viernes, 7 de junio de 2019

Los saudíes “dan luz verde” al asalto contra los manifestantes


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Los saudíes “dan luz verde” al asalto contra los manifestantes


Según declaraciones de un experto militar a MEE, el jefe del Consejo Militar Transitorio sudanés estuvo debatiendo planes para destruir el campamento de las protestas durante los viajes efectuados a Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto.

El príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el general Abdel Fattah al-Burhan, jefe del Consejo Militar Transitorio que gobierna Sudán en La Meca, 1 junio 2019 (AFP)
Arabia Saudí y sus aliados regionales dieron “luz verde” al jefe del Consejo Militar que gobierna Sudán para que reprimiera a los manifestantes acampados durante semanas en los alrededores de la sede del ejército, según declaró un experto militar sudanés a Middle East Eye (MEE).
A condición de preservar su anonimato por cuestiones de seguridad, el bien informado experto dijo que entendía que los planes para destruir el campamento de las protestas en Jartum habían sido discutidos durante los recientes viajes a Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Egipto del teniente general Abdel Fattah al Burhan, jefe del Consejo Militar de Transición (TMC).
“Uno de los puntos principales de la agenda fue cómo poner fin a la sentada”, dijo el experto. “A menos de obtener luz verde de sus aliados regionales, no se hubiera atrevido a cometer tal crimen”.
El grupo de la oposición Alianza Democrática de Abogados también manifestó su preocupación por la interferencia extranjera en los asuntos sudaneses en una declaración en la que acusó a “algunos países árabes” de estar apoyando al Consejo Militar a fin de proteger sus propios intereses en el país.
“Pedimos que algunos países árabes saquen sus garras del Sudán y dejen de apoyar al Consejo Militar y de consolidar los pilares de su gobierno con el objetivo de preservarlo y proteger sus propios intereses, que resultan bastante perjudiciales para el Estado sudanés y sus ciudadanos”, dijo la Alianza en un mensaje que muchos consideraron iba dirigido a Arabia Saudí y sus aliados.
Indicando el grado de influencia que tiene Arabia Saudí en Jartum, el Departamento de Estado de EE. UU. alegó asimismo en un comunicado que un alto funcionario estadounidense había llamado al viceministro de Defensa de Arabia Saudí, Khalid bin Salman, para hablar sobre la “brutal represión de manifestantes pacíficos” y la importancia de una transición a un gobierno liderado por civiles.
El miércoles, el gobierno de Arabia Saudí hizo su primera declaración oficial sobre los acontecimientos en Sudán declarando: “El Reino espera que en Sudán todas las partes escojan la sensatez y el diálogo constructivo para preservar la seguridad y la estabilidad de Sudán, proteger a su población de todo daño, manteniendo al mismo tiempo los intereses y la unidad del país. El Reino afirma la importancia de que se reanude el diálogo entre las distintas partes para satisfacer las aspiraciones del pueblo hermano sudanés”.
Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), por su parte, declararon: “Los Emiratos Árabes Unidos esperan que la sensatez, la voz de la razón y el diálogo constructivo prevalezcan entre todas las partes sudanesas, de manera que se garantice la seguridad y la estabilidad en Sudán, se ayude a su pueblo a evitar el flagelo del mal, protegiendo sus logros y garantizando su unidad”.
Un paquete de ayuda de 3.000 millones de dólares
Arabia Saudí y los EAU apoyaron al Consejo Militar después del golpe contra el eterno presidente Omar al-Bashir, prometiendo 3.000 millones de dólares en efectivo y ayuda al país, pero un analista dijo a la página web en francés de MEE que la donación habría llegado con condiciones.
“Es obvio que detrás de esta represión están las manos de Arabia Saudí y los EAU”, dijo Ahmed Abdelaziz, analista argelino-sudanés.
“El 21 de abril, Riad y Abu Dhabi prometieron 3.000 millones de dólares a Sudán. No lo hicieron de forma gratuita. Porque la contrapartida no es la democracia. Pretenden preservar ante todo sus intereses económicos”.
Burhan estuvo la semana pasada entre los líderes árabes que asistieron a dos cumbres de emergencia en La Meca para abordar las crecientes tensiones con Irán en el Golfo.
Su visita a Arabia Saudí fue posterior a los viajes a Egipto, para reunirse con el presidente Abdel Fattah al-Sisi el 25 de mayo, y a los EAU, para entrevistarse con el príncipe heredero de Abu Dhabi, Mohammed bin Zayed, al día siguiente.
Mohammed Hamdan Dagolo, otro de los miembros destacados del Consejo Militar, el líder de la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) conocido como Hemeti, se reunió con el príncipe heredero Mohammed bin Salman en Yeda el 23 de mayo.
Las FAR, que se formaron a partir de unidades de la milicia Janjaweed, acusada en otro tiempo de perpetrar atrocidades en Darfur, en el oeste de Sudán, han proporcionado combatientes, que se unieron a los soldados sudaneses regulares, para la coalición liderada por los saudíes en el Yemen.
También se les ha atribuido el asalto del lunes sobre los manifestantes, en el que se cree que murieron más de 100 personas y varios centenares resultaron heridas, según declaraciones de los médicos alineados con la oposición.
La represión se produjo después de que los manifestantes ocuparan el espacio que rodea a la sede del ejército para exigir una transición al gobierno civil a raíz de la eliminación de Bashir tras meses de protestas antigubernamentales.
De cómo se frustraron las negociaciones para la transición
A continuación se produjo la ruptura de las conversaciones entre el Consejo Militar y la opuesta Alianza por la Libertad y el Cambio, que el 13 de mayo habían alcanzado un acuerdo preliminar que parecía allanar el camino para la creación de un gobierno dirigido por civiles.

En virtud de ese acuerdo del 13 de mayo, el cambio al gobierno civil implicaba la formación de tres niveles de gobierno que consistían en un consejo soberano compuesto por miembros del ejército y la oposición, un consejo ejecutivo formado exclusivamente por la alianza de la oposición y una asamblea legislativa de 300 escaños en la que la oposición habría ocupado una mayoría de dos tercios de 201 escaños.
Pero las dos partes no pudieron acordar posteriormente la composición y presidencia del consejo soberano, ya que cada una trató de imponerse a la otra, intercambiándose acusaciones por no haber logrado alcanzar un acuerdo.
Taha Osman, miembro destacado de la Asociación de Profesionales Sudaneses (APS), que ha desempeñado un papel importante en la organización de las protestas, dijo que el momento de la represión del lunes sugería que el Consejo Militar había intentado siempre sabotear el acuerdo con la oposición.
“Se suponía que íbamos a firmar el acuerdo final el lunes, pero el CMT atacó la sentada para acabar con todo”, dijo Osman en una conferencia de prensa el martes.
La represión del pasado lunes fue seguida por una declaración de Burhan en la que dijo que el Consejo estaba cancelando el acuerdo por el que se compartía el poder y exigió que se celebraran elecciones en un plazo de nueve meses.
Burhan acusó también a la oposición de intentar retrasar las conversaciones para obligar a los militares a entregar el poder, y de excluir intencionadamente al ejército y a las FAR, que según él jugaron un papel en la revolución que derrocó a Bashir en abril.
Dijo asimismo que el propósito del asalto del lunes por parte de las fuerzas de seguridad había sido arrestar a los “delincuentes” que se escondían entre los manifestantes y que las autoridades investigarían las muertes.
En otro mensaje emitido el miércoles, en el que se celebraba la festividad del Eid, Burhan dijo que el Consejo aún estaba abierto a las conversaciones con la oposición.
Huelgas y protestas
Pero Amged Farid, portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses, le dijo a MEE que la oposición no volvería a la mesa de negociaciones y que iban a trabajar para derribar al Consejo Militar mediante huelgas y protestas.
“[El mes pasado] anunciamos una huelga general y continuaremos protestando hasta que derribemos este Consejo, que en realidad no es más que una extensión del antiguo régimen", dijo. “Vamos a llevarles ante los tribunales para que sean juzgados por sus crímenes contra el pueblo sudanés”.
Alshafia Khidir, un analista político, dijo que ambas partes habían tratado de presionar a la otra durante las conversaciones, pero que la represión contra los manifestantes y la convocatoria de elecciones representaban otro “golpe” contra el acuerdo alcanzado con la oposición.
“Las elecciones anticipadas no son una solución en absoluto y solo van a conseguir que la crisis política se profundice”, dijo Khidir.
El experto militar con el que MEE se reunió dijo que el papel principal que desempeñaron las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) en la represión de los manifestantes planteaba hondas preocupaciones sobre los abusos a los derechos humanos, porque los miembros de las unidades de la milicia no estaban capacitados para tratar con civiles y carecían de la disciplina de los miembros profesionales de las fuerzas de seguridad.
Los testigos con los que MEE habló describieron a los combatientes de las FAR disparando munición real de manera indiscriminada, atacando y golpeando a las mujeres y quemando tiendas de campaña, utilizando tácticas que algunos describen como reminiscencias de las utilizadas por los Janjaweed en Darfur durante la guerra civil en la zona occidental en la década de 2000.
También manifestaron que la situación actual podría provocar otra división entre las FAR, sus aliados y otros elementos de las fuerzas armadas, lo que aumenta la posibilidad de más violencia y batallas callejeras.
“Si el ejército se divide o interviene, será horrible también porque eso podría provocar enfrentamientos callejeros en Jartum, lo que incrementaría el número de víctimas entre los civiles”, dijo.
Mohammed Amin es un periodista sudanés especializado en la geopolítica de Sudán, de Sudán del Sur y de las regiones del Este y el Cuerno de África. Colabora con diversos medios regionales e internacionales.
Fuente: https://www.middleeasteye.net/news/sudan-crackdown-saudis-gave-green-light-assault-protesters
Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.

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