lunes, 11 de abril de 2016

¿España sin gobierno? Tierra y Libertad

¿España sin gobierno? Tierra y Libertad


A varios meses de las últimas elecciones, pudiera parecer que en España se vive sin gobierno. Sin una mayoría de ninguno de los partidos políticos en el Parlamento, se hace difícil llegar a un acuerdo para formar un Ejecutivo estable. El Partido Popular, la fuerza más votada, no tiene ninguna prisa por llegar a acuerdos; es más, no le importaría repetir elecciones pues, a pesar de los casos de corrupción, que muestran la podredumbre del partido, están seguros de mantener el número de escaños o, al menos de que no disminuyan mucho. Son las otras fuerzas políticas las que quieren a toda costa evitar unas nuevas elecciones. En primer lugar, Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista, que tiene claro que su partido no confiaría en él para seguir siendo el número uno de su candidatura. Tampoco a las dos fuerzas emergentes, Ciudadanos y Podemos, les conviene volver a poner a prueba a sus formaciones. La primera porque basa su estrategia política en la lucha contra la corrupción, pero con un programa que no se diferencia sustancialmente del Partido Popular. En cuanto a Podemos, su descomposición ha comenzado y parece imparable por mucho que su líder, Pablo Iglesias, intente poner orden con el único método que conocen los autoritarios: el ordeno y mando.
Pero, ¿realmente hay un vacío de poder? En absoluto. Con Mariano Rajoy presidiendo interinamente, todo sigue igual. Incluso mejor para la oligarquía, pues se están promulgando decretos que acorralan cada vez más las libertades cívicas y reducen los derechos de los trabajadores.
No nos olvidemos de que en España, la cifra "oficial" de parados alcanza casi los seis millones, lo que representa el 20 por ciento de la población activa. De esto no se habla, y para eso están los sindicatos, a sueldo de los diferentes gobiernos, para mantener la "paz social".
Se habla, en cambio, del derecho de autodeterminación de ciertas regiones, las más industrializadas hace tiempo y ahora con un enorme problema social latente. ¡Qué casualidad! La burguesía intentando siempre transformar la lucha de clases en lucha nacional; Capital y trabajo en unión interclasista para luchar contra los de al lado. Nos hablan de "hecho diferencial" y de conculcación de derechos culturales. ¿De verdad? Para nosotros, el único hecho diferencial consiste en el existente entre los explotadores y los explotados, y los derechos que se vulneran son los de los trabajadores. Lo demás son palabras vacías.
Pero esto no es nada nuevo. Todo empezó hace cuarenta años, tras la muerte del dictador. Los poderes del aparato burocrático, la burguesía y la Iglesia, forjaron un nuevo régimen, democrático, en el que lo más importante era que las relaciones de producción no cambiaran. Se sustituyó el sindicato fascista de afiliación obligatoria por la libertad sindical. Pero enseguida se firmó un pacto (el "Pacto de la Moncloa") entre Gobierno, patronal y sindicatos, que aseguraría esa paz social tan querida por la burguesía, es decir, la ausencia de conflictos laborales de consideración. Evidentemente, las fuerzas sindicales que no se sumaron al pacto (caso de la CNT) fueron condenadas al ostracismo: dejaron de existir para los medios de comunicación. Este ha sido el tablero de juego hasta ahora, y ninguna fuerza política, ni arraigada ni emergente, lo quiere cambiar.
Y esto último nos lleva a reflexionar sobre Podemos, el partido político de nuevo cuño que se erige en representante del movimiento de indignados, el 15-M, de toda la gente que está harta de políticos y gritó "no nos representan". Una élite de militantes y exmilitantes de la izquierda política se encaramó a los movimientos que surgieron al calor de las necesidades sociales para, supuestamente, llevar su voz a los ayuntamientos, parlamentos regionales y Congreso y Senado. Debido al desencanto político, la jugada no les salió mal del todo. Del "no nos representan" pasaron al "nosotros sí os vamos a representar". Pero, como no puede ser de otra manera, se creó una estructura política jerarquizada y, por tanto, autoritaria. ¿Los resultados? A la vista están; aparte de los espectáculos que suelen protagonizar en los diferente plenos municipales o parlamentarios, su política es la de siempre: no se tocan los pactos antiobreros, la Iglesia católica sigue siendo predominante, mantienen la política de diferenciación regional, continúan con el clásico lema de "no te movilices que ya solucionaremos nosotros tus problemas desde el poder". Para abonar esto no podemos olvidar la actuación de la alcaldesa de Barcelona declarando que la huelga de los trabajadores del transporte público urbano no era legítima y blandiendo como argumento la "media" del salario de los trabajadores. O la alcaldesa de Madrid, que quita y luego vuelve a poner monumentos fascistas, declara que renuncia a remunicipalizar los servicios de limpieza urbana o se inhibe cuando dos titiriteros son encarcelados por representar una farsa donde supuestamente se enaltece el terrorismo, que había sido programada por su Ayuntamiento. Aunque quizás el suceso más indignante haya sido el de una de sus concejalas, que hace años participó en una acción para que se clausurara la capilla católica de la Universidad y ahora ha pedido perdón al obispo.
Evidentemente, en España hay gobierno: el de siempre, el de los políticos instrumentalizados por la burguesía y la Iglesia
Alfredo G.
Enlaces relacionados / Fuente: 
http://www.nodo50.org/tierraylibertad/333articulo2.html

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