viernes, 2 de septiembre de 2016

La diáspora comunista en España. Comentario previo al artículo.

La diáspora comunista en España. Comentario previo al artículo.



Autor: no conocido. Vía Twitter.

"La diáspora comunista en España" (Fernando Vera Jiménez). Comentario previo al artículo.

De herejías. El PCE o el maligno.

En las primeras elecciones del actual período de restauración borbónica, se presentaron más de 30 candidaturas que se definían como comunistas, nos recuerda el autor del artículo que luego reproduzco.

Todas ellas reclamaban para sí la pureza ideológica frente al llamado "revisionismo", considerado el mayor mal de todos los males. Todas ellas reclamaban para sí la esencia revolucionaria, la correcta y verdadera interpretación de textos a los que muchos acabaron por dar un carácter litúrgico, cuya comprensión -"no desviada"- únicamente parecía estar al alcance de una especie de nuevos sacerdotes investidos por la gracia de la iluminación. Todas ellas fueron especialistas en denunciar la herejía política en el mar de ismos en el que navegaba el movimiento comunista naufragando una y otra vez. Y todas ellas reclamaban para sí la condición de instrumento para alcanzar la unidad popular, todas... incluso alguna cuyos militantes cabían un poco apretados dentro de un coche.

En su exhibición de pureza revolucionaria, las decenas de organizaciones comunistas que inundaron de siglas el mapa político en los años 60, 70 y 80 (y después también, hasta tempos actuales), tuvieron además en común el hecho de convertir al PCE en el maligno por excelencia, en la bestia contaminada por la herejía suprema.

En efecto, el PCE ha sido el perfecto desviado perverso, receptor de todas las críticas. Pero nadie, o casi nadie, se ha molestado en analizar el fracaso de todas las demás organizaciones. Un fracaso que es necesario analizar, porque expresa miserias y delirios que nos negamos a ver. En este sentido, el PCE ha venido muy bien al resto del movimiento comunista y de la izquierda en general, porque ha servido de chivo expiatorio para no tener que enfrentarse a las propias miserias, defectos y fracasos. Si la cosa va mal, la culpa siempre es del PCE. Es lo más cómodo; después de todo, es el hereje por antonomasia. Sabido es que, si no fuera por el PCE, habríamos tomado ya el palacio de invierno (al menos una docena de veces): ¡conste en acta!

Tomémoslo con cierta dosis de humor.

Después de leer el artículo de Vera Jiménez, si alguien me preguntase porqué hubo tantas organizaciones comunistas en los 60, 70 y 80 sobretodo, quizás me sintiese tentado a contestar con un chiste. Si mojas al PCE o lo alimentas después de la medianoche, de su cuerpo comienzan a brotar extraños bultos que acaban convirtiéndose en grupúsculos comunistas. Si habéis visto la película Gremlins, seguro que habéis pillado el chiste.

A menudo nos encanta hacer chistes sobre los trotskistas, los troskos. Vienen a ser como los de Lepe entre los comunistas, por aquello de que son objeto de nuestras gracias:
¿Qué es un trotskista? / Un partido.
¿Y dos trotskistas? / Un partido y una corriente.
¿Y tres trotskistas? / Un partido, una corriente, y una escisión.
¿Y cuatro trotskistas? / La 4ª Internacional.
¿Y cinco trotskistas? / Nunca se ha visto tal cosa.




Unión Popular de Judea
Pero si nos miramos al espejo, no tendríamos más remedio que reconocer que en su conjunto el movimiento comunista se ajusta a la conducta que jocosamente le atribuimos a los troskos en el chiste. Y es que al final, no solo los troskos son troskos.

Todos hemos pensado alguna vez en La Vida de Brian cuando se habla de la izquierda, particularmente la secuencia de la plaza, cuando el protagonista quiere unirse al Frente Popular de Judea. En su reducción al absurdo, el momento culminante de la escena es cuando el grupo señala a la Unión Popular de Judea, compuesta únicamente por un anciano sentado más abajo. Nuevamente, en este otro ejemplo humorístico vemos la realidad del movimiento comunista. Cada grupúsculo acusa de revisionista a los demás, cuando no de agente del imperialismo o de cosas peores. Cada grupúsculo tiene además sus gurús, una suerte de nuevos teólogos dotados del atributo que caracteriza a los sacerdotes de cualquier religión a lo largo de la Historia: la competencia en exclusiva para fijar la interpretación auténtica de la verdad suprema revelada en este caso por Marx. Y solo unos cuantos elegidos han sido iluminados.




Reunión del comité para la concesión de certificados de pureza y pedigrí ideológicos y para la detección precoz del revisionismo

De imaginarios y partidos perfectos y auténticos.

Desde a la oposición a la dictadura franquista (liderada mayoritariamente por el PCE, como podemos comprobar leyendo "¿Quiénes constituyeron la oposición a la dictadura franquista? Un análisis a través de las sentencias del TOP"), al PCE siempre se le ha mirado con lupa en el movimiento comunista, siempre ha sido sometido a un juicio sumarísimo permanente. Diría que al PCE jamás se le ha perdonado no ya los grandes errores que haya podido cometer (que los tuvo), sino incluso el más mínimo desatino, despertando en algunos unas fobias que desbordan la razonable, comprensible y necesaria crítica. Esto pasó durante la dictadura entre organizaciones comunistas opuestas al PCE; pasó durante la Transición y sigue pasando hoy en día.

Quizás, de haber dedicado una parte de esa energía crítica a intentar comprender porqué lo otro también se ha estrellado contra el muro de la dominación ideológica del capitalismo, habríamos podido avanzar un poco más. Esta laguna crítica entre los comunistas opuestos al PCE, ha llevado una y otra vez a la tentación de intentar crear el eterno partido comunista auténtico, el partido perfecto limpio de "impurezas" cuya existencia anida en el imaginario del comunista con pedigrí, el definitivo partido revolucionario cuyo ombligo es el epicentro de la revolución.

Parte de ese imaginario es el supuesto de que la desaparición del PCE permitiría el despegue de un partido comunista libre de las "herejías revisionistas". Algo parecido pensaba cierta izquierda comunista en Italia, que veía en el "revisionista" PCI un obstáculo para crecer. En el momento de su suicidio político, el PCI contaba con 1.300.000 militantes y seguía siendo la segunda fuerza política italiana, detrás de la Democracia Cristiana. Pero la desaparición del PCI no solo no supuso ventaja alguna para esa otra izquierda comunista, sino que supuso un verdadero desierto para la izquierda en la vida política institucional italiana, y un retroceso ideológico y de la movilización social de magnitudes tremendas, además de servir de terreno abonado para formaciones como la de Beppe Grillo. Lo anterior es algo que debieran de tener en cuenta quienes se frotan las manos pensando que una hipotética desaparición del PCE les haría crecer como la espuma; si ésta tuviese lugar, quizás se llevarían una decepción.

El artículo de Vera Jiménez.

Sospecho que puede tener algunas imprecisiones y errores. También contiene alguna afirmación que otra que puede resultar polémica y discutible. Pero más allá del detalle concreto, me parece interesante porque nos anima a plantearnos cuestiones que pasamos por alto. Además del PCE existieron muchas otras organizaciones comunistas en los 60, 70 y 80. Y si el PCE lo hizo tan mal como a muchos les gusta recordar, ¿cuál fue el éxito de estas otras organizaciones? ¿Tan bien lo hicieron? ¿Dónde están ahora? ¿Dónde acabaron sus líderes? Siendo tan hipercríticos como nos gusta ser con todo, ¿por qué jamás nos atrevemos a analizar su fracaso? En definitiva, ¿no será que somos unos sectarios del copón cuando nos negamos a analizar aquellas otras miserias y fracasos que no tienen que ver con el PCE?




Falce e martello, de Tina Modotti (obra de 1927).
El artículo de Vera Jiménez no incluye todas las organizaciones comunistas que existieron, ya que se centra únicamente en las que, de una u otra forma, tuvieron algún nexo con el PCE (en algún caso cuestionable, como puede ser, quizás, el de la UPG). Quedan fuera la mayoría de las organizaciones comunistas de carácter nacionalista, y también los partidos trotskistas.

Es indudable que nos enfrentamos a la todopoderosa maquinaria de dominación ideológica del capitalismo. Todos reconocemos esto. Pero nos cuesta más trabajo reconocer otra realidad: además de lo anterior, mal que nos pese también nos enfrentamos a nuestra propia alucinación política. El artículo que sigue es una muestra de ello. Nos habla de la vida de Brian en versión comunista.


@VigneVT
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Referencia documental:
Fernando Vera Jiménez: "La diáspora comunista en España", en HAOL (Historia Actual Online), Núm. 20 (Otoño, 2009), 35-48. Publicación Online: 15 Octubre 2009. URL (vigente 28-8-2016):
www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/viewFile/313/300
Imágenes y negrita: son añadidos nuestros, igual que los pies de foto.
En gris y entre corchetes, figuran algunas aclaraciones puntuales que hemos incorporado al texto de Vera Jiménez.
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Mitin del PCE. Estadio de fútbol del Rayo Vallecano. Vallecas, Madrid, 28 mayo 1977. Foto: Manel Armengol. Fuente: galería flickr del autor.


La diáspora comunista en España
Fernando Vera Jiménez

Resumen: El presente artículo trata de clarificar el panorama de las organizaciones comunistas que surgen en España en los años sesenta, setenta y ochenta y que darán lugar a un escenario en el que nos encontramos con decenas de organizaciones, grupos y movimientos que reclaman para sí la tradición revolucionaria del PCE, perdida en opinión de la mayoría a raíz del ascenso de Santiago Carrillo a la dirección del partido a finales de los cincuenta. Tratamos de organizar de manera clara el origen y las relaciones entre los diversos grupos escindidos así como las causas de su aparición y las características principales de su línea política.
Palabras Clave: comunismo, PCE, Santiago Carrillo, tradición revolucionaria, transición.


INTRODUCCIÓN

Durante los últimos años de la dictadura y en los comienzos de la Transición, el Partido Comunista de España se presentaba como la fuerza política de oposición al franquismo más fuerte, más organizada y con mayor influencia; sin embargo, esa etapa coincide paradójicamente con uno de los períodos de mayor debilitamiento orgánico del PCE, que en los años sesenta y setenta sufre un auténtico drenaje de militantes, cuadros medios y algunos dirigentes, que dará lugar en los años sucesivos a una inundación de siglas comunistas en el panorama político español.

En este artículo intentaremos poner cierto orden en la sopa de letras que aparenta ser el comunismo en la España de dicho período. No fueron las de los sesenta las primeras escisiones del partido, que habían comenzado mucho antes, con la ruptura trotsquista de finales de los años veinte y comienzos de los treinta. En aquella etapa se desgajó una de las principales ramas del comunismo, que dejaremos fuera de este trabajo pero que sufrió igualmente un proceso de desintegración en el período que tratamos y que dio lugar a la aparición de formaciones como la LCR, LC, LOC, PORE, POSI y un largo etc.

Nos limitaremos aquí a aclarar los desgarramientos que sufre el PCE a partir de los sesenta y que se desarrollarán, como veremos, en dos momentos: desde finales de los años cincuenta, la ruptura chino-soviética, la desestalinización en la URSS y la nueva política de coexistencia pacífica entre soviéticos y estadounidenses, darán lugar al surgimiento de formaciones maoístas. Más tarde, en los setenta, la aparición del eurocomunismo y el alejamiento del PCE de Moscú, favorecerá la aparición de escisiones marxistas-leninistas y pro-soviéticas.

No existe una bibliografía abundante sobre estas formaciones, que con frecuencia tuvieron una existencia efímera o, si más larga, prácticamente testimonial. Muchas de ellas apenas formadas sufrieron nuevas divisiones o se incorporaron a grupos más fuertes. En cualquier caso, hemos tratado de realizar un trabajo más de organización y clarificación que de investigación pormenorizada, que dejamos para un estudio posterior.


1. ORIGEN Y DESARROLLO DEL PCE

1.1. De la fundación al final de la Guerra Civil




Facundo Perezagua Suárez, en un mitin en
el Frontón Central de Madrid 13-07-1910
El 14 de noviembre de 1921 se funda el Partido Comunista de España (Sección Española de la Internacional Comunista). El origen de esta nueva formación política está en la adhesión a los postulados leninistas tras el triunfo de la revolución soviética a finales de 1917, la fundación de la III Internacional y las condiciones impuestas a los partidos que deseen incorporarse a la misma y que pasan, entre otras cuestiones, por la defensa incondicional de la primera revolución proletaria triunfante en el mundo. El debate que esta cuestión introdujo en los partidos socialistas de la II Internacional, condujo a la convocatoria de congresos nacionales en los que los delegados se inclinaron por la aceptación o el rechazo de las condiciones mencionadas.

En el caso español, el congreso celebrado por el PSOE en 1919 no dejó la cuestión resuelta y a lo que sí dio lugar fue a una primera escisión, en la que la Federación de Juventudes Socialistas decide adherirse a la IC y constituir, el 15 de abril de 1920, el Partido Comunista Español. Dos años más tarde, en 1921 el PSOE celebra un nuevo congreso, en el que los delegados terceristas rompen con la línea oficial y abandonan el partido para constituir un Partido Comunista Obrero Español. La IC o Komintern presiona desde entonces sobre ambas formaciones para que se unifiquen en una sola, lo que tendrá lugar como se indicaba al comienzo, el 14 de noviembre de 1921. El primer secretario general del PCE fue el veterano dirigente socialista y de la UGT Antonio García Quejido.

Este primer PCE se caracterizó en los años siguientes por ser una organización extremadamente reducida y sectaria, obligada a trabajar en la clandestinidad casi desde sus inicios, ya que la dictadura primorriverista lo puso rápidamente fuera de la ley en 1923. En ese período desempeñan la máxima dirección comunista hombres como Óscar Pérez Solís (1) y César Rodríguez González y desde 1925, José Bullejos Sánchez, que no logran hacer salir al partido de su condición de grupúsculo. A finales de los años veinte y comienzos de los treinta, el movimiento comunista internacional se rompe con el enfrentamiento entre Trotsky y Stalin; la mayoría de los partidos comunistas se alinean con las tesis estalinistas triunfantes en la URSS, pero sufren las primeras escisiones; en el caso español, se separan del PCE la Izquierda Comunista de España, liderada por Andreu Nin y poco después el Bloc Obrero y Camperol de Joaquim Maurín. Ambas formaciones se fusionan en 1935 en el Partido Obrero de Unificación Marxista, matriz de las organizaciones trotskistas en España. Bajo tales condiciones había celebrado el PCE sus tres primeros congresos.

El IV Congreso, desarrollado en Sevilla en marzo de 1932 sí trajo cambios importantes tanto en la línea política del partido como en su dirección, que pasa a estar ocupada por líderes como Dolores Ibárruri “Pasionaria” o José Díaz, el nuevo secretario general. El congreso se había celebrado por primera vez en la legalidad, gracias al nuevo marco político asentado en el país con la proclamación de la IIª República. Desde este momento y sobre todo a partir de la aplicación de la nueva política contra el fascismo, definida por el VII Congreso de la IC en 1935 y asumida por el PCE, en la que se pasa de la estrategia de clase contra clase a la de defensa de la democracia burguesa contra el fascismo a través de los frentes populares, el PCE observa un notable crecimiento, que se acelera sobre todo a partir del estallido de la Guerra Civil en 1936.

Durante la Guerra Civil española, el PCE crece extraordinariamente y se convierte en un gran partido de masas; lo logra gracias a su disciplina y alto nivel de organización, que se traducen en una mayor eficacia en la lucha contra los sublevados, pero sobre todo gracias al prestigio que le presta la ayuda soviética a la República.




Mundo Obrero, 4 de septiembre de 1936.




José Díaz y Dolores Ibárruri. Dibujo de la época de la guerra contra el fascismo. Fundación ******


1.2. La postguerra hasta el acceso de Carrillo a la Secretaría General.

La derrota republicana significa la vuelta a la clandestinidad, especialmente dura por haber perdido el partido en la lucha a destacados cuadros dirigentes y por encontrarse los restantes dispersos por Europa y América. No obstante, el PCE es, gracias a su estricta organización y disciplina, la que de entre las formaciones republicanas logra rehacerse de forma más rápida y completa. Con todo, el fin de la guerra contempla las primeras disensiones profundas en torno a la gestión de la derrota, tensiones agravadas por la enfermedad del secretario general, José Díaz y el ascenso en la dirección del partido de Santiago Carrillo, procedente de la JSU y antes del PSOE.

En 1942, el fallecimiento de José Díaz eleva a Dolores Ibárruri a la Secretaría General e impulsa la carrera de Carrillo, quien en 1947 se convierte en ministro del Gobierno de la República en el exilio, contra lo opinión de algunos dirigentes como Líster que consideran que la política seguida por tal Gobierno no contribuye a la lucha contra la dictadura. En 1954 se celebra el V Congreso, que ratifica a Pasionaria en la Secretaría General. Son años en que las disputas de los dirigentes acerca de la línea que debe seguir la organización en la lucha contra Franco (por ejemplo la necesidad o no de apoyar la lucha guerrillera, o la definición a partir de 1956 de la política de Reconciliación Nacional) profundiza las brechas internas y en opinión de algunos, favorece el ascenso a la dirección de Santiago Carrillo (2). Llegamos así a la celebración del VI Congreso, en Praga, en diciembre de 1959. Carrillo se convierte en secretario general, en un momento en el que el movimiento comunista internacional se transforma profundamente al hilo de procesos como la Revolución China y la desestalinización en la URSS. Las nuevas circunstancias van a favorecer que el comunismo español empiece a resquebrajarse.


2. LA DIÁSPORA, 1960-1982

2.1. Las escisiones pro-chinas

Hasta comienzos de la década de los 60, el PCE había sido escenario de tensiones y enfrentamientos en torno a la política partidaria y por el poder dentro de la organización, sin embargo dichas tensiones no se habían traducido todavía en rupturas significativas y el PCE-PSUC seguían siendo el único referente comunista del estado español. En esta preservación de la unidad había sido decisiva, naturalmente, la que observaba el propio movimiento comunista internacional, dirigido por la URSS y en el que, desde la ruptura trotskista, sólo se había producido la “herejía” menor de la Yugoslavia de Tito, incapaz de arrastrar tras de sí apoyos significativos en el resto de los partidos comunistas. Sin embargo, este panorama cambia radicalmente a finales de los años cincuenta: la muerte de Stalin en 1953 da lugar, tres años más tarde, a la denuncia “secreta”, pero rápidamente difundida (3), de sus crímenes por el XX Congreso del PCUS; paralelamente, la República Popular China se va configurando como un referente alternativo del comunismo mundial frente a lo que se tacha como revisionismo soviético bajo la dirección de Kruschev. Por otra parte, las tensiones de la Guerra Fría se atenúan en el nuevo escenario y se pasa a un nuevo marco de distensión, que la URSS propugna como “coexistencia pacífica” de regímenes diferentes; a partir de ahora sería la superioridad del socialismo la que le permitiría a éste imponerse y no la revolución violenta contra el estado capitalista. Estos cambios se reflejaron rápidamente en los partidos comunistas de todo el mundo y naturalmente en el PCE, donde las disensiones culminan, ahora sí con cada vez mayor frecuencia, en rupturas orgánicas que generan nuevos partidos, puestos algunos bajo el paraguas de China como nuevo polo socialista (4). El período de veintidós años en que Santiago Carrillo desempeña la Secretaría General del PCE, de diciembre de 1959 a noviembre de 1982, es testigo del mayor número de escisiones y la mayor proliferación de partidos comunistas en España.

2.2. Del VI el VII Congreso (1959 - 1965)

Entre el 25 y el 31 de diciembre de 1959, se celebra en Praga el VI Congreso del PCE, al que asisten delegados del interior y del exilio y en el que se toman importantes decisiones, tanto relativas a la composición de los órganos dirigentes, como a la línea política e incluso la propia concepción y carácter del partido. Este congreso también ve el ascenso a la Secretaría General de Santiago Carrillo.




Praga 1959, VI Congreso del PCE. Dolores Ibárruri, Fernando Claudín y Vicente Uribe. Referencia tomada de fideus.com.

Sobre las decisiones que se toman, tienen un peso relevante las nuevas circunstancias arriba señaladas: es el primero que celebra el PCE tras el XX Congreso del PCUS y a lo largo del año 1959 se ha profundizado la brecha que separa a los dos gigantes socialistas, China y la URSS (ruptura “oficializada” apenas un año después, en el curso de la Conferencia de Partidos Comunistas celebrada en Moscú en noviembre de 1960). Por otra parte y en el orden interno, el triunfo personal de Santiago Carrillo impone una dirección y una línea política nuevas, enfrentada a las posiciones que mantenían destacados dirigentes como Vicente Uribe o Enrique Líster.

La nueva política soviética de coexistencia pacífica y distensión encuentra eco en la conferencia de partidos comunistas de Europa Occidental que se reúne en Roma en noviembre de 1959, poco antes del congreso de los comunistas españoles y en la que se defiende la vía parlamentaria al socialismo frente al asalto violento del estado burgués. Estas nuevas posturas vienen a refrendar la línea impulsada por Carrillo desde el V Congreso en 1954 y denominada de “Reconciliación Nacional”, que rompía con la política frentista contra el franquismo para defender ahora una política de alianzas amplia, que incluyese a los sectores disidentes y más moderados de la dictadura, lo que debía permitir en España la transición pacífica a un sistema parlamentario, dejando aparcado el proyecto revolucionario de transformación social. Finalmente, el VI Congreso plantea incluso una nueva concepción del partido, reorientándolo de organización de vanguardia del proletariado hacia un partido de masas interclasista.

En cuanto a los órganos de dirección, se elige un nuevo Comité Ejecutivo (que es como pasa a denominarse el hasta entonces Buró Político) integrado por catorce miembros: Santiago Carrillo, Dolores Ibárruri, Santiago Álvarez, Eduardo García, Fernando Claudín, Manuel Delicado, Ignacio Gallego, José Gómez, Enrique Líster, Ramón Mendezona, Antonio Mije, José Moix, Simón Sanchez Montero y Jorge Semprún Maura, a los que se añaden como suplentes Gregorio López Raimundo y Francisco Romero Martín; el Secretariado estará formado por Santiago Carrillo, Fernando Claudín, Ignacio Gallego, Antonio Mije y Eduardo García; Santiago Carrillo ocupará la Secretaría General y Dolores Ibárruri el cargo de presidente, creado expresamente para ella. Ya en estos momentos Líster manifiesta frecuentemente su enfrentamiento personal y político con Carrillo, de cuyo equipo llega a afirmar que estaba infiltrado por la policía política franquista, como explicación del hecho de que casi todos los delegados del interior asistentes al Congreso fuesen detenidos inmediatamente al regresar a España (5).

Las decisiones tanto políticas como organizativas adoptadas en el Congreso de Praga, junto con el nuevo escenario del comunismo mundial van a dar origen a la primera gran escisión de los comunistas españoles (6).

El Partido Comunista de España (marxista-leninista)

Si bien las disensiones personales y políticas en los órganos dirigentes del partido no se hacen públicas, los acuerdos del VI Congreso van a encontrar sin embargo contestación en militantes y cuadros medios, tanto del interior como del exilio que, al menos desde 1963 se organizan y funcionan con regularidad y en discrepancia abierta con la dirección. De entre estos grupos cabe destacar tres: el que con el nombre de Proletario, se ha implantado en Madrid, Bilbao y París, con una participación importante de comunistas sin militancia previa en el PCE; el grupo Mundo Obrero Revolucionario, en el que predominan militantes del interior jóvenes y de reciente ingreso, junto con otros procedentes del exilio en Francia; el grupo España Democrática, que incorpora prácticamente a la totalidad de la organización del PCE en Colombia; y sobre todo, el Grupo Oposición Revolucionaria Comunista de España, organizada en torno a la publicación “La Chispa” y del que son impulsores principales Julio Manuel Fernández López (Raul Marco) y Benita Ganuza (Elena Odena).




Nº 35 de Vanguardia Obrera, órgano del PCE (M-L), abril de 1968. La búsqueda de pedigrí comunista en el "pensamiento Mao Tse-Tung" o la vida en una realidad paralela: "Actualmente el camarada Mao Tse-Tung es respetado, querido y admirado por las masas trabajadoras españolas, que reconocen en él el guía luminoso de la revolución mundial", se dice en el artículo editorial.

En octubre de 1964, estos grupos celebran una Conferencia que culmina con su unificación y la fundación, el 17 de diciembre, del Partido Comunista de España (marxista-leninista). El PCE (ml) establece claras diferencias con el PCE de Santiago Carrillo: rechaza el abandono de posiciones revolucionarias y considera que el derrocamiento del régimen franquista debe implicar el establecimiento de una República Popular y no un nuevo marco de dominación burguesa ahora bajo formas parlamentarias; rechaza igualmente la política de pactos y alianzas con sectores oligárquicos moderados o disidentes del régimen, frente a ello, aboga por un frentismo que agrupe exclusivamente a sectores populares declaradamente democráticos y republicanos; vincula la lucha contra la dictadura con la lucha contra el imperialismo estadounidense, entendiendo por tanto la oposición al franquismo, no sólo como una oposición democrática, sino en la misma medida, nacional y patriótica; finalmente, el PCE (ml) critica el seguidismo por el PCE de las tesis soviéticas expresadas en el XX Congreso a las que tacha de revisionistas, defiende la figura de Stalin y encuentra como nuevo referente al Partido Comunista Chino, que lo será hasta 1976, cuando, tras la muerte de Mao y la nueva orientación de la revolución china, rompan igualmente, alineándose desde entonces con el Partido del Trabajo de Albania (7).




Logo del PCE (M-L)
A comienzos de 1971, el PCE (ml), en desarrollo de su política frentista, celebra en París una reunión con el objetivo de impulsar la formación del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota [FRAP], al que se adhieren diversas organizaciones controladas en mayor o menor medida por el propio PCE (ml), además del viejo dirigente socialista Julio Álvarez del Vayo. En la Conferencia Nacional, celebrada también en París el 24 de noviembre de 1973, queda oficialmente constituido el FRAP, bajo la presidencia de Del Vayo. Desde marzo de 1975, el Frente decide la formación de grupos de combate para el desarrollo de la lucha armada contra el régimen, que mantendrá hasta la disolución del FRAP en 1978. En esos años, el PCE (ml) adquiere cierta influencia entre la oposición que no acepta una salida transaccional a la dictadura (8), pero con la consolidación de la monarquía irá decayendo en un grupo meramente testimonial hasta su disolución en 1992. Un sector, dirigido por Raúl Marco fundó a renglón seguido la Organización Comunista Octubre, a partir de la cual se refundó en 2006 el PCE (ml).

La Unión do Povo Galego




UPG, cartel de ¿1975?
En este mismo año y aunque no constituye en rigor una escisión, se conforma una nueva fuerza comunista en España con la fundación de la Unión do Pobo Galego. En el marco de la ruptura chino-soviética, del auge de los movimientos de liberación nacional en África y Asia y de las corrientes teóricas que dentro del marxismo propugnan la diversidad de modelos nacionales de construcción del socialismo, el 24 de julio de 1964 el sector izquierdista del Consello da Mocedade, las Mocedades Galeguistas, militantes procedentes del Partido Galeguista, de las Juventudes del PCE y miembros del propio PCE expulsados del partido bajo la acusación de “titismo”, constituyen la Unión do Pobo Galego como organización comunista y nacionalista, que basa sus principios ideológicos en las ideas de Marx, Lenin y Mao (9).

La UPG amplía su base social y conoce una fuerte expansión en los años setenta, estableciendo relaciones con otras formaciones de izquierda nacionalista dentro y fuera del estado español; en esos años se dota incluso de un frente armado de muy corta existencia. En 1977, para participar en las primeras elecciones tras la dictadura, articuló un frente junto otras formaciones, el que más tarde se convertiría en Bloque Nacionalista Galego; esta vinculación daría lugar a escisiones izquierdistas como la UPG Liña Proletaria, el Partido Obreiro Galego (refundado en 1980 como Esquerda Galega e integrado en el Partido Socialista Galego en 1982, desde donde pasarían más tarde unos al BNG y otros a IU) y el Partido Comunista de Liberación Nacional, fundado en 1986 contra la aceptación del marco institucional español por parte del BNG.

En el mismo año en que el comunismo español contempla el nacimiento del PCE (ml) y la UPG, el propio PCE vive una grave crisis interna que enfrenta al secretario general, Santiago Carrillo con Fernando Claudín, miembro del Secretariado y Jorge Semprún, del Comité Ejecutivo. El choque provoca un debate de fondo acerca de la estrategia del PCE y de su análisis de la realidad española.

Claudín parte de desligar lo que será la crisis política del régimen franquista y la crisis social y económica del capitalismo, que estaría lejos de producirse; la dictadura iba a tener por tanto una salida oligárquica a la que el PCE carecería de fuerzas para oponerse por no ser aún, pese a todo, un partido de masas; por el contrario, el partido debía aprovechar la nueva etapa de libertades políticas en el marco de un régimen oligárquico, adquiriendo la experiencia y organización precisas para afrontar una nueva etapa de desarrollo democrático. A pesar de que estas discusiones pusieron sobre la mesa cuestiones políticas de fondo acerca del análisis que cabía hacer de la dictadura franquista y la estrategia a seguir consecuentemente por el partido, se saldaron simplemente con la expulsión del Claudín y de Semprún en ese mismo año, pero no se tradujeron en escisiones, por lo que no entraremos más en ellas.

2.3. Del VII al VIII Congreso (1965 - 1972)

Con los ecos aún del enfrentamiento entre Carrillo y Claudín, se celebra a mediados de 1965 el VII Congreso del PCE. En este encuentro los comunistas españoles, defienden el avance al socialismo por una vía pacífica, parlamentaria y adecuada a los rasgos específicos del país. Por otra parte, se efectúan declaraciones que tratan de tranquilizar a las Fuerzas Armadas y aún a los propios Estados Unidos, al redefinir por una parte el papel del Ejército en la política española y por otra, señalar que la construcción del socialismo en España se hará desde la neutralidad y el no alineamiento (10).

El VII Congreso justifica las particularidades de la construcción del socialismo propuesta para España con las nuevas circunstancias, que definen para el mundo de postguerra unas condiciones bien diferentes de las que existían en el período 1917-1940. En esta caracterización se considera que la primera etapa de la revolución democrática española se llevará a cabo mediante la colaboración del proletariado y el campesinado con las capas medias y la burguesía no monopolista, contra la burguesía monopolista y los residuos de feudalidad que pervivían en nuestro país.

A estas alturas de la década, la brecha entre la URSS y China se ha profundizado y el desarrollo de movimientos nacionales y revolucionarios en el tercer mundo (Corea, Vietnam, Cuba…) abre nuevas perspectivas a una militancia política que contempla la evolución de la URSS y de un PCE aún muy ligado a esta, como una degeneración burguesa del socialismo original que impulsó la revolución de octubre. Por otra parte, el impacto que tiene el mayo francés de 1968 en los grupos de exiliados españoles, con su carga revolucionaria, radical y crítica con los partidos de izquierda tradicionales, favorecieron el éxodo de militantes y dirigentes, que se acelera, con una auténtica floración de siglas comunistas. Entre 1965 y 1972 nacen el PCE (i)-PTE, la OMLE-PCE (r)-GRAPO, el PCE (VIII y IX Congresos), el MCE, el PSAN, la ORT.

El Partido Comunista de España (Internacional) [nota del blog: más tarde, Partido del Trabajo de España, PTE]





Eladio García Castro (Ramón Lobato), líder del PTE. 1979, tras la fusión con la ORT. En el momento actual, ha realizado declaraciones de apoyo a Podemos, partido al cual reconoce haber votado (ver en Publico.es).

En el año 1967, cierto número de militantes del PSUC, referente del PCE en Cataluña, se organizan en torno al grupo denominado Unidad; estos núcleos discrepan de la línea oficial del partido que posterga la lucha por el socialismo y la desliga de la lucha contra la dictadura. Los integrantes de Unidad, por el contrario, vinculan ambas, rechazando que la burguesía gestione la crisis del franquismo y el tránsito a un régimen democrático.

Este grupo disidente mantuvo en su inicio el nombre del PCE, pero más tarde, cuando se le incorporaron militantes comunistas procedentes de otros territorios fuera de Cataluña, principalmente de Zaragoza, Sevilla, Vizcaya y Madrid, añadieron a las siglas la “i” de internacional. En 1973, el PCE (i) celebró su I Congreso, en el que Eladio García Castro (Ramón Lobato) es elegido secretario general. En este primer congreso se plantea además una modificación que se hará realidad tras la I Conferencia de Cuadros del partido, celebrada en febrero de 1975, consistente en cambiar el nombre de PCE (i), de ciertas resonancias trotskistas y que además favorecía la confusión con el PCE, por el de Partido del Trabajo de España (11); sin embargo, un sector del PCE (i) se desmarcó de la línea mayoritaria, constituyendo una formación separada que conservó durante un tiempo la vieja denominación. En 1975 el PTE fue aceptado como miembro de pleno derecho en la Junta Democrática, lo que no deja de resultar un tanto paradójico si consideramos que ésta, articulada en torno al PCE, era la culminación de su política de Reconciliación Nacional y confirmaba el análisis del franquismo hecho por la formación de Carrillo y rechazada tan rotundamente desde el maoísmo (12).

En 1977, el PTE absorbe a una organización maoísta menor, el Partido Comunista de Unificación y dos años después, se unifica con la ORT para constituir el Partido del Trabajo. Al año siguiente y ante los pobres resultados electorales (ambas fuerzas unidas obtuvieron en 1979 un menor número de votos que el que habían alcanzado en 1977 por separado), la nueva formación entra en crisis: Eladio García Castro, procedente del PTE defiende que se constituya una nueva organización revolucionaria más radical, mientras que José Sanroma, de la ORT [Organización Revolucionaria de Trabajadores] y secretario general del nuevo partido, se inclina por mantenerlo (13). En junio de 1980, el propio Sanroma reconoce el fracaso del proyecto (14) y poco después el PT se disuelve.




Cartel electoral elecciones 1979. PTE-ORT tras haberse fusionado ambos partidos.





Pina López Gay, considerada la nº 2 del PTE. Fue también líder de la Joven Guardia Roja, las juventudes del PTE. Tras dejar su partido en 1980, gozó de los favores del PSOE liderado por Manuel Chaves en Andalucía, lo que permitió hacer carrera institucional, desempeñando cargos como la vicepresidencia de la Comisión para el V Centenario. Formalmente no llegó a entrar en el PSOE, pero sí a formar parte de su red de influencia sin carnet.


La OMLE – PCE (r) – GRAPO

En el año 1967 se escinde de la organización del PCE en París un sector maoísta que adopta el nombre de Organización de Marxistas Leninistas Españoles (OMLE). En sus orígenes también entran militantes procedentes del PCE (ml) y de los Círculos Guevaristas, además de otros procedentes de Organización Obreira, que le proporcionarán una fuerte base en Vigo. La OMLE, en su primer congreso, celebrado en 1975, decide autodisolverse para formar el PCE (reconstituido), el cual se dotará de un brazo armado para combatir a la dictadura: Los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).

Durante la Transición, los GRAPO mantuvieron una importante actividad, sin embargo su base social y política se fue reduciendo progresivamente y el PCE (r) quedó reducido a un grupúsculo, ilegalizado en 2003 en virtud de la Ley de Partidos, por considerar que PCE (r) y GRAPO constituyen una sola estructura terrorista.




Izda.: logo del GRAPO. Drcha.: uno de los principales miembros fundadores del GRAPO, Pío Moa. De la noche a la mañana, el revolucionario comunista Pío Moa pasó a adoptar posiciones ideológicas de extrema-derecha, nítidamente fascistas, convirtiéndose en un apologeta de la dictadura franquista y en colaborador mimado de los medios más ultras de la caverna. El caso de Pío Moa alimenta la sospecha de que posiblemente el PCE (R)-GRAPO fue una organización fuertemente infiltrada desde las alcantarillas del Estado, en favor de la desestabilización que buscaba el búnker franquista.

Pero no todas las escisiones que sufrió el PCE en este período derivaron de la crítica del revisionismo soviético y de la adhesión de ciertos sectores al nuevo modelo de socialismo impulsado en China. Por el contrario, algunas de ellas se debieron precisamente al aflojamiento de los lazos del PCE con el PCUS. De hecho, el avance del partido en los últimos congresos hacia la definición de una vía “nacional” al socialismo y la mayor independencia que se va observando frente a la URSS, lleva a algunos sectores fieles a la ortodoxia soviética a desmarcarse de la línea oficial. El distanciamiento del PCE con respecto a la URSS va acompañado de frecuentes visitas y el establecimiento de relaciones más estrechas con otros países socialistas alejados más o menos de la órbita soviética, como China, Corea del Norte y muy especialmente, Rumanía (15). En 1968 la intervención de cinco países signatarios del Tratado de Varsovia, encabezados por la URSS, contra el proceso de apertura que impulsa el Partido Comunista en Checoslovaquia, es condenada por la dirección del PCE, lo que precipita nuevas rupturas.

Organización Comunista de España (Bandera Roja)

Nace en 1967 del grupo Unidad, la misma escisión del PSUC que originó otra organización maoísta, el PCE (i). Un grupo de militantes del PSUC, vinculados a Unidad, abandonan el partido y se organizan en torno a la revista Bandera Roja; dos años después, constituyen en Barcelona la Organización Comunista de España (Bandera Roja); esta nueva formación sufrió a su vez repetidas escisiones en los años siguientes que la dejaron reducida a un grupo apenas testimonial, que se reintegra al PSUC en 1989 y desaparece definitivamente en 1994.




Derecha arriba: Cabecera del nº 57, de mayo de 1977, de órgano de prensa de OIC-Bandera Roja. Derecha abajo: logo del partido. Izquierda: Federico Jiménez Losantos, en 1971, cuando formaba parte de Bandera Roja. BR fue otro grupo especialmente crítico con el PCE. Por sus filas pasaron personajes que acabarían integrando la derecha más rancia: Jiménez Losantos, Josep Piqué, Pilar del Castillo, y un largo etcétera.

El Partido Comunista de España (VIII-IX Congresos)

En el año 1968 y tras la condena por el PCE de la intervención soviética en Checoslovaquia, varios dirigentes del partido salen en defensa de la URSS, se trata de Enrique Líster, Eduardo García, Higinio Cangas y Agustín Gomez; de ellos, los tres últimos son cesados en sus cargos del Comité Ejecutivo en abril de 1969 y expulsados en diciembre del mismo año.

Organizarán a partir de entonces un nuevo partido, bautizado como PCE (VIII-IX Congresos) que sólo consiguió la adhesión de un escaso número de militantes, la mayoría radicados en la Unión Soviética y otros países del campo socialista, entre ellos destaca el veterano José María Galán, hermano de Fermín y de Francisco y que se incorporó a la nueva formación hasta su fallecimiento en Cuba en 1978 (16). Enrique Líster, que igualmente discrepa de la condena a la URSS, permanece no obstante en el partido, aunque romperá poco después.

El PCE (VIII-IX Congresos) mantuvo una existencia poco activa hasta el año 1980, cuando se fusiona con el Partido Comunista de los Trabajadores para formar una nueva organización, el Partido Comunista de España Unificado, de las que se hablará más adelante.

Para concluir con este apartado haremos unas breves referencias a otras tres organizaciones comunistas que surgen en estos años, si bien no tienen origen en escisiones del PCE sino en el acercamiento a posiciones marxistas-leninistas de otras corrientes de oposición vinculadas al nacionalismo unas y al obrerismo cristiano otras.

El Movimiento Comunista de España




Logo del MC
En 1967 se celebra la V Asamblea de ETA, en la que afloran las diferencias entre el sector más rigurosamente nacionalista y aquel que defiende la ampliación de la lucha y la convergencia con la oposición de izquierdas del resto del Estado. Este último sector obrerista, en el que se inscriben los principales responsables de la Oficina Política, encabezados por Eugenio del Río y Patxi Iturrioz, se desmarca de la V Asamblea para constituir una nueva organización, ETA Berri (Nueva ETA).

ETA Berri profundiza en los meses siguientes en la línea obrerista adoptando en agosto de 1968 el nombre de Komunistak (los Comunistas), que a comienzo de los años 70 se convierte en Euskadiko Mugimendu Komunista (Movimiento Comunista de Euskadi) y, tras confluir con otras organizaciones similares del resto del Estado (Organización Comunista de Aragón, Unificació Comunista, Grup de Formació Marxista-Leninista de les Illes y Muvimentu Comunista d’Asturies) en Movimiento Comunista de España (desde 1976, simplemente Movimiento Comunista).

En 1978 el MC se fortalece con la absorción de la Organización de Izquierda Comunista (OIC), procedente de una escisión izquierdista del Frente Popular de Liberación.




En 1978 el MC se fortalece con la absorción de la OIC (Organización de Izquierda Comunista), que a su vez procedía de una escisión del Frente Popular de Liberación.

Esta incorporación viene a fortalecer al sector maoísta de la organización, que lidera Eugenio del Río y que impulsa el debate acerca de la inclusión o no de esta línea ideológica en el II Congreso, celebrado en 1979 (18).

El MC evolucionó desde sus posiciones inicialmente maoístas hacia un comunismo ecléctico difícilmente etiquetable entre las corrientes comunistas clásicas. Durante la transición estableció estrechos lazos de colaboración con la trotskista Liga Comunista Revolucionaria (en los comités de apoyo a la Revolución Sandinista, las organizaciones anti-OTAN, etc…) colaboración que culmina en 1991 con la unificación de ambas organizaciones en una confederación que recibe el nombre de Izquierda Alternativa / Liberación.

El proyecto fracasó y apenas un año después, ambas organizaciones volvieron a dividirse; el sector MC mantuvo el nombre de Liberación, mientras que la LCR se quedó con el de Izquierda Alternativa; esta última ingresó finalmente en Izquierda Unida, mientras que Liberación permanece en la actualidad como una organización centrada en el análisis sociológico y el impulso de movimientos sociales como el ecologismo, el feminismo o la lucha por los derechos de los inmigrantes.




Eugenio del Río en el Congreso del MC de 1991. Líder del MC, Eugenio del Río encabezaba además el sector más maoísta del MC. Buscó el acercamiento con los trotskistas de la LCE (Liga Comunista Revolucionaria). Tras un dilatado noviazgo, el MC y la LCR llegaron al matrimonio (político) en 1991, aunque apenas un año después del enlace se separaron. Marxista-leninista y maoísta, partidario de la violencia revolucionaria, castigador de los herejes del PCE, Eugenio del Río evolucionó hasta convertirse en un crítico del marxismo. También ha publicado algún artículo reciente, mostrando cierta simpatía por Podemos.

El Partit Socialista d’Alliberament Nacional

Exiliados nacionalistas catalanes, habían constituido en Francia en 1940 un Front Nacional de Catalunya, del que en 1968 se escinde el sector más izquierdista para constituir un nuevo partido, de orientación independentista y marxista, al que se denomina Partit Socialista d’Alliberament Nacional y que tendrá implantación no sólo en Cataluña sino también en otros territorios de lengua catalana, como Valencia, Islas Baleares y el Rosellón francés.

Desde 1976, el PSAN se define como organización leninista, si bien dos años antes había sufrido la escisión de un sector radicalizado que formó el PSAN (Provisional).




Carteles del PSAN durante la Transición.

La Organización Revolucionaria de Trabajadores

En 1963 se había formado en Euskadi la Acción Sindical de Trabajadores, a partir de la organización apostólica Vanguardia Obrera Católica (19), una amalgama de grupos de tendencias anarcosindicalistas, cristianos de base, trotskistas y marxistas.

El sector marxista, que se orienta además en una línea maoísta, se impone sobre los demás y en 1969 trasforma el movimiento en un nuevo partido, la Organización Revolucionaria de Trabajadores, de la que José Sanroma Aldea es elegido secretario general. Como se señaló arriba, la ORT mantuvo su existencia hasta 1979, cuando se unifica con el PTE en el Partido del Trabajo, disuelto un año más tarde.




Cartel elecciones de 1977. José Sanroma, líder de la maoísta ORT, Organización Revolucionaria de Trabajadores. De familia terrateniente burguesa acomodada, Sonroma es un buen ejemplo de una especie de comunistas abundante en aquellos años, que presumían de pureza ideológica frente al "revisionista" PCE. Pasó de ser el líder revolucionario paternalista que iluminaba a la clase obrera con su "marxismo-leninismo-pensamiento Mao Tse Tung", a colaborar con el PSOE a parir de la victoria de Felipe González en 1982. Nombrado asesor de José Bono cuando éste se convirtió en Presidente de Castilla-La Mancha (considerado como un político del ala más derechista del PSOE), Sanroma se afilió formalmente al PSOE en 1990.

3. LAS ESCISIONES PRO-SOVIÉTICAS

3.1. El VIII Congreso (1972)

A partir de comienzos de los años setenta prácticamente han terminado las escisiones que sufre el comunismo español hacia posturas maoístas y por el contrario estas organizaciones inician procesos de convergencia que favorecen algunas unificaciones, así se constituye en 1976 el Partido Comunista de Unificación, a partir de la fusión de los grupos Larga Marcha hacia la Revolución Socialista, Lucha de Clases y la Organización Comunista de Información Obrera. El propio PCU se unificará un año después con el PTE y este finalmente con la ORT en 1979 para dar origen al Partido del Trabajo.

Los desgarramientos que sufre el PCE en este nuevo período proceden ya en su mayoría de los sectores pro-soviéticos, que ven con alarma el alejamiento entre la dirección del Partido y las políticas marcadas por el PCUS así como posturas progresivamente críticas con los países del socialismo real (20).

Partido Comunista Obrero Español




Antes de la tempestad... De izq a dcha,: Josep Bonifaci, Juan Planelles, Enrique Líster, Dolores Ibárruri, Santiago Carrillo e Ignacio Gallego. En la Ciudad Prohibida de Pekín, China, 1956. Con motivo del viaje de los dirigentes del PCE para asistir al VIII Congreso del Partido Comunista chino (fuente aquí).

El veterano general y dirigente comunista Enrique Líster había mantenido durante largos años un duro enfrentamiento personal y político con Santiago Carrillo, enfrentamiento que se agudiza tras la condena por el PCE de la intervención soviética en Checoslovaquia. Líster la considera un error, pero rechaza que el Secretario General aproveche una denuncia pública para ahondar en las divergencias con el PCUS y según él, purgar a los militantes más ortodoxos que se oponían a su política liquidadora. En septiembre de 1970 Enrique Líster es expulsado del partido y funda una nueva organización, para la que recupera las siglas históricas de una de las formaciones integrantes del PCE en el momento de su fundación. El nuevo Partido Comunista Obrero Español, llega a ser reconocido por el PCUS, si bien en 1974 y ante la reducida influencia del mismo, los soviéticos restablecen sus relaciones con el PCE.

El PCOE se considera continuador de las tradiciones revolucionarias del PCE hasta su liquidación a manos de Carrillo y defiende la vigencia del marxismo leninismo como base ideológica, el centralismo democrático como fórmula organizativa y el internacionalismo proletario, entendido éste sobre todo, como defensa de la URSS. La formación de Líster mantendrá conversaciones en 1983 de cara a la convergencia con otras formaciones similares, pero desacuerdos de última hora frustraron esta; desde entonces mantendrá una actividad marginal. Tras la marcha de Carrillo, Líster inicia una aproximación que le lleva a reingresar en el PCE en 1986, donde permanecerá hasta su fallecimiento en 1994. La mayor parte de la militancia de base del PCOE decidió mantener las siglas y continuó con las actividades partidarias hasta su unificación en el año 2000, con la otra formación pro-soviética, el PCPE; con todo un reducido número de miembros del partido rechazó ese proceso de unidad y mantienen vivas hasta la actualidad las siglas del PCOE.




6.1.1978 - X Congreso del PCOE

Oposición de Izquierda del PCE

Nace en 1973 como una corriente interna del PCE, crítica con la dirección de Santiago Carrillo y especialmente con la deriva reformista que éste impone al partido y que ha conducido a un alejamiento de la ortodoxia marcada por el PCUS. En 1976 la OPI-PCE agrava sus diferencias con la dirección al anunciar Líster la fusión de dicha corriente crítica con el PCOE (21), si bien dicha fusión fue desmentida prácticamente de inmediato (22). En 1977 y bajo la dirección de Carlos Tuya, la OPI-PCE se constituye como partido político y pasa a denominarse Partido Comunista de los Trabajadores. Tres años más tarde, esta organización converge con otra escisión prosoviética anterior, la del PCE (VIII y IX Congreso) y ambas forman el Partido Comunista de España Unificado, el cual desde 1983 se adhiere al proceso de unificación con otras organizaciones pro-soviéticas que formarán el Partido Comunista de los Pueblos de España en enero de 1984.


Células de Base para la Reconstrucción del Partido Comunista de España

Además de las señaladas, en los años sesenta y setenta se producen nuevas salidas de militantes y cuadros medios adscritos a la corriente prosoviética del PCE. En Canarias, José Satué y Fernando Sagaseta, organizan el Movimiento Células de Base para la Reconstrucción del Partido Comunista de España que se mantienen vinculadas orgánicamente al PCE hasta que éste, en el pleno del Comité Central de Roma de 1976, decide cambiar la estructura organizativa en células por las agrupaciones territoriales; desde ese momento, las células comienzan a desvincularse de la organización e incluso, en 1980, solicitan formalmente del Ministerio del Interior que prohíba el uso de las siglas PCE a la formación liderada por Santiago Carrillo, por entender que esta no se corresponde con el partido fundado en 1921 y legalizado en 1931 (23). Desde 1983, las células se incorporan al mencionado proceso de unificación en el PCPE.

Partido Comunista de Unificación

Aún habría de aparecer una nueva formación maoísta en estos años, concretamente en 1976, si bien no es fruto de otra escisión sino del proceso de unidad de varios grupos maoístas que ya funcionaban, se trata de las organizaciones Lucha de Clases, Larga Marcha hacia la Revolución Socialista y la Organización Comunista de Información Obrera, que constituyen en la fecha señalada el Partido Comunista de Unificación, más tarde absorbido por el PTE.

3.2. Del IX Congreso a la formación del PCPE (1978-1984)

A finales de la década de los setenta y comienzos de los ochenta, continúa la salida de comunistas del PCE. El desencanto de muchos militantes con los resultados de la transición (24), la acusación contra la dirección del partido de haber desarmado ideológicamente al PCE, debilitándolo con ello orgánicamente e impidiendo una salida de mayor calado democrático a la dictadura franquista, el alejamiento de la URSS, que se consolida con la condena de la intervención soviética en Afganistán en 1978 y finalmente, la debacle electoral de 1982, son factores que van a favorecer este drenaje de militancia que organiza nuevos partidos o movimientos autónomos entre 1978 y 1984.

En abril de 1978 se celebra el IX Congreso del PCE, el primero en la legalidad tras la dictadura y que tendrá enorme trascendencia, pues en él se renuncia formalmente al leninismo como fuente ideológica del partido (25).

Sin embargo, no sólo se producen marchas y escisiones, sino que también empiezan a verificarse las primeras convergencias de organizaciones pro-soviéticas antes escindidas y que culminarán con la formación en enero de 1984 del PCPE.

Partido Comunista de España Unificado

La primera de estas fusiones tiene lugar en 1980 y agrupa en una misma organización a los militantes del PCE (VIII y IX Congresos) y del PCT. Ambas formaciones se unen en un nuevo partido, el Partido Comunista de España Unificado, que hace suyos los principios ideológicos propios del marxismo leninismo y reivindica el modelo soviético y la adhesión a la línea marcada por el PCUS.

3.3. El X Congreso (1981) y el XI Congreso (1983)

A comienzos de los años ochenta, las tensiones en el seno del PCE se agudizan como consecuencia de los pobres resultados electorales que ha deparado, en opinión de muchos, la nueva línea política del partido. Las elecciones generales de 1977, las municipales de 1979, las generales de 1982 y las municipales y autonómicas de 1983 han colocado al partido en una situación de casi marginalidad política, que algunos cuadros y muchos militantes de base relacionan con la pérdida de los principios ideológicos tradicionales. La debacle electoral de 1982 da paso a la dimisión de Santiago Carrillo y el acceso a la Secretaría General de Gerardo Iglesias, abriendo una nueva brecha que pronto se profundiza con las divergencias de los pro-soviéticos; se inicia desde entonces un proceso que en dos años llevará a la mayor escisión en la historia del partido, con la formación del PCPE, el cual va a ser reconocido de inmediato como referente de los comunistas españoles por el PCUS y la mayor parte de los partidos comunistas gobernantes en Europa oriental.

El Partido Comunista de los Pueblos de España




Francisco García Salve (el “cura Paco”).
Foto de María España, de 1976.
En 1981, con motivo del V Congreso, el sector mayoritario y pro-soviético del PSUC había roto con la línea eurocomunista y, tras ser expulsados, habían fundado el PCC. Casi por el mismo período, él histórico dirigente y sindicalista Francisco García Salve (el “cura Paco”) organiza el Movimiento para la Recuperación y Unificación del PCE, que concurrirá a las elecciones generales de octubre de 1982 en treinta provincias con el nombre de Candidatura Comunista (26), mientras otros importantes sindicalistas del PCE, encabezados por Fidel Alonso, Ángel Campos y Manuel Martínez Llaneza forman el Movimiento para la Recuperación del PCE, que unos meses antes habían exigido la celebración de un congreso extraordinario para la unificación de los comunistas (27).

Estas noticias despertaron a lo largo de 1983 viva preocupación en el PCE, donde la ruptura entre el nuevo sector dirigente, en torno a Gerardo Iglesias y el que lidera Santiago Carrillo parece inminente (28). En ese año finalmente convergen las cinco mayores organizaciones desgajadas del PCE en los años previos: el PCEU, las Células Comunistas, el MRUPCE y el MRPCE, que desaparecerán para formar un nuevo partido, continuador de las tradiciones históricas del PCE y cuyo referente en Cataluña será el PCC. El PCOE de Líster, que comparte íntegramente el programa y línea ideológica de la nueva formación, será el único que se quede fuera, por rechazar el veterano líder comunista la disolución de su partido en Cataluña, el PCOC, para integrarlo en el PCC. Del 13 al 15 de enero de 1984 se celebra el Congreso de Unidad de los Comunistas, que elige como secretario general a Ignacio Gallego y es inmediatamente reconocido por el PCUS, que asiste como invitado al congreso con una delegación de alto nivel, junto con delegaciones de entre otros, los partidos comunistas de Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria, Hungría y la República Democrática de Alemania.




PCC. Ignacio Gallego, en el Palau d’Esports de Barcelona. Elecciones al Parlament, 1984




Figura 1. Génesis de las formaciones comunistas españolas entre 1960 y 1985



AST: Acción Sindical de Trabajadores
CBRPCE: Células de Base para la Reconstrucción del PCE
CC: Candidatura Comunista
FRAP: Frente Revolucionario Antifascista y Patriota
GRAPO: Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre
MRPCE: Movimiento para la Recuperación del PCE
MRUPCE: Movimiento para la Recuperación y unificación del PCE
OCE-BR: Organización Comunista de España Bandera Roja
OCIO: Oficina Comunista de Información Obrera
OCO: Organización Comunista Octubre
OMLE: Organización de marxistas Leninistas Españoles
OPI-PCE: Oposición de Izquierda del Partido Comunista de España
ORT: Organización Revolucionaria de Trabajadores
PCE: Partido Comunista de España
PCE (i): Partido Comunista de España Internacional
PCE (ml): Partido Comunista de España Marxista Leninista
PCE (r): Partido Comunista de España Reconstituido
PCE (VIII y IX): PCEspaña VIII y IX Congresos
PCEU: Partido Comunista de España Unificado
PCOE: Partido Comunista Obrero Español
PCPE: Partido Comunista de los Pueblos de España
PCT: Partido Comunista de los Trabajadores
PCU: Partido Comunista de Unificación
PT: Partido del Trabajo
PTE: Partido del Trabajo de España



CONCLUSIONES

Como hemos podido comprobar en las páginas precedentes, en la “sopa de letras” comunista de los años sesenta a los ochenta, existe un cierto orden que nos permite caracterizar la década de 1960-1970 como la del éxodo maoísta y la floración de partidos y organizaciones de esta tendencia, mientras que en un segundo período, de 1970-1980, son las corrientes leninistas pro-soviéticas las que rompen con el PCE y fundan a su vez decenas de grupúsculos. En esta segunda etapa, los maoístas empiezan en cambio a reagruparse, tendencia que no afectará a los prosoviéticos hasta comienzos de los ochenta.

Las condiciones internas tanto del partido (políticas y decisiones personales de Santiago Carrillo), como del país (necesidad de trabajar en la clandestinidad, lo que favorecía mucho más el debate ideológico que las cuestiones prácticas inmediatas que plantea un marco de libertades políticas) incidieron naturalmente en las fugas y escisiones, pero estas estuvieron determinadas sobre todo por la evolución del propio movimiento comunista internacional, la URSS y China, con su disputa por la hegemonía en el campo comunista, estimularon y sostuvieron movimientos críticos con la dirección oficial del partido, no sólo en España sino en otros países, pero el efecto que tuvieron en el PCE en razón de las peculiaridades internas antes señaladas hicieron que la atomización del comunismo en España alcanzase extremos como el de contar de forma simultánea en las primeras elecciones, con más de treinta formaciones que incorporaban la definición y los símbolos del comunismo.

En todo caso, estos movimientos tuvieron como consecuencia más visible la práctica desintegración del partido más fuerte de la izquierda antifranquista. La falta de espacio político entre una izquierda comunista que mantenía, dentro de su diversidad, los postulados revolucionarios tradicionales del PCE, y una izquierda socialista que fue capaz de abarcar un amplísimo espectro desde la socialdemocracia y el centro izquierda a la izquierda radical, introdujeron al PCE en una crisis que le llevó a perder tres cuartas partes de su militancia en apenas tres años y a buscar nuevas fórmulas electorales que han ido diluyendo cada vez más su identidad y su proyecto político.


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Varios Autores (1977), PCE en sus documentos 1920-1977, Madrid, Ediciones HOAC
NOTAS
(1) Curioso personaje que fue co-fundador del PCE y que llegó a la Secretaría General del mismo en 1923, así como al Secretariado de la Internacional Comunista, para adscribirse después de 1928 al catolicismo y más tarde al falangismo.
(2) Líster, Enrique. Así destruyó Carrillo el PCE, Barcelona, Planeta, 1983. Según el general y dirigente comunista Enrique Líster las circunstancias en que se desarrollan los últimos episodios de la derrota republicana serán la base de partida para el asalto al poder en el PCE de Santiago Carrillo, cuyas maniobras explican casi por sí solas la línea política adoptada por el PCE en los años siguientes. No obstante, Sergio Vilar afirma que el propio Enrique Líster fue uno de los principales promotores de Carrillo a la máxima dirección de los comunistas españoles en el congreso de Praga de 1959 (Vilar, Sergio. Por qué se ha destruido el PCE. Plaza & Janes, Barcelona, 1986, p.16)
(3) De acuerdo con Líster, los dirigentes comunistas españoles fueron informados horas después de la sesión del congreso en la que se difundió el “Informe Secreto” y a la que no pudieron asistir los delegados extranjeros, pero sin que se les exigiese secretismo, como al parecer habría ocurrido con los dirigentes de otros partidos, como el francés.
(4) Sanchez Rodríguez, Jesús. Teoría y práctica democrática en el PCE (1956-1982). Madrid, Fundación de Investigaciones Marxistas, 2004 p.83. Sánchez Rodríguez alude a la responsabilidad directa de los comunistas chinos en el fomento de estas escisiones, interesados en favorecer la aparición de partidos adeptos a los postulados maoístas y enfrentados a los que se mantenían fieles a la URSS.
(5) Líster realiza graves acusaciones contra Carrillo al que señala directamente como responsable de “purgar” a los delegados que pudieran ser un obstáculo para la implantación de su línea política. Líster, Enrique. Así destruyó Carrillo op.cit..
(6) La principal crítica de los maoístas estriba en que el régimen establecido en la Unión Soviética ya no es una dictadura del proletariado, sino la de una nueva burguesía que surge a partir de los años treinta y que alcanza el poder en el partido y el estado a raíz del XX Congreso del PCUS. Frente al fracaso del socialismo en la URSS, oponen lo que consideran el éxito de la experiencia china, especialmente tras la revolución cultural de 1966-69. Sánchez Rodríguez, Jesús. Teoría y práctica democrática… op.cit. p.221.
(7) El motivo de la ruptura es el establecimiento de relaciones comerciales entre China y el régimen franquista.
(8) A la 2ª Conferencia Provincial de Madrid, celebrada en julio de 1978 asisten unos trescientos delegados. El País, 11 de julio de 1978.
(9) Ruiz, F. et al., Los partidos marxistas. Sus dirigentes / Sus programas. Barcelona, Anagrama, 1977. p. 327.
(10) Sánchez Rodríguez, Jesús. Teoría y práctica op.cit., pp. 105-108.
(11) Sergio Vilar afirma que el cambio de denominación es una exigencia de Santiago Carrillo para admitir el ingreso del PCE (i) en la Junta Democrática, ya que era inaceptable para el PCE la presencia en la misma de una organización con siglas tan similares Vilar, Sergio. Por qué se ha destruido…. Op.cit. p. 141.
(12) Gallego, Ferrán. El mito de la Transición. La crisis del franquismo y los orígenes de la democracia (1973-1977), Barcelona, Crítica, 2008, p.79.
(13) El País, 26 de abril de 1980.
(14) El País, 5 de junio de 1980.
(15) A finales de la década de los sesenta y especialmente a partir de la intervención soviética en Checoslovaquia, el PCE se esfuerza por estrechar relaciones con estos países socialistas, más críticos con la línea del PCUS. Con el Partido Comunista Chino las relaciones se normalizan tras el viaje de una delegación del PCE a Pekín en otoño de 1971. Con Rumanía y Corea del Norte las posiciones son aún más afines dado el discurso nacionalista de sus dirigentes, muy coincidente con la línea que va adoptando el PCE de progresiva autonomía con respecto a Moscú. No obstante, el objetivo de los comunistas españoles no era tanto romper con el PCUS como hacer una crítica moderada que permitiera establecer más tarde unas relaciones basadas en la independencia de cada partido comunista, se trata de una postura más “autonomista” que “independentista” que, sin embargo, nunca será aceptada por los soviéticos. Sánchez Rodríguez, Jesús. Teoría y práctica democrática…, op.cit., p. 151-152.
(16) El País, 11 de enero de 1978
(17) El País, 23 de marzo de 1978
(18) El País, 3 de febrero de 1979
(19) Roca, J.M. (ed.). El proyecto radical. Auge y declive de la izquierda revolucionaria en España (1964-1992), Madrid, Los Libros de la Catarata, 1994, p.117.
(20) Ante el alejamiento progresivo del PCE de la ortodoxia soviética, el PCUS toma medidas para reforzar las posiciones de aquellos dirigentes que le merecen mayor confianza por su lealtad a la URSS. Así, el informe Mitrokhin, publicado en 1999 y en el que salían a la luz por primera vez documentos hasta entonces secretos de los servicios de inteligencia soviéticos, revela que desde 1976, los soviéticos deciden prescindir del Partido Comunista Francés como intermediario para hacer llegar dinero a España y eligen a Ignacio Gallego cuyo nombre clave era “Kobo” para realizar este tipo de operaciones financieras. En los años siguientes Ignacio Gallego recibiría unos 30.000 dólares anuales de la residencia soviética en Madrid para el comité Ejecutivo del PCE, al parecer sin que el secretario general, Santiago Carrillo, conociese el detalle de tales operaciones. A finales de 1983, Gallego se pondrá a la cabeza de la nueva formación comunista escindida del PCE, el PCPE, que vuelve a la línea oficial marcada por Moscú. Christopher Andrew and Vasili Mitrokhin. The KGB in Europe and the West. Penguin Books, London, 2000 pp. 391-392.
(21) El País, 2 de noviembre de 1976.
(22) El País, 4 de noviembre de 1976.
(23) El País, 4 de marzo de 1980.
(24) Garcés, Joan E. Soberanos e intervenidos. Estrategias globales, americanos y españoles, Madrid, Siglo XXI, 1996, p. 180.
(25) A mediados de noviembre de 1977 Carrillo hace unas declaraciones en Estados Unidos en las que anuncia, sin consulta previa con la dirección del partido, que el PCE abandonará el leninismo en su próximo Congreso, Sánchez Rodríguez, Jesús. Teoría y práctica democrática…, op.cit., pp. 307-308.
(26) El País, 20 de septiembre de 1982.
(27) El País, 15 de junio de 1982.
(28) El País, 25 de septiembre de 1982.


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