miércoles, 7 de enero de 2015

Oaxaca: el fracaso de la transición política

Oaxaca: el fracaso de la transición política
Francisco López Bárcenas
C
on más de medio camino recorrido y tan sólo dos años para entregar el cargo, está visto que el gobierno de Oaxaca, encabezado por Gabino Cué Monteagudo, no pudo conducir a la sociedad oaxaqueña hacia una democracia plural y más participativa ni mejorar la relación entre la sociedad y el Estado, como prometió en su discurso de toma de protesta. Postulado por una coalición de partidos de derecha e izquierda y arropado por una sociedad agraviada en sus derechos por su antecesor, el mandatario llegó al cargo con la esperanza de impulsar un gobierno distinto a los que hasta entonces había sufrido el estado. No pudo. Sus desavenencias con quienes lo llevaron al poder lo orillaron a llamar a los operadores del partido derrotado para poder gobernar y terminó apoyado en los grupos caciquiles regionales y dando concesiones sin fin a todos los partidos, nacionales y estales, con tal de que lo dejaran manejar la administración gubernamental.
Un ejemplo claro de esto es lo que sucede en el municipio de Eloxochitlán, la tierra que vio nacer a Ricardo Flores Magón, donde desde hace años un grupo de políticos arropados por partidos políticos de distintos colores disputan el poder a una asamblea comunitaria que lucha para que la dejen hacer su vida, y para lograrlo construyen su autonomía. Un año después que Gabino Cué, en el municipio tomó el poder el señor Manuel Zepeda Cortés, quien estructuró un cabildo con personas afines a sus intereses, varias de ellas con órdenes de aprehensión que no han sido ejecutadas porque cuentan con la protección del gobierno del estado de Oaxaca y el Partido de la Revoluión Democrática (PRD). Su forma de relacionarse con sus opositores quedó clara el 20 de noviembre de 2012, cuando agredieron brutalmente a la caravana que se dirigía a la ciudad de México a rendir homenaje a Ricardo Flores Magón en el nonagésimo aniversario de su muerte. Los agredidos afirman que la orden fue dada por el presidente municipal y su grupo.
En noviembre de 2013, la asamblea comunitaria eligió como presidente municipal al señor Alfredo Bolaños Pacheco, quien intentó llevar la paz al municipio y recomponer el tejido social roto en la administración anterior. No fue fácil, porque sus enemigos no lo dejaron. El 12 de agosto de 2014, un grupo de vecinos fue agredido con armas de fuego por gente del ex presidente municipal, que detuvieron y torturaron al señor Pedro Peralta Carrillo, que ahora se encuentra preso en Cuicatlán, acusado de delitos falsos. El 24 de noviembre fue tomado el palacio municipal y los miembros del cabildo retenidos en su interior por más de cinco horas, para obligar al alcalde a solicitar licencia a su cargo. De acuerdo con la asamblea comunitaria, esta acción tuvo como objetivo evitar que el ex presidente municipal aclarara ante la Auditoría Superior del Estado el faltante de varios millones de pesos ejercidos en su periodo de gobierno.
Lo peor vino el 13 de diciembre, la fecha señalada para la elección de la nueva autoridad. Cuando los asambleístas comenzaban a reunirse, personas identificadas con el grupo de Manuel Zepeda Cortés, apostadas en el palacio municipal, comenzaron a agredirlos disparando armas de fuego, arrojando piedras y botellas y prendiendo cohetones. Una de las primeras bajas fue David Bolaños Pérez, a quien se le incrustó una bala en el pecho. Los agresores se dirigieron hacia la casa de Zepeda Cortés, hasta donde los siguieron los miembros de la comunidad, con la finalidad de detener a los agresores, pero fueron atacados nuevamente. El resultado final fueron seis comuneros heridos de bala y la muerte de dos personas del grupo opositor. Cuando el gobierno intervino, lo hizo para detener a varios miembros del cabildo y policías municipales, acusándolos de homicidio calificado; del grupo opositor no se detuvo a nadie, con lo cual sólo aumentó el encono de los comuneros por la impunidad con que actúan.
Eloxochitlán de Flores Magón es sólo una muestra de lo que sucede en varios municipios oaxaqueños, que se quedaron esperando la democracia plural y más participativa, así como el mejoramiento de la relación entre la sociedad y el Estado que les prometió Cué Monteagudo en su primer día de gobierno. El resultado no sólo es la continuación del autoritarismo como forma de gobierno, sino la existencia de muertos, presos, perseguidos, amenazados y gente que vive en la intranquilidad, porque no sabe a qué hora le van a caer los contrarios. Son estas condiciones las que dan sentido a las palabras que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional pronunció en el vigesimoprimer aniversario de su aparición pública, haciendo un llamado a los pueblos de México a alejarse de los partidos y unirse entre ellos para construir un futuro distinto. Son estos hechos los que justifican la idea de ir creando otro constituyente, que vaya pensando la idea de transformar el país a fondo.

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