jueves, 22 de mayo de 2014

México tiene jueces hambrientos que se olvidan del pueblo.

DANIEL BUTRUILLE
 

El asunto de los jueces hambrientos, preocupados por su futuro económico después de haber cobrado los salarios más altos que se dan en el sector público, demuestra para los escépticos de la participación ciudadana, que el peso de la opinión pública es mayor que el peso de algunos cuantos jueces con ambiciones económicas indecentes, y que el peso de políticos asustados que ya se habían rendidos frente a las exigencias ilusorias de una justicia que ya no toca piso. La opinión de los ciudadanos puede cambiar las leyes y ayudar a recordar a los legisladores que siguen representando una sociedad que no se rinde, aún frente a las indecencias de algunos malos representantes del poder judicial y de algunos asustados representantes populares. La participación ciudadana vale la pena. Con todos los sinsabores resultado del desprecio expresado por unos representantes populares indignos, todavía existe suficiente resto de decencia para enderezar los asuntos más escandalosos. La insistencia y la persistencia de los ciudadanos a través de lo que les permite la participación por medio de la opinión pública siguen siendo salvavidas para una sociedad que está a punto de ahogarse entre el desprecio insultante de los tres poderes de la nación. Es importante seguir la lucha ciudadana. El día que por fastidio o aburrimiento se quede callada la opinión pública, las esperanzas se hundirán y el país pertenecerá a los sinvergüenzas. Hay señales que todavía no hemos llegado a este día. Pero cabe señalar que estamos cerca. Es urgente luchar. Los ciudadanos deben prepararse para todos los combates electorales por venir. La partidocracia lo hace. De quién ganará estos combates depende el futuro del país. butruilled@hotmail.com

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