domingo, 9 de abril de 2017

La impunidad del sistema público de salud


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La impunidad del sistema público de salud


Escrito por Ralf B. Leepman para Buscando La Verdad
¿Qué ocurre cuando un médico comete una negligencia? Pues depende. Depende principalmente si este médico forma parte de un equipo hospitalario o trabaja en solitario. El caso es que si está colegiado o ejerce en un hospital universitario, puede respirar tranquilo que está a salvo.
En el año 2015 se contabilizaron más de 14000 denuncias por negligencia médica en España. 806 acabaron en muerte del paciente. Es obvio que algo se hizo mal. No hablamos de enfermos terminales que por su edad o enfermedad avanzada fallezcan y los familiares indignados se presenten ante el defensor del paciente y cumplimenten la consabida denuncia.
Las negligencias más habituales se han producido por mala praxis, intervenciones mal realizadas, altas precipitadas, atención deficiente, infecciones hospitalarias y en otros casos, retrasos en ambulancias.
Lo cierto es que no hay demasiados casos de muerte por un retraso en las ambulancias, que dicho sea de paso, en lugar de aumentar el gasto militar a un 2% del PIB, bien podría este gobierno incrementar la plantilla de ambulancias del país.
Los diagnósticos erróneos, las largas listas de espera, una resonancia magnética puede demorarse hasta 6 meses dependiendo de la zona del país donde vivas. Y los gastos innecesarios en la administración pública hacen que la calidad de atención, cuidado y presteza brille por su ausencia.
Ya he comentado que los médicos de este país deberían ser expulsados de la práctica médica por negligencia ante los pacientes al no recetar aquellos productos que de verdad pueden curar. También es cierto que la élite ha podrido la mente de muchos pacientes que sólo ven a esa medicina como única. Pero es trabajo del galeno aconsejar sobre qué medicación es más eficaz para sanar a su enfermo.
Es decir, guiarle en el consumo de alimentos de temporada que no acidifiquen su organismo. Ellos no saben y se creen lo que les diga un personaje con bata blanca. Es el uso de ese poder de convicción lo que hace al médico bueno en su oficio.
Si sabemos que los procesados, principalmente, y la leche son alimentos nocivos, acostumbremos a los pacientes a consumir leche vegetal y productos frescos. Pero eso es una utopía, la propia medicina niega que la alimentación saludable sane. Y aquello que dijo Hipócrates… “Que tu alimento sea tu medicina” forma parte de un pasado arcaico.
Pero… ¿Qué ocurre cuando muere un paciente joven por negligencia médica?
Nada, absolutamente nada. Las cárceles deberían estar llenas de médicos negligentes. Sin embargo, no es así. El corporativismo, la gerencia de los hospitales y el propio colegio hacen que se teja una red entorno al supuesto profesional que es imposible, excepto en casos muy extremos y claros, llegar al fondo de la cuestión y encerrar al sujeto. Recordemos que médicamente así nos llaman, sujetos.
Sabemos que en el año 2015 hubo 806 muertes por negligencia. ¿Dónde están los responsables? Y nos escandalizamos cuando nos enteramos que han agredido a un médico, lo sacan por las televisiones y piden auxilio policial y gubernamental… ¿Y las víctimas? ¿Qué auxilio tienen? ¿Cómo reacciona un padre al que acaban de matar, sí matar, a su hijo o hija porque en un quirófano se les ha ido la mano y han perforado el intestino o sesgado una arteria o nervio o cualquier otra cosa? ¿O se han equivocado en el diagnóstico o el tratamiento? ¡¡¡Un médico no se puede equivocar, estamos hablando de vidas humanas, no de sandías o chichinabos!!!
Respuesta: Es que hacemos muchas horas. Pues señores, primero refuercen la calidad en la atención primaria, segundo no acojan a aquellas personas que no forman parte del sistema sanitario y si lo hacen, factúrenle, ¿O es que es gratis para los demás? Porque en la nómina me retienen un tanto por ciento cada mes y mi empresa paga una pasta gansa por mí a la seguridad social.
Se jactan de saber más que nadie, impiden que otras terapias que funcionan se apliquen, ha habido casos de médicos expulsados de la medicina y arruinadas sus vidas por usar y practicar la medicina natural. El doctor Hamer, es un buen ejemplo. Y lo peor de todo es la impotencia, ese mal sabor de boca que te queda cuando ves que muere alguien a quien quieres, y ellos marchan tan contentos entre risas y ¡¡¡Oye, ¿qué partido hay esta noche?!!!
Ralf B. leepman

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