sábado, 9 de abril de 2016

Cómo Siria y Assad resistieron


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Cómo Siria y Assad resistieron

Cinco años después del inicio de la guerra global contra Siria por todos los medios -militares, políticos, diplomáticos, económicos y mediáticos- algunos sirios que habían sido engañados por la propaganda e inducidos a creer en la “primavera árabe” y en los valores de “la democracia occidental” han comenzado a comprender la magnitud del complot estadounidense, wahabí y sionista contra su país y el Oriente Medio en general, al que ellos sirvieron como marionetas.
Hoy en día, resulta claro que los grupos terroristas que se levantaron contra el gobierno de Siria fueron una creación directa de la ingeniería política de EEUU y de otros países aliados de la región, que representan el oscurantismo, el extremismo y la tiranía, y que son los grandes aliados de EEUU, Reino Unido y Francia. Estas alianzas son la mejor prueba de que estos últimos utilizan los valores de la “democracia” sólo como pretexto para la desestabilización y el intervencionismo en todos los países de la región y el mundo que mantienen una política independiente y no subordinada a las directrices de aquellos.
A principios del conflicto, la entonces secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, reunió al llamado grupo de los “Amigos de Siria”, que tras agrupar a un centenar de países, acabó quedando reducido a sólo 11 de los peores enemigos del país árabe. Desde entonces, decenas de millones de dólares en fondos y armas, algunas prohibidas internacionalmente, fueron gastados en la misión de derrocar al gobierno de Siria y someter al país. Turquía y Jordania se convirtieron en lugares de entrenamiento y tránsito para terroristas internacionales que se dirigían a Siria para combatir contra el gobierno de Bashar al Assad. Ambos países albergaron también salas de operaciones donde los servicios de inteligencia de esos países y otros, como los de EEUU y Arabia Saudí, dirigían las operaciones de los terroristas en abierta violación del Derecho Internacional.
Cuando, y para sorpresa de los patrocinadores de los terroristas, los sirios no se rindieron y lograron resistir la agresión, aquellos idearon un complot para provocar una intervención militar occidental: la provocación con armas químicas llevada a cabo en la Guta Oriental en Agosto de 2013. El ataque químico tuvo lugar justo cuando varios expertos de la ONU, encargados de investigar el uso de armas químicas por parte de los terroristas el 19 de marzo de aquel año en Jan al Assal, acababan de llegar a Damasco. El escenario estaba, pues, bien calculado.
Pese a que el gas sarin utilizado no era del tipo militar de que el Ejército sirio disponía y a los relatos de varios periodistas internacionales que recogieron confesiones de terroristas en relación a su autoría del ataque químico y a la implicación de países patrocinadores del terrorismo en él, los gobiernos y medios occidentales acusaron directamente al gobierno y el Ejército sirio, sin ninguna evidencia, de haberlo llevado a cabo.
Al final, EEUU no intervino quizás porque Obama sabía perfectamente quienes eran los perpetradores reales de aquel ataque y no quiso caer en la trampa que ellos le habían tendido para obligar a EEUU a entrar en un conflicto que Washington, en realidad, no deseaba porque comprendía sus amplias repercusiones, incluyendo una posible guerra con Irán.
Hoy en día, los ataques con armas químicas del EI en el Aeropuerto de Deir Ezzor han servido para poner de relieve una vez más quienes eran las fuerzas reales que estaban, y continúan estando, detrás de tales horrores. Cabe señalar que varios informes han denunciado el apoyo de la Turquía de Erdogan a los grupos terroristas en la producción de armas químicas. Todos los componentes para la fabricación de tales armas proceden de ese país.
Los desmanes de los patrocinadores del terrorismo, como Turquía y Arabia Saudí, que no sólo han proporcionado una ayuda militar o financiera, sino también ideológica, a los militantes en Siria no han levantado la alarma en los países occidentales, ni siquiera después de que los terroristas wahabíes les golpearan a sus poblaciones en forma de masacres indiscriminadas en sus capitales: París, Bruselas, Madrid, Londres etc. El Reino Unido, Francia, Alemania, España siguen vendiendo armas al reino wahabí y han firmando recientemente un acuerdo, fruto del chantaje político, sobre refugiados con la Turquía de Erdogan.
Afortunadamente, Rusia, que también ha sido víctima del terrorismo, sí ha aprendido las lecciones sobre el riesgo que suponen los terroristas y ha visto ademas la agresión contra Siria como un ataque indirecto a su influencia en Oriente Medio. Fue así que ella intervino en Septiembre de 2016 en contra de los grupos armados en los que ha visto una amenaza para el mundo entero. Irán, por su parte, ha mantenido también un apoyo leal a Siria.
El factor más importante para la derrota de la conspiración ha sido la voluntad y firmeza del pueblo y Ejército sirios, que han frustrado todos los intentos de convertir a Siria en un país colonizado y dependiente, en un estado dominado por el extremismo religioso wahabí y fiel, al mismo tiempo, a las directrices del imperialismo norteamericano e israelí, el neocolonismo francés y el expansionismo neo-otomano del régimen de Erdogan.
Cabe también destacar la figura del presidente sirio, Bashar al Assad, que se convirtió desde el inicio del conflicto en el anatema de los potencias imperialistas y sus lacayos turco y saudí por mantener su alianza con Irán y Rusia y su apoyo a la resistencia libanesa y palestina y por rechazar todos los intentos de soborno que aquellas potencias le hicieron. Además, Assad se ha convertido en el símbolo vertebrador del Estado sirio y una garantía de su permanencia y continuidad.
Un reciente artículo publicado en el Daily Telegraph ha puesto de manifiesto el fracaso de los planes para derrocar al presidente sirio iniciados a principios de 2011 y los contrasta con la situación actual en la que las tropas sirias mantienen una actitud ofensiva que les ha llevado, en tan sólo seis meses, a recuperar una gran parte del país. El periódico señala que la salida del poder del presidente Assad ya no está en el orden del día y las pretensiones de la oposición siria, un gobierno de transición sin Assad en el poder, ya son totalmente irrealizables.

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