domingo, 29 de octubre de 2017

LA PERVERSA ESTRATEGIA DEL INDEPENDENTISMO


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LA PERVERSA ESTRATEGIA DEL INDEPENDENTISMO



Puigdemont ha postergado todo lo posible el definir en qué situación consideraba el Govern que estaba la Comunidad Catalana. Su exasperante lentitud -incluso para sus aliados- en hacer avanzar el "procés", su calculada ambigüedad, sus titubeos obedecían a dar tiempo a la providencial aparición de un mediador internacional que facilitase una negociación con el gobierno central que diera como resultado una reconfiguración de la política territorial ventajosa para Cataluña. Esa esperanza quedó truncada con el anuncio de la intervención de la Generalitat por el ejecutivo.
Con ese cambio de escenario, en que las dos partes del conflicto intentan imponer sus movimientos como hechos consumados (de ahí la DUI "in extremis" del viernes), el Govern parece estar dispuesto a jugar una nueva baza aún más arriesgada: si en un escenario razonablemente pacífico, como el habido hasta ahora, no ha logrado la mediación de sus valedores (el Vaticano, Israel, la OTAN o algún "tapado" aún por descubrir), la creación de un escenario de conflicto civil podría forzar a esta intervención extranjera que le otorgase el rol de interlocutor del gobierno español. En definitiva, el secesionismo necesita de una explosión de violencia que acerque la crisis catalana a lo que fue la guerra de Kosovo, con enfrentamientos en la calle, ocupación policial de los centros de poder y la proyección de una imagen inequívoca de conflicto civil que fuerce la mediación que por vías más serenas no han obtenido.

Lisa y llanamente: sin violencia en las calles el "pro-
cés" está acabado. O se encanalla, o encalla.
Si la estrategia de la Moncloa va a seguir siendo ir un paso por detrás de las provocaciones independentistas y no asume en ningún momento la iniciativa, Cataluña está perdida. Los secesionistas van a forzar la situación hasta que se haga inevitable la intervención militar y la aplicación del artículo 116 de la Constitución, solo que cuando el ejército español pretenda intervenir ya habrá tomado posiciones la OTAN, que obligará al gobierno central a un acuerdo en los términos que la Logia B´nai B´rith, cabeza de la masonería tanto catalana como española, haya decidido. Ya está constituida la mesa de seis miembros de la OSCE-OTAN que forzará al gobierno español a aceptar la independencia programada, y a conceder al Govern que se constituirá en el exilio todas y cada una de sus exigencias: condonación de la deuda con el Estado, cheque de rescate de 4.200 millones de euros extras para la quebrada economía catalana, concesión de la doble nacionalidad a los súbditos de la mafia del 3 %, ... en definitiva, todas las ventajas de la secesión con las facturas asumidas por el contribuyente español, tan sumiso él. Un escenario victorioso para la camarilla de Mas, verdadero artífice de todo este enjuague, y que se esconde detrás de su dócil marioneta, Puigdemont. El retorno del govern en el exilio será aún más apoteósico que el de Tarradellas en su día, vencida y humillada la "opresora" nación española. Así que el siguiente paso de este guión impone la violencia en las calles en el grado más virulento que sea posible. No es una elección, es la única opción con que cuentan los independentistas para consumar con éxito su desafío al estado. Y si el cobarde de Rajoy sigue jugando la baza de la proporcionalidad, ha perdido, como le han ordenado sus amos masones que haga. El escenario en que la fuerza decide lo han creado los enemigos de la convivencia. Le toca ahora decidir, por su parte, si quiere vencer en el envite o traicionar el mandato que los ciudadanos, incluido un significativo porcentaje de la población catalana, le ha encomendado.

La gran esperanza blanca de la mafia del 3 %. Blanco y en
botella. Tan a la vista que nadie lo ve.
Nos esperan tiempos de zozobra e incertidumbre. Habrá que estar atentos a los movimientos más sutiles del tablero, esos que pasan inadvertidos sin una atención extrema, como la súbita unanimidad con que los medios oficiales hablan de la "sinagoga independentista" como dando a entender que ya saben quién está detrás de los peones negros, al menos después de la intercepción de un cargamento de documentos que iban a ser destruidos por los Mossos en una incineradora, o la advertencia a Puigdemont de que podría no encontrarse base legal para procesarle por sedición, pero que, si intenta atrincherarse en el Palau de la Generalitat sin plegarse al cese oficial decretado, la acusación por usurpación de funciones (en este momento ya está formal y legalmente cesado) no se la quita ni con agua caliente. Hasta se le está tentando con la posibilidad de poder presentarse como cabeza de lista el 21-D. Al respecto de la necesidad de confrontación callejera que es el siguiente peldaño de la escalada guerracivilista que entraña la agenda impuesta por Soros a este "procés", recuerdo al lector que el salto de las manifestaciones aparentemente pacíficas en el Maidán ucraniano al estallido de la violencia armada se dio cuando "misteriosos" francotiradores -que luego se supo que fueron mercenarios contratados por la OTAN- abrieron fuego simultáneamente contra los manifestantes rebeldes y contra las fuerzas del orden, causando víctimas mortales de las que ambos bandos enfrentados se culpabilizaron mutuamente. Dado el seguidismo de este MaidanCat hacia el guión escenificado en Kiev hace tres años y medio, si se produjeran víctimas de bala en los previsibles disturbios que habrá en Barcelona sin que se sepa a ciencia cierta quién las causó, podemos estar seguros de que nos encontramos ante una nueva y perversa reedición de la estrategia del terror que tan eficaz resultó en Ucrania.
(posesodegerasa)

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