lunes, 30 de marzo de 2015

Empleo doméstico “casi es esclavitud”

Empleo doméstico “casi es esclavitud”

Carecen de seguridad social, sufren maltrato y humillaciones, denuncia el Conapred en el Día internacional de las trabajadoras del hogar


30/03/2015 05:49 Laura Toribio
Jacqueline L’Hoist, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, y la secretaria del Trabajo del DF, Patricia Mercado.
CIUDAD DE MÉXICO, 30 de marzo.- Su error, haber roto un plato. Su castigo, un aventón contra la pared. Adelina sólo tenía 16 años cuando fue víctima por primera vez de la violencia física que llegan a sufrir algunas trabajadoras del hogar por parte de sus empleadores.
En 1975 Adelina salió de su natal Puebla para emplearse como trabajadora doméstica en la Ciudad de México y  salir así de la pobreza en la que vivieron sus padres y sus abuelos.
Hoy, sin embargo, luego de 40 años trabajando en casas, no tiene derecho ni siquiera a una  pensión, nunca contó con seguridad social, y ahora padece para encontrar trabajo porque los “patrones” a menudo prefieren a las  más jóvenes.
“La primera señora con la que trabajé me agarraba de los hombros y me aventaba contra la pared y me amenazaba de que no tenía que quejarme con mis papás porque como ella tenía dinero me podía meter a la cárcel, acusándome de robo. Yo tenía mucho miedo”, recordó Adelina.
En México, alrededor de 2.2 millones de personas como Adelina son empleadas del hogar.  El exceso de trabajo, los salarios precarios seguidos por el abuso, el maltrato, la humillación y la discriminación son los principales problemas que enfrentan. Nueve de cada diez no cuentan al menos con un  contrato.
De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) el estatus de las trabajadoras del hogar, guardadas las debidas proporciones, contiene algunos elementos de esclavitud.
“Resabios de esclavismo y de la colonización. Sentimientos de superioridad y caracterización de inferioridad. Desigualdad social sumida como normal. Cultura social centrada en servicios, asistencia, intercambios, pero no en derechos. Machismo, misoginia, racismo y otras formas de desprecio a lo indígena. Profundo clasismo. Estigmas inmerecidos, prejuicios desventajosos, estereotipos profusamente enraizados. Abusos laborales legalizados y sin regulación son algunas de las cargas sociales que viven en México las trabajadoras del hogar”, advierte el Conapred.
En 40 años, Adelina no sólo ha sufrido maltrato físico sino además ha padecido violencia sicológica y una vida laboral sin horarios, ni otros derechos.
“Muchos años trabajé de 6 de la mañana hasta 11, 12 de la noche, a veces la señora estaba enojada iba y me tocaba al cuarto a las 4 de la mañana porque había mucho quehacer”, narró.
Cuando se enferma, Adelina tiene que pagar de su bolsillo la atención médica porque no cuenta con seguridad social. De hecho, sólo 19.53 por ciento de las trabajadoras domésticas se encontraban afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social en 2013, según la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social.
 “Creo que en México hay mucho clasismo, que tú si vienes de provincia, tú eres menos, y  los empleadores más porque tienen una carrera. A mí en alguna de las casas que trabajé me apartaban los trastes para comer; es decir, me decían ‘tú usas el plato de plástico y nosotros los de porcelana’, a veces no puedes comer de la misma comida que ellos comen, sino lo  más viejo. O luego cuando ya no te quieren seguir pagando te empiezan a acusar de que les robaste para que te vayas”, ejemplificó Lourdes,  una trabajadora del hogar de 24 años que desde hace cuatro desempeña esta labor.
La Encuesta Nacional sobre  Discriminación encontró que 25 de cada 100 personas en México justifican darles de comer alimentos sobrantes a las empleadas del hogar, lo que deja ver el grado de marginación en el que vive este grupo.
Pero hoy  Lourdes ya conoce más de sus derechos que Adelina en su momento. “Al principio yo lo veía  normal, no conocía muchos derechos, pero después entendí que tenemos los mismos derechos que todas las personas, que aparte si nuestros empleadores no tuvieran de nuestro apoyo no podrían salir a trabajar, porque casi que les arreglamos la vida”, consideró.
Según un reporte del Conapred, INEGI  reveló que las trabajadoras del hogar en México aportan 22 por ciento del  PIB del país.

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