Estamos
tan cansados de ver lo mismo una y otra vez, que el lector podría
pensar que Putin es un gobernante patológico más, enfermo de poder y
control, rodeado de corrupción, y sin ningún interés por el bienestar de
su pueblo. Esta perspectiva se debe, en parte, a que estamos
acostumbrados a ver a psicópatas en altas posiciones en nuestra
sociedad. Después de todo, se ven atraídos al poder como moscas al
excremento - por falta de términos más apropiados - y desde allí tratan
de satisfacer su insaciable deseo de dominación y control.
Los puestos de poder (entre ellos los altos cargos políticos) conforman el hábitat por excelencia para estos peculiares individuos sin conciencia moral.
Sumado
a esto, durante los últimos años hemos estado recibiendo una caudalosa
cantidad de desinformación y propaganda antirrusa y anti-Putin (así como
anti-Siria, anti-China,... sólo por mencionar algunas) por parte de las
meretrices de los poderes occidentales que portan con orgullo la falsa y
rimbombante etiqueta de "medios masivos de comunicación" (que, dicho
sea de paso, actualmente
descubren
sin mayor recato sus intenciones propagandísticas al servicio de los
intereses de una minoría particularmente rica y poderosa
).
El mero hecho de que los medios difundan tanta desinformación y
propaganda occidental debería hacernos al menos dudar todo lo que se
dice... bien sabemos que ésta es una de las estrategias favoritas de la
camarilla al frente del imperio occidental.
En estas condiciones resulta lógico que podamos caer en la trampa de la actual guerra de información y generalizar, pues la propaganda sin alternativas contra-informativas cala profundo.
Hoy en día, la idea de que el poder esté en manos de un ser humano normal (sin codicia ni ansias de dominar) se asemeja a un mito polvoriento de tiempos "mejores"... Pero, ¿realmente podemos decir que conocemos a Putin y que comprendemos su gestión? ¿Cuáles han sido los resultados tangibles de su labor como líder de una nación poderosa y orgullosa? ¿Qué opina la mayoría del pueblo ruso al respecto? ¿A qué se debe la actual guerra sucia occidental contra Rusia? Si no hacemos al menos el intento de contestar estas preguntas, realmente nos será imposible tener una opinión informada y objetiva.
Contando con su sincero deseo de conocer la verdad, y con la esperanza de que el lector aún esté abierto a nueva información, dejaremos que usted mismo responda a estas preguntas después de que hayamos expuesto algunos hechos cuanto menos destacables. Para ello, hemos decidido en este artículo enfocarnos en su carrera y lo que ha brindado al pueblo ruso desde que asumió la presidencia (al lector le quedará juzgar si eso lo convierte en "el malo de la película" o no).
Un poco de Historia
Al caer la URSS entre los años 1990 y 1991 - con la indudable "ayuda" de EEUU - una serie de sanciones y estrategias injerencistas occidentales comenzaron a extenderse como un doloroso cáncer gracias a la pasividad de quien en aquel entonces era el presidente de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, Boris Yeltsin, hasta el punto en que todas las leyes rusas, incluida la legislación fiscal, fueron dictaminadas según los intereses estadounidenses. Durante este período se creó una obra maestra del colonialismo llamado Acuerdo para el Reparto de Productos (Product Sharing Agreement) que permitió la privatización y el saqueo de una Rusia quebrada y sometida al caos consecuencia de su desintegración. Desde que se firmó ese acuerdo, todo el petróleo y los recursos naturales pasaron a manos extranjeras y dejaron de estar bajo la jurisdicción rusa. Rusia no recibió un centavo de sus recursos naturales por más de 10 años, y las pérdidas alcanzaron los dos tercios del presupuesto nacional.
Pero esto no terminó ahí; la estructura estatal de Rusia fue establecida por "consejeros" extranjeros - principalmente estadounidenses - que se dedicaron a crear y promover reformas económicas que sometían y afectaban a todo el pueblo ruso. ¡Imagine a miles de extranjeros trabajando en los departamentos de Estado en su país! Esos "ministros" estaban diseminados en todas las instituciones de gobierno, donde mantenían el control, saboteaban el crecimiento del país, y dificultaban el desarrollo de un estado soberano. Esto incluso se vio reflejado en el Ministerio de Educación, como por ejemplo en la edición de los libros de texto gratuitos, otra maniobra imperialista para manipular la percepción de las nuevas generaciones. Además, EEUU, fiel a su particular estilo, incentivó el desarrollo de un capitalismo depredador.
El petróleo y el gas estaban en manos privadas, EXXON, Shell, y más de 170 personas extranjeras - incluyendo comediantes y artistas famosos. Varios ministros se opusieron a esto, pero la lista no dejaba de crecer. Con el país estancado y aislado de la comunidad internacional, Boris Yeltsin "llegó a la conclusión" de que se necesitaba vender el petróleo lo antes posible bajo cualquier condición, ya que de otra manera "nadie lo compraría". Todo esto ocurrió secundado por las controversiales reformas económicas de Yegor Gaidar, Primer Ministro de la época, quien puso en marcha profundas reformas económicas de tinte liberal al comienzo de la Rusia postsoviéticas que fueron altamente impopulares entre la población rusa, pues empeoró dramáticamente el nivel de vida del ruso promedio. Todo estaba conectado.
Justo después de estas reformas y "acuerdos", el ya disminuido crecimiento de Rusia se estancó, y pasó a ser un país pobre sin desarrollo de ningún tipo. Su papel era rendirse y venderse al mejor postor.
Estas estrategias económicas netamente liberales y claramente orientadas a favorecer intereses foráneos, fueron y siguen siendo hoy día impulsadas por el partido Yabloko, quien ostenta en su prontuario claros lazos a gobiernos y empresas extranjeras y un alamante servilismo a las intenciones desestabilizadoras de EEUU.
Es un mito decir que la URSS no tenía nada antes de su colapso. Su producto interior bruto ocupaba el tercer lugar en el mundo, y sus exportaciones el segundo. Una reforma económica es un arma devastadora que puede destruir un país desde dentro, como comenta John Perkins en su libro (John Perkins era un estadounidense que trabajaba para una de esas compañías, e investigó la destrucción económica de naciones completas). En sus palabras:
[...] las guerras no solo se pelean con armas en el campo de batalla, la economía puede ser una poderosa arma de dominación y subyugación de un país soberano, que incluye poderosos grupos de presión detrás de los gobernantes, y logran erosionar la economía y estancar el crecimiento de un país a través de la desestabilización. Esta desestabilización puede tener muchos rostros, que van desde la propaganda, hasta la creación de grupos terroristas falsos como línea de ataque indirecta. (John Perkins - Confessions of an Economic Hit Man - Confesiones de un sicario económico)A grandes rasgos, EEUU solo quería una colonia productora de petróleo y gas, por lo que limitar el crecimiento económico, científico y tecnológico era su prioridad. La mayoría de las industrias y empresas rusas más importantes fueron saboteadas y colapsadas intencionalmente, y fueron reemplazadas por corporaciones extranjeras que buscaban mano de obra barata. Lógicamente, también se debía sabotear el sistema educativo para poder tener más esclavos corporativos con sueldos miserables y así seguir enriqueciendo a sus dueños. Cuando cayó la URSS, las potencias occidentales obligaron a Rusia a destruir deliberadamente todas sus fábricas científicas y tecnológicas y el desarrollo de tecnologías se detuvo por completo en 1991. Las industrias de electrónicos, maquinaria e ingeniería cerraron. EEUU no pensó en el desarrollo tecnológico de Rusia; sólo quería que jugara un papel de exportador de recursos naturales. Así que tomaron todo el dinero y las empresas desaparecieron.
Curiosamente, se calcula que cerraron 324 fábricas, aunque no existe una lista exacta de todas las empresas destruidas por Occidente, pero coinciden perfectamente con los cientos de ciudades que EE.UU. marcó en el mapa como blancos de ataque durante la Guerra Fría. Con la ayuda de los legisladores rusos, destruyeron más de 200 fábricas, y las demás cayeron poco a poco debido a las nuevas medidas económicas. La mayoría de los ministros rusos hicieron lo que los oligarcas querían; el gobierno americano deseaba destruir el país desde dentro sin el uso de armas nucleares. El costo humano de esa crisis artificial fue muy grande: no sólo desmoronó la economía del país, sino que la pobreza y la cantidad de personas sin hogar aumentaron, provocando la muerte de miles de ciudadanos rusos.
Sakhalin fue uno de los estados rusos más afectados durante este periodo de saqueo, ya que tenía grandes yacimientos de petróleo y gas. Shell se quedaba con todo, mientras los habitantes vivían sin calefacción y agua caliente desde 1980, lo que hizo que la gente viviera bajo condiciones insoportables; literalmente se estaban congelando. Estados Unidos estaba recaudando jugosas ganancias del saqueo de Sakhalin derivado del acuerdo criminal para el reparto de productos; tomaba el petróleo y el gas de Rusia, y aun así Rusia debía pagar millones de dólares por la extracción. Con pérdidas de hasta 700 millones de dólares, debían pagar a los estadounidenses para trabajar en sus propias plataformas. La deuda llegó a los mil millones de dólares y se extiende hasta el día de hoy. En resumen, Rusia le daba sus recursos a Estados Unidos, y aun así debía pagar por su extracción. El silencio de Yeltsin al respecto fue muy significativo; el sometimiento de la potencia Euroasiática era un hecho y nada parecía poder cambiar el curso de esta historia. [1]
Putin al frente del coloso siberiano
Imaginamos
que muchos lectores se sienten invadidos por una familiar sensación; un
fuerte aroma a colonialismo se esparce a medida que vamos conociendo
los entretelones de esta historia. Muy probablemente sea de este modo
porque el colonialismo ha sido una práctica común durante siglos usada
por potencias viciadas con ansias expansionistas. Inglaterra ha sido
quizá el más destacado exponente en el uso de esta estrategia hasta
mediados del siglo XX; luego, su hijo predilecto, EE.UU., sin duda un
digno heredero, dio nacimiento a nuevas formas mejor adornadas, un
colonialismo menos manifiesto pero con consecuencias mucho más graves.
El uso indiscriminado de estas prácticas ha dejado su huella por todo el
mundo; muchos países soberanos han terminado en ruinas. Rusia en aquel
entonces fue un paraíso para los oligarcas rusos y los poderes
occidentales,... pero todo dio un giro de 180 grados cuando Putin obtuvo la presidencia.
El último día del año 1999, el en aquel entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin, llamó para una reunión a Vladimir Putin, quien cumplía el papel de Primer Ministro de la Federación Rusa. En aquel encuentro Yeltsin anunció que, aún faltando seis meses para el término de su mandato, nombraba a Putin como presidente interino. Al día siguiente, el mismo Yeltsin anunciaría esta decisión al pueblo ruso concluyendo su alocución televisiva diciendo: "El país dispone de un hombre fuerte, digno de ser presidente, con el que prácticamente cada ruso vincula sus esperanzas de futuro. No voy a molestar, no hace falta esperar medio año más".
Con estas palabras, Yeltsin salía de escena quizá consciente de que su debilidad estaba perjudicando a su país y de que en el hombre que acababa de depositar el mandato residía la única esperanza de cuidar a Rusia y salvarla del creciente poder de las oligarquías rusas.
Tres meses más tarde, Putin ganó las elecciones presidenciales y así el pueblo dio su visto bueno y legalidad al nombramiento de Putin como conductor de la nación.
En su primer mandato, Putin, favorecido quizá por el contexto económico global, logró importantes mejoras económicas en su país que se encontraba atravesando una profunda crisis iniciada en 1998. Junto a este repunte económico, el presidente emprendió la reforma bancaria y de las pensiones, promulgó el nuevo código de tierras que formalizó el derecho a la propiedad y estableció el mecanismo para la compra y venta de tierras agrícolas.
También realizó reformas tendientes a neutralizar el poder de las oligarquías rusas. Para ello introdujo medidas como el nombramiento de representantes plenipotenciarios del presidente en siete distritos federales - la nueva forma de división administrativa introducida por Putin - o la creación del Consejo del Estado. En muy poco tiempo quedó limitada la influencia de los magnates financieros e industriales - alias oligarcas - que trataron de hacerse con las riendas del poder durante la época del presidente Yeltsin. Esas medidas fueron bien recibidas por el pueblo ruso, que culpaba a los empresarios millonarios de la severa crisis económica de 1998. El nivel de pobreza disminuyó del 29% en 2000 al 18% en 2004.
En 2004, Putin fue reelegido como presidente ganando por abrumadora mayoría: el 71% de los rusos lo votaron.
Apenas reelecto, el presidente continuó con la labor de desmantelar las estructuras de poder que gobernaban Rusia desde hacía tiempo. Varias reformas fueron impuestas en este sentido. Según las encuestas de opinión en aquel entonces, Putin restauró la estabilidad - algo que el país apenas había vivido durante el siglo pasado - así como una sensación de orgullo en una población cansada ya de tantas crisis. El presidente mantuvo su costumbre de celebrar conferencias televisivas anuales con los ciudadanos, las cuales duraban varias horas y tocaban todo tipo de cuestiones.
De acuerdo a las crónicas de aquel entonces:
Durante gran parte de su segundo mandato, el país creció económicamente y se reinventó como superpotencia energética. El nivel de vida aumentó y ambiciosos programas sociales vieron la luz. Se introdujo una reforma fiscal que incluyó diferentes medidas como la introducción del Impuesto sobre la Renta de Personas Físicas de un 13%, y una bajada del 24% del impuesto sobre la propiedad, así como el recorte de otros impuestos y tasas (en conjunto una disminución de un 33% en la cantidad de impuestos). Esta reforma contribuyó a la mayor recaudación de tributos y estimuló el crecimiento económico. Los expertos valoraron los cambios tributarios como uno de los éxitos más serios del presidente Putin. Las inversiones extranjeras aumentaron considerablemente: en el año 2000 el índice fue de 11.000 millones de dólares, mientras que en 2007 ya alcanzaba los 120.000 millones de dólares.Según el Wall Street Journal, Rusia no solo recuperó sus posiciones perdidas en los años 90, sino que creó el sector de servicios, que prácticamente no había existido en una escala considerable en el país. Las reservas de oro y divisas pasaron a ser las terceras por su volumen en el mundo después de China y Japón. El Banco Mundial resumió que se podía considerar a Rusia como uno de los islotes de estabilidad económica en el mundo, lo que se reflejaba en la calidad de la política macroeconómica, el crecimiento de la demanda interna, las reservas de oro y de divisas ahorradas, así como en la recaudación del fondo de estabilización, creado a partir de los beneficios de los altos precios del crudo ruso. En el plano político internacional este renacimiento de Rusia como potencia causó pánico en las potencias ya establecidas desde hacía décadas en Occidente, especialmente Estados Unidos, que sentía amenazado su hegemónico control del globo. Putin se mostró muy crítico hacia la política exterior de Estados Unidos, y particularmente el despliegue del escudo antimisiles por toda Europa, y esto provocó un inmediato enfriamiento en las relaciones entre ambas potencias. En 2007, el presidente ruso pronunció un discurso memorable durante una conferencia sobre seguridad en Munich, donde arremetió contra los intentos de Estados Unidos de gobernar todo el planeta, e hizo un llamamiento para crear un mundo democrático y multipolar.
Durante
este segundo mandato, Putin tuvo que enfrentar la amenaza terrorista
dentro de su territorio. El conflicto en Chechenia seguía siendo un
problema y el endurecimiento de la avanzada del Estado Ruso contra los
insurgentes le costó al presidente duras críticas desde el exterior.
Sufrió una campaña de demonización en su contra por parte de los medios
masivos de comunicación occidentales. Aun así,
a lo largo de
los ocho años en que Putin estuvo al frente de su país el apoyo popular
fue del 70%, teniendo picos del 80% en algunos momentos
.
A través de varias "sociedades civiles", los Estados Unidos ha estado financiando grupos chechenos dentro de la república autónoma, en Rusia y en el extranjero. Una gran parte del apoyo monetario estadounidense ha sido destinado a apoyar terroristas chechenos y otros grupos terroristas del Cáucaso Norte, que el Departamento de Estado de los Estados Unidos y las agencias de inteligencia de Estados Unidos insisten en llamar "guerrilleros separatistas", "nacionalistas", "insurgentes", y "rebeldes", en lugar de terroristas. Imagínese la sorpresa si Estados Unidos comenzara a referirse a "Al Qaeda" como guerrilleros y rebeldes islamistas en lugar de terroristas. Sin embargo, eso es exactamente cómo la NSA y la CIA se han referido a los terroristas en Rusia que han lanzado ataques mortales en aeropuertos, trenes, estaciones de metro, escuelas y salas de cine en toda la Federación Rusa. [...] El apoyo de EEUU a los grupos de "sociedades civiles" que fomentan el terrorismo, el nacionalismo, el separatismo y el irredentismo en el Cáucaso, se realiza de manera directa a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) o encubierta, a través de organizaciones financiadas por el Open Society Institute de George Soros. - Wayne Madsen - Washington's «Civil Society» and CIA Financing of Chechen and Other Caucasus Regional Terrorists
Llegando al final de su mandato a finales del 2007, Putin dio su apoyo a
la candidatura de Medvédev quien aseguró que si ganaba nombraría de
inmediato a Putin como Primer Ministro. Medvédev se impuso claramente en
la primera vuelta electoral con el 70,28% de los sufragios, lo que
significaba un claro apoyo del pueblo ruso a la continuidad de las
políticas instituidas por Vladimir Putin. Su popularidad estaba intacta,
el electorado había dado claras muestras de ello.
A partir de 2008 y como Primer Ministro, Putin siguió avanzando con
reformas que marcaron un claro crecimiento para el país. Esta vez su
labor se centró en desarrollar proyectos nacionales prioritarios
relacionados con la sanidad, la educación, la vivienda y la agricultura,
además del programa de subsidios a las familias con varios hijos. De
este modo, Putin continuó con el curso trazado durante sus primeros
mandatos presidenciales.
En 2008, Rusia se vio involucrada en la crisis financiera mundial. Sin embargo, en menos de un año la situación en la zona quedó estabilizada.
La labor desarrollista del Primer Ministro continuó, y para finales del 2011, entró en funcionamiento el gasoducto Nord Stream, que atraviesa el mar Báltico y garantizaba el suministro de combustible ruso directamente a Alemania y de allí a otros países de Europa Occidental. Este logro junto con otro gasoducto llamado South Stream lanzado en el sur de Europa, asegurarían la primacía mundial del sector energético ruso.
En los comicios de 2012, el pueblo ruso por tercera vez manifestó un apoyo mayoritario a Putin, que triunfó con casi el 64% de los votos. Su popularidad apenas había caído en 12 años. Es fácil imaginar que tras tanto tiempo, si el cuidado del pueblo ruso no hubiera sido el resultado de su labor, no habría sido posible volver a ganar las elecciones. Bien es sabido que a todo aquel que se oponga al monopólico poder de Occidente, ante el más mínimo error o la más mínima grieta abierta en sus políticas o los resultados de las mismas, todo el peso del aparato de propaganda y financiamiento de las potencias occidentales le cae encima desestabilizándolo desde dentro y obstaculizando el desempeño político. Aunque esto sí ocurrió en varios blancos de Occidente (Siria, Libia, Ucrania y otros) con Rusia no pudo ser posible gracias a la solidez de su gobierno y el apoyo mayoritario de sus ciudadanos. [2]
Putin es visto por el pueblo ruso como el líder de la Revolución Nacional, ya que no solo reinició el crecimiento de la economía rusa:
El PIB se ha incrementado más del 70%, las inversiones se dispararon un 125%, la industria creció 76%, y la pobreza disminuyó 50%. El salario mínimo subió de 80 dólares a 640 dólares, y la clase media creció de 8 millones a 55 millones.Destruyó el mafioso sistema oligarca, y regresó la soberanía al país pero, sobre todo, creó una estructura vertical del poder y se enfrentó personalmente con el sistema patológico occidental y a sus políticas injerencistas que saquearon el país.[1] Con ayuda de sus ministros buscó -y siguen buscando- una forma de poder salir de la influencia y control unipolar del imperio del dólar que expande sus tentáculos por todo el mundo e intentan crear un nuevo eje de poder inclusivo y multipolar, y esto lo han colocado como una de las personas más influyentes en la actualidad -y en el buen sentido-. Cabe mencionar que esta influencia no solo ha servido al pueblo ruso, sino que la ha usado para oponerse a guerras injustas e ilegales en el extranjero.
Todo esto le ha caído como un cubo de agua helada al imperio occidental que lucha desesperadamente por mantener y expander su control por todo el mundo, a través de la creación y patrocinio de fuerzas terroristas, guerra sucia, e injerencias directas e indirectas en contra de la soberanía de los países víctimas de sus depredaciones. Cabe mencionar que estas medidas han sido sumamente arriesgadas para Putin y ha provocado violentas reacciones del los poderes occidentales. Incluyendo 7 intentos de asesinato, entre algunos, por supuestos "terroristas musulmanes" con claros lazos a la CIA.
Ahora podríamos tener una mejor idea del por qué la guerra sucia y propaganda occidental en contra de Rusia, que si bien se ha incrementado últimamente, tiene una larga trayectoria:
Los fondos de los medios masivos de comunicación en Rusia se incrementaron después de que Obama subiera al poder, y no tardaron en comenzar una guerra de propaganda en contra de Putin y su gestión, algo que se incrementaba cuando se exponían los aspectos positivos de su gobierno. Yevgeny Fyodorov - Presidente del comité de política económica y la iniciativa empresarial del estado de Duma, Rusia [1]A la luz de los datos compartidos aquí, podemos atrevernos a hacer una comparación con del decadente imperio estadounidense, ¿Qué ha sido de este en los últimos años? ¿Qué es hoy del Sueño Americano?
Referencias: [1] The Unknown Putin
[2] Primera Persona: un asombrosamente franco autorretrato del presidente Ruso Fuentes:
http://rusopedia.rt.com/personalidades/politicos/issue_246.html
http://constitucionweb.blogspot.com.ar/2012/03/discurso-de-vladimir-putin-en-la.html
Putin's speech exposes the NWO
Theft of the Century - Privatization and the Looting of Russia
Privatizing Russia
Economic Change in Russia
Russia Report: Putin
Putin is Becoming the Face of the Global Resistance Movement
Pussy Riot, The Unfortunate Dupes of Amerikan Hegemony
The Unknown Putin
Looting The Russian Economy
Conversations on Russia : Reform from Yeltsin to Putin
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