miércoles, 2 de julio de 2014

Invasión en Iraq: objetivo, Siria

Invasión en Iraq: objetivo, Siria

Si bien el triunfo de Bashar Al Assad en las elecciones presidenciales de Siria era previsible, su materialización desató renovados intentos de oponentes nacionales y extranjeros de derrocarlo mediante las armas.





Tras los comicios, muchos sirios se preguntaban, partiendo de la convicción de que Barack Obama y sus aliados europeos y árabes evidentemente no cesarían en sus empeños, cuáles serian las nuevas líneas de acción escogidas para materializar sus propósitos.
Obama develó una de sus cartas, la petición de asignación de 500 millones de dólares para “formar y equipar elementos controlados de la oposición armada siria”.
Paralelamente se hace evidente que no es su única iniciativa para intentar deponer a Al Assad, dado que el “frente humanitario” ha cobrado mayor fuerza, intentando usar como medio a las Naciones Unidas.
El propósito no tan encubierto es perforar en múltiples lugares la frontera siria con convoyes humanitarios que harían posible la entrada incontrolada de suministros a los elementos contrarios al gobierno sirio.
Sin embargo, los actuales sucesos en Iraq añaden nuevas variables al análisis de la situación regional, cuyos efectos futuros serán previsiblemente globales.
Tropas del Estado Islámico en Iraq y el Levante (EIIL, ahora renombrado como Estado Islámico, EI)) avanzaron de forma relampagueante sobre territorio iraquí en parte desde sus bases en Siria.
En rápido control de extensos territorios en el oeste y noroeste de Iraq presenta numerosas interrogantes, más allá de la evidente traición de parte de las tropas iraquíes, que se retiraron sin combatir, abandonando su material bélico.
Parafraseando a Pancho Villa, parece que los generales del mandatario chiíta iraquí, Nuri al-Maliki, no resistieron “un cañonazo de un millón de dólares”.
Ante todo, esa ofensiva del EI no tenía nada de sorpresiva, al menos para los servicios de inteligencia norteamericanos, pues incluso a falta de otras fuentes de información, sus satélites no podían haber pasado por alto los desplazamientos previos de tropas del EI.
Las zonas noreste de Siria y noroeste de Iraq, bases del EI, son desiertos llanos en los cuales es prácticamente imposible ocultarse.

Objetivo final: Siria

La ofensiva del EI, que puede ser fruto de una iniciativa puramente interna (algo que no debe descartarse) persigue varios propósitos, los cuales indican que su objetivo estratégico no se limita a Iraq, sino que apunta a Siria.
El control de esos territorios iraquíes sirve para varios fines en ese sentido.
Primero, la conquista y apropiación de grades recursos monetarios (extraídos de los bancos de Mosul), a los cuales se agregan las exportaciones ilegales de petróleo desde las regiones bajo su control, refuerza aún más a esa agrupación, que durante varios años ha estado confinada a zonas del noreste sirio y noroeste iraquí.
A ello se suma la captura por el EI de gran cantidad de equipos bélicos de manufactura norteamericana oportunamente abandonado por el ejército iraquí, algunos de los cuales, como los vehículos blindados Hmmwv, ya se han visto en las cercanías de la ciudad siria de Raqqa.
Más allá, el avance hacia el sur dentro de Iraq facilita la invasión al territorio sirio por el suroeste del río Éufrates, entre las ciudades de Deir Ezzor y al-Bukmal, una zona a la cual hasta ahora no habían podido acceder de forma masiva desde sus bases en el noreste sirio.
Asimismo, según algunos estimados, la ofensiva del EI en Iraq motivó que varios miles de milicianos chiítas iraquíes que luchaban al lado del ejército sirio se movieran hacia Iraq para combatir la nueva ofensiva del EI, debilitando así los efectivos disponibles en Siria para hacer frente a los grupos de irregulares armados.
La conquista de toda la franja occidental iraquí por los extremistas suníes (rama del Islam) pudiera también cortar cualquier eventual envío de ayuda desde Irán hacia Siria a través del territorio iraquí.
Tantas coincidencias sumadas dejan de ser una casualidad, para convertirse en una regularidad a tener en cuenta, la cual sugiere que el objetivo final del avance del EI en Iraq incluye a Siria, cuyo pueblo y Gobierno ha resistido tres años de guerra y en estos momentos posee la iniciativa en el terreno militar.

Consecuencias globales

Cuando menos resulta sorprendente que Estados Unidos, siempre dispuesto a lanzar cohetes crucero ante el menor pretexto, hasta el momento se haya abstenido de golpear a las fuerzas del EI en Iraq. Si lo hacen, de poco serviría ya ante tropas desplegadas en una extensa geografía, poseedoras además de una alta movilidad.
Por supuesto, dados los fáciles logros militares en Iraq dada la manifiesta ineptitud inicial del ejército iraquí, el EI además de cumplir con su propósito estratégico contra Siria pretende también establecerse de forma permanente en los terrenos conquistados.
Incluso, de momento todo indica que desatarán una ofensiva contra Bagdad para derrocar el gobierno de al-Maliki, con vista a consolidar el recién autoproclamado Califato Islámico, su razón de ser pública.
Como anteriormente ocurrió en Afganistán, los grupos de extremistas islámicos creados por Estados Unidos, ahora en el Medio Oriente mediante sus aliados en el golfo Pérsico, se han vuelto incontrolables.
Con el poder acumulado el EI ya puede llevar adelante sus propias agendas, incluso si no coinciden completamente con Washington.
De esa manera, a mediano plazo el rebote global del fundamentalismo desatado por Occidente para derrocar gobiernos que no les son afines en el Medio Oriente puede redefinir, en una nueva realidad geopolítica, los conceptos de seguridad internacional.
Manuel Vázquez

 

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