobierno de Estados Unidos hizo algo que estaba muy mal, profundamente y moralmente mal. Fue un ultraje a nuestro compromiso con la integridad y la igualdad de todos nuestros ciudadanos. A los supervivientes, a las esposas y a los familiares, a los hijos y a los nietos, les digo lo que ya saben: ningún poder en la Tierra puede devolverles las vidas perdidas, restaurarles el dolor sufrido, los años de tormento interno y angustia. Lo que se hizo no se puede deshacer. Pero podemos terminar con el silencio. Podemos dejar de desviar la cabeza. Podemos mirarles a los ojos y decirles por fin, en nombre del pueblo estadounidense, que lo que hizo el gobierno de Estados Unidos fue vergonzoso, y lo siento“, dijo Clinton entonces.

Revolución Rusa. Mayo 1917. La conquista de la tierra


kaosenlared.net

Revolución Rusa. Mayo 1917. La conquista de la tierra


El gran literato ruso Alexander Pushkin escribió en La hija del capitán: “El gobierno había creído con demasiada facilidad en el falso arrepentimiento de los astutos rebeldes, los cuales, llenos de rencor, esperaban una ocasión propicia para reanudar la insurrección.” Si a la expresión “astutos rebeldes” le añadimos “campesinos” tendremos una mejor aproximación a la […]
El gran literato ruso Alexander Pushkin escribió en La hija del capitán: “El gobierno había creído con demasiada facilidad en el falso arrepentimiento de los astutos rebeldes, los cuales, llenos de rencor, esperaban una ocasión propicia para reanudar la insurrección.” Si a la expresión “astutos rebeldes” le añadimos “campesinos” tendremos una mejor aproximación a la historia rusa y a sus innumerables levantamientos campesinos. Según Friedrich Heer en su libro Europa, madre de revoluciones, de 1826 a 1861 están registradas 1.184 sublevaciones campesinas; de 1861 a 1917, 1.200. ¡26 por año durante casi un siglo! No es de extrañar que una de las cuestiones centrales de la revolución fuera el problema agrario.
El atraso ruso y el mantenimiento del régimen zarista estaban muy ligados al régimen de propiedad de la tierra y al sometimiento de los campesinos. Hasta 1861 existió en Rusia el régimen de servidumbre. Los campesinos fueron liberados de ese yugo feudal (tenían que ofrecer tres días de trabajo a la semana al propietario) pero quienes más se aprovecharon fueron los nobles y burgueses que compraron las mejores tierras comunales. Cuarenta años después las tierras en manos del campesinado se habían reducido en un 36%. Además, la distribución de tierras a los campesinos no se hizo gratis, tuvieron que pagar el rescate de su liberación y el Estado les gravó con derechos de arrendamiento. A principios del siglo XX, los campesinos tenían que pagar como impuesto directo al Estado 1,56 rublos por cada deciatina (medida rusa que equivale a 1,09 hectáreas) mientras que los grandes propietarios sólo pagaban 0,23 rublos. Lo que podía haber permitido un cierto desarrollo capitalista del campo, con la creación de una burguesía y una pequeña burguesía ligada a la producción agrícola, con la mejora de las condiciones de producción y la elevación del nivel de vida de los campesinos, etc., se convirtió en una nueva losa sobre las familias campesinas.
En la primera década del siglo XX había en la Rusia europea unos 305 millones de hectáreas de tierra cultivable, seis veces la extensión de España. El zar era el mayor latifundista, poseía más de 5 millones de Ha., una extensión como la suma de Catalunya y la Comunidad Valenciana. Casi 3 millones de Ha. eran propiedad de la Iglesia, como toda Galicia. Más de 76 millones de Ha. estaban en manos de 30.000 grandes hacendados. La misma extensión que poseían unos 10 millones de campesinos. Los grandes propietarios podían disponer como media de unas 2.500 Ha. Para las familias campesinas esa media era de 7,6. Parecen suficientes razones para una revolución en el campo.
El problema agrario siempre estuvo en el centro de la lucha política y social. A mediados del siglo XIX los fundadores del marxismo, Marx y Engels, se ocuparon del problema: “Está claro que la propiedad comunal en Rusia se halla ya muy lejos de la época de su prosperidad y, por cuanto vemos, marcha hacia la descomposición. Sin embargo, no se puede negar la posibilidad de elevar esta forma social a otra superior, si se conserva hasta que las condiciones maduren para ello y si es capaz de desarrollarse de modo que los campesinos no laboren la tierra por separado, sino colectivamente. Entonces, este paso a una forma superior se realizaría sin que los campesinos rusos pasasen por la fase intermedia de propiedad burguesa sobre sus parcelas. Pero ello únicamente podría ocurrir si en la Europa Occidental estallase, antes de que esta propiedad comunal se descompusiera por entero, una revolución proletaria victoriosa que ofreciese al campesino ruso las condiciones necesarias para este paso y, concretamente, los medios materiales que necesitaría para realizar en todo su sistema de agricultura la revolución necesariamente a ello vinculada” (Acerca de la cuestión social en Rusia. F. Engels. Abril de 1875). Muchos años después la historia acercaría la predicción a la realidad.
Tras la derrota de la revolución de 1905, el zarismo aprobó la llamada reforma Stolypin, un intento de crear una clase social de propietarios agrícolas que diera una base social y política al zarismo, repartiendo terrenos comunales, o sea, volviendo a “expropiar” a los campesinos y sus bienes comunales. La posición política de los nobles era contraria a cualquier apertura que implicara la más mínima pérdida de sus privilegios. En palabras del conde Saltikov, representante en 1906 en la I Duma (Parlamento): “¡Ni una pulgada de nuestras tierras, ni un grano de arena de nuestros campos, ni una brizna de hierba de nuestros prados, ni una rama de nuestros bosques!”.
El resultado de la reforma Stolypin fue más bien modesto. Efectivamente, surgió una débil clase social burguesa, los kulaks, pero al mismo tiempo produjo una mayor proletarización de los campesinos, expulsados de sus pocas tierras, arrebatados los derechos de la propiedad comunal, unos tuvieron que emigrar a las ciudades y la mayoría malvivieron y subsistieron. La guerra vino a cambiarlo todo. Diez millones de campesinos fueron movilizados. Dos millones de caballos fueron dedicados a tareas militares. La revolución de febrero hizo saltar todo por los aires, también en el campo.
La tierra para el que la trabaja
Aunque en España había zonas con minifundios y pequeños propietarios, la situación de la gran propiedad era comparable a la de Rusia. La mitad de la provincia de Sevilla (unas 738.000 hectáreas) pertenecía a 900 propietarios, algunos de ellos con extensiones de entre 25.000 y 30.000 Ha. En un estudio en 17 municipios de la misma provincia se contabilizaron 118.000 Ha. sin cultivar. En el término municipal de Jerez, 23 individuos poseían 47.730 Ha. En la provincia de Córdoba, 664 propietarios poseían un promedio de 992 Ha. cada uno y 176 un promedio de 2.246. Parecidas cifras podían decirse de provincias como Ciudad Real, Toledo, Cádiz o Zaragoza. Refiriéndose a la Salamanca de esa época se puede leer en el diario La Publicidad: “La propiedad rústica se encuentra en poder, casi toda ella, de absentistas, que viven en la Corte y pertenecen a las casas más linajudas y viejas de la nobleza española”. Se refería a los duques de Alba, Sotomayor, Medinaceli, marqués de Cerralbo, etc., señores feudales de la época, algunos de los cuales todavía perviven.
En el año 1917 el campo español no estuvo agitado, pero desde 1918 hasta 1921 fueron los años de mayor movilización social (el historiador Juan Díaz del Moral lo llamó el trienio bolchevista) con huelgas generales en el campo, ocupaciones de fincas y ayuntamientos y un enorme crecimiento de la influencia sindical entre los campesinos pobres. En 1919, la Regional andaluza de la CNT contaba con más de 100.000 afiliados. Entre mediados de 1918 y 1919, se afiliaron más de 20.000 trabajadores agrícolas. La exigencia de “la tierra para el que la trabaja” representó el deseo que la revolución rusa puso en práctica: la abolición de la gran propiedad latifundista y el reparto de la tierra. Las movilizaciones lograron aumentos salariales, la eliminación del destajo y el reconocimiento de los sindicatos, pero no lograron confluir con la clase trabajadora de las ciudades, y la represión y el estado de sitio que impuso el gobierno acabaron con ellas. Fue con la Segunda República cuando el movimiento campesino volvió a renacer.

Después de Lenin, llega Trotsky

El 4 de mayo, León Trotsky, que había presidido el soviet en la revolución de 1905, llegó a Petrogrado. El “democrático” gobierno de su Majestad del Imperio Británico lo había tenido prisionero durante un mes en la ciudad canadiense de Halifax. Como era habitual una muchedumbre lo recibió con banderas y cánticos. Al día siguiente se presentó ante el soviet que le incorporó como miembro sin derecho a voto. Ese mismo día el soviet votaba sobre la formación de un gobierno de coalición entre mencheviques y socialrevolucionarios y los partidos burgueses.
Trotsky tomó la palabra: “No puedo ocultar que disiento mucho de lo que está sucediendo aquí. Considero que esta participación en el gobierno es peligrosa. […] Debemos recordar tres mandamientos: desconfiar de la burguesía, supervisar a nuestros propios dirigentes y depender de nuestra propia fuerza revolucionaria […] Creo que nuestro próximo paso será poner todo el poder en manos de los soviets.”. Desde ese momento, Trotsky se convirtió en uno de los portavoces de las propuestas bolcheviques. En la votación, éstos no lograron reunir contra la coalición más que cien votos de los más de 500 presentes. Había que seguir trabajando pacientemente. El gobierno de coalición nombró a diez ministros representantes de los partidos burgueses y a seis de los socialistas moderados. Nicolás Sujánov, que vivió los acontecimientos y no era nada partidario de los bolcheviques, escribió: “La alianza formal de la mayoría pequeño-burguesa del soviet con la alta burguesía quedaba sellada”.
Ya desde el inicio de la guerra la posición de Trotsky fue coincidiendo con la de Lenin. El proceso revolucionario les acercó aún más, y en las siguientes semanas Trotsky y sus partidarios se integraron en el partido bolchevique, dejando atrás antiguas divergencias y duros debates políticos. La incorporación de probados dirigentes políticos, organizadores y propagandistas, y de lo mejor y más avanzado de la clase trabajadora reforzó enormemente al partido que ganaría la confianza de la mayoría de la clase trabajadora, los soldados y los campesinos para que en octubre los soviets tomaran el poder.

Congreso campesino

Ya hemos analizado que la insurrección de febrero fue básicamente una acción de la clase trabajadora y los soldados. Los campesinos tardaron en reaccionar. Tras la derrota de la revolución de 1905, tuvieron que soportar una represión muy generalizada, además, una parte importante de los jóvenes estaban en el ejército. La prudencia campesina apostó por esperar acontecimientos. Sin embargo, a finales de marzo la agitación empezó a recorrer el campo, las ocupaciones de fincas y las medidas contra los nobles y terratenientes se extendieron y, con altos y bajos, ya no pararían hasta el triunfo de la revolución en octubre. Estadísticas oficiales reconocieron que en el mes de mayo en 152 casos se apoderaron a la fuerza de fincas; 112 en junio, 387 en julio, 440 en agosto, 958 en septiembre. El número de propiedades en las que se extendieron los conflictos agrarios se elevó en septiembre un treinta por ciento en relación a agosto; en octubre, en un cuarenta y tres por ciento en relación a septiembre. A septiembre y las tres primeras semanas de octubre corresponde más de un tercio de todos los conflictos agrarios registrados desde marzo. Hacia el otoño, el territorio de los levantamientos campesinos se extiende por casi todo el país. De los 624 distritos que componían la antigua Rusia, el movimiento se produjo en 482, o sea el 77 por ciento; y, si se hace la excepción de regiones que tenían condiciones agrarias especiales: la región del norte, la Transcaucasia, la región de las estepas y Siberia, la insurrección campesina alcanzó a 439, o sea el 91 por ciento.
El 4 de mayo se reunió en Petrogrado el Primer Congreso Campesino de toda Rusia. La formación de soviets en el campo estaba en sus inicios. Las delegaciones eran una mezcla variada de los diferentes sectores que conviven en la sociedad agrícola, desde el mediano y pequeño propietario hasta el obrero agrícola, pero, de una u otra forma, al Congreso llegaron las exigencias campesinas. El Congreso tomó una posición unánime y radical frente a la gran propiedad agrícola: “Todas las tierras pasarán a ser de dominio público, sin indemnización, para ser explotadas y trabajadas de un modo igualitario”.
Aunque no todo el mundo la interpretó de la misma manera, fue el reconocimiento de lo que la mayoría campesina demandaba. Las decisiones de las asambleas campesinas eran tomadas como leyes. “Los campesinos locales -se quejaba el comisario de Nizhny Novgorod- tienen como una idea fija que todas las leyes civiles han perdido su fuerza y que todas las relaciones legales deben ahora ser reguladas por las organizaciones campesinas”. Así empezaron a generalizarse las ocupaciones de tierras. La asamblea provincial de Kazán resolvió el 13 de mayo transferir toda la tierra al control de los comités campesinos. Días después, la asamblea campesina de Samara hizo lo mismo. En la provincia de Kaluga, uno de los comités agrarios quitó a un convento la mitad de la siega de un prado; cuando el prior del convento expuso sus quejas al comité del distrito, éste tomó el acuerdo siguiente: apoderarse del prado entero.
La indignación en el campo iba creciendo. En muchos lugares, los grandes propietarios parcelaban y/o vendían sus propiedades, casi siempre de manera ficticia o a través de testaferros, para evitar ser expropiados. Los medianos propietarios compraban propiedades con la convicción de que las nuevas leyes no les afectarían. Los campesinos exigieron la prohibición de las transacciones de tierras. Desde el gobierno, y desde el partido de los socialrevolucionarios, muy mayoritario en el campo, se les decía que debían tener paciencia. Según el historiador E.H. Carr: “El gobierno provisional defendía un “acuerdo voluntario con los propietarios” y retrasarlo todo a la asamblea constituyente y amenazaba con castigos “si tomaban la ley en sus propias manos”. (La revolución bolchevique. Tomo II).
Pero los hechos eran testarudos. Una resolución del soviet de Akkerman es un ejemplo de lo que ocurrió por todo el país: “Ante la existencia en el distrito de una enorme área de tierra sin cultivar, que no ha sido arrendada debido al elevado arriendo, ha recomendado a todos los comités de aldea y de distrito requisar para su cultivo, por medio de comisarios, todas las tierras no cultivadas de propiedad privada, si es imposible llegar a un acuerdo voluntario”.
En el Congreso Campesino tomó la palabra Lenin: “Votamos -dijo- por la entrega inmediata de la tierra a los campesinos, con un grado máximo de organización. Somos adversarios irreconciliables de las expropiaciones anárquicas. ¿Por qué no estamos conformes con esperar hasta la Asamblea constituyente? Para nosotros, lo importante es la iniciativa revolucionaria, de que la ley debe ser el resultado. Si esperáis a que se escriba la ley y os cruzáis de brazos, sin desplegar la menor energía revolucionaria, no tendréis ni ley ni tierra”.
Alianza obrero-campesina
Para los revolucionarios rusos resolver el problema agrario era una de las tareas básicas de la revolución democrática-burguesa. Se trataba de acabar con todos los vestigios de la servidumbre y del poder de los nobles y terratenientes, que significaba, en primera instancia, la posibilidad de un desarrollo de las relaciones capitalistas en el campo. Sin embargo, la débil burguesía rusa llegó tarde y se encontró con un potente movimiento obrero que podía ofrecer a los campesinos una salida diferente.
Por eso, los bolcheviques propusieron la confiscación de las tierras de los terratenientes y su entrega a los campesinos, de manera organizada, sin que haya daño a los bienes y tomando medidas para incrementar la producción; alertando que la reforma agraria sólo sería exitosa si se democratizaba completamente el Estado y se caminaba hacia el poder de los soviets de obreros, soldados y campesinos. En una Carta Abierta al Congreso Campesino se explicaba: “para que toda la tierra pase a manos de los trabajadores, es esencial establecer una estrecha alianza entre los obreros de la ciudad y los campesinos pobres. Sin esta alianza no se puede vencer a los capitalistas. […] La tierra no se come, y sin dinero, sin capital, no pueden comprarse instrumentos de labranza, ni ganado, ni semillas. Los campesinos no deben confiar en los capitalistas… sino solo en los obreros de las ciudades”. Los bolcheviques no tenían mucha presencia entre los campesinos, pero, a diferencia de otras tendencias políticas, no había divorcio entre lo que decían y lo que hacían (probablemente, ahora les llamarían “populistas”) y por eso su influencia creció rápidamente en las zonas agrícolas y en las aldeas.
[Algunos de los debates sobre el problema del campo los aborda Antoni Domenech en su artículo: http://www.sinpermiso.info/textos/el-experimento-bolchevique-la-democracia-y-los-criticos-marxistas-de-su-tiempo-0 especialmente, a partir de la nota 48]
En la práctica, esa alianza se fue forjando de maneras bien diversas. En ciertas fábricas, ya controladas por los trabajadores, se recogían los desperdicios metálicos para fabricar útiles y herramientas que se ofrecían a los campesinos. Los soldados que volvían a las aldeas, heridos o con permiso, explicaban lo que pasaba en las trincheras y en las ciudades, y como los obreros y obreras intervenían en el proceso revolucionario. Los campesinos acudían a Petrogrado o Moscú a plantear sus reivindicaciones y del gobierno sólo recibían largas o buenas palabras, mientras que los soviets de obreros y soldados les escuchaban y ofrecían ayuda práctica. Con el paso de los meses, y de los acontecimientos políticos, esos lazos se fueron estrechando y generaron la confianza política necesaria para el triunfo de la revolución.
En su Historia de la Revolución Rusa, León Trotsky lo expresa así: “Si la cuestión agraria, herencia de barbarie de la vieja historia rusa, hubiera sido o hubiera podido ser resuelta por la burguesía, el proletariado ruso no habría podido subir al poder, en modo alguno, en el año 1917. Para que naciera el Estado soviético, fue necesario que coincidiesen, se coordinasen y compenetrasen recíprocamente dos factores de naturaleza histórica completamente distinta: la guerra campesina, movimiento característico de los albores del desarrollo burgués, y el alzamiento proletario, el movimiento que señala el ocaso de la sociedad burguesa. Fruto de esta unión fue el año 1917”. Por primera vez en la historia, el campesino iba a encontrar su director y guía en el obrero. En esto es en lo que la revolución rusa se distingue fundamentalmente de cuantas la precedieron.
La revolución cumplió su palabra. Uno de los primeros decretos aprobados cuando los soviets conquistaron el poder en octubre fue el Decreto sobre la tierra:
1.- Queda abolida en el acto sin ninguna indemnización la gran propiedad agraria.
2.- Las fincas de los terratenientes, así como todas las tierras de la Corona, de los monasterios y de la Iglesia, con todo su ganado de labor y aperos de labranza, edificios y todas las dependencias, pasan a disposición de los comités agrarios comarcales y de los Soviets de distrito de diputados campesinos hasta que se reúna la Asamblea Constituyente.
3.- Cualquier deterioro de los bienes confiscados, que desde este momento pertenecen a todo el pueblo, será considerado un grave delito, punible por el tribunal revolucionario. Los Soviets distritales de diputados campesinos adoptarán todas las medidas necesarias para asegurar el orden más riguroso en la confiscación de las fincas de los terratenientes, para determinar exactamente los terreno confiscables y su extensión, para inventariar con detalle todos los bienes confiscados y para proteger con el mayor rigor revolucionario todas las explotaciones agrícolas edificios, aperos, ganado, reservas de víveres, etc., que pasan al pueblo.
En el siglo XXI
La situación en el campo ha cambiado mucho en estos cien años y, sin pretender profundizar en un tema tan importante como éste, podemos plantear algunos elementos. La transformación de la producción agrícola, la mecanización, los grandes avances técnicos y químicos, la explotación intensiva y la mejora de los cultivos han modificado las relaciones sociales en el campo. En su conjunto, el capitalismo ha evolucionado concentrando cada vez más la propiedad, convirtiéndose en más monopolista y extendiéndose por todo el globo, lo que llamamos globalización. El campo también se ha visto afectado por esas tendencias generales, la propiedad se ha ido concentrando, por un lado la de los grandes terratenientes y por el otro la de grandes empresas capitalistas que han invertido en la compra de tierras para explotarlas con los más avanzados métodos capitalistas. Eso ha significado la expulsión de millones de campesinos de sus tierras y la proletarización de quienes se han quedado.
Eso no ha resuelto el hambre de tierra. La lucha de los campesinos en muchas zonas del globo sigue siendo por el reparto de la tierra, por disponer de sus medios para gestionar su vida. Recordemos el levantamiento zapatista de principios del siglo XX, o las luchas del MST en Brasil, o en diversos países asiáticos, India, Indonesia, o las exigencias del Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía.
La modernización del campo y el gran aumento de productividad no significa que el hambre siga presente en muchas zonas del globo. El beneficio capitalista siempre se pone por delante de las necesidades de la humanidad. En la organización capitalista de la producción agrícola se imponen precios de miseria a los agricultores a cambio de comprarles toda la producción, cosa que traslada toda la presión económica a los obreros agrícolas con unos sueldos ridículos y unas jornadas de trabajo inacabables. Y ni siquiera eso se traslada a un descenso generalizado de los precios agrícolas para el consumo.
La concentración capitalista no sólo se expresa en la propiedad de la tierra, también lo hace en la propiedad de las semillas y en la limitación de la diversidad; de este modo las variedades más rústicas y mejor adaptadas a las condiciones climáticas de cada zona, aunque a veces represente una menor producción, acaban de facto relegadas al olvido (¡cuando no desaparecen!) en beneficio de otras más productivas y con patente privada que no están adaptadas, lo que implica a su vez un mayor consumo de fertilizantes y pesticidas, cerrándose así el círculo para algunas de estas empresas del sector agroquímico, como Monsanto, que controla e impone determinadas variedades a nivel mundial.
Además, el sistema capitalista agrícola tiende cada vez más a producir cultivos industriales, sustituyendo cultivos que durante siglos se han cultivado en cada área, limitando la biodiversidad, por la tendencia a producir unos pocos cultivos.
La soberanía alimentaria está cuestionada por la gran producción capitalista. Solo puede haber una verdadera soberanía alimentaria si la investigación y los medios de producción y distribución agrarios, empezando por la producción de semillas y acabando por el consumo de proximidad, están en manos de la mayoría y obedecen a sus intereses.
De hecho, a pesar de los cambios en el campo, siguen sin resolverse las contradicciones entre la gran propiedad capitalista de la tierra, las exigencias de tierra para los campesinos y la necesidad de producir la cantidad de alimentos suficientes, en condiciones ecológicas adecuadas y a precios asequibles. Resolver tales contradicciones tiene que ver con la ruptura con el sistema capitalista. Teniendo en cuenta los cambios producidos y las diferentes circunstancias históricas es lo que empezaron a realizar las masas obreras y campesinas en la Rusia de 1917, y que, de alguna u otra manera, habrá que continuar.
Miguel Salas es Sindicalista. Es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente: www.sinpermiso.info, 19 de mayo 2017

Economía Crítica. El Bundesbank (banco central alemán) desenmascara la teoría neoliberal


kaosenlared.net

Economía Crítica. El Bundesbank (banco central alemán) desenmascara la teoría neoliberal


Por Alejandro Nadal
La teoría económica convencional ha sido expuesta una vez más como un gran depósito de fantasías. Sólo que esta vez la tarea de correr el velo de mentiras le correspondió nada más y nada menos que al banco central de Alemania, el Deutsche Bundesbank. En su informe del mes de abril pasado, el Bundesbank comenta […]
La teoría económica convencional ha sido expuesta una vez más como un gran depósito de fantasías. Sólo que esta vez la tarea de correr el velo de mentiras le correspondió nada más y nada menos que al banco central de Alemania, el Deutsche Bundesbank.
En su informe del mes de abril pasado, el Bundesbank comenta que a pesar de la política monetaria expansiva aplicada por el Banco Central Europeo (BCE) en respuesta a la crisis económica y financiera, la masa monetaria amplia, conocida en la jerga del mundo bancario como M3, sólo creció moderadamente en 2015 y 2016. Habría que añadir que entre 2009 y 2014 el crecimiento de esta medida de masa monetaria en circulación fue insignificante.
Esto significa que la inyección de liquidez que realizó el BCE para reactivar el crédito bancario a través de su política de tasa de interés cero no ha servido para reactivar el crédito bancario hacia la economía real. Recordemos que el BCE presta a los bancos a una tasa de cero por ciento y les cobra apenas 0.4 por ciento por el exceso de sus reservas. Además, el BCE ha aplicado a partir de 2012 una política de operaciones de financiamiento de largo plazo, compra de activos y operaciones monetarias en el mercado secundario. Como resultado de esta combinación de políticas las reservas de los bancos en la eurozona han crecido de manera importante. Pero todo esto simple y sencillamente no se ha traducido en una expansión del crédito bancario, como lo revela el débil crecimiento del agregado monetario M3.
El informe del Bundesbank indica con toda claridad que esta discrepancia entre el crecimiento de las reservas de los bancos y el cuasi-estancamiento del crédito se debe a que “la mayor parte de la oferta monetaria se integra por la creación monetaria a través de transacciones entre bancos y sus clientes”. Cuando un banco otorga un crédito, acredita el monto en la cuenta del cliente como si fuera un depósito a vista. Esta es la esencia de las operaciones de creación monetaria. Y lo más sobresaliente del informe del Bundesbank es que explícitamente reconoce que “esto refuta la concepción popular equivocada de que los bancos actúan como simples intermediarios al momento de otorgar un crédito (es decir, la idea de que los bancos solamente pueden otorgar créditos usando los fondos que les han sido depositados previamente)”. Por la misma razón, concluye el informe, el exceso de reservas no es una precondición para que un banco conceda un préstamo.
Por lo tanto, la visión convencional que aún tiene la mayoría de los bancos centrales en el mundo, y que sigue siendo material estándar en los cursos de economía de la gran mayoría de las universidades, está equivocada. No es la primera vez que los economistas que trabajan en un banco central se lanzan contra uno de los pilares dogmáticos de la teoría macroeconómica convencional. En 2015 el Banco de Inglaterra publicó un documento de trabajo cuyo título dice todo: “Los bancos no son intermediarios de fondos prestables”.
Pero aunque su enfrentamiento con la realidad le es negativo, la ortodoxia se resiste a morir. Sus principales componentes son dos ideas falsas. Primero, en la economía existe un mercado de “fondos prestables” en el que ahorradores y demandantes de capitales se encuentran. En ese mercado se determina la tasa de interés, que sería algo así como el precio que iguala la oferta y demanda de fondos prestables. Segundo, existe también un mecanismo que se denomina el “multiplicador bancario” y que se supone explica la forma en que se multiplica el crédito. La idea central es que cuando los bancos tienen mayores reservas pueden otorgar más crédito. Esa creencia fue desmentida por tres economistas de la Reserva federal de Nueva York en 2008 (Keister, Martin y McAndrews) en un documento que también lleva un título revelador: “El divorcio del dinero con la política monetaria”.
Esos pilares de la ideología macroeconómica neoclásica sólo son producto del afán de cuidar un proyecto de economía política que ha sido devastador. Ni los bancos necesitan depósitos previos para otorgar un préstamo, ni necesitan reservas para reactivar el crédito. Por cierto, de aquí se desprende algo muy importante: la creación de dinero de alto poder por parte del banco central no necesariamente provoca inflación.
Quizás lo más significativo del nuevo informe del Bundesbank es que la crítica a la ortodoxia proviene de una institución que se ha caracterizado por ser uno de los más decididos defensores de la dogmática neoliberal en materia de política monetaria (y fiscal). El banco central alemán ha mantenido una postura crítica frente a la política monetaria expansiva del BCE. Pero como no parece que Mario Draghi, el actual director del BCE, se deje presionar por el Bundesbank, es posible que se haya optado por una táctica novedosa para este debate entre neoliberales. Al parecer, en esa nueva táctica todo se vale, incluso arremeter contra los dogmas que sólo sirven para brindar protección ideológica a los fanáticos del mundo neoliberal.
Alejandro Nadal es Economista. Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/05/17/opinion/030a1eco