sábado, 8 de febrero de 2014

La fiesta de Los Templarios de la que ¿no se enteró Peña Nieto?

La fiesta de Los Templarios de la que ¿no se enteró Peña Nieto?

El Komander, compositor de narcocorridos. Foto: Especial
El Komander, compositor de narcocorridos.
Foto: Especial
MÉXICO, D.F. (apro).- La noche del domingo 2 de febrero el Pabellón Don Vasco de Morelia estaba que no cabía en sí. Los de la A levantaban el ánimo de los miles de asistentes con sus narcocorridos, y con gritos los invitaban a “ponerse bien locos” y a enrolarse para defender su tierra, Apatzingán, llena de policías y soldados. El espectáculo parecía una fiesta. Los invitados especiales eran los Caballeros Templarios.
El corresponsal del diario Reforma en Michoacán, Adán García, narró el concierto que ese día ofrecieron Los de la A (por Apatzingán) y El Komander, ataviados con uniforme militar y lanzando gritos a favor del cártel que el gobierno de Enrique Peña Nieto quiere desterrar del suelo michoacano, con una estrategia militar reforzada con miles de soldados y militares distribuidos en las zonas de Tierra Caliente y la costa, pero que no llega a las raíces del problema.
Por 10 horas diversos grupos y cantantes divirtieron a los miles de michoacanos que llegaron hasta el auditorio propiedad del gobierno del estado. En uno de los momentos clímax, Los de la A y El Komander no tuvieron empacho en manifestar su devoción por Los Caballeros Templarios.
El griterío no se hizo esperar cuando Los de la A, vestidos con chalecos y uniformes camuflados, lanzaron vivas por la capital de Los Caballeros Templarios: “¡Arriba Apatzingán! Andamos ocupando gente para ir a Apatzingán a echar putazos”.
El alboroto de los asistentes no apagó la pieza que el grupo de Apatzingán cantó a toda voz defendiendo al grupo criminal: “Yo soy de Tierra Caliente/el ruido a mí no me espanta/ Si un día me quieren matar/ las balas a mí me resbalan/ No me protege la ley/ ni la Santa Muerte/ son Los Templarios…”
La fiesta fue resguardada por las policías estatal y auxiliar y, según constata el reportero Adán García, además de la apología a Los Caballeros Templarios, corrieron ríos de alcohol y nubes de polvo blanco fueron compartidas.
Dos días después, este martes, llegó a esa misma ciudad de Morelia el presidente Enrique Peña Nieto para dar a conocer la estrategia con la que piensa recuperar Michoacán y que se asemeja mucho al plan “Todos somos Juárez”, que el expresidente Felipe Calderón lanzó en 2010 con una inversión de 3 mil 383 millones de pesos para ser distribuidos en seis áreas estratégicas. Al final resultó un fracaso y saltaron las denuncias de desvío de recursos públicos.
Peña Nieto pisó Morelia por primera vez como presidente, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad, y se comprometió a visitar la entidad una vez al mes. Además, anunció que el gobierno federal destinará 45 mil 500 millones de pesos a través de las “al menos 250 acciones” que se realizarán a través de cinco ejes de su plan “Por Michoacán”.
“Juntos lo vamos a lograr”, aseguró el mexiquense.
El Ejecutivo justificó la presencia de los miles de soldados y policías para recuperar Michoacán, y admitió que se necesita impulsar el desarrollo apoyando la economía familiar y los empleos, la educación y la cultura, la infraestructura y la vivienda, la salud y la seguridad social, el desarrollo social y la sustentabilidad.
No habló de las víctimas de la violencia, de los miles de muertos, desaparecidos y desplazados, de las autoridades corruptas que no han sido enjuiciadas, ni de los policías coludidos con los criminales que siguen libres. Tampoco dijo cómo se va a recuperar el tejido social, dañado por décadas por gobiernos corrompidos y corruptores, y que no se recompone con dinero, sino con justicia.
Peña Nieto apenas estuvo unas horas en Morelia, y una vez que lanzó su mensaje regresó a la casa presidencial para atender otros asuntos. Quizá nadie le dijo que dos días antes, en un concierto popular, en un show musical, miles aclamaron las canciones dedicadas a resaltar la figura de Los Caballeros Templarios que ya son parte de la cultura y la historia moderna de Michoacán.
Y eso no se borra tan fácil, aunque traten de recomponer la entidad con miles de millones de pesos.

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