Cuba ¿Es necesaria y útil la inversión extranjera?
El
tema de la inversión extranjera y el desarrollo es hoy central, tanto
para la realidad cubana contemporánea, como en los problemas actuales de
los países de América Latina y el Caribe y, en general, en el llamado
Tercer Mundo.
Roberto Salomón*
Mariátegui
11/05/16
Salvo
unas 20 naciones entre industrializadas y emergentes, la mayoría en el
mundo busca urgentemente lograr niveles de desarrollo económico que le
permitan eliminar la pobreza, la malnutrición y otros males inherentes a
la dependencia económica.
Aunque
el tema del desarrollo y cómo lograrlo ocupa desde hace décadas el
quehacer de gobiernos, políticos, funcionarios y expertos, lo cierto es
que apenas unos cuantos países, fundamentalmente asiáticos, han aplicado
estrategias nacionales eficaces que les permitieron alcanzar notables
niveles de crecimiento económico y bienestar, entre ellas cabe destacar
la forma en que han concebido, permitido y aplicado la participación de
la inversión extranjera.
La
receta que consiste en adoptar la misma política de desarrollo en todas
partes ha sido objeto de un rechazo generalizado, y actualmente se
reconoce la necesidad de tener en cuenta la diversidad al diseñar las
estrategias nacionales.
A
juicio de la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, sí es posible alcanzar el
desarrollo, lo cual requiere un replanteamiento de la estrategia
adoptada.
En
esto último es crucial el papel del Estado, el cual debe orientar la
inversión extranjera a apoyar la creación de infraestructuras
constructivas y de transporte y el impulso a cadenas de valor.
¿Qué dice la UNCTAD?
La
Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo está en
sintonía plena con ese criterio, al estimar que corresponde al Estado
ejercer la función fundamental de crear un entorno normativo que
propicie las inversiones y el crecimiento económico.
Según
un reciente informe de la entidad, la experiencia de los países en
desarrollo, prósperos, es un buen ejemplo de estrategias nacionales
eficaces en ese sentido, en las que la inversión extranjera es sólo
parte de una mucho mayor que corresponde al Estado y al Gobierno, que
acuden a aquella en situaciones en las que no disponen de grandes
capitales para el desarrollo de determinados sectores.
La inversión en Cuba
Un
panel efectuado en el espacio de debates de la Revista Temas, realizado
en el teatro del Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión
Extranjera (Mincex), suscitó interesantes criterios de diversos matices
acerca de la participación del capital foráneo en los países.
En
él tomaron parte directivos del Mincex, el Programa de Educación
Ambiental y Conservación de la Biodiversidad; otros organismos
vinculados a esa temática; destacados profesores de los Centros de
Estudio de la Economía Cubana e Internacional; de la Universidad de
California, en San Diego; y como moderador, fungió el director de Temas,
el politólogo Rafael Hernández.
Entre
las múltiples consideraciones, no exentas algunas de dudas, el grueso
estuvo a favor de la inversión extranjera, sin ninguna en contra de
forma rotunda.
Variable económica
Sin
duda se trata de una de las variables de la política económica cubana
que se reinicia en el país en la década de los años 80, y ya en pleno
Período Especial plantea la apertura hacia capitales extranjeros como
fuente de obtención básicamente de mercados externos que no estaban
disponibles, en un momento en que había desaparecido el campo socialista
europeo y cuando el país perdió gran parte de su mercado exterior.
Vale
la pena recordar que a fínales de la década del 80 se constituyó el
primer negocio en la actividad turística y luego otro en la minería,
concretamente en la empresa mixta Moa Níquel.
Si
bien se valoró que el peso del capital foráneo en la economía no ha
sido determinante, siempre se estimó la perspectiva de que continuará
creciendo en monto y número de proyectos con impacto favorable, en
especial en la balanza de pagos de esta isla.
Se
consideró que en un nivel macroeconómico la inversión extranjera ha
servido para dar impulso a determinados sectores y productos , como
tabaco, ron, níquel y otros que permitieron en un momento encontrar
nuevos mercados, aunque hubo algunas interrogantes en cuanto a si logró
reducir en alguna medida la alta dependencia de las importaciones.
Si
bien predominó entre los expertos y directivos la percepción de que en
su balance general ha tenido un efecto positivo, hubo también
coincidencia en que ha sido escaso el conocimiento en cuanto a si los
resultados fueron óptimos.
No
faltaron puntos de vistas según los cuales se trata de una actividad
necesaria, pero que entraña riesgos a la soberanía, o de violación de
derechos laborales y que puede destruir el medio ambiente. En resumen,
no constituye una varita mágica ni una panacea, hay que tener el ojo
avizor ante la participación de transnacionales, que buscan muchas veces
evadir controles.
En
su informe al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, su Primer
Secretario y Presidente del país, Raúl Castro, fue diáfano y explícito
en esta temática, al señalar que "Fue aprobada la política para la
inversión extranjera, reconocida como una fuente importante y necesaria
para el desarrollo del país".
El
mandatario añadiría que se puso en vigor una nueva ley en esta materia,
la cual, a la par de brindar incentivos y seguridad jurídica a los
inversionistas, preserva la soberanía nacional, la protección del medio
ambiente y el uso racional de los recursos naturales.
Cuba
cuenta con la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZED), con ventajas
adicionales para la atracción de inversionistas nacionales y foráneos y
con el marco jurídico y la infraestructura para su asentamiento y
despliegue productivo, a fin de generar exportaciones y promover la
sustitución de importaciones.
Debe
propiciar además la transferencia de tecnologías y habilidades
gerenciales, generar fuentes de empleo y de financiamiento de largo
plazo y conformar la logística que facilite alcanzar altos niveles de
eficiencia.
El
Presidente cubano explicó que sin menospreciar en lo más mínimo el
obstáculo que en este sentido significa el bloqueo norteamericano y su
aplicación extraterritorial, se requiere dejar atrás prejuicios arcaicos
respecto a la inversión extranjera y avanzar resueltamente en la
preparación, diseño y concreción de nuevos negocios.
Cabe
destacar que el destino de las inversiones se ha modificado
sustancialmente en el país, donde, si hace cinco años la esfera
productiva y las infraestructuras recibían el 45 por ciento de ellas, en
el 2015 acumularon el 70 por ciento.
Al
profundizar en el proceso inversionista, el estadista comentó que se
han incrementado el rigor y el control en el cumplimiento de los planes
y, en sentido general, mejoraron sus indicadores, a pesar de que se
mantienen no pocas tensiones en los suministros y en el aseguramiento de
fuerza de trabajo debidamente calificada y motivada.
Observó,
no obstante, que subsiste improvisación, superficialidad y falta de
integralidad a causa de una incorrecta preparación de las obras, lo que
conduce a dilatados plazos de ejecución y afectaciones en la calidad de
las terminaciones.
A
juicio del ministro del Mincex, Rodrigo Malmierca, la empresa estatal
socialista debe desempeñar un papel más activo en la atracción de
capital foráneo, de acuerdo con los objetivos trazados en la
identificación de nuevas fuentes externas de financiamiento y
particularmente en el uso eficiente de los recursos disponibles.
Para
avanzar en el camino del desarrollo, las empresas están llamadas a
incrementar su eficiencia, a usar más y mejor los resortes económicos
que contribuyan a su gestión, e ir dejando poco a poco el modelo de
dirección administrativa al que se han acostumbrado durante años,
sostuvo el titular recientemente ante los 700 directores de empresas
asociadas a la Cámara de Comercio de Cuba, a quienes instó a fortalecer
aún más la promoción del intercambio y las inversiones.
Según
la cartera de negocios de 2015, el país cuenta con 326 oportunidades de
negocios en más de 10 sectores prioritarios, una buena parte en la ZED.
Destacan
en ese sentido turismo, agroalimentación, energía renovable, industria,
petróleo, transporte, biotecnología y medicamentos; comercio y
construcción. Los proyectos contemplados superan los ocho mil 700
millones de dólares.
* Periodista de la Redacción de Economía de Prensa Latina.
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