domingo, 29 de julio de 2018

El día que Estados Unidos se convirtió en imperio


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El día que Estados Unidos se convirtió en imperio


Se podría argumentar que Estados Unidos siempre ha sido un imperio. Thomas Jefferson llamó a los EE.UU un imperio, pero un "imperio de la libertad" dedicado a propagar la libertad en todo el mundo. Habría que decirle eso a los nativos americanos asesinados y desposeídos por los colonos blancos, o a los mexicanos. Estados Unidos se apoderó de un tercio de su país por medio de la guerra. Aun así, no fue sino hasta 1898 que EE.UU adquirió su primera colonia en el extranjero.   
EL DÍA QUE ESTADOS UNIDOS 
SE CONVIRTIÓ EN IMPERIO

Por Charles Pierson
Durante medio siglo el Reino Unido celebró el 24 de mayo, el cumpleaños de la difunta reina Victoria, como el "Día del Imperio". EE.UU debería tener su propio Día del Imperio y debería ser el 15 de junio. Fue el 15 de junio de 1898 que Estados Unidos se convirtió en un imperio. Ese día, la Cámara de Representantes de EE.UU votó 209 a 91 para anexar a Hawái. (El Senado de los Estados Unidos siguió el 6 de julio, votando 42 a 21 a favor de la anexión).
Se podría argumentar que Estados Unidos siempre ha sido un imperio. Thomas Jefferson llamó a los EE.UU un imperio, pero un "imperio de la libertad" dedicado a propagar la libertad en todo el mundo. Habría que decirle eso a los nativos americanos asesinados y desposeídos por los colonos blancos, o a los mexicanos. Estados Unidos se apoderó de un tercio de su país por medio de la guerra. Aun así, no fue sino hasta 1898 que EE.UU adquirió su primera colonia en el extranjero.    
Hawái había sido una nación independiente. En 1887, los colonos estadounidenses en las islas forzaron un cambio en la constitución hawaiana que en gran medida desposeyó a los hawaianos étnicos en beneficio de los blancos adinerados. En 1893, con el apoyo de los EE.UU, los hombres de negocios estadounidenses y europeos en las islas organizaron un golpe de Estado, derrocando a la monarquía, y estableciendo una República de Hawai'i; a partir de ahí, maniobraron para la anexión de Hawái en 1898. Ese mismo año, Cuba, Filipinas, Puerto Rico y Guam se unirían al incipiente Imperio estadounidense, fruto de la victoria de los Estados Unidos en la Guerra Hispanoamericana.
¿Por qué el imperialismo?
Durante la campaña presidencial de 1896, se le preguntó al republicano William McKinley, que ganó en noviembre, cómo los EE.UU podrían evitar una repetición de la catastrófica depresión de 1893. McKinley respondió que "queremos un mercado extranjero para nuestros productos excedentes".
McKinley podría haber dicho "abundancia" en lugar de "excedente". Abundancia describe acertadamente la riqueza que fluye de los campos y fábricas de Estados Unidos. La abundancia debe ser bienvenida en cualquier sociedad. Pero no en la sociedad capitalista. Es una señal de la perversidad del capitalismo que hace que la abundancia sea un problema. El mercado interno, observó Lenin, no puede absorber la "superabundancia de capital" y los bienes. Por lo tanto, mientras el capitalismo permanezca siendo lo que es, el capital excedente se utilizará no con el propósito de elevar el nivel de vida de las masas en un país dado, pues esto significaría una disminución de los beneficios para los capitalistas, sino con el propósito de aumentar las ganancias mediante la exportación de capital al exterior, a los países atrasados [sic].
La teoría del imperialismo de Lenin explicaba la guerra que había comenzado dos años antes, en 1914. Lenin demostró que la guerra era imperial en su origen. Para poder sobrevivir, el capitalismo se ve obligado a mirar más allá del estado-nación y acceder al mercado mundial. Inevitablemente, esto hace que las naciones entren en conflicto entre sí. Lenin demostró que el imperialismo no era separable del capitalismo, sino que era la "etapa superior" del capitalismo. Lenin pensó que la Revolución seguiría inevitablemente. Lenin no previó que una vez que el capitalismo había alcanzado su "etapa superior" permanecería allí en un patrón de espera indefinido.
"Pequeños hermanos pardos"
La creencia en la superioridad racial blanca actuó como un estímulo, así como un freno a la expansión imperial de Estados Unidos. Algunos miembros del Congreso se opusieron al imperialismo porque era contrario al ideal del autogobierno establecido en la Declaración de Independencia. Pero también hubo una fuerte oposición a llevar a los no blancos de Hawái, Cuba y las Filipinas a lo que se consideraba como una república del Hombre Blanco. Por otro lado, los imperialistas argumentaron que era el deber (o "resposabilidad") del hombre blanco brindar liderazgo a nuestros "pequeños hermanos pardos", como los llamaría William Howard Taft, Gobernador General de Filipinas y futuro presidente de los Estados Unidos, en vista de que eran incapaces de gobernarse a sí mismos.
Un incidente en particular ilustra vívidamente esta actitud. Los filipinos que luchaban contra el dominio español creían que Estados Unidos había prometido liberar las islas. Antes bien, Estados Unidos tomó el lugar de España como los amos coloniales de los filipinos.
¿Por qué este cambio de rumbo? Como le dijo a un grupo de clérigos que visitaban la Casa Blanca, McKinley le había preguntado a Dios qué hacer con las Filipinas. Dios respondió en una serie de viñetas. Estados Unidos tenía cuatro opciones. Tres de ellas, la independencia filipina, devolver las islas a España o entregárselas a "nuestros rivales comerciales" Francia o Alemania, McKinley lo rechazó. McKinley concluyó: "Que no nos quedaba más que tomarlos a todos y educar a los filipinos, y hacerlos progresar, civilizarlos y cristianizarlos ..."
Estados Unidos también proporcionó motivos nobles para imponer su hegemonía sobre Cuba. Estados Unidos justificó la guerra de 1898 con España, al menos en parte, como una intervención humanitaria avant la lettre. Estados Unidos traería libertad a los cubanos y terminaría con las atrocidades españolas. No importa que las atrocidades españolas fueron en gran parte fabricadas por el jingoísta magnate de la prensa, William Randolph Hearst, el Roger Ailes de su época. Cuando el USS Maine se hundió en el puerto de La Habana el 15 de febrero de 1898, Hearst y el resto de la prensa amarilla culparon a España, lo que sumó a los incentivos para la guerra.
Al final, EE.UU terminó traicionando a Cuba. Ahora nominalmente independiente después de la derrota de España, Cuba se convirtió en una colonia de facto de los EE.UU. Estados Unidos no anexó a Cuba, sino que obligó a los redactores de la Constitución cubana a adoptar una disposición (la Enmienda Platt) que le dio a los EE.UU carta blanca para intervenir en Cuba en el futuro.
La violación neoliberal de Puerto Rico
Los filipinos no se librarían de manera definitiva de los estadounidenses hasta 1946. La hegemonía estadounidense sobre Cuba solo terminó con la victoria de la Revolución Cubana en 1959. Puerto Rico sigue siendo una posesión de los EE.UU hasta el día de hoy, sujeto al cuidado amoroso del Tío Sam. Los puertorriqueños han sido ciudadanos estadounidenses desde 1917, sin embargo, no son tratados como estadounidenses. Los puertorriqueños no pueden votar para presidente, no tienen representación en el Congreso, ni tampoco reciben la protección completa de la Constitución de los Estados Unidos.
En octubre pasado, el huracán María devastó a Puerto Rico. Los investigadores de Harvard han estimado el número de muertos en 4,645 -setenta veces más que el recuento oficial. El huracán paralizó el servicio eléctrico y el acceso al agua potable durante meses, la catástrofe empeoró debido a los incompetentes esfuerzos de ayuda por parte del gobierno de los EE. UU. (Justine Calma, "Los EE.UU podrían haber evitado la crisis del agua en Puerto Rico", GRIST, 20 de octubre de 2017).
¿Se habría dejado que los puertorriqueños agonizaran si hubiesen sido blancos? El desastre ha resaltado la dominación colonial de Puerto Rico por parte de los Estados Unidos. La galardonada cineasta puertorriqueña Frances Negrón-Muntaner escribe:
Aunque se ha convertido en deporte liberal insistir en cuán diferente es Trump de todo y de todos los que le precedieron, la respuesta del presidente al huracán es consistente con la historia colonial estadounidense. Esto quedó de manifiesto tanto en la lentitud como en la limitada asistencia durante el huracán María, y por el hecho de que cuando los líderes locales lo criticaron por ello, Trump se defendió invocando los antiquísimos estereotipos de los puertorriqueños como flojos e ingratos que "querían que hiciéramos todo por ellos".
El racismo paga dividendos en efectivo. Incluso antes de la devastación causada por el huracán María, Puerto Rico se tambaleaba bajo el peso de una crisis de deuda gubernamental de $123 mil millones.
Desde el huracán María, el sufrimiento puertorriqueño ha aumentado. Los "capitalistas del desastre" como los llama Naomi Klein, han redoblado sus esfuerzos para privatizar la red eléctrica de Puerto Rico, privatizar escuelas, expropiar casas, imponer la desregulación y aumentar la desigualdad económica, al mismo tiempo que han eliminado miles de millones del sector público. Ahora, honestamente no me digan que el colonialismo es una cosa del pasado.
Feliz Día del Imperio a todo el mundo.
USA.

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