Estados Unidos y Arabia Saudita firmaron ayer durante la visita del presidente Donald Trump a Riad una declaración de intenciones para un megaacuerdo armamentístico por un volumen de más 350 mil millones de dólares, informó un vocero de la Casa Blanca en la capital saudita.
“Fue una jornada formidable”, lanzó el presidente republicano. “Cientos de miles de millones de dólares en inversiones en Estados Unidos y empleos, empleos, empleos”, añadió. El acuerdo prevé que en un plazo de diez años, Arabia Saudita compre a Estados Unidos armas por un total de unos 350 mil millones de dólares, por lo que se trataría de uno de los acuerdos armamentísticos más grandes jamás pactados entre los dos países.
“Este paquete de equipos y servicios militares apuntala a largo plazo la seguridad de Arabia Saudita y de la región del Golfo con vistas a las amenazas iraníes”, explicó el portavoz a periodistas que acompañan a Trump en su visita a Riad. El vocero agregó que el acuerdo también refuerza la posibilidad del reino saudita de participar en operaciones antiterroristas, rebajando de esta manera la presión sobre el Ejército estadounidense. Washington espera que Riad incremente su papel en la lucha contra grupos jihadistas como la organización Estado Islámico y Al Qaida.
Ya antes de la llegada de Trump a Riad, medios estadounidenses habían informado del proyectado acuerdo. Según el diario The Washington Post, el acuerdo prevé la entrega a Arabia Saudita de barcos para la guardia costera, el sistema de defensa Thaad contra misiles de corto y medio alcance, vehículos blindados, misiles, artefactos explosivos y municiones.
El anuncio se produjo, precisamente, el día de la reelección del presidente iraní, Hasan Rohani, que defiende la apertura de su país al mundo. En la primera reacción estadounidense al resultado electoral, Tillerson instó a Rohani a desmantelar la red terrorista de su país y a poner fin a los ensayos de misiles balísticos. Arabia Saudí, mayoritariamente sunita, considera a Irán, potencia chiíta, como su principal rival en Oriente Medio. Ambos países están enfrentados en los conflictos de Siria y Yemen.
Trump aterrizó a bordo del avión presidencial, el Air Force One, en la madrugada local en el aeropuerto internacional Rey Jalid de Riad. El presidente y su esposa Melania desembarcaron sobre una alfombra roja flanqueada por guardia de seguridad sauditas y fueron recibidos por el rey Salman Bin Abdelaziz. La primera dama estadounidense prescindió de velo al descender del avión, algo que ya hizo la ex primera dama Michelle Obama en el 2015, un gesto que entonces había criticado Trump.
El monarca del reino ultraconservador saludó con un apretón de manos tanto al mandatario como a la primera dama. Esto último puede ser considerado escandaloso por muchos musulmanes conservadores del país, donde las mujeres no pueden salir a la calle con el cabello descubierto. “Me alegro de verlos. Les damos la bienvenida al reino saudita. Señor presidente, su visita reforzará nuestra cooperación estratégica y hará realidad la seguridad y la estabilidad globales”, dijo el monarca, que recibió a la pareja presidencial con una pequeña recepción en el aeropuerto Rey Jaled de Riad,
“Me alegro de estar en Riad, Arabia Saudita”, twitteó, por su parte, minutos después el presidente estadounidense, que el viernes aseguró que representaría las opiniones del pueblo estadounidense de forma clara y franca ante el rey saudita y el resto de líderes con los que se reunirá durante su visita. Trump, acompañado también por su hija Ivanka y su esposo, Jared Kushner, mantuvo más tarde una reunión oficial con el monarca y con el príncipe heredero Muhammad bin Naif. Trump recibió la principal distinción del país, la Medalla Abdelaziz, por sus esfuerzos para mejorar las relaciones bilaterales y difundir la paz y la estabilidad en el mundo, informó la casa real saudita.
Además de la firma del acuerdo armamentístico, Trump pretende en Arabia Saudita, la cuna del islam, sobre todo forjar una cooperación más sólida con el mundo islámico en la lucha contra el extremismo y definir una posición más dura frente a Irán, el principal rival de Arabia Saudita en la región.
Trump visitará cinco países en ocho días pero su primera gira internacional se verá seguramente empañada por el escándalo sobre las supuestas conexiones de su equipo electoral con Rusia. El ex director del FBI James Comey, a quien Trump destituyó, se mostró el viernes dispuesto a declarar ante la Comisión de Inteligencia del Senado.
Hoy, en su segundo día en Arabia Saudita, Trump participará en un encuentro con los países del Consejo de Cooperación del Golfo –Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Qatar y Omán– así como en una cumbre con líderes y representantes de medio centenar de países árabes e islámicos. Paralelamente a estos encuentros, se celebrará un foro para la lucha contra el jihadismo y el extremismo patrocinado por la coalición militar islámica, creada en el 2015 por Arabia Saudita para combatir en Yemen, y que las autoridades de Riad quieren impulsar coincidiendo con la visita del mandatario estadounidense.
Tras abandonar la península arábiga el mandatario viajará a Israel, Palestina y el Vaticano y, posteriormente, a Bruselas y Sicilia, donde tomará parte en las cumbres de la OTAN y el G7 respectivamente.