lunes, 24 de septiembre de 2018

David Páramo- Rumores y miedos


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David Páramo- Rumores y miedos

 

 


Partiendo del hecho concreto de que el primero de julio, a decisión mayoritaria de los mexicanos, resultó en el cambio de rumbo económico del país, se han despertado cualquier cantidad de rumores que parten de la incertidumbre y, en no pocos casos, del pánico ante lo desconocido.
En un primer paquete se debe poner una gran cantidad de dudas sobre cuál será el manejo de la economía en el primer año de la nueva administración. Si bien es cierto que las dudas comenzarán a despejarse cuando se presente el Paquete Económico, ya hay algunos indicios que no pueden verse como hechos hasta que no sean presentados ante las instancias legislativas.
Se plantea un gasto superior en 7.5% al aprobado un año antes. El Presidente electo ha prometido que no se crearán nuevos impuestos y que habrá un régimen fiscal especial en la frontera norte. Las cifras del impacto son diametralmente diferentes entre lo expresado por quienes estarán en la Secretaría de Hacienda y cálculos privados.
El nuevo gobierno ha sido muy insistente en señalar que no se aumentará el endeudamiento y que se basarán en ahorros, como los que ya se aprobaron en el Congreso de la Unión, y una muy fuerte reducción del personal de confianza del sector público.
La elevada posibilidad de que esto ocurra ha precipitado una serie de decisiones personales entre quienes ven que podría resultar afectado su patrimonio. Es un tanto ocioso especular sobre dichos, puesto que podrían materializarse o no. Sin embargo, la previsible incertidumbre ha generado oleadas de rumores y decisiones que, más allá del resultado que pudieran tener, son precipitadas.
RUMORES
Se buscan señales y se hacen interpretaciones que parecen sacadas del fondo de una taza de café o de la lectura de runas. Hay toda una corriente apocalíptica sobre los resultados que tendrá el nuevo gobierno, pero hasta el momento no hay indicios sólidos, sólo dichos revestidos de incertidumbre.
Hace poco más de una semana, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, tuvieron una muy larga reunión que ha permitido a ciertos irresponsables construir telenovelas inverosímiles.
¿Qué se sabe de ese encuentro? Que fue muy largo y se conocen las declaraciones públicas de los protagonistas. Básicamente, fue una reunión en la que se conocieron y plantearon no sólo cuáles son sus posiciones institucionales, sino además la forma en la que tenderán puentes vinculantes en la generación de políticas públicas.
En diferentes grados de irresponsabilidad hubo quien inventó una historia, según la cual, Díaz de León quería renunciar, pero un grupo de empresarios (algo así como la mano invisible) se lo impidió. Es tan ridícula esta versión que no vale la pena ni siquiera hacer evidente su inverosimilitud y grandes lagunas.
Otros tomaron retazos de hechos para hacer una ensalada en la que el Presidente electo dijo que el Banco de México y los choques externos serían los responsables de que su gobierno no pudiera cumplir con todos sus compromisos como una “vendetta” o “estate quieto” contra el gobernador de Banxico.
Se trata, otra vez, de interpretaciones que no se fundamentan en hechos concretos, sino en lo que se imaginan de lo que ocurrió en una reunión privada y afirmaciones poco claras del ganador de las elecciones.
FANATISMO
Estoy convencido de que el fanatismo genera una bruma que no permite hacer análisis correctos, mucho menos superiores, de la realidad. Se equivocan tanto quienes creen que el nuevo gobierno será perfecto como aquellos quienes aseguran que irremediablemente será un fracaso.
No se puede juzgar un trabajo que aún no comienza con base en el pasado. Así como es más fácil ser borracho que cantinero, no es lo mismo ser candidato que Presidente.
Seguir manteniendo la intensidad de la campaña es un error porque ya pasó y se trata de una situación nueva, inédita, a la que todos debemos adaptarnos para prevalecer.
HECHOS
Realizar interpretaciones del futuro con datos tan incompletos y con los ojos de la pasión política es un error muy grave. Los huecos se llenan de suposiciones y de prejuicios construidos durante muchos años.
La manera más inteligente de actuar es dejar de hacer interpretaciones y valorar los hechos desde una óptica objetiva. Es fundamental esperar a ver las primeras acciones de la nueva administración para darles una adecuada ponderación.
A pesar de lo desgastada de la frase, en este caso sigue aplicando: No por mucho madrugar, amanece más temprano.
Habrá tiempo, sobrado, no sólo para ver los hechos del nuevo gobierno, sino también sus resultados.

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