martes, 6 de noviembre de 2012

El poder del voto latino en Estados Unidos en 2012

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El poder del voto latino en Estados Unidos en 2012

Matt A. Barreto y Sergio I. García-Ríos


Una de las imágenes más comunes en relación con la comunidad latina en Estados Unidos es la de un gigante dormido. Si bien hay quien ha mencionado que esa imagen dista de cualquier realidad, que no es más que una ilusión a la cual los mismos latinos recurren con frecuencia buscando motivación política, lo cierto es que el despertar del gigante sigue siendo tema de discusión entre politólogos y motivo de preocupación entre políticos demócratas y republicanos. Ciertamente, la población latina es el grupo minoritario con mayor crecimiento en los últimos años; sin embargo, ese crecimiento no se ha visto reflejado en una mayor presencia política. Es importante notar que de cada tres latinos, dos son inmigrantes mexicanos o descendientes de mexicanos.

Hay muchas razones detrás de la aparente contradicción entre crecimiento poblacional y estancamiento político. En este artículo, mencionaremos algunos de los retos más importantes a los que la comunidad latina se enfrenta para lograr un posicionamiento político de mayor peso. Asimismo, hacemos notar aquellos estados en los cuales la influencia del voto latino podría ser ya un factor determinante.

CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA DEMOGRÁFICA: NUEVOS RETOS

La encuesta poblacional del
censo de 2002 significó para los latinos en Estados Unidos un punto de inflexión. Por primera vez, los latinos representaban el segundo grupo racial en términos demográficos, al constituir un 10% de la población y posicionarse por arriba de la población afroamericana, aunque aún lejos de la población blanca, la cual representaba cerca del 70% del total. Esto, aunado a una alta tasa de crecimiento, ha dado como resultado que en el censo de 2010 la población latina representó un 16.3% de la población, con lo que se convirtió en el grupo de mayor crecimiento.

Así, las proyecciones oficiales señalan que para 2050, los latinos representarán alrededor del 30% de la población, sólo por debajo del 44% de la población blanca. Es decir, se prevé que Estados Unidos será un país donde la mayoría serán las minorías (Censo de 2010). Sin embargo, los latinos no han logrado traducir este crecimiento en una mayor presencia en las urnas. Se estima que en las elecciones presidenciales de 2008
, sólo un 9% de los votantes fueron latinos (Pew Hispanic, 2008), y que en las próximas elecciones la participación será de un 8% (National Association of Latino Elected and Appointed Officials, NALEO). Ciertamente, los latinos enfrentarán muchos retos antes de consolidarse como uno de los grupos de mayor peso. Sin embargo, la discrepancia entre crecimiento poblacional y estancamiento en los niveles de participación política no puede adjudicarse sólo a la apatía cívica; así, a pesar de la brecha en los niveles en el registro de votantes latinos, el número de votantes potenciales está creciendo rápidamente, mucho mas rápido que el resto de la población en Estados Unidos.

MÁS ALLÁ DE LOS NÚMERO, BARRERAS REALES 

Si bien es cierto que
la participación electoral de los latinos no es ni la esperada ni la deseada, también es cierto que la composición demográfica de este grupo representa una barrera importante. Del total de los latinos en Estados Unidos, sólo alrededor del 65% son adultos, de los cuales sólo algunos podrían registrase para votar, ya que el resto, por distintas razones, no son ciudadanos. Es decir, de los 35.3 millones en 2000 y de los 53.millones en 2010, solamente 13.y 23.millones, respectivamente, cumplen con los requisitos para votar.

Esta realidad en números podría parecer desalentadora; sin embargo, una mirada detallada y prospectiva a estos datos muestra un panorama más optimista. El primer dato que debe notarse es que, ciertamente, un gran porcentaje de los latinos no puede votar debido a su estatus migratorio; sin embargo, entre aquellos que se han registrado, los niveles de participación electoral son muy altos.

De igual forma, se ha dado una alentadora tasa de crecimiento en términos absolutos. De 2000 a 2012, el número de ciudadanos adultos creció cerca del 80%, el número de registrados se duplicó y el número de votantes creció más del doble. Es decir, la población latina crece a pasos acelerados, pero su participación cívica ha crecido aún más rápido.

Estos datos muestran que el principal reto consiste en aumentar los niveles de registro, pues aún en 2012 hay 8.millones de latinos que cumplen con los requisitos para votar, pero que no se han registrado. Además, la población de votantes latinos es muy grande en muchos estados que tienen una influencia determinante en la elección presidencial de este 2012. Ciertamente, estados como California y Texas no son competitivos en 2012 en la elección presidencial; sin embargo, estados como Arizona, Colorado, Florida y Nevada tienen electorados latinos muy grandes y son muy competitivos. Más allá de estos estados con grandes poblaciones latinas, nuevos estados como Carolina del Norte, Iowa, Ohio, Pensilvania y Virginia están emergiendo con un creciente electorado latino. En las elecciones presidenciales de 2000, loslatinos no tenían influencia para decidir quién ganaba o perdía en Carolina del Norte, pero en este 2012, el voto latino es fundamental para este estado y para el resultado final de la contienda.

La creciente influencia de los latinos ha llevado tanto a demócratas como a republicanos a buscar, de una manera u otra, su voto. Ambos partidos afrontan retos diferentes en la búsqueda del voto latino. Por un lado, históricamente, el Partido Republicano ha tenido dificultades para hacer que su mensaje resuene en la comunidad latina. Además, desde el inicio de la campaña, el presidente Barack Obama hizo mucho hincapié en transmitirles a los latinos que se merece un segundo mandato, pese a que ciertas promesas en materia de inmigración no se han cumplido desde el 2008 y pese a los índices récord de deportación de inmigrantes indocumentados entre 2008 y 2012. Por eso, Obama impulsó una seria de acciones con las que trató de acercarse más al voto latino. El primero, y quizá el de mayor impacto, fue el anuncio de que se valdría de una orden ejecutiva para postergar la deportación de jóvenes inmigrantes indocumentados que podrían ser beneficiados si la Dream Act es aprobada. Obama anunció el cambio en la política de deportación el 15 de junio pasado. A este anuncio le siguió una exitosa aparición en la conferencia anual de naleo (una de las principales organizaciones de latinos).

El impacto de estas acciones se midió a través de las encuestas semanales de aprobación presidencial realizadas por Latino Decisions. Previo al anuncio de la postergación de deportaciones, el nivel de aprobación entre los latinos sobre el manejo de los asuntos de inmigración era apenas de un 45%, el cual contrasta con un 61% de aprobación después del anuncio. Además de incrementar la aprobación de los latinos en materia de inmigración, Obama también logró incrementar la intención de voto a su favor en un 10%: subió de 57% a 67% después del anuncio. Una influencia similar se puede observar en la intención de voto para representantes de la Cámara Baja: antes del anuncio, la intención de voto entre los latinos era del 49% en favor de candidatos demócratas, y de un 30% en favor de los republicanos. Después del anuncio, la intención de voto fue de 59% y 22% respectivamente.

Estas medidas fueron seguidas por el fallo de la Suprema Corte en relación a la ley SB
1070 de Arizona, ante lo cual Obama celebró la decisión y criticó fuertemente a Arizona por usar perfiles raciales en su aplicación de la ley. Mitt Romney, en contraste, se limitó a declarar que Arizona es libre de tomar estas decisiones. Por último, al inicio de julio, el vicepresidente Joe Biden acudió a la convención del Consejo Nacional de La Raza y pronunció un discurso que criticaba las leyes de Alabama y Arizona contra los inmigrantes, y se pronunció a favor de la defensa de los derechos civiles de los latinos.

Ciertamente, Barack Obama llegó a la carrera presidencial con varios retos. Los sondeos de Latino Decisions nos muestran que, a principios de 2012, el 53% de los votantes latinos dijo que estaba menos entusiasmado con Obama en 2012 de lo que había estado en2009, mientras que sólo el 30% estaba más emocionado con el Presidente. Después del anuncio del 15 de junio, el 49% de los votantes latinos dijo estar más entusiasta acerca de Obama, frente a un 14% que dijo lo contrario, una ventaja de entusiasmo neto de 35%. Claramente, la decisión tuvo un efecto favorecedor.

Más allá de la elección presidencial, los votantes latinos pueden también ser muy importantes en la decisión del Senado de Estados Unidos, en las elecciones a gobernador en los estados clave, como Florida, Massachusetts, Nevada, Virginia y Washington. A lo largo del año, Mitt Romney no logró atraer votantes latinos. Ello pese a que el voto latino podía haber ayudado a Romney en al menos seis estados que le habrían dado unos 274 votos electorales. De igual forma, la conexión con los latinos es fundamental para los republicanos en estados como Arizona y Texas. Por lo tanto, el electorado latino tuvo la posibilidad este 2012 de otorgar 132votos electorales o el 49% de lo necesario para ganar. Es decir, la tasa de participación latina ha sido la clave para decidir el resultado en muchos de estos estados y quizá de la contienda presidencial. A lo largo de la contienda, los datos de los sondeos evidenciaron que los latinos favorecieron ampliamente a Obama. Por ello, la campaña de Obama intentó establecer una conexión clara con los latinos y aumentar la participación de este grupo de votantes en la elección de noviembre de 2012. Por su lado, el reto para la campaña del candidato Mitt Romney ha consistido en concentrar los recursos para ganar por lo menos el40% de los votantes latinos e intentar así asegurarse la victoria. Ñ

Matt A. Barreto es profesor asociado de Ciencia Política en la University of Washington, en Seattle. También, es cofundador de la empresa de investigación Latino Decisions. Sergio I. García-Ríos es estudiante de doctorado en Ciencia Política en la University of Washington. Tiene una maestría de la University of Texas-El Paso. 

Fotografía: Nevele Otseog (Flickr)

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