miércoles, 18 de marzo de 2015

El atentado contra Charlie Hebdo: el terrorismo al servicio de los intereses atlantistas

El atentado contra Charlie Hebdo: el terrorismo al servicio de los intereses atlantistas

“Y de no querer la paz provienen los engaños militares que los jefes urden, para que la guerra dure”. (Maquiavelo, Del arte de la guerra)

El atentado que tuvo lugar en Francia, el pasado 7 de enero, contra la islamófoba y proatlantista publicación Charlie Hebdo, que costó la vida a unas 12 personas, reúne todas las características de las operaciones de bandera falsa perpetradas por los escuadrones Stay-Behind (vinculados a la OTAN) durante los años 70 y 80 del pasado siglo: la matanza de Atocha, la masacre de Brabante o los incidentes de Montejurra.

El atentado de París fue ejecutada por mercenarios de élite que llevaron a cabo su plan con precisión milimétrica, dejando después todo tipo de pruebas incriminatorias con el fin de reforzar la pista islamista: casual olvido del documento de identificación de uno de los supuestos terroristas en el supuesto coche en el que huyeron, hallazgo de una bandera del ISIS (el nuevo grupo terrorista de moda) en ese mismo coche.

El hecho de que esta revista tuviera importantes vínculos con el Estado francés (está demostrado que el ex presidente francés, François Mitterrand, la financió secretamente en el año 1992) no es algo que deba pasar desapercibido para los analistas, pues ello habría facilitado el desarrollo de toda la operación y el posterior montaje mediático. Dicha vinculación hace suponer que la operación habría contado con la colaboración de múltiples cómplices “empotrados” en la redacción de la publicación, que habrían permitido a los ejecutores llevar a cabo su plan sin demasiadas dificultades. Estos cómplices servirían además como útiles testigos (tanto para los medios de comunicación como para los jueces) al plegarse disciplinadamente a la versión oficial de los hechos. Esta complicidad interna permitiría también fabricar sin muchos problemas todo tipo de pruebas falsas con el fin de reforzar la teoría de la autoría islamista (como la grabación de vídeo).

El ISIS, del que supuestamente serían partidarios los terroristas de París, no es otra cosa que un grupo de mercenarios creado y financiado por la propia Alianza Atlántica, que está siendo utilizado por ésta (como en su día lo fue al Qaeda) para justificar su presencia militar (y por ende, el consiguiente gasto militar multimillonario) en oriente medio para cercar y acosar a Siria, importante socio de Rusia en la zona.

Hay que recordar que Francia fue la primera potencia europea que se sumó a la nueva estrategia de la OTAN para desestabilizar el gobierno sirio de Bashar al-Assad y reforzar las posiciones de ésta en Irak (1).

El atentado perpetrado por los Stay-Behind contra la publicación semanal Charlie Hebdo, y del que se ha responsabilizado falsamente al islamismo (ataque de bandera falsa), será de gran utilidad a la coalición atlantista para recabar con mayor eficacia el apoyo de las masas a su proyecto imperialista en oriente medio, así como para justificar en Francia la intervención del Estado francés en dicho proyecto.

Importantes analistas políticos han analizado el atentado de París desde un punto de vista excesivamente local, diciendo que se trataría de una operación desarrollada por el Estado francés destinada a crear un clima de confrontación civil en Francia entre franceses e inmigrantes de origen árabe. Desde mi punto de vista, creo que se trata de un análisis demasiado reduccionista, y que más allá de lo local, la masacre de París pretendía tener también (y sobre todo) consecuencias globales; prueba de ello lo constituye el hecho de que yo esté, ahora mismo, hablando de ello, una persona que reside en Valladolid y que la última vez que estuvo en Francia fue hace diez años, concretamente en Hendaya, donde fui a pasar una única (pero deliciosa) jornada playera con mi encantadora novia de por aquel entonces.

Es innegable que los sucesos de París, y su prolongación en el tiempo, gracias a la labor de los grandes medios de comunicación (2), han tenido y tendrán importantes consecuencias locales (como, por otro lado, también las tuvo el 11M), pero, sobre todo, servirán para arraigar un poco más el mito de la amenaza terrorista islamista en el inconsciente de las inermes y aborregadas masas occidentales; un mito de gran utilidad para que la OTAN pueda continuar con total tranquilidad con su interminable agenda guerrista en oriente medio.

Al menos, los sucesos de París han servido para dejar bastante claro, a aquellas personas con un mínimo de sentido común, el manual que más o menos se sigue en todas estas operaciones de guerra psicológica, llamadas atentados de bandera falsa:

- El atentado se produce, casualmente, en el momento más adecuado para que el gran público sea “lobotomizado” con mayor eficacia: justo cuando acaban de volver de sus alienantes vacaciones navideñas (recordemos que el 11S coincidió con el final de las vacaciones veraniegas).

- La víctima elegida es uno de los pilares del sistema político occidental, la prensa, de tal forma que la mayor parte de la población occidental (profundamente identificada con el sistema) sienta el ataque como un ataque a sus propios intereses personales.

- Lo primero que hacen los medios es conducir el inconsciente del público hacia la pista islamista, diciendo que los testigos afirman haber oído gritos de “Alá es grande”, es decir, se le viene a decir algo así como: “que quede claro que se trata de terroristas islamistas ¿eh?, no empecéis a pensar cosas raras”.

- Después, para dotar de mayor veracidad y realismo a la historia se nos ofrece una oportuna grabación de vídeo en la que uno de los terroristas supuestamente asesina a un policía. Aquí, el objetivo buscado es situar al televidente en persona en el lugar de los hechos, con el fin de que algo que ha ocurrido a miles de kilómetros de distancia (en la mayoría de los casos) se convierta en un acontecimiento cercano para que nos identifiquemos con él.

- A continuación, para que nadie se pierda por el camino, nos van dejando pequeños guijarros: una bandera del ISIS que aparece en el coche utilizado por los terroristas para darse a la fuga; el documento de identidad que uno de los terroristas olvida, también, en el mismo coche; la posterior reivindicación de los atentados por parte del ISIS.

En definitiva, una historia perfectamente mascada para que pueda ser digerida hasta por el mayor de los cretinos, y repetida hasta el hartazgo por todos los grandes medios varias veces al día, durante varios días, para que quede definitivamente asentada en el inconsciente de las masas; algo así a lo que hacían nuestras madres con la historia del hombre del saco.

Desgraciadamente, por muy descarado que haya sido este nuevo montaje mediático, su resultado no ha dejado de ser menos efectivo. Creo que los analistas deberíamos empezar a preocuparnos un poco menos de lo que hace el Poder (al que ya conocemos de sobra), y un poco más de lo que pasa por la mente del sujeto medio para que sea capaz de tragarse sin rechistar estos descarados y burdos embustes, quizás, entonces, seamos capaces de entender un poco mejor las cosas. Cada vez estoy más convencido de que la credulidad de las masas tiene muy poco que ver con la falta de información y sí mucho con una simple cuestión de intereses personales. El hecho de que tú puedas ver lo que ellos no pueden, estaría más relacionado con una cuestión de prioridades. Para ti, lo importante es una cosa; para ellos, otra (decorar toda la casa con muebles escandinavos, comprarse el coche más potente del mercado, poseer la última novedad en cibertecnología...).

No hay comentarios.:

Publicar un comentario